Partida Rol por web

Nada hace a la tierra parecer tan amplia como tener amigos a la distancia.

Henry David Toureau

El sonido de los generadores arrancando vuelve a anunciar un nuevo día en la estación antártica. No pasa mucho tiempo hasta que la luz artificial inunda el barracón.

Casi se hacía extraño tener un despertar tranquilo. Sin ataques alienígenas ni de pirómanos violentos. Y la sombra del ataque nocturno revoloteaba en el ambiente. La paz era algo que quedaba tan lejano en el tiempo que aquella calma silenciosa y desconfiada solo podía interpretarse como la antesala de algo nefasto.

Las más madrugadoras están ya en los aseos de la Casa del Paraíso aprovechando los momentos de quietud y los últimos minutos de sueño de las más perezosas. El ánimo es pesaroso y las miradas que se cruzan son suspicaces y casi paranoicas. En los aseos se mantienen distancias como si una enfermedad contagiosa estuviese acechando, en las literas, se miden igualmente las distancias.

Mia había renunciado a su rutina matinal de hacer carrera continua por temor a quedarse sola. Era una inquietud que acompañaba a todos desde que la noche anterior se repitiese lo ocurrido dos noches atrás con Sara. Alguien les cazaba si estaban en soledad. Aquello también estaba reteniendo a Rhonda algo más de lo normal. No quería tener que ir ella sola a la cocina así que estaba haciendo tiempo hasta que alguien le hiciese compañía antes de que se les uniera Ostap. Lyra era otra cuyas rutinas matinales exigían cierta actividad y su situación no era muy distinta. Lo mismo se podía decir de la doctora Takeno con sus revisiones de expedientes, Ungâk con los perros o, en general a cualquiera de las presentes.

Fue finalmente Zhou la que rompió aquel temeroso hechizo.

- Esto es ridículo. - Dijo para sí misma antes de elevar la voz - Debemos activarnos. El campamento necesita muchas actividades que no podemos dilatar por miedo. Vayamos a La Casa de la Administración, nos reunimos todos allí y nos organizamos para siempre estar en parejas.

Diciendo aquello, caminó hasta la puerta del barracón de literas. Aquella puerta daba a una pequeña salita de estar con un pequeño mueble de bebidas, una mesa de ping-pong, sillones. Había una exactamente igual en la Casa del Elíseo, el barracón de los hombres. Más allá de la sala, estaba la puerta al pasillo enterrado que conectaba con el resto del Gran Imán.

Todas agradecieron aquel empuje y salieron en dirección al pasillo. Sin embargo, al llegar a la puerta que daba al pasillo la manilla no giraba con facilidad. No parecía un impedimento mecánico, pero sí físico. Algo al otro lado de la misa bloqueaba el giro.

- Está atascada. - Dijo Zhou con calma, aunque todas temían lo peor.

Maika llegó en su ayuda por pura proximidad y entre las dos hicieron fuerza para girar el pomo que poco a poco iba cediendo a trompicones con un sonido crujiente amortiguado hasta que, finalmente, la manilla giró por completo y las mujeres pudieron empujar la puerta para abrirla.

Pero la puerta no se abrió.

- ¿Pero qué...? 

Realmente, ninguna había dudado ni un solo instante desde que la manilla no girase que la puerta no abriría. Aun así, aquello supuso un golpe quedo.

Unas y otras se agolparon en la puerta para empujarla y consiguieron que, con nuevos crujidos al otro lado similares a los anteriores, la puerta se entreabriera unos pocos centímetros. Aquella apertura fue suficiente para ver qué estaba ocurriendo.

Nieve.

Toneladas de nieve.

Aquella noche había nevado profusamente. Eso era algo que sabían o intuían por los sonidos del viento y por la experiencia de que aquellas precipitaciones eran habituales. Pero aquel pasillo estaba enterrado y protegido de las inclemencias del tiempo. Para que se acumulara una cantidad de nieve como aquella alguien tenía que haber saboteado el pasillo con intención de encerrarlas dentro de la Casa del Paraíso.

- ¡¡¡EEEEHHH!!! ¡¡CHICOS!! ¿¡¡NOS PODÉIS OIR!!?

