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Polvo de Escorpión

Corianne - Prólogo: La Hija

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24/01/2018, 13:13
Narrador

Corianne paseaba por los muelles de Puerto del Amanecer. Desde que había llegado a la capital de la República hacia eso al menos una vez por la mañana y otra por la tarde. Pero como todos los días hasta la fecha no había ni rastro del Implacable, ni de Madravos ni de esa zorra de los tatuajes. La pirata no dejaba de preguntarse cuando volverían... si es que lo hacían. No era momento para pensar en eso. Empezaba a estar cansada de esperar, pero no podía dejar de hacerlo. Mientras esperase no tenía que pensar en otra cosa.

Sumida en sus pensamientos la joven no se percató en el joven que se había acercado a ella hasta que le tocó en el brazo. Algo sobresaltada, Corianne se giró bruscamente pero se frenó a si misma al ver que no sería un muchacho de más de catorce años, espigado y con la ropa remendada. Nadie peligroso.

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24/01/2018, 16:54
Mensajero

El muchacho se mostró un poco intimidado ante el brusco movimiento de Corianne. Y encontrar a una muchacha tan bonita no sirvió para que se relajase ni mucho menos.

¡Pe-Perdón! ¿Es... es usted Corianne?—preguntó aún intimidado—. Tengo un mensaje para usted. Es su madre.

Al nombrar a la madre, el muchacho agachó un poco la cabeza, pero no dejó de mirar a la pirata a los ojos. El chico estaba intimidado pero también fascinado y el temblor de su voz lo denotaba.

Se encuentra en el Sanatorio Virneo Treste. Está enferma.

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30/01/2018, 12:18
Corianne

Corianne, sumida en sus pensamientos, había esperado encontrarse cara a cara con alguno de los miembros de su antigua tripulación en vez de a aquel muchacho imberbe. El corazón le palpitaba furiosamente en el pecho, y tardó varios latidos en serenarse y asimilar lo que acababan de decirle.

—Ahógate en el fondo del mar, muchacho. Yo no tengo madre —replicó con desdén.

Al fin y al cabo, su madre nunca había ejercido como tal. ¿Qué quería ahora, que corriera al borde su cama llorando lágrimas de cocodrilo, a hacer las paces con ella porque sólo porque se estaba muriendo de gonorrea? ¡Al cuerno! Había tenido tiempo de sobra para cuidar de ella, y lo único que le había preocupado era de dónde sacar el dinero para pagarse su próxima cerveza. Estaba más furiosa que asustada.

Cogió con fuerza al muchacho por la muñeca que había utilizado para llamar su atención y se inclinó sobre él con expresión peligrosa.

—Y como le digas a alguien que me has visto te arranco la lengua ¿entendido?

Esperó a que el chaval se diese por enterado antes de soltarle bruscamente, girar sobre sus tacones, y salir disparada en dirección contraria. Lo último que necesitaba era que la historia del chico llegara a los oídos de Madravos, o peor aún, de "Tatuajes". Tenía que ser ella la que determinara el modo y la manera de que reencontrarse con aquel par de puercos, en posición ventajosa, o estaría bien jodida.

Sus pasos la habían dirigido, sin darse cuenta, al antro más cercano. Necesitaba un trago, algo fuerte para quitarse el miedo que le había entrado en el cuerpo. Llamó la atención del camarero y le pidió lo más fuerte que tuvieran. Mientras esperaba el mensaje que le había dado el chico volvía a sus pensamientos una y otra vez, por mucho que intentara desecharlo o pretender que no le importaba.

—Joder, ¡mierda! —masculló entre dientes, y añadió otra vez:—. ¡Mierda!

Apuró de un trago el licor que le habían servido y golpeó la barra con el vaso vacío. Una agradable oleada de calor la recorrió desde la garganta hasta el estómago. Su visión se nubló por un instante.

—¡Mierda!

Tiró unas monedas al tabernero y se dirigió al sanatorio con furiosas y enérgicas zancadas.

