Partida Rol por web

Salou, 1896.

Alessandro, Arturo, Álvaro, Jessica

En el túnel, la oscuridad se hace, y os preguntáis por qué no han dispuesto luces en su interior. A medida que váis saliendo, tenéis la extraña sensación de que el tren se llena de gente... gente vestida como de finales del siglo XIX: señoras con vestidos de raso y abanicos, graciosos sombreros sobre el pelo recogido, hombres graves con bigote o barba decimonónica, vistiendo disparmente según su riqueza pesonal.

Salís del túnel, y véis como el maquinista pita, y una columna de humo (este si es real y de carbón) que os llega al rostro. Lo más sorprendente, es que lo que véis no es Polinesia, ni siquiera es el parque, sino el mar a un lado, y al otro una familiar estación y un pueblo, mucho más grande que el que habéis dejado, pero con algunas casas y calles que os resultan familiares.

-Pasajeros, estamos llegando a la Estación de Nord -dice un tipo de espaldas a vosotros, con aspecto de empleado ferroviario o revisor- Por favor, no bajen del tren mientras este siga en marcha.

Y comienza a pedir los billetes a los pasajeros, con muy buenas palabras. Véis que una mujer vestida de negro os mira muy raro, como si no entendiera de qué se supone que váis vestidos.

-Billetes, por favor... -Os pide el revisor, casi sin miraros.

Luego, mira a Arturo y las pintas que lleva, y parpadea.

-¿Son ustedes extranjeros?

Carlos e Ignacio

El sol negro vuelve a dejar paso a un sol de verdad. Pero, el mundo que va hilvanando al relumbrar del nuevo sol no es el que habíais visto. El lago se ha convertido en el mar, y la calle está llena de transeuntes vestidos de época, hombres que van a trabajar y mujeres que vienen de hacer la compra, charlando en corrillos en catalán o castellano. Es lo más increíble que habéis visto en vuestra vida.

Os llega el olor del mar, cuando véis a un hombre entrar por la puerta que habéis abandonado: una tienda de ultramarinos muy pequeña y de estilo antiguo, tocándose el ala de su sombrero de fieltro al ver salir a una señora con un canasto lleno de pan. Dicha mujer se os queda mirando, como desconfiada, y el hombre también.

-Vaya... Espero que esa no se la moda de Madrid -dice, en castellano con acento catalán.

Miro al revisor que nos pide el billete, y les comento a mis compañeros:
la ambientación de este lugar es muy buena, igual que la vestimenta.

Me giro hacia el revisor y le digo:
Hola, pues sí, soy francés. Respecto al billete, no sé que decirle, la verdad, es que nos hemos montado en este tren, y yo no sabía que había que comprar el billete. Tal vez se refiera a la entrada. Así meto mi mano, en uno de los bolsillos laterales de mi pantalón, sacando la cartera, donde tenía el billete.

Mientras entrabamos en el tunel me presento con las dos persona que faltaban, Hola soy Alessandro Strobe, y el es, si me permite presentarlo Arturo Martinez.
Mientras conversamos y entramos en el tunel la oscuridad se apodera por completo del tunel. Deberian de pone luces

Luego de que la luz empieza a entrar nuevamente al tren me sobresalto, las cosas han cambiado por completo, el olor del humo antes ficticio ahora es real, olor a carbon puro.

Las personas que estan a nuestro alrededor van vestidas diferente. Al escuchar

ESTACION DE NORD.

Nord, barcelona,

Algo raro esta pasando aqui

Miraba los artículos de la tienda para dejar que pasesa la marubanta de gente de forma que estuviesen más repartidos por el parque y pudiese andar más agusto. De repente, un leve oscurecimiento del lugar llamó mi atención.

Al salir de nuevo a la calle observo el cielo y veo como el oscurecimiento del sol no es, en principio, justificado. La luz comienza a volver y tengo que ponerme la mano en la cara para evitar deslumbrarme con el sol.