No hubo respuesta del otro lado. Maldiciendo se organizaron para intentar resolver la situación. El frío que entraba por aquella rendija era mortal, así que todas corrieron a equiparse para el frío antes de regresar junto al pasillo saboteado. Si no conseguían salir de allí antes de que volviese a caer la noche, una nueva nevada las obligaría a volver a empezar y si acababan aisladas allí sin comida y sin el mantenimiento necesario de las instalaciones, morirían a los pocos días.

Mientras unas iban a buscar palas y hachas de hielo, otras continuaron empujando la puerta liberando la nieve de detrás con manos enguantadas hasta conseguir un espacio suficiente para poder maniobrar. Aquel trabajo ímprobo les consumiría probablemente todo lo que quedaba de día y aquello se sumaba a su ya complicada situación. 

La cacería de la criatura impostora no podía detenerse, así que ellas tendrían que votarse entre ellas sin contar con los chicos para aquel día, identificar a alguien y atarla hasta poder llegar a algún sitio donde aislarla del resto donde, a juzgar por las experiencias pasadas, tendrían que buscar un método eficaz para evitar que muriese asesinada por un justiciero o justiciera.

El ánimo de Maika estaba por los suelos. La reacción de Ungak le dolió aunque la entendió perfectamente. Que la votara, ya no tanto. Se mantuvo todo el dia a distancia de ella, evitando su mirada y también intervenir en cualquier conversación que ella iniciara.

Descubrir al dia siguiente que estaban encerradas tampoco mejoró su ya de por si deteriorado estado de ánimo. Aún así, bien abrigada, se esforzó al máximo por ayudar en todo lo posible para quitar aquella maldita nieve que les impedia la salida. Estuvo callada todo el tiempo, salvo cuando su estómago clamaba por algo de alimento. Iba a ser un dia duro y dificil, pero su instinto de supervivencia le impedia detenerse.

- ¡Maldición! Lo que nos faltaba - y por si fuera poco estar allí encerradas, podía ser que alguna de las allí presentes estuviese contagiada de aquel ser que no dejaba de hostigarlas, menudo planazo para empezar el día, tenían que salir de allí y con esa cantidad de nieve, lo veía más que imposible- en fin, ¿alguna idea más chicas?

Porque el plan de quitar la nieve me estaba congelando hasta las ideas, y no parecía que estuviésemos consiguiendo nada. 

Una pregunta rondaba mi cabeza, siendo las que éramos y dónde estábamos ¿íbamos a aislar a alguna de nosotros de alguna forma?

La noche había sido horrible. Esta vez sí que tenía el peso de una vida humana sobre mi cabeza, pero aparentemente ni ella había tratado de librarse de este destino, puede que el peso de la responsabilidad y la locura que todo aquello que nos obligaba a tomar decisiones imposibles, sin tiempo, se hubiese cebado en ella. Aún así un voto seguía siendo mío. No era la primera vez que había rozado a alguien que no había llegado a vivir para ver el próximo amanecer, pero me gustaría que fuese el último...

Solo pude cerrar algo los ojos a una hora de que me sonase el despertador para ir a encender los fogones para que todo el mundo pudiese desayunar. Tenía esa hora más que interiorizada, de todas formas.

Cuando desperté me quedé esperando unos minutos, deseando que alguien más se levantase y me hiciese compañía de camino a la cocina, quien fuese, no era exquisita.

Peor parecía que la mañana empezaba mal. Había griterío. Pude que Perdita y Alma hubiesen vuelto a tener bronca aquella noche y hubiesen decidido desahogarse a base de hostias. Aquella otra voz debía de ser Roxie tratando de poner calma y en cualquier momento Vasquez se uniría al baile.

Abrí los ojos y reconocí el techo de mi dormitorio en la Casa del Paraiso, ergo aquello no era sing sing... El trastorno de estrés postraumático remitió y fui capaz de poner su auténtico nombre a cada una de aquellas voces. ¿Qué diablos pasaba?

Y fue entonces cuando me encontré con el percal de tener el club de lectura de la base encerrado en sus dormitorios.

