Partida Rol por web

Y a la cuarta noche fue el primogénito Ventrue el que fue encontrado muerto. En sus aposentos, drenado completamente y como un cascarón vacío. Villon no comprendía que estaba haciendo mal, sentía un desasosiego similar a un rey cuya guillotina aguarda sobre su cuello a bajar de un golpe seco. Por ello volvió a reunirse con los que quedaban, ya no eran muchos y parecían estar dando palos de ciego.

-A muerto la primogenitura Ventrue... Y comienzo a pensar que quizás De Kermorek no era sino un inocente, alguien que trataba de transmitirnos lo que Nostradamus le profetizó un día- el Príncipe apretó los puños, la rabia y el miedo le consumían por dentro a partes iguales, pero no podía dejarse llevar por esos sentimientos, no era propio de un alto cargo. -Esta noche saldrán los culpables, sí o sí.

- Pues yo no me arrepiento en absoluto. Puede que no fuera un diabolisa, pero era un insoportable-bufó, tras la intervención de Villon- Le está bien empleado por decir paparruchadas. Además, ¿no iba a morirse de todas maneras según Nostradamus? Pues ya veis. ¡Al final ha caido en la maldición de la profecía autoconcluida!- declaró, alzando los brazos.

- Bueno, y ahora voy a ponerme serio. Que ya va haciendo falta. ¿Alguien tiene algo interesante que decir? Y que no incluya a Kermorek y sus profecías, por favor. Nadie puede tragarse eso sin sentirse un poco idiota.

Como era predecible la noche llega con una nueva muerte, el frio D'Huberto ha sido diabolizado, y ya incluso el Principe empieza a mostrarse inquieto

Son las palabras de D'Harcourt las que despiertan mi ira

-¿va haciendo falta que se ponga serio?¿de verás?, y solo han tenido que morir seis vastagos leales al principe. Y además nos pide que ignoremos todo lo que decía Kermorek. Que oportuno ya que le señalaba a usted y a Máximo. ¿va a decirnos que la adivinación no existe? ¿que son supersticiones de mortales?- me pongo en pie señalando acusador a D'Harcourt -usted ignoro mis deducciones que lo único que me dejaron claro era la inocencia de ese necio. Le ataco con inquina y vulgaridad. Y yo ahora le acuso, a usted y a Máximo de diabolistas-

- Pues hágalo, si le hace ilusión. ¿Quién soy yo para coartar la libertad de expresión?- contestó, tras escuchar a Delacroix- Yo me tomé esto en serio en un principio. Pero, luego he pensado, "D'Harcourt, si vas a morir, hazlo a lo grande". Y como seguimos rodeados de diabolistas y vosotros no tenéis nada mejor que hacer que escuchar las palabras de un Ventrue demenciado con problemas de dicción que no sé cómo demonios ha podido llegar a la primogenitura, pues he preferido prescindir de estúpidas formalidades y expresarme tal y como me viene en gana. 

Se miró entonces las uñas, comprobando que estaban limpias- ¿Va usted a acusarme de diabolista por expresarme como a mí me place? Quizá si digo que Rasputín me dijo que yo era una gran persona y que me esperaba un futuro funesto lleno de hembras rozagantes cobro mayor credibilidad ante sus ojos... 

El mismo sol que ve por última vez el cuerpo de M. de Kermorek en París ve como arde su lugar de reposo, la Basílica de St. Donatien en Nantes. El incendio parece haber empezado a última hora de la noche o primera hora de la mañana, y una parte importante de la basílica ha sido pasto de las llamas hasta que los bomberos consiguen apagar el fuego antes del mediodía.

Más de noventa bomberos y varios helicópteros han sido necesarios para controlar el fuego, que ha calcinado todo el tejado y la parte superior de la basílica. "Nunca he visto nada parecido", ha dicho el jefe de bomberos de Nantes, "nunca en mi vida. No sé qué puede haber causado un fuego tan intenso en tan poco tiempo". Preguntado sobre la posible acción de saboteadores o terroristas de corte islámico, el jefe de bomberos ha declarado: "No podemos descartar que el fuego haya sido provocado hasta que podamos investigar el lugar con más detenimiento". Por el momento se desconoce si ha habido víctimas mortales.

La cuarta noche y seguíamos a ciegas. El círculo se estrechaba cada vez más y era patente la tensión en la sala. Mis esperanzas de que descubrieramos al culpable antes de llegar a este punto se disipan, y por dentro me intento mentalizar que cualquiera puede ser el proximo. Incluso yo podía no estar ocupando esta silla la proxima noche, por haber sido diabolizado o señalado con el dedo por otro. Pero había que mantener la calma. Una calma que ni el propio principe sabía controlar a estas alturas. Se le notaba inquieto, y los traidores se estarían relamiendo por dentro.