Al bajar la mirada hacia el lago, veo que este se ha expandido hasta donde alcanza la vista, de forma que más bien parece un gran mar de hecho, comienza a soplar una fresca brisa que trae olor a salitre e, incluso, se oyen algunos ruidos de gaviotas. Miro a los lados y el ambiente es diferente al de hace unos minutos. De pronto todo el mundo que veo va vesido con ropajes antiguos y actuan de forma muy natural. Todo esto me deja perplejo mirando a un lado y otro.

¡¡Vaya!!, Esto no ha hecho más que empezar y, de momento, los efectos especiales están MUY conseguido. Además tienen un montón de actores y extras para ambientar y... ¡lo hacen muy bien!. Por otra parte, el reciento tiene que ser bestial, pues no alcanzo a ver el final del lago tras esta transformación. Está realmente currado, no esperaba nada parecido.

Salgo del trance en el que me veía sumergido cuando un hombre casi choca conmigo y trato de esquivarlo instintivamente. Al hacerlo, giro un poco sobre mi mismo y veo como la tienda de souvenirs donde acababa de estar se había transformado en una recreación de tienda de ultramarinos como la que solía ir con mi abuela en el pueblo cuando era pequeño. Me quedo embobado mirando la entrada de la tienda donde el hombre que casi me lleva por delante y otra mujer me miran de arriba abajo.

¡No me lo puedo creer! ¿Cómo lo habrán hecho TAN rápido?

Hombre

Cita:

El comentario me devuelvo de nuevo a la consciencia y no puedo evitar mirar a mi lado, donde descubro a otro chico casi tan desconcertado como yo. Vuelvo mirar al hombre que hizo el comentario que aleja altivo y una sonrisa se escapa de mi boca cuando vuelvo a mirar al chico de mi lado.

¡Jodidos actres!, lo hacen bien los puñeteros.

Ejem. García, amigo. Arturo García Yébenes.

Vaya, una bromita de bienvenida. ¿Quieren que juguemos a uno de esos juegos de rol de los que habla mi sobrino, eh? Está bien, no me importará ser el visitante del futuro o el príncipe de los duendes. Se supone que estamos aquí para probar el parque, no es cuestión de aguar la fiesta.

No, señor, nací en Toledo. Ya sabe, "la ciudad cuesta arriba". —digo al revisor, alegremente—. En cuanto a mi pasaje, está financiado por la MZA, que como sabe, estudia la fusión con la TBF antes de que acabe el siglo. Tráteme bien, amigo, podría estar hablando con su futuro superior. No querrá dar la bienvenida al siglo XX como mozo de estación, ¿verdad? —le guiño el ojo.

Echo un vistazo a mi alrededor. El numerito del túnel es un punto positivo en mi crítica. No sé cómo se las han arreglado para llenar el vagón de actores sin que me haya dado cuenta, ni siquiera he sentido que alguien se moviera a mi alrededor, ni he oído nada. Imagino que aprovechan la desorientación y distracción de los sentidos en la oscuridad.

Señores, no hagan esperar a este honrado funcionario de la TBF. Tanto él como yo queremos ver sus billetes ahora mismo. ¿O es que pretendían viajar sin pagar?

Estaba intentando ligarme a la dependiente cuando aquel sol me cego por completo cuando pude recuperar la vista ya no estaba en la tienda sino en otro lugar extraño y la dependiente parecia sacada de otra epoca joder aquel parque era la bomba que conseguido estaba.

Dí media vuelta y vi a uno de mis compañeros de viaje rapidamente salí afuera con el para comentar semejante flipada camine unos segundos y me situé a su altura:

Joder,tio esto es una puta flipada como se lo curran seguro que con razones cobraban un pastón tienen muchos extras jajaja,brutal tio

Tras ello miré la calle a mi alrededor todo era tan extraño estaba flipandolo de veras.

El empleado escucha las palabras de Arturo, pensativo. Luego vuelve a mirarle, y ve que Álvaro le da la entrada del parque, examinándola con curiosidad.