- Puta mierda... Hoy si que necesitaba un café, coño.- Mi riqueza de vocabulario dejaba claro mi estado anímico. El coro pidiendo ayuda a gritos hacia el exterior no había surtido efecto así que tocaba ponernos de rodillas y hacer el trabajo sucio, para variar. Fui la primera en ponerse a escarbar tras la puerta pero me hice con una pala tan pronto como no hicimos con herramientas más prácticas.

- ¿Creéis que esto ha sido obra del puto Bair? 

Querida madre, si me lo permites haré uso de la hipérbole: ¡llevaba siglos sin dormir hasta despertar por haber finiquitado el sueño!

No estoy segura de que ello implique que haya descansado pero espero que en caso negativo, y por las circunstancias que me rodean, no te molestes conmigo.

La nieve ha convertido nuestra cabaña en una cápsula de aislamiento, desgraciadamente ha fallado en de quiénes y de qué separarme.

Como siempre, tu Zhou

La adolescente había dejado que su espíritu empujara equipo y puerta en pro de la productividad y cuando la Antártida en todo su esplendor se negó a colaborar, ella no pudo más que seguir la línea de sus hormonas y rebelarse ante ese rotundo 'no'. 

Las palabras de la cocinera transformaron los ojos de Zhou en dos grandes platos que no tardaron en romperse en una mueca de cejas arrugadas con disgusto: ¿era necesario ese vocabulario? 

— Sería fascinante que el señorito Bair pudiera controlar el clima, o que tuviera la fuerza para la sencillez de mover toneladas de nieve pero dudo mucho que así sea. Esto no es más que un desafortunado desajuste de suerte y planes. Algo que otros llamarían "una jugarreta del destino" —por algún motivo esas palabras le hicieron mirar a Maika como si las creyera más propias de la bióloga que suyas—. Por el momento lo importante es mantener el calor dentro del barracón —respondió a Becks—.Y a su vez no cesar en la extracción de la nieve. Tal vez sería bueno que vayamos alternando trabajo en la sala y descanso en la habitación interior para ir reponiendo el calor corporal. No queremos que el desgaste pueda con nosotras.

— ¿Estoy en buen camino señorita Takeno?

Otro día, más incertidumbre. La verdad era que todo se estaba complicando bastante y se ponía difícil. Primero, habían perdido sus alimentos y ahora... Perdían su paz. Sea lo que fuere, eran problemas. Al ver el espíritu rebelde de Zhou, la doctora sonrió complacida. Era una chica de carácter fuerte cuando quería serlo. La vio forcejear con la puerta y apenas vio que le resultaría imposible, entre varias le ayudaron. Nieve... Estaban en el infierno blanco después de todo.

Miró a Maika y se le acercó. Ella fue la primera en levantarse esa mañana, y es que debía ocultar sus ojeras y cansancio. No permitiría que la vieran con un semblante demacrado, por lo que para él momento en que varias se hubieran puesto de pie, la doctora ya estaba desfilando mientras se debatía entre salir o no salir, mas sin perder la clase ni un segundo. Apenas se acercó a Maika, le mostró sus manos para que viera que no tenía nada oculto. - Tranquila, señorita Maika. Solo necesita tiempo - y ajustó un mechón de cabello de la mujer con una sonrisa para luego escuchar a Zhou y A Rhonda. La verdad es que no podía estar más de acuerdo con ella, un café caería bien en un momento así. La joven Zhou, enérgica como siempre, habló sobre lo que pensaba y la doctora se fue hacia ella para acariciar su mejilla con delicadeza - Creo que tienes razón. Gracias. Lo mejor es turnar nos y apalear la nieve, pero también creo que el Dr. Blair es el responsable. Puede que no pueda controlar el clima, pero sí que puede sabotear los.sistemas de filtración, o bastaría con una compuerta mal cerrada, un cerrojo suelto, una desconexión... Lastimosamente no soy mecánica para saberlo, ni tampoco la arquitecta. Pero supongo que su plan se cumplió. Nos separó de los hombres, de modo que somos menos y puede que una de nosotras haya sido asimilada. Nos ha obligado a aislar.a.dos de nosotros para quemarlos como hizo antes. Deshacerse de dos personas en una sola jugada... Ese hombre está loco - dijo riendo suave, pero con la voz perturbada. 

