Partida Rol por web

El ataque mental de Abra tiene éxito y los hombres se retuercen, a merced de las manipulaciones psíquicas. Esto sin embargo es solo al principio; al poco rato la pokémon se ve obligada a retirarse de las mentes de los soldados, agarrándose la cabeza por una fuerte migraña. Esta claro que tienen cierto entrenamiento contra invasiones mentales y aunque no sean capaces de anularlas por completo si pueden devolver el golpe.

-No sabéis a que os estáis enfrentando. -dice uno de ellos.- Cuando nuestros compañeros os encuentren, os arrepentiréis de todo esto.

Miré a mi alrededor, observando qué hacían unos y otros. Parecía que la batalla había terminado aquí, pero que algo más gordo estaba a punto de ocurrir.

Observé a los soldados retorcerse de repente y no me costó darme cuenta de que se defendían contra un ataque psíquico. Miré a mi alrededor un poco alarmada hasta que me di cuenta de que era Abra. Sin embargo, se resistieron, lo que les hacía personas entrenadas. No me gustaba la gente así, me hacían sentir débil.

- Ralts... - susurré en el rincón en el que me encontraba. Era la primera vez que utilizaba mi voz en lugar de hablar mentalmente. Al contrario que el resto, yo no era capaz de hablar como un humano si no era mentalmente. No sabía si era porque en mi vida apenas había usado mis labios una docena de veces o porque era tan fácil hablar mentalmente que nunca le había puesto interés. Sea como fuere, no podía hablar, así que solo podía intentar mandar el mensaje a todos, auqnue no sabía si los soldados me oirían cerrados en su mente como estaban.

- Puedo teletransportarme con ellos en el cielo y dejarlos caer. Tal vez así se arrepienten ellos de encontrarnos, y no al revés. - dije mentalmente a todos con mi voz aguda, lo que hacía que mi frase sonase demasiado alegre, como una broma. Que decidiesen ellos si era broma o no.

Cuando Sasori encendio el walkie Mark se aclaró la garganta. Sin embargo comprobo que del mismo no salia ningun tipo de señal. Se giró aprovechando que todos los soldados estaban maniatados y pudo comprobar que el walkie tenia un teclado.

- Joder...

Obligo al jefe a arrodillarse, Le entrega la pistola a Sasori que habia demostrado tener escrupulos para la situacion y se acerca apoyandose en su baston.

- Bien mierdecillas, me vais a dar la contraseña del walkie y no ocurrira nada malo.

Observo la mirada desafiante del jefe y escucho el silencio de los soldados.

- Muy bien... lo haremos por las malas -dice al tiempo que le quita el pañuelo de la boca al jefe, se acerca al primero de los soldados- Si tu... no me dices la contraseña le pegare a el, si no lo haces tu... -dice señalando al segundo- no lo hace le pegare a el y si tu -finaliza señalando al tercero- no lo haces me ensañare con el.

Asi que.... ¿Cual es la contraseña?

Pregunta en tono calmado mirando a los ojos del primer soldado el cual le devuelve una mirada silenciosa.

- ¿No? Vale...

Levanta el baston y con firmeza golpea la mandibula del segundo soldado. Todos podeis ver con cierto reparo y alguno con horror, como un diente sale volando hasta los pies de kate.

- Repetire mi pregunta ¿La contraseña?

Dice al tiempo que levanta el baston por segunda vez, en ese instante el que es jefe de los soldados para a Mark contestandole.

- ¿Veis lo facil que era?

Vuelve a meterle el pañuelo en la boca y saca su pokedex comenzando a llamar a su padre, a los dos segundos aparece la cara de un soldado con gran numero de condecoraciones y la caracteristica gorra de plato de los oficiales del ejercito, su rostro era una version envejecida del de Mark. Sin duda era su padre, sobretodo cuando saluda con un "Hola hijo ¿Como vas?"

Al tiempo Mark marca la contraseña haciendo que el walkie suene y comienza a hablar aunque no a su padre.

- Al habla el suboficial Mahler del ejercito de tierra del gobierno de Teselia. Numero de identificacion del convenio teseliano 102475220-Ter. Responda.

