Partida Rol por web

Polvo de Escorpión

5. El Oso y el Cazador

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07/06/2018, 17:52
Narrador

Dibujada entre las montañas, Mena de Oro se hizo visible para los aventureros. Cuando entraron en la ciudad el astro rey comenzaba a iniciar su caída hacia el oeste. En los dos años que Corianne llevaba fuera el lugar había cambiado mucho, como si estuviera retrocediendo hacia la época posterior a la caída del Peregrim. Las calles volvían a tener un aspecto descuidado. Los viandantes en general tenían un aspecto humilde, pero a diferencia de los celestos ofrecían una actitud más agresiva. 

Sin duda alguna Mena de Oro era una ciudad peculiar. Se notaba que muchos edificios se habían quedado construidos a medias y en otros se notaba el estado abandonado tras ser construidos con opulencia. Era muy llamativa la presencia de palmera en un lugar montañoso, otro vestigio de los años de desenfreno que vivió la ciudad. La presencia de esos árboles unidos a la presencia de malhechores le daba a la ciudad aspecto de puerto pirata. En las montañas claro.

El río Dafyz, el principal río de Rhovesia discurría en una fina pero rápida hilera por el centro de la ciudad. Había numerosas pasarelas para cruzar de un lado al otro, algunas construidas en piedra y otras con simples tablones de madera fijados con pesas. A sus orillas era normal ver a lavanderas y a gente llenando cántaros, barriles o botellas de agua.

Desde casi cualquier punto de la ciudad era visible la llamada Alta Mena de Oro, la parte adinerada de la ciudad. La zona estaba rodeada de muros que aunque no llegaban a la categoría de muralla marcaba distancia. Había edificios que sobresalían y a en lugar de ese aspecto descuidado y abandonado que se veía en la Baja Mena de Oro, derrochaban lujo. La diferencia económica entre una zona y otra eran notables al exceso.

Kifel, a los mandos del carro, seguía las indicaciones de Corianne. Pese al tiempo que había estado fuera, la pirata no tuvo problemas en guiar a su compañero hasta El Oso y el Cazador. El local consistía en un edificio de tres alturas. Estaba descuidado como la mayoría de los edificios, pero la construcción se mantenía firme. Puede que en su momento Corianne hubiese dicho que se trataba taberna, pero las dos mujeres ligeras de ropa que había en su puerta no dejaban duda a que el negocio del local no era precisamente el de alojamiento, comida y bebida. Ofrecía esos servicios, sí, pero El Oso y el Cazador era un lupanar.

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08/06/2018, 15:51
Daha Phiatabel

Daha no había estado nunca en aquel horrendo lugar, pero conocía de primera mano la miseria del mundo. La había vivido de primera mano. Aquello... bueno aquello no era lo peor que había visto, pero si era evidente la decadencia de aquel pueblo de montaña que había vivido mejores momentos. No obstante, eso le hacía comprender muchas cosas con respecto a Corianne.

- Demasiado bien ha salido para proceder de este lugar alejado de los designios de Alcor. – Pensó. – Daha, tienes que tratar de ser más benevolente con ella. Por lo visto no ha tenido demasiadas opciones en la vida. - Se dijo a sí misma.

Al ver el aspecto de la taberna arqueó una ceja. ¿Era aquella la taberna de la que Corianne les había hablado? De ser cierto el negocio de su padre había variado un tanto respecto a lo que aquella mujer de mar había contado. “¿Es tu padre el proxeneta local?”. Estuvo a punto de preguntarle a Corianne justo en el momento en que recordó que había decidido ser piadosa con ella.

- ¿Hemos llegado, Corianne? – Le preguntó finalmente la sacerdotisa. - ¿El negocio de tu padre es…? – Dejó aquella pregunta en suspenso a la espera de que Corianne fuera lo suficientemente espabilada, como para responder sin tener que mencionar algo acerca de la apariencia de aquella “taberna”.