Por otro lado el incendio de la baslílica de Nantés es un jodido guiño de la vida. Como si la ciudad estuviera furiosa por perder a su Marqués y hubiera prendido en llamas.

- Siguen cayendo inocentes a nuestras manos, señores. Y no voy a culpar a nadie, porque yo también he sido participe en las votaciones, y como todos, erré. Lo hice tambien señalando a Kermorek y a Alcide, guiandome por sus comportamientos mosqueantes...Pero todos seguimos a ciegas y solo tenemos estas cosas para escoger un culpable. - digo serio, más que las otras noches- Desoí tus palabras la noche anterior, Delacroix. Pero no quiero volver a cometer el mismo error, pues de todas las palabras que se dijeron anoches, de tu boca salieron las únicas que sabemos por ciertas: que Kermorek era inocente. Esta noche consideraré mejor tus palabras - le asiento al Toreador, mientras me retiro las gafas de sol rojas, en señal de seriedad, y un tick involuntario me obliga a proceder a mi recuento habitual de enseres. ¿Está la barra de cacao? Lo está, lo esta...Alivio de sentirla tras la tela de mi pantalón.- Tomé a pitorreo las palabras del Marqués de Nantes, pero al menos yo se tomar la seriedad que toca ahora - y con ello miro a Harcourt - Un poco demente, pero sus palabras de anoche me dan a entender que el susodicho sabía cosas, y eso me lleva a considerar ciertas acusaciones que hizo...Acusaciones contra D`Harcourt y Máximo. Y debo reconocer que anteriomente no había pensado en el segundo en tal tesitura...No puedo decir lo mismo del primero. Que por cierto, monsieur D`Harcourt, Kermorek no era miembro de la promogenitura...Creo que se encuentra un poco confundido...- añado, en alusión a lo que dijo el susodicho.- Y una lástima lo de la basílica...A veces la vida tiene guiños de lo mas amargos, hay que joderse...

La muerte del M. de Nantes no hizo que la opinion del brujah cambiara al contrario seguía creyendo en sus palabras, no obstante, nadie excepto el propio Kermorek, parecía confiar en él por lo que insistir en ello, carecía de sentido, de momento.

-Creo que hoy, si no deseáis seguirme, podéis observar en las votaciones contra el ventrue que al parecer si conocía de buena mano a Nostradamus, pues siendo pocos, seguramente alguno de ellos, los traidores, se encuentren entre sus votantes.-Comento, sin alzar la voz, sin un solo movimiento, como si su voz simplemente saliera de una estatua impertérrita.

- Estaba equivocada. -Dijo, al fin, mirando a Étiénne. Aunque no había un "lo siento" en aquella frase, se trataba de una disculpa. La mejor que podría oirse en boca de la Marquesa de Avignon.
De Kermorek había creído en la inocencia de Étiénne. Había dicho que si confiaban en él mismo, también tendrían que hacerlo en el Marqués del Norte, y no había duda alguna de que, aunque había sido tachado de loco, al final se probó que no había mentira alguna en sus palabras. Lástima que hubiese tenido que ser de aquella manera...

- Siguiendo lo que Étiénne acaba de decir, y siguiendo también las palabras del mismo De Kermorek, la votación, al menos por mi parte, está bastante clara.

El anochecer había llegado con una nueva víctima y con una nueva caza de sangre efectuada, fallida una vez más. El Brujah se levantó y observó al vampiro quebrantado. Se trataba de vástagos inocentes, desconcierto sin duda.

Se acercó a la mesa para beber otra copa y la noticia de la quema de la catedral le sorprendió. Parecía que su feudo lloraba a su Marqués de una manera peculiar, además parecía que Nostradamus sí había sido un cercano conocido del muerto.

Villeneuve escuchó las palabras de los presentes e hizo una cara de desconcierto ante las palabras de Harcourt. Delacroix había demostrado no solo ser un buen organizador, sino un hombre sensato y elocuente, por lo cual le sorprendían las palabras de Harcourt. El Brujah había hecho una de sus insinuaciones nuevamente, a lo cual simplemente miró a quienes habían votado a Kermorek. Tomó un sorbo de su copa y dijo - ¿Es eso lo que quiere, Monsieur D'Harcourt? -.

- Claro que no es lo que quiero. No soy un necio. Pero, ¿acaso importa? Vosotros ya habéis decidido. Las palabras de un demente os han calado hondo. Y esta noche me señalaréis, lamentándoos falsamente cuando el sol vuelva a esconderse y me encontréis inocente.-bufó- Porque no me cabe duda de que aquellos que ahora me señaláis por ser coherente con mis apegos y simpatías, al menos en parte, fueron los que ingirieron impunemente la sangre del primogénito Gangrel hasta extinguirla. 

