Partida Rol por web

En el interior y prácticamente llegando al tiempo, seis de los hombres y las siete mujeres se encontraron en la Casa de la Administración.

Ellos venían del acceso de entrada al complejo y mostraban signos de haber pasado demasiado tiempo expuestos al frío de la Antártida. Ellas venían del pasillo que daba acceso al hangar de los vehículos. Su aspecto no era mucho mejor. La luz verdosa apenas iluminaba el lugar.

Las mujeres explicaron cómo se habían quedado encerradas en La Casa del Paraíso a los hombres y estos pudieron explicarles que a ellos les había ocurrido lo mismo. Parecía poco probable que el sabotaje de los pasillos pudiera haber sido obra de cualquiera de ellos, más aún cuando las mujeres pudieron detallar el sabotaje que habían sufrido los generadores, destrozados hasta su inutilidad. Así pues, todo parecía indicar que era obra de Blair.

Ben, necesitamos reconfigurar el sistema para que el suministro eléctrico siempre provenga de los generadores de emergencia o, si no, no podríamos mantener la calefacción del complejo siempre activa. - Explicó Maika

Por nuestra parte - Añadió Lyra - Jeffrey, Jonathan y yo tendremos que redirigir la instalación de suministro de combustible para que el depósito grande exterior alimente los generadores de emergencia en lugar de los actuales más pequeños.

Por cierto, ¿y Jonathan? - Preguntó Zhou

Lo hemos aislado - Respondió Ellis - Está en La Casa del Elíseo. Lo que me recuerda, que tenemos que sacarle de allí. ¡Vamos!

Posponiendo la acción sobre las instalaciones, todos juntos fueron a la puerta que daba al pasillo de la Casa del Elíseo.

La puerta había sido cerrada y manipulada para bloquear su apertura, necesitaremos herramientas para... - La voz de Jeffrey se detuvo a mitad de frase cuando, al llegar, pudieron ver la puerta abierta al helado pasillo. El viento rugiente se colaba a través de ella arrastrando nieve y hielo en suspensión.

¡Rápido! ¡Vamos! ¡¿JONATHAN, NOS OYE?!

La carrera a través del resbaladizo pasillo helado fue atropellada y caótica. Llena de caídas y futuros moratones.

Cuando llegaron al otro extremo, atravesaron la sala común y después el espacio del barracón destinado a las literas hasta llegar a la puerta del aseo, que continuaba cerrada. No había evidencias de fuego o incendios.

Está allí dentro, atado a una silla. Tened cuidado, si él es parte de esa criatura puede estar suelto.

Al abrirla puerta, los que no tenían ángulo de visión al interior tampoco la necesitaron. La hoja batiente de la puerta del aseo estaba completamente salpicada de sangre rojiza y el olor que emanaba de la habitación era acre.

¡Dios santo! - Exclamó Ostap que iba en cabeza y podía ver el interior. Jesús, a poca distancia de él, comenzó un quedo murmullo.

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros...

Los que quisieron, pudieron comprobar el interior con sus propios ojos, pero las salpicaduras y la lividez de los rostros no lo hacía completamente necesario. Jonathan estaba muerto y era evidente por su cadáver que siempre había sido humano.

¿No... deberíamos.... quemar el cadáver para asegurarnos?

No creo que... es decir... - Era algo desagradable pero necesario - Está bien. Traed un bidón de gasolina.

Después de incinerar el cuerpo de Jonathan y asegurar así su humanidad. El grupo regresó al interior del complejo. En su trayecto pudieron comprobar que la puerta a La Casa del Paraíso estaba igualmente desbloqueada. Alguien había buscado también en su interior por algún rezagado aislado del resto para impartir su propia y demente justicia.

Los pasillos destruidos provocaban que el frío penetrase en el resto del complejo y ahora que la única potencia eléctrica que tenían era la de unos generadores de emergencia que no estaban preparados para tanto consumo, decidieron cerrar y bloquear las puertas de acceso a los barracones llevándose previamente sus pertenencias y colchones a La Casa de la Administración.

Allí montaron un barracón de campaña mientras Jeffrey, Lyra y Ben trabajaban para acondicionar la nueva instalación eléctrica del campamento vigilados/protegidos por un grupo de otros cuatro expedicionarios.

A partir de esa noche, tendrían que dormir todos juntos y también renunciar a los consumos energéticos no imprescindibles. La poca potencia del sistema hacía que, por ejemplo, cuando se encendiesen los electrodomésticos de la cocina, la temperatura del lugar descendiese, así que tomaron ciertas decisiones lógicas de priorización como desconectar la cámara frigorífica. Al fin y al cabo, ya nadie se atrevía a probar la comida no envasada.

Quedaba una larga noche por delante. Una noche suspicaz y llena de paranoia.

La noche fue más larga de lo que habían pensado que sería y también durmieron mejor.

El trabajo físico del día anterior había sido extenuante para todos, especialmente para los que no estaban acostumbrados a ejercicios tan corporales, así que esa noche ni siquiera un psicópata asesino que les estaba cazando uno a uno o aquella criatura del espacio que quería suplantarles pudieron quitarles el sueño.

Quizás también colaboró el hecho de dormir todos juntos ante la poco demostrada impresión de que, estando todos juntos, era más difícil para las amenazas que se escondían entre ellos despertarse a hacer de las suyas. Antes, estando en dormitorios separados, siempre les quedaba el miedo de que si la criatura no estaba en el mismo dormitorio que ellos, no la podrían detectar si se levantaba de noche.

Demostró ser una impresión infundada. Si esa noche la criatura se despertó entre ellos, nadie fue testigo. Dada la pesadez del sueño que les poseyó, era probable que no se hubieran despertado incluso si la criatura del espacio hubiera decidido comenzar a bailar claquet al ritmo de Cheek to Cheek emulando a Fred Astaire y Ginger Rogers.

Por eso, cuando el sonido de un fuerte golpe que provenía de la cocina despertó a los durmientes, el despertar fue abrupto e hizo que se disparasen sus pulsaciones. Tras unos segundos de recomponer la situación, pudieron comprobar que todos seguían intactos. La intensidad de la luz artificial, aunque más tenue de la que habían tenido hasta el momento, anunciaba que ya era de día.

