Partida Rol por web

Nada como que llamasen su atención para sacar a Heilen del vórtice insondable que podían llegar a ser sus pensamientos en aquellos momentos, mucho mejor que descubrir que era aquello que pudiera llegar a encontrarse en la negrura de su fondo. Con un giro de cabeza miró a Jack Jones y sonrió, su verborrea era encantadora y a veces maravillosamente incomprensible, luego volvió a centrar su atención sobre Eliza, ilusionada ahora por poder responder a sus preguntas sobre la magia.

- ¿Invocar? Pues casi, yo creo que se trata de un círculo de teletransporte -abrió una mano con un estallido gesticulado y luego la otra, representándole el acto de desaparecer de un sitio para aparecer en otro, para luego ir indicándole los distintos círculos y símbolos que a ella le indicaban la conclusión a la que había llegado- ¿recuerdas el que vimos en la puerta central del gran salón? Pues como ese, aunque sería raro que conectasen ¿verdad? Puede que lo rompiesen los enanos como último gesto de cordura, para evitar que nadie saliese de la mina con tamaña maldición sobre sus mentes, de allí que hubiese esqueletos animados en lugar de salones vacíos -su mirada se entrecerró sobre los símbolos de nuevo- . Hummm... No me veo pudiendo repararlo -extrajo un librito de notas y lo ojeó un par de veces- Aunque estaría genial para salir de aquí ¿eh?

Jack Jones se asomó para ver si sus compañeras habían encontrado algo brillante, interesante o brillante, pero al parecer observaban unos dibujos rotos, por lo que según oyó, por el trabajo de un martillo. Miró al rededor buscando un martillo con cabeza de diamante para juntarlo a su colección, pero no parecía haber nada.

Lo mejog segá que investigue un poco, podgíamos estag dejando una pista, una tgampilla o algo que nos ayude en nuestga búsqueda. Les comentó a sus dos compañeros con una sonrisa sincera. Quizás ogo, joyas o algún agma que se le puede habeg caído a un pobge aventurero despistado, no podemos dejag que las cosas hegmosas se queden aquí encegadas. Pensó para el mientras su sonrisa se volvía pícara y empezaba a salir un brillo en sus ojos.

Deambuló por la habitación de sus compañeras y un poco en el pasillo después, muy despacio y atento al menor sonido, buscando cualquier cosa que destacara, brillara o le pareciera diferente o extraña.

La charla le había dado una idea a la maga quien empezó a rebuscar en su bolsa por un componente. Jack intentó por su cuenta revolotear por la habitación, pero enseguida Eliza le señaló que estorbaba. El bribón se conformó entonces con investigar el pasillo mientras hacia tiempo. 

Heilen por fin encontró una piedra que empezó a desmenuzar en sus manos hasta convertirla en polvo. Estiró la mano delante de su boca y murmurando palabras mágicas sopló. El polvo se mantuvo en el aire dibujando perfectamente el circulo de invocación. 

—¡Lo que imaginaba! Algunos de estos patrones se graban literalmente en la fabrica del universo con el fin de que permanezcan activos a pesar de las condiciones que les rodean. Sea lo que sea que usaba este círculo era bastante destructivo, por lo que su creador decidió grabarlo en el tejido de la realidad no solo en la piedra. 

La luz se extendió a las paredes del Este y el Oeste, en estas paredes sendos círculos de magia se iluminaron. Al igual que en el techo y el suelo. Sólo la cara de entrada a la habitación carecía de uno de estos círculos. Con esta información nueva y pudiendo leer el círculo sin mayor problema Heilen paso inmediatamente a intentar comprender la naturaleza de aquella canasta mágica. 

Jack continuo probando aquí y allí las paredes. Esto llamó la atención de sus otros compañeros, Uktar y Valiente que se le unieron. Los tres empezaron a recorrió el pasillo en dirección sur. Claramente allí no parecía haber ningún tipo de mecanismo o trampa. Lo que si quedaba claro es que este pasillo se había utilizado durante mucho tiempo para arrastrar cosas muy pesadas. En algunos tramos los surcos hechos por un gran peso parecían evidentes. Esta teoría se veía favorecida por la leve inclinación que afectaba a todo el pasillo. Uktar fue consciente de ella y se lo señaló a los demás.

Este tipo de pasillos ligeramente inclinados no eran extraños en construcciones enanas y desde luego no eran producto del descuido, ni capricho de sus constructores. Se solían usar en sitios donde transportar materiales era habitual. La ligera inclinación se utilizaba para favorecer el movimiento de objetos pesados, como barriles repletos de comida, cerveza, minerales, etc. Lo que no resultaba tan habitual era la excesiva inclinación de la espiral que subía hacia Este, muy parecidas a otras vistas en las minas. 

