Partida Rol por web

Un hombre que se permite malgastar una hora de su tiempo no ha descubierto el valor de la vida.

Charles Darwin

El despertar fue tranquilo aunque, tal y como habían sospechado la noche anterior, la paz no se mantuvo por mucho tiempo.

Los primeros en despertar tardaron en darse cuenta de que había algo diferente con respecto a la noche anterior, sin embargo, tenían una extraña sensación que les hacía sentir incómodos. No fue hasta que todos se empezaron a despertar y el hambre empezó a imperar que fueron conscientes de la diferencia.

¿Dónde está Rhonda? - Preguntó Ostap.

Y es que no había ni rastro de la cocinera en la sala.

Su camastro está vacío - Aportó Zhou.

No es que se pudiera hablar exactamente de camastros, pues habían juntado unos colchones en el suelo de mala forma, pero igualmente, Rhonda no estaba en su colchón. Como un solo hombre, todos se organizaron para buscar a su compañera desaparecida.

Poco tiempo después, el grito de Jesús desde la puerta de la cocina hizo que todos se reunieran allí.

En el interior de la cocina, maltrecha debido al enfrentamiento con el ciempiés alienígena, estaba Rhonda con el pecho atravesado por un arpón. 

Acercándose el grupo a Rhonda, la doctora se abrió paso para examinarla y tomarle el pulso a la altura de la muñeca. Después, reafirmó la comprobación tomando el pulso a la altura del corazón e incluso acercando una cuchara metálica a su nariz.

No hay duda de que está muerta. Pero... mirad su cuello. Parece que murió estrangulada y no por causa del arponazo. - Dijo Kaida.

Efectivamente, ante un ojo observador, la poca sangre de la escena, y la posición del cuerpo apoyado contra uno de los armaritos de la isla central invitaba a pensar que aquella no era la verdadera causa de la muerte. Como si alguien hubiese querido simular un escenario distinto o, en otra hipótesis completamente distinta, hubiese querido confirmar que el cadáver estaba bien muerto. 

Tal y como había indicado la doctora, su cuello presentaba una banda de color entre amoratado y negro, aparente evidencia de estrangulamiento. Lo curioso de la marca era que la marca era de un grosor extraño, como el de un brazo humano a la altura del codo. Y más aun, la marca rodeaba el cuello de Rhonda por completo, lo cual era imposible de conseguir con un atacante que usara sus manos.

¿Tal vez usaran algún tipo de cuerda? - Preguntó Mia.

O tal vez... - Indicó Maika con un temblor en su voz - ¿Podría ser la marca de un tentáculo?

Todos miraron con otros ojos aquella marca. Podía ser. ¿Significaba eso que la criatura había cambiado de estrategia? Hasta ahora nunca les había atacado directamente. ¿Quizás Rhonda vio algo que no debía? ¿O simplemente la criatura había empezado a matarles? ¿Debían afrontar ahora otro nuevo tipo de peligro mortal? ¿Acaso no era suficiente con un loco cazándoles y una criatura alienígena suplantándoles que ahora también tenían que convivir con la criatura alienígena asesinándoles?

Unos largos minutos más tarde, Rhonda reposaba para la eternidad enterrada en una fría tumba en la Antártida. No había resultado una labor fácil porque, aun cuando comenzando el entierro el tiempo les acompañaba, a medida que avanzaban en su tarea una primero incómoda y después insoportable ventisca blanca se desató.

Al regresar al interior de la Casa de la Administración, una voz metálica atrajo su atención hacia el equipo de comunicación por radiofrecuencia. Esta voz apenas era distinguible frente a un fondo de ruido blanco que dificultaba comprender sus palabras. Pese a todo,  recordando entonces la advertencia que McReady les hiciera varios días atrás sobre el uso de la radio para evitar el envío prematuro de un equipo de rescate, se acercaron al aparato conscientes de haber desoido el consejo durante cinco días.

Al aproximarse y a pesar de las interferencias en la onda de radio provocadas por la ventisca, pudieron distinguir algunas palabras que despertaron su intranquilidad.

[Ruido blanco de interferencias] ...ctor Blair... [Estática] ...nto Glaciar Union... [Estática] ...pito: ¿Nos... [Estática] ...cucha, Doctor?

Parece que está entrando una comunicación de la base internacional. Deberíamos contestar. - Dijo Zhou.

Fue Jeffrey quien tomo el aparato acostumbrado a ese tipo de comunicadores por su antiguo trabajo de piloto. Colocándose los cascos para intentar escuchar mejor la respuesta, pulsó el botón de comunicador y comenzó a hablar.

Aquí Gran Imán. Aquí Gran Imán. ¿Campamento Glaciar Union? Les escuchamos. Adelante. Aquí Gran Imán. Base, estamos a la escucha. Adelante... - Por toda respuesta, toneladas de ruido blanco. - ¡Maldita sea! Con esa horrible ventisca fuera no sé siquiera si nos escuchan.

¡Ben! ¿Puedes hacer algo? - Ungâk asumiendo su posición de líder invitó al informático a reparar la comunicación.

Ah, eh... sí, claro. Eso creo. Puedo modular la onda para intentar aislar la señal de la interferencia. Pero no durará mucho antes de que la ventisca se coma definitivamente la comunicación. - Explicó mientras hacía lo que indicaba cambiando ciertos ajustes de configuración del aparato. - Ya debería estar.

Efectivamente, como una confirmación, la radio volvió a escucharse, esta vez con apenas las mismas interferencias que al comienzo.