El pesado golpe hubiera pasado por una parte más del sueño si no fuera porque, cuando ya empezaban a descartar haber oido algo, sonó de nuevo. Era un golpe violento con matices metálicos y provenía de la cocina. ¿Habría vuelto Blair para sabotear algún otro elemento vital?

Siguiendo la dirección del sonido, todos fueron despertándose unos a otros y agrupándose. De camino recogieron algunos objetos pesados y armas: pesadas llaves inglesas, palas, grandes mazos, hachas para el hielo, extintores... Les hubiera gustado contar con las antorchas-fuelle, pero se habían quedado dentro de la habitación en la que habían hecho explotar a la Cosa McReady y habían quedado totalmente inservibles.

Al entrar en la cocina, pudieron escuchar un tercer golpe. Fuerte, metálico, algo sordo.

Actuando como un solo hombre, avanzaron hacia el origen del sonido rodeando la isla central donde aun podían verse los efectos del ataque de la Araña-Cosa algunos días atrás. Ben se estremeció al observar el agujero redondo y limpio allí donde el tentáculo de la cosa había atravesado el armario metálico a pocos centímetros de su cabeza.

Al ganar el lado opuesto, un nuevo golpe disipó todas las dudas del origen del ruido. La puerta de la cámara frigorífica, una plancha de espesor envidiable, estaba ligeramente abombada hacia afuera allí donde algo estaba golpeandola.

Qué narices... ¿qué hay ahí dentro?

Solo carrne. - Respondió Ostap - Teníamos la última vaca aun a medio comerr cuando empezó todo esto.

Tres golpes seguidos entre sí abollaron aún más el metal haciendo a todos contener la respiración. Aquella carne debió ser contaminada en algún momento y, al desconectar la electricidad y descongelarse el ambiente dentro de la cámara frigorífica, la criatura despertó enfurecida. 

Con cada golpe la tensión aumentaba. Estaban cada vez más al borde del precipicio, pero estaban totalmente paralizados y conteniendo el aliento. Finalmente, tras una secuencia de golpes que abollaban la puerta levemente y os hacían rezar por la resistencia de la gruesa plancha metálica, llegó un golpe muchó más fuerte. Tanto que os asustó pensando que la criatura había destrozado su jaula. Sin embargo, la plancha resistió el envite con firmeza.

Le siguió un largo silencio. Era un silencio tenso Expectante. Uno que nadie se atrevía a romper. Pasado un minuto largo sin que nada ocurriese, por fin Jack habló.

¿No podemos volver a conectar la cámara y esperar a que se vuelva a congelar para luego...?

El sonido de un nuevo golpe más violento que el anterior y el metal rasgándose en forma de flor allí donde había estado la abolladura interrumpió la frase. Del pequeño agujero formado asomó una especie de hocico de carne repleto de dientes de hueso que gruñía y chasqueaba al aire, como un perro rabioso que ha roto su bozal.

Todos comenzaron a gritar mientras Rhonda maldecía.

¡Otra vez no!

A pesar del pequeño agujero, la criatura empujó con lo que probablemente se pudiera considerar su cabeza abriendo la metálica flor algo más hasta que pronto pudo sacar medio cuerpo y, al cabo, el otro medio. Era un cuerpo alargado hecho de carne y huesos pero sin piel. Se desplazaba sobre dos juegos de piernas que, en aspecto, antes debían haber sido un costillar vacuno. En sus movimientos por salir y por cómo se encorvaba formando arcos de carne que empujaba con sus muchas patitas recordaba a una especie de escolopendra, solo que su cabeza era prácticamente un hocico lleno de dientes con varias hendiduras por las que, probablemente pudiese ver o quizás olfatear.

El grupo no esperó una señal más clara y se retiró poniendo la isla central de la cocina de por medio para huir de aquel bicho. No tenían armas apropiadas para acabar con él y necesitaban retirarse y buscar un plan.

El animal olfateó el aire con sus hendiduras y les detectó. Hasta tres burbujas de material viscoso se hincharon en torno a su boca como el globo de un chicle al soplar, solo que en lugar de estallar, se convirtieron en parte del ser y rodaron hasta mostrar un tono carmesí que supieron reconocer como sus ojos.

Les miró y, desplazándose rápidamente con movimientos de ciempiés, trepó a la isla central en lugar de rodearla. Su hocico ya había alcanzado la meseta superior cuando sus patas traseras (las últimas de una decena) empujaban contra el suelo para terminar de subirse.

La criatura se movía rápido. Quizás demasiado, lo que auguraba una persecución desequilibrada. Tan rápido se movía que sus patas formadas con costillas resbalaban de vez en cuando en las superficies lisas provocando breves caídas de secciones de su largo cuerpo que se recuperaban rápidamente cuando la siguiente sección, impulsada por patas que habían tenido más suerte al friccionar, empujaba a la caida a continuar. El efecto global, además de terriblemente desagradable, era el de una criatura con un cerebro demasiado consciente de si misma como para conseguir coordinar todas sus patas.

El grupo salió corriendo de la cocina buscando un lugar más amplio donde dispersarse mientras, los más valientes, intentaban ralentizar a la criatura a golpes de llave inglesa y palazos. La criatura fue ganando terreno y resistiendo los golpes que respondía con amenazadoras dentelladas letales y pronto, hasta el más valiente supo que tocaba retirada.

Pocos segundos después de que el último del grupo saliese de la cocina y buscase, como había hecho el resto, elegir un pasillo entre las mesas del comedor para dispersarse, la criatura ciempiés salió disparada detrás. Corría aún más rápido de lo que trepaba y solo eso salvó a Jeffrey de llevarse un mordisco, porque al intentar girar para tomar la curva tras él, sus cuartos (o sextos) traseros perdieron agarre y resbalaron haciendo a toda la criatura caer al suelo en la misma dirección que su carrera original e impidiendo que su hocico, que ya había tomado la curva antes de verse arrastrado en línea recta, llegase a atrapar la pierna del piloto.

