Partida Rol por web

¿Quién ha diabolizado a mi sire? [Edición Francia nocturno]

PRIMERA NOCHE

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13/05/2015, 21:13
Director

Todos habéis llegado a París y os encontráis en el Elíseo de Villon: el Louvre. Qué mejor expresión de modernidad, arte y buen gusto que el museo nacional del país, donde se reúnen por igual bellas artes como arqueología y artes decorativas. Y mientras que el Príncipe no ha hecho su aparición, vosotros ya gozáis de un trago con el que saciar vuestro hambre y calmar vuestra Bestia. La exquisita música llena la sala a la que os han hecho entrar, sobre la que hay una enorme y larga mesa, en cuya cabeza se sentará Villon. Al Príncipe le gustaba dejar bien patente su hegemonía y ni loco osaría a poner una mesa redonda donde todos se vieran como iguales.

Habéis sido convocados para hablar sobre vuestros marquesados, para debatir problemas y porque Villon, que gobierna con su "laisser faire" y sin presión, parece que quiere remarcar ciertas cosas que piensa podrían mejorar. Por supuesto para él mejorar era aumentar el poder de los Toreador en un país donde la mayoría de marquesados pertenecían a los Ventrue. Al parecer varios de sus Legados, Toreadores escogidos por Villon para ejercer el control en cada marquesado, habían "desaparecido" o quizás huido. Eso dejaba al Príncipe con ciertas lagunas informativas, que tendría que oír de la boca del resto de dirigentes.

Como guinda, iba a presentar ante todos a su candidato para la Primogenitura Gangrel. Alguien en quien confiaba y que no solo reafirmaría su poder, sino que podría ayudar a reconquistar feudos perdidos como el País Vasco francés. Para él no eran sino buenas noticias. El Príncipe aún no ha hecho su entrada, mientras los Marqueses y Primogenitura podíais degustar vuestra copa de ese delicioso líquido vital, que incluso sabe más refinado en aquellas pomposas copas de cristal. Pero nada comparado a notar el corazón latiente de tu víctima luchando contra la muerte causada por la hipovolemia de su cuerpo.

Notas de juego

Primera semana para que roleéis entre vosotros antes de comenzar, constará como la "primera parte de la primera noche". En la segunda parte (la semana que viene), podréis comenzar con las votaciones y acusaciones tras conocer el suceso.

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18/05/2015, 12:10
Monsieur Alcide De Vandreuil - M

Alcid se encontraba hastiado del viaje, no únicamente por el trayecto, sino por los hechos y el quién lo habían motivado; especialmente por el quién.

Y ese mismo fastidio se reflejaba en su impaciente andar a lo largo de la habitación, recorriendo la misma distancia una y otra vez, con los mismos pasos cada vez, ni uno más, ni uno menos. La misma longitud de aquella ostentosa mesa rectangular que parecía haber sido puesta para insultarles a su llegada.

Se recordó a sí mismo la quinta tradición, queriendo ver en ella una excusa para no escuchar la efervescente irritación que se gestaba en sus venas. Recitar la tradición en su mente le pareció tan innecesario como el viaje en sí mismo, pero, sin embargo, verse recorriendo a las tradiciones para tolerar aquel insulto le resultó gracioso y, por primera vez desde que habían sido abandonados en esa sala, detuvo sus pasos al tiempo que una sonrisa sarcástica tomaba el relevo a su habitual mueca de autoconfianza y burlona.

El Marqués de Lyon se retocó el pliegue de los puños de la camisa blanca que se asomaba bajo su americana y comprobó con el meñique que esa franja blanca fuera milimétricamente exacta y adecuada.

Satisfecho con ello se acercó a la mesa para encararse con la copa que contenía la vitae acorde a sus necesidades, guiado por el olor fresco de la sangre temprana, con matices dulces propios de las toxinas y estupefacientes que la frecuentaban. Observó con un gesto amargo el lugar que ocupaba su copa, o mejor dicho, el lugar que no ocupaba y alargó sus dedos hacia ella, fundiendo su gesto con la música que, como mínimo, había tenido el gusto de acompañarles en esa eterna espera.

