Partida Rol por web

Se ha hecho el silencio.

Unos y otros se han quedado anonadados.

Los Rockets se miran. En los ojos de algunos, inseguridad. Miedo, en otros. Ira contenida. La llama de una nueva decisión. Esperanza.

Igual ocurre con los habitantes de la ciudad.

Cada hombre, mujer o pokémon se está formando su propia idea, pero ya casi nadie parece dispuesto a pelear. Y a los pocos que aún tuvieran ganas de hacerlo, en uno u otro bando, el imponente Perro Legendario de Agua los fulmina con la mirada, con su ondulante melena toda erizada tras él.

Pero antes de que a nadie le dé tiempo a poner en palabras -o en gritos- nada de lo que está pasando ahora mismo en sus cabezas o su corazón...

FLASH.

Tres personas se materializan en medio del claro, traídas por un natu.

Un joven fornido y con barba, que tiene el brazo izquierdo y parte del torso destrozados, cubiertos de vendas empapadas en sangre. Tharion.

Se apoya en una mujer vestida de negro y con el pelo castaño claro rizado.

La tercera persona es una chica pelirroja sobre cuya identidad no hay duda posible en Ciudad Trigal. Blanca, la líder del Gimnasio de tipo Normal.

Lo primero que ve Shiert al abrir los ojos es la luz del día, intensamente brillante, cegadora. Tras parpadear y guiñar un par de veces, la imagen del rostro preocupado de la doctora se va haciendo más nítida ante él.

Aprovechando que la pelea parece haberse detenido, Blake se centra en el joven caído, intentando que se despierte. Ya ha movido su cuerpo para colocarlo en posición de seguridad, pero aún así le habla y le toca el hombro suavemente, con la esperanza de que recupere la consciencia, sabiendo que no ha sufrido un traumatismo muy profundo.

-Shiert, despierta... Creo que deberías ver esto...

Se siente débil y apenas es capaz de moverse, mucho menos de ponerse de pie y de seguir luchando ya ni hablemos, pero poco a poco se va haciendo consciente de lo que le rodea.

Y de quién ha aparecido en el claro.

Tharion, Charlotte y Blanca.

La mujer de negro se separa de Tharion con cuidado de no hacerle daño y asegurándose de que puede mantenerse en pie por sí mismo y avanza unos pasos con decisión, colocándose en un punto claramente visible por todos los presentes.

-¡¡Team Rocket!! ¡La operación queda cancelada! ¡Atlas ha sido derrotado y relevado de su puesto! ¡Deponed inmediatamente las armas! -Clama con tono autoritario y solemne. Todos los soldados, que de todas formas ya habían detenido la batalla movidos por la presencia de los pokémon legendarios y el discurso de Astrid, se apresuran a hacer ver que han cesado la lucha completamente. Charlotte se mantiene firme y seria escrutando a los presentes. Unos diez segundos. Luego es incapaz de seguir reprimiendo sus sentimientos y estalla-: ¿Pero qué narices tenéis en la cabeza? ¿Serrín? ¿Si Atlas os dice que os tiréis por un puente vosotros vais y os tiráis? ¿Y si os lo digo yo? ¿Lo hacéis? -surgen murmullos entre las filas. Algunos parece que siguen sin tener del todo claro cuál es la respuesta correcta a esa pregunta-. ¿Es que tengo que deshacer siempre yo todos los entuertos* que se les ocurra inventar al desfile de megalómanos que tenemos en esta maldita organización? -Luego se vuelve a Shiert- ¡Y tú! ¡Ah, tú! ¡Ya hablaremos tú y yo! -No parece precisamente contenta, pero ahora no es el momento de decirle (o gritarle) a Shiert lo que sea que le tiene que decir.

La gente de la ciudad parece aliviada. Satisfecha, incluso. Aunque otros aún parecen temerosos. Se levantan algunas voces de entre la multitud, pero suenan aisladas, fuera de lugar, quizá.

-¡Ja! ¡Habéis perdido, Team Rocket!

-¡Trigal para los trigaleños!

Blanca los interrumpe, dando un paso hacia Charlotte.

-¡Parad ya!

-Uaah, Blanca, es Blancaa.

