Partida Rol por web

Polvo de Escorpión

3. Fuego de Campamento

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12/04/2018, 20:43
Narrador

El sol se había ocultado ya y eran las lunas los astros que reinaban el cielo rhovesiano. Entre que habían salido tarde de Puerto del Amanecer y el asalto, la oscuridad llegó antes de que pudieran llegar a Bastión del Amanecer. Era hora de hacer un alto y descansar hasta el día siguiente. Si todo iba bien, antes del mediodía estarían en la aldea.

El grupo se había organizado en torno a una hoguera. Nekaua había buscado la leña, Iskal se había encargado de encender el fuego y en ese momento Daha estaba asando unas salchichas. Los caballos estaban atados a un arbol cercano y pastaban alegremente. Todo parecía indicar que sería una noche plácida, si no aparecía otro grupo de asaltantes o algo peor.

Como era de esperar Balaka, no había intentado fugarse pero tampoco había dicho nada más. Pese a estar su vida fuera de peligro, la goliath se encontraba en un estado deplorable. Había estado a las puertas de la muerte y si no hubiera sido por su hermana las habría cruzado. Eso sí, Balaka era capaz de mantener la compostura con una voluntad estoica inquebrantable. Sin duda los goliaths eran un pueblo increíble.

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14/04/2018, 14:30
Kifel Robbarth

Daha comenzó a servirle las salchichas a sus compañeros. Kifel, el primero en recibir un plato, las probó y entonces se dirigió al mago con la boca aún llena.

Oye Petrick—antes de seguir hablando tragó—. Esta mañana dijiste algo de un ejército. En el despacho del ministro. ¿A qué te referías? ¿De Dónde has sacado esa idea?

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14/04/2018, 22:35
Petrick Baldrych

—Amigo Kinddel, está claro que se te da mejor luchar que escuchar —replico al pelirrojo espadachín en una clara alusión a su chanza de esta tarde que dudo mucho que el pobre logre comprender—. Pero no te preocupes que te lo explicaré tantas veces como necesites para entenderlo.
»El polvo de escorpión es el estimulante que usan las tribus Oregs antes de la batalla. Y como tengo tanto tiempo para beber como para pensar y nunca me he llevado un golpe en la cabeza que pudiera dejarme lelo del todo he pensado: Eh, si es una droga para desinhibir a los guerreros, igual alguien quiere dopar a sus tropas. No sé, un disparate que se me ha ocurrido.
»Porque si esto fuera que un santurrón de Alcor ha decidido retirarla del mercado y arrojarla al mar, pues Mostacho Veiner no estaría buscando como un loco. Y si es un mero asunto de narcotraficantes, se solucionará por sí solo más temprano que tarde y los drogadictos podrán volver a comprar sus dosis, tal vez algo más caras que antes por la demanda.
»Pero buscando al gnomo ese solo perdemos el tiempo. De todos modos, donde esté el oro está el señor Baldrych, así que me quedaré con la rubia hasta que se canse de hacernos perder el tiempo y nos pague. Bueno, o hasta que Corianne me pida que lo dejé todo y me fugue con ella.

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14/04/2018, 22:58
Iskal

—¿Sabes? Creo que para estándares goblin aún no has sido lo suficientemente desagradable—comentó Iskal dejando un momento el plato a un lado—. ¿Es extrictamente necesario que le trates como si fuera idiota?

Seguía sentado junto al fuego, no se había levantado ni fruncía el ceño. Simplemente ahora miraba en dirección a los dos humanos.

—Y hablando de saber escuchar: Se llama Kifel. Y "la rubia", Clea. Que por cierto está presente y tiene dos orejas funcionales—hizo un gesto con el índice y el pulgar como quien sostiene etre ambos dedos algo muy pequeño—. Quizá si te esfuerzas un poquito podrías conseguir no quedar como un completo cretino que parece pensar que todo el mundo salvo él es, hace y dice estupideces.