...cias al cielo sigue sano, doctor. [Interferencia breve] ...mos transmitido su mensaje a la base militar estadounidense. Me temo que no sé si felicitarle pues han... [Interferencia más larga] ...su petición. A... [Interferencias frecuentes] ...nto... [...] ...pecial. [...] ...a... [...] ...o... [Estática]

¡Ben! ¡Haz algo! ¡Lo perdemos!

¡Estoy en ello! ¡Estoy en ello! ¡Pero luchamos contra una maldita ventisca antártica!

¡Un momento! ¡Ya se oye algo!

Pero lo que oyeron justo antes de que la estática se tragara definitivamente la comunicación les heló la sangre.

[Estática] ...nfirman el bombardeo sobre su posición para dentro de 4 días... [Estática] ...ctor Blair, es muy valie... [Estática] ... os se apiade de sus almas. [Estática]

No podia más. Sencillamente su menudo cuerpo no tenia fuerzas para más desgracias. Aquello llegaba a su fin. Ya no volveria a ver su familia. No podria seguir investigando el cielo, deleitarse con las maravillas que le ofrecia la vida, aunque ella nunca hubiera sabido aprovecharlas.

No sabia lo que era salir de juerga. No conocia la bonita sensación de viajar a un lugar solo por el puro placer de tumbarte en la arena y no hacer nada más. Tampoco habia tenido buen sexo nunca. Un par de rollos con algún compañero friki de universidad que no tuvieron ni pajolera idea de como se tocaba a una mujer.

Apoyada la frente contra la fria superficie de la pared intentó respirar despacio, no entrar en pánico.

- Quizás sea mejor así.... - murmuró. Una pregunta pasó por su mente y la obligó a girar pero solo para acabar con la espalda en el mismo sitio donde se habia apoyado antes

- ¿Rhonda era humana? -

En la noche Jack y en el día Rhonda, aquello empezaba a ser algo rutinario, tétrica y horrible rutina. Por mas que hicieran no podían evitar las locas acciones del profesor quien parecía estar siempre un paso por delante de ellos y ahora tampoco de la criatura, que al final parecía a ver pasado a la acción. Ijiraq se había cansado de secuestra niños y había empezado a devorarlos. Ungâk se sentía cansada, débil y abandonada, no por falta de comida o carencias físicas, sino mentales, pues todo lo hecho hasta el momento no pareció servir absolutamente para nada y se planteaba si serviría de algo insistir en ello.

Y la radio no trajo mejores noticias, los intentos fútiles de contactar con ellos no sirvieron de nada, siendo simples escuchas de una conversación que marcaba una cuenta atrás para el fin de todos ellos. La mujer se llevo la mano a la boca para tapar un sollozo y como el resto no pudo articular palabra alguna. Los minutos sucedieron y aquello seguía en calma, sin duda hoy se echaba de menos la voz de la cocinera quien siempre se hacia escuchar mas que los demás y de alguna manera invitaba a participar, ahora sin ese apoyo extra y conociendo la situación que el Doctor Blair había provocado con esa llamada a base no era de extrañar que nadie pudiera soltar una sola palabra, hasta que se escucho la pregunta que todos se hacian.

-Sin duda. -Se arriesgo. -Si no ha estas alturas ya nos hubiera atacado, a-ademas... con que le iban a estrangular, no hay cuerdas tan gruesas ¿No? A debido de ser la... cosa. -Titubeo en llamarla, tal y como su historia la relata.

Queriendo zanjar ese tema, sobre si Rhonda era o no humana, dio un paso al frente. -Y ahora que. ¿Continuamos? Según esto tenemos cuatro días para... para terminar con todo esto. -Quería mostrar decisión como líder y empezar las discusiones o al menos terminar con ese silencio incomodo que no hacia bien a nadie.

Un nuevo amanecer, otra muerte, aunque en aquella ocasión era Rhonda la desaparecida, con marcas que rozaban el límite entre lo humano y lo inhumano. Era difícil pronunciarse, habían pocas pistas y, pese a todo, trataba de buscar información... hasta el momento de la radio. Básicamente una cuenta atrás para su muerte. Suspiró, escuchando a ambas mujeres. Sentía un nudo en el estómago pero, pese a todo, Ellis habló.

El último voto de la señorita Rhonda fue contra el señor Jones. Quizá vio algo, o quizá quieran incriminarlo, pero... como dicen, lo importante lo tenemos delante: cuatro días.

Hasta donde yo lo veo, tenemos tres opciones:

Opción número uno: tratar de capturar a la criatura como hasta ahora, a ser posible con mejor índice de acierto.

Opción número dos: sellarlo todo y romper cualquier posibilidad de desbloqueo y rezar porque entre nuestro sacrificio y el bombardeo nuestra familia no tenga que preocuparse esa... Cosa, como la llaman.

Opción número tres: tratar de huir al campamento más cercano, con el avión cargado de explosivos químicos por si esa cosa trata de revelarse, mientras dejamos esto igualmente sellado para rezar que el bombardeo sea suficiente. Quizá en otro campamento cuenten con una mejor tecnología para tratar con esa Cosa.

En realidad las tres opciones le daban miedo y casi las mismas posibilidades de supervivencia. Pero tampoco podía quedarse cruzado de brazos esperando a ser destripado. Se movía un poco nervioso, no le gustaba lo que estaba sucediendo. También miró a Ostap de reojo, imaginando que hoy quizá podría aportar algo de luz. Se acercó a Maika para poner una mano sobre su hombro, parecía al borde de un ataque, o quizá en mitad de uno pero bien gestionado.

