Partida Rol por web

El corazón os late a cien mientras vuestra mente confusa intenta enfocarse en algún punto, estáis temblando y los oídos os pitan haciendo que mantenerse en equilibrio sea una tarea costosa. Al final conseguís fijar la vista en la persiana, por cuyos resquicios se cuela un tenue rayo de luz anaranjada. Un nuevo movimiento hace que seáis conscientes de que tiembla la tierra, no vosotros, acompañado de un estruendo atroz. Al mirar por las ventanas obtenéis un espectáculo aterrador.

Ciudad Malva está en llamas. Explosiones se suceden acompañadas de unas intensas columnas de humo blanco. La gente en las calles huye despavorida mientras otros tratan de contener el fuego con sus pokémon. Caos. Destrucción que cae del cielo. Están bombardeando la ciudad. La flamígera luz os permite distinguir reveladoras siluetas de pokémon voladores que arrojan carga tras carga sobre la ciudad con implacable exactitud.

Otra explosión, pero esta vez cerca, muy cerca, amenaza con arrojaros al suelo. Ha tenido que caer en el propio Centro Pokémon para causar un efecto tan fuerte.

Despertar de esa forma era por demás desagradable y mas aun ver esa situación, la ciudad estaba siendo bombardeada que atrocidad queda perplejo al ver la destrucción pero rápidamente se despabila y va junto a Sasori cuando la explosión fue aquí cerca Cuidado alguien viene hacia aquí y no parecen precisamente amigables dice en voz alta Debemos salir del edificio, no es seguro aquí dentro queda al lado de su entrenador, observando la entrada al recinto, si alguien se adentra aquí Sneasel esta listo para el combate

Aquello dista mucho de lo que quiero. Miles de recuerdos atraviesan mi cabeza, y me obligan a agacharla, con las orejas hacia arriba, alerta. Había vivido una situación análoga a esta tiempo atrás, pero no junto a gente. En esta nueva ocasión, confio en que la supervivencia sea menos difícil, al estar acompañado, a pesar de que el riesgo aumente en gran medida. Si bien no conozco prácticamente los humanos y a los Pokémon con los que acababa de pasar la noche anterior, no les deseo ningún daño. Me acerco a Kate veloz, la humana con la que más parecía haberme llegado a llevar, y le mordí suave la mano para llamar su atención, antes de comentarle lo que parece obvio. —Este lugar no es seguro. Viene gente, armada, y Pokémons. El olor a metal es evidente —constato. Quizá para ellos no lo sea, pero tanto el olor como el peligro es inminente, y vienen hacia aquí. Y hay que salir lo más rápido posible. Mi vida no depende de ellos ni la suya de mí, pero mientras esté en lo posible y no exista un riesgo alto de sufrir trataré de ayudar a mis nuevos compañeros. Ladro un par de veces, para agudizar los sentidos y alertar a las personas que hubieran podido estar—. Hay que salir de aquí, ya. Recoged todo lo que podáis, y daos prisa —concluí. "Jamás llegaré a entender la dependencia de los humanos de ciertas cosas. Está claro que el tullido necesita el bastón, y si hace frío van a tener que llevar más ropa, pero, ¿dónde radica la necesidad de llevar más cosas de las necesarias ante una situación de emergencia como esta?"