Encajó su palma alrededor del cristal y acomodó cada uno de sus dedos tres veces, repicando las yemas de sus dedos en cascada antes de dar un primer sorbo.

Al sentir la vitae descender por su tráquea, parte de su irritación se redujo a una mera china en el zapato. París le recordaba a los mejores tiempos de Lyon, a la facilidad para encontrar víctimas acordes a sus gustos, París no necesitaba fomentar el arte ni la competitividad del "todo lo que sea necesario", París guardaba una víctima potencial en cada esquina, y tal vez, ello le compensaba haber dejado Lyon.

Rodeó la mesa hasta colocarse junto a la silla que la presidía y apoyó su trasero en el brazo derecho de la misma, observando a los demás convocados, encontrando entre ellos otros motivos por el que abandonar Lyon había sido necesario.

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18/05/2015, 17:00
Máximo

El Louvre, que ostentosa cárcel para tanta belleza, pensaba mientras observaba las galerías repletas de las mas exquisitas obras de arte.

La mesa, repleta de plata y cristal de bohemia no desmerecía el resto de la decoración tan pomposa que tanto adoraba el principado.

Los primogénitos y marqueses se agolpaban en la sala a la espera de Villon que como no, aria su entrada triunfal el ultimo y cuando la espera se tornara mas bien incomoda.

La copa en la mano y la sangre en la garganta era la única sensación que sacaba del somnoliento sentir del brujah. Latonito miraba a los demás vástagos recluidos a la espera de las nuevas del príncipe.

No esperaba nada que cambiara relativamente su modus vivendi, solo otra reunión para reafirmar su poder y cuatro normas sin mucho fundamento pero de fácil realización para que no nos sintamos excesivamente presionados pero que acentuarían su preponderancia.

Me acerco a la mesa y aparto una de las ultimas sillas lejos de la cabecera para sentarme y poner una pierna sobre el posa-brazos, cerrando los ojos mientras doy un trago ondo a la copa.

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18/05/2015, 18:13
Eugene Puissegur

Algunos parecían leones encerrados en una jaula. ¿Quieres una valeriana? le hubiera preguntado a más de uno. Me sorprendía, ni que fueran neonatos impacientes. A mí me daba igual esperar y ya vine con esa idea en la cabeza. Todo Príncipe, cual novia el día de la boda, se hace de rogar. Por eso permanecí sentado en mi silla, mi puesto habitual, con la paciencia de quien ya tiene varios siglos a cuestas y la noción del tiempo se le ha tornado distinta. Es curioso cómo cambia la concepción de todo con el tiempo y los acontecimientos.  “Una noche cojonuda ¿Cuándo la repetimos?” “¿La próxima década?” “De puta madre, hasta luego” Claro, eso entre mortales no pasa. Y entre neonatos, porque siguen anclados a esa concepción del tiempo tan humana: “Vive rápido, tío, que la palmas”. Que envidia.

Ese era mi hilo mental en ese momento. Tenía mi copa delante y acabe cogiéndola. Fría. Chasqueo la lengua. En mi interacción con los mortales, he llegado a la conclusión de que esto de beberse la sangre fría sería comparable a lo que sienten ellos cuando tienen que beber cerveza caliente. Cerveza…¿Cuándo tiempo ha pasado? Ya no recordaba los matices de su sabor, su flavor se me emborronada. Igual que se emborronan las caras de la gente en la cabeza, cuando dejas de verlas. Yo ahora solo veía el líquido opaco que tenía en mi copa, la cual incliné ligeramente  y luego olí. Sangre de virgen, que rareza en estos días de liberación sexual. Hasta las monjas han mandado a tomar por culo su himen. Pero a lo que iba, no es que tuviera exquisiteces a la hora de beber, pero esta noche me había hecho gracia. Pura excentricidad. Pegué un trago, y mientras la sangre bajaba por mi garganta, sentí un profundo sentimiento de nostalgia por los antiguos conventos. Que rica sabía tomada desde su recipiente, ese mismo que jadeaba a pocos centímetros de tu ojera.

