Partida Rol por web

Apelar a la caballerosidad era un golpe bajo. Era obvio que ahora tenia que dejarle el lugar, no por obligación si no porque me sentiría mal conmigo mismo si de verdad le dolía tanto la espalda -Mis disculpas, fue mi error no preguntarte primero. Claro, puedes tomar el asiento.- No quería decirle a Aba que tenia que viajar conmigo en la parte de atrás, después de todo había aceptado tan tranquila y silenciosamente mi propuesta de venir adelante que seguramente era lo que ella deseaba.  -Aba, si quieres quedarte adelante puedes viajar con Kate y la enfermera Joy, yo estaré en la parte de atrás.- Al decir esto di entender que me iba a levantar, por lo que espere que Aba levitara fuera de mi pierna para hacerlo -Gracias.-

Nuevamente fuera del camión mire a Kate y espere a que terminara de hablar con Charmander -Adelante, es todo tuyo.- Extendí mi mano hacia ella -Permiteme ayudarte a subir.-

"Te odio muy en el fondo de mi alma."

Ya terminado la carga sin medir mayores palabras solo observando la situación, miro un momento a Sasori un poco de tacto no le vendría mal piensa mientras los humanos hablaban. Algunos ya se ubicaron en la parte trasera y otros aun por subir vuelvo a mirar a Sasori esperando su decisión ¿que quiere decir con eso? pensando en las palabras de joy

Hincho el pecho y dejo que unas llamas asomen de mi boca. Queria parecer intimdante, feroz. Mostrar la fuerza que poseo.

-Yo soy fuerte. Yo puedo proteger a todos.- Digo orgulloso. Luego para demostrar que no tengo miedo subo al camión (Jo, qué palabras más difíciles) encaramándome cómo puedo al lugar al que Kate quiere entrar.- No tengo miedo, de nada.- Me siento con cara de decidido y miro hacia delante.

No es hasta un momento después de hacerlo que recuerdo porque no quería subir. Mi determinación flaquea y miro a Aba volviendo a poner cara triste, para volver a mirar el bosque buscando.

- ¿Y no será que tienes miedo de la ciudad, criatura? - pregunto con una sonrisa -. No se es fuerte por luchar donde uno se siente seguro, se es fuerte por luchar allí donde se le necesita

Me incorporo, poniendo los brazos en jarras. 

- Si eres tan fuerte, si puedes protegernos, ¿Por qué no hacerlo en la ciudad?

Desvió la mirada del bosque y luego a Kate, pero no puedo sostenerla. Un segundo vistazo al bosque y juego con las garras. No podía explicarme ¿Cómo hacerlo?

-No tengo miedo.- Miro a Kate de reojo con la cabeza gacha.- Me gusta el bosque y lo que hay en él. Puedo protegeros donde sea. A ti y a todos.- Esto último lo digo en alto y girando un poco la cabeza como dirigiéndome a Aba.

Dejo escapar un gañido lánguido. No hay caso. Nadie quiere quedarse y no puedo hacerles daño para que se queden… no, no, no puedo.

-Yo voy ciudad.- Admito como si de una rendición se tratase. Realmente lo es.

Y ahí estaba. Como había previsto, Kate había sugerido ir ella delante y Gin se había visto obligado a ir detrás. No tenía ninguna intención de pasarme un viaje en la parte trasera de un camión, así que levité, y me lo miré, con un “yo me quedo aquí, espero que no te moleste” impreso en mi rostro. Levité, lo suficiente para que Gin saliera del asiento delantero de aquél camión y me quedé junto a Charmander. Estiré mi mano hacia él, y tras tocar una de sus manitas esbocé una pequeña sonrisa junto a un muy lento parpadeo. Me quedé delante, junto a Charmander, pues la partida de aquél bosque parecía haberle dolido mucho más a él que a mí. No pasaba nada. También me vi tentada de mirar al bosque, pero en lugar de ello miré a Kate y luego a Charmander. Quería que tuviera presente que nunca abandonábamos a alguien de los nuestros. Sabía que se lo había pasado muy bien jugando en el bosque con nosotros, y no era mi intención permitir que dejara de pasar. —Charmander, ¿puedo llamarte Char?, esta noche acompáñame. Yo no duermo junto a humanos —proyecté mis palabras hacia el interior de su cabeza, en un tono suave, para intentar no alarmarlo.

