Partida Rol por web

Farb arregló las cosas para que pasarais el resto de la noche y la mayor parte del día en las golfas del Garfio Oxidado. Estaban habilitadas para que la gente pasara la noche allí, lejos de la humedad y los efluvios que llenaban la planta baja donde se desarrollaba la mayor parte de asuntos comerciales del antro. No era un lugar lujoso, pero estaba ventilado, tenía unos camastros unas sillas y unas cajas que terminaban de representar el mobiliario existente. Unas cortinas colgadas del techo que servían para dar cierta intimidad en el amplio sitio. 

Pegado como estaba el local al muelle, durante la mayor parte del día pudisteis escuchar el trajín habitual de las actividades comerciantes del lugar, sin lugar a dudas Puertolibre era un punto importante en muchas rutas comerciales, sirviendo de puente hacia distintos destinos exóticos y lucrativos.

Un par de veces un mozo os trajo comida y bebida sobretodo para pasar las aburridas horas del día. Cosa que ayudó a la mayoría el restableceros de la peor parte de la refriega de la noche pasada con el encuentro con Rittoro y sus Escudos Amarillos.

Finalmente, cuando la impaciencia hacía mella en vosotros, llegó otra vez Farb con Equis.

-Bien mis socios. Ha llegado el momento. Me han dicho que han visto como el tal Enzo ha vuelto a ir al Nido de Cuervo, podréis encontrarle allí. Hablar con él o seguirlo cuando abandone este el lugar... eso lo dejo en vuestras manos. Pero, por favor, que no se vaya de rositas, no es bueno para el negocio tener clientes echando pestes de uno por ahí... ya me comprendéis.

Dijo el hombré en un tono neutro, inquietante. Posando una mano sobre el hombro de Equis, añade.

-Él os acompañará y os dirá quien es Enzo.

Filippo no descansó mucho a pesar del blando colchón que le había tocado en suerte. El ver frustrada su excursión al faro (cada vez estaba más convencido de que allí había algo y que alguna fuerza desconocida se emperraba en no dejarlos llegar y descubrirlo) y estar durmiendo en una posada con "el enemigo", lo tuvieron durmiendo como los gatos, con un ojo siempre abierto.

Por ello al bajar a desayunar aquel día, su aspecto no era el mejor. Además, el hecho de pasarse las horas haciendo nada lo tenía de muy mal humor.

Cuando por fin volvió el tal Farb con noticias, el ladrón prácticamente caminaba por las paredes de la impaciencia.

-Ya era hora -gruño cuando el mercenario transmitió las nuevas-. Propongo que salgamos inmediatamente y tengamos un encuentro con ese Enzo. No vaya a ser que se nos vuelva a escurrir.

La piel-Escarcha durmió toda la noche. Estaba acostumbrado a dormir en condiciones deplorables por lo que no supuso ningún problema dormir en aquel lugar. Pasó una noche intranquila, como era habitual: siempre dormía alerta al peligro y desde luego no iba a dormir a pierna suelta cuando el sentido peligro la atenazaba. Se despertó con la primera luz en cuanto el mínimo indicio de actividad. Pasaron las horas perezosamente y se aburrió esperando, ella era una mujer de acción y necesitaba algo de movimiento, no servía para vivir escondida como una vulgar rata. La aparición de Ferb cambió su semblante y puso fin a la desesperada desazón que le atizaba como si de un látigo se tratara, la perspectiva de acción le arrancó una sonrisa por lo que corroboró las palabras de Filippo: Propongo que salgamos inmediatamente y tengamos un encuentro con ese Enzo. No vaya a ser que se nos vuelva a escurrir..
- Yo estoy de acuerdo, no perdamos más tiempo, vayamos a por ese Enzo.

 Me había quedado contra una pared intentando descansar mientras el grupo de ellos se quedaban juntos, aquel que pasara a mi lado juraría que no estaba durmiendo sino que estaba en una posición que podía ver todo a mi alrededor. La noche se hizo larga y luego con ella salio el sol.

 De uno en uno el grupo que tenia que guiar fue bajando y yo me acerque a ellos tranquilamente. Bueno entonces nos iremos rapido para así sanjamos cuenta con Enzo, les comentare que esta ciudad es muy diferente a todas las demas que han estado... Debemos tener cuidado.

 Mientras preparaba unas cosas para llevarme conmigo y luego me quedaba cerca de la puerta. Vamos chicos.

El momento había llegado.

Pero parecía que no todos lo veían igual. Durante las horas de espera, había habido suficiente tiempo como para reflexionar sobre lo vivido, y Alastar, quien había calcinado al hombre del tejado, no parecía encajarlo muy bien. A lo largo de las horas se había mostrado ausente, huraño, balbuceando cosas para sí recordando aquellos momentos una y otra vez, cuando el poder le había llenado de adrenalina y había podido apagar una vida con un solo gesto. No terminaba de digerir lo sucedido.