Tras el trago, dejé la copa en la mesa, crucé una pierna sobre la otra y miro un poco alrededor. Leones encerrados es lo que veía a través de mis gafas redondas de cristal del color rojo. Complemento habitual en mí. Para esa noche, vestía una chaqueta de terciopelo granate oscuro de botones dorados, sobre una camiseta de cuello de cisne negra y unos pantalones de vestir del mismo color. Sobre la mesa reposaba mi boina parisina gris.

- Se enfrió, ma chérie. Caliéntala un poco - le digo a la ghoul de turno*, cuando me subo las gafas dejándolas a modo de diadema en mi cabeza. Luego me las vuelvo a recolocar.

Lo que si me parecía aburrida que te cagas era la música de fondo. Todo era mejorable con una guitarra eléctrica de por medio. Pero bueno, ya estaba acostumbrado.

No me pasa desapercibido el gesto del Marqués de Lyon, que se aventura a sentarse en el reposabrazos de sitio de Villon. Pero es algo tan en su honda que ya no me genera ni sorpresa. Igual pretendía quedarse ahí hasta la llegada de Villón, en plan  provocación del copón. Quién sabe.

Notas de juego

*Si la hay.

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18/05/2015, 19:10
Gustavo Delacroix

La noche empieza esplendidamente, como de costumbre el principe ha cuidado hasta el mas mínimo detalle, música, decoración, servicio, bebida, ambiente. Parte de esos preparativos ha sido cosa mía así que estoy incluso mas satisfecho mientras paseo examinando las obras de arte dispuestas para la ocasión.

También saludo a algunos de los marqueses cuando llegan, unos me caen mejor que otros claro, pero eso no es algo que deban saber o notar, y en política no hay que dejarse a nadie

Lo que me lleva, por supuesto, a notar la postura irrespetuosa del marques de Lyon

-¿le gusta la silla Monsieur de Vandreuil? es de estilo Luis XV, obra del maestro de Langedoc. Aunque no creo que el pensara en que fuera usada así?-

Sin tomar asiento ni dejar de sonreir con suficiencia al marques hago un gesto a una de las sirvientas que se apresura a llevarme una copa

-confio que todo este resultando de su agrado. A veces resulta complicado con tantos ventrue de gustos exclusivos- dicho esto doy un corto sorbo a mi copa sin dejar de mirarle divertido

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18/05/2015, 20:30
Anna Schelling - M

Con unos minutos de anticipación llegaba al Louvre, la esperada reunión con Villon, que para muchos no era más que una fastidiosa tertulia donde se hablan cosas de poca importancia personal, sino más bien de los caprichos y deseos de nuestro querido príncipe; en un extensa noche donde las caras de los asistentes no suelen mostrar mas de 3 rasgos expresivos, algo que hace mucho más aburrida dicha velada, pero que yo disfrutaba en mi plan de obtener más recursos u apoyo para mis ideales.

A Villon se le debía atender con la atención que corresponde y también cautivar su atención con los recursos más mundanos como los que usan los degenerados, es así como mi cuerpo se fundía en un vestido ceñido como si de una segunda piel se tratase, con un hermoso collar de diamantes dorados que decoraba en perfecta armonía mi cuello y pecho, repartiendo las mismas piedras preciosas por el vestido, el detalle sensual era obra del escote en la espalda que dejaba a la vista mi tersa piel; los zapatos que resonaban anunciando mi llegada, no se quedaban atrás en elegancia y ostentosidad, cualquier artista quedaría embobado con la visión de la Ventrue que nada se reprimía en mostrar su belleza y buen gusto, envidiable incluso por los Toreador.

A paso elegante y seguro entro en la gran sala donde una vez más la misma mesa de siempre llenaba el lugar con el trono del príncipe presidiéndola en un extremo, aunque en esta ocasión el príncipe no está en ella, aunque tampoco se atrevería nadie a estarlo, pero…sorpresa…el Marqués de Lyon si se atrevió en esta ocasión, una sonrisa se dibujó en mis labios al ver tan ridículo comportamiento, ignorando y restando importancia a su actitud, continuo buscando el sitio que alguna vez el príncipe me ofreció.