- ¡Ouki-do! - dije a Mark acompañándolo de unas palmaditas en su cabeza, donde llevaba ya un par de minutos encaramada.

Observé con curiosidad lo que ocurría alrededor del asiento delantero: Gin subiendo sin preguntar, Kate recriminándoselo... Hasta que perdí de vista el lugar cuándo Mark subió en el camión. Sin embargo, seguía oyendo lo que ocurría y como Charmander se negaba a subir.

"No lo entiende, no entiende lo que Aba a dicho." - tenía cierto sentido, probablemente no sabía cómo era una ciudad y el porqué no era buena idea lo que había propuesto. Sin embargo, algo le hizo cambiar de opinión al final, ya que dijo "Yo Voy ciudad". Si había sido el discurso de Kate sobre protecciones... entonces Charmander no se negaba a ir por lo que yo creía. Tal vez había sido otra cosa entonces. El hecho de haberme perdido la visión de los últimos segundos de conversación hacía que me faltase información.

Pero qué más daba. Todo parecía haber salido como debía... Creía.

Aba se acercó para consolarme. Pero ella también tendría que estar triste. No entiendo… ¿Estará bien así? Pero… ellos son tan débiles, no como nosotros. Aunque sea como nosotros es como ellos… y también como nosotros… Agito la cabeza. Decido dejarlo estar. No puedo hacer nada. Tal vez… tal vez si pudiera volar.

Escucho el mensaje que Aba me transmite. Dudo, por las noches duermo con Kate. Miro a mi compañera, y luego a Aba. No quiero que se quede sola.-"Claro que puedes."- Pienso contestando a la pregunta de Aba.

-¿Esta bien si voy a dormir con Aba esta noche?- Pregunto a Kate, me gustaba dormir con mi compañera; era cómodo acurrucado con ella. No le molestaría a Kate, o ¿Si? -La acompaño ¿Si?- Abrazo a Aba y pongo ojillos de suplica.

Sneasel me dedica una mirada inquisitoria, y se de que se trata, yo tambien lo he notado, pero no cambia mi decision. "Sea lo que sea que se refiriese con eso, no creo que tenga que ver con el incidente Oak. Si fuera un enemigo, no se habria desvelado asi, y si fuese un amigo... A quien quiero engañar, si Oak tuviese realemnte amigos, no habria encasquetado este marron en cuatro extraños que no conocia de nada. Ademas, de que su interes es que se entere la menor gente posible."

-Sneasel, es seguro, vamos.- Le ordene una vez mas desde el interior del camion sin mas explicaciones. Espero que confie en mi, no quiero tener que caminar hasta ciudad Malva a ser posible, y aun menos despues del aviso de Joy.

Entre tanto, me fije que a diferencia de Gin, su pokemon estaba teniendo bastante exito con la pequeña lagartija, ahora abrazada por este. Un gesto bastante tierno, que usualmente me haria vomitar de asco con solo verlo, pero en los pokemons, me parecia tierno.

-Me parece que tu pokemon es mas lista que tu, en mas de un aspecto, Gin.- Le dije al chaval de flequillo gigante, sin poder evitar reirme un poco por lo bajo.

Una vez todos estáis instalados cómodamente y tras comprobar que el vehículo esta bien para continuar el viaje, Joy os lleva a un ritmo rápido por el camino, dejando tras de si amplias nubes de polvo. Tras días viajando a pie, resulta muy relajante el hecho de que os lleven. Silencio, salvo por el ligero traqueteo, nada agobiante. Dan ganas de echarse una pequeña siesta en lo que se tarda en llegar, un recorrido que os habría llevado al menos una semana a pie.