-¡Blanca! ¿Estás bien?

-¡Blanca, te queremos! <3

-Estas personas -señala a Charlotte y Tharion -me han salvado la vida. Se han puesto en peligro, incluso enfrentándose a los suyos, incluso arriesgando su vida, por ayudarme, por detener esta locura. Por favor... Por favor... Vamos a intentar ser un poco... Escuchar un poco y no matarnos unos a otros.

-¡Blancaaa! <3 <3 -En realidad da un poco igual lo que diga o que se exprese aproximadamente al nivel de una colegiala. El club de fans de la líder de gimnasio es incondicional.

Charlotte retoma la palabra, más calmada, y se dirige a Celebi, con tono potente pero lleno de respeto.

-Celebi. -Inspira-. Por favor, te pido que... Te pido que no juzgues a los seres humanos en base a las acciones de mis hombres.

La pelea se ha disuelto. Los pokémon se han reunido con sus respectivos entrenadores y los que eran salvajes se han agrupado y han cesado de pelear.

Todos miran expectantes al Señor del Bosque, que flota en mitad del claro, entre la celosía de luz que se filtra entre las hojas de los árboles del bosque nuevo, y al Señor del Agua, que espera paciente y majestuoso a sus pies.

Está bien. Yo... No tengo intención de haceros daño.

La voz de Celebi suena dulce y claramente en las mentes de todos los presentes.

Yo... no lo comprendía. Teníais miedo. Teníais miedo a la naturaleza. Me teníais miedo. Pero mis amigos me han ayudado a entenderlo. Astrid, Shiert, Tharion, tantos otros... Este mundo... Este mundo es nuestro hogar. Mi hogar. Vuestro hogar. De humanos y pokémon. No entendía que vosotros los humanos solo... solo queríais hacerlo más... vuestro hogar.

No quiero que me echéis. Tampoco quiero haceros daño ni que os peleéis por mi culpa.

Solo quiero que todos todos podamos vivir en él. Ese es mi deseo.

Tharion por fin respira aliviado, ahora que parece que el negro espectro de la guerra parece alejarse, aunque paradójicamente respirar profundamente le provoque latigazos de dolor en lo que queda de sus costillas izquierdas. Cojeando del pie izquierdo se acerca despacio a Célebi y cuando llega a él, trata de comunicarse al peculiar estilo de Célebi, lo primero, le pregunta que se ha perdido, que ha pasado aquí?

También le susurra a Charlotte, para que nadie pueda oirle salvo ella -si lo de ese tal Sier es por lo que te dije... te pediría que no fueses demasiado dura con él- si le cae un castigo muy duro a alguien por culpa de Tharion, este se sentiría mal

Decir que me dolia todo el cuerpo seria sencillamente mentir, estaba machacado completamente y el solo hecho de intentar levantarme ya me parecia bastante doloroso, pero bueno no es que pudiera quejarme especialmente, estaba vivo y no podia en duda la actuación de Celebi en ese hecho, era la segunda vez que el señor del bosque me salvaba la vida y la verdad es que no queria acostumbrarme demasiado a ello, seguramente no abria una tercera vez.

- A sus ordenes Jefa - Dije sencillamente aunque no sin cierto dolor en casi todo mi cuerpo cuando Charlotte me miro de aquella forma tan recriminatoria.

Levante mis ojos ligeramente hacia Blake, ella no lo sabia, pero la habia visto cubrir mi cuerpo cuando estaba tirado en el suelo, protegiendome.

- Gracias - Fue todo lo que pude decir, tenia muchas cosas que decir y a mucha gente, pero no es que realmente pudiera hacer mucho en ese momento y mucho menos dar explicaciones.

Alargue mi mano para acariciar a mis Pokemon y me dolio, me dolio muchisimo pero sentir el roce de estos con mi piel merecio hasta el ultimo dolor punzante que asolo mi cuerpo con ese movimiento.

Astrid era quien me quedaba por mirar, pero ahora mismo no la encontraba con la vista y aunque la hubiera encontrado tenia una cosa importante que decirle y no podia hacerlo ni tal y como estaba ni en ese lugar, así que simplemente me quede alli tendido sobre Blake escuchando la reacción de todos y las celebraciones de la ciudad.