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30/01/2018, 13:31
Narrador

No tardó mucho Corianne en llegar al sanatorio. La institución, regida por nihalitas, recibía su nombre en honor a Virneo Treste, el fundador de la Orden de los Custodios Celestes. Era anterior a la llegada de Korven y la Iglesía de Kurnah y tras la caída del régimen había vuelto a sus legítimos propietarios. Sin embargo ya no era ni el único ni el principal lugar de curación de la ciudad. La Iglesia de Alcor había abierto su propio sanatorio y el gobierno de la ciudad estaba estudiando abrir otro de carácter laico.

La pirata vio el edificio de tres plantas. Se le notaban los años de abandono y la decadencia de la propia institución nihalita. Si su madre estaba en internada en un sanatorio su dolencia tenía que ser grave. Algo que al menos los conjuros divinos más sencillos no podían curar. 

Corianne entró en el edificio, se dirigió a recepción y preguntó por su madre. No mucho después una sanadora la acompañaba por los pasillo del sanatorio.

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30/01/2018, 13:48
Sanadora

Mientras caminaban la mujer comenzó a poner al día a Corianne.

En su estado se encuentra estable—le dijo—. Esta mañana estaba más calmada y ha podido comer y beber algo. Pero los próximos días serán fundamentales. Por desgracia todo está en sus manos, nosotros no podemos hacer otra cosa que rezar a Nihal para que obre un milagro. Por ella y por los demás. 

La pirata notó que algo no terminaba de cuadrar en el discurso de la sanadora, pero no tardó en comprenderlo. La mujer estaba presuponiendo que Corianne sabía lo que le ocurría a su madre.

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30/01/2018, 22:48
Corianne

Corianne encontró a la Sanadora atractiva, más que hermosa. Debía ser el pelo negro y ensortijado que, en su opinión, le favorecía bastante. Pero no estaba de humor para coqueteos. Y de todas formas le incomodaban las personas que eran capaces de dedicar su vida en una cosa tal altruista como cuidar de la salud de los demás. Ella había estado demasiado tiempo en el otro lado de la balanza, y había perdido la cuenta de los hombres que había matado. Ni siquiera combatía limpio. La habrían matado si lo hubiera hecho.

—Oye mira, sobre mi madre... —dijo desviando la mirada y rascándose la coronilla en un gesto incómodo—. Digamos que no he sabido nada de ella en los últimos años. Nos abandonó a mi padre y a mi cuando yo era una cría y bueno... apenas me acuerdo de ella.

Ella pensaba que había superado todo aquello, y ahora resultaba que el abandono se le había quedado enquistado en las entrañas. Y estaba empezando a supurar.

—No... sé de qué va todo esto. No sé si quiero ir a verla —alzó la mirada para cruzarla con la de la Sanadora. Suspiró —. Y no sé por qué te cuento mis problemas.

Miró en la dirección por la que habían venido. La vía de escapatoria. Se emborracharía y dejaría el problema atrás.

—Creo que me he equivocado al venir aquí. Y ya veo que está en buenas manos de todas formas, así que...

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31/01/2018, 08:58
Sanadora

La sanadora miró a Corianne con gesto grave. Nihal animaba a sus seguidores a ayudar a los necesitados y eso acababa confiriéndoles en muchos casos una fuerte capacidad empática.

No deberías marcharte—dijo y como si esperase la replica de la pirata añadió—. Tranquila, no voy a darte una charla moralista sobre el perdón. No es ese tu problema ahora.

Un par de sanadores pasaron al lado de las dos mujeres. Llevaban en una camilla a un enfermo sudoroso y con la piel amarillenta  que se agitaba entre temblores. La sanadora se quedó mirando al enfermo hasta que lo perdió de vista.

Otro más—musitó mientras se tocaba el medallón de madera de Nihal antes de volver a mirar a Corianne—. Tienes que ir a verla por ti. La herida que tienes en tu corazón no va a cerrarse hasta que hables con ella. Y si lo dejas para mañana puede que sea tarde.

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31/01/2018, 09:31
Corianne

La Sanadora había hecho sonar la campana. Exacto. Si veía a su madre, si se reconciliaba con esa parte de su pasado, podría curar. No lo estaba haciendo por su madre, que era una persona horrible. Lo estaba haciendo por ella misma. Tenía lógica eso de hacer las cosas por el bien de uno.

