Partida Rol por web

Quizás hacía tiempo que habías perdido el contacto con los seres humanos. Quizás sigues al lado de un humano. Puede que incluso jamás hayas tenido en tu vida algo llamado "entrenador". Kanto, Johto, Hoenn, Sinnoh, Teselia, Kalos, Alola. De todas las regiones del mundo Pokémon, de todos los tipos existentes. Tras un parpadeo, tras desvelaros del sueño. Fuera lo que fuera lo que vierais antes, ahora todos veis lo mismo. Y no es un Pokémon legendario cualquiera. Es el hacedor de todas las especies, el dios Arceus.

Esto era algo que sabíais que rara vez ocurría. Por ello, ya notasteis en vuestro interior que el motivo de la convocatoria sería muy importante. Algunos incluso, antes que hablase el dios, ya intuíais que el motivo. Aunque ninguno el porque había sido elegido.

Bienvenidos todos. Os he convocado porque ha surgido en los últimos tiempos una terrible mutación. Los humanos lo llaman el Gen Z, yo no le daré un nombre propio a algo que no he creado yo. El Gen Z recombina el ADN del Pokémon infectado, cambiando no sólo su aspecto sino también su tipología. El primer brote surgió en la región de Kalos, pero parecía que había sido erradicado. Pero ahora ha vuelto a resurgir en todas las regiones, y no creo que los humanos sean capaces de detenerlo esta vez. Por ello, os he convocado como el escalafón más puro de cada tipo. No he convocado a nadie que fuese capaz de mega-evolucionar, pues además de acelerar los efectos mortales del Gen Z, no sabemos si está relacionado entre si. Necesitaré de vuestra pureza, para generar un recubrimiento genético, que pueda inmunizar a toda mi creación del Gen Z. Ahora necesitaré retirarme para preparar la solución global con otros Pokémon legendarios. Hasta mi regreso, dejo a Silvally a vuestro cargo.

Creado genéticamente por los humanos en la región de Alola por la Fundación Aether, Silvally era el único Pokémon que podía modificar su tipología con un elemento externo. Creados inicialmente para luchar contra los Ultraentes, ahora uno de ellos tomaba una posición que lo acercaba aún más a su "padre" Arceus.

Cualquier información que podáis saber sobre el Gen Z también será bienvenida. Se que para muchos, dado vuestro estado asilvestrado y no siendo de la región de Kalos, pueda ser la primera noticia sobre su existencia. En breve espero poder pasaros una versión resumida de todo los hechos documentados respecto al mismo. Mientras tanto, poneros cómodos, aunque no haya mucho aquí. Para los que aún tengáis compañero humano, tranquilos. El tiempo aquí es relativo, para cuando regreséis con ellos es como si nunca os hubierais ido realmente.

Aún no entendíais mucho a que venía esta convocatoria, más allá de la amenaza del Gen Z. Pero si había sido el propio Arceus quien os había llamado, nadie parecía en condiciones de discutir sus designios.

Desde la marcha de Arceus, parecía que era el único que mostraba signos de movimiento. Alcé la cabeza hacia un punto infinito.

Dialga, ¿no estarán atrapados en el tiempo? Arceus los necesita libres, que puedan interactuar entre ellos.

Dialga respondió a la llamada de Silvally.

No es cosa mía. No sé si Palkia creó mal esta dimensión, pero nadie debería estar atrapado en el tiempo. Al menos que lo requiera yo, y no sé para que debería querer alguno de estos...

Tras estas palabras, Dialga volvió a desaparecer.

Tras que Dialga se fuese, miré a los 18 Pokémon que tenía enfrente mío.

A ver, que yo soy el primero que tampoco le hace ilusión estar separado de Gladio. Pero Arceus todopoderoso nos ha convocado. Hasta que regrese, poneros cómodos en este espacio interdimensional.

Me preguntaba si tenía que llamar a Palkia también, si los Pokémon no empezaban a reaccionar...

-No estamos atrapados en el tiempo. - dijo, de pronto, Gigalith. Su voz era grave y profunda, de alguna forma imponente, aunque no de la misma forma que la del Dios Arceus o el Legendario Dialga. Si los humanos fuesen capaces de escuchar su voz la compararían con la de un hombre rudo, duro, con poca delicadeza. Gigalith dio un paso adelante, aunque con su tamaño y el peso del que hacía gala pareció que daba un fuerte pisotón. - Lo que pasa es que no entendemos en qué podemos ayudar con lo del... ¿Gen Z, se llamaba? Yo, al menos, no lo conocía. No sé si éstos saben algo. - se giró a lado y lado, dando sendos pisotones que casi hacían temblar el suelo, mirando a los otros Pokémon que habían sido convocados. Después volvió a mirar a Silvally. - Pero si el Dios Arceus cree que puedo ser de alguna utilidad, ¡estoy dispuesto a lo que sea! - rió, con una risa grave y profunda.

Sucio, magullado, furioso, triste, hundido, desesperado, desde luego nada digno para que el Dios de los Pokémon te llamase a su presencia. Así hago mi aparición.