Habiendo comprobado todos que la mayor virtud de aquel bicho, es decir, su velocidad, era también la causa de su mayor defecto, la maniobrabilidad, los siguientes minutos fueron un infierno de persecuciones. Todos sabían que lo único que podían hacer era moverse lo más rápido que podían, defenderse con cualquier cosa que tuvieran a mano y, sobre todo, cambiar de dirección repentinamente. Y así intentaron afrontar los ataques de aquel horror.

Tanto unos como otro, no estuvieron exentos de heridas. La criatura llegó a herir con sus afilados huesos a Jack en una mano, a Mia en el brazo contrario e incluso a Lyra en una pierna. Por su parte, también ella se llevó su parte en forma de cuchilladas, descargas de extintor y golpes contundentes, pero el caos del desigual combate no dejaba de inclinarse a favor del terrorífico animal de pesadilla.

Algunos habían conseguido encontrar un lugar seguro o salirse del rango de visión de la criatura, como Ostap, Rhonda, la doctora Takeno, Ben, Ungâk y Zhou, que se habían refugiado entrando de vuelta en la cocina y habían aprovechado disponer de una situación a salvo para pensar en algún plan para acabar con ella. Pero otros como Jesús, Jeffrey, Ellis, Maika o los tres heridos estaban aún esquivando y luchando sin muchas opciones por sobrevivir a los ataques de la criatura, que parecía haberse centrado en ellos.

El desenlace de aquella batalla por la vida parecía estar a punto de llegar a cobrarse las primeras vidas cuando la criatura había conseguido acorralar en un callejón sin salida a Lyra y a Ellis. Lyra estaba tirada en el suelo sujetándose la pierna herida, Ellis delante de ella interponiéndose frente a la criatura soltaba ráfagas de un extintor. La criatura estaba erguida sobre sus cuartos traseros, con varios pares de patas pataleando al aire, lanzando dentelladas y mordiscos rápidos con movimientos propios de una serpiente. Los mordiscos topaban invariablemente con nubes de polvo tóxico que escupía el extintor de Ellis. Pero entonces, ocurrió lo que parecía inevitable: el extintor acabó por vaciarse.

Ellis, en un último ataque desesperado, lanzó el extintor a la criatura, que lo esquivó sin demasiado esfuerzo. Esta se irguió como una cobra antes de dar un mordisco letal y entonces recibió un fuerte golpe de una paellera en plena cabeza que le hizo besar el suelo. Se levantó de nuevo mirando en la dirección del ataque y se encontró con algo que nadie se esperaba ver. Ben, envuelto en una improvisada armadura de cacerolas y sartenes estaba desafiándole en medio del pasillo entre las mesas.

¡Eh, tú! ¡Maldito monstruo! ¿Por qué no te metes conmigo, eh?

La escolopendra intentó volver a centrar su atención en Ellis y Lyra, que estaban arrastrándose hacia una de las mesas, pero un nuevo golpe en su cabeza le llamó de nuevo la atención. Esta vez de una lata de kilo de tomates en conserva. A la lata le siguieron otros proyectiles incluidos cuchillos que volaban hacia la criatura comprando un espacio de tiempo precioso a sus compañeros caidos para quitarse de en medio. Finalmente, Ben consiguió lo que quería y la criatura se centró en él.

¡Uh-oh!

Ben se dio media vuelta y corrió hacia la puerta de la cocina mientras la escolopendra enfilaba el pasillo central y le ganaba terreno en carrera palmo a palmo. La criatura era fácilmente el doble de rápida. Los metros hasta la puerta de la cocina se le hicieron kilómetros sintiendo a la criatura cada vez más cerca. Cuando alcanzó el umbral de la puerta el ciempiés estaba a escasos centímetros de él y estiraba su largo hocico dispuesto para morder. Entonces, a la vez que los dientes se cerraban en torno a su pierna, Ben saltó y rodó a un lado.

Lo que pasó inmediatamente después fue que, al atravesar la criatura el umbral y tal y como le había sucedido en anteirores ocasiones al intentar tomar giros bruscos, perdió pie y resbaló cayendo al suelo alguna sección de su cuerpo. Solo que, en esta ocasión, el suelo estaba completamente encharcado de aceite y su cuerpo siguió resbalando por todo el suelo de la cocina mientras la criatura chillaba.

Pasó resbalando por el lateral de la isla central directa hacia un horno industrial situado justo en frente que tenía la portezuela totalmente abierta. Una pequeña nube de gas translúcido apenas visible flotaba en el interior del aparato. La criatura comprendió entonces para qué era aquello y quiso revolverse y frenar su deslizamiento, pero no tenía asidero posible. Solo al llegar al horno y meterse en su interior medio cuerpo consiguió, utilizando sus cabeza como tope, mantener medio cuerpo fuera. Pero entonces Ostap, el grueso ruso le propinó un sartenazo en plena cabeza capaz de aturdir a un oso. Un segundo sartenazo terminó de meterle en el interior y, lo siguiente que ocurrió fue que Rhonda cerraba la puerta del horno tirando dentro una cerilla encendida mientras le decía.

Te has equivocado de cocina.

Cerca de allí, la Doctora Takeno, Ungâk y Zhou sostenían garrafas de aceite vacías. Y Ben se levantaba intentando desencajarse de la pierna la lata metálica totalmente deformada por el mordisco que había hecho de oportuna greba.

Si el día anterior había sido particularmente agotador, el tener que compartir noche con el resto de la gente y toparnos con todos los nuevos problemas que surgían a cada momento no hacían que me sintiera más descansada o positiva, sinceramente.

Así que alguien había votado por dar a esta pobre yaya su jubilación por adelantado. Creía que no me quedaba mucho de vida, pero pensaba que al menos me podrían haber dado una semana pagada en Hawaii antes de tener que partir hacia oscuras orillas. Solo un poco de calor después de... Después del invierno blanco.

- Se acabaron los días de fogón y rosas, querido Ostap.-No solía fumar pero aquel fuel el momento ideal para extraer una ultraplana cajetilla de tabaco blanda para extraer su penúltimo pitillo. Tomé un mechero eléctrico para encenderlo. No me sentí especialmente badasss tras aquello. El badass de la mañana había sido Ben, ataviado con su improvisada armadura de Iron Man. Todos los días son Halloween e el polo.

