Partida Rol por web

Los compañeros parecían no tener pruebas sólidas de lo que podía ser de Lucius. Habían hablado con el capitán Scarbelly, pero ese no estaba al corriente de su desaparición. Preguntaron al templo y, entre evasivas, un estreñido Milos, el secretario de Thudor el sumo sacerdote del Templo de Saber, les comentó que se había comportado de forma extraña las últimas semanas pero poco más. Incluso Varek y Neulens visitaron los comercios de libros para preguntar sobre Lucius, recibiendo de nuevo poca información a parte de que el tal Lucius era conocido en ciertos círculos.

Entre las opciones que se barajaban estaba la de ir a dar un vistazo al Faro, no sabían el motivo exacto, pero su intuición les decía que por allí encontrarían algo.

-¿El Faro? ¿La Locura de Drac?- Dijo el hermano dejando la jarra que tenía entre manos de nuevo en la mesa.- No veo que relación podría guardar con Lucius, pero tal vez sirva de algo.

Concluye más esperanzado que confiado. De su bolsa pagó por la ronda de vino que invitó antes de levantarse.

-En fin, espero que vuestra búsqueda por el Faro os pueda revelar algo sobre el paradero de Lucius, cuanto más tiempo pase más difícil...- No terminó de concluir la frase.- Nada, espero que la próxima vez que nos encontremos podáis darme más información sobre el paradero de Lucius. Buenas noches.

Y con esas palabras, y semblante decaído, el sacerdote dejó a los compañeros para organizarse.

Cómo ser organizarían, ¿cómo irían a la isla cercana donde se edificaba el Faro? ¿sería de día o de noche? ¿Todos juntos o solo unos cuantos?

Despidió al hermano Egil alzando la jarra de cerveza y la acercó a sus labios antes de que el culo de esta tocara nuevamente el tablon de madera en el que se encontraba apoyada.- Bien, ¿entonces todos de acuerdo en que el siguiente paso sea el faro? - Esta vez la Botas bajo la voz un tanto, queriendo evitar ser escuchada por oidos indiscretos pues tal vez hubieran llamado la atención por algo al ir por ahí preguntando.- En mi humilde opinión creo que deberíamos visitar el lugar cuando los obreros ya no esten por el lugar, nos dara margen. - Apoyó la cabeza sobre la mano dejando que de sus labios escapara un suspiro que los hizo vibrar, estaba algo desanimada sin saber por donde tirar, estaba siendo complicado de mas encontrar al tipo desaparecido.- Aunque si preferis ir a ver mientras esten esos patanes sudorosos... - El zarandeo de su mano indicaba cuanto le desagradaba la visión mental que habia aparecido en su mente sin sentido, creyendo que hasta el mal olor podía percibir.-

El cambio de actitud obrado en la Botas después de la partida de Egil, sorprendió para bien a Filippo. Desde que la había conocido, a bordo de la Doncella Desflorada, era la primera vez que tomaba recaudos al hablar y que planteaba un plan más o menos sensato. Acabó su jarra a su vez, y mientras llamaba a Duna para pedirle otra, habló en susurros también, para dejar los planes entre ellos.

-Deberíamos ir cuando haya oscurecido del todo. Necesitamos saber qué clase de embarcación requerimos para llegar hasta allí, pero creo que un bote tiene que ser suficiente. La isla no parece estar muy lejos. Es probable que nos encontremos con algunos guardias o un sereno... debemos tener un plan para enfrentarlos. Atacarlos o engañarlos, me da igual, pero si lo dejamos liberado a la improvisación, armaremos escándalo y no será bueno para nosotros ni nuestro propósito. Por último... creen conveniente venir todos? tal vez sea mejor que una parte de nosotros aguarde en la costa vigilando. Pero no cuenten conmigo para ello. Yo voy al faro con o sin compañía.

Bueno yo realmente prefiero visitar el faro a plena luz del dia, y reconocer el terreno, realmente no sabes si lucius puede encontrarse allí,o alguna pista sobre el, si lo creéis conveniente volveríamos por la noche.explica pausadamente mientras mira a botas y Filippo.