Heilen terminó de descifrar el acertijo. El círculo de teleportación estaba atado a un solo objeto, de forma tal que en cuanto el objeto está dentro de la habitación es inmediatamente teleportado. No hay palabra clave, ni señal. Batsa con ponerlo dentro de la habitación.

Este objeto era extremadamente pesado, por lo que se utilizaban los cinco círculos para poder moverlo. Los círculos grabados en el propio tejido de la realidad aún están operativos, pero el objeto que se usaba para esta tarea claramente no está aquí. 

Eliza observó mientras Heilen estudiaba el círculo. Ella no entendía de magia ni de nada que se le asemejara, pero conocía lo suficiente para saber que debía mantenerse alejada de todos los objetos o lugares o trampas que olieran el más mínimo a magia pues solían ser demasiado problemáticos. Eso sí… en las trampas mágicas siempre había alguna forma de rodear la susodicha… los magos no solían pensar en todas las posibilidades y en encontrar el resquicio por donde pasar era su especialidad.

Frunció el ceño cuando Jack empezó a “ayudar”, y enseguida lo mandó a que revisara el pasillo… para que estorbara mientras ellas trabajaban, mejor que estuviera localizando trampas en otro sitio.

Entre la información que consiguió Heilen del círculo de teleportación y la estructura y detalles que habían encontrado los muchachos, Eliza empezó a tener una pequeña idea del lugar, - Siendo una mina, este lugar quizás sirviera para transportar piedra o lo que fueran que extrajeran de aquí a otro lugar. – miró los surcos que había dejado el continuo trajín de los objetos pesados, - Quizás incluso dejaran que la inclinación del pasillo creara un camino perfecto para mover grandes piedras con el mínimo esfuerzo.

Resuelto el enigma, Eliza suspiró con pesar, no había habido nada brillante y el misterio parecía resuelto. Se encogió de hombros y salió de la habitación, encarándose con el pasillo que ascendía, - Solucionado esto, ¿seguimos? – preguntó mientras daba ligeros brincos de impaciencia.

Uktar esperó pacientemente al minucioso estudio de Heilen y Eliza con respecto al anillo arcano. Las conclusiones resultaron inquietantes a la par que abrieron nuevas incógnitas. Conforme se iba montando la hipótesis del círculo de convocación, el enano supo advertir el desnivel en el suelo, aportando más información a todo aquello. Al parecer un objeto pesado era movido de un sitio hasta este círculo para poder darle funcionamiento, tal como sugerían la maga y la gnomo. El desnivel era útil para arrastrar lo que fuese que activara el portal... y siguiendo el túnel del sur, tal vez lo encontrarían.

- Interesante - asintió el enano aprobatoriamente a las mujeres ante su buen hacer -. Bien, sigamos pues. Tal vez encontremos lo que active este lugar. Y tal vez encontremos cosas poco agradables - comentó agarrando con fuerza su martillo de guerra -. Sea como sea, prosigamos.

Y comenzó a avanzar hacia el sur, aunque pronto lanzó una mirada a Eliza con una clara indicación: tú por la zona de delante. Parecía ansiosa por continuar, así que estando en cabeza de la comitiva cumpliría parte de sus anhelos.

Valiente no era bueno ni con la magia ni con las trampas, pero eso no quería decir que fuese a quedarse quieto. Si no podía aportar con conocimientos entonces vigilaría que sus compañeros más sabios y diestros lo hiciesen con seguridad mientras él vigilaba que nadie les emboscase. Ellos confiaban en él y se merecían eso como mínimo.

Lo cuál no implicaba que no estuviese ansioso por proseguir, sabía que aún permanecía oscuridad en éste sitio y aunque quisiese él sólo no podría acometer tamaña labor. En cuanto sus compañeros terminaron sus pesquisas también cambiaba el peso de un pie a otro con impaciencia y cuando parecía que ya se movían exclamó -¡vamos vamos! ¡Derrotaremos el mal que impregna este sitio!

Empezaron la marcha hacia el sur subiendo una pequeña inclinación que pronto se tornó en una pendiente de subía en espiral como ya empezaban a sentirse acostumbrados en las minas. La espiral desembocaba en un largo pasillo en dirección oeste, que conservaba la leve inclinación del pasillo inferior.

Arriba llegaron primero Jack y Valiente, aunque enseguida fueron alcanzados por Eliza, que refunfuñando procedió a adelantarse para tomar el pulso del avance. 

