Partida Rol por web

El aire libre es agradable, hay algo puro en no tener una papelera, un gas de escape o un callejon oscuro a cien metros a la redonda. Quizas demasiado puro, a este ritmo notaba como me iba ahogar de tanto oxigeno, colocandome el pañuelo algo molesto.

-Doc, por favor, deje eso. Agradezco una consulta y pastillas gratis como el que mas, pero aun nos queda camino que recorrer.- Le dije al doctor, observando curioso como tomaba el pulso a su pokemon. Era raro ver a un medico que adorase su trabajo, y aun mas raro uno que lo hiciera sin animo de lucro, un tipo curioso mas que nada.- ¿Aun conservas el mapa en la pokedex? Vendria saber por que altura del camino vamos.

Gina se llevó una de las manos hasta la nuca para acariciarla de manera distraida. El lugar era sin duda atractivo a la vista de alguien que buscaba aventuras, pero después recordó que tenía un grupo al que seguir. Se giró un poco para verlos a la par que volvía a relajar el brazo "Si cada vez que veamos algo, nos vamos  a parar..." pensó. Sus ojos se cerraron apenas unos segundos para después abrirse de nuevo dejando ver ese color que a veces era tan frío y otras tan cálido.

Ignorándolos bajó la cabeza un poco para asegurarse de que su compañero estaba bien, pero al verlo hizo un lento movimiento, girando sobre los talones para escuchar a los demás. No prestaba demasiada atención, pero tampoco quería alejarse mucho más, eso solo conseguiría que se "perdiese" del grupo. Cruzando los brazos sobre su cintura se "abrazó" mientras esperaba paciente, mirando indiferente el "juguete" del doctor. 

Compone una cara que podria interpretarse como una profunda meditacion o el desconcierto de un niño, baja la visa y toca un par de botones.

- Mmmm..... no falta mucho para llegar... estamos mas o menos a mitad de camino.

Eso es correcto "Doc"-os sorprende una voz que sale detrás de uno de los pinos.

Detrás de uno de los pinos sale un chico, que aparentemente debe rondar los 16 años y que se planta antes vosotros con los brazos cruzados. Sonríe ligeramente mientras os contempla con una pose orgullosa, sabiendo que os ha pillado completamente desprevenidos. Dos pokeball cuelgan del lado derecho de su cinturón, evidenciando su categoría como entrenador pokémon.

Me llamo David, pero vosotras podéis llamarme Dave-suelta con desparpajo guiñándole un ojo a las chicas y luego pregunta más serio-¿Vais hacia las montañas? ¿Que queréis hacer allí?

-Senderismo.- Respondi brevemente y cortante, de brazos cruzados. No me gustaba que me sorprendieran, y aun menos que nos siguieran. Si acaso, deberia ser yo quien las hiciera.-Mi nombre Sasori Kirino ¿Desde cuando llevas observandonos desde las sombras?

Con una mirada de reojo, mire a Sneasel y señale al tal "Dave", para que no le quitara ojo de encima "No me fio un pelo de este tio, estate atento a cualquier gesto brusco o sospechoso."

Mark se acerca al muchacho apoyandose en su baston hasta situarse frente a el. Pocos años los debian de separar, pero puede que la guerra hubiera hecho crecer mas rapido a Mark, por lo que pese a su cojera se iergue imponente frente al chico.

- ¿No te explicaron tus padres que espiar y seguir a las personas, ademas de ilegal, esta feo?

El tono de su voz contrastaba mucho con el porte y la pose de militar que inconscientemente tomaba. El tono era jovial y afable, nada amenazador.

Siseo al Pokemon que cae, y no le pierdo de vista hasta que el bípedo de la vara lo devuelve a su lugar. Algo más tranquilo pero aun alerta permanece al lado de la hembra que me libero. Gruñendo bajo desde la garganta observo alrededor. Vuelvo a recular cuando el bípedo se gira con un brazo extendido y mostrando algo, le siseo una advertencia. Al ver que no hace nada por amenazar o agredir regreso a mi posición de alerta.

Otro ser alto aparece delante de nosotros. Siseo y gruño dando un paso delante de la hembra a la que acompaño. Muestro los dientes, intimidante, trato de erguirme para aumentar la amenaza; mantengo la cola baja, y las garras abiertas esperando para arañar. Pero me contengo de nuevo, algo me dice que espere, que…obedezca.

Viajo junto a mi entrenador por el bosque, un paisaje realmente tranquilo, aire fresco y pokemon de distintos tipos viviendo juntos en armonía, algo que realmente le gustaba, pero ahora no importa, ahora debo cuidar de mi entrenador y ayudarlo en sus viajes. 