Sonrió- Pero, ¿qué puedo hacer yo al respecto? Lo único que habéis demostrado todas estas noches es que cuando se os mete una idea en la cabeza es imposible haceros cambiar de opinión. Y yo no voy a esperar otra cosa de vosotros. Tengo el suficiente orgullo como para no querer rogarle a nadie, y mi existencia se ha prolongado mucho, tornándose amarga desde hace tiempo. Hace mucho que no creo en el infierno y he visto suficiente del mundo como para aprender a despreciarlo. Tengo razones para no suplicar, de manera que, proceded como os plazca, pero luego hacedme el favor de no mostrar falso lamento. Las lágrimas de cocodrilo echarán a perder mis cenizas.

Con los puños cerrados sobre la mesa y sin osar mirar al príncipe, había vuelto a fallar y señalar a un inocente con el dedo.

¿cuantos mas caerían? Cuantos inocentes morirían antes de conseguir al fin la venganza por la primogenitura grangel.

Ahora eran acusados los que señalaron al nantés,lógico por otra parte.

Señor Delacroix no voy a defenderme de mi acusación al señor Kermorek.

Yo conozco mi inocencia, no voy a desgallitarme por ella, pero me asombra mucho.

Pero recapitulemos, si esta noche los que votaron al norteño son os diabolistas, la noche enterior eran usted mismo y Villeneuve los que acusaba de serlo.

Si si seria una estupidez autodefinirse como tal.... o una estratagema para exactamente pensar que era eso, una estupicez. Pues en las ultimas votaciones usted mismo acuso a Villeneuve.

¿estupido o demasiado listo?

Frunzo el ceño por la excusa de D'Harcourt, ¿irse a lo grande?¿ese es su motivo para vomitar inmundicia?, es tan ridículo que no merece la pena ni responder. 

¿Kermorek exculpo a Etienne? no recuerdo eso, pero examinando las grabaciones de seguridad podré verificarlo sin problemas

Sigo pensando en eso cuando Máximo sale en su defensa, muy lógico. Pero no lo hace demasiado bien

-permítame recordarle lo que dije ayer. Dije que si Kermorek era un diabolista entonces seguramente Villeneuve y yo debiamos serlo también. Y tras esta deducción decidi que Kermorek era inocente. Como eso ahora ha sido demostrado volver a esa teoría tiene poco sentido.- Hago una pausa para saborear la copa de vitae que un ghoul ha puesto frente a mi

"exquisito"

-respecto a Villeneuve. Como ya dije mis elucubraciones no lo exculpan, ni inculpan. No goza de mi simpatía pero a estas alturas no voy a ir a por el por eso, no cuando Kermorek nos ha dejado un débil rastro. Pero usted no debería preocuparse por eso si es inocente-

Agito la copa en mi mano, observando la formación de la lágrima igual que con un buen vino

-mi voto va para D'Harcourt, como espero que vaya el de los presentes preocupados por acabar con los diabolistas. Si resulta que es inocente usted se salvará de momento. Aunque a esas alturas no se si seremos capaces de detener a los diabolistas. Y si descubrimos que es un diabolista... si, entonces si debería preocuparse-

- Ya sabéis, queridos diabolistas. Haced lo que dice el tito Gustav u os mandará a azotar.- dijo, bufando- Podéis meteros vuestro voto y vuestras presiones generales por donde más os guste, Delacroix. A mí ya me da lo mismo. Mañana os estallará la verdad a la cara, y yo me habré librado de vivir en un mundo podrido en el que la supremacía de un pomposo promiscuo y presuntuoso subyuga a todas nuestras hermosas ciudades sin que nadie en nuestro clan de Reyes y Emperadores, hasta ahora, haya hecho nada efectivo por impedirlo.

Miró alrededor entonces- No sé quienes sois vosotros, los diabolistas. Pero, debo agradeceros lo que hacéis. ¡Por Francia! ¡Por Normandía! Ya era hora de derrocar a este payaso pueblerino que se hace llamar Villon. Espero que los ahoguéis a todos con su propia sangre antes de acabar con sus miserables existencias. 

Étiénne apretó los puños y un leve hilo de sangre salio de una de sus palmas que él mismo oculto, guardando su mano en la abertura de su chaqueta.

-Caramadas, no caigan en las insinuaciones o palabrería, por una vez, escucharme a mi. Votemos esta noche a uno de los que acabo con la existencia de Kernorek y que a estado no solo en mis pensamientos, hagamos que sea Villeneuve quien se exponga al fuego del amanecer, así sabremos si lo que digo es verdad o falso y mañana de equivocarme, cosa que dudo, sois libres de elegir a quien queráis, es mas o seguiré, aun si es mi cabeza la elegida.-Una apuesta arriesgada la del Brujah, pero no mas arriesgada que otros pactos a lo largo de su diluida no-vida.