- Sugiero que hagamos lo dicho por Zhou y tratemos de apalear la nieve tan pronto como sea posible. Debemos aislar de la nieve ese pasillo y evitar hipotermias. Mientras tanto, también debemos elegir cuál de nosotras será aislada. ¿Tal.vez pensar quién parece sacar algo de todo esto? La verdad no lo sé. Mi juramento fue por salvar vidas, no quitarlas. Y su están de acuerdo, empezaré yo a quitar la nieve -. 

​​​​

Al amanecer del cuarto día Ungâk no tenia dudas de que era Blair quien decidía por ellos lo que hacer con los votados, esa manera de evitar las patrullas que formaron y como durmió a los vigilantes solo para... para hacer tal cosa con Susan era obvio que se necesitaba gran conocimiento no solo de las instalaciones si no de química. Y por si fuera poco ahora estaban encerradas, otro sabotaje, aunque distinto, seguramente obra del mismo escurridizo biólogo.

No reprochaba la actitud de Maika, después de todo la había votado a ella y no fue la única y todas sabían lo que significaba salir votado, ¿Pero como explicarle que su voto solo fue por su repentino acercamiento? Las razones de voto eran pauperrimas y casi injustificables. Por eso decidió concentrarse en quitar la nieve y reunirse cuanto antes con el resto, sabiendo de antemano que ese día acabaría como los anteriores.

-A sido él, tiene que serlo, no creo que ninguna de nosotras se arriesgara a quedarse aislada y seguramente haya hecho lo mismo con el resto. -Dijo mientras usaba una pala y hoy se sentía un poco mas sola. -¿Dos elegidos? -Las palabras de la doctora le dejo claro que hoy debían seguir buscando a Ijiraq aun sin la mitad de ellos.

Aproveché el tener los dedos como muñoncillos a punto de caérseme como excusa para poder ir al cuarto de descanso, a fin de cuentas había cumplido con mi turno y no era plan deslomarse a media mañana para quedar el resto del día inutilizadas. Aproveché para echar un ojo en un cajón de mi dormitorio en el que conservaba tres tristes magdalenas industriales que estaban duras como piedras, peor menos daba una idem. Una pena que no hubiera un hornillo en los dormitorios, de agua estábamos más que servidas.

Entregué las tristes viandas a mis compañeras, en caso de que alguna necesitase hincar el diente. Todas venían en sus envoltorios herméticamente cerrados y se veía claramente que no podía haberlas manipulado, peor comprendería que ni se planteasen tocarlas.

- En fin, poco más podemos hacer hasta que consigamos salir al exterior.- Comenté volviendo a ponerme los guantes y recuperando la pala de la persona que más cansada se encontrase. - Ahora mismo Blair podría estar en el tejado de este puto edificio, en pelotas, meando contra el viento y nunca lo sabríamos. Imagino que los de la otra casa se habrán encontrado con lo mismo, o supongo que habrían venido a socorrernos tras dar buena cuenta de los productos descongelados de la cocina y el café...- Volví a ponerme a cuatro patas, por mucho que el reuma me matase, y continué excavando como buenamente podía.

Con la caricia de la doctora Zhou encontró de pronto una intensa fuente de calor en sus mejillas. No logró entender porqué esa mujer había roto la barrera tácita de espacio personal de cada uno y mientras su parte más consiente apoyaba la hipótesis de que el contacto físico era algo cotidiano de los doctores, una parte más interna tiritaba porqué hubiese otro motivo que no se permitió bautizar.

Evitó sonreír cuando las chicas aceptaron su plan y se encogió de hombros ante la más que evidente fuerza común por dar una explicación humana a todo fruto de la naturaleza. En el fondo, esa pensamiento era el gran vector de la ciencia.

- Comprendo -zanjó para sí misma el tema del culpable tras la intervención de Ungâk y entregó su pala a Rhonda de buen gusto al ver el buen gesto de ésta para intercambiarse-.

Tomó asiento en el suelo con las piernas ladeadas hacia el costado derecho.

- Disculpe doctora Takeno, ¿Qué quería decir con que alguien saca algo de esto? 