La pirata se irguió, recuperando parte de su apostura. Pero desapareció rápidamente cuando miró con nerviosismo en la dirección en la que se habían llevado el enfermo.

—Has dicho "otro más". ¿Es una epidemia o algo así? Porque si es contagioso paso como de tragar puñales. A mi no me protege Nihal. Ni ningún otro dios, a decir verdad.

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31/01/2018, 15:43
Sanadora

La sanadora torció el gesto. No parecía muy contenta con la última reacción de Corianne. Aun así fue lo suficientemente educada como para no decir nada al respecto.

Es polvo de escorpión—dijo con un tono bastante menos amable.

La Pirata conocía la droga. Fabricado con las cutículas de los escorpiones gigantes del desierto de Sahria, actuaba como un potente estimulante. Al menos al principio, conforme llegaba la dependencia y el síndrome de abstinencia, empezaba a funcionar como relajante. Llegado a ese momento, la dosis necesaria para mantener los efectos estimulantes era tan alta que era mortal.

No sé si lo sabes, pero la droga a desaparecido de la ciudad y ha empezado a hacer estragos entre los adictos.

Corianne lo sabía, pero no era algo que le importase mucho. El disgusto de la nihalita se resquebrajó un poco, pasando a mostrar preocupación por la situación.

Ningún paliativo es efectivo. Sólo podemos darles el mejor cuidado posible y esperar que puedan superar el síndrome de abstinencia. Sobrevivir o no depende de ellos.

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31/01/2018, 22:34
Corianne

—¡Joder! ¿De alcohólica a drogadicta? ¿En serio? ¿A qué coño juega esa mujer?

Tenía ganas de golpearle a algo con todas sus fuerzas. Vaciar otro vaso de licor de un trago también estaría bien. Suspiró sonoramente.

—Perdona por mi exabrupto, Hermana.

Cambió las piernas de peso alternativamente, en un gesto inquieto. Se mordió el labio.

—¿Oye y... hay algo que yo pueda hacer por ella? 

Esperaba que su repuesta no fuera "rezar", o no podría evitar poner los ojos en blanco. 

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01/02/2018, 09:15
Sanadora

Para consternación de Corianne la respuesta de la sanadora fue la que más se temía.

Rezar. Y hablar con ella. Se ha puesto en contacto contigo, ¿no? Por eso estás aquí.

Dos sanadores más pasaron por el pasillo y la mujer los saludo con un gesto en la cabeza. Parecía haber mucha actividad en el sanatorio, seguramente la crisis del polvo de escorpión estaba dando tanto trabajo como si se tratase de una epidemia. La nihalita volvió a mirar a la pirata y le preguntó:

¿Qué vas a hacer?

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01/02/2018, 09:31
Corianne

Bufó cuando recibió la obvia respuesta que uno podía esperar de una sacerdotisa. 

—Pues está apañada, entonces.

En opinión de Corianne, cada uno tenía que solucionar sus propios problemas. Esperar que los dioses resolviesen los problemas de uno, sólo porque ese individuo dedicaba unos momentos a rezarles una plegaria, era como esperar que un lobo no te diera caza y te comiera sólo porque tú amabas a los animales y eras vegetariano. 

—Algo me dice que no es buena idea, pero te haré caso e iré a verla. Por favor, indícame el camino.

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01/02/2018, 15:20
Sanadora

La pirata y la sanadora continuaron su camino por el pasillo. Después tomaron unas escaleras y subieron al tercer piso.

Teníamos la tercera planta clausurada—explicó mientras subían por el pasillo—, pero con la llegada de los drogodependientes hemos tenido que habilitarla.

Las dos mujeres entraron en una sala amplia y muy luminosa. Habría dos hileras de camas a cada lado de la habitación separadas entre ellas por cortinas. Esa era la única intimidad de la que disponían los ingresados en el sanatorio. Todas las camas de la sala estaban ocupadas, la situación parecía realmente preocupante. Cidette estaba en la quinta cama por la izquierda.