-Bonne nuit, Messieurs- salude en mi camino, un ghoul atento me esperaba para acomodar la silla tras sentarme, un tanto distanciada de la mesa, que me permitía cruzar las piernas en una postura cómoda y femenina, el sirviente sirve mi copa observe como aquel liquido carmesí manchaba el cristal, pero no era costumbre beber fue de mis dominios.

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19/05/2015, 11:07
Monsieur Alcide De Vandreuil - M

El Marqués de Lyon había detenido su mirada analítica en el perfil de la espalda descubierta de Anna Schelling, la cual le resultaba una competencia digna con las obras escogidas para deleitar su vista. Abandonó sin demasiada molestia la marquesa dorada para voltear sus ojos hacia Delacroix, dibujando en sus labios una sonrisa cordial tintada del poco aprecio que profesaba por el Toreador.

Un secreto a voces que se reflejaba en su mirada. Claramente, Alcid, no había hecho su fortuna en el Póker.

- Exquisita, de tallo impecable como toda la sala.

-¡Y cómoda!- añadió tras una breve pausa- Le recomiendo probarla, Monsieur.- afiló su sonrisa en la última palabra, como si le produjera una gracia especial.

Estiró de nuevo sus piernas, poniéndose en pie, y liberando a la silla de un uso para el que no había sido pensada. Aguantó la mirada al descendiente de Villón un último segundo declarando su desprecio a la invasión silenciosa de los Toreadores una vez más. Deseó añadir un par de palabras más, recordarle que los tiempos cambian y que la sociedad, las costumbres y los usos deben hacerlo con ellos, hasta encontrar la perfección, que para él significaba la Praxis. Pero Alcid compensaba su arrogancia y cuestionable diplomacia con sentido común; y frente a la Primogenitura el sentido común le mandaba tragarse sus opiniones.

Alzó su copa en irónico honor a su interlocutor y bebió un sorbo más llevándose con la vitae sus palabras.

- Sin duda, las excentricidades no son un reto para París. En Lyon empieza a resultar difícil encontrar menores colocados. La pasión por el arte cada vez se despierta más tarde. Una verdadera lástima.

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19/05/2015, 17:33
Étiénne - M

Étiénne acostumbrado a llegar un par de minutos después de la hora pactada, así lo hizo, y en su entrada se encontró con que no era el ultimo, pues ademas del príncipe, como le era obvio, aun faltaban sendos representantes en la ciudad, eso le provoco una leve sonrisa, recordando quienes y por que se reunían en aquella noche. Que sin duda dejaría una marca en mas de uno.

-Bonne nuit- Saludo, en especial a Máximo quien parecía haber encontrado el mejor de los asientos, por su parte el brujah no tenia intención de sentarse o tomar nada, tan solo permanecer de pie, procurando no arrugar su traje de dos piezas, hasta al menos, la llegada del príncipe.

Y mientras esperaba deleitaba su mirada con las paredes adornadas, recordando como el pasado era mas amable con ellos.

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20/05/2015, 14:38
Armand D'Huberto - M

Entré en la sala con paso firme pero delicado al tiempo. Una mezcla extraña, algo perturbadora. Mi mirada impasible se paseó por toda la estancia, reconociendo a cada uno de los presentes, sin realizar por ello algún gesto que lo atestiguase. El traje impecable, la corbata de un rojo burdeos, la camisa blanca inmaculada. Todo el aspecto cuidado hasta el ínfimo detalle.

- Bonsoir, Mesdames et Messieurs. - Saludé cortés, con una voz potente, a pesar de no tener que abrir demasiado los labios para lograr tal efecto. - Espero que hayan tenido un placentero viaje desde sus respectivos feudos y el recibimiento haya sido de su agrado. - No tomé copa alguna. Me había saciado antes de llegar aquí. La sangre fría en copas de cristal no complacía mi paladar, lo reservaba sólo para las raras ocasiones que la etiqueta lo exigiera. A parte del inconveniente logístico de la temperatura, prefería siempre conocer personalmente el recipiente, no fueran a darme gato por liebre, adrede o por error.

Inicialmente, permanecí de pié al llegar a la altura de la mesa, dando tiempo a alguna respuesta o réplica por parte de quien así lo quisiera.