Sin medir palabras oigo la conversación con el doc mientras el pequeño charmander no puede quedarse quieto, mas allá de eso el viaje es tranquilo, hasta la aparición de un joven detrás de un árbol, veo la señal de mi entrenador y con un simple gesto de cabeza asiento, fijando mi mirada en el joven 

La cara de Gina fue todo un cuadro cuando vio aparecer a ese tipo, pero mejor fue cuando se dirigió a ellas de esa forma. Se llevó una mano hacia el cabello, retirándolo hacia atrás. Sus movimientos eran tranquilos, despreocupados... Cómo si no fuese con ella aquella conversación. Aborrezco que me traten así... Mirando al Abra, volvió a mirar al grupo a la par que cruzaba los brazos de manera lenta. Todo el peso de su cuerpo cayó sobre una de sus piernas, mientras sus ojos danzaban de un lado a otro observándolos. Bueno, al menos son chicos listos... Y no hablan más de la cuenta. Aunque Sasori solo le faltó dar el D.N.I, la dirección de su casa e invitarle a tomar el té. Cambiando de lado el peso del cuerpo, relajó los brazos dejándolos colgar.

Me pongo tensa. No he advertido que nos seguían. ¿Pierdo facultades o es que el tío es bueno? En cualquier caso, malo. Al parecer, la decisión del grupo es cerrarse en banda. Tanto mejor, no me gustan los espías...sonrío para mí misma.

Extiendo levemente la mano derecha en dirección a Charmander. Mi voz suena demasiado preocupada.

- Criatura - llamo. Prefiero que esté cerca si hay desconocidos, por su seguridad y por la mía

Luego me coloco cerca del médico. Amable pero firme, parece que es su estilo. Decido ser el poli malo.

- No están los caminos como para hacer bromitas - indignada chica de pueblo -. ¿Quién eres y qué quieres?

Seguí a todos al exterior. No me apetecía quedarme allí, y además, en cuanto estuviéramos fuera podría comenzar a ignorar a aquellos que ya no me gustaban por su forma de ser. Y ahí el sabelotodo de Mark comenzó a hablar acerca de los Pokémon, como si fuera el descubridor de los mismos. No bastó con eso, sino que le llegó un mensaje y aprovechó para fardar de su recientemente “adquirido” Pokémon, como si los demás no fuéramos válidos como acompañantes, mostrándonos con orgullo cómo había conseguido estudiar a Ralts como un auténtico médico cuando era el programa el que lo había hecho prácticamente todo, a excepción de tomarle el pulso a la criatura. ¿Qué buscaba con eso, impresionar a alguien? Miré hacia ambos lados, frunciendo levemente el ceño, y no vi nada que me fuera familiar en los alrededores de aquél edificio. Sin embargo, el cúmulo de olores y colores a la vista me causaba cierta incertidumbre que, mezclada con la curiosidad que inevitablemente padecía, hizo que mantuviera los ojos levemente abiertos y que desistiera de dormir por unos instantes.

Dada la situación, parecía que iba a tener que soportar la compañía de estos energúmenos que no sabían estarse callados y no me dejaban concentrarme todo lo que quisiera. Bueno, no importaba. Por lo menos no me había tocado el entrenador más raro de los cuatro, pensé mirando al chico del Sneasel. “Pobrecillo...” Pensé, sin darle mucha más importancia a aquello, ni a su intento de parecerle simpático al doctor desde mi punto de vista. Al fin y al cabo, muy pronto dejaría de tener su compañía. Miré a Gina, y asentí muy levemente con la cabeza, indicándola que los siguiera, con un gesto de leve resignación en mi rostro casi imperceptible. Desde luego, tendría que empezar a aprender a esconder mis gestos y mis expresiones faciales.

Por si fuera poco, pronto se nos unió al grupo una persona más, David, que, al mismo tiempo que intrigante, resultó parecer desesperado por congeniar con alguna de las chicas del grupo, y al mismo tiempo por ocultar aquello mediante un desmesurado desparpajo que me causó estupor y aburrió a la par. Pronto Sasori dijo su nombre, en un alarde de increíble confianza y, bajo mi punto de vista, estupidez hacia aquél chico y el ex-militar, en un intento de dar una lección moral acerca de lo que estaba bien y estaba mal, le echó una reprimenda que probablemente yo habría ignorado. Había participado en una guerra, y pese a ser el médico de un grupo, la gente a la que trataba había matado a otra gente y a otros Pokémon. Agarré nuevamente el pantalón de Gina con una de mis manos, mirando al ser al que también se acercó Kate. “En ocasiones, el silencio es el arma más poderosa”, me dije, mientras asentía nuevamente a Gina muy brevemente, correspondiendo a la mirada. No había dicho una palabra desde que estaba con todos aquellos Pokémon y humanos y no pensaba hacerlo ahora. Estaba conforme con ello, y me gustaba pensar que probablemente pensarían que alguien como yo no es capaz de usar las palabras, lo que me situaba en una posición de relativa ventaja frente a ellos.  