Mis ojos, henchidos en rabia con algunas lágrimas miran a los presentes y pasan unos largos segundos, más de los que cualquier pokémon de mi tipo necesitaría, antes de darme cuenta de la situación... y bajar las manos. Me cuesta respirar.

Gen Z.

Repito, de un modo autómata, hasta que comienzo a comprender de qué se trata, aunque no comprendo nuestro papel aún. Miré en busca de estrellas para guiar mi camino, pero no las encontré, en su lugar la guía del ascendido como ayudante del dios de los pokémon y la aparición de un Dialga, fuese lo que fuese ese tipo de pokémon.

Estamos libres -replico, quitándome algo de polvo, pero mis piernas flaquean y el orgullo no puede mantenerme más en pie, de modo que termino sentado en el suelo, con la mirada algo nublada-. Tratando de comprender y asimilar lo que decís. Gen Z. Megaevolucionar. Recubrimiento genético. Qué triste.

Concluyo. Extiendo mis manos, que sangran ligeramente.

Tampoco comprendo qué debemos hacer exactamente. O en qué podemos ayudar al Dios de los pokémon.

Observo la energía de Gigalith, que venía a resumir mi postura, aunque bastante más inquisitivo.

Mis mas sinceras disculpas, mi señor Dialga, lo que sucede es que estaba intentando digerir lo recién sucedido. Mientras decía esto empece a voltear a todos lados intentando encontrar algo familiar . No conozco acerca de el... Gen Z, pero si puedo ayudar con gusto lo haré. Volteo hacia donde están los demás Pokemon pero no encuentro a nadie familiar, así que me empiezo a acomodar para sentarme en el lugar donde estoy.

Sus ruedas y engranes giran insesantemente, la luz de nucleo de energia brilla con constante luz roja, mientras todo su cuerpo flota en el aire tambaleandose con aparente normalidad. No entiende lo que sucede, escucha a los demas hablar, al mismo todopoderoso Arceus, a Silvally y a Dialga.
Esperando entender que sucede, se queda callado escuchando.

Ante los comentarios de los legendarios, Machamp, que había permanecido en silencio, escuchando, sentado con las piernas y los cuatro brazos cruzados y con los ojos cerrados, abre los ojos y se levanta.

Con la voz pausada y profunda de quien cita a un tercero para proclamar una verdad universal exclama.

"El silencio es una fuente de gran fuerza."

Después de una breve pausa, acaba suspirando y añadiendo.

Aunque: "Una hormiga en marcha hace más que un buey durmiendo", así que supongo que esperar más no tiene sentido.

Como no podía ser de otro modo, pueden contar con Machamp para lo que se nos deba encomendar. Gen Z o cualquier otra demanda. Machamp ayudará con lo que puedan todas sus manos.

Con un trote ligero Mudsdale se acerco a pokemon legendario, alguna vez había oído hablar de ellos pero nunca los había visto y menos un dios.

Así que tu eres un pokemon legendario, de donde vengo no se encuentran pokemon de vuestra especie.

Movió con un gesto brusco el cuello a ambos lados, dando un pequeño relincho justo antes de decir: Creo que lo que ocurre debe ser muy importante pues una convocatoria por parte del dios Arceus no sucede cada día, y eso del Gen-Z no me ha sonado bien. Como no iba a ser cosas de las criaturas humanas.

Dando media vuelta para terminar en el lugar de donde había empezado a caminar termino diciendo: Ayudaré en lo que pueda, pero por mis tierras no se ha sabido nada de dicho Gen. 

Swalot se mantenía quieto todo lo que una mancha morada en constante movimiento pudiera quedarse parada, aun debía digerir todo aquello, pokemon legendarios, el mismo Arceus hablándoles sin tapujos, el resto de los presentes... No sabia que decir, por suerte parecía que el resto que atrevió a soltar palabra estaban en una situación parecida a la suya.

-Ehhh... Yo no se muy bien de que estáis hablando he pasado mucho tiempo en una pokeball, hace poco que estoy de nuevo "libre". -Las palabras del pokemon salían arrastradas como si estuviera hablando bajo el agua. -Pero si esta en mi mano ayudar de alguna manera, no dudéis que lo hare. -Y repentinamente bajo la cabeza, recordando que a pesar de que ellos dijeran que el tiempo que pasaran allí no importaba para los humanos, él nunca volvería a ver al suyo.

Goodra avanzó lento hacia sus compañeros, tras esa apariencia afable y esa voz dulce, se escondían años de esclavitud. - Fui un pokemon esclavizado durante años por varias generaciones, debido a mis dimensiones y mi fuerza me usaban para mover materiales y trasladar personas. Por lo que si para defender mi libertad y supervivencia tengo que lidiar con el gen ese raro, lo haré !

El pokémon cuya silueta y nombre recuerdan a una hiena dio un mordisco en el aire nada más aparecer, como si instantes antes de la invocación hubiese estado acechando una presa y todo aquello le interrumpiese el almuerzo.

