Partida Rol por web

Al final pasó lo que tenía que pasar, la gente se emperra enseguida y oyen palmas y ya'stán bailando. Así que el alcalde autorizó la verbena, pero claro, si no pagaba ni un duro él. Le tocó al negraco y a la gachí pagarlo to', las banderillas, el vino pa hacer espuertas llenas de zurra, el alquiler de las sillas, el equipo de música ¡y una charanga!, toíco lo pagaron los forasteros. El alcalde ya se estaba buscando las mañas de que se pasaran por ahí tamién en verano pa pagar toas las verbenas, como si hubiera encontrao una mina de oro.

Aquello se lleno de gente del pueblo, la mayoría las mujeres viejas bacineando sentás en primera fila, que no se animaba nadie a bailar porque decían que hacía muchismo frío. Pero enseguida los mozos y mozas s'animaron con unos chatejos de vino y en cuanto empezó a sonar paquito el chocolatero, se dispusieron en filas al grito de "¡eh! ¡eh! ¡eh!". Aquello era una fiesta como dios mandaba, además que no había ido ni cristo a trabajar con la excusa y estaban tos allí presentes. 

El Rubio fue de los primeros en apuntarse a la verbena. Le gustaba la juerga, el beber, las mozas piripis moviendo carne y, sobre todo, le encantaba que hubiera un par de forasteros en el pueblo a los que soltar su inagotable brasa. Que los locales ya le tenían muy visto y salían corriendo en cuanto le veían asomar por la puerta.

-... pues nada-le decía al negro blandiendo su chato de vino-que se conoce que al final no era hijo suyo sino del cura. Pero no del de antes, que se murió, sino del de Chotavenas del Lagarto, que es un pueblecico de allí arriba de las peñas que no se arrima ni el aire por muy caliente que vaya. Porque aquí todo el mundo presume de entendederas pero ya le digo yo, ya le digo yo, que al final el que no corre, vuela. Y todo lo que vuela, buena sombra le cobija. Vaya que sí.

Dedicó a la moza que acompañaba al negro una sonrisa desdentada con un palillo en la comisura:

-Y tú ¿qué? ¿Ya tienes novio o te has de quedar para vestir santos? Porque te veo muy arguellada, hija mía. ¿Ya comes bien de rancho en el ejército? 

Ea ea, que al final se hizo la verbena. Eso ya me contentó más, porque ¿sabes tu? Una verbena, es una verbena. Es pa bacinear. pa chispa`se, pa bailar...Y en ello estaba yo. Bailaba paquito el chocolatero con mi Paco:

Mi Paco iba un poco mamao. Asin más colorao que un tomate, y con la sonrisa contentilla. Más de una vez ya me había pegao un pellizco en el culo, y se me había acercao al oido al rezo de "Hoy t`ato con alambre de parra, y te doy hasta q`uescueza, moza hermosa" !Y yo me puse colorá! Como cuando tenía quince y me dí mi primer sobe con el Fermín, el Culebra, en la pocilza de su padre, donde tenía los gorrinos.

- Ea, voy a por otro chatejo. Que s`animao la cosa, Paco - digo toda contenta, y voy a pedirme otro chatejo, que esa noche iban a saltar chispas.

Pos sin saber como, sin comerlo ni beberlo, allín estaba el Yosua, más pedo que las ratas. Animalico... Pos se conoce que no tié ni idea de los licores del pueblo, y las mozas pa reirse del le ponen de tó en el vaso. Y él, que aunque listo, es más inocente que un chachorrillo pues to pa dentro. Y claro, asín pasa despué.

-Ou yea!!! Ai laik de pari!!! ¡¡¡TARARARARA!!! ¡¡¡EH!! ¡¡¡EH!!! -El paquito el chocolatero y to las mozas bacineando, mezclao con tol alcol no podía deparar na bueno. Y claro... Pos pasó lo que pasó, naide sabe si fue sin queré o no, pero el Yosua le tocó el culo a la moza equivocá... Guantazo de la susodicha, guantazo (de media vuelta en la otra mejilla) de la Paqui q'andaba cerca y risas generales. Y tol pedo se le fue de golpe al guiri, con diez dedos marcaos en la cara.