Esta gente, era diferente. Nunca me había encontrado con algo así antes. Entrar en su mente no fue un problema, y en realidad, ese era el problema. Por alguna razón que no comprendía no podía controlar lo que sacaba de su cabeza. Su vida comenzó a ser grabada en mi cerebro, una cantidad de información inmensa golpeando mi mente de forma tan repentina que no podía alcanzar a procesarlo. Lo estaba viendo todo, y al mismo tiempo no podía ver nada. Esa voragime de recuerdos se apodero de mis sentidos, me hacia viajar por la vida de otra persona aunque mi cuerpo estaba inmóvil aun en aquella habitación del centro Pokemon.

Estaba acostumbrado, a recibir mucha información del medio todo el tiempo. Estaba acostumbrado a procesarla, y hasta a veces podía ignorarla. Pero esto, esta avalancha de emociones, esto que la vida de otra persona completa, era demasiado. Tantas experiencias, tantos sentimientos, éxitos, fracasos. El dolor no tardo en llegar, me agache en mi lugar tomando mi cabeza como si esto de alguna manera ayudaría a controlarlo. Sentía como si mi cerebro estuviera siendo apretado y estrujado continuamente.

Corte el vinculo lo mas rápido que pude antes de que algo peor me pasara. Mi mente manejaba entonces una cantidad de pensamientos inhumana. No podía concentrarme en ningún momento, no podía verlo. Era un sentimiento de impotencia increíble, la información que necesitaba estaba allí en mi propia cabeza, pero no podía sacarla. Una pequeña gota de sangre caía lentamente desde mi nariz, marcando una linea roja. -Se....se quienes son....- Susurre a mis compañeros, sabia que estaban ahi aun, aunque no podía escucharlos. -No lo puedo decir todavía...necesito salir de este lugar.- Necesitaba encontrar la calma, meditar por un tiempo. Si lograba tranquilizar mi mente, y aplacar este dolor, estaba seguro de que llegaría al nivel de concentración necesario para encontrar esos recuerdos.

Cuando queda claro que por el momento no puede obtener una respuesta clara de Mark, Sakura abandona el lugar dispuesta a ayudar, pero sin aceptar la oferta de Kate. No parece muy contenta y mucho menos cuando ve como Doc esta dispuesto a ensañarse con los soldados para obtener la información. 

-Si os buscan será mejor que os marchéis pronto. No creo que el ejercito tarde mucho en venir. Suerte.

Tras esto se adentra en el centro pokémon, dispuesta a cumplir su deber y socorrer a los heridos, sin echar un vistazo atrás.

Al principio solo se escuchan unas pocas interferencias, hasta que finalmente una voz femenina toma el mando. Una voz que para unos pocos es más que conocida. La mujer que os encontrasteis en las cuevas.

-Mahler...ya veo. -parece reflexiva.- Eso significa que esos pobres diablos han sido derrotados, ¿no? Debo reconocer que no esperaba que este ataque fracasara, tenéis recursos. Pero nosotros tenemos más. ¿Te gustan los fuegos artificiales que hemos organizado para Ciudad Malva? Se ven hermosos, ¿no crees? -deja escapar una risotada muy breve, impregnada con un matiz muy frío.

Mark tensa su mano sobre el walkie y lo aprieta con fuerza al mismo tiempo que aprieta la mandibula.

- Mire señora, este centro pokemon se encuentra ahora bajo la vigilancia del gobierno de Teselia. Se exige el alto el fuego sobre el centro hasta que se garantice el salvoconducto de todas las personas y pokemon dentro del mismo. Cualquier daño o ataque sobre las personas y pokemon de aqui sera considerado acto de guerra y el gobierno teselio actuara en consecuencia.

Su tono de voz se vuelve mucho mas duro ahora.

- Me permito recordarle que nos acompañan 4 de sus hombres y que actualmente se encuentran bajo arresto.

Una voz resuena en la cabeza de Ralts.

"Pequeña ¿estas bien? Te prometo que saldremos de una pieza de esta"

Pese a la situacion puedes percibir que el tono de Mark es dulce y paternal. Mirando un poco en sus sentimientos casi puedes atisbar miedo. Miedo a que os pase a alguno y especialmente a ti.

Abro mucho los ojos. Joder, Mahler, acabas de provocar una maldita guerra. No estoy dispuesta a pasar otra vez por lo mismo. Odio la suciedad, el miedo, la espera, la incertidumbre y, sobre todo, el matar o morir. No entiendo como puede haber adictos a la emoción del combate. Cada vez que apretaba el gatillo me daban ganas de vomitar...