-La impresión de este papel es muy buena, caballero -le dice- Pero esto no es el billete. ¿"Puerto Aventura"? No me suena esta localidad.

El tren se detiene, poco a poco, y la gente comienza a bajar al andén, aunque alguno se queda mirandoos un poco más antes de bajar. El revisor se os queda mirando un rato más.

-Puesto que a pesar de su aspecto y que carecen de billete, les voy a dejar apearse en esta parada sin llamar al policía que hay a pie de andén. Yo me lavo las manos con esto. Así que será mejor que no les vea sin un billete de verdad cuando vuelva a subir.

Y os da la espalda, caminando hacia los vagones de equipaje y mercancías.

El hombre entra en la tienda, pero la señora os sigue mirando, aunque se marcha (y vuelve la cabeza de vez en cuando, indiscreta). La gente repara en vuestro aspecto, y os da una sensación rara (y bastante mala). Por un momento llegáis a pensar que, en verdad, no están actuando.

A lo lejos, se oye el pitido de un tren anunciado su llegada a la estación. Entonces, veis a dos hombres que se paran frente a vosotros. Uno de ellos tiene un fusil a la espalda, de cerrojo, y una bayoneta colgando del cinto al costado, en su funda. El otro lleva una pistola en su cartuchera, un revólver. Ambos visten uniforme de color verde, con botas y un sombrero negro estilo tricornio. Parecen Guardias Civiles, con un uniforme del siglo XIX.

El del revólver os mira, ceñudo, especialmente vuestra camiseta de manga corta y las bermudas (si lleváis). Es un hombre bajito pero corpulento, con un gran mostacho entrecano, y lleva unas insignias en el cuello de su guerrera, y las charreteras. Sus ojos se cruzan con los de su compañero, un hombre más joven de tez afeitada pero rostro vulgar, campesino, que os mira a los ojos con atención.

-¿De que circo se supone que se han escapado ustedes? -os dice el "oficial"- Espero que tengan una respuesta convincente...

Y se cruza de brazos.

Lo que suponía. Tienen un guión reducido, y como les saques de ahí... Pero ha sido divertido ver la cara que ha puesto, no sabe de qué le hablo. En fin, está claro que hay que seguir el recorrido limitado que ellos marcan.

Bueno, compañeros. Me temo que mis ilusiones de ver la recreación de Polinesia se van a quedar en eso, ilusiones. El mapa es falso, esto debe de ser un parque-sorpresa. Será mejor hacer lo que dice el revisor.

Miro como todo el mundo se baja y a mis compañeros, hola a todos, me llamo Álvaro, y por lo que parece nosotros 4 somos los únicos, raros aquí, no? Se han tenido que gastar un pastón en tanto actores y en la vestimentas. ¿Qué tal si recorremos esto juntos?

Espera que sus nuevos compañeros hable, mientras que mira a todos los lados examinandolos

Si por "raros" te refieres a "visitantes", sí, eso parece. Dudo que esto funcione bien con un grupo más grande, será difícil meter en situación a tanta gente... Pero por lo que nos concierne, intentemos pasarlo bien.

Me quedo mirando a los hombres que se paran junto a mi todavía un poco confuso por la grandeza del parque. Los miro de arriba abajo fijándome en todos los detalles con la boca semiabierta y sin decir ni una palabra.

Vaya... no sólo son buenos actores sino que están muy bien caracterizados... Los uniformes... las insignias son geniales, casi diría que son auténticas... y las armas tienen mucho realismo. La verdad es que han cuidado mucho los detalles. ¡Incluso ese simpático mostacho!, jejeje...

Una sonrisa se escapa de mis labios mientras mi cabeza da vueltas. El "oficial" comienza a poner cara de muy pocos amigos.

Vaya, parece que se está enfadando... Quizás debería seguirle el juego, a ver si me dejan en paz y puedo seguir con la visita.