Mucho más relajados caminaron por el pasillo con cautela para no dar un paso en falso. Pronto delante de ellos tenían un ascenso en espiral que esta vez giraba al sur y probablemente desemboscase en el norte, pero no llegaron a comprobarlo ya que el instinto y los reflejos de Eliza alertaron al grupo de un trozo irregular en el terreno. Una superficie especialmente lisa fue lo que le dio la idea y tras comprobarlo pudo afirmar con seguridad. 

—Esto chicos es una placa de presión. 

La placa se extendía a lo ancho de todo el pasillo y alcanzaba poco más de tres metros a lo largo. El salto sería difícil, sobretodo por la inclinación desfavorable, pero alguno de los presentes podría lograrlo. Aunque las consecuencias eran del todo desconocidas. La habilidad de Eliza no era suficiente aquí para descifrar el mecanismo, no sin correr un riesgo importante de activar la placa.

—Hurgh! Puedo sentir el pasillo encima de nosotros— dijo Uktar —definitivamente desemboca hacia el norte. Y luego puede que haya una bifurcación. 

Parecía husmear el aire mirando hacia el techo a algún lugar hacia el noreste. 

Heilen miró el suelo con detenimiento, apenas capaz de discernir lo que Eliza les había señalado, caminó hacia atrás unos pasos, luego unos pocos más hasta perder a sus compañeros de vista y por último volver con ellos.

- Creo... Creo que si eso salta una pesadísima piedra bajará todo este recorrido para acabar en el círculo de teletransporte y recargarse, qué ocurrencia, recargar así una trampa que podría, sí, aplastarnos mucho, ay ay ay... -el rostro tras las gafas se descompuso al adquirir pleno entendimiento de lo que acababa de plantear- Eliza ¿Quizás debiésemos ponernos a cubierto? Ninguno de nosotros corre tanto como tú ¿Qué opinas? -revisó rápido sus libro de hechizos y sin apartar la mirada añadió- También podría haceros saltar a todos más de lo que jamás habéis saltado, quemar un hechizo por cada uno no me importa si todos llegamos al final para contarlo -sonrió feliz de poder contribuir con más opciones.

Eliza se paró en seco al ver la placa que podía matarlos a todos si se daba un paso en falso. Sonrió pícara mientras explicaba lo que había encontrado, sin quitar la vista de esa deliciosa trampa, ¿conseguiría desactivarla? No había visto ninguna similar nunca y sus manos temblaban de emoción por haber encontrado una trampa que aún no había desactivado en su corta (para estándares gnomos) vida.

- Mmm… tiene sentido – asintió pensativa ante las palabras de Heilen. - ¿Pero de donde viene la piedra? ¿Es la misma cada vez que se activa la trampa? Si fuera así, podríamos activar la trampa mientras nosotros aguardamos en el pasillo de antes y si nos aseguramos que la piedra no entra en la habitación se quedaría allí y no volvería a recargarse la trampa.

- Pero es demasiado arriesgado… - dijo con una sonrisa de oreja a oreja, - Creo que la mejor opción es que Uktar me ayude a desactivarla, su conocimiento sobre la mina será imperativo – dijo mientras extraía sus herramientas de ladrón con un brillo peligroso en los ojos. – Si os vais a sentir más seguros siempre podéis esperar en el pasillo antes de la habitación teleportadora mientras yo me ocupo de esta preciosidad.

Uktar contempló como la pequeña gnomo miraba y remiraba la recién descubierta placa en el suelo. Casi podía percibir la emoción y la excitación de hurgar en ella, como si fuera un juego.

- ¿No hay otra manera de sortearla? - preguntó el enano con gesto adusto y ceño fruncido. La respuesta fue saltar. Su ceño se frunció aun más. Enarcó una ceja, alzó el cuello, miró por encima la trampa, calculando la probabilidad que tenía de saltar con éxito aquella distancia. Finalmente suspiró sonoramente y asintió.

- Esta bien, Eliza. Tú ganas - refunfuño el clérigo, poco o nada motivado para juguetear con aquella cosa -. Los demás, retroceded - les instó -. No todos tenemos que quedar espachurrados cuando algo nos aplaste a Eliza y a mi.

Acto seguido se puso manos a la obra, tratando de ayudar a la pequeñaja en lo que podía, siguiendo las instrucciones que la pícara le daba y empleando su afinidad enana a la roca para comprender y apoyar mejor al intento de desactivar aquello.