Parecía que la situación había entrado en una fase de descontrol absoluto. El pánico se había apoderado de Ciudad Malva. Explosiones, aquí y allá, se sucedían, y no daba abasto al intentar predecir qué iba a suceder. Por suerte, yo no necesitaba tener los ojos abiertos. Por desgracia, el fulgor anaranjado atravesaba mis cerrados párpados, recordándome en todo momento el infierno en el que habíamos ido a parar. Resultaba muy sospechoso que sucediera eso justo la noche en que habíamos llegado, por lo que mi primera impresión fue que en realidad esas explosiones eran causadas por algo (o alguien) que nos buscaba a nosotros. Me teletransporté a la capucha de Gin, tirándole un poco de la misma. La situación, de todos modos, no parecía tan desesperada para los Pokémon aquí presentes, excepto quizá para Sneasel, puesto que Growlithe y Charmander parecían poder soportar el calor sin ningún tipo de problema aparente y tanto Sweet como yo podíamos teletransportarnos donde quisiéramos. Sin embargo, para los humanos la situación podía tacharse sin ninguna duda de peliaguda. Era curioso. Allá donde fuéramos los problemas nos perseguían. Lo tenía muy claro. Si en algún momento la vida de Gin o la mía peligraban seriamente, nos iba a teletransportar lejos del peligro. Mi intención no era la de morir en un Centro Pokémon en llamas. —Debemos salir de aquí —mandé las palabras a la cabeza de Gin, y de todos.

Serpientes de seda rosa se descolgaban sobre el pecho de Mark. La habitacion aun estaba perfumada por el aroma a pasion que solo hacia unas horas habia inflamado aquellas cuatro paredes y sin embargo, casi como una gota de sangre en su rostro color nieve, eran los labios de Sakura los que reposaban y suspiraban entre brumas sobre el pecho del medico.

Aquella escena idilica se vio interrumpida de pronto por un sonido que el doctor conocia mas bien de lo que hubiera deseado, una explosion le desperto casi como aquel que se despierta y apaga el reloj.

- ¡Joy arriba!

Era una voz dura y autoritaria que se diferenciaba mucho de la que hacia poco habia susurrado al oido de la enfermera.

"¡Sweet! ¡Presentate!"

No habia respuesta ni telepatica ni. Casi con un movimiento mecanico se colocaba la chaqueta y cogia el baston, habia perdido los pantalones en alguna parte y llevaba unos cortos, pero dio igual. Suponia que la enfermera se estaba vistiendo o le estaba siguiendo.

- ¿Con que defensas cuenta el centro?

Preguntaba sin mirarla, de sopeton abre la puerta y sale al pasillo.

- ¡ARRIBA, ARRIBA, ARRIBA! ¡ESTAMOS BAJO ATAQUE! ¡TODOS ARRIBA!

Decia a voz en grito junto con frases similares llamando a todo el mundo al tiempo que golpeaba las puertas de las habitaciones con el baston.

Mucho ruido, y un fuerte calor. Parece como cuando la montaña ruge y escupe fuego. Al mirar por aquellos huecos, los nidos de los humanos están ardiendo. Y siento que algunos humanos y Pokemon se acercan. Los demás también. Me levanto y me pongo en guardia, arqueando la espalda y mirando en la dirección en que se aproximan. Gruño y enseño los dientes.- Chaarrrr.- Salgo al pasillo para adelantarme y proteger a todos.- Chaaarrrr.- Inspiro dispuesto a escupir Ascuas sobre cualquiera que parezca una amenaza y que se asome.

Cuando me levante, aun medio aturdido por el paso del sueño a la realidad, era incapaz de asumir lo que estaba viviendo como algo que no fuera una pesadilla. Fuego, llamas y destruccion por todas partes, el mismo infierno se habia desatado en una ciudad que hara unas horas en un remanso de paz, solo el dolor de mis oidos y de mi espalda, al salir sacudido de la cama directo al suelo, me confirman que aquel terror nocturno estaba fuera de mi cabeza.

-Recoge tus cosas. Nos vamos.- Le dije a Sneasel, en respuesta a su informacion. Una guerra, de todas las cosas que no queria meterme, una guerra era una de las mas altas de mi lista.

Sali del cuarto apresurado, pantalones y camisa desabrochadas revelando calzoncillos y pecho, mochila colgada de mala manera de un hombro, y pañuelo mal colocado y atado sobre mi rostro, si, tenia que colocarme el pañuelo, aun con media ciudad ardiendo, si me preguntaban, antes prefiriria salir al publico sin pantalones y boxers, que sin el pañuelo.