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15/04/2018, 00:04
Petrick Baldrych

—Miau —respondo a las cretineces del sobrealimentado gato al que nadie ha dado vela en este entierro.
Aquí todos saben defenderse solitos si alguno se siente agraviado y no he llamado estúpido a nadie. Si hay un estúpido aquí soy yo, que me resulta imposible aprenderme los nombres de la gente una vez que he encontrado un mote para ellos.
Alguien debería rascarle la barriga un rato a Micifuz para que se tranquilice pero no seré yo, estoy comiendo y no quiero cogerme ningún parásito.

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16/04/2018, 14:38
Daha Phiatabel

Salchichas y hoguera eran normalmente sinónimo de tranquilidad tras una jornada agotadora. Su caso no era una excepción. La lucha contra aquellos infieles sin duda había pasado factura. Nada que su magia no pudiera curar, pero poco había faltado para tener que lamentarse nada más iniciar el viaje.

A Corianne no parecía que el camino de la rectitud y la bondad que ella trataba de seguir le atrajera demasiado y en cuando al mago, era evidente que más tarde o más temprano acabaría siendo degollado en alguna taberna por algunas monedas. No obstante, todavía faltaba mucho para ese día y podía ser que Petrick se encontrara a sí mismo y tratara de abandonar la senda que había elegido.

Para su asombro, el félido y la goliath habían resultado ser los dos seres más benevolentes de la extraña expedición que habían emprendido. Nekaua había perdonado la vida de su hermana debido a su compasión y a la creencia en que podía redimirse. Iskal trataba de poner paz en la estúpida discusión que Petrick parecía empeñado en forzar.

Kifel había sido amable hasta el momento. Intentaba aportar y no destruir. Daha no culpaba a Petrick por las ofensas que profería ni por su ruda manera de decir las cosas. La semielfa había conocido a gente así y tenían una historia detrás. Eran así por algo y quizás y solo quizás llegaría el día en que se dieran cuenta de que adoptando aquella actitud tan solo conseguían enfurecer, ofender y menospreciar a aquellos que les rodeaban y que nada sacaban con ello.

- Lo cierto Iskal, es que su hipótesis es interesante a la vez que preocupante. – No por considerar a Petrick un maleducado, podía quitarle la razón. – Es posible que no vaya desencaminado. ¿Qué más sabes de esas tribus, los oregs? – Preguntó mientras le pasaba una salchicha a Clea, quien parecía no haberse recuperado todavía del susto del mediodía.

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16/04/2018, 14:56
Iskal

Así me gusta—respondió Iskal al mago—. El primer paso es admitirlo.

El siguiente era dejarlo pero eso siempre le costaba bastante más a la gente. Lo había constatado con anterioridad.

Cuando Daha se acercó y le dijo algo, la miró.

No he dicho nada de la hipótesis—contestó encogiéndose de hombros—. De hecho me es indiferente. Lo que no me es indiferente es que se trate a mínimo cuatro personas, tres de ellas presentes, como completos estúpidos sin que hayan hecho nada. ¿O soy el único que escuchó esa parte? No acostumbro a hacer como si oyese llover cuando pasa eso. Especialmente si conozco a la persona.

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16/04/2018, 17:45
Petrick Baldrych

Ciertamente el gato no ha dicho nada de mi hipótesis porque no tiene nada que aportar. Me recuerda a mi esposa quejándose:
No es lo que dices, es cómo lo dices.
Es mi maldición. A la gente insegura a menudo no les basta con que pienses por ellos, necesitan además sentir que tienen la última palabra y que su presencia es determinante para algo.
La semielfa en cambio tiene clase. Ha acertado conmigo dos de dos. Me gusta su estilo. Me doy cuenta de que lo suyo es más comedimiento que empatía, pero disfruto de ello. Cree que puede apelar a mi ego para manipularme y tiene toda la razón.
—Me ofende que alguien ponga en mi boca palabras que no son mías, minino. Sobretodo porque soy de los que no se callan lo que piensan. Tus complejos de inferioridad tendrás que resolverlos con un sacerdote o con un terapeuta, pero no te he llamado estúpido. Ni a ti ni a nadie. Me he limitado a señalar que mi punto de vista en esta misión ya lo he compartido con anterioridad con el grupo y que estoy dispuesto a repetirlo cuántas veces sea necesario. Y como a mí no me conoces de nada, siéntete libre de fingir como que oyes llover si eso te hace feliz. Ahora, si me disculpáis, ese árbol de ahí me está llamando.
Me está entrando un apretón y temo morir ahogado en lágrimas ajenas si me quedo aquí escuchando los lastimosos maullidos. Además es una forma tan elegante como cualquier otra de dejar claro que no tengo ni idea de nada más sobre los oreg sin evidenciar mi ignorancia.