Miro a un lado y a otro buscando una buena respuesta para el hombrecillo y, de pronto, me viene una idea a la cabeza. Hago un movimiento un poco brusco que sobresalta a los "agentes", lo cual me hace calmarme un poco para evitar que tomen "represalias", me meto la mano en el bolsillo buscando algo. Con un poco de dificultad saco el tríptico del parque que me había guardado y que aparece un poco arrugado. Lo mustro a los dos hombres señalando el logotipo del parque.

Pues de este "circo" venimos. Jajajaja.

;iré a ambos tipos con una sonrisa en los labios la verdad que lo hacían con tanto realismo que me recordaban a la guardia civil de verdad por lo que se me escapo una leve carcajada que no pude evitar.

jajaja...tranqui inspector gachet que no hacemos nada malo somos "turistas"

Dije a modo de seguirle el juego,la verdad era que estaban jodidamente bien logrados todo detalle bien cuidado parecían tan reales que asustaban
despues de mi comentario hizo el suyo mi compañero y me heche a reir con el.

Pues bueno estoy de acuerdo con ustedes, bajemos antes que nos llamen a la policia por no tener boletos

Dicho esto me paro y me dirigo hacia la puerta del tren y bajo a la estación, acto seguido miro todo muy bien para ver donde estamos exactamente

Sigo a Alessandro hasta la salida de la estación. Miro hacia todos los lados, y me pregunto en voz alta: ¿De donde ha sacado tanto espacio? Esto parece un pueblo de verdad, y los decorados son tan buenos. ¿De verdad, le sale el parque tan rentable?

Eso es lo que se supone que tenemos que demostrarles —digo, apeándome tras dejar paso a Jessica—. Bueno, al menos la parte del Mediterráneo es algo más que ese muestrario de tiendas de la entrada...

La chica baja del tren, mirando a ambos lados del andén. La gente que se topa con ello la mira raro, especialmente por su ropa ceñida (como los tejanos). Ella apenas se da cuenta, porque está mirando el mapa del parque que tiene en el bolsillo, reflexiva.

-Creo que no estamos en el parque... -comienza a decir.

El oficial toma la entrada de la mano de Ignacio, mirándola por anverso y reverso. Luego se la da a su compañero.

-Puerto Aventura, parque de atraccines... ¿Se está usted intentando reir de mí?

Luego, Carlos habla, y el hombre del bigote le puntualiza.

-Teniente, caballero. Teniente Urrutia de la Guardia Civil. Y compañero es el cabo Salgado.

Se guarda el folleto dentro del uniforme, haciendo una seña a su compañero, que se acerca a vosotros. Coge a Carlos, que es el que le parece más díscolo, por el brazo, por debajo del hombro.

-Será mejor que nos acompañen al cuartel -dice el teniente- Allí aclararemos todo.

El andén de la estación está lleno, pero se vacía en un momento. Los viajeros bajan del tren, y otros esperan a subir o hacen tiempo por allí, hablando o fumando en corrillos, comentando las últimas noticias del lugar. Hay un cartel, más o menos grande, escrito con letras pintadas sobre el dintel de una puerta: Estación de Nord -Salou-

Dentro, hay una ventanilla para comprar los billetes, con un símbolo de la MZA, así como bancos para sentarse, donde algunos leen el períodico. Un muchachito se acerca mientras estáis mirando el lugar, gracioso con su gorra de tela gris y su traje de chicuelo típico de la Revolución Industrial.

-¿Prensa, señores? -os pregunta- Cinco céntimos.

Podéis ver que vende un períoco llamado "El Imparcial", cuya portada está en Blanco y Negro: "Prosiguen los combates con el Katipuntan. Aguinaldo y los rebeldes no ceden. El capitán gral. d.Ramón Blanco intenta sofocarlos". La fecha, porque el mozalbete se mueve mucho, no podéis verla muy bien, pero el año es 1896.

-¡Vaya! -dice, al ver como vais vestidos.

Entonces, veis a un hombre con un fusil y un uniforme que os mira desde el extremo del andén, acercándose poco a poco.