-Doc, vienen soldados.- Le avise al veterano soldado sin fijarme en su aparencia, repitiendo lo que me habia dicho Sneasel.- Tenemos que reunir a todos y huir a un refugio cuanto antes.

Todo ocurría de manera tan repentina, que me costo unos segundos creer lo que estaba viendo. Silencio, hace unos segundos solo había silencio, me encontraba en lo mas profundo de mis sueños. Allí donde los constantes sonidos de la realidad no llegan, allí era el único lugar donde podía tener absoluto silencio. Y sin embargo, un estruendo enorme trajo un agudo dolor a mis oídos, escuche cada parte de el como si estuviera sucediendo justo delante de mis narices. Aturdido permanecí por unos segundos, en los que me concentraba para enfocar mis sentidos y dejar de escuchar aquello con tanta fuerza.

Aquel don era una horrible maldición en estos casos.

Sin embargo para ello aprendí a controlarlo. Cuando me di cuenta, Aba estaba sobre mi cabeza intentando hacer que me levantara. Así lo hice, parecía que los demás ya estaban gritando cosas por los pasillos, por lo que no tarde mucho en salir. Por suerte yo duermo con la ropa puesta. Allí estaban el Doc con Sasori, y los demás pokemon, pero aun faltaba Kate y Ralts puesto que no los podía encontrar con la mirada. ¿Por que Sweet no estaba con Mark? Aba deseaba salir de ese lugar, y Sasori dijo algo sobre unos soldados. Era evidente que la ciudad estaba bajo ataque. -¿Donde están los demás? Parece que tendremos que irnos rápido de aquí.-

Realmente activar mis sentidos en este momento seguramente seria peligroso con aquellas explosiones, pero si me concentraba lo suficiente quizá podía detectar la presencia de intrusos en el centro pokemon mejor que nuestros pequeños compañeros, incluso podría calcular su ubicación, si es que los había. Aun no estábamos todos, así que aceptando el riesgo, cerré mis ojos, mientras el mapa mental del lugar se creaba en mi mente..

Mi cuerpo es más rápido que mi mente. Tengo memoria musculas para estas cosas. Casi antes de darme cuenta de lo que pasa, me incorporo y entro en tensión. Alguien está atacando la ciudad. ¿Ha vuelto a empezar la guerra? No puede ser. He tenido acceso a documentos que indicaban que estaba todo en relativa calma. ¿Qué coño pasa? 

Miro alrededor. Aún podría aguantar la tapadera. No echo mano de ninguna defensa. Voy a seguir siendo Kate, mientras las circunstancias lo permitan...claro que algún compañero ya habrá podido notar que mis movimientos son felinos, entrenados y centrados. Estoy entrenada para situaciones de este tipo. Bueno, no directamente de bombardeo, pero sí de guerra.

¿Quién habrá sido? Por Arceus, que sea una operación de bandera falsa...

- Hay que salir del pueblo - digo, esforzándome por hacerme oír -. Tenemos que llevarnos el ordenador. Creo que deberíamos comprobar que todos los Pokémon del centro están evacuados o a salvo, y luego ir hacia el bosque, esperar allí escondidos y seguir hacia Trigal, ¿Me dejo algo?

Mi voz es autoritaria, estoy acostumbrada a manejar situaciones peligrosas y grupos de operaciones. Creo que eso debería chocar con la pobre granjera Kate, pero ya se me ocurrirá algo.

Antes de que nadie más haya podido reaccionar, la puerta de la entrada es derribada acompañada de otra explosión y una humareda de gas empieza a expandirse por toda la casa rápidamente, un humo negro y denso que os da arcadas. Aún así podéis ver como empiezan a entrar varios pokémon acompañados por sus entrenadores, aunque no sabriais calcular cuantos. El sonido de un disparo os pone la voz de punta, acompañado de una voz grave y autoritaria.

