Partida Rol por web

Las pequeñas bolas de fuego tan solo alcanzan de refilón los brazos del pokémon amarillo. Pero eso basta para ver como comienza a arder. Gruño dispuesto a continuar cuando veo que los demás se detienen. No comprendo que pasa. Al mirar veo que el Doctor Caramelos tiene a uno de los humanos con la cara tapada apresado y lo golpea con un objeto extraño. Bueno, si eso basta para que dejen de atacar por mi está bien, no les dare la oportunidad de volver a hacernos daño. Comienzo a inspirar de nuevo para usar Ascuas cuando la voz de Kate me detiene.

Quiere que me pare. Paro el ataque. Miro a la humana y luego al pokémon eléctrico, antes de resoplar y regresar unos pasos sin dejar de mirar al grupo de atacantes. Interponiéndome entre nosotros y el grupo de asaltantes. Aba se ve herida, y un growlithe que hace mucho caso a Kate está dormido. Gruño desafiante a todos quemare al primero de ellos que trate de atacar.

-Sneasel, si hacen cualquier movimiento brusco, contra-ataca.- Le dije a mi compañero, mientras intercambiaba una mirada con Mark, definitivamente no creia que eso fuera funcionar, pero lo habia hecho.

Abandonando mi puesto como entrenador, me acerque al soldado retenido por Mark, dejando a Gin hacer lo que rceus supiera que estaba haciendo, y me concentre en cachear el capitan, desarmandole y buscando cualquier identificacion o documento que llevara encima.

-Deberiamos irnos, Mark.- Le dije de pasada al doctor, mientras continuaba cacheando.- Vendran mas, y el hospital no aguantara por mucho tiempo el bombardeo.

Sneasel siente el golpe del umbreon pero lejos de desistir solo hace que desee con mas fuerza el combate, pero antes de contraatacar Mark hace su movimiento y sasori sigue sus pasos. Al ver como se acerca a mark, Sneasel, aun en guardia y con la mirada fija en el umbreon se pone cerca de su entrenador, dispuesto a defenderle de cualquiera.

¡Vaya! Parece que no hace falta tener las dos piernas plenamente operativas para ser letal si se tiene un Pokémon con teletransporte. Me apunto la jugada, para bien...o para mal. Los tiene bastante bien puestos, señor Mahler, si no fuera un imbécil sarcástico me estaría sintiendo atraída.

Me acerco a Charmander. Le he reprendido, como es mi deber, pero le hago ver que estoy cerca, que le apoyo y que confío en él. Nos entendemos, así que seguramente comprenderá lo que significa el gesto.

El plan de Sasori me parece el mejor. Tenemos la ventaja circunstancial del rehén, y podemos usarlo para salir del peligro inmediato, dejarlo tirado con un buen golpe y echar piernas hacia el bosque. Aunque la verdad es que me gustaría saber de quién huimos. Mark ya lo ha preguntado, y yo no he notado ningún acento. Podría probar hablando en otros idiomas, pero sería sospechoso. Kate no hace eso...

- Si alguien hace un gesto, despeinamos a vuestro jefe - digo con mi voz calmada de veterana -. Si alguien grita, despeinamos a vuestro jefe. Si alguien nos persigue, despeinamos a vuestro jefe

Me cruzo de brazos, arrogante, me estoy ofreciendo en cierto modo como la líder del grupo. En fin, que intenten cogerme. Desarmada y sorpresiva soy más peligrosa.

- Nos vamos a largar ahora que todavía no hay muertos, ¿alguna pregunta, cabrones?

Alzo la barbilla.

- Dejad pasar a mi idiota y en seguida os devolveremos al vuestro

Aunque la verdad es que me gustaría saber de quién huimos. Mark ya lo ha preguntado, y yo no he notado ningún acento.

notáis que su voz tiene un fuerte acento de Kalos

Quizás no hayas leído esto con bastante atención...xD.

Si quieres cambiar el post avísame porque voy a postear justo ahora y no vas a poder editarlo.

Ya has leído otras mentes antes y no te ha supuesto mucho problema, pero esta vez es diferente. Este hombre debe tener un cierto entrenamiento contra los poderes psíquicos, eso se nota. Miles de imágenes, pensamientos y emociones inundan tu cabeza, del mismo modo que te ha ocurrido cuando eras mas joven y tanteabas los limites de tu poder. No puedes controlar el flujo ni fijarte en un momento concreto.