- Valiente, Jack, vámonos -azuzó Heilen a sus compañeros mientras ella bajaba por donde habían venido con pasos cortos y rápidos al tiempo que volvía la mirada cada pocos metros, con la angustia en el corazón por lo que pudiera ocurrir.

Se ajustó las gafas una vez sobrepasó el recorrido que ella había calculado para la supuesta piedra gigantesca que rodaría hasta el círculo de teletransportación, miró a un lado y otro con preocupación mientras extraía una bolsa de arena de sus bolsillos para extrujarla y retorcerla entre sus dedos, dejando allí su nerviosismo mientras su cabeza hervía con posibilidades.

- Moría por decirles algo -le confesó a quienes acabase teniendo a su lado -pero habría sido como una despedida, el peor de los malos agüeros o condicionamientos mentales según Encantamiento avanzado, ¿Te gusta bailar? De Tasha, volumen I.

Hay algo que has venido mascullando en los últimos minutos: ese círculo de magia grabado en la fábrica de la realidad. ¡Vaya! No es algo que se vea todos los días. Pero sus creadores no están aquí para enseñarte a hacer ese tipo de magia y quedarte a estudiarlo podría llevarte días hasta que hagas progresos reales.

¡tsk! ¡Es tan frustrante no tener tiempo para tus cosas!

En fin, hay que concentrarse ¿Que es lo que te ha llamado la atención de esos círculos?

En cuanto piensas en ello es imposible no recordar la terrible experiencia delante de la capilla maldita y como dibujaste aquellos trazos en una lengua inmunda.

¡Hey! eso es interesante. Estas marcas no se encuentran en la misma lengua. Están en draconiano, el idioma tradicional de la magia, así que eso tampoco te da mucha información... ¿O sí?

Las formas gramaticales en las que se encuentra escrito te dice algo, pero ahora mismo no tienes cabeza para pensar en ello. Hayq ue superar la trampa...

Estaba con una sonrisa siguiendo el pasillo hasta que Eliza encontró la placa de presión, había visto lo suficiente para saber el peligro de una buena trampa. No es que el cayera en alguna alguna vez, era un tío hábil, pero los efectos de esos pobres esqueletos que se encontró una vez atravesados por una trampa le dejó muy claro que debería tener cuidado, no iba a estropearse su rostro o su cuerpo por algo tan burdo. Nadie pguesume de una cicatguiz hecha por una trampa.

-No vale la pena estag todos en el pasillo, entogpeciendonos por si cae algo. Igué a veg si puedo bloqueag el camino hasta la habitación, así al menos, solo se podgá activag una vez. Volvió sobre sus pasos intentando encontrar algo que pudiera frenar, obstaculizar o desviar una piedra gigante hasta la sala del teletransporte.

-Me encanta la danza. Respondió Jack, enterandose solo en parte de lo que Heilen decía. Cuando salgamos de aquí os invito a un baile. Dijo guirandose y guiñando un ojo a su compañera.

Heilen y Jack retrocedieron a la habitación de los círculos mágicos, sabiendo que la testarudez de Valiente les hacía imposible convencerle de que no era necesario arriesgar el pellejo de los tres en esto. 60 latidos de corazón es lo que se habían dado de margen hasta que Uktar y Eliza metiesen mano a la trampa. Ya que Valiente no podría ayudar en más, el fue el encargado de contarlo.

—Un olifante, dos olifantes, tres olifantes... —

Se escuchaba por el pasillo mientras Jack y Heilen descendían a medio trote. Sin querer quedarse completamente ociosos Jack decidió ir más atrás dejando a Heilen aún preocupada por los círculos mágicos de las paredes. A pesar del mal recuerdo el fanfarrón tomó un largo suspiro y se plantó de nuevo delante de la capilla demencial. Buscó rápidamente tres de los picos que habían sido utilizados para cavar el agujero y volvió tan pronto como pudo. El murmullo de los olifantes había terminado, delante sus compañeros estarían ya inmersos en descifrar el mecanismo por lo que sin mucho tiempo trato en la medida de lo posible de clavar los tres picos delante de la habitación con la intención de evitar que el peso que descendiese por la rampa entrase en ella y así evitar que se pudiese volver a armar la trampa.