-¡Vamos, vamos! ¡Que no se escape ninguno!

El grupo obedece con presteza y como si fueran uno solo empiezan a buscaros. Un Electabuzz es el primero en localizaros y a mas velocidad de la que parece posible se lanza contra vosotros envuelto en chispas. Sus compañeros no tardan en seguirlo, azuzados por sus entrenadores.

Tan pronto como escucho el disparo mi cuerpo rápidamente se mueve para buscar cobertura, ¿Que demonios estaba pasando? La sorpresa parecía haber roto completamente mi concentración y había entrado en un estado de bastante tensión. La pantalla de humo bloqueaba mis sentidos, pero podía divisar varios pokemon preparándose para atacarnos. -No parece que quieran hablar el asunto, Aba.- Ella seguía sobre mi cabeza aun, mientras intentaba identificar a los pokemon que se acercaban para encontrar el mejor objetivo. Si bien podía sentir la tensión y el miedo, mi lado de entrenador que buscaba pelear siempre también hacia peso en el asunto. -¿Quieres darles una lección? Ese Koffing de allí parece el blanco perfecto para ti.- Mi mente analítica no tardo mucho en buscar entre mis conocimientos sobre esos Pokemon y sus debilidades, Aba era perfecta contra un tipo veneno.

En cuanto a sus entrenadores, parecían ir armados, eso era un gran problema. Rápidamente intente buscar algo con lo que defenderme con la vista mientras esperaba que aquel con mas experiencia en estas situaciones nos dijera que podíamos hacer.

-¡Maldita sea, una noche, una maldita noche de sueño tranquilo es lo unico que quiero, es tanto pedir!- Grite exasperado y furioso, era eso o vomitar, ante aquel maldito humo que me impedia ver gran cosa. Mi unico consuelo, era que Sneasel al menos tendria menos problemas que yo para aguantar aquella cortina de pestilencia.

-¡Sneasel, usa tu Vista Lince* para detectar al Umbreon enemigo!- Ordene a mi compañero, indicandole a uno de los pokemons enemigos, mientras con la otra mano sujetaba firmemente el pañuelo.-¡Usa Malicioso sobre el, haz que retroceda!

Una vez termine de dar las ordenes como entrenador pokemon, saque de mi equipaje un arma con la que defenderme, en caso de que el entrenador rival decidiera atacarme directamente a mi, por desgracia para mi, la unica armas a mi disposicion era un cuchillo, un taser y una sarten "Maldita sea, Sasori, un revolver, podrias haberte comprado un revolver y unas lecciones de disparo, ya de paso ¿Quien trae un cuchillo a un duelo de pistolas." Pense, descartando el taser, y quedandome con el cuchillo y la sarten. Quien sabe, quizas con suerte podria detener balas con el utensilio de cocina, o derramar mis sesos al suelo en el intento.

Tal como habían previsto tanto el Sneasel, como el Growlithe, como el pequeño Charmander se acercaban diversas personas con intenciones hostiles. Tal como habíamos dicho la mayoría de nosotros, debíamos salir de aquí. Tal como se hubiera previsto en cualquier película de acción, no habíamos podido escapar a tiempo y el combate era inminente. Lo primero consistía en tratar de impedir que hirieran a los allí presentes. Bueno, no a todos, a los de nuestro grupo, al que por extensión se añadían el Growlithe y la enfermera, que, con el aspecto que llevaba y de dónde salía, estaba más que claro qué había estado haciendo. Aún así, no era momento para esas tonterías.

Mi intención fue la de crear un campo electromagnético que inutilizara las armas de fuego, impidiendo así que se dispararan y desafortunadas consecuencias para el bienestar del grupo, y desde el lugar en el que estaba, la confortable capucha de Gin, intenté evocar un campo electromagnético de un tamaño considerable. No sabía si había funcionado, pero me aparté de mi entrenador, situándome entre el Koffing y Gin. —Craso error —murmuré para mí misma en el interior de mi cabeza, algo inaudible para nadie más. No iba a morir, y si la situación se complicaba, intentaría llevármelos a todos de alguna manera.