Quizás un avión no, pero desmantelando algunas partes útiles de la base, quizás pudiesen reparar el tractor de vapor. 

También era posible seguir peleando con la radio para recuperar la comunicación.

El nuevo día traía cosas desagradables consigo, y aunque se podría creer que ya estarían acostumbrados, la nueva sorpresa era bastante tétrica. ¿Qué podían hacer allí? Con toda la entereza que pudo recoger al notar que Rhonda no estaba, fue a examinarla, encontrando su cuerpo sin vida. Las evidencias eran escalofriantes y el temple normalmente rígido de la doctora se vio fracturado ante la escena. Esa Cosa había decidido que era tiempo de encargarse de ellos.

Las comunicaciones solo aumentaron la tensión. Su cuenta regresiva había comenzado y eso robó la poca serenidad que Kaida había reunido. La esperanza de poder salir si lograban erradicar a esa Cosa se había perdido. Entonces, Ellis propuso varias cosas.

- Iré por té. Sí. Joven Ostap, Señor Ben, quisiera que me acompañaran a preparar el té - y aunque la piel nívea de la doctora relucía hoy más que nunca, si no fuera por sus labios pintados del intenso carmesí, se podría ver la blancura de estos igualmente. Si con quienes había hablado se negaban, lo haría con otras dos personas que se ofrecieran a ir. Lo importante era conseguir su objetivo.

Empezó por Maika, quien parecía más afectada por ello. A continuación Ungâk y luego a todos aquellos que la quisieran. Después de enterrar a Rhonda y volver, todos necesitaban calor en sus cuerpos. Las sugerencias resultaban desesperadas como la situación. Tras recuperar algo de serenidad en su voz, intervino - Creo que... Creo que lo menos que debemos hacer es abandonar este lugar. Imagine lo que pasaría si esa Cosa accede a los recursos de otro campamento: y no me refiero solo a la tecnología. Solo le daríamos más escondites. Lo mejor es simplemente... Aceptar la realidad - pausó un momento para contener su propio nerviosismo y tratar de ser tan serena como hasta ahora.

- Le recuerdo señorita Ungâk que esa Cosa solo pudo volver a moverse cuando fue descongelada. Es decir que si la señora Rhonda no fuera humana, estaría atrapada. La única solución es cremar su cuerpo. Tampoco podemos estar seguros de que esa Cosa no pueda tomar materia inerte y si no le prendemos fuego a su cuerpo, seguramente Blair lo hará - tomó un sorbo del té y disfrutó de su aroma.

Se giró hacia Ben y Ostap, cuyas palabras podrían cambiar el curso de la situación. Esperaba que bastara con mirarles para que comprendieran que todos esperaban algo de su parte.

Desde el momento en que Ostap preguntó por Rhonda no dejé de observarle... era evidente que los dos empleados de cocina eran inseparables. Pese a ser tan diferentes, eran muy parecidos. 

Lo observé todo lo atenta que pude ya que, si ocurría lo que todos ya temíamos, nos daría mucha información.

Por desgracia los presentimientos de todos se hicieron realidad, y lo que encontramos en la cocina tras la llamada de Jesús (curioso que fuese él quien la encontró) fue el cuerpo sin vida de la veterana mujer.

En ese momento observé a Ostap, tragándome toda la pena y congoja que me causó el hallazgo, y lo cierto es que no vi nada particular en la actitud del hombre. Pena, dolor, rabia... ¿estaría fingiendo? No lo creía... cuando llegara el momento lo compartiría con el resto, por ahora me guardaría mi opinión...

No obstante, el mensaje captado por radio hizo que todo se precipitara, pues ahora teníamos dos cuentas regresivas sobre nosotros. Tres, siendo meticulosos.

Una, la propia Cosa que al parecer se había decidido a matarnos.

Dos, el doctor Blair, en su paranoia, que estaba acabando igualmente con nosotros, fuésemos o no asimilados.

Tres, el inminente bombardeo. Cuatro días. Amenaza que ahora se cernía sobre nuestras cabezas cual espada de Damocles.

Y apenas habíamos avanzado.

No, doctora... no puede llevarse a dos, aunque no soy quien para negarselo. Íremos todos. O no irá nadie. Empezamos esta... mmm... aventura, dieciseis personas, bueno, diecinueve, contando a Blair y demás. Siete están muertos. Uno, el doctor Blair, desaparecido. Y según los últimos cálculos expuestos, al menos tres de nosotros seríamos esa Cosa o como quieran llamarlo. Eso quiere decir que de los once que quedamos aquí, solo ocho serían, seríamos, humanos... ¡¡¡¿y quiere llevarse a dos?!!! No, doctora. Lo siento pero no.

He observado a Ostap cuando hemos descubierto a Rhonda. No creo que él la haya matado, y tampoco creo que Ben sea alien. En cambio de usted, tengo mis dudas...

Lo cierto es que dudaba ya de todo... hablaba más la desesperación que Mia Stuart, la gélida Mia Stuart, siempre mirando por la rentabilidad de la investigación y sus beneficios... 

En la situación actual me encontraba perdida...

Además, creo que el señor Hudson debería ponerse desde ya a trabajar en la radio... si no damos una contraorden nos reducirán a fosfatina....

Estoy con usted, Ellis... deberíamos sellar todo esto y centrarnos después en la radio y en tratar de avanzar con la investigación...