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08/06/2018, 20:27
Corianne

Corianne sonreía de oreja a oreja.

Se la veía feliz de haber vuelto a Mena de Oro. Erguida, orgullosa, pavoneándose en su territorio parecía medir un palmo más de alto ahora que antes, recorriendo aquel lugar como si le perteneciera. Se bajó de un salto en cuanto llegaron al Oso y el Cazador. Ni siquiera Daha podía amargarle el momento. La bucanera avanzó en dirección a la puerta, con un contoneo de caderas que atraía las miradas, hipnóticamente, a su generoso trasero.

—¿Necesitas un croquis, encanto? Oh, ya veo. Eres virgen, ¿a qué sí? No te preocupes, la primera ronda corre de mi cuenta.

Esbozó una sonrisa traviesa por encima del hombro.

—Esta es la sala de festejos más animada de todo Mena de Oro. Y quien diga lo contrario, miente —dijo volviéndose y poniendo los brazos en jarras—. ¡Vamos! ¿Os vais a quedar ahí parados? Puedo conseguir habitaciones gratis para todos y algo de comer y beber. Mi padre nos recibirá con los brazos abiertos.

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09/06/2018, 14:01
Nekaua

A su regreso a la taberna para reunirse con los demás, Nekaua estaba ceñuda y taciturna. La conversación con su hermana la había dejado preocupada —algo que era difícilmente sorprendente—, y no hacía ningún esfuerzo por ocultarlo.

El movimiento de la carreta por los caminos enfangados, sin embargo, pareció ponerla de mejor humor. Se pasó el resto del viaje entablando conversación con los demás, preguntando a Daha sobre la fe alcorita, a Corianne sobre Mena de Oro, a Iskal sobre su gente, a Kifer e incluso a Clea sobre Puerto del Amanecer.

Y, de tal modo, las horas se sucedieron con animada parsimonia mientras se acercaban a Mena de Oro y las montañas que habían sido su hogar durante la mayor parte de su vida. Aguzando la vista, la mano sobre la frente como visera, buscó un punto entre los riscos. Años atrás, había contemplado Mena de Oro desde las alturas, al amanecer, invisible para los hombres y mujeres que abandonaban sus hogares para recorrer sus calles. Una ciudad en miniatura, fabricada con tierra mojada.

A ras de suelo, era una visión muy diferente. Tanto, como lo era de las otras ciudades de Rhovesia.

Cuando detuvieron el carro, Corianne parecía contenta. Nekaua pidió en silencio a Beltegueuse que el reencuentro con su familia fuera tal y como la humana esperaba, aunque sabía que tales menesteres no estaban en manos del Fuerte.

La goliath se quedó mirando el edificio y las mujeres que aguardaban en la puerta. Fueran lo que fueren, no eran guardias.

Bajó de un salto del carro, tras Corianne. Todavía no lo he visto, y ya me cae mejor que mi padre.

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10/06/2018, 16:04
Iskal

Iskal había llegado a la conclusión de que, definitivamente, a los humanos les gustaba complicarse haciendo ciudades diametralmente distintas unas a las otras. Mena de Oro no se parecía en nada a Puerto del Amanecer, y el hecho de que pareciese estar construida por dos pedazos distintos de estrato social se le hacía tan triste como innecesario.

En su tribu todo el mundo trabajaba por el bien común, el bien de uno de sus miembros era el bien de toda la tribu, pero aquel lugar le inspiraba la desconcertante sensación de cada uno cuidase sólo de si mismo. Mientras tu casa fuese de piedra, mantuviera el calor y no filtrase las lluvias y teja, daba igual que la del vecino fuese de azogue y paja, se congelase dentro o tuviera mil goteras.

—Tanta amabilidad gratis anima, desde luego—comentó jocosamente mientras bajaba del carro tras Corianne—. ¿Podemos pedirle también un autógrafo?

