Partida Rol por web

-Pues si no se muere-el Rubio miraba al negro inconsciente con el ceño fruncido (el Rubio)-va a haber que hacer algo porque no lleva encima ni papeles, ni cartera ni nada. A ver si va a ser un inmigrante iligal... lo mismo es rumano y todo.

Dedicó una mirada al alcalde:

-A mí todo esto me huele a chamusquina requemada. Fijo que el elegido ese que decían era para meterlo en una patera o algo.

El guiri se acerca de nuevo al ver que el cabronero había arreglao al negraco. -Pos pa mi que aquí vamo a hase poca cosa... ¿Ande para el pasticante? La verdá es que to esto e mu raro... A ve a santo de qué vienen los dos payos esos lechosos a joer la marrana. Is veri strainch...

Madre mia, la gachí si que estaba mu mal. Perosque...el negraco.... No lo llego a ver mu bien, pero pa cuando me vuelvo, parece que lastá enroscanco. Pero el Carbronero, paece que tié buena maña. Ea.

- ¿Ahora sus dais cuenta de que esto huele mu mal? Ya lo dije yo, cuando aparecieron estos dos por cal Mariano...- dando con el pie en el suelo, y de nuevo con los brazos en jarras. - Que era mustraño to...Pero sus pusistis de cabezones...No ma`cís caso nunca...

Despues de que el negro dejara de moverse con una trucha fuera del agua, Evaristo escucha a sus vecino, lo cierto es que si que to eso era más raro que un perro sin diente, que aquello no olía a chamusquina, aquello olía directamente a pinar quemao:

-Que ji vecino que teneís toa la razón de que esto es rarisimo, pero creo que era mejo arriegarse a que sus fueran del ejercito de verda..bueno no para todos mejo...-Dijo mirando al cansaliebre- pero yo pienso que lo mejo ahora e preguntarle a la Trini quienes eran los hermanos titanlu.

Dicho esto se acerco a la Trini:

-Trini mira -dice guardando cierta distancia- que estamo aqui lo del pueblo pensando que to lo que a paso e mu raro y nos gustaría sabe cosas como por ejemplo a cuento de que han venio esos dos de blanco a chafarno la fiesta, pero sobre to lo quiere sabe el cansaliebre que al pobrecico le han destrozao er bar y a ve ahora que hace el con su vida.

Mientras el Evaristo le daba conversación a la muchacha y la Cipriana nos decía que tenía razón, hay que ver que morro que tiene la condená, yo me fui directo al teléfono.

Ya estaba hartito de to´l sarao que habían montao y decidí tomar cartas en el asunto, que p´algo soy el alcalde, redios.

- ¡Paca!- Grité al ver que descolgaba la mujer del Laureano, si hombre el guardia que lo habían destinao de la capital y estaba el pobre más perdio que muerto en una boda. - Dile a tu marío que tire pal ayuntamiento a escape. Que no se qué hostias hace que no está ya aquí . Copón. Y colgué dando un golpe al uricular como hacen en las piniculas los que mandan cuando están enfadaos.

A luego me revolví pa onde los demás frotándome las manos. - Hala. Ya está avisao el Laureano. Que venga y los detenga. Y aquí paz y después, gloria.

Miré al Cabronero cuando se pone a hablarle a la Trini. ¿Pero es que no veía que estába mas pa ya que pa cá?

- Cabronero, copón. ¿No ves questá con to su apechusque? Déjala que se reponga un poco. Que le vuelva el alma pal cuerpo. Un lincotazo de orujo. !Ea! Eso es lo que nicisita - digo, dándo una palmada y todo. Pa mi, había tenío la mejor idea del mundo. El orujo fuerte de devuelve la vida hasta a María Santísima.

Y en una corría por allí apareció el Laureano, que le decían el guacheras. El mote era mu evidente porque al hablar siempre se le quedaba asín la babilla a los dos laos de la boca, las guacheras que se dice. 'Amos que daba mucho asquismo que tol mundo se reía de su mujer porque tenía que besále la boca a semejante ser... Aunque siendo como era la Paca, lo mismico seguía sin estrenar ende la boda, que ella era mu terca y con mu mala folla, más que la pitones si se ponía. Ahí siempre había un pique por saber quién era la macha alfa d'esas en el mercao, a ver a quien atendían antes y le daban la lechuga más hermosa.