Apenas había hablado cuando sintió que Mia la acusaba por pedir compañía. Esperó a volver por el té e intervino - ¿No es usted muy rápida, señorita Mia? Además, se está contradiciendo a usted misma. Dice que confía en el joven Ostap y luego que le parece sospechoso cuando el pobre no ha dicho nada. ¿Entonces confía o desconfía de él? Y quisiera recordarle que usted fue quien pidió que se le dejara sola cuando fue al baño. ¿O ya lo olvidó? - su tono seguía contrariado, pero no por ello dejaba de ser suave.

- Si pensé en el joven Ostap es porque es su cocina. Y en el señor Ben es porque días anteriores me había vigilado. Podrían vigilarme entre ambos y someterme. En cambio usted se fue sola al baño y apenas se le dijo algo, su defensa fue conmigo que "No tenía derecho a momentos de debilidad" y con la señorita Maika "Si no tenía derecho a miccionar". Yo creo que quien busca una excusa aquí es usted, señorita Mia. Yo tengo en cuenta la desconfianza general y por ello le pedí a dos personas, no a una, que me acompañaran. Usted se fue sola y la señora Rhonda fue tras usted. ¿Quién tiene más en su contra entonces? - su rostro se mostró serio y siguió repartiendo el té que había hecho.

- Y nuevamente le recuerdo que mi trabajo es cuidar de quienes estén aquí. Normalmente le he pedido ayuda a la señora Rhonda, pero claramente, eso ya no se puede. Por eso decidí hacerlo yo misma y pedir ayuda de los candidatos que encontré pertinentes. La próxima vez está invitada a también hacer algo como para variar. O si no quiere la taza de té, tiene mi autorización para tirarla al suelo. Después de todo, ya está en sus manos -.

Permanecí callado. 

Extraño en mí, pero en aquel momento sentí algo por dentro que me raspaba por dentro. Más que el propio licor de hierbas. Y era haber perdido a Rhonda. Mi jefa. Mi amiga. Una de las pocas con las que llevaba trabajando de un sitio a otro durante algunos años. Una de las pocas que me aguantaba a pesar de mi forma de ser. Y ahora estaba muerta.

Aunque permanecí un rato de más sobre su tumba, al final terminé entrando. Quise haberla velado por más tiempo, pero mis pelotas empezaban a congelarse de manera peligrosa. Y dentro el panorama no estaba mucho mejor que allí fuera.

- Hay una mejorr opsión- Dije mirando a Maika con cara de pena. Ver como una fémina se derrumbaba no me parecía muy apropiado para una damisela.-Llamarr parra que cancelen ataque.

Miré al frente a todos. 

- Perro parra eso prrimero hay que acabar con la cosa. Con todas las cosas. Con el tiempo que llevamos aquí puedo dedusir que son trres. Y...- respiré mirándolos uno por uno-... sé con segurrridad quien es una de esas cosas. Al 110%.

Estaba en medio de la habitación. Eso no me gustaba. Me recordaba a cuando estaba en el colegio y todos me rodeaba riéndose de lo gordo de que era. Hasta que aprendí a dar manotazos como "Hulk Hogan" de WWF. Ahora, en realidad estaba acojonado.

- ¿Os acordáis de quemarr pelo y esas ideas?- tragué saliva.- Pues bien. McReady halló forrma de averiguarr quien es cosa. La sangrre! Si esa cosa puede separarse a voluntad ellos supusieron que las células de la sangre, por separrado, harrían lo mismo. ¡Y vaya si asertó! - Pare un segundo para que fueran asimilando lo que iba diciendo.- No voy a explicarr prroceso, no quierro que cosa aquí prresente sepa como se hase parra sabotearr prruebas. Tan solo confíen en lo que digo. Puedo analisarr sangrre de perrsona, perro materiales tardan en hacer rreacsión...- hice un gesto con la mano como que era algo que sucedía y punto, que ni yo mismo lo comprendía. Solo era así.-... así que solo una ves al día. Poco más rrápido puedo irr.

Puse los ojos en blanco y dejé caer los brazos a los lados de forma pesada.

- Por favor no pregunten de donde saqué sangrre. Solo decirr que con mujerres más fácil...ya saben... son... mujerres y... esos días del mes... ejem... en fin. No quierro ser escatológico. Usen imaginación.

Volví al tema que realmente era lo importante.

- La prrimera noche analisé sangrre Rhonda. No hubo efecto. Erra humana. Despues señorrita Lyra. Mismo efecto. Niet! Maika! Niet!- Di un leve golpe en la mesa.- Pelirroja Stuart. Niet! Ben! Niet! Niet!! Empezaba a pensar que hasia algo mal.- Miré algo enfadado pues lo estaba realmente por momentos.- Jeffrey, Niet!!... Hasta que la prrueba salió positiva con muestrra. No posible fallo. 100%. Cuando esa cosa casi sale tubo ensayo yo acojonado. Pequeña llama encarrgarrse de restos. No peligrro. No problema. Pero si decirrme quien serr cosa.

Me acerqué lentamente a un extremo de la sala para colocarme frente a Ben.

- Antes de nada, decirr que confió 100% en un par de personas. Una de ellas es este amigo mío Ben. Porr lo menos la noche pasada darr negativo, no se está noche que pasarr.- Abrí mucho los ojos esperando... rezando por que no le hubieran convertido.-  Solo dirre que si él dice que confía en cierrtas perrsonas yo también lo hago, ya que sé que es humano. También dirré que si esta noche muerro, ya sabéis quienes son cosa, ya que serrán los que me voten. Sé que estoy en peligro, pero no puedo dejarr que gente inocente muerra. 

Me toqué la cabeza rascándome la nuca, un escalofrío me recorrió.