Mientras abre las manos con un gesto de rendición concluye, Pero sois dos contra uno,a falta de loq ue digan estos dos así que si queréis vamos allí directamente por la noche,y no tendría problemas en quedarme en la orilla, siempre encontraría alguna manera de avisarles,comenta sonriendo.

Cuando terminamos de oír cuanto nos tenía que decir Egil, parecía que no había mucha esperanza de encontrar a Lucius. Se noto mucho en Botas que hasta entonces iba bastante optimista para lo que era el grupo y ahora estaba con aires de muerta. - Yo no tendría problemas en que nos separásemos, tampoco en que haya control sobre el lugar a todas horas, sin embargo yo no podría ir de día y mi compañero tampoco - dije y señalaba a Varek, siendo que la ultima vez estuvimos muy acalorados y llamamos demasiado la atención, claro que no hizo falta que diera explicaciones. Termine de tomar el vino; cortesía de Egil  y me relamí los labios.

Reconocer el terreno a plena luz del día es un arma de doble filo, seria bueno para nosotros por un lado pero por otro, lo seria para quien advirtiera nuestra presencia. Creo que ir al anochecer seria mejor opción si no queremos ser desucbiertos, en teoria estamos en una especie de misión secreta o algo así, o por lo menos secreta o no, en base a mi experiencia, siempre es mejor que nadie sepa que estas haciendo o tramando.- Pensativa se frotó el mentón mientas contestaba a la conclusión de Alastar, desviando su mirada ahora hacia Filippo.- Por otro lado, la idea de separarnos en grupos para vigilar me parece estupenda, yo obviamente iria a la isla, pero incluso en esta... seria bueno dejar a alguien vigilando el bote, y deberiamos tener la manera de avisarnos por si algo ocurriera, nunca esta de más tener una via de escape y un plan bien elaborado por lo que pudiera pasar.- Miró su jarra medio vacia, fijandose en como la espuma resvalaba por el cristal desde el último trago que había dado, y la volvio a alzar para llevarsela a los labios finalizando con el ambarino liquido de su interior.- Ahhh... - Exhaló al finalizar el trago y les miró a todos expectante de lo que pudieran decir sobre sus ideas, y ya ansiosa por ponerse a trabajar en ello, pues ante antes encontraran a Lucius, antes tendria su dinero y podria volver a su casa, a tierra firme, lejos del agua, de malolientes portuarios, y de ese asqueroso olor a pescado podrido.

El lugar se estaba vaciando, varios de los clientes más revoltosos habían partido ya, siendo la mayor parte de ellos novicios de los templos, los cuales tenían que levantarse temprano la mañana siguiente.

Algunos de los clientes que restaban mantenían conversaciones privadas al frente de unas jarras de mulsún. 

Solo la mesa de los compañeros que buscaban a Lucius se mantenía más menos intensa terminando de trazar sus planes.

Os doy un poco de tiempo para que terminéis de tomar una decisión por consenso.

El silencio por parte de los habitantes del norte fue tomado por Filippo como un acuerdo tácito de lo que allí se había propuesto.

-Bien, entonces esta noche, cuando las tabernas estén atestadas y la gente prefiera el calor de un buen hogar a la fría compañía de la noche, iremos hasta el muelle. No creo que nos resulte complicado tomar prestada una barca por unas horas. Una vez en el faro, Alastar montará guardia. Neules o Varek deberían acompañarlo también, mientras la Botas, el norteño que no haga guardia y yo nos acercamos a los alrededores a inspeccionar un poco. Debemos ser sigilosos -su mirada se posó, penetrante, en aquellos dos extranjeros de tierras frías- porque puede haber un sereno o una guardia, aunque me parece poco probable. Ahora lo mejor sería que preparemos nuestro equipo y descansemos las horas que faltan para salir.

Dicho esto, agotado por dar un discurso tan largo, Delfiore apuró su jarra y aguardó a algún comentario adicional por parte de sus compañeros, antes de hacer eco de sus palabras y retirarse a su habitación a prepararse para la excursión al faro.