No iba  a poder hacer mucho más en lo que quedaba de día, entre emular a Hansel y Gretel, empujando a la bruja en el horno y el sobre esfuerzo de la jornada anterior, todo el día a cuatro patas removiendo nieve, poco aliento quedaba en el pequeño guante de talla infantil al que llamaba pulmones.

- Spam para todas, chicas. Y sin rechsitar por el sabor a óxido.- Comenté dolida abarcando con mi apertura de brazos los pocos estantes que quedaban de comida enlatada. - Tu puedes pillar ración triple, Ben, te has ganado eso y miles de kilos de Spam más... ¿Qué otro planes tenéis para hoy?

Allí sentada, en un rincón, me fije en los rostros de todos los que me acompañaban. No sabía que estaba buscando... pero - algo tenía que encontrar. Alguna fisura debía de mostrar esa criatura. No era posible que hubiese una entidad con ese grado de perfección... eso... eso rozaría lo divino... y yo no creía en la divinidad, ergo... ergo solo había que encontrar ese punto débil. Ese... ese talón de Aquiles... joder... duele...

Tenía el brazo izquierdo entumecido... el golpe que la criatura me había dado provocó que una enorme mancha morada apareciese en el hombro, asomándose por encima del cuello vuelto con que trataba en vano de abrigarme... por primera vez en mi vida lamenté ser tan menuda, tenía frío... Al menos, el miedo había desaparecido. Por alguna extraña razón, ver la muerte tan de cerca me hizo centrarme, ser práctica... y quedarme paralizada por el temor a la criatura no era una opción. No podía ser la opción.

La cuestión es... necesito ciertas curas, y haber votado por aislar a la doctora Takeno me pone en una situación un tanto delicada. La mujer ha dado siempre muestras de ser generosa... pero no se como... no se... no, no puedo pedirle nada... pero... joder... duele....

Doctora... mmm... sería posible... - y dejé la frase en suspenso, pues el dolor agudo había vuelto. No creía tener nada roto pues podía mover el brazo con facilidad... tan solo esperaba que la doctora se apiadase de mi y me echara un vistazo.

Deberíamos hablar de como proceder... dios... hasta ahora... no hemos aislado a nadie que hubiese sido contaminado... lástima que el doctor Blair parece ir siempre un paso por delante. Creo que deberíamos hacer una especie... no se como decirlo... una especie de esquema de que es lo que sabemos, agrupado por nivel de certeza. Por ejemplo, sabemos que la cosa esa no puede asimilar a nadie solo con tocarlo, necesita algo, algún vínculo por así decirlo algo más estrecho... 

Sabemos que Jack, Sara y Susan no había sido... eran humanos.

Tomé un poco de aliento... por alguna extraña razón, conforme hablaba el dolor del brazo se atenuaba, y la doctora Takeno no se decidía a ayudarme o no.

Hice lo único que podía... continuar hablando.

Creo que deberíamos elegir a otro de nosotros, y proceder a inmovilizarlo e interrogarlo. No creo que la criatura sea infalible, como ya he dicho en varias ocasiones. Con las preguntas adecuadas... podemos lograrlo. O eso espero...

Jonathan había sido humano hasta el final. Lo habían aislado porque su comportamiento había sido errático, sospechoso. Ahora, veía Ben, su deducción había sido errónea. Solo era un hombre asustado que intentaba mantenerse fuerte. Le habían fallado. Él había fallado. Se suponía que debía utilizar lo que tenía entre las orejas para sacar conclusiones de todo aquello. Pero era tan confuso, tan perturbador, que sus pensamientos se entorpecían unos a otros. ¿Qué era lo que le impedía ver más allá?

Había pensado que era él mismo, su inseguridad, sus miedos, su incompetencia social. Solo quería acurrucarse en la cama y dormir. Esperar a que todo pasase. Al frío invierno. No tenía fuerzas para ello. Él no era un valiente. Él solo era un hombrecillo frente a la tormenta.

Alguien dijo que había que reconfigurar el sistema para direccionar el calor de la instalación hacia los generados de emergencia. Se dio cuenta de que le necesitaban. A él. Era uno más de ellos. Un expedicionario, un miembro válido del equipo. ¿Por qué hasta ahora no lo había visto? Quizás sus compañeros nunca le habían menospreciado. Quizás siempre había sido él. Él y sus inseguridades. Pero es difícil para un hombre saltar de su sombra.

Pero no imposible.

La criatura volvió a atacar. De nuevo, el frenetismo de una batalla, el miedo, la certeza de una muerte horrible. ¿Había dicho ya el miedo? Porque él estaba temblando, asustado como siempre. Pero cuando Ellis y Lyra quedaron arrinconados y sin opciones una voz se alzó en su defensa. La suya. Ni el mismo podía creerlo. Hizo lo que tuvo que hacer. Atrajo la atención de la criatura hacia él y luego escapó. Esto si sabía hacerlo. El resto tuvo más que ver con la suerte y con la trampa de aceite que sus compañeros habían elaborado. Rhonda puso punto y final a aquella cosa.

Pero aún había otra entre ellos. O puede que más.

Una parte de él se sentía abatida, hundida. No había sido capaz de deducir quien era la cosa, ni siquiera cuando el número de variantes se había reducido. Esa parte de él tiraba hacia la locura, el miedo y la desesperación. Pero había otra parte de él, más loca se si se paraba a pensarlo, que veía luz al final del túnel. Esa parte de él tenía esperanza y le impulsaba a seguir peleando.

Terminó por quitarse su improvisada armadura. Ahora se sentía ridículo. Cuando Rhonda hizo un comentario sobre su intervención se limitó a sonrojarse y mirar hacia otro lado.

La señorita Stuart tomó la palabra. Había sido herida. Todos ellos lo estaban. Cansados, heridos, agotados. Sus fuerzas mermaban, y su número.

—Blair no es esa Cosa, pero cree que todos los somos. O no lo sabe, por eso aprovecha para matarnos siempre que alguno de nosotros se encuentra aislado. Es la única manera que su mente torcida tiene de lidiar con el problema —pronto la paranoia tomaría al grupo también.