- Kaida!- Me volví y la señalé con el dedo a lo Ace Atorney- Su prueba dio positivo. Por las tetas pochas de tia Ptroska que usted ser una de cosas aquí!- me volví hacia Ungak, la líder.- Tenéis que creedme. La prrueba estarrá en que si esta noche la aislamos y es cosa, quien me vote serrá compañerro de cosa. Y si esta noche muerro, al demostrar que soy humano, ratificarré que la doctorra es cosa. 

Conforme me replicaba la doctora Takeno fui enfadándome más y más...

Yo no dije tal cosa, doctora... no lo dije. Desconfío de todos, eso es obvio. Tan solo es que... tan solo es que viendo que Rhonda había desaparecido, me pareció interesante observar a la persona que más cercana a ella se encontraba, Ostap. Y lo que vi, siguiéndole bien de cerca fue una reacción total y absolutamente normal.

Jamás he dicho que confiara en él y que me pareciera sospechoso a continuación... sigue tergiversando mis palabras...

Entonces intervino el mencionado Osstap... y puse los ojos como platos...

Dios mío...

Y agaché la cabeza... si la doctora era la Cosa, podía darme por muerta, y comencé a temblar...

Por supuesto que se sentía culpable. A pesar de que la mayoría había votado a Jack, había sido él, Ben Hudson el genio de la lógica, quien lo había señalado con sus argumentos. No había querido matarlo, pero el doctor Blair tenía otras intenciones. Ahora Jack estaba muerto. Esa Cosa se burlaba de ellos. Encontrar a Rhonda no ayudó a mejorar su moral, hundida de por si en el lamento de su corazón. Debió ser más inteligente, razonar, descubrir el secreto. Pero había fallado. El gran genio de la lógica era un fracaso. La historia de su vida. Fracaso tan fracaso. Fracaso en el amor, fracaso laboral, fracaso familiar. Fracaso social.

La voz de la radio terminó por darle la puntada que le faltaba. Sus lágrimas cayeron silenciosas por sus ojos. Agachó la cabeza y sollozó. Cuando le faltó aire, trató de usar el inhalador, pero estaba vacío. Estaban condenados, muertos. Era el fin. Y no había nada más. Moriría como había vivido, como un quiero y no puedo, como un soñador con zapatos de metal que quería volar. Como un error.

Escuchó la desesperanza de Maika y la sintió como la suya propia. Aún recordaba el día que ella se había unido a la expedición. Tímida, retraída, pero bonita como un amanecer. Entonces había pensado que…pero era otro de sus “Y si…” que nunca llegaban a nada.

Ungâk era su líder. Su frío temple no les ayudó esta vez. Dudaba sobre qué hacer. Necesitaban un guía, una llama que les diera calor. No otro pedazo de hielo. No podía culparla. El manto del liderazgo había caído sobre ella de forma inesperada.

Ellis, el bueno de Ellis, intentó remontar lo que no podía remontarse. La doctora y la administradora se enzarzaron en un duelo verbal. Y así terminarían, discutiendo, acusándose, mientras esa criatura se burlaba de ellos, en la oscuridad, sabedora de que nada ni nadie podía alcanzarla. Todo terminaría con un gran estallido. Ellos morirían, pero esa Cosa también. El doctor había hecho bien. Habían sido derrotados.

Se sentó en el suelo, se abrazó a sus piernas y se quedó quieto, incapaz de hacer nada más. Demasiada culpabilidad, demasiada pena, demasiados errores. Se quedaría quiero y ya está. Ahí terminaba todo.

A veces un gesto podía cambiarlo todo. A veces el más nimio suceso poseía el mayor de los significados. La mayor parte de Ben estaba hundida en la más absolutas de la mierda. Una pequeña parte de él, la parte que siempre le había obligado a levantarse un día más creyendo que su vida podía cambiar, aún no había desaparecido. Pero era tan pequeña, tan insignificante…

Notó que dos ojos negros le estaban mirando fijamente. Notó el calor de su cuerpo, grande y peludo, cerca de él. Y entonces supo que no podía rendirse. Porque muchos habían muerto y se lo debía. Porque otros seguían vivos y debía pelear por ellos, de alguna manera, dentro de su capacidad. Limitada o no, él seguía siendo un hombre y en aquella batalla un peón, un simple peón con gafas de pasta, podía ser decisivo. Así que miró a esos ojos tan penetrantes y acarició a Blue.

—Buen chico, buen chico —dijo con voz queda mientras se ponía en pie.

Lo primero era lo primero. Se acercó a Ostap y colocó la mano sobre su hombro. Aquel hombre había dicho el día anterior que era su amigo. “Entonces compórtate como tal, Ben”.

—Lo siento, Ostap —no había más que pudiera decir.

O bueno, si podía decir algo más. Se giró hacia el grupo.

—Siento haberme equivocado con Jack —agachó la vista, sus ojos aún estaban rojos y las manos le temblaban, por la llantina, el miedo o el frío. O por las tres.

Volvió a centrarse en Ostap.

—Cavaremos una pequeña tumba afuera. Y le daremos un funeral vikingo. Creo que le gustaría a Rhonda. Es más de su estilo. Y así evitamos que esa Cosa pueda profanar su cuerpo. Y creo que sé lo que podemos usar para prender la mecha —susurró casi al final —. Ostap, sé que eras humano cuando los hombres y las mujeres nos quedamos atrapados en los dormitorios. No es una certeza ahora mismo, pero es una media certeza. Y creo que no soy el único que cree en tu humanidad.

Volvió a plantarse delante del grupo. El pelo despeinado, los ojos rojos por la llantina, el sudor en la frente, el frío penetrando bajo su piel.

