Partida Rol por web

Piratas: La búsqueda del Oro de los Incas.

Capítulo 4: "La mar estaba serena..."

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06/03/2009, 03:28
Director

Con la calma del amanecer del segundo día después de la fiesta, os encontráis todos en el barco, aún en el Puerto de Tortuga.

Ahora ya sin dos integrantes de la tripulación...

María, la huerfana que todos querían... ( bueno, casi todos... )

Y Crow, el mejor navegante que surcó los siete mares...

Estáis intentando comer el desayuno que ha preparado Elisabeth, con un dolor de cabeza que podría matar a un elefante...

Westen aún sigue mirando mal a la nueva, la cual, nadie sabe por qué, no se ha ido a ningún lado, sigue allí con vosotros, y claro, sin mostrarle al vigia lo que tanto quiere ver...

El doctor está sumido en sus pensamientos mientras bebe un poco de café. ¿Estará recordando a los caídos? ¿Estará recordando como destruyó a Necros? ¿En que demonios estará pensando el simpático doctor Spade?

La Capitana aún no ha salido de su camarote, el cual tiene nuevamente la lámpara colgada del techo... esperando que algún miembro de la tripulación la descuelgue de algún modo.

Piratilla revolotea alrededor de vosotros, intentando que alguien le de un trozo de pan... pero nadie le presta atención al loro verde...

¿En que nueva aventura se embarcarán ahora los piratas?

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06/03/2009, 13:22
Peter de Vries

Finalmente, me espabilo tras una noche agitada en la que ha corrido el Ron en abundancia. Salto de mi litera y trepo por la escalerilla para salir ha cubierta. Lo primero que hago, es inspirar profundamente el aire para llenarme los pulmones de aire cargado de salitre.
Y después, me dirijo a la olla que hay en medio de la cubierta. Pues su aroma, es inconfundible. Agarro un pote de los que hay situados a un lado y me sirvo una ración abundante de café negro y espeso. Lo bebo lentamente disfrutando de su sabor. Pues es denso y cargado. Como a mi me gusta.
Y ya totalmente espabilado, sonrio levemente. Pues aun tengo algo que hacer.
Bajo por escotilla principal de la cubierta, esta vez por la escala central. Y ya en la cubierta inferior, entro en un cuarto situado enfrente de la santa barbara. Allí, están almacenadas las velas y las cadenas de repuesto del timón. Y también, varios útiles.
Agarro un martillo y algunos clavos largos y me los guardo en uno de los bolsillos de mi pantalón.
Vuelvo a ascender a la cubierta principal y me dirijo a proa de la nave.
Allí, en donde ambas amuras se estrechan y desde donde sale el bauprés, ato un cabo al mismo y me deslizo por el hasta quedar colgado.
Enrollo el cabo en torno a mi pierna derecha y agarro el cráneo de Necross. A lo largo de la noche, ha empezado a pudrirse y su hedor, empieza a resultar molesto.
Y yo, miro a los ojos ya putrefactos del bastardo y digo
No se si a partir de ahora, veras gran cosa. Pero te aseguro, que te vas a pasear bastante.
Con la mano izquierda, apoyo el cráneo contra la proa de nuestra nave y, con la derecha, agarro uno de los largos clavos que he cogido.
Atravieso uno de los ojos del cráneo y lo hundo a través de la carne podrida y el hueso hasta llegar al fondo.
Uso el martillo para terminar de clavar el cráneo a la madera y repito esta operación a través de su otro ojo y de la boca. Martilleo con fuerza los tres clavos para dejar fijado el cráneo. Y después, martilleo un poco mas para asegurarme de que no se lo llevara un golpe de mar.
Como me quedo dudando, agarro un cuarto clavo y, destrozando el cartilago de la nariz, también lo hundo hasta el fondo.
Una vez que he terminado, añado mirando al cráneo.
Al final. Ni vas a ver nada, ni vas a decir nada, ni tampoco a olerlo. Pero las orejas te las respeto. Al fin y al cabo, las ratas tienen derecho a llevarse algo al estomago. Y si no te gusta, bastardo, a mi tampoco me gusto que uno de los nuestro cayera ante tu acero. Ahí te quedas bastardo
Y bastante satisfecho, me guardo el martillo y trepo por el cabo hasta volver a la cubierta.
Decididamente, me noto de mejor humor después de decorar un poco nuestro barco.

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07/03/2009, 00:07
Stanley Westen

Stan había subido a su puesto de vigía. Le gustaba pensar allí. A su lado una petaca llena de ron de los barriles de la bodega.

La chica que habían rescatado no le había dejado ver el medallón y no parecía tener intención de hacerlo. Niñata desagradecida...

Dio otro largo trago al ron y observó la salida del sol. Allí, al este, estaba su casa. No la echaba de menos, puede que dormir en una mullida cama, quizá el darse un buen baño... pero por lo demás aquello no estaba tan mal.