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20/05/2015, 16:17
Edouard De Morsac - M

No había podido evitar deambulear un poco antes de llegar al Louvre. Cualquier cara de la Luna es espléndida, y necesito siempre dejar esto por escrito en mi pequeño cuaderno, que aunque no es muy viejo ya lo parece por el uso. Las calles parisinas además, son muy dadas a quedar de lo mejor decoradas con la luz del astro. Algo que a mi juicio, no acabo de encontrar en esta sala, tan antinaturalmente decorada, llena de vanos cuadros sin verdadero ánimo de amor al arte, tan ordenados y equilibrados, que rezuma la espantosa perfección en cada silla. -Bonne nuit.- Digo simplemente.

El comentario de Delacroix no puede sino hacerme bufar y sonreír con sorna desde mi asiento. Cuán cierto, yo mismo estoy descontento con tu trabajo. Niego lentamente con la cabeza, y alzo mi copa hacia la nariz, para distinguir el maravilloso olor oxidado de la sangre. A pesar de todo, no tengo preferencias en cuanto al modo de beberla, y con gusto doy los primeros sorbos para comprobar la exquisitez de la sangre, lo único agradable alrededor del príncipe. 

Hablando de lo único agradable alrededor del príncipe... Ahí entra la vergüenza de los Ventrue. Armand D'Huberto, siempre renegaré que alguien así pertenezca a los Ventrue, puro interés y falsos halagos al Príncipe. Al escuchar su saludo, debo mantener mi humor a ralla mirando hacia los otros cuadros, jugando con la punta de la trenza en la que he trenzado mi pelo para esta noche, aunque ya maltrecha por el viaje a caballo en el último tramo del mismo. Aprovecho para ajustar mi camisa y chaqueta larga colores tierra.

No espero conseguir gran cosa para mis feudos esta noche, el príncipe y probablemente todos los de la sala envidian su gran extensión, pues son mayores que los de cualquiera, de los hoy aquí presentes esta noche, en Francia. Resignado, vuelvo a tomar la copa. Menos mal que me he tomado mi tiempo en venir, así he aprovechado la hermosa noche hoy también. Observo la soberbia de Alcide, y apunto estoy de aplaudir su gesto, pero simplemente le sonrío, mostrando mi gratitud ante aquello. Si ya mi situación es poco ventajosa por el inminente reparto de mis tierras, no quiero empeorarla apoyando estos gestos contra el Príncipe.

Al no tener ningún interés especial en hablar con alguno de los presentes, saco mi cuaderno y me acomodo en la silla hundiéndome en ella, para releer mis poemas o escritos y así entretenerme hasta que alguien quiera charlar. Antes de sumergirme en la lectura, atisbo que Anna también se encuentra aquí. La música ya envuelve mis palabras escritas.

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20/05/2015, 19:23
Anna Schelling - M

Oh no, no tolerare una velada mas de caras aburridas y monosílabos nada alejados de un frió saludo, no de nuevo.

Tras observar a los presentes, no me resignaba a tener otro encuentro de un silencio sepulcral, donde solo la voz de Villon se escucharía lo que quedaba de la noche.

Por favor Messieurs, no convirtamos de esto un funeral, socializad un poco, M. Alcide, ademas de salir de su curiosidad con la silla del Príncipe, ¿que novedades tiene Lyon?...desvió la vista con una sonrisa a Étíenne...¿y los feudos del norte M. Étíenne, o como esta la bella Toulouse M. Edouard?.

Era casi una agonía intentar poner a charlar a los presentes, sus rostros casi inexpresivos era tan poco agradables que prefería ir a alguno de los salones del Louvre a esperar la llegada del príncipe, quizás en el salón egipcio las momias hablarían mas, aunque el único que las escucharía seria Eugene.

M. Armand, buena noche, como siempre tan correcto, excelente viaje.

Tras mi sonrisa gentil o mas bien protocolar intentaba animar esta espera algo larga de la llegada de Villon, seguramente estaba enfrascado entre que saco elegir o que zapatos usar, si el atuendo no era armonioso y perfecto ¿por que un Toreador saldría de sus aposentos? o quizás se quedo embobado mirando alguna pintura de la entrada.