La verdad era que estaba harta de todo, así que cogí una pala y me enfoqué en intentar quitar toda la nieve que me fuese posible, me daba igual que fuese mi turno o no, necesitaba desquitarme con algo y no pensar, no veía una solución cercana a todo aquello y lo que era peor no tenía ni idea de quién podía ser un infectado de aquella maldita criatura que no dejaba de atosigarnos y cazarnos como si fuésemos su puto buffet libre.

Así que me limité a hacer mi trabajo y no añadí nada más.

Miró cómo Lyra y Rhonda tomaban el turno y decidió ayudarles - Que no se expongan más, por favor. Recuerden que esa Cosa no es lo único que puede matarnos aquí - y tras abrigarse adecuadamente, ayudó a las mujeres a quitar la nieve. El silencio de muchas de las presentes le parecía inconveniente, cosa que se reflejó en su rostro, por lo cual se alegró cuando Zhou intervino. Al menos empezarían a hablar.

- Como dice Rhonda, él es quien mejor conoce el complejo, ya que los demás están muertos. Es lo más seguro, pero nuestra búsqueda no debe parar. No podemos garantizar que entre nosotras no haya una de esas Cosas disfrazadas, así que se vuelve necesario buscar pistas, hacer conjeturas, buscar culpables... Sabemos que Blair es quien nos está quemando cuando nos aislamos, pero ¿cómo nos quemará aquí sin matarnos a todos? Supongo que planea hacer algo parecido a lo que hizo con los guardias. Supongo que él cree que a esa Cosa no le conviene ser descubierta y que mientras esté obligada a estar encerrada en un grupo de gente, pues eso limitará su actuar, por lo cual mantener un perfil bajo tal vez sea lo mejor. Claro, todo esto asumiendo que Blair siga siendo Blair. Por ejemplo, ¿qué sería más diciente que un sepulcral silencio? La Cosa sólo nos ha atacado de noche porque de día hay mucho movimiento. La única situación en la cual atacó en pleno día fue cuando se vio consumida en la cocina de Rhonda. El calor la hizo salir. La noche es fría, así que podría moverse sin siquiera revelarse. A eso me refiero. Empezar a buscar cosas que nos permitan vislumbrar comportamientos erráticos en alguna de las presentes para saber orientar nuestra votación. Hemos condenado a dos inocentes y no tenemos mayor pista de nada. Más allá de sólo guardar distancia y sentir miedo, debemos poner la información que tenemos en acción. Aunque siempre seguiré votando por no matar a nadie y por salvaguardar la salud. Es mi juramento y mi trabajo, pero si no empezamos a usar nuestra astucia, esa Cosa ganará -.

Respiró profundo y siguió apaleando la nieve - Señorita Lyra, ¿cree que una vez terminemos pueda encargarse de revisar que el pasillo sea sellado nuevamente? -. 

Tras la sorpresa que nos deparó el amanecer (por cierto, estaba comenzando a hartarme de tanta sorpresa) me sumí en un mutismo casi absoluto. Acepté lo que las demás mujeres dijeron, ni me parecía bien ni me parecía mal, tan solo actué como una autómata, carente de voluntad, y me dispuse a dar paladas de nieve en el turno que me había tocado.

Había que pensar.

Y mucho. 

Para ello, lo mejor era abstraerse de todo lo accesorio.

Pero de nada servía pensar y no exteriorizar lo pensado. 

Lo que dijo Ungâk tenía sentido... era poco probable que alguna de nosotras hubiese boicoteado nuestra única manera de salir. Por tanto, eso solo podía significar que todas éramos humanas... ¿lo éramos realmente? Todo apuntaba en esa dirección.

¿Quién gana con todo esto, decís? - dije de repente, y casi me sonó extraña mi propia voz.

Estoy de acuerdo con lo que dice, doctora Taneko. Al menos en parte. Soy firme defensora de la medida de ir aislándonos, la parte que ha fallado ha sido proteger a los que le ha tocado ese aislamiento. No considero que los hayamos condenado a muerte. Por tanto creo que deberíamos seguir con ello, pero reforzando de algún modo la seguridad, no se... guardias de cinco o seis personas, de modo que no pueda acceder al aislado con facilidad.