La Botas escuchó antentamente a Filippo, encontrandole un sentido aplastante a sus palabras... así que tan solo asintió, y alzó su jarra para acabarse la cerveza y se levantó.- así será entonces, esta noche, después de cenar... cuando ya todos se resguarden del manto de estrellas... marcharemos hacia allá.- Dicho esto, la Botas, subió las escaleras hasta su habitación para poder preparar mejor sus armas y verificar que estaban en perfecto estado... ademas de colocarse una ropa algo más adecuada a una posible batalla.

bien iremos de noche a vuestra manera suspira hablando en voz baja resignado ante la mayoria de voces en el grupo.Necesitaríamos un bote o algo similar para llegar al faro no? deberiamos ir al puerto e intentar conseguirlo, o pensais robar una barca a algun pescador? sigue comentando mientras apura las ultimos gotas de su bebida con gran placer.Yo me quedare con la barca esperando vuestra vuelta, creo que sere de mas ayuda que caminando de noche por unas obras, aunque sigo sin entender porque tenemos que ir de noche sin saber si el hermano desaparecido esta alli refunfuña dejando el vaso sobre la mesa sonoramente.

Filippo miró con extrañeza al mago, ya que estaba convencido de que sus palabras habían sido claras. Será cosa del idioma, se dijo, antes de volver a explicar lo que él no había entendido.

-Tomaremos "prestada" una barca cuando estemos en el puerto prestos a investigar el faro. Si vamos en busca de una muy alegremente, llamaremos la atención sobre nosotros y sobre nuestras intenciones. Que no te remuerda la conciencia, Alastar. A nuestro regreso dejaremos la emparcación en el mismo sitio donde la hemos encontrado.

Los compañero habían trazado un plan. Ahora tocaba aguardar la espera, pasar el tiempo hasta el momento adecuado, para poder ir hacia el muelle y husmear un poco por la zona del faro, donde esperaban encontrar alguna prueba que les arrojara algo de luz a sus pesquisas. 

Cada cual se preparó como creyó oportuno, descansando, repasando apuntes, revisando el equipo o distrayéndose con los parroquianos y las muchachas de La Pluma del Estudiante para liberarse de la angustia de la espera. Hasta que la hora llegó. A un gesto de Filippo, quien se había convertido en improvisado líder de la misión, el grupo se preparó y salí de la Pluma del Estudiante, a pesar de que Desi, la propietaria del local, les dijera que en breve el local cerraba ya y que lo encontrarían cerrado a su regreso*... 

La noche de Puertolibre abrazó a los compañeros, con sus aromas intensos pegándose a sus ropas, una mezcla de sudor, humo de turba y mugre, con el olor salino del mar y las especies que hasta horas antes se habían estado vendiendo en la plaza del mercado.

El grupo pasó por las calles, empedradas en la zona de la plaza del mercado, cerca de la parte vieja, y de tierra dura, y encharcada en algunos puntos, en las zonas más nuevas... cerca de las expansiones de los muelles. 

Cuando dejáis los farolillos que alumbran la parte antigua, la luna llena baña con su resplandor la ciudad, recortando la silueta del Faro de Drac en el horizonte; dibujando una bella  estampa con sus argentados rayos. Estáis de camino a vuestro destino. Pensando en las pistas que os aguardan allí, que secretos podía esconder el Faro… si es que realmente guardaba alguno…

… cuando oís el inconfundible sonido de unas ballestas al dispararse.

 Clack, fiiiuuuUU!

 Al tiempo que virotes de ballesta vuelan por el aire, veis a un grupo de guerreros equipados con escudos amarillos que salen de un callejón cercano con las espadas desenvainadas… y se abalanzan sobre vosotros. Parece que el faro tendrá que esperar.

¡Emboscada!

La situación tomó por sorpresa al grupo, dos cuadrillos de ballesta impactaron peligrosamente cerca de los compañeros, rebotando en las piedras de las paredes que conformaban la calle, una disparada desde un tejado, la otra desde la parte posterior de la calle. Donde junto a ese ballestero que portaba un escudo a su espalda, estaba un hombre de delgado y alto enfundado en una túnica amarillenta asomando bajo una oscura capa cuando este empieza a mover sus brazos en el aire trazando extraños gestos en la noche.

Por delante, un tipo delgado pero de porte recio, encabeza a dos hombres más, portando los tres espadas y escudos amarillos.

- ¡Ya son nuestros!