Astrid caminó un par de pasos para ver a los recién llegados. Su postura era bastante segura, tenía una mano en la cintura y una sonrisa en los labios. Miró a Celebi con cariño y orgullo mezclado. No había dudado ni por un segundo en la conclusión final de los hechos.

-Todos, bien hecho -hizo señas para que los pokemon que habían estado con ella y los que no eran suyo si así lo querían, se acercaran- ¡Que bravos perros guardianes! -dijo con suavidad acariciando a dos manos la cabeza de los Houndor de forma intercalada- Se se un sitio para cuidar otros pokemon que agradecería tener un par de vigilantes tan fieros si están dispuestos a considerar la labor.

Seguidamente, alzó con cuidado al huraño pokemon volador con el pico partido.

-¡Eres fuerte, Fearow! -dijo, llena de convicción- ¡Y te mantuviste fuerte hasta el final! Gracias por venir conmigo. -le miró a los ojos de forma pícara, se veía un tanto desconcertado por el afecto, y seguidamente le dio un beso en la frente antes de dejar que fuese a gruñir a su aire por la situación.

Movió un pie al ver un caparazón rodando. El Shuckle parecía tranquilo, de hecho, estaba rodando por ahí. No había sufrido un rasguño y seguramente la lucha había sido confusa para él.

-No tan rápido, pequeño valiente, que te me pierdes -le levantó para colocarlo encima de la pesada mochila que había ido a parar al suelo hacía rato, para que tuviera una vista mas privilegiada con su pequeña estatura. Y, finalmente, ni siquiera tuvo que llamar a la vulpix. Iri saltó apenas tuvo los brazos nuevamente libres, sentándose elegantemente para mirar al resto de los presentes mientras recibía caricias cuidadosas en su coqueto mechón de cabello.

-Parece que cierta damita perdió el miedo -rió disimuladamente- Sospecho que recibirás una piedra de fuego pronto, aunque temor me da pensar en que travesuras harás siendo una dama en toda regla. Ahora que tenemos un momento realmente...bienvenida de vuelta, Iriasvyel.

Le giró para que su frente tocara la de ella unos momentos, antes de volverle a su postura anterior. Astrid tenía una sonrisa serena tras aquello, y ahora si, se dedicó a los humanos. Tanto ella como Iri miraron a Shiert desde arriba, inclinando la cabeza, y luego a quien le reclamaba.

-Buenas tardes -habló con calma, reconocía esa voz y por estar con quien estaba, no tenía dudas- tu debes ser Charlotte. Tharion me contó de ti, e indirectamente escuché algo de su conversación telefónica, lo siento -giró levemente la cabeza, apenada- Parece que también tuvieron su propia lucha por su lado. Gracias por su ayuda.

Inclinó la cabeza levemente.

-No puedo decir que sucedió a Tharion, espero que no haya sido algo temerario como cierta persona de negro que yo me se. Cuando se recupere un poco, estaré esperando que puedas meterle algo de sentido en esa cabeza.

Volvió a mirar hacia abajo, su mirada era suave, pero reprobatoria.

-De nuevo sacaste conclusiones apresuradas, tonto, tu criterio es muy cerrado. Pero, por ahora descansa. -miró a la doctora Blake- Se lo encargo. Conociéndole un poco, quizá intentara ponerse de pie ahora estando como está.

Dio la espalda, mirando a las figuras mas llamativas del lugar. El Señor de las Aguas, y el Señor de los Bosques.

-Creo que no debes preocuparte por eso, ¿porque alguien debería echarte? Solo tienes que girar la cabeza y ver las huellas de los pasos recorridos. Traer el verde hizo mucho mas que solo hacer crecer vida. Todo lo acontecido ayudó a purificar a muchos de nosotros.

Miró hacia atrás, sonriente.

-Sospecho que muchas cosas y personas serán diferentes a partir de ahora gracias a la alfombra que has colocado. Así que, ¿Porque no te relajas en tu hogar y observas los pasos que demos a continuación? Pero, estaremos contando con el que no te recluyas solo en el bosque y salgas a pasear cuando gustes para tener tus propios caprichos. Por estos paseos sin ruta, es que Shu hoy está aquí. 