La mujer de las cuevas...no tiene cobertura oficial. Al menos, no según mis fuentes, y creo que me puedo fiar de ellas. Pero si no tiene cobertura de ningún gobierno, esto que se está desatando es un interés privado. Mucho le va a importar estar atacando suelo soberano de Johto o de Teselia a alguien que bombardea una ciudad para conseguir un ordenador.

Resoplo de mal humor. Necesito saber para quién trabajan estos cerdos, pero no puedo escabullirme. Charmander me necesita. Tenemos que salir de aquí ahora mismo. Especialmente porque somos la razón por la que están bombardeando el pueblo. Si intento negociar con ello, lo usarán en mi contra porque sabrán que es importante para mí. Debo forzar un pacto en el que no muestre mis cartas. Vender lo que no me hace falta como si fuera oro y comprar lo que necesito por calderilla.

- He oído suficiente - digo, y me vuelvo hacia el aparato hablando alto, por si Doc lo aparta de mi -. No nos vais a encontrar en la ciudad, aunque no dejéis piedra sobre piedra. En un minuto estaremos lejos y no podréis encontrarnos. Y eso que estáis buscando...

No digo nada más. Que se ponga nerviosa. Aún no tengo claro qué decirle. ¿Lo habéis destruido en el bombardeo? Demasiado farol, ¿Hemos sacado la información y ya la hemos transmitido? Es asumir que lo único que quieren es el ordenador. Puede que no sea así.

- Hablaremos de ello cuando estemos algo más lejos. Suerte explicando a vuestro jefe cómo derruisteis una ciudad para nada. Espero que sea indulgente con los completos ineptos

Eres tú el que no parece estar bien, Mark.

Le respondí. Parecía olvidar que era capaz de notar sus sentimientos parte de leer su mente, cómo si fuesen míos.

Observé a todos con curiosidad. Nadie se había percatado de mi pequeño desliz hablando, o lo ignoraban, y lo mismo pasaba con mi idea.

A lo mejor me había quedado muda y no lo sabía.

Miré a Charmander, que parecía otro estando tan quieto y callado por más de un par de segundos, y a Aba, a quien Joy había curado rápidame te. Y entonces miré a Gin, quién había dicho algo que también había sido ignorado y lo que más me llamaba la atención, actuaba.... como si un dolor repentino le hubiese atacado en la cabeza. Y eso justo cuando decía que sabía quien era esa gente. Siendo un pokemon psíquico no me costaba reconocer una jaqueca así. Me acerqué unos pasos al entrenador de Aba y me quedé justo enfrente de él. Estaba medio agachado agarrándose la cabeza*, creando un espacio perfecto para que alguien tan pequeña como yo pudiera escabullirse debajo. De este modo, si yo alzaba la cabeza, le miraba directamente a los ojos.

Observé la gota de sangre que le caía de la nriz como si fuese lo más interesante que hubiese ocurrido en mucho tiempo.

- Cómo has aprendido a hacer eso? - lepregunté mentalmente, con delicadeza y sólo a él. No quería causarlemás dolor pero no podía hablar de otro modo.

Me giré ligeramente al notar algo, pero tras unos segundos, devolví mi atención a Gin.

Es muy dificil mentir a nivel mental, pese a todo te intenta transmiti un sentimiento de tranquilidad, aunque puedes notar que es forzado.

"No es la primera vez que estoy en una situacion asi, estoy bien pequeña mia"

Me giré mirando a Mark bajo mi "flequillo-casco"*.

Sabes? No tienes porqué ser siempre el héroe. Podrías - podríamos -ser felices. En otro lugar. 

Percibes la siguiente frase con un deje de cansancio, no hacia ti, si no un cansancio anterior.

"Eso intento... yo no esperaba tener que volver a hacer de heroe... no quiero seguir siendo el heroe, pero ahora he de sacaros de aqui, por lo menos a ti"

Guerra? creo que el doc habia ido demasiado lejos al decir eso, ademas alguien que ataque asi una ciudad esta buscando justamente eso. Me quedo junto a Sasori, observando la actitud de todos, Gin allí herido, Mark y Kate intentando "negociar" con los atacantes. Solo permanesco allí cubriendo a mi entrenador.

Esa voz...¿Los Cuervos? Pero eso no tenia sentido alguno ¿Quien era esa organizacion y como habia logrado siquiera contratar al ejercito Kaleniense para atacar toda una ciudad?¿Acaso Los Cuervos eran espias de un pais externo o...? Mire por un momento a Gin, balbuceando algo sobre saber su identidad y una idea se me cruzo por la cabeza.

