Partida Rol por web

Llegáis enfrente de la casa de Doña Moña, y un camión os espera con varias cajas llenas de trastos. Doña Moña os recibe.

¡Hohoho! Hola jovencito. - dijo al ver al Treecko que se había encontrado en la plaza mientras le masajeaba los músculos. - ¿Y tu amiguito? ¿Dónde ha ido a parar? - observaba al Larvitar y sentía cierta conexión con ella, aún así no le dio demasiada importancia. - Bueno, bueno, tanto da. Subid estas cajas al desván ¡mis brazitos no pueden subir tantos pisos con las cajas a cuestas!

-hola señorita - dice cortésmente a la braixen, se sonroja al ser masajeado de repente - hehehe ¿amiguito? Ah! tate, creo que fue a otro trabajo o a hablar en la base de operaciones - era extraño estar con ambas "personalidades" juntas, era como ver un espejo con figuras muy distintas, esperaba no recibir una mordida mientras no veía - vi su anuncio y decidí venir a ayudar, esas cajas y muebles no serán problema - al momento comenzó con el trabajo, no estaba seguro si era la costumbre o si se estaba chuleando ante la "señorita".

¡Hohoho!. -Respondió la Baronesa de Maxwell en respuesta al "Hohoho" de aquella agradable señora- Soy La Baronesa de Maxwell, con todas las mayúsculas necesarias para demostrar mi grandeza. -lo cual eran todas en su forma humana, pues ocupaba mucho espacio, en cambio en forma de Pokemon tan solo con las iniciales le bastaba- Me sorprende que una mujer viva sola en esta casa con tantos pisos y con tantas cajas pesadas por subir esos tantos pisos. ¿Sabe qué le pasa al resto del Pueblo?.

Antes de recibir una respuesta, giró su cabeza hacia el Treecko y con una arruga en el hocico representando su desagrado y desaprobación a lo que este estaba haciendo, y le ordenó: Tú, sirviente. Ve subiendo las cajas. Las mujeres importantes tenemos una charla pendiente.

Mientras Blake subía las cajas con bastante éxito, pues no parecían pesarle demasiado y su fuerza, una vez más, salía a relucir; Doña Moña mantenía una agradable charla con la Baronesa de Maxwell. - ¡Hohoho! - contestó ante el Hohoho, que había sido desencadenado por el primer Hohoho - La verdad es que no tengo ni idea de que ha pasado en este pueblo, lo único que sé es que me han dejado esta masioncita tirada de precio y ahora que veo el resto de casas, supongo que las puedo comprar, reformar ¡y forrarme con los alquileres! Me van a llover los pokedólares ¡HOHOHO! - reía cada vez más y más alto.

Pero a diferencia de las dos de abajo que reían y reían, Blake pronto se iba a ver en una situación, en la que a lo mejor le convenía gritar.

Al subir a lo alto de la mansión, está todo lleno de telarañas y polvo, pero ese no es el mayor problema. ¡Un zubat está viviendo allí! Al verse molestado por el Treecko que subía cajas, decide atacarle para defender lo que era su casa temporal.

¡Hohoho! - Respondió La Baronesa De maxwell ante el nuevo Hohoho propiciado por el Hohoho hecho por ella misma segundos atrás y que había sido desencadenado por el primer Hohoho - Aunque no me refería a eso... Una mujer con tan buen porte y con tan buena visión para los negocios; ¿Cómo es posible que no haya un Señor Moñas a sus pies?. Esa es la cuestión...

La Baronesa De Maxwell se hubiera sentado en un sofá a tomar té. Pero por desgracia, aquella mujer aún no la había invitado a sentarse a tomar un buen té. Por lo que siguió en pie junto a ella riéndose con un "Hohoho".

Mientras maxwell y moña hablaban intercambiando "hohohos" - siendo que debería estar ayudandome - treecko se dedicaba a subir y bajar escaleras con las cajas, pero al subir un piso, (muy sucio por cierto) de la nada un zubat empezó a revolotear furiosamente cerca de él - ¡woow! Tranquilo! - grito mientras dejo caer la caja a sus pies, era una situación problemática.

El zubat es increíblemente veloz, por lo que sin darte tiempo a reaccionar, se lanza a tu cuello para intentar sacarte algo de sangre.

¿Un señor Moñas? ¡Hohoho! No me haga reír querida ¡entonces tendría que compartir mi riqueza! ¡Y mi comida! ¡Lo quiero todo, todo para mí! - de repente un golpe se oyó en el piso donde Blake había subido. - ¡Oh! Su compañero es tan rudo, como patán, como me rompa algo me lo pagará con algo más que dinero ¡hohoho!

¡Hohoho! -Rió la Baronesa de Maxwell, tanto por la divertida ocurrencia de aquella mujer, como por el comentario hecho en contra de su compañero- ¿Qué se puede esperar de un plebeyo?. ¡No sirven para nada más que para quejarse! ¡Que si tengo frío, que si tengo hambre, que "Si te has sentado sobre mi hijo"! ¡En definitiva, una panda de lloricas irrespetuosos con una dama de mi calibre!.