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20/05/2015, 20:02
Monsieur De Kermorek - M

El marqués de Nantes estaba sentado en una silla, callado, frotándose las manos como con impaciencia. Su apariencia constrastaba con la decoración del salón. Ropas toscas y un corte de pelo que ya se había pasado de moda cuando se construyó este palacio producían un fuerte contraste con el entorno.

Una copa había sido colocada delante de él pero no había sido tocada.

A saber lo que han echado ahí. Sangre de cualquier clase! No pienso tocarla. Ni hablar. Maldita sea, bastantes problemas tengo ya en mis dominios como para tener que venir a Paris a perder el tiempo por las veleidades de Villon. Valiente bastardo con ínfulas de grandeza! No ha cambiado nada en tres siglos: siempre en las nubes, como todos los de su clan, y siempre llegando tarde! No sé qué hago yo aquí perdiendo el tiempo. Qué sorpresas me esperarán en Nantes a mi regreso? Trampas dentro de trampas! Maldita Simone y maldita sea toda su progenie! Siempre buscándome la ruina... Y aquí tengo que estar, esperando a que Villon nos diga las mismas bobadas que nos dice cada década, los mismos fuegos de artificio para hacerse el importante... Yo no debería estar aquí... aquí no estoy seguro, tengo que volver... no sé ni por qué he venido...

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20/05/2015, 20:18
Edouard De Morsac - M

Anna, querida, no cambias. Podrás salvar la noche. -Lo cierto es que la ciudad está más preciosa que nunca. Las restauraciones del interior del ayuntamiento y la Iglesia de los Jacobinos acaban de recibir una magnífica restauración.- explico con una amplia sonrisa, apoyando mi cabeza sobre la mano acomodando el codo en el brazo de la elegante silla. -De hecho, ha repercutido tanto en el turismo que casi igualamos las visitas a París.- Notablemente orgulloso, sin moverme de esta cómoda posición bebo un trago mirando directamente a Anna. Realmente me ha brindado una perfecta oportunidad para demostrar mi trabajo en toda la extensión de mi feudo. Seguro que más de uno piensa que los abandono por lo amplios que son. 

-Además, nuevas actividades se están promoviendo a mi cargo. Adivina cómo son.- sin esperar su respuesta, doy la mía llena de entusiasmo, pues Anna me conoce bien y también mi irrefrenable pasión por la Luna. -¡Nocturnas, por supuesto! - doy un trago a mi copa de sangre, y vacío su contenido. Me incorporo y me echo sobre la mesa, apartándome la trenza hacia atrás. -Más sangre fresca.- le susurro, con una expresión enigmática.

Quedo en silencio unos segundos, y cuando me apercibo de que un ghoul se acerca, le pido otra copa. Observo cómo el recién llegado Kérmonek, otro de los nuestros, Ventrue.

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20/05/2015, 20:25
Élisabeth D'Orval - M

Ingreso a la sala caminando tan lenta y pausadamente como podría hacerlo sin parecer retardada. Observo a los presentes y no puedo evitar sentir una atracción morbosa hacía ellos. Tan agresivos, tan intelectuales, tan modernos. Cómo extraño la frialdad del pasado, cuando se gobernaba con mano dura y no con retoques victorianos ni extraños vanguardismos.

Máximo, Eugene, Gustavo, Armand... es un placer verles de nuevo Asiento la cabeza con frialdad ante la primogenitura sin demostrar emoción alguna más que precaución. El juego de poderes se hace menos previsible con el paso del tiempo. Tanto tiempo, tantos aprendices, tanto olvido. Observo a los marqueses y esbozo una sonrisa repleta de misterio para ocupar un asiento junto a Máximo con la delicadeza de un felino.

 

Notas de juego

Hola a todos, mi avatar no se alcanza a ver

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21/05/2015, 05:58
Monsieur De Villeneuve

El marqués se hizo esperar, al venir de una ciudad costera, no sentía el afán de la puntualidad latente, además que sabía la imagen que sus dominios tenían entre los marqueses. A pesar de todo, ese tipo de preocupaciones no se mostraban en el marqués, quien entraba tranquilo, sabiendo que debía haber llegado un poco tarde, pero sabiendo también que su querido príncipe no estaría allí para recibirlos.