Al final te ves obligado a cortar el contacto. La información que buscas está en tu cabeza, en todos los recuerdos que has visitado, pero necesitarás tiempo y calma para encontrarlos dentro del torbellino que hay en tu cabeza. De momento lo único que te has llevado es un bonito dolor de cabeza.

El cacheo no arroja ningún resultado significativo. No va armado aparte de un par de pokeballs extra ni tampoco lleva identificación. Eso sí, lleva una cinta debajo de la manga con la bandera de Kalos y un walkie talkie de estilo militar.

Estaba con gripe xD fallo mío. Por mala mía asume que Kate no se ha dado cuenta

La coacción suerte efecto y uno tras otro los hombres van guardando a sus pokémon en sus respectivas pokeball hasta que no queda ninguno fuera. Pero cuando Mark pregunta, la respuesta es igual de unánime; se hace un silencio sepulcral que nadie se atreve a romper. Está claro que pase lo que pase, no hablarán sobre sus superiores.

Atendiendo a las peticiones de Gin, Sakura ha vuelto de su habitación con un frasco de antídoto que le suministra sin demora a Abra. Es entonces cuando escucha las palabras de Sasori y luego las de Kate, haciendo que su rostro cambie radicalmente:

-¿Iros? ¿Iros a donde? ¿Que es lo que ocurre Mark? Acaso...¿acaso han venido a por vosotros?

Mark sigue sujetando ferreamente al capitan enemigo cuando habla Sakura.

- No... no creo... no se, pero en cualquier caso nos han atacado, porfavor coge mi mochila y nos vamos.

Le pide a Sakura.

- Ahi dentro hay un botiquin preparado para casi todo.

Comienza a andar por un lateral ordenando a los soldados.

- Y vosotros contra la pared, ahora.

-No, Mark. -niega con la cabeza, firme.- Lo siento, pero yo no puedo irme. En el centro hay pokémon heridos, sus entrenadores y más gente, no puedo abandonar mis responsabilidades así como así. -señala con grandes ademanes.- Pero tampoco voy a dejar que te vayas sin que me expliques que demonios está pasando. Si nos han atacado por vuestra culpa, entonces quiero saberlo. -y clava en ti una mirada que no deja lugar a dudas, está decidida a saber la verdad.

- ¿Te parece que este es el maldito momento para hablar? - digo intentando no sonar hostil, sino preocupada -. En cualquier momento vendrán los amigos de estos cerdos y empezará el tiroteo; hay que largarse

Entonces pienso. No es el ejemplo que quiero darle a Charmander. No es lo que quiero enseñarle. Miro fijamente a mi Pokémon y sonrío con culpabilidad.

- Noblesse obligue - murmuro con resignación

Hago un gesto a Cahrmander para que se prepare.

- Está bien, Joy, te puedo acompañar a asegurarnos de que todo el mundo ha escapado y a poner a salvo a los Pokémon del centro, pero tiene que ser ahora mismo

Miro a Mark, esperando su confirmación. No es que sea mi superior, pero me fío de su criterio.

Cojo tanto la cinta como el walkie-talkie. Estoy tentanto por coger las pokeballs, pero al mismo tiempo, noto algo dentro de mi parando mis avances. Dinero y lujos, no tenian valor mas que economico, si robaba un billete, solo lloraria el dueño, y se lo habia robado, seguro que el muy capullo se lo habia merecido.

Pero coger el pokemon de otra persona... La imagen del Seviper muerto junto la cara de su entrenador. No, me odio a mi mismo por aquella debilidad, pero no podia secuestrar un pokemon de su entrenador, no sin saber que tipo de relacion tiene primero.

Me resigno a cogerlas del cinturon y ponerlas en el suelo, lejos del alcance del soldado.

-No creo que nosotros seamos responsables de esto.- Dije mientras levantaba un walkie-talkie envuelto en una cinta de claro origen Kaleniense.- No a menos que pienses, que somos tan importantes para incitar un pais invadir a otro.- Dije levemente sarcastico, no mucho, despues de todo, una guerra no era nada para tomarselo en broma.

Me levante del suelo, e iendome a mi mochila, saque un puñado de cuerda, la cual fui cortando en diversos cachos. Con aquel puñado, me acerque cada uno de los soldados, procediendo a atarlos de pies y muñecas, cachearlos y desarmarlos.