Mark en cuanto escucha el disparo reacciona de manera contundente empujando a quien tenia a su derecha dentro de una habitacion y agazapandose el a la izquierda.

- ¡Sweet, aqui, ahora!

Dice en tono autoritario provocando que la pokemon aparezca ante el. Definitivamente podia notar que estaba un poco tenso pero no estaba enfadado. Tomandola con firmeza entre sus manos le dice mentalmente.

"Ve tras ellos, que no te vean, coge a uno y transportarte hasta aqui"

Por alguna razón que salía de mi comprensión, Mark decidió pasar la noche con la enfermera en lugar de conmigo. Extraño, pues no había en el mundo mejor compañía que la mía. Me sentí además un poco ofendida teniendo en cuenta lo que había pasado en el camión hacía unas horas...

Es por eso que, comoMark me abandonada y Aba y Charmander ya lo habían hecho antes, decidùi subir un rato al tejado. Al principio me dediqué un rato a mirar la ciudad mientras el cielo se oscurecía, y cuándo me cansé, me tumbé para ver las estrellas. Con tanta luz artificial apenas podía ver ninguna, sólo las más brillantes. Esta era una de esas cosas que no me gustaba de la "civilización".

en algun momento me quedé dormida y cuando desperté lo hice ante el ruido de expolsiones y gritos. Asustada y confusa, casi me caigo del tejado, pero que un pokémon que puede teletransportarse se mate al caer de un tejado sería muy tonto y yo estaba lejos de ser tonta. Antes incluso de haber resbalado del todo, ya me había teletransportado al interior del centro. Y casi deseé no haberlo hecho.

Lo primero que vi fue que había soldados y pokémon de aspecto malvado, muy malvado. Pero al instante siguiente vi siluetas de conocidos, mi grupo. Entonces noté la llamada de Mark y me aparecí ante él en un rincón.

Asentí ante sus órdenes y recodé a los pokémon que había visto.

Koffing. Murkrow. Umbreon. Slugma.

Aparecerme y desaparecerme con un humano no debería ser un problema, aunque era posible que alguno de sus pokémon me lo impidiera. Tendría que confiar enqe ninguno de ellos fera demasiado rápido. Sin tiempo para pensármelo demasiado, escogí a mi presa.

Tú.

La huida ya sera imposible, los humanos logran entrar, lanzando una pantalla de humo y comienzan a atacarnos. Asi se hara contesto a Sasori a la vez que utilizo mi vicion para ubicar al Umbreon enemigo y con una mirada fija muevo mis garras delante mio haciendolas rozar entre si a modo de desafio intentando intimidar a mi enemigo cualquiera que se atreva a atacarnos no merece piedad

El pokémon eléctrico parece saber moverse entre esta humareda, pues no parece que le afecte lo más mínimo. Por el contrario, tu te ves ciertamente incomodo, incluso a pesar de que has tenido cierta experiencia en entornos similares e incluso conoces este ataque. Sin poder evitarlo, te encuentras con su puño dirigiendose directamente a ti, en lo que parece un golpe casi imposible de parar.

Al captar a su enemigo, se gira con aspecto perezoso y esa sonrisa estúpida que caracteriza a los de su especie. Oye la órdenes de su entrenador, que mira con terror al pokémon psíquico consciente de su posición ventajosa, pero parece darle demasiada pereza atacar. En cualquier caso, lo notas dispuesto a mantener la posición.

Con un rápido movimiento de cabeza, se gira hacia ti al notar el efecto de tu ataque y se lanza a por ti con las fauces abiertas. No es tan rápido como tú, aunque su velocidad ciertamente está por encima de otros pokémon contra los que te has topado. Sus anillos empiezan a brillar, dando un fulgor que no augura nada bueno...