—Mantengo lo que dije el día anterior. El señor Ellis y la señorita Thurston siguen siendo humanos. Y yo también —y se descubrió…enfadado. Él, enfadado. Increíble.

Se plantó delante del predicador. Era un tipo grande. Bueno, todos en la expedición eran más grandes que él. Y todos tenían una especie de fuerza, ya fuera física, mental o de carisma. Él no tenía nada, salvo la sospecha y su razonamiento.

—Solo quiero que responda a una pregunta señor Yrion, sin ambages y sin ahogarnos en su palabrería. ¿Por qué nos mintió? Usted no tenía ni idea. Usted no podía saber que yo era humano. Ni que Jeffry lo era. No tenía ninguna certeza, pero dijo que su palabra era verdad. Nos engañó, no tenía ninguna certeza. Solo quiero saber el motivo.

Y antes de que pudiera reaccionar le arrebató su preciado libro de las manos.

—Usaremos esto para el funeral de Rhonda. Dios ya no está con nosotros.

Retrocedió, palmeando el costado de Blue. Se sentía cómodo al lado del animal. Extraños en tierra extraña.

—Iré con usted doctora Takeno, y con Ostap. Y Blue también vendrá. Es uno de nosotros.

Sabía que una voz se alzaría contra esa idea, así que se encaró a la señorita Stuart antes de que dijese nada.

—Usted dijo que un líder debía de tener un carácter fuerte. Usted tenía un carácter fuerte. Recuerdo que cuando apareció esa Cosa usted quería hacer dinero con ella. Siempre ha sido fría…la última persona que pensaría que necesita soledad. Se separó del grupo. Rhonda también. Quizás Rhonda la siguió y vio algo que no debía. Sinceramente, no me la imagino llorando. O buscando soledad para ir al baño. Eso insulta nuestra inteligencia. Así que, como el señor Yrion, le haré una pregunta. ¿Qué quería hacer estando sola? — alzó una mano levantando el índice —. No, esa no es la pregunta. La pregunta es ¿A quién quería ver ese día? A quién…

Se apartó de ella.

—Por supuesto que arreglaré esa radio. Puedo hacerlo. Pero no lo haré hasta que hayamos eliminado a esa Cosa. El doctor Blair es un demente, pero tiene razón en una cosa. Es mejor que todos muramos a que esa Cosa se expanda. Por eso, señor Ellis, no iremos a otro campamento ni permitiremos que nadie venga aquí.

Había que pensar en el bien mayor. Palmeó el costado del animal al pasar por su lado. Quedaba otra pregunta por hacer.

—Señor Jones, Rhonda le votó a usted. Sé que Jack me votó a mí por desdén, y le entiendo. Pero Rhonda tenía ciertas sospechas. ¿Hay algo que quiera decirnos? ¿Algo que quiera compartir con nosotros?

Sospechas, humo escapando de entre sus dedos.

—Maika. Tengo tanto miedo como tú, pero podemos salir de esta. Te necesitamos.

Entonces Ostap tomó el control de la conversación, revelando sucesos tan increíbles como imposibles. De entre todos los científicos, de entre todos los cerebros de la expedición, ¿Era el cocinero ruso el único capaz de descubrir a esa criatura? Podía creerlo, pero…si hace un momento había creído justo darle un voto de confianza a Ostap, ahora dudaba tras escuchar su argumentación. "¿Ha caído por su propio peso o me lo parece?".

—También tengo una pregunta para ti, Ostap. Dices que puedes obtener una reacción de la sangre de uno de nosotros…una vez al día. Te creo. Y ahora, analizo tus palabras. La primera noche le tocó a Rhonda. Y era humana. La segunda a Lyra. La tercera a Maika. La cuarta a Stuart. A mí la quinta, y eso fue anoche. Pero has añadido también a Jeffry. Y ahora a la doctora. No has tenido tiempo para hacer tantas pruebas. Solo deberías haber podido hacer cinco pruebas, no siete…según tus palabras.

Ben arreglaría la radio. Vería que componentes le hacían falta, cual había que sutituir y cual puentear. Trabajaría duro. Pero nunca terminaría de arreglarla. Siempre respondería con comentarios técnicos y enrevesados, arguyendo que necesitaba más tiempo y echarle más horas a la máquina. Su intención era mantener la radio estropeada, sin que nadie pudiera utilizarla, pero habíendola reparado lo suficiente para poder terminar de arreglarla en quince minutos, si así lo desease. Así podría activar la radio si lo creía necesario. Y, de morir o de no encontrar a esa cosa, jamás le entregaría la posibilidad de comunicarse fuera del campamento a esa Cosa.

Quería gritar, pedirles que dejaran de pelearse, pero sabia que sería como intentar detener una ventisca. Aquello logró que la desazón comenzara a adueñarse de ella. Se recolocó las gafas con nerviosismo y comenzó a pasearse nerviosa por el pequeño espacio que ella ocupaba en aquel lugar. Tenia que pensar...

Y entonces Ostap habló, y no pudo evitarlo. Sus ojos asustados buscaron a la doctora. Ella le caia bien, era buena persona, pero.... ¿Y si tenia razón? ¿o acaso es que era el ruso era la cosa y quería malmeter? Se apartó de ambos disimuladamente mientras seguía la conversación.

Pero las sorpresas no acababan. Su rostro se demudó por la sorpresa al ver la reacción de Ben. ¿Que habia pasado con él? ¿Era la valentia del instinto de supervivencia o era otra cosa? Si tenia que decidir a quien creer, sin duda alguna confiaba en el chico retraido antes que en Ostap, pero....