Él mismo podía escucharla, rascando con sus dedos helados al otro lado de la puerta de la razón.

La propuesta de la señorita Stuart era cruel, pero quizás necesaria. O quizás una controvertida medida que sembraría la discordia en el grupo.

—Llevamos ya varias noches lidiando con este problema. No es raro pensar que esa criatura habrá asimilado a otro de nosotros. Al menos dos de nosotros han sido asimilados y están aquí, ahora mismo, interpretando un papel.

Pero ¿Quién?. Antes de empezar a hacer cálculos y a lanzar acusaciones, necesitaba saber algo.

—Las chicas…¿No hicieron votación cuando se quedaron solas? ¿No…lo consideraron necesario?

Tenía a media marcha el corazón cuando la cosa estuvo a punto de arrancarme la pierna. Cuando volteé a mirar el bicho había quedado regazado por lo que con mis últimas fuerzas di tres zancadas y me boté detrás de un muro que quedaba a mitad del pasillo con la esperanza de que la cosa me perdiera de vista. 

Apenas me asomé vi que la cosa había seguido de largo justo detrás de Ellis y la jefe, en eso me fui ligeramente detrás de la cosa con la llave en cruz que llevaba, justo para zamparle un golpe por detrás...Ellis le tiró el extintor vacío y en eso brincó en la otra esquina gafas, momento perfectamente pertinente para desviar la atención, ya había dicho yo que los nerds terminan siendo los héroes de la historia.

Una vez la criatura se fue corrí a ayudar a Ellis y la jefa, ella estaba muy malherida por lo que ayudé primero a Ellis a levantarse, y después cargué a la jefa para llevarlos a un lugar seguro. Apenas los llevé al comedor empecé a buscar a la doc Takeno.

En ese momento llegó Ben, la doc, Zhou, Ungak, Ostap y Rhonda que se habían dado a la tarea de matar a la criatura...menos mal la gente del equipo actúa rápido pensé, si no hubiesen quemado a la cosa quién sabe a cuántos se habría cargado más....

Mis pensamientos fueron interrumpidos por Ben que llegó medio ansioso y con muchas cosas que decir....también me preocupaba pensar que hubiesen dos asimilados, pero lo más en cuestión fue:

-Eyy...comparto la misma inquietud de Ben...¿No vieron prudente aislar a alguna chica?...eventualmente es una víctima fatal menos, no quisiéramos por supuesto que hubiesen tenido el mismo final de Ted, pero....qué nos asegura que entre las chicas no hay asimiladas??

El corazón le bombeaba con rapidez y ya sentía los pinchazos de las agujetas de haber estado apartando nieve sin parar el dia anterior. Su menudo cuerpo habia hecho un sobreesfuerzo y no iba a dejarle pasar aquello. Buscó tomar asiento, o apoyarse contra algo, lo que fuera....

Aquella locura no iba a acabar nunca. Cada dia una contratiempo, cada dia algo más por lo que no sentir esperanza. Y si uno perdia la esperanza.... Sacó la foto del bolsillo, la que se encontraba al lado del mechero que no habia usado, mientras los demás hablaban y se obligó a mirarla para reunir las pocas fuerzas que le quedaran.

- Empataron unas cuantas. La líder tuvo que decidir... - sus ojos buscaron los de Ungâk, medio agradecidos, medio temerorosos porque ya no sabia como comportarse con ella, temiendo que pudiera malinterpretar cualquier cosa.

- Yo también veo bien el interrogatorio - se percató del dolor o incomodidad de Mia, se iba a acercar, pero en el último momento retuvo sus pasos. Nada de muestras de preocupación. - Tenemos que empezar a basarnos en pruebas empíricas y no por el azar -

Iba a añadir algo que le rondaba desde el comienzo de todo, pero ¿de que serviria? Todos ya habian calificado a los cientificos de inutiles, como si aquella cosa que los poseia, asimilaba, o como se quisiera llamar, fuera algo fácil de analizar. Como si por ser cientifico tuvieras que saberlo todo, cuando el campo de trabajo de la mayoria de los que estaban allí se alejaba muchisimo de poder investigar algo como la detección de aquel ser en otro cuerpo...

Aquello estaba siendo una caza de brujas, y ninguna había resultado ser lo que se suponía que fuera, no podíamos seguir así, no después de todo lo que estaba sucediendo, porque después de lo que acababa de pasar, yo tenía los nervios a flor de piel.

- Sí, teniendo en cuenta que solo hemos aislado a inocentes creo que deberíamos hacer algo así, el interrogatorio que decís, o algo. No dejamos de matarnos entre nosotros, quizás es lo que esa cosa quiere, que nos acusemos y le hagamos su trabajo, así que deberíamos hacerlo mejor, después de todo, nos estamos tomando la justicia por nuestra mano, y no lo estamos haciendo nada bien.

Resoplo, quería dormir por las noches, y si seguíamos aislando a gente inocente, eso iba a ser difícil.

- Lo que no acabo de saber es qué le vais a preguntar a una persona inmovilizada de la que ni siquiera sabemos si está infectada o no, más teniendo en cuenta que nos han dicho que esa cosa se hace con tus recuerdos e incluso te puede doblegar haciéndote creer que todavía es humana. No creo que haya un... ¿Cómo se llamaba esa mierda de la película de Schwarzenegger? No creo que haya un puto test Voigt-Kampff para... Para cosas.- Mascullé mientras me tomaba un café soluble malo como pegar a un padre con un calcetín.

Por su parte Jesús se encontraba aliviado, no tanto porque nadie hubiera muerto a manos de ese monstruo en la cocina, sino por el hecho de que aquel "demonio", tal y como el lo llamaba, no se había centrado en atacarle a él, a fin de cuentas, lo único que tenía para defenderse era una Biblia, si al menos tuviera un crucifijo para acompañar... o una ristra de ajos... Espera... ¿Los ajos también funcionan para los Demonios?. ¡Sabía que no tenía que haber hecho pellas en esa clase de Exorcismo 101!.

-Caballeros y Damiselas, -Indicó Jesús- Si queremos llegar al fondo de este asunto tenemos que hablar más del tema que nos atañe, en concreto lo que sabemos acerca de ese demonio. ¿Cuántos de nosotros son Demonios ahora? ¿2? ¿3? ¿4?. ¡Aún no hemos acertado a ninguno, así que puede expandirse sin problemas!.