El félido no tenía ni idea de qué diferencia había entre una "taberna" y una "sala de festejos". Pero sea lo que fuere lo que se festejaba allí, parecía que sólo lo hicieran las mujeres. No tenía muy claro cómo funcionaba aquel lugar pero a juzgar por las palabras de la bucanera hacia Daha había algún tipo de significado oculto que él no conocía... así que prefirió no preguntar y esperar a verlo por no quedar como un ignorante.

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13/06/2018, 21:04
Kifel Robbarth

Las dos mujeres de la puerta comenzaron a lanzar miradas y silbidos a Kifel que seguía en el carro mientras sus compañeros bajaban. El rostro del pelirrojo se puso del mismo color que su pelo.

Un lugar muy agradable, sí—dijo algo aturullado. Intentando ignorar a las mujeres añadió—. ¿Dónde puedo dejar el carro?

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13/06/2018, 21:15
Clea Stenon

Cuando Clea vio a las mujeres de la puerta alzó las cejas sorprendida, pero como yaa era habitual en ella no dijo nada al respecto. Al bajarse del carromato miró a Corianne que charloteaba alegremente y sonrió mientras la seguía hacia el interior del local.

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13/06/2018, 21:18
Narrador

El grupo entró en el local encabezados por Corianne. Su interior era muy parecido a una taberna. Por un lado la barra y por otro las mesas, pero en las tabernas no había tantos empleados ni vestían de forma tan provocativa. Ni tampoco se sentaban en el regazo de los clientes y coqueteaban con ellos. Y que en la decoración hubiera un predominante color rojo, era cuanto menos peculiar.

En ese momento el negocio estaba bastante vacío, sólo había tres mesas ocupadas, por lo que la mayoría de los trabajadores hablaban entre ellos aburridos. Pero claro, aún era temprano y el sol estaba fuera. En El Oso y el Cazador la noche era el día y el día era la noche.

Había dos hombres de más de cincuenta años detrás de la barra. Solo con verles, era fácil averiguar que eran ellos los que estaban a cargo del local. Uno de ellos tenía el pelo castaño ondulado y entradas. También tenía una barba del mismo color que su pelo recortada por la barbilla, muy bien arreglada. El otro hombre tenía la piel negra, el pelo y la barba canosa, casi blanca. Ambas orejas estaban adornadas por aretes gruesos dorados.

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14/06/2018, 23:22
Jean

El hombre del pelo castaño y las entradas dio un rápido vistazo al grupo recien entrado. Entre el félido, la goliath y la mayoría femenina estaba claro que no se trataba de una visita corriente en el local. Tras repasar al grupo su mirada recayó en Corianne y se quedó mirándola fijamente con una expresión curiosa. Como si tratara de acordarse de algo.

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14/06/2018, 23:23
Gordon

Al ver que su compañero no decía nada, el hombre de piel morena, con una sonrisa de oreja a oreja, se acercó a él y le dijo en un tono audible.

Jean, cariño, ¿es que no vas a saludar a Corianne?

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14/06/2018, 23:31
Jean

¿Corianne?—pregunto sin entender, entonces todo cobró sentido en su cabeza y dio un salto—¡Corianne! ¡Mi Cory! ¡Hija mía!

Tras quedarse unos segundos bloqueado, Jean avanzó raudamente hacia su hija y la abrazó con fuerza. Los empleados del local comenzaron a aplaudir.

¡Maldita sea! ¡No te había reconocido! ¿Cómo se te ocurre venir sin avisar? ¿Sabes el tiempo que hace que no sabía de ti?

El hombre era un torbellino de emociones difícil de controlar. Estaba pletórico de volver a ver a su hija, pero también sentía el irrefrenable deseo paternal de reprocharle a su hija la ausencia de noticias. Jean se volvió al hombre de piel morena.

¿Y tú cómo la has reconocido Gordon?

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14/06/2018, 23:42
Gordon

Desde la barra, Gordon sonreía afablemente.