Observó a los presentes y pudo observar cómo todo parecían tratar de engalanar sus dominios, tratando de ostentar poder, a lo que simplemente sonrió escuetamente y se acercó a la marquesa dorada. Realmente le importaba poco si otro marqués parecía querer lucirse con ella, solo que se conocía bien que el marqués Villeneuve no era un hombre de pocas amantes, todo lo contrario, solía aprovechar su inmortalidad en conocer los placeres humanos de la sangre y el sexo para darle un poco de picante a su vida. A pesar de ello, era todo un caballero y era por esto que se le conocía mayormente. Hizo una reverencia a los dos marqueses y dijo - Bonsoir pour tous - mientras sujetaba la mano de la marquesa con una petición nula de permitir besar su dorso - Madamme, hermosa como siempre - su acento de las costas francesas era lo suficientemente notorio. Se gira hacia el marqués de Aquitania y le hace una reverencia respetuosa - Monsieur -.

- ¿Qué se rumorea en el norte estos días? -.

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21/05/2015, 16:55
Eugene Puissegur

Salgo del ensimismamiento pétreo cuando Anna interviene, comparando esto con un funeral. La verdad es que la comparación tiene su jodida gracia: todos eramos aquí un grupo de carne muerta. Es ahi cuando empieza un ensalzamiento de su tierra por parte de Edouard...Claro ¿qué va a decir?

- Bonne nuit...- comienzo a decir a los que vayan llegando, con especial sonrisa a las damas, e intercalando protocolarios episodios de pulsión: revisar en los bolsillos que lo lleve todo. Para ello me levanto, rebusco en los bolsillos, saco la cartera depositandola encima de la mesa, saco las llaves depositandolas encima de la mesa, saco  un movil viejo que dejo encima de la mesa...Asiento para mí, con aprobación (no he perdido nada), y con la misma parsimonia procedo a guardar todo de nuevo. Me vuelvo a sentar, cruzándome una pierna sobre la otra (hoy tengo una quemadura de puta madre sobre el muslo donde reposo el otro, es genial) y trago a mi sangre de virgen. Que por cierto, a ghoul acaba de calentar y le vuelvo a guiñar un ojo cuando la trae.

La sala se va llenando, comienzan a hablar y yo a prestar atención a unos y a otros.

- Bien cierto es que el vestido de Anna merece especial mención...Es espectacular, marquesa - acompaño con media sonrisa, que sube hasta mis ojos que se pueden ver perfectamente a través de los cristales rojos. - ¿Que buenas nuevas traeis de vuestros dominios? - tratamiento de usted.

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22/05/2015, 15:43
Armand D'Huberto - M

Un sonrisa rompe la textura marmórea de mi rostro, al escuchar las palabras de la marquesa de las tierras de Oriente. Otros se deshacen en halagos ante su vivaz belleza, en mi caso me deleito en la contemplación y guardo las palabras tersas para una ocasión más propicia.

Luego, las palabras del de Morsac, sobre el turismo, arrancan en mí un acceso de carcajada que reprimo a duras penas. No hago más apreciación a lo dicho. Hay cainitas que muestran un comportamiento tan naif como si fueran neonatos, por muchos siglos que lleven hollando esta tierra.

- El placer es compartido, querida Élisabeth. - Respondí a la primogénita Malkavian.

Después, con gesto divertido, escuché las conversaciones que comenzaban a gestarse en la sala.

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22/05/2015, 18:15
Gustavo Delacroix

-Gracias por la oferta, pero le aseguro que mi asiento es igual de cómodo que el del príncipe- respondo a De Vandreuil apoyando mi mano en el respaldo del que será mi asiento cuando de comienzo oficialmente la velada, a la derecha del Principe Villon. Cuando el Marques de Lyon me sostiene la mirada me permito durante un instante que mis ojos muestren el profundo desprecio que siento por el Ventrue, solo un instante, luego le doy la espalda según llega la Marquesa del este

-ah, Madame Schelling bienvenida, siempre tan esquisita. Y tan apreciativa, un funeral. Tendré que decir a los músicos que toquen algo mas animado-