Tras decir esto, Jesús señaló a Ben y a Jeffrey.

-Me fío de Ben Hudson. No porque tenga pruebas, que no las tengo, y no porque acabara de saltar a la criatura y sobrevivir; sino porque el fue casi eliminado por la primera votación, indicando que iba a morirse, como al final le pasó a esa mujer. Al no tener ningún tipo de información de quien puede ser el Demonio y si ya fueron varios por entonces... Es lógico pensar que votaron juntos. Y Ben recibió tres votos (Jonathan, Lyra, Ostap). Quizá solo fuera una coincidencia fortuita, quizás algo más, o quizás era el plan del Demonio.

-Me fío de Jeffrey Jones, creo que es una persona importante en toda esta investigación. A fin de cuentas, votó por nuestra antigua líder electa. Porque temía que ella usara su poder electoral para matar a inocentes (como hizo con Sara). Ciertamente si el Demonio hubiera sido ella, los demonios tendrían una ventaja extra.

Con esto dicho, terminó de hablar acerca de quienes este confiaba por sus acciones del pasado. Ahora iba a explicar qué era lo que había ocurrido en cuanto a las votaciones en la sección de los hombres, a fin de cuentas, nadie parecía dignarse a repartir esta información entre los demás...

-En nuestras votaciones, el escogido fue "Jonathan" (el argumento fue que Maika votó dos días seguidos por él, algo sabría Maika), gracias a los votos de "Ben, Ostap, Ellis y el mío propio" (a fin de cuentas sin líder un empate era lo peor, ¿No?), y el segundo con más votos  fue Ben con los votos de Jeffrey y Jonathan... Y Jack votó de forma solitaria a Jeffrey.

-Actualmente somos 13, si hay 4 Demonios ya, seremos 9 contra 4, lo que implica que si fallamos dos veces a la hora de escoger a uno de esos Demonios, la situación será imposible de revertir. Así que hemos de hacer esto con cuidado. ¿Alguien tiene alguna sospecha?.

¿Alguna sospecha, dice, señor Yrion? Por supuesto... sospecho de todos, incluso sospecho de mi misma, no hay otro modo de enfocarlo pero... ¿certeza? Ninguna... joder... decir en voz alta que sospecho de tal o cual... no haría más que predisponer a los demás en su contra... y cualquiera de nosotros puede equivocarse...

Rhonda... tu planteamiento es cierto también, ¿qué se le puede preguntar? Esa es no es cuestión baladí. Tal y como yo lo veo, tengo que negar al doctor Blair, no creo que esa cosa sea infalible, no creo... y en esto estoy segura, que pueda copiar todos y cada uno de nuestros recuerdos, experiencias, anhelos... gustos...

Pero, partamos de la base de que si puede, cualquier ser humano sabe cosas que ni siquiera él sabe que las sabe. No se si me explico. Hay costumbres, o como se quiera decir, que están tan arraigadas en la psicología humana tras milenios de evolución que, a ver... que ese “conocimiento” está latente en nuestros cerebros, pero no somos conscientes de tenerlo.

Creo que, un interrogatorio bien ejecutado... mmm... perdón por usar esa palabra, no quiero ser insensible... creo que un interrogatorio bien llevado, con las preguntas correctas, pueden hacer salir ese conocimiento y, en caso de no salir, tendríamos una prueba con cierta consistencia. Al final se reduce a encontrar las preguntas correctas. Y hasta ahora no hemos tenido la posibilidad de llevar a cabo ninguno.

En ese momento recordé algo que dijo Jeffrey...

Nada, señor Jones, nada nos asegura que entre las chicas no haya asimiladas.

Por desgracia, había multitud de ideas rondando en mi cabeza, pero era ideas abstractas, exponerlas de manera coherente era lo complicado. Y si era difícil entenderlas para mi, mucho más lo sería que lo entendieran los demás. Ya me lie con el tema de los interrogatorios, y lo cierto es que no sabía si me había explicado bien o no, si me había hecho entender. Las expresiones dibujadas en los rostros de mis compañeros no dejaban entrever apenas nada.

Aun así, me arriesgué a aportar algo más, aun a riesgo de mi vida, pues si esa cosa se encontraba entre nosotros...

Hay otra cosa que quisiera compartir... supongo que alguno de ustedes ha llegado a la misma conclusión... El tema de los interrogatorios va de dentro hacia fuera, es decir, tratar de arrinconar a la cosa en su “desconocimiento” del mundo humano. ¿Y hacerlo al reves? Explico, un proceso inductivo... ponernos en su piel, pensar como ella... en lugar de partir de considerarnos humanos, partamos de que somos... la Cosa... ¿qué haríamos? ¿A quienes asimilaríamos? En ese caso creo que los puestos críticos deberían ser los primeros objetivos.

¿Y cuales son esos puestos críticos? Para mi son dos, y les ruego que no me lo tengan en cuenta. Usted, Jeffrey, por ser el único piloto. La Cosa querrá una vez acabada con la amenaza salir de aquí, y la única manera será volando. Y dos... usted, doctora Takeno, pues es la única médica. Por supuesto, puedo estar equivocada, pero me parecía interesante compartirlo.

---Bien hecho, cerebrito- le felicito dandole una palmada con la mano sana a Ben mientras se quitaba la armadura improvisaba, la verdad es que no esperaba esa reacción del  chico pero habia que decir que habia salvado a dos personas con esa temeridad.

---Antes de nada, señora Stuart, aunque me encanta que me meta en la lista de inocentes está hablando de Jonathan, yo soy Jack y para ser justos no quiero que se me sospeche por no de corregir ese detalle- digo mirando a la chica y luego al grupo.

---No tengo ni idea de hasta que punto el tema del interrogatorio funcionará, solo espero que las ideas  que tengais sean buenas, yo la verdad es que  sí la Cosa quiere salir de ahí tratará de asimilar, sí no lo ha hecho, a las personas mencionadas por Mia- digo mirando a los dos implicados- No os lo tomeis a mal, pero seria lo lógico ¿no? 