Arghhhhhhhhh

—Maika. Tengo tanto miedo como tú, pero podemos salir de esta. Te necesitamos.

Asintió despacio antes de exponer ella sus pensamientos con voz baja pero más o menos audible para casi todos

- Yo tengo un mechero... para poder dar descanso a Rhonda y también para descartar si era humana o no... - sabia que aquello no sonaba muy sensible, pero ella era cientifica. Necesitaba pruebas irrefutables. Solo esperaba que tanto Ben como Ostap, pudieran decirles como estaban tan seguros de los que eran humanos y quienes no, porque si no, sería muy dificil votar ese dia.... al menos para ella.

Se centró en Jesus por si intentaba recuperar la Biblia. Desde luego que no lo permitiria. Aquel libro serviria para algo mejor que para lavar cerebros.

Aquello empezaba a ser demasiado, Rhonda estaba muerta, a todos podía pasarnos, si esa Cosa estaba por allí, podía infectarnos y atacar a cualquiera. 

Mientras procesaba la nueva situación en la que nos encontrábamos escuchaba a los demás de fondo, hasta que llegó Ostap con una información, más que importante, y que me llevaba a preguntarme ¿por qué no lo había compartido antes? Vale, podía tener miedo a que aquel ser se fijase en él y le matase, eso era cierto, pero aún así, era algo crucial, y si estaba en lo cierto yo no había sido tocada por aquello, lo que era más que un alivio, pero... ¿debíamos fiarnos de él? Lo que decía Ben de las pruebas también tenía sentido, pero Ostap quizás nos lo aclarase, esperaría a ver que decía antes de nada.

En cuanto a nuestras opciones, teníamos que contactar con ellos, no podíamos dejar que nos masacrasen.

- Puedo intentar arreglar la radio, aún tenemos algo de tiempo, y creo que es la opción más viable, ahora mismo. En cuanto a lo demás... todo esto empieza a superarme, si Ostap tiene razón, que ojalá la tenga, las votaciones serían mucho más sencillas, pero... ¿os fiais de él?

Yo quería fiarme de él, y en cuanto a la doctora, no terminaba de fiarme de ella, y después de lo que decía el cocinero... aún menos.

Mientras la discusión continuaba, Ben y Lyra echaron un vistazo a la radio. Querían intentar repararla pero, realmente a aquella radio tampoco le pasaba nada raro. Sencillamente las ondas de radiofrecuencia tenían que vencer una ventisca casi constante.

Sin embargo, sí que podían modular las ondas de emisión hasta encontrar alguna longitud o amplitud de onda capaz de traspasar el inclemente tiempo meteorológico. Eso, por supuesto, llevaría cantidades de su homónimo, el tiempo cronológico.

Pero su revisión no fue del todo infructuosa.

Escuchad, no sé si podremos reparar la comunicación con este clima, pero sí que parece que hay algo que el equipo de radiofrecuencia puede ofrecernos aun.

Es un registro. Data de hace dos días, cuando estuvimos encerrados en los barracones. Alguien se puso en contacto desde aquí con el exterior.

Dos días antes

Campamento Glaciar Union, aquí Gran Imán. Campamento Internacional Glaciar Union, aquí Gran Imán. ¿Me escuchan?

La voz de Blair era perefectamente reconocible. Unos segundos más tarde, volvía a la carga. El registro de voz era unidireccional, por lo que no podía escucharse la respuesta al otro lado del aparato de radio, tan solo las palabras del doctor.

Se entrecorta, ¿pueden oirme? Voy a incrementar la frecuencia en 3.5 Hertzios. Repito, 3.5 Hertzios, si me escuchan ajusten el receptor. Nada. 3.5 Hertzios más... ¡Ahora!

Campamento Glaciar Union, les habla el Doctor Blair del Gran Imán. [...] Es un alivio escucharle, comandante, pero me temo que tengo malas noticias. Las peores, en realidad. [...] Antes de eso, quiero que tomen una grabación de esta conversación, ¿pueden? [...] Sí, por favor. Tomen grabación palabra por palabra. Avíseme cuando haya comenzado. [...] Muy bien, adelante.

Le decía que tengo malas noticias: Una infección. [...] Parece que desenterramos algo que no debíamos. [...] No, no. No estoy bromeando. Es muy importante que me escuche, comandante. Hemos desatado una infección letal capaz de acabar con la Humanidad por completo. Aun más, diría. Lo que hemos encontrado en el hielo podría poner en amenaza la vida en este planeta al completo. [...] Soy plenamente consciente, comandante, no estoy delirando. He dedicado toda mi vida al estudio de la existencia en la Tierra y puedo asegurarle que hablo con propiedad cuando le digo que podría extinguirse por completo. Por completo. [...] Por eso les contacto.

Gracias a que estamos aislados aun nos queda una esperanza y quiero que escuche atentamente porque lo que le voy a pedir es tan disparatado como necesario y seguro que al escucharlo entenderá la dimensión del problema y de lo que me veo obligado a hacer para contenerlo. [...] Gracias.

Necesito que transfiera un mensaje explicando la situación a la base norteamericana en el pacífico Sur. Pregunte por el General Reddings, es un viejo amigo. Quiero que le proporcione nuestras coordenadas, las coordenadas del Gran Iman, y solicite un bombardeo de esta posición. Lamentablemente no puedo contactar con ellos desde aquí, a duras penas puedo hablar con ustedes sin que se entrecorte, pero es crítico que transfiera ese mensaje. [...] Dígale que el Doctor Blair se lo pide. Dígale que el Mayor Hummington ha muerto. Hágale llegar la grabación de esta conversación como prueba. [...] Sí. Por desgracia. La infección también ha acabado con los perros y el resto de animales. También con casi todos los expedicionarios. Dentro de 10 días no debe quedar nada con vida aquí. Es de importancia crítica. 