Siempre tuve mejor ojo que tú—le respondió para mirar luego a Corianne con cariño—. Tan bonita como siempre. ¿Amigos tuyos?

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15/06/2018, 22:58
Corianne

—¡Pa-pá! —protestó Corianne al mundo, en tono de auténtica consternación.

¿Había algo peor en el mundo que un padre no reconociera a su hija delante de sus amigos?

No obstante, la bucanera mostró un lado bastante más amable del que solía mostrar estrechando con fuerza a su padre durante unos momentos. Sonrió, e hizo lo mismo con su pareja. 

—Menos mal que tú cuidas de él, Gordon. Gracias. —dijo cuando se separó de él, y añadió en tono confidencial:—. A ver si lo convences para comprarse esas lentes. Le van haciendo falta.

Caminó hacia sus compañeros.

—Sí, Gordon. Estos son amigos míos. Esperaba que pudierais encontrarnos algo para comer y un sitio para dormir durante nuestra estancia en Mena de Oro. Algo sin mucho eh... follón. Ya sabéis.

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16/06/2018, 08:49
Nekaua

Nekaua no tenía muy claro qué esperaba al entrar en el Oso y el Cazador. Las reacciones de algunos de sus compañeros —los que eran humanos en parte o su totalidad, concretamente— la habían hecho pensar que no era un simple lugar en el que otros se encargaban de que pudieras comer, beber y dormir, como las ventas y posadas que ya conocía. Pero lo era. Y no había rastro de los festejos a los que había aludido Corianne. Solo un puñado de clientes.

Los dueños del local eran más extraños. La forma en que se hablaban, se miraban, parecían las de una pareja de años. Salvando las distancias, le recordaban a Doña Clavilda y Garo, o a los padres de los hermanos Robellón. Y sin embargo, eran los dos hombres. O eso parecía; uno no podía ser otra cosa, era el padre de Corianne; el otro, el de piel inusualmente oscura, tenía el vello facial y los rasgos de un hombre.

Le vinieron a la mente ciertos comentarios  que había escuchado sobre su hermano. ¿Era eso lo que querían decir?

Yo soy Nekaua, se presentó. ¡Modales, hija mía, que no te cobran por hablar! sonó en su interior en la voz de Doña Clavilda. Ya los había olvidado cuando conoció al grupo, fascinada por el pelaje del félido. En aquel lugar no tenía excusa. Encantada de conocerles.

Una pregunta que no se atrevía a formular colgaba frente a sus ojos: ¿podían dos hombres tener hijos? ¡Imposible! De aquellos dos, solo uno era el padre de Corianne. La humana lo había dejado claro. Seguro que tenía una madre, en algún lugar.

Buscó con la mirada a Iskal, el único que, como ella, era ajeno a las costumbres humanas, buscando en sus ojos la confusión que ella misma sentía.

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16/06/2018, 10:01
Daha Phiatabel

¿El hombre de piel oscura acababa de llamar cariño al padre de Corianne y no de un modo sarcástico sino más bien cariñoso? Parecía evidente que sí. Era cuanto menos curioso que el padre de Cory fuera... No tenía nada en contra de que dos hombres se amaran de aquella forma (o eso le gustaba creer), pero le resultaba realmente raro que uno de ellos hubiera llegado a tener una hija. Podía ser que Corianne fuera adoptada.

Fuera como fuera, ahora estaban en su prostíbulo y Corianne ya había pedido estancia para todos. Sería barato y sin duda las empleadas colmarían de atenciones a todos los miembros del grupo. No sabía si era lo apropiado. Allí se sentía incómoda. Suponía que podía llegar a acostumbrarse a tanta depravación. No tenía porque participar de aquella bacanal, pero en esos momentos no lo tenía muy claro.

- Mi nombre es Daha Phiatabel. -Debía ser cortés. Más incluso con las clases menos favorecidas y con las personas de moral más relejada. Debía dar ejemplo. - Sacerdotisa de Alcor. Un placer conocer al padre de la revoltosa Corianne. Tiene una hija con mucho temperamento. - Sonrió. - Pero es buena niña en el fondo. - Se giró hacia Corianne y le guiñó un ojo.