En cuanto a las que estamos aquí... bueno... creo que todas somos humanas... aunque no estaría de más que aun así, nos aseguráramos. Como dijo Blair antes de que se le fuera la cabeza, esa cosa puede copiar nuestros sentimientos, recuerdos, gustos y demás... pero yo no creo que sean tan poderosa, en algún momento debe de cometer un fallo. Y eso es lo que hay que provocar.

La pregunta es... Si no conseguimos liberar el pasillo... ¿votamos entre nosotras para aislar a alguna aquí dentro?  Aislar igual no es la palabra... tal vez, someterla a un interrogatorio, o preguntas... buscando una trampa... ¿cómo lo véis? Joder... ni siquiera puedo asegurar que yo siga siendo Mia Stuart, creo que si, pero... me gustaría estar segura... no se si me entendéis...

Y súbitamente aparecieron... lágrimas... realmente solo una, pero esa muestra de debilidad hacía mucho que no la tenía... solo esperaba que mis compañeras no se hubieran dado cuenta...

Si me disculpáis... debo ir al baño...

Y salí corriendo...

Creo oír mi nombre, así que vuelvo a conectarme a la conversación de las demás chicas.

- Bueno, descansaré un poco, gracias, pero prefiero estar ocupada, sino me da por dar vueltas a todo este asunto, y... non me hace ningún bien.

Me hago a un lado y dejo a la doctora hacer.

- Sí, por supuesto, eso dejádmelo a mí y haré lo que esté en mi mano.

Vi por el rabillo del ojo salir corriendo a Mia, incluso parecía que estaba ¿llorando? pobre chica, con lo fuerte que parecía...

- Al carajo.- Necesitaba descasar un poco, era la más mayor entre las presentes y mi cuerpo poco más era que un hatillo de huesos, al menos eran huesos resistentes. Pero la reacción de Mia me había tocado de lleno, a fin de cuentas yo misma había tenido aquella duda más de una vez, pero que me aspen, sería mi falta de cerebro, queme empujaba a seguir adelante, fuese o no fuese Rhonda Daniels, nacida en Kentucky en 1950, reina de la noche y yonki en los 70 y en prisión por tres décadas por meter el dedo donde no debía solo por las risas. Entregué mi pala a una de las compañeras y partí lentamente al encuentro de Stuart, dándole tiempo a vaciar el saco de lágrimas.

- Señorita Stuart, esto será de poco consuelo, peor yo misma me he preguntado si seguía siendo yo o era otra persona soñando ser yo... Lo de otra persona es quedarse suave ¿Soy un bicho soñando ser yo? No puedo saberlo, peor por ahora procuro tirar para delante. La cháchara de los cerebrines no nos ha ayudado demasiado, ¿Eh? Llea un momento en que exponer sus teorías les exige abstraer la humanidad a una mera palabra dentro de sus balbuceos dejando a la naturaleza por encima de nosotros ¿No? Seguro que nos lo podían haber expuesto de otra manera, ahorrándonos estos momentos de vértigo existencial.- Esa expresión la había leído en un libro en sing sing, Psicología ara torpes, me había dedicado a mirar solo los dibujos del tipo con gafas y a apuntar unas cuantas frases que ahora empleaba de manera aleatoria. - Sinceramente, creo que todas nosotras nos estamos preguntando eso continuamente, pero es jodío decirlo en voz alta sin sentirse como si una se autoinculpase, ¿Que no?-  Callé unos segundos pero seguí pasando a  otro tema. - Yo propuse hacer algún tipo de prueba por dolorosa que fuese para poder desenmascarar a los posibles bichos que se calzan nuestras caras, peor parce que la propuesta cayó en saco roto, así que me temo que si, que ahora toca volver a votar y cruzar los dedos para que ese loco de Blair o quien sea no nos joda por el culo esta vez.- Llevaba una muerte a mis espaldas, esto no lo hacía más fácil, peor no iba a usar eso como una muleta para tratar de dar pena. o sabía si ayudaba o no a la joven, peor la menos yo me había quedado bastante a gusto. Si al menos lo supiera, si al menos cada una de nosotras lo supiera...