-¿Que ocurre?- dijo entrando con urgencia, recolocándose el gorro de picoleto y recomponiéndose el traje. El Laureano dormía allí con la mujer porque el alquiler les había salío más barato y porque ella no quería quedáse en Mojuéllamos, así que s'hacía to los días un porrón de kilómetros pa ir a trabajar y por eso dormía más que una manta, pero tamién madrugaba más que las gallinas. Bastante sabía el pobre c'hacía to eso pa que su mujer pudiera ir a diario a Becerril de los Llanos a ponerle una cornamenta a juego con las guacheras.

El guardia civil miró a los forasteros tiraos medio idos en el suelo y estaba más perdío c'un hijo puta el día del padre. -¿Están muertos?- dijo alarmao, poniendo el grito en el cielo. -¿Pero que habéis hecho bestias?

- !Ay Laureano! ¿Que capasao? Pos lo que tinía que pasar - digo con muchas leyes - Que los hombres sois mu borricos. Les dicía todo el rato "que no son fe fiar, que estos mu raro". Asín con la mastiná. Pero ea, verbena y mira. Canvenío dos gemelicos, asín muy paliduchos, y sanpeleao con estos dos - señalo a los forasteros - Y los han dejao mas pallá que pa cá.

No podía evitar mirale las guacheras. Con razón su mujer le ponía la cornamenta. Que por otro lao menuda tiota, como le gustaba lleváse lo mejor del mercao. Pero esa a mi no me ninguneaba. !Solo eso faltaba!

A la llegada del guardia civi Evarito deja a un lao a la Trini

-Hombre Laudeano que de tiempo...esto no e lo que parece, nos hemos traio esto dos aqui por que como dice la pitones han venio dos gemelo y les han dao hasta en el carne de identida. Tu que entiende de estas cosa, estos dos nos dijieron que son del ejercito ¿Tu que crees?, por que ya por aquí estamo empezando a pensa que el negro es un inmigrante de eso, que no se como ha llegao porque aqui no hay donde mete la patera y la Trini bueno...ni idea, lo mismo e una albina de esas que la quieren mata en su país y también se ha fugao...aunque para albinos los dos que han venio antes ¿Eh gente?.

- A ver, Laureano. Me detienes a estos dos pájaros por destrozar el bar del Mariano y el mobiliario urbano del la plaza´l pueblo. Ten cuidao con ellos que a lo que parece dan unas hostias como panes. Los metes en el calabozo hasta que se aclare si son del ejercito o de adonde leches han salío. Y a luego, te vas a buscar a unos gachós mu raros. Tate tranquilo que encuanto les eches el ojo vas a saber que son ellos. Y esos en toavia son peores… que son los que han puesto a estos dos asín.

Viendo que se estaban repartiendo triunfos, el Rubio decidió arrimarse al sol que más calentaba, o sea, al alcalde.

-Ahí, ahí-subrayaba sus palabras-Lo que dice aquí, la autoridad. Yo ratifico todo. Y si hay que declarar, pues se declara.

En más de una ocasión Servando se había hecho detener por la Guardia Civil para darle la brasa a los del cuartelillo. Por lo general, solía ocurrir cada vez que llegaba algún cadete nuevo, como novatada. Luego ya no le paraban ni para pedirle la hora.

Miro al alcalde. Los forasteros no eran santo de mi devoción, pero hasta yo sabía que lanrroscaban como los movieran.

- Muchacho..¿Tu tas pensao bien eso qui dice? Estos lanrroscan en un calabozo. Asperaté. Si no digo que no den cuenta de locanecho. Pero asín...No los pueden detener asín...- añado. Vamos, creo que era algo de dos y dos son cuatro. Y eso que a mi nunca se me habían dao na bien las matemáticas en el colegio.

Evaristo mira al resto de sus vecinos:

-Yo estoy de acuerdo con lo que dise la pitone, como movais a estos do ahora creo que no llegan ni a la esquina. Hemos llamao ya a un practicante hase un buen rato, pero el mu joputa lo mismo esta en su hora del cafe y no apareje por aquí hasta quien sabe

Laureano tu que tiene mucha autorida llama al medicucho este a ve si viene de una ve, que como se nos mueran estos dos guiri o inmigrante o lo que sean en el pueblo, se puede lia una buena.

-Que digo yo que los podríamos de atar o algo, no sé, con un cordel o un alambre, na más por un si acaso-sugirió el Rubio-Después de la que han liao en la verbena cualquiera se fía. Evaristo, hijo, tú eres el elegido: átalos a cal y canto.