-Ou chit!!! Paqui, ejcucha... Dis is not lo que parese... Mi no quería tocar culo... ser un terribol accidente...

Y pa'ya que va el guiri tras la Paqui pidiendo perdón.

Evaristo llega a la fiesta con una de sus cabra al lao que no hay na como una cabra pa anima todas esa fiestas. 

Hoy por se un dia especia viene bañao y con colonia que las cabra to lo que uno quiera pero huelen a perrillo mojao y al fina a uno se le pega el olor.

Durante la fiesta se dedica a bebe con moderación que viene a ser hasta tambalearse de un lado a otro pero recordando to lo que uno hace al día siguiente.

La verbena va fenoma, el ve a las morza moviendo cacho y algunas lorzas es algo siempre de agradece -Ay oma que ricas, que le su metía a esa morena una naranja en la boca y le daba hasta que saliera fanta- piensa para si, sumergido en estos pensamientos ve la escena del Yosua que unido al efecto del vino hace que Evaristo se descojone vivo.

La mayoría de los vecinos parecen estar ocupados así que decide acercarse a "el rubio":

-¿Que pas..ha rubio...pea..so verbena eeen?...hip...más de la capi..ta co..mo esto hasen falta en el pue...blo..hip

Pos no me tocan el culo y es el jodío guiri, como se lo cuente al Yona se va a enterar. Por lo pronto le marco la cara con una hostia a media vuelta, que s'entere que eso no es suyo. Que tampoco era la primera vez que el guiri tocaba cuando iba pedo a vino, anda que no le gustaba el vino tamién. Se le veía a leguas al Yosua que iba mamao con las orejas y la nariz colorás.

-Mira, mira Yosua- le amenazo de nuevo con la mano abierta antes de irme. -Se lo vía a contar al Yona que tiés las manos mu largas, verás como se te quita to la tontería.

-Plis, don tel Yona... Que ha sio un erró. -La sola idea de tené que hablá con el Yona hace que se cague la pata'bajo, ques mu burro el Yona... Si será burro que chafa las latas de fanta con el melón d'un golpe.- Mi te pué prepará un pontingue güeno pa que tu piel brille mejó y má guapa, tu sei am sorri, ok? -Porque al Yosua lo de los yerbajos machacaos al estilo meiga se lendaba mu bien, y eso era verdá. Cuando s'aburria en el campo cogía matojos con los q'acia potingues pa las abuelas y las mozas.

El marío de la Pitones estaba más colorao que el día que el guiri se ahogó con una aceituna porque no sabía que tenían hueso dentro. Iba dando tumbos de un lao a otro, cual toro esperando a que le den la estocada. Aunque lo más significativo del Paco Pepe eran los ojos, que estaban que se le salían detrás de las faldas de las mozas, aun con leotardos puestos y to, lo bien que enseñaba la juventud lo suyo.

Cuando su Pitones dijo que iba por otro chato vino, se acabó el que llevaba él en la mano de un trago y se agarró a su mujer tocando bien culamen. -Ea, Cipriana, yo voy contigo no sea que te me pierdas... Qu'esta noche te vía meter de to menos miedo.

Y cuando voy a por ese chato de vino, siento que mi Paco se me agarra. Se me agarra como se agarra una garrapata a un perro en pleno calor de agosto. Asín, con ansia. Me palpa bien el culo, y yo me pongo iguál de colorá que él o más. Porque la mujer, en publico tiene que seguir apreciendo cándida y señorial, aunque luego en las intimidades le haga el saltao de la cabra en campanario al señor esposo. Pero en público no. Que luego la gente habla mucho.