Cogió el catalejo y lo enfocó en la cubierta. Buscó a la chica, y finalmente se encontró con sus pies. Subió desde ellos y alcanzó el canalillo pasando primero por los muslos y el abdomen. Se recreó en él antes de fijar la vista en el relicario. Giró de nuevo la lente para enfocarse en el colgante ¿Estaría abierto?

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07/03/2009, 00:36
Director

Bonitos pies...

Bonitos pechos...

Uish... si... está abierto...

Manipulas el catalejo para enfocar bien la imagen del relicario... a la derecha, puedes ver la imagen de un hombre, con bigotes, bastante bien parecido, la verdad es que es muy guapo...

Pero a la derecha... ¿A quién te recuerda esa mujer?

Intentas hacer memoria, claro, pero los recuerdos no llegan a tu mente tan rápido después de litros y litros de ron...

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07/03/2009, 00:40
Stanley Westen

Stan recogió su catalejo y se lo metió en el bolsillo que tenía precisamente para ese instrumento.

La cabeza la daba vueltas, y el barco a su alrededor parecía bambolearse más de lo que debía, teniendo en cuenta que estaban amarrados a puerto.

Sentado como estaba, con los pies colgando del puesto de vigía golpeó su cabeza repetidamente contra el madero que hacía las veces de barandilla.

¡Necesitaba recordar! ¡Maldita sea!

El ron, combinado con los golpes auto-inflingidos, produjo un efecto anestesiante. Se dejó caer de espaldas en su puesto, los pies colgando por un lado y las manos asomando por el otro. En su caida hacia los brazos de morfeo empujó la petaca, que rodó hasta el borde de la plataforma, derramando su contenido primero y cayendo hasta la cubierta después. Cayó a los pies del doctor con un ruido sordo, al mirar hacia abajo Spade pudo ver su figura deformada por la curvatura de la lustrosa petaca.

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07/03/2009, 01:15
Coraline

Había amanecido bastante adolorida. Es cierto eso que dicen que después del reposo se nota más el cansancio. Sin saber porqué, el perro-lobo continuaba a su lado. Lo miró extrañada, y el canino le dedicó un suave ladrido. No pudo evitar una leve sonrisa... extraña expresión..que hacía mucho que no producía. ¿Quién era ella? ¿Qué hacía en aquel barco? ¿Porque continuaba en ese? Eran preguntas que no tenían respuesta aún.

Decidió subir a cubierta y respirar algo de aire libre. Inspira con fuerza mientras estiraba los brazos para luego soltar el aire con lentitud. Deja ir un leve quejido por los estiramientos a causa de las heridas. Cuando intentaba relajarse, oye unos martillazos. Dirige su mirada hacia donde provenían y observa como uno de los tripulantes clava el cráneo del que parece ser Necross. No se acordaba de mucho, pero seguro que ese maldito malnacido era el responsable de su tortura. La verdad es que no quedaba nada mal ahí.

Luego, oye unos golpes, que provienen de arriba, del puesto de vigía. No tarda en caer una petaca. Alguno que iría borracho... pues vaya un vigía, si va ebrio a estas horas de la mañana... Pero en fin, a ella le daba igual... supongo que después de su comportamiento de ayer no le dejarían quedarse en el barco..

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07/03/2009, 13:53
Vargo Hoat

Vargo se despierta de su amaca,encontrándose totalmente enrollado en vendas, lo que le hace ponerse de pié, chasqueando de vez en cuando por el poco que sentía dependiendo del movimiento que hacía. Una vez levantado, se quita todos esos molestos trapos y sube a duras penas y cojeándo a cubierta pués se pasó esos dos días reposando e intentando que esos rasguños se le curasen bien rápido. Una vez arriba inspira fuerte, como todos. ¿Como puede dar tanto placer el gesto de llenar los pulmones de aire? sea como sea ve a los demás compañeros y a aquella chica rondando ya por ahí a los que no presta demasiada atención y se sienta en un borde del Berenice.

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08/03/2009, 21:27
Rodrigo de Luna

Bastante dolorido todavía, ando paseando por la cubierta revisando maromas y dejando a punto los últimos detalles para poder volver salir a la mar. En realidad debería estar en la cama, descansando, pero necesitaba sentirme util de nuevo, había estado apunto de morir en aquella maldita mansión, en la que nos topamos con cosas de otro mundo que hasta entonces no conocía, sin duda necesitaba mantener mi cabeza ocupada en los quehaceres diarios de mi puesto en el barco.

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09/03/2009, 20:46
Peter de Vries

Una vez que he vuelto a la cubierta todavia me quedan cosas que hacer. Por tanto, trepo a la borda del Berenice, me giro y alzo una mano a modo de despedida.
Voy en busca de un espadero. Tratare de estar de vuelta lo antes posible.
Dicho esto, salto al muelle. Y no tardo en desaparecer de camino a la ciudad.