Con un rostro ceniciento, el joven aprendiz de mago escupió lo que roía su alma.

- Yo... yo no os acompañaré. Tengo que terminar de reflexionar sobre lo pasado la noche anterior... no-no debería ser tan fácil acabar con una vida. Antes de volver a usar mis poderes debo perfeccionar mi maestría en ellos. No quisiera que se repitiera algo parecido.

Una vez dicho, el joven y escuchimizado mago asintió, enderezándose visiblemente aliviado en parte por haberlo dicho finalmente.

- No obstante os deseo suerte en vuestra búsqueda. Y si ni precisáis consejo sobre asuntos más teóricos podréis encontrarme en la Pluma del Estudiante.

De esta forma se despedía del grupo el aprendiz de piromante.

No es que una noticia de esas características animara mucho la situación, pero sería mejor que los que fueran, fueran concentrados y dispuestos que carcomidos por las dudas y representaran más una carga que una ayuda.

Tras despediros de Alastar, el grupo siguió los pasos mesurados y atentos de Equis. Se notaba a la legua de que sabía como moverse para evitar problemas y no llamar la atención. Por su lado Filippo y Varek, quienes ya se habían movido un poco por la noche de Puertolibre, pudieron identificar la zona a la que iban, por lo menos el tal Equis no les llevaba a un sitio equivocado para tenderles una emboscada o traicionarles.

Finalmente llegaron al lugar, El nido del Cuervo, un sitio elegante... de los que no parece que un zapatero pudiera poder permitirse, un sitio con guardias personales vigilando quien entraba y quien no en el local, ordenando dejar las armas al entrar...

¿Cómo procederían los compañeros?

 Luego de llevarlos por los caminos de la ciudad y que nadie nos mirase con cara de pocos amigos, llegamos al lugar que ellos habian pedido pero tan solo mirar el local te dabas cuenta que no seria facil entrar, preguntar y salir sin que no haya pelea. 

 Bueno chicos estamos aqui pero parece que nuestro amigo tiene miedo de que alguien lo ataque, digo por los monos que tiene como seguridad. Señalo los guardias y me vuelvo hacia ellos. Alguien posee algun plan o nos tiramos de cara contra ellos?.

La mujer piel-escarcha observa ceñuda. La sutileza era una virtud la cual carecía y era dada a la impaciencia. Votaba para ir contra ello sin dilación alguna, su arma no vacilaría en su mano y la muñeca no temblaría, no cejaría en su empeño por empalar como loca. pero decidió callar y esperar a ver lo que decidía el grupo.

- Un ataque rápido y fulminante erradicaría el problema - comenta irónicamente con una impertinente sonrisa.

Aunque está de acuerdo con su sobrinita, Varek tiene algo más de tablas enfrentándose a los sucios sureños, y sabe que aunque son unas ratas apestosas que no valen el moco de un profundo, en número pueden ser peligrosos. 

Bien pensado chiquilla, un plan digno de tu padre. Pero quizá esta vez algo más de discreción nos vaya mejor. Atraer al tipo ese fuera y luego apalearle bien para hacerle cantar. QAhi dentro hay demasiado perfume, y eso no nos sienta vien a los quepreferimos movernos al aire libre. Propongo que Filippo y X se encarguen de levantar la liebre, mientras tu y yo cubrimos las salidas del local.  

Eso, o apaleamos a esos 2 gorilas y entramos a las bravas, pero igual hay más como esos dentro y se pone fea la cosa.

Tras decir esto Varek espera la reaccion de la chiquilla. El veterano se toma muy en serio su rol de padrino, y quiere probar a ver qué ha aprendido la niña. 

La idea de ser utilizado como cebo no le gustó nada a Filippo. El sureño tenía en muy buena estima su pellejo y la perspectiva de encontrarse en una habitación cerrada, rodeado de matones que parecían roperos no le parecía nada halagüeña.

-Creo que no es momento de andarnos con sutilezas. El tipo este intentó hacernos matar así que no va a salir de rositas cuando me vea. Lo mejor es ir directo al grano, golpeando fuerte. Eso o que vaya el nuevo solo y lo haga salir con algún pretexto relacionado con la emboscada que se nos tendió anoche.

Satisfecho, se cruzó de brazos y se recostó contra una pared. Carnada yo? ja... qué se cree este norteño?

Estos sureños.... No podia fiarse uno. les reclama que acuten de cebo y ni para eso sirven. Si es que son escoria, más claro vodka. Y además, cortitos...

El problema es que hay más matones de los que queremos enfrentar. No queremos machacarles la cabeza a todos los de ese bar, sino solo a uno o dos asi que liarla parda como un oso enfurecido igual no es el mejor plan. Si no tienes ganas de entrar, igual el señor X puede atraerlo al exterior con un mensaje de Farb o algo. 

