Partida Rol por web

Helen se acerca a Quarion y le comenta en un susurro:

Anda con la nobleza, ¿Eh? Tres guardias para ella solita. ¿Seguro que confía en vosotros?

Helen intenta estar atenta a su alrededor pero la escena conmovedora que presencia se lo pone complicado.

Quarion mira a los hombres que acompañan a la Baronesa y les dice.

Vuestra misión está cumplida podéis volver con vuestra señora con nuestro agradecimiento por haber protegido a la Baronesa. Su protección es ahora cosa nuestra.

Dice Quarion mientras mira a la baronesa y a la chiquilla.

- ¡Quarion!, estos hombre son mi escolta y mi criado. Si yo me voy a mi casa, es allí donde deben estar - la baronesa frunce el ceño - Os agradezco de corazón el rescate de mi hija, pero parece que no confiéis en mi. Mi gente se queda.- la última frase la pronuncia con voz autoritaria.

Mientras Uno de los escoltas, acerca su caballo a Quarion y le mira con sorna desde la silla.

El dracónido se sitúa junto a Quarion y mira al guardia esbozando una forzadísima sonrisa que le permite mostrar todos sus dientes en una amenaza velada

Si son los hombres que os escoltaron a vos e Iresha desde la casa de nuestro señor, no diré nada, pero en caso contrario creo que nosotros somos suficiente escolta para vos pues esa es nuestra misión, escoltaros sana y salva junto con Iresha ya que Durbenford ha demostrado ser un peligro para la niña. El criado será necesario para atender vuestras necesidades, no me refiero a él.

Está claro que para alguien acostumbrado a conocer cada uno de los guerreros a su cargo, tres desconocidos son un problema que se va a resolver...

La barones mira en silencio a Quarion.

- No. No han venido de Croslen, son gente de Durbenford. Han estado con mi familia desde hace muchos años. Yo he nacido en Durbenford y mi hija también. Pero sea, despediré a mis hombre si eso os hace estar mas tranquilo. Pero no creas que olvidaré esta ofensa. - la barones clava su mirada en Quarion. Tras unos segundos se gira y mira a sus hombres.

- Volved a casa, y cuidar de ella hasta nuestro regreso.

Tras ello se pone en cabeza y empieza a cabalgar hacia Croslen.

- Cuanto antes lleguemos antes regresaremos.

Sus hombres se os quedan mirando un rato,y luego, lentamente, dan la vuelta hacia Durbenford.

Helen mira la escena en silencio, analizando las reacciones de la baronesa...

Incapaz de intervenir a tiempo Truvio ve como el ambiente se pone tenso entre los dos grupos.

Tras la nada satisfactoria resolución del conflicto, Truvio decide no empeorar la situación y se limita a ver marchar a los guardias.

Después se dirige a la baronesa intentando mediar:

- No se preocupe señora, estará bien con nosotros. Todos queremos lo mejor para las dos.

Quarion observa marcharse a los hombres y cuando realmente se dé cuenta de que se van, comienza la marcha.

Vuestras ofensas yacerán en vuestra tumba cuando todavía resten muchas decadas en las que yo seguiré aprendiendo mi arte... - piensa el eladrin en silencio sin dar la menor importancia a las palabras de la baronesa.

La caravana, ya con menos miembros, continua su camino hacia el Siegren.

El viaje es rápido, y tras una noche en tienda de campaña, el grupo llega al valle del Siegren al anochecer del dia siguiente. A lo lejos pueden ver el familiar (excepto para Helen), castillo del Barón. Alrededor del castillo se alza un enorme campamento militar. La mitad de las tierras de cultivo del valle se han convertido en un inmenso campo de entrenamiento, donde miles de hombres se preparan para la guerra.

A Helen se le ensombrece el rostro

¿Qué está ocurriendo aquí? ¿Cuál es el motivo de todo este movimiento?

Dice gravemente. Se enfunda en su capa como si tuviese frio.

Estamos perdiendo mucho tiempo con esta niñata. Si el Barón se prepara para la guerra, hay que realizar la misión sin demora. Esperemos que no sea ya demasiado tarde.

Al contrario de lo que podría parecer, a Quarion casi se le escapa una sonrisilla al ver el despliegue militar.

Como si fuera música para mis oidos. Un poco tosco pero con cierta elegancia...

Al acercaros al castillo un hombre en una armadura llena de tierra y mellada se acerca a vosotros:

- Buenas tardes señores, el barón les esperaba. Por favor acompañenme al castillo, allí les asignaran sus habitaciones donde podrán descansar. En cuanto anochezca y se suspendan los ejercicios, el barón les esperara en la sala principal. - Sus modales son militares y rígidos.

Os acompaña hasta la entrada del castillo, donde un mayordomo vestido con austeridad os asigna vuestras habitaciones. La baronesa se mueve por su castillo como una extraña, de todos vosotros es la que parece mas incomoda en el ambiente del lugar, a pesar de que se supone que es su hogar.