Guardó silencio unos momentos, meditando la visión de esto proyectada a mas adelante.

-El futuro no se ve nada mal...de hecho, pinta mejor aún de lo que me imaginaba -dijo contemplativa, con una sonrisa y los ojos cerrados disfrutando de la caricia gentil de una brisa cálida que se le antojaba premonitoria. - Si...no puedo esperar para llegar a el.

Charlotte asiente y te dedica una fugacísima media sonrisa, dulce e irónica.

Algunos soldados se acercan a Charlotte, inseguros sobre qué hacer.

-Empezad a desmontar este chiringuito- dice, señalando a las barricadas, banderas con la R roja improvisadas y demás-. Ya. Y... No sé, pensad por vosotros mismos. No como soldados Rocket, sino como... como personas, como ciudadanos. Ayudad a la gente o... iros a vuestra puta casa, no sé.

Mientras los Rockets se quedan anonadados, o se ponen manos a la obra, o discuten, Charlotte se dirige a Shiert, ya más sosegada.

-En cuanto a ti, soldado Shiert... descansa. -No parece que vaya a arrancarle la cabeza. Al menos, por el momento.

Blake hace el saludo protocolario del Team Rocket*, se presenta y contesta tanto a Charlotte como a Astrid.

-Dra. Blake, sección científica. A sus órdenes, Jefa. No se preocupen, yo me encargaré de que mi compañero se porte como un niño bueno y no se autolesione- dice, poniendo una mano sobre la cabeza de Shiert, aún tumbado en el suelo. Esboza una sonrisa ácida mucho más propia de ella que la aprensión que ha mostrado momentos atrás.

Charlotte asiente y se vuelve a Astrid.

-¿Conversación telefónica? -Piensa un momento- Bueno, ahora no creo que tenga importancia. Tú debes de ser la amiga de la que me ha hablado... "Tharion" -Sonríe. Es muy guapa, aunque se nota que no hace nada por potenciarlo. Lo que más destaca de su rostro son sus ojos, muy claros, velados por una cortina de tupidas y rizadas pestañas claras, que deja caer a medias sobre sus pupilas con desenfado. -Lo suyo, sí, ha sido temerario. Temerario se queda corto. Pero es por esas cosas por las que lo... -Ahoga un risita para sí-. Si no no sería él mismo. Veo que tú también has tenido tu papel. Todos vosotros.

Celebi te hace un pequeño resumen mental... a su manera. Son más bien una serie de imágenes inconexas, como recuerdos ajenos.

Al parecer, los "amigos de Shiert", unos humanos llamados "Team Rocket", iban a pelearse con el resto de humanos. Astrid y Shiert enviaron un mensaje a todos los seres vivos convocándolos en Ciudad Trigal para que tomaran partido por la naturaleza [que fue la visión que visteis antes Charlotte y tú]. Como resultado, además de la invasión Rocket en Ciudad Trigal, muchos pokémon y algunos humanos han acudido a Ciudad Trigal y el follón ha aumentado de proporciones. Celebi también invocó la ayuda de Suicune. Ha habido muchas batallas en la Ciudad, pero la que parece que ha sido más gorda (además de la del Gimnasio) ha sido esta, en la que trigaleños y Rockets se disputaban el Centro Pokémon. Astrid quería abogar por la naturaleza, pero ni mucho menos a costa de una guerra. De acuerdo en esto, Astrid y Shiert han luchado para parar la guerra. Finalmente, a petición de Astrid, Celebi ha intervenido para tratar de llegar a un acuerdo entre pokémon y humanos.

Blanca interviene, actuando como portavoz de la mayoría de los habitantes de la Ciudad.

Celebi aún espera en mitad del claro, imponiendo un aura extraña con su mera presencia, custodiado por el Guardián de las Aguas.

-Todo eso está muy bien pero ¡hey! ¿Qué va a pasar con la ciudad? -exclama. Se levantan voces en su apoyo de la multitud congregada.

Blanca se dirige a Celebi.