Girando la cabeza hacia el techo, observó a la espera de algún tipo de señal. Por suerte, aunque la hubiera, esto no implicaría que la Baronesa de Maxwell tuviera las ganas de subir para investigarlo, comprobar que su compañero estaba bien o incluso para ir a socorrerlo... Giró la cabeza para gritar.

¡Más vale que no rompas nada de esta elegante dama! ¡Si no, yo misma tendré que ir a darte unos azotes! ¡O mejor, permitiré que sea ella misma la que te los dé!

Girando su cabeza hacia aquella mujer, volvió a sonreír y comentó: -¡Hohoho! Plebeyos, ya sabes como son...

El zubat me ha tomado por sorpresa, pero con rapidez logro esquivar el ataque. Después me preparo y lanzó un ataque con mi pata a su cara. 

Zubat intenta esquivar tu ataque, pero le das con la pata en la cara.

El zubat parecia fiero, pero se ha llevado un golpe en la cara, no parecía muy duro, no era un treecko duro solo por apariencia, de la fuerza del impacto, el zubat sale por una ventana y cae en dl patio, posiblemente valla a un caldo de maxwell

Treecko pega tal patada al Zubat que lo manda volando por una de las ventanas y cae entre Doña Moña y Maxwell, las cuales estaban manteniendo una muy tranquila y risueña conversación, a pesar de oír los golpes y movimientos que se habían generado por el fragor de la batalla.

¡Pero bueno! ¡Mi ventana! ¡Eso lo descontaré de vuestras pagas, jovencitos! - dijo indignada Doña Moña a pesar que esa ventana vieja no le gustaba demasiado.

La Baronesa de Maxwell también se encontraba realmente indignada; no solo porque su compañero había hecho enojar a la elegante dama con la que estaba teniendo una amena charla; sino porque con sus ruidos de gruñidos, golpes y gritos había estado molestando de fondo durante toda aquella amena charla.

-¡Maldito seas Mike! -exclamó mirando hacia arriba- ¡Eso sale de tu parte!.

Un poco avergonzado sale por la rota ventana y se rasca la cabeza - ups, jeje disculpe señorita, no tiene porque pagarme extra por desacerme de ese bichejo que se encontraba en su casa, fue gratis por parte de los aventureros proteger a sus clientes, es una muestra de que cualquier amenaza que quiera lastimarla se la vera con nosotros ha ha ha - dice con una pequeña sonrisa - en cuanto la ventana disculpe, creí que no seria problema para alguien que puede rentar una casa así, si me disculpa las molestias terminare de cargar todo lo que haga falta - dice y vuelve entrar a la casa, ahora con una mirada de preocupación, claro estaba haciendo todo el trabajo, pero ahora había molestado al cliente, se debatía entre si logro hacer que se tragara su cuento o descontar su paga, nunca se le dio relacionarse bien en este tipo de situaciones, siendo ranger, tenia que enfrentar situaciones así en pocas ocasiones.

Mmm... - dijo recelosa Doña Moña, por una parte sabía que les tendría que haber pagado un nuevo trabajo por limpiar su casa de monstruos salvajes, por otra tampoco tendría que pagar para que demolieran esa fea ventana. - Está bien, por tus apuestos músculos lo dejaré correr sin que afecte a tu paga. - Blake trabajó muy duramente, mientras Maxwell seguía charlando amistosamente con la cliente, sin hacer absolutamente nada, hasta que finalmente el pobre Treecko terminó de cargar cajas.

¡Hohoho! Buen trabajo mi pequeño y verde amiguito. ¿Qué os parece si os invito a un poco de té de bayas? - decía esperando que no le pidieran más dinero por el hecho de haber limpiado la casa de salvajes. - Venid, acompañadme a la cocina. - sin dudarlo demasiado, la seguisteis hasta dentro de la cocina, pero más o menos a la mitad de esta, el suelo de derrumbó a vuestros pies. La caída no fue muy grande, por lo que os levantasteis sin problemas, pero la única iluminación de la que disponíais era la luz que entraba por el agujero del suelo de la cocina.

¿¡Un sótano!? ¡Yo no he pagado por un sótano! - se frotaba las manos una y otra vez, contenta por el nuevo hallazgo. - Pero está lleno de cosas inservibles ¡y polvorientas! - con los palos que llevaba encima y algunos papeles que había por el suelo, improvisó algunas antorchas que las repartió. - Pues ya tenéis más trabajo, lo primero, sacarnos de mi precioso nuevo sótano, la segunda quitar todo trasto inservible. Si encontráis algo que os pueda interesar, os lo podéis quedar, yo por mi parte no quiero nada de estos horrendos muebles ¡aquí pondré un relajante y precioso SPA!