La benemérita se rascaba la cabeza mientras escuchaba que tenía que atar a unos y a otros. Él no entendía un pijo de qué había pasao, allí delante solo'staban los vecinos y dos forasteros hechos cisco en el suelo. Viniendo había visto la plaza hecha mierda tamién, como si hubieran tirao una bomba tómica d'esas.

-A ver, a ver, haya calma- dijo levantando ambas manos en alto pa que le prestaran una poqueja de atención. -Yo a esta gente no la muevo, si tenía que venir el médico, pues le esperamos y ya. Así que a esta gente mejor no la tocamos, que un negro me huele a inmigrante y a saber si no se han saltao la frontera y hay que llamar a los de la capital... Ahora me explicáis de dónde han salío, porque esto ni militares ni na, los militares van vestíos de camuflaje y con sus medallicas y to eso por servicios prestados...- parpadeo un par de veces, aún sin creerse el circo que había montao. -¿Y gemelos? ¿Qué gemelos? Si decís que son ellos los que han hecho el destrozo, ¿cómo no los habéis parao y me habéis llamao antes, copón?

¿Pos no venía el Laureano ahora a desir que teníamos que haber parao a los lechosos nusotros? Menuo morro... Con tal de no trabajá, cualquier excusa era buena...

-Yu ar a fukin couar Laureano. -Dijo el Yosua dándole una palmada en el hombro mientras asentía a sus palabras. Algunos del pueblo sospechaban que aprovechaba el guiri pa poner verde a algunos con el rollo de que no se l'entendía na. Y en este caso pues como que si, ¿qué no había que habían hecho los melgos con la paré del bar del Mariano? ¿Como pa ponerse enmedio? Ah, nononono... Que pa eso está la meneterita.

Y como respaldando sus palabras, se dirige a la pitones repitiendo las palabras de Laureano. -Si muvemos al Mufeo, yo pa mi quespicha yus jiar. Is mejor lif dem quietos.

Y de repente le vino la inspiración... Si la gente creía que los gamusinos eran un mito, lo mismico los melgos eran algo raro, parientes del chotacabras o algo asín. Y como de leyendas sabía un rato, pues que se va de vuelta a la fragoneta y vuelve con una ristra d'ajos gordos colgá al cuello. -Jei!!! Ai am siur!!! ¡¡¡Los melgos son vampiros!!! ¡¡¡Y estos son cazavampiros!!! Siur!!! Tenemo que llamá al Pare Migué, y prepará estacas y agua bindita, por si vuelven...

Cuando Evaristo ve al guiri regresa con to lo ajos colgao, empieza a alucina ma que el hijo de la Montse el día que pillo unas setas de esas rara por el bosque y se las comió sin guisa ni na.

-¿Pero Josua que ise, ande va?, yo creo que lo efecto del calimocho aún no se tan pasao, que vampiro ni que ostia, los de blanco lo que son, son unos malfollao que san cargao la verbena cagoento.

Luego mira a Laureano:

-¿Pillarlos nosotro? Jajaja, tu e que no los viste compare, que saltaban ma que una rana dopa y repartían ostia como pane, ademá desaparecieron de pronto sin deja rastro como er Coperfi ese raro de la tele.

Me llevé las manos a la cabeza cuando el Josua empieza con que si son vampiros. Este sabía quedao tonto. Y pa tonto, ya teníamos uno. Mas tontolpueblos no.

- Anda, anda...Al guiri lan subio demsiao los chatos. Anda y se salga pa la puerta que le de la fresca una miaja. ¿Pero cómo vanasé vampiros? Anda, anda...Vamos de dejarlos al repose, y que venga el praticante y les revise, o les mande la midicina que sea. No seis borricos...Cosvengo avisando toa la tarde...Nunca macís caso...

Yo lo único que quería era un poco de tranquilidá. Y los desgraciaos de mis convecinos nada más que me enredaban toos los líos.

- ¿Sabéis ustedes lo os digo? – Dije asín con los brazos en jarras como si fuese un botijo. – Que si no los queréis llevar al calabozo, me da igual. Ya´stá aquí la benemérita pa encargase de ellos.

- Que no puedo pa con ellos. Que no puedo. - Fui pensando hasta que me senté. Apoyé la cabeza en la mano, y el brazo en la mesa, asín muy teatral. Como en las piniculas, vamos.