Corianne necesitaba que Daha le echara un capote. Sin duda había tenido una infancia difícil y el solo hecho de saber que tipo de negocio regentaba su padre, confirmaba esas sospechas. Era ahora más evidente que nunca para Daha, que Corianne había sido una granujilla de joven y que sin duda habría tenido infinidad de problemas con la ley. Que una respetable sacerdotisa de Alcor hablara bien de ella a su padre, sin duda debía tranquilizar a aquel pobre hombre (aunque de pobre no tenía nada, pues era un bellaco proxeneta). Corianne se lo agradecería.

 

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18/06/2018, 21:53
Iskal

—¡Maldición, y yo sin lazos!—dijo repentinamente Iskal llevándose las zarpas a ambos lados de la cara y mirando a Corianne con teatral gesto consternado—. ¡Con las ganas que tenía de poneros uno!

Apenas aguantó dos segundos antes de reirse etre dientes de su propia chorrada.

—Yo soy Iskal, señor. Un placer que me conozcan «Aunque creo que mejor no le digo cómo nos conocimos su hija y yo... »

Aquel "Pa-pa" había sido la excusa graciosa perfercta para tener algo que decir. Porque de lo contrario no habría sabido qué decir; se sentía casi tan confuso como Nekaua, a la cual miró de reojo y devolvió el encogimiento de hombros.

O los humanos empleaban las palabras de formas muy peculiares o tenían costumbres de las que no había oído hablar igual de peculiares para él. O ambas cosas. U otra totalmente distinta. O a saber Cerastes qué.

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19/06/2018, 23:20
Clea Stenon

Yo soy Clea Stenon, es un placer conocero. Falta por entrar otro compañero, Kifel, que ahora mismo está guardando el carro—dijo anticipando la llegada posterior del pelirrojo, entonces volvió a sonreír—. Si las mujeres de la puerta le dejan tranquilo.

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19/06/2018, 23:22
Gordon

Gordon y Jean se lanzaron una mirada cómplice y sonrieron.

Será mejor que vaya a echarle una mano a vuestro amigo—dijo el hombre de la piel morena. Antes de salir a la calle se dirigió a su pareja—. Creo que lo mejor será que se queden en nuestra casa, ¿no te parece? Nosotros podemos pasar la noche aquí arriba.

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19/06/2018, 23:23
Jean

Está bien—dijo asintiendo a la propuesta de Gordon.

Jean entonces miró al grupo de aventureros y sonrió.

¿Pero qué hacéis todavía de pie? ¡Sentaos!—exclamó invitándolos a sentarse—¿Qué queréis tomar? Podeis comer y beber todo lo que queráis, invita la casa. Y si queréis algún servicio extra… seguro que podemos ajustar algún precio.

El bellaco proxeneta, al menos según los pensamientos de Daha, guiñó un ojo pícaro. Después miró a algunos de sus empleados ociosos.

¡Janice! ¡Alain! No quiero que les falte de nada en ningún momento, ¿entendido?

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21/06/2018, 10:33
Corianne

—¡Especialmente a mi amiga azul! —dijo Corianne, señalando a Nekaua—. Come como dos o tres hombres. 

A Corianne le hizo gracia que Daha le dijera a su padre cómo era ella. 

—Querida, lo que tú sabes de mi cabe en un dedal —dijo, poniéndose de puntillas para rodear el cuello de su padre con el brazo—. Mi padre me hubiera dado la teta si hubiera tenido leche. Y hablando de tetas: papá, creo que a Daha le gustaría probar "el Especial de la Casa". ¿Nacha la Macha sigue trabajando aquí? Corre de mi cuenta.

Se inclinó sobre su padre.

—Luego tenemos que hablar en privado. Necesito información.