Os dejaré a solas.

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01/02/2018, 15:26
Cidette Mauel

Cidette realmente tenía mal aspecto. El rostro poseía una tonalidad amarillenta y el pelo estaba canoso y débil. Se encontraba tumbada en la cama con los ojos cerrados. Parecía que se hallaba estable pero Corianne notó que las manos le temblaban. Realmente parecía alguien que estaba a las puertas de la muerte. Y por las palabras de la sanadora era posible que las acabara cruzando.

Entonces se escuchó el gritó de otro paciente y la mujer sobresaltada se incorporó y abrió los ojos. Notó que había alguien a su lado y parpadeó varias veces. Cuando vio y comprendió de quién se trataba, su mirada se lleno de lágrimas.

¿Co... Corianne?—preguntó incrédula con una voz débil—¿Eres tú?

Entonces la mujer rompió a llorar llevándose sus temblorosas manos a la cara.

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01/02/2018, 21:34
Corianne

Corianne no se dejó manipular por las lágrimas de cocodrilo. ¡Cuántas veces había recurrido ella a la misma treta, y fingir debilidad para embaucar a un incauto!

—Se nota que estamos en la casa de Nihal, ¡ha sucedido un milagro! Un entrañable reencuentro familiar después de todos estos años.

La frase tenía el preciso perfil de la incisión de un puñal.

—Dime, ¿cómo es que me reconoces siquiera? ¿Y cómo te has enterado de que estaba en la ciudad? ¿Se la has chupado a tu camello para que me encontraran? 

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02/02/2018, 09:33
Cidette Mauel

Cidette siguió un largo rato llorando, no parecía haber escuchado las preguntas de su hija, pero no fue eso lo más desconcertante. Cuando alzó la vista no vio pena en su mirada sino desesperación. Entonces empezó a temblar.

Tú.... Tú. Tú. Tú. Tú. Tú—comenzó a repetir entre sacudidas—. Seguro. Seguro. Seguro que puedes ayudarme. Sí, si, si....

La mujer hizo una pausa intentando controlarse.

—Tú puedes traerme un poco, ¿verdad? Sólo un poco. Un poquito nada más. Una pizca de polvo. Seguro que tú puedes. Sales fuera al mar. Seguro que puedes conseguirme un poco más. Seguro. Seguro. Seguro.

Cidette se quedó mirando al vacío.

Por favor—suplicó con un hilo de voz.

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02/02/2018, 19:54
Corianne

—¡Joder! ¿Pero me estás escuchando? —se desesperó Corianne—. No. No voy a traerte una mierda. Estás intoxicada. Si me has hecho venir para esto has perdido el tiempo.

Había sido un error venir allí. Pero necesitaba saber cómo la había encontrado. Acercó su rostro al de ella y repitió:

—¿Cómo te has enterado de que estaba en la ciudad y cómo me has encontrado?

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03/02/2018, 11:40
Cidette Mauel

Al no oír lo que esperaba, Cidette se desplomó sobre la cama con expresión ida.

Un... poco.... más.... Sólo... un poco... más....

Si en algún momento había habido un poco de cordura en las palabras de la adicta, ésta parecía haberse esfumado. La mujer estaba ahora encerrada en sí misma y en su propia dependencia.

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03/02/2018, 11:44
Sanadora

Un carraspeo llamó la atención a espaldas de Corianne. Al girarse, la pirata volvió a ver a la sanadora de cabello ensortijado. La nihalita miró con preocupación la escena. No podía saber que había pasado pero se imaginaba que nada bueno. Aun así no dijo nada al respecto.

Perdón pero alguien quiere verte. ¿Me acompañas?

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03/02/2018, 11:53
Corianne

Corianne frunció el ceño profundamente y tanteó disimuladamente las empuñaduras de sus espadas cortas. No era precisamente la mejor espadachina de la República, pero su tacto y el familiar peso en la cintura le resultaban tranquilizadores.

—No tan rápido, Hermana. ¿Quién quiere verme y por qué?

Echó un vistazo rápido en derredor en busca de posibles salidas.