Heilen al principio distraída con su propios pensamientos entendió enseguida la idea de Jack y trato de ayudarle. Finalmente los tres picos quedaron clavados en el suelo bien firmes trazando un arco que esperaban hiciese estrellar el posible peso contra la esquina del pasillo Este. Era un plan completamente descabellado, pero era lo mejor que tenían. [1]

Delante los tres tramperos empezaban su investigación de la placa de presión. Eliza extrajo de su mochila palanca, asideros, cuerda y algún que otro utensilio más. Introdujo un cincel en una de las aberturas y levanto con bastante esfuerzo la placa. Uktar por su parte, sin ser experto en esto, si que distinguía bien el trabajo de sus congéneres. La plaza se encontraba encajada milimétrica mente en el suelo de piedra, pero el enano encontró el lugar donde la piedra estaba más débil y fue necesario desconchar parte para poder acceder a la placa.

Dentro el mecanismo era sencillo, no obstante la trampa activaba un peso que movía algo que se extendía por el pasillo hacia adelante. Uktar tras observar el mecanismo concluyó que lo más probable es que abriese una compuerta.

Con mucho cuidado Eliza introdujo su cuerpo dentro del agujero dejado por la placa de presión mientras Uktar y Valiente mantenían la placa en vilo. Arrastrándose intentó llegar hasta el centro para inutilizar el mecanismo. Estirando en plenitud su cuerpo y valiéndose de su elasticidad y su poco peso estaba a punto de desactivarla cuando... CLICK!

Encima de ellos el roce de piedra con piedra les avisó de una compuerta abierta y el ligero retumbar de una gran mole empezando a moverse. [2]

Eliza no había visto una trampa como esa, así que soltó todo su conocimiento y profesionalidad para poder desactivarla y a la vez aprender de ella. La ayuda de Uktar y su conocimiento sobre la mina era imprescindibles y enseguida se vio metida casi de cuerpo entero bajo la placa de presión que activaba la trampa.

El click duró apenas un segundo, pero fue lo suficiente para que Eliza pasara de modo profesional a modo “Hay que sobrevivir si o si” y luego a modo “Las piernas son para gastarlas, ¡a correr!” No era la primera vez que le pasaba, y por eso se aseguraba siempre de que sus herramientas más preciadas, las que no podía sustituir fácilmente siempre estuvieran en los varios bolsillos de su cinturón de herramientas… precisamente por si había que salir por patas y no quería dejar nada atrás importante.

No se lo pensó ni un segundo, y con una agilidad aprendida, salió de debajo de la placa metalica y empezó a correr cuesta abajo hacia el pasillo donde esperaban Heilen y Jack, - ¡Correeeeeeeeeeeeeeeeeed! – dijo en voz baja al pasar por el lado de Uktar y Valiente,  queriendo gritar para soltar la adrenalina, pero sabiendo que el silencio siempre era la mejor baza.

Heilen miró por encima de sus gafas a Jack, aquel aventurero parecía precisamente el tipo de persona de la que sus padres le advirtieron ella se mantuviese a buena distancia y se centrase en sus estudios.

La preocupación de todo padre con una hija es que no lo eche todo a perder por un hombre, los suyos no eran una excepción. Ella por su parte había apartado de sí toda distracción en aras de perseguir el conocimiento y la magia desde que tenía uso de razón. Esto satisfizo a los Bitterdusk cuando supieron de su constancia en el estudio, les avergonzó cuando rechazó a pretendientes de rancio abolengo que les habrían convenido y les rompió el corazón cuando se unió a la sociedad de Los Arpistas. Si supieran dónde se encontraba ahora, y con quién a solas, les mataría el disgusto, pues al final daban igual sus mérito como estudiosa y maga, para su familia siempre sería una niña pequeña que había de ser protegida de los peligros del mundo exterior.

- ¿Sabes una cosa? -le preguntó al semidemonio- Ese acento tuyo se esconde cuando tus intenciones asoman.

Con una sonrisa se acercó a él y apretó el lado de su cabeza contra su pecho.

- Pase lo que pase guarda silencio, calma y préstate a correr si te lo digo, si cumples aceptaré encantada tu propuesta y bailaré contigo -dijo antes de quedar tan quieta como petrificada salvo por su mano zurda que parecía contar sus dedos de manera maniática

Un corazón en estado de reposo ronda las cincuenta o sesenta pulsaciones por minuto, los semidemonios suelen estar más cerca del segundo número que del primero, eso me sirve como diapasón para medir los tiempos. Ese chasquido, un grito de Eliza, no lo consiguieron, ese escándalo de fondo, la piedra, pasos a la carrera, unos más rápidos que otros, a dos pasos por metro, tres para ellos, teniendo en cuenta la distancia recorrida, vale, lo tengo. La piedra, por el raspar contra las paredes va a tanta velocidad ahora mismo pero teniendo en cuenta la ligera pendiente está iría en incremento de manera que...