-Os agradezco de verás la ayuda. -suelta Joy tras un rato- Se que exponeros no ha debido ser nada fácil. Me imagino que habréis tenido problemas con otros antes, ¿no? ¿O simplemente estabais siendo precavidos? Perdonad, es que siento mucha curiosidad -añade con cierta excitación mientras acaricia al pequeño Charmander que se sienta a su lado.

Se sentia bien el volver a notar el traqueteo de un vehiculo y descansar los pies, tampoco es que aborreciera la naturaleza, ningun cocinero que se precie lo haria, siendo la madre de todos los ingredientes de este mundo, o la abuela, si incluimos los artificiales, pero siendo mas un chico de ciudad que de campo, las comodidades y los lujos de la civilizacion me llamaban y me tentaban. Dios, que ganas tenia de tomar un baño y acostarme en una cama caliente en el primer lugar que nos hospedemos.

Estaba por sacar a Nix*, para matar el aburrimiento mientras la acariciaba y jugaba un poco con ella, pero me recorde a mi mismo que aun era de dia, tendria que esperar al menos hasta el atardecer para sacarla de su pokeball, a menos que fuera necesario, no queria interrumpir sus horas de sueño, y teniendo en cuenta que era nocturna, eso entraba durante todo el dia.

Ahora que lo pensaba, Sneasel, o Ryuto, aun no sabia si estaba conforme con ese nombre o simplemente se lo puso para que no le diera la murga mas sobre el tema, tambien era nocturno, pero no parecia sufrir mucho con mantener mi ritmo. Tendria que preguntarle si estaba bien con aquello, actualmente, tendria que preguntarle muchas mas cosas sobre el y su pasado.

Me rasque la barbilla bajo el pañuelo, mientras miraba a Sneasel contemplativo. "Por ejemplo, si le acaricio en la cabeza ¿Se sentira ofendido?"

Mientras aun estaba pensando sobre el tema, Joy interrumpio con una pregunta, que en aquel momento hizo que todo mi buen humor desapareciera, y deseara tener un cuchillo a mano. Al parecer habia pecado de inocente, Sneasel tenia razon, no tendriamos que haber subido.

-Hum ¿De que estas hablando exactamente?- Menti, intentando parecer lo mas calmado posible, sin mostrar mi creciente hostilidad y paranoia. Si no fuera porque estaba conduciendo, ahora mismo estaria noqueandola.

Charmander...el pequeño dragón bebé hormonal. Bueno, podría ser inofensivo. Y le ha invitado ella. Digo yo...

- Si a Aba y a su entrenador les parece bien, y sólo si a los dos les parece bien - digo muy seria

Joy empieza a hacer preguntas.Miro a todos. Ha sido para bien que yo me pusiera en el mejor sitio para estudiarla. Lenguaje corporal, cosas que lleve encima, cosas que haya en la guantera...¿Doc será lo bastante espabilado para mirar en las cajas disimuladamente? O Gin...ha demostrado que tiene cierta intuición. 

- Ha habido problemas, si - digo -, ya sabes, gente que quiere aprovecharse de entrenadores jóvenes. Ha sido una suerte lo de los Pokémon, son muy valientes. Y allí Doc es todo un experto y Sasori, aunque sea un poco arisco tiene mucha cabeza - sonrío -, y ya has visto el ojo que tiene Gin, es realmente extraordinario, creo que sin ellos no lo habría conseguido, me ayudaron a escapar de un Tyranitar, ¿sabes? - no es toda la verdad, pero bueno, casi, y así les pongo a los tres un poco por las nubes. Que gane el mejor. Será bueno para la moral - no soy más que una chica de Orquídea, ¿Has estado alguna vez allí?

Me apoyo en el respaldo. Qué gustazo, un respaldo, se me había olvidado como eran.

- No hay problema, supongo que todos la tenemos, ¿te dedicas al transporte? ¿puedes decirnos cómo está el camino? 