-Doc, espera un segundo. Reconozco la voz.- Le dije, en cuanto termino de declarar su peticion de alto el fuego.- Pertenecia a la mujer que formaba parte de los Cuervos. Los que nos atacaron en la cueva.- Le explique, ahora con un brillo nervioso en mi mirada, preocupado de que habiamos iniciado por pura ignorancia.- ¿Y sin no son verdaderos soldados Kalensianos?¿Y si en verdad son criminales disfrazados de soldados? Si son impostores, podriamos estar provocando una guerra basada en una gran patraña.

De ser asi, pense para mis adentros, no solo se librarian de la culpa y punto de mira, aquella organizacion misteriosa, sino aun peor, haria derramar la sangre de hermanos y vecinos mientras esos cuervos se alimentaban de la carroña acumulada del campo de batalla, un infierno en tierra.

Entre el caos que había en mi mente, una voz sonó clara dentro de ella. ¿Sweet estaba hablándome mentalmente? Bueno, era su voz. Ademas, estaba directo frente a mi cara mirándome. ¿Se había dado cuenta? No podía explicárselo ahora, en realidad no podía explicarlo directamente. -No lo se.-  Respondí a su mente también, el dolor estaba allí pero no me impedía utilizar mis facultades como de costumbre. Solo era otro dolor de cabeza, ¿Cuantos había tenido ya? Lo peor son solo los primeros segundos.

Intente apartar aquellos recuerdos de mis pensamientos actuales, guardarlos en un compartimiento de mi cerebro para cuando tuviera que rebuscar entre ellos. Para ello necesitaba calma, ya lo había dicho. Aun así nadie me había hecho caso, todos estaban atentos a Mark que aparentemente estaba a punto de iniciar una guerra. ¿Para que?

-Puedo decirles algo sobre ellos...- Limpie la sangre antes que nada, y luego volví a ponerme de pie para dejarles saber que todo estaba bien. No es que me prestaran mucha atención de todos modos. -Están entrenados...de alguna manera...para resistir ataques psicológicos. No se si todo soldado normal recibe dicho entrenamiento, pero es un dato. Sea lo que sea no son criminales normales.- Tan solo quería salir de allí, dejar de escuchar tanto ruido, anhelaba estar en un lugar tranquilo.

Veo que Aba está recuperándose atendida por la chica de pelo rosa y que Sweet regresa tímidamente de nuevo junto a nosotros. El Doctor Caramelos golpea a uno de aquellos humanos al que gruño y muestro los dientes, seguramente había hecho algo para merecerse aquel golpe, pero contuve las ganas de morderle y arañarle. Kate decía eso de… nobesso oblige… creo que significa que no tengo que controlarme cuando soy más fuerte que otro. Aun no lo entiendo así que esperare a que me lo indiquen.

Regreso junto a las pokémon psíquicas, ya que Aba parecía volver a encontrarse mal husmee su rostro y le lamí un poco. Gañí sin saber que hacer.- ¿Estas bien?- Nervioso di vueltas a su alrededor y luego fui a buscar a Sweet que miraba al humano dueño de Aba, el pobre también sangraba. Volví a soltar un gañido, y le di un pequeño toque a Sweet con la cabeza.- Aba también está mal. Le duele.- Mire nervioso al humano y a Aba. Di unos pasos agitados y grite, mirando a Kate y a Sweet sin saber si podrían hacer algo.- Ayúdadlos. Ayúdadlos.- Pedí con urgencia señalado tanto a Aba como al chico de la capucha.

Interesante. Tal vez no era el momento de preguntar pese a haberlo hecho en privado. Hablaria con Aba sobre su entrenador, maás tarde.

Miré a Charmander y a Aba. Yo sabía porque ella y Gin se agarraban la cabeza, pues era fácil unir los puntos cuando eras un pokémon psíquico que había sufrido alguna vez algo parecido. Pero Charmander no lo entendía y yo no sabía cómo hacerle entender que el dolor que sentían no podía reducirse con la ayuda de nadie. 

Estiré el brazo y di unos golpecitos en la cabeza a Charmander. Era tan mono y tan buen chico.

- Necesitan silencio. - le dije mentalmente. - Pero creo que van a tener que esperar unos minutos para tenerlo.

No parece demasiado preocupada por el bien de sus camaradas, pero de todos modos parara el fuego. Les hara un trato, si salen de alli y les devuelven el ordenador les dejaran en paz.