Después de ultimar planes, Filippo se retiró a su habitación, para preparar su equipo. Esperaba no encontrar problemas -o al menos no muchos- en su excursión al faro, pero no podía dejar todo librado a la suerte. Hombre prevenido vale por dos, solía decir Jacques, y vaya si había tenido razón.

Comprobó el filo de su daga, amarró firmemente la bolsa de munición de su honda a su cinto, ocultó lo mejor que pudo sus armas entre aquel ropaje extraño y cuando bajó el sol, acudió al punto de encuentro con el resto de la compañía.

Una vez en marcha, las cosas parecían ir tranquilas. El camino hasta el faro comprendía un largo trecho, pero las calles se veían tranquilas y vacías. Demasiado vacías.

Dejaron atrás las luces de la ciudad y se internaron en el camino que conducía al faro, cuando fueron emboscados.

Maldición! Filippo había bajado la guardia -grave error- y no había visto venir la trampa. Ya era tarde para lamentarse, ahora había que salir de ella.

Velozmente buscó una zona donde las sombras eran más espesas mientras sopesaba la situación. Tres hombres por delante, dos por detrás y uno disparando desde las alturas. Aquel era el peligro más inmediato.

Sin dudarlo, tomó su honda y aflojó la bolsa para hacerse de munición. No tenía demasiado tiempo y la posición en la que se encontraba era desventajosa, pero así y todo lo intentó. Apuntó hacia el ballestero aprovechando que les daba un respiro mientras recargaba y disparó.

La posada cerraba y parecia que era para un timepo, lastima esa Daisy era tan guapa penso un ensoñado Alastar acordandose de aquella bonita camarera. Habia recogido sus pocas pertenecias, sus viejos papiros los habia enrolllado en aquella desgastada mochila . Sus compañeros habian decido ir al faro, la verdad el no terminaba de entenderlo, aun estaba muy despistado con todo esto, y hasta cierto punto emepezaba a estar hastiado de no tener pistas ni de aquel monje, ni de las extrañas figuras que habian matado a su padrastro.Todo habia sido tan confunso desde la muerte de su maestro.. Alastar seguia ensesismado en sus pensamientos mientras los compañeros transcurrian por las estrechas callejuelas, cuando de repente el silbar de los dardos a su alrededor le saco de sus tribulaciones.

Que demonios esta pasando, miro a su alredor estudiando con ojos de panico la situacion, su vista se centro en aquellos faroles encendidos que tinaban con su tenue luz, rapidamente su mano trazo extraños gestos en el aire, sus movimientos eran rapidos y seguros, y con un soplido de sus labios espero que su plan funcionase, esperando que aquel farol estallase en una potente llamarada y que sus gestos arcanos dirigeran su fogonazo hacia aquel ballestero encaramado en el tejado, un potente y brillante fogonazo que le hicese caer con funestas consecuencias.

Varek no tiende a fijarse en como van las cosas. Ya están las mascotas sureñas para eso. Sin embargo parece que los sabuesos han fallado esta vez. Ni que los emboscadores fueran perros de tíndalos. Si es que al final no te puedes fiar de los sureños, ya lo decia Greta, su mujer. Bueno, tampoco importa mucho. No tiene ni guarra de qué va todo eso pero ahora mismo la verdad, poco le importa. hay cabezas que cascar y gente a la que enseñarle la diferencia entre estar vivo y estar muerto. Se trata de repartir galletas, que ve a esos amarillentos MUY hambrientos, y eso no puede ser. Es que no me comen, estos sureños escuchimizaos no me comen... El Panadero del Norte se pone en acción. 

Venid con papá, niñatos, que os voy a contar un cuento de amor! ¡Lanzachispas, encárgate de esa cerilla ambulante del fondo! Iä!

Sin descolgar su garrote de la espalda adopta una postura de lucha. Se mueve lentamente, como corresponde a una mole de su tamaño, aunque sabeis que se puede mover más deprisa, especialmente Neulens; igual está intentando engañarles. Con sus puños enfundados en Shub y Niggurath, sus guanteletes se abalanza sobre los delgaduchos que alimentar y les entrega cajas de galletas Maria con mucho amor. Lo único que no le gusta NADA es el hechicero del fondo. A ver si el tio raro este que han fichado puede encargarse del ser infernal.