...movil, llaves, cacao olor a melocotón...¿Y mi cartera? !Mierda! No, no, tranquilo...Está en el bolsillo interior de la chaqueta. Bien. Lo tengo todo...Y seguí escuchando las intervenciones de todos y cada uno. Una de los comentarios de D`Harcourt hasta puede contar con mi simpatía, y no es nada más y nada menos que el que dice que si la palma, mejor, porque su existencia ya se alargó demasiado y es amarga. Ay...¿qué sabrá él? ¿acasoso sabe lo que es odiarse y sentirse como un gusano? Casi me dan ganas de ser el proximo. Aprieto con disimulo unas de las quemaduras de mi brazo, pero ya están casi curadas y es una puta mierda.

Siguen hablando, y  no puedo refutar ni confirmar ninguna de las otras hipótesis porque seguimos más perdido que un hijo de puta el día del padre. Por ahí escucho algo de mirar a los que votaron a Kermorek.

- No pongo en entredicho que  entre los votos a  Kermorek se encuentren los traidores. Pero debe reconocerme que es un argumento con ciertas lagunas. Y con ello defiendo la parte que me toca, porque yo le voté...Como hizo la mayoría. Ya me dió que pensar en la segunda noche, y actué en consecuencia. En la tercer noche las dudas no es que me las disipara...La acumulación de comportamiento erráticos y dudosos, no es que le favoreciera. Pero, hasta ahí. Ya no está presente, como tantos otros que resultaron inocentes y han quedado atras por nuestra ceguera. Ahora es muy tarde para disculparse, así que piensen lo que gusten. - intervengo en un momento dado, y luego vuelvo a guardar mis cosas en los bolsillos. Las cosas que fue dejando sobre la mesa al enumerar.

La última intervención de D`Harcourt me hace levantar la vista de mi enseres y abrir los ojos. Le acaba de escupir en la cara al principe. Pero uno de esos lapos con gargajo que saben hacer los mortales.

- Monsieur D'Harcourt creo que se ha colmao de mierda hasta las orejas...Independientemente de lo que sea usted...- negando y llevándome una mano a la cara. No se por lo que niego más, si por eso o porque parece que algunos ven muy bien el escupitajo, porque hablan como si no hubieran escuchado nada.

Le había dado la impresión ya en varias ocasiones, que la gente allí congregada no parecía pensar demasiado las consecuencias de sus palabras. Con las últimas dichas por D'Harcourt, aquello había quedado demostrado. No sólo todo apuntaba a que era uno de los diabolistas, sino que además, se atrevía a amenazarlos a todos con la muerte definitiva.

- Me parece que es una buena decisión el votarte. -Le miró directamente, a los ojos.- Porque aún de ser verdad que eres inocente, tus palabras apuntan a que, de haber podido, te habrías desecho de todos nosotros.

Era una auténtica lástima. Él iba después de Anna en su lista de obras de arte en movimiento.

La mirada de la Marquesa de Avignon seguía centrada en D'Harcourt, aún así, se dirigió a Étiénne.

- No podemos permitirnos más fallos. -Ahora sí, tras una pausa en la que se tuvo que forzar a romper el contacto visual con D'Harcourt, miró a Étiénne.- De Kermorek realmente tenía algo, no era palabrería, por lo que tiene que tener razón en, al menos, alguna de sus acusaciones. No sería tan insensato de su parte como para acusar sin motivo alguno.

¿Cómo se atrevía el Marqués de Normandía a hablar así. Estaba retándole en su propia mesa y al Príncipe, único y verdadero soberano del país, no le hacía ninguna gracia. Ya no era la tensión de estos días de tener unos diabolistas rondando entre su séquito, o lo que él creía que lo era. D'Harcourt había retado su soberanía, le había dicho que debían destituirle y él eso no lo podía permitir. Golpeó una vez más la mesa, casi perdiendo los papeles por completo. Qué desacato por su parte, él, que se lo había dado todo.

-¡Marqués! ¡Por casi unanimidad os declaro culpable! Vos mismo os habéis descubierto, retándome en mi propia mesa. Es por ello que la caza de sangre de esta noche recae sobre vos- llamó a los guardias para que prendieran al Marqués. D'Harcourt había sellado su destino, así que no pudo resistirse. -Veréis la luz del sol, como ya hicieron otros antes que vos.

Así salió el Marqués de Normandía de la sala, casi por su propio pie y resignado. Él pensaba que estaba completamente rodeado de idiotas, comenzando por Villon. 

-Y al resto... Sigo diciendo lo mismo, quedan más traidores entre vosotros... Mañana por la noche seguiremos con este asunto, podéis retiraros.