Los turnos se producían al igual que las horas y a pesar de que llevaban achicando gran parte de la nieve, aun les quedaban un largo camino. Pero lo peor de todo era aquella votación que debía sucederse y en aquella situación donde faltaba personal.

-Lo peor no es el miedo a ser Eso y no saberlo... Lo peor es votar sin pruebas y equivocarte. -Las palabras de Rhonda sacaran los pensamientos de la inuit. -Yo pensaba en basarme en las votaciones de días anteriores para buscar un posible culpable, pero las dos... acusadas de días anteriores han sido votaciones muy diseminadas y ademas se han ganado votos propios por no votar. Eso no nos ayuda. -jugo con la mano libre buscando alguien que hoy no estaba a su lado. -Eso es evidencia de que no tenemos nada claro y los sabotajes no ayudan y la sombra de Blair en nuestra espalda tampoco yo no... -Siendo elegido como Líder por capricho de la difunta Susan, intento sobreponerse porque todas se estaban derrumbando como ella, pero no sabia como serlo.

-Yo... yo creo que lo que sugirió Rhonda, aun dejando una marca para toda la vida es mejor que Blair nos queme, si es que de esa manera podemos saber si somos o no el monstruo. -Menciono sin mirar a nadie, solamente hundiendo la pala contra la nieva lo mas fuerte y profundo posible.

Asintió a las palabras de Rhonda - La verdad es que no podría estar más de acuerdo con usted, Señora Rhonda. Para ser francas, de la persona que más desconfiaba era del señor Ben. No sé por qué parece tan seguro de que Blair le escucharía cuando ni quería que se le acercaran. No entiendo qué quiere mostrar. Sin embargo, seguiré con mi apunte. Yo personalmente votaré por la Señorita Lyra. Por mi parte, no pienso quemar a nadie, ya que estaría faltando a mi juramento, pero podemos correr una de las camas y atar a la elegida. Si el consenso es quemarle, pues no me opondré, mas pido el derecho de no ser partícipe activa en eso -.

Después de esto, agregó - El motivo por el cual votaré a la Señorita Lyra es por lo que expuse. La Cosa querrá guardar un perfil bajo. Si se le pregunta demasiado, puede pecar y caer en ese engaño. Así que por eso la escojo a ella. Mi segunda opción sería la señorita Stuart, ya que ha empezado a llorar después de mi intervención. No quiero sonar insensible a su dolor, pero se ha alejado del grupo justo tras ese momento, cuando sabemos que una de las formas de mantenernos con vida es estar siempre juntas y vigilantes. Nada nos dice que no se haya alejado por eso. Pero por ahora me iré por la Señorita Lyra por el motivo expuesto. No ha aportado mucho al grupo, lo cual me parece que quiere mantener un perfil insistentemente bajo - y luego se giró hacia Rhonda.

- Señora Rhonda, solo quiero recordarle que se dijo eso porque si se nos marcaba con fuego, las heridas podrían infectarse y eso sería peor que morir quemados o devorados. Es una muerte lenta y muy dolorosa. Nada comparado con lo que muestran en las películas - y siguió apaleando la nieve. El pasillo progresaba, lo cual era bueno.

- Estoy de acuerdo en reforzar las vigilancias.. - musitó en voz baja - Ya hemos visto que una guardia de una sola persona no sirve para nada - la voz se le atragantó al recordar el fin de las votadas. Ahora, cualquiera que saliera elegido temeria morir inevitablemente, pues ese era el inevitable fin.

Cuando Mia salió corriendo, siguió su camino sorprendida y no pudo evitar gritar que no debian alejarse ¿Porque lo hacia? Las palabras de la sabia doctora tenian mucho sentido. ¿Era la cosa e intentaba separarlas? Y la experimentada Rhonda la seguía... ¿no se daba cuenta del peligro o era ELLA el peligro? Un escalofrío la recorrió mientras seguía con sus doloridas y enguantadas manos retirando nieve. Lo peor es que sentía que la tela del guante se le pegaba a los nudillos. ¿Se le estarian cuarteando y habrian empezado a sangrar? Era lo más seguro, pero no se detuvo aunque se sentia exausta

- Yo voto por el interrogatorio -  evadió la mirada de Ungak con tristeza