-Ce... Celebi... Señor del Bosque... No queremos luchar, no queremos hacerte daño… Ni a ti ni a la naturaleza, pero… esto no puede quedarse así… Todo está medio destruido… Ya no se trata de "la tecnología humana", "el progreso" ni nada de eso… Es peligroso, puede haber derrumbes… Hay gente que se ha quedado sin casa y no sabe sobrevivir así… Los pokémon y las personas de los hospitales… Y… ¡Y las telecomunicaciones están guais!* >.<

Se oyen murmullos apoyando las palabras de Blanca.

¿Qué va a pasar con la ciudad? Eso... Eso decídmelo vosotros. He comprendido que... me he precipitado. He acabado de tomar decisiones por mi cuenta. Es el momento de escuchar.

Solo espero que no me ataquéis esta vez.

Vuelvo la cabeza y veo el camino por el cual vine... y solo se extiende hacia atrás dos días. Antes de eso... Tharion. Shiert. Miedo. Dolor. Vosotros lo sabéis. Me echaron una vez, encerraron a un reflejo de mi yo, a un latido de mi corazón, en la fría, fría oscuridad. Me cerraron la puerta. Y volverían a hacerlo. Sé que hay algunos que volverían a hacerlo...

Una oleada de temor, de ira, ajena, verde, recorre los corazones de los presentes, como un escalofrío colectivo. Los sentimientos del pequeño dios verde se derraman.

-Y lo haremos, no te quepa duda, pequeño monstruo verde.

Otro grupo se ha materializado en el claro.

Son cuatro personas. Dos hombres y dos mujeres, de dos generaciones distintas: de unos cincuenta años uno de los hombres, trajeado pero con un aspecto leonino y fiero, y una de las mujeres, de aspecto severo; de unos veintitantos el otro hombre, más corpulento si cabe que el que -presumiblemente- es su padre y la otra mujer, que frunce los labios en un gesto de descontento.

Es evidente que son familia, porque se parecen mucho entre ellos. De hecho, no solo eso, sino que son bastante diferentes al habitante prototípico de Johto y Kanto: de piel oscura y cabello rojo, una exótica y extraña combinación. De hecho, algunos de los presentes saben que son familia y, de hecho, saben de qué familia se trata: se apellidan Sadik y son los dueños de la muy poderosa, muy rica y muy respetable corporación Stoneclock, con sede precisamente en Ciudad Trigal.

Pero ahora mismo no parecen precisamente una junta directiva de empresarios, ni siquiera de una empresa familiar.

Además de un hypno, que los ha traído, han aparecido junto a ellos una miríada de extrañísimos pokémon.

-Se acabó el juego, Celebi -dice el hombre joven con tono poderoso y tajante.

-Aysaç... -Dice la mujer más joven, que va en último lugar, aunque no parece tener efecto alguno.

Todo ha terminado...¿no es así?

No, no era así.

-Oh no, no lo harán. ¡Celebi! ¡Detrás de mi!

Astrid tardó menos de un segundo en pasar de su actitud de tranquilidad a encresparse con una mirada poco amigable. Extendió una mano para dar la señal a los otros pokemon que traía consigo, y no esperó a que el pequeño guardián tomara iniciativa, sino ella misma se plantó en interposición entre estos desconocidos y el.

-¡Todos, en guardia!

No les quitó los ojos de encima mientras, una vez mas, llamaba a la fuerza de sus compañeros. Si decían que iban a hacer eso, debían traer algo consigo que se los permitiera, así que naturalmente se tensó, intentando traer a su mente el nombre de esos pokemon...¿los había visto antes?. En el Centro de Voluntarios seguro que no.

-Si se queda o no, no es decisión de dos personas. -dijo con enfado y fervientemente- Tendrán que pasar por encima de mi si desean hacerlo.

En el Centro de Voluntarios seguro que no. Si Astrid los ha visto alguna vez, ha sido en los libros. Hace memoria. Las Ruinas Alfa... Extraños símbolos escritos en las paredes... supuestamente grabados por una antigua civilización... Se cree que nuestro alfabeto procede de ellos... Pero ni mucho menos eran pokémon... ¿no? ¿Qué era lo que había leído? ¿Por qué no prestaría más atención en clase de Historia?

Porque era demasiado aburrida, ugh...T_T