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16/04/2018, 18:08
Daha Phiatabel

- Yo no conozco a nadie de los que están aquí.  Me gustaría conoceros, pero no es así.– Le respondió Daha al félido. – Las palabras solo dañan a aquellos que se sienten ofendidos, Iskal. – Meneó la cabeza. – No sé mucho de ti, pero si es cierto que no te quedas callado ante las injusticias, sin duda eres mucho más hombre de lo que lo es ese cretino. – Señaló levemente con la cabeza a Petrick. – A él tampoco le conozco, pero por lo que suelta por su boca, sin duda parece tener una amplia visión de lo que le rodea. Cae en detalles que a mí se me escapan, como el tema de las tribus oregs. No obstante, su vanidad es excesiva y eso un día le costará caro.

Se puso en pie mirando a Petrick y resopló. Luego miró a Iskal con cierto disgusto por tener que excusarse ante su inacción en aquel asunto, para finalmente acercase a Kifel y posar su mano sobre su hombro.

- Este soldado es un hombre fuerte y robusto. – Dijo al fin. – No se ha pronunciado en cuanto a las ofensivas maneras con las que el mago se ha referido a él. – Señaló de arriba abajo al pelirrojo. – Como todos podemos ver, es un hombre recio y digno, que sin duda sabe defenderse a sí mismo. Si no ha abierto boca, es sin duda porque ha decidido que entrar en una batalla dialéctica que no conduce a ningún lado es una completa pérdida de tiempo.

Fue entonces cuando Daha caminó hasta ponerse justo frente a Petrick y agachándose a la altura de éste, posó sus manos sobre los hombros del humano. Le miró a los ojos guardando silencio durante unos instantes y no retiró la mirada por incómodo que pudiera parecerle.

- Esta mañana Corianne te ha salvado la vida. – Dijo con en tono conciliador. – Dadas tus capacidades de combate, es posible que tenga que volver a hacerlo o puede que tenga que ser yo la que te eche una mano, incluso de Kifel puede depender que no te maten. Haz amigos y no enemigos entre nosotros. Ese es mi consejo.

Daha se puso en pie y regresó a su sitio para seguir asando salchichas y antes de sentarse volvió a dirigirse a todos.

- No he sido elegida para poner orden entre nosotros, o al menos eso creo. – Exclamó. – Y no deseo hacerlo. Todos jugamos un papel en esta compañía, por eso Veiner nos ha elegido. Así que, amigos… - Hizo una pausa drámatica. - ¡Por Alcor, tengamos la fiesta en paz! ¿Alguien quiere otra salchicha?

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18/04/2018, 12:41
Kifel Robbarth

Kifel frunció el ceño ante la respuesta de Petrick, pero esperó a que sus compañeros se callasen para responder.

¿Esto es porque te han dejado sonao con tantos golpes o vienes así del taller?—preguntó mientras el mago se alejaba—Porque  la última vez que me pasó algo así le acabé partiendo la nariz a mi sargento y ahora mismo me estoy controlando muy fuerte y mucho fuerte.

El pelirrojo apretó el plato de salchichas fuertemente, realmente se estaba aguantando las ganas de levantarse y partírselo en la cabeza. Finalmente resopló y miró a Daha con una sonrisa.

Muy ricas las salchichas. Saben como las que me hacía mi abuela de pequeño.