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09/03/2009, 21:12
Dr. James Spade

Spade recogió la petaca de su amigo, guardándola dentro de su chaleco. Ya se la devolvería en su momento. PAseó la mirada por el barco. No le gustaba. No le gustaba nada.

Demasiadas mujeres.

Sin prisa, se dirigió al camarote de la Capiana, llamando a la puerta con los nudillos.

- Con su permiso, Señora...

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09/03/2009, 21:18
Peter de Vries
Sólo para el director

Avanzo por las calles de Tortuga a la búsqueda de un espadero. Y, de vez en cuando, pregunto a la gente con la que me cruzo.
Todos me van indicando la misma dirección. Por tanto, tras caminar durante un rato, llego hasta una pequeña plaza de la ciudad en donde se asientan varios comercios.
No tengo que deducir mucho a juzgar por el ruido. Pues de uno de los edificios, sale el característico sonido del martilleo constante.
Entro en una amplia fragua y por unos instantes, examino al herrero.
Es un hombre alto y totalmente calvo. Ya mayor. Y lo que mas destaca en un rostro curtido es una cuadrada barba blanca.
Me aproximo al herrero y digo.
Buenos dias. Varios en esta isla me han recomendado tu local, forjador.
Desenvaino entonces mi sable y se lo muestro al hombre.
Creo que ha llegado la hora de reforjar mi arma.
El espadero deja a un lado su martillo y se me aproxima para examinar mi sable. Lo agarra y mirándome dice.
Es un acero de gran calidad, muy bien equilibrado. No se de donde habrá podido sacar algo así una rata de mar como tu.
Sonrio torvamente al escuchar el insulto y contesto.
Este es el acero que acabo con Necross. Por tanto, ya se la calidad que tiene. Puedes creerme, lo he comprobado.
El herrero asiente en silencio al escuchar mis palabras y vuelve a examinar mi sable.
¿Quien sabe?. Quizas este acero tenga ya una historia que contar. En cualquier caso, veo que es digno de mi esfuerzo.
Ahora el espadero vuelve a mirarme antes de añadir.
Pues yo, no trabajo para todo el mundo. Marchate ahora y vuelve por la tarde. Estará listo para entonces.
Asiento en silencio y salgo de la herrería a la pequeña plaza. Veo que, al otro extremo de la misma, hay una posada. Por tanto, me encamino hacia allí y pido algo de comer y una jarra de Ron para almorzar.
Pago mi pedido y como en silencio.
Me he sentado frente a una de las ventanas de la posada para ver la herrería al otro lado de la plaza. Y hasta mi, vuelve llegar el sonido del incensante martilleo.
Las horas van pasando y llega el atardecer. A pesar de que esperar no es algo que me haya gustado nunca, trato de ser paciente. El ocaso llega al fin y con el, el silencio a la plaza. Por fin me levanto y me estiro tras la larga espera.
Cruzo la plaza y vuelvo a entrar en la herreria.
Me recibe una nube de vapor pues el herrero, esta sumergiendo repetidas veces mi acero en agua.
Me mira de reojo y dice.
Ya estas aqui. No falta mucho para terminar.
Tan solo asiento con la cabeza y observo como, tras la ultima forja, el herrero se aproxima a una muela de pulir y empieza a accionar el pedal. Chispas azules saltan en todas en direcciones mientras afila mi sable. Y tras un tiemopo, finalmente acaba. Vuelve a montar la guardia, la empuñadura y el pomo y me entrega mi sable.
Lo alzo a la luz de los ultimos rayos de sol y sonrio. Pues el filo de mi arma, proyecta ahora destellos azulados mientras que la hoja, esta perfectamente acanalada por ambas caras y reluce plateada.
Como ya te dije...
Me cuenta el herrero
Este acero es de una calidad fuera de lo comun. Para mi esta claro que en otra epoca sirvio con distinta forma. Si, es un pedazo de metal con historia. Pero no podemos saber cual es esa historia.
Estoy satisfecho con el trabajo. Ahora mi sable, es aun mas ligero y equilibrado. Pero cuando lanzo un par de tajos al aire, noto que no solo no ha perdido dureza, parece que se precipite al cortar.
Finalmente envaino y mirando al Herrero digo.
¿Que te debo por el trabajo?.
Y la contestación, me sorprende.
Nada. Es mi pago por librarnos de ese asesino que asolaba nuestros hogares. Marchate pues no aceptare oro a cambio de este trabajo. Y usa con cuidado tu espada. Para mi es evidente que aun tiene sed de sangre.
Sonrío al oír al herrero y respondo.
Si es así, has de saber que esta en las manos adecuadas. ¿Quien sabe?. Quizá haya sido ella la que eligio a su portador
Y tras estas palabras, doy media vuelta y me encamino de nuevo al Berenice. Y mientras camino por las calles de la ciudad, pienso.
Glam. Ese sera tu nombre a partir de ahora. Aunque sospecho, que no es la primera vez que alguien te da un nombre.