- Ay Paco. Esas manos...- se las aparto con toda la verguenza- Que m`acaloras más que un litro al sol en día de vendimia. Que te viá cortá las manos, Paco...- pero lo acompaño con una risita, que ni de quinceañera con ganas de que le arranquen el refajo con la boca.

El Rubio dio una orgullosa palmada en el hombro del pastor mirando a los forasteros:

-Y este... uf, este. Aquí donde lo ven, este, to lo bruto y asilvestrao que parece, es de bonísima familia-normalmente, Servando no hablaba bien ni de sí mismo pero, en habiendo gente nueva en el pueblo, no podía dejar pasar la oportunidad de quedar bien-Resulta de que su tatarabuelo, que era salteador de caminos aquí por la sierra, se cepilló a una marquesa en un sembrao... Ojo, cepillar digo en el buen sentido de la palabra, ¿eh? No que se le cargase ni que ella no quisiese, que ya por aquel entonces te metían un puro por menos... bueno, que la vino a dejar preñada y desde entonces tenemos realeza en el pueblo. El día que el Juan Carlos y su banda se queden sin línea sucesoria ya les digo yo que vendrán por aquí buscando a este albardao.

Ante la mirada de estupor del Cabronero, Servando le pasó un vaso de tinto e hizo un brindis:

-¡Por las güenas familias!

Lo cierto es que con la que llevaba encima Evaristo no se esta enterando ni de la mita de lo que le quiere conta el rubio pero por lo visto por medio la historia había una condesa, quien pillara una de esa pa desposarse y no tene que preocuparse del parne nunca más. Aunque la última parte como buen hombre de pueblo que es si que la entiende bien por lo que acerca el vaso al del rubio para brinda.

-Eso, eso por las buena familia y por la buena gente..hip..paga las verbena

Decidieron que la fiesta tuviera lugar, pero que cargase a nuestra cuenta. "Que páeso labéis liao vosotros!", argumentaron. Dado el objeto de nuestra misión, debíamos permanecer en el lugar, esperando y estudiando a los individuos con el fin de descubrir al Elegido. Y aceptamos. "Tanque, carga un maletín tipo Bárcenas", y ya teníamos dinero para comprar el pueblo en el maletero del Cadillac.

Cuando la fiesta empezó, o como ellos la llaman, berbena, todos parecían menos tensos. Se veían más amigables que en el bar. Así que supongo que es un acierto, pues es importante que nos acepten y nos consideren aliados por si la cosa llega a complicarse. No quiero cogerles afecto, pues cualquiera puede convertirse en un Agente en cualquier momento. Simplemente me integro, pero sin bajar la guardia. Trinity me guarda la espaldas en todo momento. No estaba de acuerdo con lo de la fiesta. Lleva mal relajarse.

Estoy sentado en una mesa, junto a Servando, tomando vino, o chatos, como ellos dicen. Me está hablando de las conexiones sociales que hay entre ellos, me explica quién es cada uno, su función en la sociedad, tanto laboral como social. Entiendo que hay algunos cuya función es simplemente mantener el buen estado de ánimo, y afianzar las relaciones entre vecinos, ofreciendo asuntos sobre los que hablar, o como ellos dicen, cotilleos. Yo intento prestar atención, pero son demasiados nombres, y extraños nombres, y demasiadas las conexiones que hace entre ellos. Así que llegado un punto, sólo le sigo la corriente.

- ¡Por las buenas familias!

No entiendo por qué Morfeo aceptó hacer esta fiesta. Pero confío en él. Es mi Capitán. Mi deber es protegerle. Estoy a su lado, de pie, atenta a todo movimiento. Oigo lo que le cuenta Servando. Creo que me pregunta si tengo novio. Me limito a sonreís. Cada vez hay más gente, no sé de dónde vienen, superan ya el censo que teníamos. ¿Vienen de los alrededores? La situación me parece tensa, todo el mundo parece descontrolado, no hablan, gritan. Los jóvenes bailan, los más mayores se sientan en mesas alrededor, a beber grandes cantidades de vino. Hay mucho ruido. Morfeo me ha ordenado relajarme, pero con este ya van tres los señores mayores que pasan a mi lado y me rozan el culo. Les partiría el brazo.