Las cosas, al parecer, resultaban más complejas de lo esperado en un inicio. Los compañeros estaban tratando el tema escondidos en un callejón cercano, bajo el cobijo de las sombras, lo suficientemente lejos como para que los guardias de la entrada no se percataran de ellos, o en caso de hacerlo que no les prestaran especial atención.

... de hecho estaban lo suficientemente lejos como para ver como una figura salía por una callejuela cercana. Una figura que identificó Equis. Aquel hombre era Enzo. Al parecer estaban de suerte, mucha suerte. Estaban sobre la pista, y se habían ahorrado posibles fregados en el Nido del Cuervo.

 Era un tipo, desconcertante. Un hombre corriente, delgaducho, de mediana edad, ropas humildes. Sin prestar mucha atención a su entorno, se puso en marcha hacia la zona de los almacenes de la ciudad, hacia el oeste.

¿Qué harán los compañeros? ¿Le asaltarán ajustando cuentas? ¿Le preguntarán por qué? ¿Le seguirán? ¿Se irán a dar un trago para olvidarse de todo?

Varek esboza su sonrisa d depredador y señalando con el mentón al personaje empieza a seguirlo a distancia.

Nenes, vosotros que sois menos visibles, a ver si podeis hacerle tropezar y meterse en un callejón de manera discreta.

Al final, de tanto verles dicutir sobre qué hacer o cómo hacer... la Botas apoyó la espalda en la pared del callejón, lo suficientemente cerca para oirles, y cruzó los brazos.
Oía atenta como divagaban de entrar y matar todo lo que se moviera, o no entrar... - ¿Por qué no entramos unos pocos y le obligamos a salir? Preparemos una emboscada... podríamos generar humo en la parte trasera, y así saldrían como ratas de ese agujero. - Pronunció pensativa con el ojo bueno cerrado, y cuando lo abrió, no miraba a nadie, mantenía su vista fijada en el suelo, era la mar de interesante.- A situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Me parece algo, fácil, rápido y sencillo... y le tendremos fuera en un santiamen, sin muertos... o con muy pocos. - Esto último fue dicho en un murmurllo, no muy segura de si misma, pero eso ahoran o improtaba. Lo que importaba era entrar, o no entrar, y ella prefería hacerlos salir.

-Muy bien pielescarcha... me adelantaré por un recodo y lo esperaré al final del callejón... El factor psicológico de verse encerrado nos tiene que facilitar las cosas. De todas maneras, no lo pierdan de vista. Filippo se despidió y corriendo por un callejón paralelo fue en busca de Enzo. Si sus cálculos eran correctos, llegaría a interceptarlo poco antes de que éste alcanzara el final del callejón.

Observo a mis compañeros y luego vuelvo la vista a los guardias. Digamos que puedo entrar y comentarles sobre ustedes, esperen por la parte de atras e intentare llevarlo por ahí pero necesito que uno de ustedes me siga o no me creera.

Mientras me quede esperando su respuesta, luego Filippo se comenzó a ir y lo miraba fijamente por atras, era una persona rara. Bueno quien de ustedes viene conmigo?

Mientras Equis y la Botas tramaban un plan para meterse en el interior del Nido de Cuervo para dar con Enzo dentro, Varek y Filippo de percataron de la escuálida figura que acababa de salir a la calle por una diminuta callejuela camuflada. No era otra que la de Enzo, reconocible por su constitución escuchimizada y los extraños anteojos que relucían bajo la escasa luz de la farola más cercana.

Con poco más que una par de miradas y un asentimiento, Filippo se perdió por una calle lateral para poder ir a barrar el paso de Enzo mientras Varek se puso en marcha, sin prisa, a por el tipo. Neulens y los demás le imitaron en cuando vieron al hombre, quien según aseguraba Farb, y Equis afirmaba, era el tipo que había contratado a los Escudos Amarillos de Rittoro para darle una paliza... y algo peor.

La oscuridad reinante, rota ocasionalmente por aisladas farolas y la cálida luz titilante  que escapaba de alguna ventana, le daba al grupo el anonimato necesario para no alertar de más a Enzo. Quien sumido en sus cavilaciones, por lo que parecía estar mascullando solo, delante suyo a media distancia, no se percató de la situación hasta que la figura embozada de Filippo se interpuso en su camino y el resto del grupo apresuró el paso para cercarlo.

Allí, en una callejuela solitaria, Enzo reconoció a sus... visitantes.

Tras un breve momento en el que la sorpresa y la irritación se gravó en su rostro, reconoció a las figuras que la noche había traído. Los fantasmas de aquellos a quienes había mandado matar.

Su rostro palideció y su boca se entreabrió... articulando palabras sin voz, asustado y confuso.

-Fa-farb me aseguró que estabais muertos... -Dijo con menos seguridad de la que sentía, hasta que reconoció a Equis tras Varek.- ¿¡Qué!? ¿Qué significa esto?