-Chaar.- Exclamo emocionado dando un pequeño saltito en el mullido asiento. Me rio y achucho un poco más a Aba antes de soltarla. Necesito el permiso de su compañero, así que me levanto y escalo por el respaldo para asomarme a la parte trasera y mirar al joven humano.

-¿Puedoooo…?- Le miro con ojillos tiernos para que me lo permita.

Entonces siento un rugido y un temblor que me ponen alerta. El “camon” empieza a moverse y vuelvo a sentarme mirando al frente, se mueve bien rápido, veo los arboles pasar raudos a nuestro lado. Noto la mano de la humana de pelo rosa en mi cabeza y me relajo dejando que me acaricie. Comienzo a dejar escapar un ronroneo suave por la garganta, mientras se me cierran los ojillos. Miro un momento a la humana de nombre Joy y una pregunta me viene a la mente.

-¿Porque tiene el pelo rosa?... Creía que las humanas tenían el pelo amarillo.

Despues de ignorar los intentos de bromas de Sasori olimpicamente, me subi al camion.Intente encontrar un lugar comodo que me permitiera de alguna forma tener la mente calma durante el viaje.Pense que por un rato, podria dejar los ojos y apagar mis sentidos para que esa cantidad enorme de informacion del exterior dejara de llegar a mi cerebro.Escuchaba a la enfermera hablar de forma lejana, como si yo me encontrara bajo el agua.Queria descansar y eso estaba haciendo, hasta que escucho que alguien se dirige hacia mi persona e interrumpe mi concentracion.

Cuando abro los ojos Charmander me estaba mirando con ojos de perro mojado. No sabia de que estaba hablandome, intente analizar las palabras lejanas que fui escuchando y creo que se referia a dormir con Aba a la noche -Aba puede hacer lo que quiera, mientras no lastime a nadie no necesita mi permiso.- Intento entonces volver a cerrar los ojos, pensando que no se requeriria mi atencion nuevamente por un rato.

Mark se habia puesto su casco de modo que le tapara la cara levemente, aunque procuraba seguir atento a la conversacion que transcurria en la vanguardia del camion. Confiaba en la familia Joy pero esa chica... le mantenia en guardia.

Pese a todo, a excepcion de la frase que habia dicho Joy no habia nada sospechoso. Las cajas eran normales, el camion era normal, todo era normal.

Quiza solo estuviera un poco paranoico.

Ante la la pregunta de Sasori la joven frunce un poco el ceño, no obstante la pronta intervención de Kate y su alegre charla consiguen distraerla y crear un ambiente distendido con total naturalidad. O al menos esa es la impresión que os da. Joy no parece el tipo de chica que no se fija en los detalles y la actitud de Sasori no ha sido muy natural que digamos.

-¿Un Tyranitar, en serio? -comenta, asombrada- ¿que estabas haciendo para que te atacara? ¿Robar sus huevos? Es increíble que todos estéis bien. Yo he tenido mis líos con los pokémon, ya sabéis, cosas de ser enfermera, pero nunca nada tan arriesgado. Sois muy afortunados -echa una mirada hacia vuestros pokémon y sonríe- aunque tenéis que tener cuidado. Un solo pokémon que puede hablar ya es tentador, pero cuatro es pedir que os ataquen con carteles de neón. Solo este mes ya ha habido cinco ataques a entrenadores en el camino. Y el otro día los Ranger capturaron a una pareja de cazadores ilegales. Ya habían vendido casi todo cuando los encontraron, pero aun les quedaba -abre la guantera y saca una pokeball de aspecto gastado- este. Espero poder encontrarle un hogar, no tenían sitio en el centro de Ciudad Cerezo y me pidieron que lo trajera al nuestro.

Suspira, algo abatida, antes de darse cuenta de que no ha respondido a tu ultima pregunta- Perdona, me pongo a hablar y me distraigo completamente. No, no he estado en Ciudad Orquídea, nunca me gustó mucho viajar, estoy cómoda en mi ciudad...supongo que pensaréis que soy muy rara. -dice, haciendo referencia al obvio hecho de que todos sois entrenadores, con lo que eso implica.