Estamos totalmente aislados. Hemos destrozado los vehículos para evitar que la infección se extienda pero no basta. Usted y yo sabemos que dentro de pocos días, con la primavera, llegarán las primeras gaviotas Skua aquí y créame cuando le digo que la sola presencia de uno de aquellos animales cerca de cualquier infectado podría extender esto como una plaga apocalíptica. No. No podría. Lo hará. [...] Escúcheme bien, le estoy pidiendo que bombardee mi posición. ¿De verdad cree que se lo pediría si no fuera estrictamente necesario? Soy consciente de lo que eso supondrá para mi. Pero es de vital importancia.

En mis investigaciones del método de propagación de la infección he podido averiguar que la única forma de frenar el vector de contagio es acabar con el paciente 0. [...] Correcto. El paciente 0. [...] No. No es ninguno de los expedicionarios exactamente... Piense en esto como en un parásito. Uno de los expedicionarios lo transporta. Mientras ese parásito original siga con vida, la propagación de esto no podrá frenarse. En el momento en que este parásito original muera... [...] No exactamente. Creo que cuando el parásito original y su huésped mueran, la propagación no será infalible. Será más lenta. [...] Exacto. Eso es cuanto necesitaremos. [...] Es nuestra única esperanza. La única esperanza de la Humanidad [...] Sí... Bueno... No creo que Dios pueda ayudarnos.

Gracias, comandante.

Presente.

Los últimos ecos de la voz de Blair resonaron en la sala. Así que aquello había sido el modo en que Blair había convencido del bombardeo. Claro. No podía haber hablado de alienígenas sin que le tomaran por loco. O peor. Sin atraer a más personas a aquel lugar. Una infección. Muy astuto, doctor Blair.

Pero no solo había explicaciones al bombardeo. Si la teoría de Blair era cierta, la única forma de frenar la propagación era acabar con la criatura original, es decir, con el huésped original. Solo eso frenaría su avance irrefrenable. O, al menos, lo ralentizaría si no llegaba a frenarlo por completo. Quizás solo hacía falta eso y que la suerte estuviera de su lado.

Jesús Yrion parecía haberse quedado un poco tocado después de todo aquello, pues nadie le había hecho ni el más mínimo caso y ahora que todos se encontraban a las puertas de la muerte, quizás sería la última oportunidad para ellos de sobrevivir. Con una voz desesperada el hombre gritó.

-¡MALDITA SEA BEN! -Exclamó el hombre de Dios ya cansado del cuatro-ojos- ¿¡CUÁNTAS VECES TENGO QUE DECIRLO!?. Llevo desde casi el principio de todo esto diciendo que Ostap es alguien a quién deberíamos eliminar. ¿Por que crees que lo digo?. ¿¡Porque no me gustan sus camisas!?.

El hombre de Dios negó con la cabeza antes de poner el punto sobre las ies acerca de todo este asunto.

-Actualmente hay 4 o 5 Demonios entre nosotros, pues NINGUNO HA MUERTO. Y nosotros somos 11. Si ahora logran eliminar a uno de nosotros, en las próximas votaciones con que ellos voten juntos será suficiente para eliminar a quien sea. ¡Es normal que Ostap haya mentido para asegurar que matemos a un inocente!. ¿Qué importa que sepamos que Ellis, Zhou y usted eran inocentes?. ¡Si ellos pueden matarnos independientemente de eso, tanto por la noche como por el día!.

Jesús Yrion se acerco a Ben con la clara intención de golpearle con la Biblia, pero antes de consumar su golpe este se detuvo y dejó que este informático se lo llevara. A fin de cuentas, ya era tarde para todos si habían actuado con la insensatez que los aún humanos habían hecho... ¡Abrazar la ciencia en vez de la Verdad de Dios!. Eso es lo que atrajo a los Diablos.

-Ostap es un Demonio y si le hacéis caso moriremos al ser minoría. -Indicó con severidad- ¿Sabéis lo que hacíamos con las brujas?. Pues yo hice lo mismo con algunos de vosotros. ¡Quemarlos en la hoguera!. Los que simplemente ardían, eran humanos normales (como algunas acusadas de brujería); mientras que los que me saltaron en la cara y yo me defendía con la Biblia eran Demonios... ¡Ese es el método correcto!. ¡Quizás no un método científico pero sí un método divino para lidiar con estas cosas infernales!.

El hombre de Dios, decidió entonces hablar con propiedad resumiendo lo que había hecho:

-Los que he "quemado" para ver que eran Demonios o no fueron los siguientes:

1. Susan Weaber (la líder) - Humana.

2. Ostap Ankudinov - Demonio.

3. Jeffrey Jones Jr. Clark - Humano.

4. Ben - Humano.

5. Maika - Humano.

-¡Si queremos tener una sola oportunidad contra esas criaturas AHORA hemos de ganar estas votaciones!. ¡Tenemos que votar TODOS JUNTOS contra Ostap de una maldita vez!. ¿Alguien no ha votado aún?. Podemos reunir los suficientes votos para darle la vuelta a esto, porque seguro que los Demonios ya han votado por lo que Ostap-Demonio les ha dicho.

Por su parte Jesús emitiría su voto con el nombre de "Ostap Ankudinov" bien claro escrito.