Otro día, otra forma dantesca de empezar. Habrían dormido bien, pero después de haber dormido bien y casi ser sepultadas enla nieve, pues prefería esto. Gracias a un esfuerzo conjunto, lograron tenderle una trampa a ese Ciempiés de pesadilla. Abandonó el galón de aceite que tenía consigo, felicitó al grupo por el trabajo con una sonrisa amable y luego se puso manos a la obra. Era el momento de trabajar.

Asistió a Jeffrey en cargar a Ellis. Después de todo, el hombre de seguridad era tal vez uno de los más grandes y Jeffrey estaba herido. Los sentó cerca para no tener que desplazarse tanto y sin siquiera dudar, fue por Lyra para ubicarla cerca. Se acercó a Jack y al ver que este podía caminar, le indicó que tomara un lugar junto a la pelirroja, para luego girarse hacia Mia y asentir. Le indicó un lugar junto a Jack y con todos sus pacientes en fila, se dispuso a empezar a tratarlos. Empezó con Ellis, cuya herida sangraba preocupante. La limpió con una gasa y alcohol para luego indicarse que se hiciera presión.

- Debe tomar líquido y comer algo rico en hierro. ¿Señorita Rhonda, tiene algo que cumpla esas características? No queremos que al Señor Ellis le de una anemia por perder sangre y no reponerla a tiempo -. Dicho esto y esperando que la presión fuera suficiente, revisó sus pupilas, su tono de piel y su estado. Tras verlo relativamente estable, fue con el siguiente. El mordisco de Jeffrey. Era la herida más vieja de todas, así que era importante desinfectarla. Fue tan cuidadosa como le fue posible y tomó una lentilla para revisar si había algún tipo de residuo físico de esa Cosa. Al no detectar nada más que marcas de tejidos del mismo hombre, los extrajo con cuidado para poder limpiar. Le aplicó un poco de yodo para mantener la herida limpia y lo miró tras cerciorarse que su estado estaba bien - No dude en decirme si llega a sentir fiebre o mareo. Lo menos que queremos ahora es que la herida pueda infectarse - y se movió hacia Lyra.

Pidió su permiso, ya que supuso que la mujer no se dejaría y una vez hecho esto, se dispuso a revisar su herida. Afortunadamente, era una herida parecida a la de Jeffrey, así que con una limpieza, yodo y gasa para poder utilizar ropa en calma, le dijo - Debe cambiar la gasa cada ocho horas como máximo. Es importante evitar una infección, aunque con eso bastará. Si siente fiebre, también dígame, señorita Lyra -.

Por último, los dos cuyas heridas eran menos delicadas. Se acercó a Mia y al ver el recelo en su mirada, solo le dijo - Puede que como persona hayamos tenido un enfrentamiento, pero todo herido es mi paciente, así que no dude en pedirme ayuda. Ese es mi trabajo y como le dije, juré proteger vidas - y le sonrió con amabilidad, tratando de transmitirle esa confianza para tratarle. Limpiós sus heridas y les aplicó un ungüento tras verificar que estaban solo amoratadas. Esto ayudaría a que la herida sanara más rápidamente. Luego preparó una gasa con una especie de crema caliente para envolver sus heridas - Eso ayudará con el ardor y disipará el dolor. No deberían tener problema para moverse. Solo traten de no sobreesforzarse o la hinchazón durará más de lo necesario -.

Y una vez hubo terminado, se puso de pie, se estiró un poco y suspiró para recuperar algo de calma - La verdad el interrogatorio lo propusimos ayer porque decíamos que podría flaquear, pero si no sabemos qué preguntar, la idea de la señorita Mia es acertada. Pensar cómo actuaría esa Cosa. Para comenzar, lo de las posiciones críticas es un buen pensamiento, aunque está olvidando la señorita Mia que, si ella se comunicara con el cuartel general, sería a ella a quien escucharían para enviar refuerzos o un helicóptero. Así también, la posición de la señora Rhonda como cocinera es importante. Creo yo que más allá de su labor podría ser su posición en el grupo. Es decir, ¿de quién se da por sentada su inocencia? Consciente o inconscientemente, hay de quienes no desconfiamos. Tal vez por afinidad o por cercanía. Yo por ejemplo voté al señor Ben porque me pareció extraño que quisiera ayudarme cuando nunca lo había hecho. Supuse que era un mecanismo para ganarse mi confianza. El primer día voté por el señor Jeffrey porque consideraba que quería mantener un perfil bajo, al igual que lo hice ayer con la señorita Lyra, a quien por cierto le comenté mi decisión y sin siquiera tratar de demostrarme que me equivocaba, me votó a mi con el argumento de haberla hecho enojar. La señorita Mia la apoyó a ella, y la señorita Maika a mí. La señorita Ungâk votó a la joven Zhou y esta votó a la señorita Mia. Eso fue lo que llevó al triple empate que la señorita Ungâk resolvió a favor de todas. No podemos garantizar que ninguna de nosotras sea asimilada, pero eso no quiere decir que no hayamos votado. Ese fue el resumen de nuestras votaciones. Consideraba importante transmitirlo - se acomodó y se sentó cerca a sus pacientes, por si estos necesitaban algo.

- Algo que rescato de eso fue la actitud incendiaria injustificada de la señorita Lyra. No porque se enojara, sino porque realmente no justificó sus planteamientos, e incluso tergiversó mis palabras. Cosa que yo no hice, pero me genera más curiosidad el apoyo incondicional de la señorita Mia. ¿Acaso sabe algo de la señorita Lyra que no sepamos nosotros? Eso podría empezar a darnos luces. No tiene que decirlo abiertamente, pero por lo menos justificar el porqué de ese voto de confianza incondicional. Tal vez con un "tengo pruebas de su inocencia" podría bastar -.

Pausó un momento y retomó - Yo por eso creo que es inteligente ponernos en el lugar de esa Cosa, también pensando en de quién nunca dudaríamos. Yo no tengo miramientos en prestarme para el interrogatorio si se decide. Después de todo, tengo muy claro mi papel en todo esto - y dicho esto, por fin guardó silencio.     