"¡Idiota, relajate!" Me dije a mi mismo, colocandome bien el pañuelo, un tic que tenia cuando estaba nervioso, aunque aun no habia sido capaz de arreglar. Joy no sabia nada, solo estaba hablando de los ataques pokemons de la zona, posiblemente perpretado por criminales y chusma local. Queria preguntar si tenian relacion con los tipos de negro que nos habian atacado, pero no se me ocurria como hacer la pregunta, sin parecer mas sospechoso.

-No, quizas mandona y cotorra hasta lo insufrible, pero rara no. No mas que nosotros.- Respondi a Joy, ante la mencion de parecer rara.- Ni siquiera sabia que tener un pokemon hablador fuera algo extraordinario. Creia que era algo comun.- Confese, mirando a Sneasel, preguntandome porque no habria dicho nada sobre el tema hasta ahora. Quizas, para el tambien, era algo ordinario.- ¿Quien es el pequeñajo?- Le dije a Joy, señalando la pokeball.- Quizas nos... Ellos podrian cuidarlo.- Rectifique, sabia que Joy desconfiaba de mi, no importaba, la desconfianza era mutua.

Atónita resté cuando Charmander, Char para mí se abrazaba a mí. Si aquello hubiese sucedido el primer día, le habría atacado duramente, pues no solía permitir el contacto físico con nadie, salvo contadas excepciones. No obstante, parecía que en mi cabeza no existía la orden de atacar cuando Charmander me abrazó, lo que significaba que: primero, Charmander no era una amenaza para mí; y segundo, que le había cogido aprecio. Yo no era una Pokémon malvada, pero pese a mi alto nivel de civilización rehuía todo tipo de contacto físico. Y, para mi sorpresa, esta vez en vez de atacarlo o teletransportarme, cosa que sería lo normal ante esa situación o tipo de situaciones resté quieta. Mis ojos, abiertos, se dirigieron primero a Gin y luego a Charmander. Escuché el comportamiento y las palabras de Sasori, unas palabras cargadas de sorna. Me sentía en total desacorde con la situación. “¿Por qué dice eso? Si en ningún momento he pretendido yo el contacto. Qué tipo tan extraño”, pensé. Debía empezar a vigilarlo con más asiduidad. No me fiaba mucho de él, era un muchacho sombrío.

Y, tras mucho rato de espera, el camión se pone en marcha. Noté cómo mi peso se echaba hacia el asiento debido a la acción del motor que empuja a la máquina de algunas toneladas hacia adelante, el motor rugiendo con un tono grave. No pude evitar sentir una punzada de dolor cuando Joy empezó a acariciar a Charmander. Vale, yo no era ni tan revoltosa ni tan agradable a la vista, ni tan adorable como el pequeño lagarto naranja, pero también tenía sentimientos. Kate cumplió con su palabra, la de dejar a Gin por las nubes, aunque también habló bien de los demás. Para colmo, Charmander me aprieta con algo más de fuerza, lo que prácticamente me deja sin aliento durante unos instantes —Charmander, las humanas tienen el pelo amarillo, negro, que es el color que Gin tiene en el pelo, marrón, el del médico que te daba tantos caramelos, y los hay algunos que lo tienen rojo, como el rarito —le transmití, mentalmente. A mí también me causaba estupor ver a una chica con el pelo rosa—. La verdad es que es una muy buena pregunta, yo tampoco entiendo por qué lo tiene rosa—, dije. ¿Sería realmente Joy una persona de fiar? No había motivos para desconfiar, pero tampoco los había para confiar.