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18/04/2018, 12:50
Clea Stenon

Pero la discusión con el mago no terminó ahí. Clea, que también había estado en silencio todo el tiempo esperó a que este volviera y se sentase para intervenir.

No vais a ver una pieza de oro hasta que encontréis el Polvo de Escorpión—dijo con un tono firme pero no duro.

Clea hablaba utilizando el voseo reverencial, una costumbre habitual en algunas casas nobles, lo que denotaba al menos había recibido una buena educación. Esa forma de hablar tenía el inconveniente de que en alguna ocasión, no era fácil de distinguir si estaba hablando a alguien en concreto o al grupo en general. Y ésta podría haber sido una de esas ocasiones, puesto que todos buscaban la droga. Pero la manera en la que miró a Petrick y el tono con el que lo dijo despejó cualquier duda.

Si pensáis que esto es una pérdida de tiempo y que no hay nada que hacer, marchaos ya. Seguro que podéis hacer cosas más útiles, como por ejemplo cuidar de vuestra mujer embarazada.

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18/04/2018, 13:25
Narrador

Y entonces lo que ocurrió fue algo que nadie se esperaba. Petrick se levantó y sin decir ni la más mínima palabra comenzó a empacar sus cosas. A continuación invocó otra montura y se despidió con un escueto «Que os den».

Nadie entendía muy bien que había pasado. Si el desastroso combate con los asaltantes había sido suficiente para él, si no se sentía cómodo con sus compañeros o si realmente no confiaba en la misión de Veiner y consideraba que se trataba de una perdida de tiempo.

Lo que si fue cierto es que al marcharse, el ambiente agresivo se esfumó.

Nunca es agradable tener que dejar a un jugador por el camino y menos por una discusión, pero si no os importa agradecería que continuáramos con la mayor normalidad posible. Gracias :).

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18/04/2018, 15:12
Iskal

Iskal no sabía quien era el tal Minino así que no había prestado atención a lo que vino después. Pero se alegró de que Kifel fuera capaz de contener sus nudillos en aquella ocasión; el félido podía dar fé de veracidad de la anécdota del sargento. Y ya había habido suficiente violencia ese día.

—¡Respira, mujer!—levantó repentinamente las manos en un gesto cómico, como si Daha le hubiese apuntado con una ballesta—. Coge aire que no vamos a salir corriendo. Además, lo de conocer a la gente tiene fácil arreglo por suerte. Se arregla preguntando y ya está.

Se rascó la cabeza haciendo una pausa anecdótica.

—No exactamente por las salchichas. Pero es un buen comienzo—rió entre dientes—. Que sean dos.

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18/04/2018, 19:31
Daha Phiatabel

Daha sonrió ante el comentario del soldado. No se consideraba una gran cocinera y lo cierto era que las salchichas las había comprado justo antes de salir de Puerto Amanecer. Tenía más mérito el carnicero que las había preparado y el fuego que las había calentado que ella misma y no obstante se sintió agradecida ante la comparación con la abuela de Kifel.

- A mí me encantan, por eso las compré. – Respondió Daha.

Todo parecía haberse calmado pese a las amenazas de partir narices. No obstante, cuando Petrick regresó al círculo que se había formado entorno a la hoguera, fue Clea que avivó las llamas de la discordia. Fue tajante, como Veiner hubiera querido. Por eso la puso al frente del grupo en cuanto al tema económico. La reacción del mago fue rápida y silenciosa.

Ciertamente entre todos le habían machacado. No era su intención vulnerar el honor del mago, ni mucho menos hacer que se marchase, pero lo cierto era que no había podido rechazar la oferta de Clea. No intentaría detenerle, pues parecía tener bastante clara la decisión y al fin y al cabo, su actitud no había sido buena desde hacía ya bastante tiempo pese a las pocas horas que llevaban de trayecto.

- Vaya… - Daha abrió los ojos de par en par. – No esperaba esa reacción, pero es su decisión…

La semielfa permaneció unos momentos en silencio hasta que al fin Iskal se dirigió a ella demandando no una sino dos salchichas. Daha se las cedió de buen grado y como recompensa, el félido quiso regalarle la posibilidad de conocerle.