Siguiendo las indicaciones de la doctora, alcancé una tremenda bolsa de frutos secos y una garrafa de 4 litros de agua a Ellis.

- Me temo que no disponemos de carne roja ni verduras de hoja verde. La casquería y los mariscos tampoco son una opción, así que esto es lo más rico en hierro que tenemos. No se termine todos los pistachos, por favor.- Le comenté al hombre.

- Pues hasta cierto punto creo que comparto las sospechas de la señorita Stuart. Pero atendiendo a lo expuesto por la señorita Taneko, tal vez deberíamos ser realistas y pensar a largo plazo, poniéndonos en lo peor, tal vez incluso cortar toda posible comunicación con el exterior. Es horrible pensar así pero no queremos que eso asimile o destruya a toda la humanidad. Así Jones si que sería el único medio de comunicación con el exterior y podríamos vigilarlo con más atención. Siento ponerlo como cebo, pero en momentos desesperados... El señor Yrion también me preocupa, qué mejor escondrijo para un ente así que una supuesta luminaria con don de gentes, con él podría cebarse a gusto.- Callé por medio segundo mirando a Yrion antes de continuar. - Nah, es broma, no creo que tenga don de gentes.

La batalla matutina no había sido agradable y, como de costumbre, pasaba factura. Por ello no se opuso a la revisión, y por ello también guardó silencio hasta que Rhonda le ofreció comida y bebida a lo que sonrió agradecido.

Muchas gracias doctora Takeno, señorita Rhonda, señor Jones. Parece que siempre termino maltrecho... pero al menos esa Cosa como la llaman no se ha cobrado ninguna víctima. Ah, y gracias, Ben.

Alzó la mano en un gesto de saludo para el hombre. Luego tocaba discutir todos los detalles de la tarde, si bien estaba de acuerdo con la idea de intentar un interrogatorio para evitar muertes, le sonaba algo bastante improbable.

En lo personal tampoco confío demasiado en el señor Yrion, si bien no sé si es un personaje o realmente cree en lo que dice. Tampoco tengo pruebas en su contra, salvo su encarnizada lucha contra Ostap, en quien confío por ahora.

Arrugó el labio superior en un gesto de resignación y aceptación a partes iguales. Estaba bastante perdido.

- Eh!- Di un codazo a Ben, de forma cómplice, cuando todo pasó y la gente empezó de nuevo a hablar.- Tu gustarr jefa Rhonda!- Le guiñé un ojo.- Segurro que jefa serr como oso polarr en cama. Grrr.- Bromeé.

Era una forma de controlarme también a mi mismo. Tanta acción solo se veían en las películas de...- Stallone, jefa.- Corregí.-Y la película erra Terminator.- Bueno... Puede que ahora mismo no pensara con claridad. No tenía yo ahora el ombligo para pensar en películas. - Perro sí... echarré de menos esa cosina, jefa!- Tampoco tanto. Prefería estar vivo.

Tras varias explicaciones me senté en una caja de madera que hacía de taburete improvisado. Crujió bajo mi peso pero no cedió.

- Volvemos al punto de siempre. Y esta ves Ostap convensido de que hay 3 cosas entrre nosotrros. No ha habido tiempo de más.- Suspiré haciendo que los botones de la camisa Hawaiana se tensaran con la tela y miré a Jesús. Teníamos nuestros más y nuestros menos pero en el fondo sabía que-...Y debéis perdonadme pero si yo fuera cosa no elegiría al señorr Yrion para asimilar. Serría como asimilar a patata!

- Confió en Ben, Mia, Maika, Lyra y Jeff. El resto tengo mis dudas.- Luego me volví hacia mujer de los perros.- Y lo siento mucho, nueva líder, pero aunque su decisión fuerra muy humana, lo cual la excluye de ser cosa, solo retrasa esto.- chasqueé la lengua apesadumbrado- Pobrre señor Teddy. Yo lo acusé por eliminasión, sin tenerr tampoco motivo real. Solo porrque había que hacerrlo... buf...Si tuvierra que elegir alguien elegirria como han dicho antes a doctorra Kaida o al piloto, perro como dije allá...- señale con mi manaza al lugar donde los hombres habíamos estado encerrados.- ... no crreo justo votarr dos veces al mismo sin tenerr motivo.

¿Apoyo incondicional? No, doctora Takeno, no es así exactamente. Tan solo dije que lo que usted alegaba para votar a Lyra era, bajo mi criterio, lo mismo de lo que se podía alegar contra usted. Por ello voté por usted. Pero no para matarla, por dios, solamente para interrogarla. Y, en todo caso, ocurrió en un momento de gran vulnerabilidad por mi parte... si, señores, no me avergüenzo, pero tuve una pequeña crisis y permití que el desanimo me sobrepasara. Perdí el control... y me derrumbé...

Respiré profundamente varias veces... pues notaba como la depresión volvía a tocar a mi puerta... y no quería... no podía permitir que eso ocurriera de nuevo. 

En cuanto a lo que dice... no creo que confíe en nadie al ciento por ciento... ni siquiera en mi misma... así que no deberíamos recorrer ese camino a la ligera, doctora... mmm Gracias... - añadí, mostrando mi gratitud a la doctora por sus cuidados con una sincera sonrisa. Por desgracia era lo único que podía ofrecerle.

Pero... si tuviera que poner mi vida en manos de alguien, en este momento solo tendría ese grado de confianza en Rhonda, quizás también en Ostap... al fin y al cabo, son los que nos proveen de latas de habichuelas... ¿no?

Tomé un poco de aliento, mientras miraba fíjamente a los aludidos y añadí - Medusa... eso es... me rondaba la cabeza, y me da la sensación de que nos enfrentamos a la górgona, y Perseo sería la humanidad...

Desvarío...

En las dos primeras votaciones... opté por el señor Yrion, sencillamente porque me parecía la persona más caótica de cuantas formamos la expedición. Por ello, pensé que era el huesped perfecto para la Cosa, pues así podría observarnos desde dentro sin resultar sospechoso. No fue personal... - finalicé, mirando directamente a los ojos a Jesús.

Por cierto, Jack, le ruego que me disculpe, fue un error nombrarle a usted en lugar de a Jonathan, que en paz descanse.