Gin me dio, indirectamente, permiso para pasar las noches afuera, cosa que agradecí. Todavía no me sentía cómoda rodeada de humanos. Pronto una duda surgió de entre las palabras de Gin. ¿Seguiría afectado, de alguna manera, por lo sucedido la noche anterior? No podía mantener el contacto nulo durante todo nuestro viaje, y por poco que me gustara debía mantener algún tipo de contacto con él. Sabía de lo que era capaz, ya lo había visto en acción. —Gin —dije, proyectando mentalmente las palabras, asaltando la cabeza del chico que ahora era mi entrenador. No me moví en lo absoluto, mirando al frente, por lo nadie iba a sospechar que me estaba comunicando con él—, ¿estás seguro de que no te importa que no me quede con vosotros por las noches? No soporto mucho a los humanos, todavía —me justifiqué. Mi curiosidad por la enfermera Joy no decreció, sino que aumentó cuando habló de cuatro Pokémon que hablaban. Si yo no lo hacía, ¿cómo podía saber que hablaba? Mantuve la guardia, todavía más si cabía. Más pronto que tarde, la curiosidad que fue atraída por la Pokéball pasó a la consternación por los pocos conocimientos de Sasori. No daba la impresión de que éramos un grupo con vastos conocimientos. ¿Cómo no podía saber que los Pokémon no solían hablar? “Por lo menos se imaginará que somos un caso excepcional y que los Pokémon solemos ir dentro de las Pokéballs, ¿verdad?”, me figuré, en silencio. Quise apartar de mi cabeza todo pensamiento hasta que el asunto de la Pokéball se solucionara. No obstante, me fue imposible.

Por las deducciones que hice al momento, la enfermera Joy nos consideraba diferentes a los cazadores ilegales. No sabía a qué se refería con exactitud, pero si había dos que parecían cazadores ilegales por su manera de ser, eran Gin y Sasori, y eso iba en contra de mis intereses. A decir verdad, nadie de mi grupo parecía excesivamente peligroso por sí solo, y al parecer Joy nos había tomado confianza, pues en caso contrario no nos hubiera mostrado la Pokéball. Su propósito, deduje, era el de darnos la Pokéball, aunque de forma indirecta, pues yo sabía, (y probablemente ella también), que preguntando alguno de nosotros se la quisiera quedar, sino más de uno. Me pregunté qué habría en el interior de la Pokéball. Esperaba que no fuera un Tyranitar agresivo. Uno había sido más que suficiente.

Permanezco en silencio observando la situacion, evidentemente la comunicacion no era la mejor habilidad de Sasori, a diferencia de Kate piensa mientras los observa, estudiandolos, aprendiendo como son sobretodo a su entrenador ya que seria su compañero, y hasta ahora no le desagrada la idea, considera que se llevaran bien. No es del todo común es verdad, pero tampoco creia que era tan extraño respondo a Sasori si quieres puedo evitar hacerlo frente a otros.

La conversacion no era de su interes, por eso los deja hablar y no se entromente demaciado, incluso los otros pokemon parecen llevarse bien, pero eso no era extraño.
 

Mire algo sorprendido a mi pokemon, parpadeando un par de veces.

-Es una buena idea, Sneasel.- Le conteste, afirmando con la cabeza.- Por lo menos, no delante de extraños.- Añadi por ultimo.

No es que no se me hubiera cruzado por la cabeza, tenia planeado comentarselo una vez estuvieramos a solas, sin que los otros se entrometieran. Solo que no me esperaba que Sneasel hubiera sido el primero en mencionarlo. Definitivamente, habia tenido suerte con mi pokemon, era igual que listo que yo, o quizas mas, estaba claro que con el seria mas facil tomar decisiones.

Mire a mis compañeros humanos, con los ojos entre-cerrados, los mismos que me habian arrastrado sin quererlo a esta trampa mortal llena de Tyranitars cabreados, criminales en uniformes ridiculos, pelirrosas bordes a mas no poder, y dudosas recompensas por nuestro trabajo. "Ojala hubiera podido decir lo mismo de los idiotas de mis compañeros de viaje." Suspire, desanimado y con los hombros caidos, atracar bancos tenia que ser mas facil que esto.