Había seguido el consejo de Mark, aunque porque me apetecía, no porque me lo hubiera dicho, claro está. Pero tampoco había mucho que explorar, por lo menos si no podía irme muy lejos. Notaba al resto de pokémon mirando desde las sombras pero los ignore mientras olía unas pequeñas flores amarillas de un aroma muy dulce. Eran bonitas, quedarían bien para una corona. Me reí imaginando a Charmander con ellas en la cabeza.

Pero en cuanto el nuevo humano se presento me teletransporte de inmediato al hombro de mi entrenador y observe al nuevo con atención. Llevaba dos pokeball, ¿se trataba de otro entrenador? ¿Quería un combate? Mi entrenador parecía tranquilo, pero era el único.

Uhhh, veo mucho mal rollo por aquí, calmaos un poco-dice sin perder la sonrisa-ya estaba aquí desde hace un rato, no necesito espiar a nadie. ¿O es que vosotros tenéis algo que ocultar? ¿Así que senderismo, dices? Yo no escogería este sitio, pero bueno, si a vosotros os gusta, bien está.

Coge una de sus pokeball y la hace girar entre sus dedos como si de un balón de baloncesto se tratase, aunque el no parece darse cuenta de ese gesto.

La verdad es que os dejaría pasar, pero por aquí no suelen pasar los entrenadores y hace mucho que mis pokémon y yo no combatimos. Venga, será divertido-comenta entre risas.

Mark se echa a reir ante el chico que se ponia gallito. Levanta la mano y la pone en su cabeza de manera paternalista.

- Jajaja, los chicos de hoy en dia, como sois... -se lleva una mano al cinturon y lanza uno de sus famosos caramelos directo a la boca del joven cuando la madre caterpie de antes usa disparo de mora para atraparlo en el aire dejando estupefacto al ex-militar que vuelve a reir.

Se levanta la chaqueta y lleva su mano al cinturon dejando ver claramente sus seis pokeballs, dos bolsitos y una pistola, mete la mano en uno de los bolsos y saca otra bola de caramelo y se la da en mano al chaval.

- Ale peque -dice sonriente- nos vemos.

Le da un par de palmaditas mas en la cabeza y comienza a marchar lentamente pasando de largo del entrenador.

Genial, sencillamente. Lo que me faltaba. Como tenga que sacar la pistola adiós a Kate Manson...

Entonces Doc deja ver su pistola y se lo toma como a broma. Igual puedo salir de esta sin reventar la tapadera.

Río como una tonta de las palabras del señor Mahler. Qué me defienda el hombre grande y fuerte...ni tan mal.

- Apareces, nos interrumpes cuando estamos juntos los amigos y quieres un combate, ¿De dónde te has caído?

Aunque puede que Charmander quiera combatir...le miro interrogante. Si quiere luchar, tampoco pasa nada por tener entretenido a mi Pokémon

La tensión en el grupo es palpable, aunque el joven bípedo no hace ademan de atacarnos. Mantengo mi actitud agresiva, para demostrar que soy fuerte e intimidante. Me levanto sobre las patas traseras y saco pecho, con la cabeza erguida. Esta claro que es mas alto que yo, pero ¡no cuenta con mi fuego, ni con mis garras!

Sin perder de vista al extraño, de repente veo que el ser de la vara, le entrega una de esas bolas dulces. Doy un paso adelante y atrás, confundido entre ir a pedir y mantener mi amenaza sobre el forastero. Miro a la hembra a la que acompaño inquisitivo y desconcertado.

Sonrío a Charmander. Es un bebé, después de todo. Definitivamente no quiero que luche.

- A mí no me mires - le digo con cariño - el de los caramelos es él - señalo a Doc

Espero que esto rebaje un poco la tensión y de paso distraiga a Charmander del combate inminente

Observo su dedo apuntando al sujeto de los dulces. Dudo un momento antes de acercarme y tironear de la tela marrón que le cubre. Suplico con los ojos, para obtener un dulce.

Obviamente me olvido por completo de la amenaza del forastero, los beedrill y del calor de la batalla que sentía. Ahora quería un dulce. Husmeo entre la ropa en busca del olor de la golosina, se que tiene y los quiero.

-Los sentimos mucho.- Dije encogiendome de hombros, mientras me daba la vuelta.- Pero algunos tenemos demasiada prisa, para quedarnos todo el dia esperando en un solo sitio. No nos esperes.

Dicho eso, indique a Sneasel que nos acompañara, y me puse a la altura de Doc, mirandole con una ceja alzada y una sonrisa oculta.

-Buen truco lo de mostrar lo que llevas en el cinturon.- Le alabe, sorprendido de su astucia e ingenio.- ¿Regalo del ejercito? Si es asi, espero que tengas permiso de armas, no vayan a creer que pertenezco a una banda criminal.- Dije sarcastico, mientras me ajustaba el pañuelo de mi rostro.