- Muchas preguntas rondan mi mente, Iskal. – Daha se llevó la mano a la boca y miró hacia el cielo. – Pero una es la que más me apremia. ¿De dónde han salido lo de tu raza? De allí donde yo vengo tan solo erais una leyenda… - Hizo una pequeña pausa antes de volver a abrir la boca. – Espero que no te ofenda la pregunta. Es simple curiosidad y ansia de conocimiento.

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18/04/2018, 22:26
Corianne

Nekaua había buscado la leña, Iskal se había encargado de encender el fuego y Daha había asado las salchichas. 

Corianne se había limitado a extender su petate en el suelo y repantingarse en una pose de felino perezoso que ni Iskal, sintiéndose holgazán, podría igualar. Cuando Petrick la mencionó, tomó la salchicha y se la metió en la boca de una manera que podría ruborizar a una fulana, para después dedicar al mago una sonrisa que parecía retarlo a discernir si era burlona o juguetona.

La sonrisa se le congeló en un rictus según iba avanzando la conversación.

«Va de culo si piensa que voy a ir detrás de él.»

Los demás podían estar allí por el oro de Veiner. Ella estaba ahí porque no tenía más remedio. Tendría que llegar al final de aquello, le gustara o no.

—Así que te gustan mucho las salchichas observó Corianne, metiéndose en la conversación—. Qué desilusión, Daha. Yo pensaba que eras más de ostras en su jugo. 

Su sonrisa se ensanchó cuando miró a Nekaua.

—¿Y a ti, Nekaua? ¿Te gustan más las salchichas o las ostras?

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19/04/2018, 20:17
Daha Phiatabel

Aquella muchacha jugaba con las palabras. Daha sonrió de forma sutil. No era tan mojigata como podía parecer a simple vista y tras escucharla hablar. Tampoco se podía decir que fuera propensa a catar cualquier salchicha o cualquier ostra que se cruzara en su camino. A diferencia de Corianne, Daha era mujer de un solo hombre y ese hombre todavía no se había cruzado en su camino.

No se le había escapado a nadie que Petrick se había perdido un festín al marcharse de forma tan precipitada, pues Corianne estaba receptiva ante sus incorrectas insinuaciones. Podría contrarrestar aquel fútil intento de herir su sensibilidad a través de la mencionada obviedad, pero no lo haría, no se rebajaría a tales extremos.

- Las salchichas me gustan en su justa medida y bien cocinadas. – Respondió al fin la semielfa. – No he probado las ostras. Tienen un aspecto que no me llama la atención. No obstante, puede que sean un manjar para aquellos que sepan apreciarlas. Puede que con los años las pruebe y puede que me gusten, pero de momento solo pienso en catar la salchicha adecuada y que su sabor sea mi regocijo hasta el fin de mis días.

Había hablado utilizando la misma metáfora que la pirata le había propuesto, aunque creía que se había entendido bastante bien a lo que se refería. Que Corianne pudiera armar nuevos insultos con el contenido de su alegoría, le importaba más bien poco. Bajo su punto de vista había respondido a la inquietud de su interlocutora sin usar términos soeces ni esquivar por completo la temática subida de tono que podría haberle puesto en un aprieto.

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20/04/2018, 10:50
Nekaua

Nekaua devoraba salchichas en silencio mientras los ánimos alrededor de la hoguera se caldeaban. Solía hacer cenas ligeras, pero no tanto. Doña Clavilda, Garo y los demás se habían acostumbrado a su apetito, y ella casi había olvidado que los humanos necesitaban mucha menos comida que ella para subsistir. Curiosamente, algunos de los medianos que vivían en los terrenos de sus anfitriones, tan pequeños que podía pasar por encima de ellos simplemente separando las piernas, sí comían tanto como ella.

Tendría que preparar cepos alrededor del campamento antes de cenar. Con suerte, el desayuno estaría esperándoles al despertar.