Y así pasó que la Paqui se chivó al Yona el Mascachapas, el cani del pueblo. Que s'hacía llamar así porque desde pequeñico siempre había llevao el aparato aquel pa los dientes, asín con tos los alambres travesaos y tol mundo sabe que los niños son mu joputas. Y el Yona miró al Yosua con cara de hostia y ahí se mascó la tensión, que le había toqueteao lo que era suyo y todo el mundo sea de pueblo o capital sabe que eso no se hace.

Se formó un corrillo en torno a ambos jóvenes, donde el guiri no sabía bien que'staba pasando ahí. Aquello le parecía una d'esas tradiciones de las tribus indígenas que tanto había estudiao en clases de evolución del comportamiento, allá en las Inglaterras. Vamos, que el guiri no se olía que le iban a llovar de hostias.

Cuando la Paqui me cuenta lo que ha hecho el jodío guiri, me sube asín una cosa desde el vientre que lo único que quiero es mandarlo de una hostia de vuelta a su país. A ver si se pensaba el jodío guiri que iba a venir a robarnos a nuestras mozas.

-Tú t'as pasao de listete, Yosua...- digo acercándome con la mano abierta y mordiéndome la lengua con toa la rabia pa soltarle una hostieja en toa la cepa de la oreja.

El guiri, entre pedo que iba, las mejillas calientes por el alcohol (y el par d'ostias que s'habia llevao) y el mogollón de gente que había alrededor, empezaron a darle los nervios y los calosfrios. Y claro, acalorao que iba pues se quitó la camisa, y en esto, pues que le cae l'ostia del Yona, que lo pilla con la camisa a medio quitá, como con las manos atás a l'espalda.

Y de la guantá, sin punto de apoyo ni ná, pues que se puso a dar vueltas com'una pionza desas de los zagales. Ains eso si que son juegos y no lo de la pliboy esa que juegan los zagales de la capitá. Un auténtico deporte d'ombres... Pero que me'n voy por las ramas como el Rubio...

Pos el caso es que después de dar un par de vueltas, el guiri acabó cayendo de cabeza n'el pilón, con las manos atás, peleando con la camisa que se la había quedaó atasca, ni p'alante ni p'atras. Y como que casi s'ahoga. Y con el frío que hacía, sin camisa en el pilón, pues que s'estaba poniendo morao por momentos... Y claro, la tiritona, el acento guiri, y lo acalorao qu'iba, pues no selentendia na.

-Gggg... uuuu... guu... aiiii... Miii... miiii... No... quié... pe... pe... peleá... -Dijo levantandose como púo cuando se quitó la camisa y puo ponersen pie nel pilón. Con las manos en alto como pa rendirse.

Al ver a los jóvenes pelearse me pongo en guardia. Morfeo no se inmuta. Imagino lo que piensa: "Cada uno hace lo que debe hacer. Cada uno toma su elección". Me limito a estar atenta a movimientos raros mientras mi capitán sigue disfrutando del vino y de la agradable conversación con los buenos hombres del lugar.

-Naaada, tranquilo-el Rubio seguía trasegando vino y le quitó importancia a la pelea con un gesto-Si son críos jugando... cuando yo tenía la edad de esos estas cosas las arreglábamos a navajazos y, como te pillaran bien pillao, los de la casa socorro tenían que ponerte el algodón con una horca... mire, Mufeo, mire qué joyica tengo para pelar las naranjas.

Y se sacó del bolsillo una cachicuerna automática de las que hacen siete veces click al abrirse y que llevan escrito en el mango "Viva mi dueño".

-De estas ya no se hacen...