Notas de juego

Hala. Ya me he quedado a gusto. Pedazo de sable el mio. Je,je,je. Cuando me digas, vuelvo a aparecer por donde creas que sea mas adecuado. Lo que tu digas master.

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09/03/2009, 21:45
Director

Notas de juego

Puedes aparecer cuando quieras fardando de Sable.

Es más, si quieres, puedes buscarte una imagen chula para Glam.

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09/03/2009, 22:00
Peter de Vries
Sólo para el director

Notas de juego

Je,je,je. No me tientes, no me tientes. Ya buscare por ahí. Me se yo mas de un sitio para eso.

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09/03/2009, 22:02
Vargo Hoat

Vargo ve salir del Berenice a de Vries tras oír sus palabras. - ¡Espera tío, voy contigo! - le grita mientras se dirije hacía donde va, to' cojo el chabal.

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09/03/2009, 22:34
Elisabeth Williams

Elisabeth es de las primeras en ponerse en pie. ¿Cómo había llegado a dejarse engañar para ingerir tanta cantidad de alcohol? Pero el problema no había sido la cantidad. Una mujer de casa noble como ella, aunque apenas contara con 17 años, estaba acostumbrada a acompañar a los invitados de las fiestas de su padre, dando charla y ofreciendo de beber. El problema era el tipo de alcohol al que estaba acostumbrada. Suaves vinos y cerveza rebajada. Para nada el ron seco y áspero que había ingerido en la fiesta.

A pesar de la jaqueca, es capaz de preparar algo de desayunar para la tripulación... aunque sabía que la mayoría ignoraría cualquier cosa que cocinara en esas circunstancias y preferiría ir a la taberna o a buscar algo que comer por la ciudad.

Aunque había algo de lo que sí estaba satisfecha. La capitana volvía a tener su lámpara intacta. Y con ella, Elisabeth había recuperado su honor. El cambio de ropa y el haberse quitado la peste a ron de encima también había ayudado bastante. Tener el pelo brillante y sedoso de nuevo, formando bucles a su espalda era de agradecer. Y aunque había tenído que usar ropa de la que María dejó en el navío... al menos se sentía seca y cómoda de nuevo. Lista para buscar al pirata Supremo roba-gatos y darle su merecido.

Pero hasta que el momento llegara, se pasea por la cubierta ignorando a la tripulación y recogiendo cualquier resto de lo que haya podido quedar de la fiesta y limpiandolo todo para que quede lo más impecable posible. No tenía nada más que hacer.

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09/03/2009, 23:17
Director

Peter sale andando rápido del Berenice hacia el poblado mientras que Vargo lo sigue tras varios minutos de duda.

Vargo camina por el pueblo, intentando encontrar a su amigo, al cual ha perdido entre el gentio hasta que de repente, lo ve salir de la armería de Tortuga, con una sonrisa tan grande como su sable.

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09/03/2009, 23:22
Peter de Vries

Y he aqui que, cuando salgo de la armería, distingo a Vargo entre el gentío que va llenando la plaza.
Me aproximo hasta el y digo.
¡Vargo!. No te vi. Pues si lo hubieras hecho, claro que te habría esperado. Vamos, deja que te compense por el paseo y por el esfuerzo ya que estas herido.
Aquí delante, hay una posada en donde sirven buen ron y una comida aceptable. Justo es que invite yo.
Y le señalo a Vargo con la diestra la posada en la que estuve antes. Mientras que mi mano izquierda descansa sobre la empuñadura de mi sable.

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10/03/2009, 21:04
Vargo Hoat

Me parece justo, amigo. - guiña un ojo pícaro mientras se le dibuja una sonrisa en la cara, dando un par de pasos cojos hacia la susodicha taberna para emprender la marcha.

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10/03/2009, 21:25
Peter de Vries

Ambos entramos por la puerta principal de la taberna y nos sentamos en una de las mesas. Poco a poco el lugar se ha ido llenando de gente y yo, dejando sobre la madera gastada de la mesa que ocupamos Vargo y yo, algunas monedas, digo.
¡Camarera!. Dos raciones de la mejor cena de que dispongáis y que este regada con abundante Ron!
Tras hacer el pedido, me giro hacia mi compañero y digo.
¿Que tal la herida?. Espero que Spade hiciera un buen trabajo cosiéndote. Seria un poco penoso que, a causa de ese cortecito, no pudieras beber la acostumbrada cantidad de Ron.
Y tras mis palabras, enseño los dientes en una sonrisilla