Escucho con educación y una sonrisa un tanto suficiente como De Morsac ensalza su feudo, pero antes de que pueda decirle nada llega a la sala la primogénita Tremere

-Binvenida Elizabeth- respondo con una falsa calidez a la frialdad de la bruja y aprovecho el momento para repasar a los presentes, ya están casi todos y sin duda el príncipe no tardará en hacer acto de presencia

 

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22/05/2015, 21:07
Geneviève Orseau

Aunque la Marquesa de Avignon había llegado con bastante antelación al Louvre, no pudo evitar entretenerse con las esculturas y cuadros que adornaban la estancia de camino al lugar de reunión. Aún así no le había dado demasiada importancia, pues sabía que aunque el Príncipe las tenía extremadamente vistas, tampoco podría evitar deleitarse con tales obras de arte. Siempre había algo nuevo que encontrar. Una nueva pincelada que había pasado desapercibida, o quizás una pequeña muesca que el artista trató de ocultar. Y eso lo hacía aún más bello.

Cruzó las puertas que conducían hacia donde estaban el resto. Un vestido de cuero negro con escote en pico enmarcaba perfectamente las curvas de su cuerpo, consiguiendo un toque clásico aunque atrevido.
Sus movimientos al caminar eran fluidos y acompasados a una melodía que, aunque inexistente, parecía estar componiendo a cada paso.

- Buenas noches. -Mostró una sonrisa cordial en el rostro. A pesar de que hacía muchos muchísimos años que había dejado atrás la vida, su rostro parecía brillar rebosante de esta.
Miró a todos los presentes, y, aunque no le pasó desapercibido el comportamiento del Primogénito Brujah, prefirió centrarse en la obra de arte no-viviente del lugar: Anna Schelling.
Aunque ya estaba rodeada de algún que otro caballero, no dudó ni un instante en acercarse a ella. En su camino, se hizo con una copa que cogió de una de las bandejas que por allí paseaban los criados.

- Estás preciosa, como siempre. -Colocó, delicadamente, una mano sobre el respaldo de la silla de la Marquesa del este y se hizo hueco para quedar a la vista de ella.- Tu gusto es exquisito. -Su voz, melodiosa como siempre, tenía un deje de deseo que no se molestó en ocultar ni disimular.

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23/05/2015, 00:08
Yvonne - M

La superficie, aquel odiado paraje donde la mayoría de los vampiros había decidido vivir a favor de su "humanidad", me daba asco, cada vez que tenía asuntos que atender me pasaba varios días vomitando por el apestoso hedor de sus calles, seguía sin saber como podían soportar ese olor a humano que no dejaba de asolar mis agudizados sentidos, sin siquiera enloquecer... O igual estaban ya rematadamente locos, pues a alguno había sorprendido observando aquello que denominaban "arte", ¡Menuda basura!- pensaba al respecto, no le encontraba sentido a lo que allí había, no eran más que papeles pintados en marcos que en ocasiones doblaban el tamaño del papel que albergaban, y los cuales se tiraban observando durante horas desaprovechadas.

Creo que era por el intento de destacar sobre el resto, incluso se retaban para tratar de adivinar quien era el autor, estaba claro que la gran mayoría de aquellos papeles mal pintados eran obra de nuestro ganado. Así pues esta vez no fue distinto, me deslicé entre las alcantarillas para salir en la más cercana amparada por la hermosa luna que nos guiaba, esperaba... no más bien deseaba ser la última en llegar, pues la palabrería de algunos camaradas podía sumirme en un letargo del que jamás retornar.

-Buenas noches- fueron las únicas palabras que salieron de mi boca algo apartada del resto mientras esperaba el avance de los acontecimientos, tal vez lo peor de todo eran mis sentidos agudizados que me permitían escuchar conversaciones totalmente irrelevantes cargadas de una cortesía completamente intencionada, no tardarían en matarse los unos a los otros por cualquier percance menor, era lo que menos me gustaba de aquella sociedad de vampiros, eran mera fachada y yo... no tenía necesidad alguna de todo aquello.

Notas de juego

Siento la tardanza, problemas con el cambio de línea de teléfono.