Partida Rol por web

Después de seguir forcejeando, consigues con tu fuerza bruta que un pie del hombre bestia caiga al vacio.

Sin poder apoyarse con tanta fuerza como antes, va cediendo poco a poco hasta que cae y se pierde en la oscuridad, mientras suelta un grito desgarrador.

Despues del enorme esfuerzo, apoyas el escudo sobre ti y te quedas cogiendo aire.

Al mirar hacia donde estaban Merebor y Egelvild te das cuenta de que ya no estan ahí, supones que han ido hacia la puerta.

Escuchais un grito desgarrador de lo que parece ser el hombre bestia y que va disminuyendo el volumen rapidamente.

Dejando la puerta atras a escasos centimetros, os adentrais por el camino.

- Así que el encapuchado se ocultaba por ser un semiorco. Eso explica su actuar impetuoso y errático. No obstante algo pasó en la puerta. Mientras gritaba escondió instrucciones y pude saltar a tiempo fuera del impacto de la bestia

Agradezco a Merebor la ayuda que me presta al caminar con una sonrisa amarga. "No estoy del todo seguro de su raza... pero eso explicaría muchas cosas. Aguarda un momento". Me detengo un momento, para echar un vistazo alrededor e intentar detectar el estado de las energías arcanas y su posible influjo en el círculo mágico de transporte fuera de la ciudad.

No ves nada, el efecto ha desaparecido.

Me pongo el escudo en un sitio donde no me moleste y me voy al extremo opuesto de ela salida de la ciudad para coger carrerilla. 

Corropara saltar la grieta y proceder a escalar lo que me falte para subir con fuerza.

Corres todo lo que puedes y saltas, con el vacío debajo tuya.

No logras saltar todo lo que deberías y cuando alcanzas la pared estas un poco metido en la grieta, con la oscuridad casi envolviendote. Empiezas a trepar usando unas fuertes raices que hay y alguna roca que sobresale, hasta que llegas al borde de la plataforma, donde te levantas como puedes. 

Una vez arriba, te aseguras de que nada se haya caido y fijas tu mirada a la puerta. A la distancia ves a Merebor y Egelvild, a punto de adentrarse en una curva.

"Bueno, creo que ha llegado la hora de irnos, Merebor. Ya no siento el influjo de las energías mágicas que inhibían la magia de Melzir. Busquemos un lugar apropiado para dibujar el glifo y vayamonos de aquí." Le digo mientras miro alredor buscando dicho lugar.

Corro como perro del infierno, siguiéndoles olvidándome  completamente de todo lo demás (como en el goblin).

Mientras Egelvild dice eso y girais una curva, os encontrais de casi de frente con un grupo de caballeros con armaduras  además de un pequeño grupo de soldados bastante peor equipados.

El que va primero, y parece ser lider del grupo se fija en vosotros y os señala. Al hacer eso, se dirigen a vuestra posición rapidamente, sin decir nada.

Pues vas corriendo AMIGO.

Corro como perro del infierno enfurecido para mi siguiente turno.

"Esto no tiene fin... Pero al menos no son orcos. Esperemos que sean aliados que acuden al ver el brillo de la almenara. Si no... Me temo que estamos perdidos." Miro a Merebor con cara de resignación. "Vamos, ayúdame sólo un poco más y no hagamos nada que pueda inquietarles"

Cogiendo aire me dirijo ahora a la tropa: "Saludos, caballeros. Que la paz sea con vosotros" 

Al acercarse el grupo mas a vosotros, parecen darse cuenta de vuestra situación.

El caballero que iba más adelantado, al ver a Egelvild grita: "¡Curandero!".

Los soldados os sobrepasan y se dirigen a la entrada de la ciudad.

Mientras el que parece ser un médico prepara su botiquin para atender a Egelvild, se os acerca un caballero.

"Saludos, vimos la almenara arder y vinimos lo mas rapido que pudimos..."

Hace una pausa mientras hace gestos a los soldados que teneis detrás.

"Disculpad las prisas, necesito saber lo siguiente: ¿Que ha pasado en la ciudad?"

- Caballero, ¿de qué ciudades venís? La situación de la aquí es RUINA, apenas queda casa sobre casa.

Mandad inmediatamente mensaje a vuestras guarniciones de defensa y que comiencen a preparar una defensa total de la ciudad.

Un gran MAL camina por la tierra, secuestran a las masas a través de un portal de magia y se los llevan.

- ¿Curandero, puedo seros de asistencia...?

El caballero se pone pensativo y mira a Egelvild.

"¿Que viles criaturas son las que hay dentro, son responsables de la deformacion de ru faz?"

Los soldados a vuestra espalda siguen avanzando.

Una vez sobrepasas el arco de la puerta y avanzas medio metro, ves como al final de la curva donde Merebor y Egelvild aparecen seis soldados hunanos corriendo, con sus espadas desenvainadas. Te han visto y siguen hacia ti, pero corriendo mas despacio.

Sigo corriendo sin detenerme, al verles señalo la almenara.

No saco mi mi escudo pero estaré atento por si hay que hacerlo.

En cuanto esté a rango de voz (sin que tengan que tirar escuchar, hablaré)

Un soldado, el que va mas adelantado, se acerca a ti a una distancia prudencial.

"¡Mostraos y decid vuestras intenciones!"

Mira a tu lateral y ve el suelo destruido por el terremoto.

"¿Que ha pasado en la ciudad?"

Me detengo también a una distancia prudencial, dejo mi escudo en el suelo, de forma que parezca estar indefenso con intención de calmarles. Hablo de forma tranquila pero profunda y uso palabras ligeramente elegantes.

"¿Sois los refuerzos, imagino...? No esperaba que llegaseis tan rápido...¿venís desde Marbalar?"

Me giro levemente mirando de reojo a la ciudad (pero sin quitarles los ojos de encima).

"Han atacado la ciudad, una poderosa magia ha destruido gran parte de la misma...y el ejército que la atacó, al ver que nuestro grupo de infiltración consiguió encender la almenara, empezó su retirada..."

Me dirijo de forma solemne a ellos, y hago una ligera reverencia.

"Os agradezco vuestra premura en acudir al auxilio de esta ciudad, pero me veo en la necesidad de pediros que me dejéis pasar...la batalla aún no ha terminado: hay un traidor entre nosotros que ha sido quien ha traído el terremoto hasta la misma entrada, poniendo en riesgo nuestras vidas así como destruyendo aun más la ciudad" - señalo las grietas de la entrada - "... lamento decir que no conseguí darme cuenta antes de su traición hasta que intentó prenderme fuego." - muestro zonas en las que mi ropa queden marcas de haber sido apagadas - "Pero ahora mismo remendaré mi error si vuestras mercedes me abren paso." - pauso de forma solemne, esperando su respuesta.