-¿El hospital cuenta con algun refugio, defensas anti-areas o similar?- Pregunte a Joy, mientras continuaba con mi labor.- Si no, dudo que vayas a curar mucho, cuando tu y tus enfermos os encontreis derrumbados bajo ladrillo fundido.- La anterior explosion habia sido muy cerca, demasiado, a saber si no habia alguna ala en fuego, dudo que fueramos a durar una segunda ronda de ese tipo de ataques.

Mark endurecio su mirada.

- Sasori, porfavor, acercame el walkie y activalo.

-...- Meditandolo por unos segundos, giro la vista a Kate, y en un acto rapido, le lanzo lo que queda de cuerdas.- Kate, encargate tu de las cuerdas ¿Quieres?- Le pedi, mientras me acercaba a Doc.

-Espera.- Le dije al medico, antes de quitarme el pañuelo del rostro, no sin un poco de pudor, y la ataba como una mordaza al soldado capitan para acallarlo.- Ahora.

Active el walkie, y lo sujete cerca del oido de Doc, mientras con la otra mano me tapaba el rostro, cubriendo mi facciones. Desperdicio de pañuelo, ahora tendria que quemarlo y coger el de respuesto.

Parpadeo un par de veces, y noto cómo se me cierran rápido los párpados y se me abren muy despacio. Me siento cansado. Extremadamente cansado. De repente, como si la situación no fuera conmigo, me han entrado unas ganas tremendas de dormir. No sé de dónde salen, pero miro al Slugma y parece que él lo ha causado con aquél bostezo. Me hundo en un sueño profundo tras pensar en lo fascinante de su poder. Había oído de Pokémon que podían hacer dormir a los demás, pero, hecho un ovillo en el suelo jamás habría pensado que me tocaría pasar por ello. Creía poder resistirlo, pero mi capacidad para ello no había resultado suficiente.

Mi respiración se vuelve lenta y acompasada. Ni siquiera me entero del sonido que realizan los Pokémon al volver a sus Pokéballs. Prisiones, las llamo yo. Me gusta tanto la libertad que no puedo imaginarme encerrado de nuevo en una de ellas. Sin embargo, ahora la situación ha cambiado. La gente con la que estoy me cae bien, y creo que voy a pasar un tiempo con ellos.

Agito la cola, mientras abro los ojos perezosamente. Todavía no entiendo del todo cómo he podido caer dormido con un bostezo enemigo, pero me molesta mucho haberlo hecho, y agito la cola furioso un par de veces, en parte para activarme, también. En cuanto veo que la situación está controlada me acerco a la enfermera y le acaricio con el morro la mano. Parece muy preocupada, y no quiero que lo esté. Hago lo mismo con el chico que tiene al Pokémon psíquico, andando lentamente hacia él con una media sonrisa en mis facciones. No sé qué le pasa a este Pokémon, pero parece estar recuperándose de algo reciente, por la manera en que todos se preocupan por él. Me quedo junto a él, para hacerle compañía un rato. Huele a hembra. Parece la única Pokémon afectada de forma grave por el incidente, aunque no lo sabría asegurar, ya que la única expresión de su rostro es indiferencia. Sé que no es momento de hablar, pero aún así estoy preocupado. —¿Estáis bien? —Susurro al humano de la capucha y a su Abra.

Kate regresa a mi lado. Gruño a los humanos que han guardado a los pokémon en esas bolas blancas y rojas. Ahora no hay peligro y me relajo un poco, aun así no dejo de mirar a los humanos que ocultan el rostro con fiereza.

Una discusión entre nuestro grupo de compañeros comienza. No lo entiendo al completo. Creo que Kate va a acompañar a la chica del pelo rosa. Esta se encontraba ayudando a Aba, no tenía buen aspecto, el pokémon morado le había echado algo que olía feo.

Cuando Kate vuelve a repetir aquellas palabras asiento con la cabeza. Aun no soy capaz de repetirlas pero creo que entiendo lo que quieren decir… bueno, no del todo… creo que lo entiendo. Por ahora sé que tengo que ayudarla.

-Charmander ayuda, ayuda y protege.- Digo dando una vuelta junto a ella y gruñendo al tipo enmascarado mas cercano.