En sus ojos puede leerse el peligro. La clase de mirada que haría temblar momentáneamente al más fiero Gyarados... aunque, siendo francos... él también temblaría de encontrarse con un pokemon tal enfurecido. De la misma manera que tembló, impresionado, cuando entendió dónde estaba y cual era la presencia que se cernía sobre todos ellos. El gran dios Arceus los había llamado para un fin. Un honor para el que apenas se sentía digno, pero si el gran dios sentía otra cosa, no sería él quien detuviera sus patas para alcanzar la meta que les proponían.

Tardó unos segundos en asumir lo que estaba pasando, sumido en un silencio nacido del asombro y la reverencia, cuando varios de sus iguales, otros pokemons dignos que habían sido llamados para tal fin, comenzaron a presentarse.

- No he llegado a enfrentarme a ese GenZ y hace mucho que me mantengo alejado de la humanidad y sus rumores. Mi morada está muy lejos de la región en la que brotó esa enfermedad, - Se yergue tan alto como es, solemne - pero no descansaré hasta que se cumpla el designio del gran Arceus.

Da varios pasos, dispuesto a emprender cualquier marcha, le llevase hasta donde les llevase. Entonces se detiene, da media vuelta y regresa al grupo, agachando la cabeza algo más duditativo - Estoo... ¿Qué es lo que tenemos que hacer?

Si, toda la atmósfera de solemnidad acababa de irse a la porra.

Gigalith soltó una estridente carcajada cuando Mightyena, tras soltar una retahíla de palabras con aire solemne y avanzar a paso decidido, volvió con el grupo sin saber lo que tenía que hacer.

Mightyena mira de reojo a Gigalith cuando éste se ríe, y gruñe por lo bajo. - ¿¡Acaso tú lo sabes!? - Todo picado, dando saltitos de derecha a izquierda, con las patas inquietas.

-No. No lo sé. - reconoció Gigalith con seriedad, pero pronto volvió a emitir una carcajada acompañada de un par de pisotones que hicieron temblar levemente el suelo. - ¡Pero justo por eso no empiezo a caminar hacia ninguna parte! ¡No como tú! - añadió alzando su voz grave, divertido, riendo incluso en aquella situación tan tensa para todos.

Convocado de la nada, miro hacia atrás, como si esperase encontrarme ahí con mi maestro... no, no es un maestro, él era un amigo, un compañero y camarada. Extiendo mi brazo como si aun pudiese despedirme de él, como si aun pudiese verme, pero ya no esta. Me vuelvo a girar y ante mi se encuentra el gran dios Arceus. Me inclino majestuosamente, con gran galantería. Soy un artista después de todo. 

Gran dios. No soy merecedor de vuestra presencia. Me siento dichoso de estar bajo vuestra bendita mirada. Si hay algo en lo que pueda ayudar, podéis contar conmigo. 

El pokemon Bicho alzó la cabeza y se acarició los largos bigotes que le crecían sobre la boca. 

Provengo de Teselia, por lo que no se nada más de este virus del que habláis, que lo que he oído de los humanos cuando acudían a nuestros recitales. Su preocupación era grandiosa, por lo que imagino que los aquí convocados tenemos una odisea frente a nosotros.

Silvally se movía nervioso. Parecía que apenas conocían nada del Gen Z, y no terminaba de entender porque Arceus los había convocado a ellos exactamente. Pero le había avisado de ello, y estaba preparado para una mejor explicación.

Afortunadamente para muchos de vosotros, Genesect ha preparado un documental recopilando todo lo que pasó cuando hubo el primer gran brote.

Del espacio aparece como una segunda sala anexa(*), donde parece que está a punto de reproducirse algo.

Cierro los ojos, en parte para meditar y concentrarme, en parte por el dolor de mis heridas.

No sé mucho, pero si está relacionado con la mega-evolución... sólo he visto a un pokémon hacerla, y se volvió loco y violento. Aunque quizá fuese por su entrenador. ¿No es lo normal?

Trago saliva con las últimas palabras, me duele hablar, me duele recordar.

Me fijo entonces en la conversación de Mitghtyena con Gigalith, ladeo un poco la cabeza y, a riesgo de provocarles, intervengo.

Esperar órdenes. Parece que es lo poco que podemos hacer... o entrar en aquella sala. Yo prefiero descansar.

Concluyo, como si fuese una sentencia, realmente necesito descansar. Aprieto mi puño aún con cierta rabia e impotencia.

Mega-evolución... creo haber enfrentado algo como eso. 

Empiezo a caminar alrededor de los otros pokemon intentando recordar aquella pelea.

Si, lo recuerdo, pero muy vagamente.

Mi rival... un Ampharos, fue un digno rival hasta que ocurrió. Sus movimientos empezaron a ser muy erráticos, como si hubiera perdido la razón.

Después de decir esto volteo a ver en dirección de Mightyena y Gigalith.

Ustedes dos, dejen su pelea para después, no les falten al respeto a nuestros señores.

Por cierto, un poco tarde pero yo soy Staraptor, aun que he tenido muchos nombres así es como me puso mi único compañero, es un gusto conocerlos.