No se sorprendió demasiado cuando el mago hizo aparecer otro caballo del aire y se marchó con viento fresco. No parecía a gusto ni con la misión ni con la compañía —exceptuando la de Corianne—. Incluso en las montañas, mucho antes de ver a un mago por primera vez, había escuchado aquello de que los magos se enfurecían con facilidad. Además, había recibido una buena paliza durante la pelea con la partida de saqueo de la tribu.

Pensando en tribus, desconocía quiénes eran los oregs de los que había hablado por segunda vez el mago, ni por qué los guerreros usaban ese polvo de escorpión antes de la batalla. Las preguntas que empezaban a formarse en su mente murieron antes de llegar a su garganta, cuando escuchó a Coriannte dirigirse a ella.

¿Qué es una ostra? preguntó en su lugar, como respuesta, rascándose la barbilla. ¿Es una comida? La respuesta de Daha la había dejado con dudas al respecto.

Si algo bueno tenía la conversación junto a la hoguera, era que le permitía apartar por un momento de su mente a su hermana y todo lo que le había revelado.

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20/04/2018, 16:34
Iskal

Iskal había pedido dos salchichas porque una se le quedaba en una muela; no necesitaba másticarlas, se las podía zampar de una sola sentada.

—¿Leyenda?—dijo aplastando una oreja y levantando la otra en lo que se entendía como un gesto interrogante—. Vaya, ahora me siento hasta importante.

Terminó y dejó el plato a un lado.

Pues... yo concretamente vengo de una isla y es la primera vez que salgo de ella. Así que no sabría decirte si hay más tribus de félidos en otras partes pero lo de que somos raros en Rhovesia sí que me ha quedado claro—explicó. Luego rió entre dientes—. ¡Hasta los druidas se pegaron un susto al verme!

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20/04/2018, 22:41
Corianne

Corianne ignoró a Daha.

Lo cierto es que la pregunta que había lanzado a la sacerdotisa sólo le había servido de punto de apoyo para lanzar la auténtica pregunta que quería hacer: la que había formulado a la goliath. 

La pirata esbozó una sonrisa zorruna y se incorporó evidenciando su interés. Tal y como había supuesto, una montañera no había oído hablar de las ostras. Mejor que mejor.

—Sí, las ostras se comen —se apresuró a explicar solícitamente, con una sonrisa de oreja a oreja—. Un manjar delicioso y delicado, digno de los dioses. Aunque comer una ostra tiene su técnica. Cualquier hijo de vecino puede comer una salchicha... —desestimó Corianne, haciendo una vaga floritura en dirección a la sacerdotisa de Alcor. ¡Durante toda una vida, por el amor de Betria!— pero comer una ostra puede considerarse todo un ritual. Cuando todo esto acabe, podríamos volver a Puerto del Amancer. Tú y yo, juntas. Te invitaré a un festín de ostra con el oro de Veiner que no olvidarás en tu vida, eso te lo garantizo.

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21/04/2018, 08:11
Daha Phiatabel

- ¡Vaya! – Exclamó Daha ante la respuesta del félido. – Ni los druidas sabían de tu raza… - Afirmó con la cabeza. – Eso sí que es curioso. ¿Hace mucho que llegaste a Rhovesia? ¿Cómo dio contigo Veiner?

Lo cierto era que si estaban jugando a ser alguna clase de espías o investigadores, un grupo tan pintoresco iba sin duda alguna a llamar la atención allí donde fueran. Si la goliath y félido se encontraban entre ellos era por una muy buena razón. Conociendo a Veiner, los había elegido por algo. No había llamado a los primeros tipos raros que se cruzaron en su camino. Los había seleccionado por algo.

Nekaua parecía algo corta de entendederas, Corianne demasiado libertina para su gusto, Patrick ya se había visto como había salido e Iskal parecía de los más sensatos del grupo junto con Kifel, aunque al menos en su opinión, por sensatez no valía la pena alistar a un ser tan característico. Algo debía aportar al grupo que a ella se le escapaba y lo mismo podía decir de los ya mencionados con anterioridad.