“Maldito Koffing”, pensaba para mis adentros cuando sentí que mi ataque le golpeaba muy fuerte y lo hacía volverse loco. Bueno, por lo menos mis facultades no se habían visto mermadas por las triquiñuelas del maldito Pokémon tóxico. Debería haberlo previsto. Un error de cálculo imperdonable que en otra ocasión me podría costar la vida. Tenía que tener cuidado con esas cosas. Reflexioné. “Perder la vida no es tan difícil como parece. No debería conceder esas facilidades a los demás, Jamás debo mostrarme como un ser vulnerable, porque entonces será cuando más daño me hagan. Intentar levantar mis barreras para los Pokémon y humanos ha resultado en vano.” Con esta súbita pérdida de la esperanza, o con esta revelación por poder llegar a ser como los otros Pokémon y hablar libremente con los humanos, acababa de darme cuenta de lo que me diferenciaba de los humanos y los Pokémon. Ellos habían aceptado el hecho de pertenecer a un grupo sin preguntarse ni siquiera el porqué. Yo, por otro lado, no dejaba de cuestionármelo todo, y la cohesión del grupo, que pendía de un hilo (como ya había demostrado Mark cuando de forma vehemente y en un alarde de estupidez había decidido que lo mejor era separarse) no me parecía suficiente para establecer una relación. De hecho, prefería pasar las noches junto a una compañía diferente. Lo que me hizo recordar por qué tenía que ir con ellos.

La preocupación de Gin me conmovió. Se desvivía conmigo, y yo no hacía más que responderle con evasión y silencio. Debía ser frustrante, para él. Pero no estaba en mi naturaleza el hablar con humanos ni con Pokémon. Consiguió tranquilizarme un poco, a pesar de que notaba que mi organismo seguía afectado de forma más o menos grave. . Mark, como siempre solía suceder, se hizo con el control de la acción. Todos los Pokémon enemigos volvieron a sus Pokéballs. Quería un combate. Por norma general, no quería un combate, pero el furor de la batalla y el envenenamiento por parte de aquél estúpido Pokémon tóxico me habían hecho sentirme con ganas de pelear. Me sorprendí por los tan humanos sentimientos, pero lo dejé correr, no dándole importancia al hecho. Sasori, en un movimiento inteligente nos apremia, y Kate parece apreciar lo mismo, ya que se pone arisca con ellos. Me asombra la facilidad que tiene para actuar, para aparentar enfado tras la fascinación que le producen las acciones de Mark y tras animar a Charmander. De hecho, desde la pelea con Mark no la había visto tan seria. Y aquello había acabado en una semi-tragedia para todos nosotros, que casi se convierte en desgracia por culpa del Tyranitar.

La enfermera Joy vuelve y me da el antídoto. Siento que me recuperaré, aunque todavía no me siento del todo bien. Me giro hacia Sakura. —Gracias —introduzco el concepto en el interior de su cerebro. Me giro hacia Gin, con idéntico resultado. Al fin y al cabo ha sido él quien ha llevado a la enfermera a suministrarme el antídoto. Por lo menos sabe que le escucho, que lo comprendo y que puede comunicarse conmigo, aunque haya resultado tan escueta como siempre. A la compañía y apoyo de Gin y Sakura se une el Growlithe. En un principio me siento reticente a él hasta que veo que lo que quiere es reconfortarme. Pese al olor a animal canino que recibo, no me aparto. No parece peligroso, pues antes de echarse la siesta parecía dispuesto a defendernos.

Sabía lo que sucedía. Se iban a ir sin una respuesta, y no estaba dispuesta a permitirlo. Me habían causado daño (no sabía si a alguien más, puesto que la batalla me había resultado muy desconcertante, aunque parecía que no) y ahora iban a pagarlo. Valiéndome de mis habilidades, traté de introducirme en el interior de las cabezas de los secuaces. Una vez dentro, busqué maximizar la presión mental recibida por ellos, en forma de ondas muy molestas, tratando de enviar un sonido estridente y molesto en sus cabezas, imágenes que les horrorizaran superpuestas con la realidad y un “trato”, que exigía un nombre a cambio de sus vidas. No estaba dispuesta a aflojar la presión ejercida hasta que lo dijeran, más bien al contrario, hasta llegar a un punto rayano a un punto en que la línea entre lo que es real y la locura se vuelve ínfima. Al mismo tiempo, traté de evitar que los demás se dieran cuenta de el dolor que les estaba causando, llevando una mano al Growlithe muy despacio y acariciándole la espalda de forma suave.