Partida Rol por web

La segunda noche comenzó, sin ninguna muerte. Algo raro si los diabolistas querían ganar tiempo y llegar al Príncipe. ¿Acaso habían decidido no atacar? ¿Qué habría ocurrido? Igual Villon esa noche volvió a encabezar la larga mesa frente al resto de vástagos.

-Parece que esta noche se ha calmado la cosa... Quienes quieran que hayan ultrado esta traición contra mí y en mi casa, ayer debieron temer tanto las consecuencias para no repetirlo hoy- dijo Villon muy seguro de lo que decía, él mismo se creía  todo lo que salía de su boca, como buen Toreador. Poco le importaba que su poder muchas veces no fuera tal. -Pero lo ocurrido ayer no tiene perdón, ni misericordia por mi parte. ¿Qué tipo de Príncipe pensarían que soy si dejo pasar algo así? No, hoy deliberaremos para buscar al resto de culpables...

La primera noche en el elíseo había pasado, y la primera vástago había muerto, las joyas de la tremere encima de la mesa eran el trofeo que enseñaba el príncipe al resto de acusados.

Yo sigo en mis trece, aunque causa de los Praxistes, o de los celos -miro a De Vandreuil- creo que tenemos poca información y que la conocida animadversión de la primogénita tremere a sido el primer clavo en su tumba.

Me paseo mientras hablo cerca de los demás presentes, esperando alguna fragilidad, alguna pista que me de a entender algo que no logro ver.

En otro orden de cosas, ¿que se sabe de la primogeniatura grangel? Si ha sido un ataque contra la el príncipe seria una persona próxima a sus postulados, de intachable pulcritud y sin ningún atisbo de ser reclutado para la causa praxi, si no.....seria una estupidez matar a tus propios soldados.

Villon sigue pensando que aquí hay mas quintacolumnistas a pesar de la tranquilidad de la noche.

Yo no voy a escusar a mi persona pues he sido uno de los mas votados y es conocida mi reputación,...pero esperaba que también lo fuera mi fidelidad al régimen establecido.

Una nueva noche en el Louvre. Mi refugio está en este edificio, al igual que el del príncipe, así que no me ha resultado muy incomodo, pero me pregunto que opinarán los demás invitados de la hospitalidad del principe

Asiento a las palabras de Máximo mientras me sirvo una copa de vitae, ciertamente sabemos bien poco de todo este asunto, y los presentes son todos jugadores veteranos, dudo mucho que alguno se derrumbe bajo la presión o sencillamente confiese

-¿revisar las pertenencias de Elizabeth no nos da alguna pista sobre su.. sus compañeros en la conspiración?- sugerir que el juicio del principe podría haber sido equivocado es algo que ni me planteo, pero a menos que sepa algo que yo desconozco me ha parecido algo precipitado, como todo en este asunto.

-cualquier indicio podría ser de gran valor en estas circunstancias-

- Ha quedado algo, acaso? ---murmura entre dientes el Marqués de Nantes.

Estar encerrado en el Louvre no le gusta. No le gustan estos salones tan grandes, ni tan decorados, ni con tantos recovecos. No le gusta no saber el terreno que pisa, ni dónde se esconderá la próxima trampa. Y por encima de todo, lo que menos le gusta es no poder alimentarse. Pues M. de Kermorek sólo se alimenta de bretones de pura cepa, gente de verdad, honesta y noble, cuya sangre apenas se ha mezclado con el resto de franceses (incluso en su monólogo interior, el marqués pone una mueca de asco al pensar esta palabra) durante generaciones. Aquí en París sólo hay franceses, inmigrantes, y chusma. Así le va a gente como a Villon, alimentándose de semejante calaña mientras se cree muy importante con sus cuadritos, y sus esculturitas, y sus pájaros en la cabeza...

Lo que más le apetece es volver a casa y que le dejen en paz.

- Messieurs, mesdames... parece que todo ha eztado en calma esta noche. Tal vez podamos azumir que se ha hecho juzticia, pazar página sobre este dezagradable azunto y volver a nuestros respectivos feudos?

La segunda noche llego, tras el castigo de la Tremere y como era de esperar el príncipe no estaba satisfecho simplemente con eso. Por lo que mantenerlos retenidos, a pesar de que todos los de la pasada noche aun estaban de pie, no era suficiente para aquel Toreador que disfrutaba de tan presidencial lugar, si no que ademas debíamos seguir buscando culpables.

Como poco mas tarde se supo, Élisabeth era inocente, al menos inocente de a ver acabado con el primogénito Gangrel, con lo que tal vez el príncipe lo supiera antes que ellos mismos y de hay la razón de que les mantuvieran encerrados. Así pensaba el Brujah quien lo consideraba justo, siendo ademas uno de los que voto a la persona equivocada.

-Tal vez. En esta noche, aquellos que atacaron la noche anterior, no han elegido aun nuevo objetivo, o esperaban salir del Eliseo una vez terminado su trabajo con el Gangrel y elegida la cabeza de turco ¿Acaso alguien pensaba que esto terminaría tan pronto?-Ante esa pregunta intencionada, Étiéne alzo la mirada de sus puños para esperar la reacción de alguno de los presentes, pues sin discusión o mas gesto que el mantenerse de pie, era increíblemente difícil poner un nombre al asesino. Aunque como todos, él tenia los suyos en mente y solo deseaba confirmar las sospechas.

-¿Tal vez, nuestro amigo Eugene a visto algo de interés mientras dormía?* Creo que es momento de dejar a un lado nuestro mutuo recelo y aunar fuerzas si queremos salir de aquí y calmar la ira de nuestro príncipe.-Siendo el representante de los locos y con un especial interés en sus dones, el tributo del norte, espera algo mas de aquel peculiar vampiro.

Había decidido permanecer callada y valorar las primeras observaciones de mis compañeros, pues tenía en gran parte la clave de lo acontecido aquella noche, pero parecía que iba siendo hora de ir mostrando al menos mis cartas:

-El o los culpables de todo esto han sido más astutos de lo que a simple vista de mortal se puede observar- dije mientras no quería salir excesivamente al escenario cargado de pomposidad y glamour, pues mi lugar siempre estuvo lejos de cualquier visión- Han decidido atacarme a mi, probablemente con la intención de obtener mi poder labrado a lo largo de los años. Pero no han sabido entreveer que tengo una resistencia natural a dichos ataques, pues la piel que recubre mis añejos huesos no es lo único resistente en mi cuerpo, así pues como ven he conseguido sobrevivir esta noche, no se si podré hacerlo una vez más.

Tenía claro que este primer mensaje sería bien captado a aquellos vampiros que quisieran entenderme, pero el segundo que estaba por pronunciar ya entraba en el terreno baldío de la elucubración, aunque cargada de lógica:

-Aunque no me han gustado las acusaciones vertidas sobre mi- digo mientras miro a Anna, Monsieur De Kermorek y Monsieur De Vandreuil- Me resultaría muy extraño que provinieran de mis presuntos asesinos, y aunque no tengo ninguna prueba a favor de su inocencia si nadie tiene para exponer ningún otro hecho de momento para mi al menos quedan libre de presunta culpa. Los culpables supieron ocultarse demasiado bien y no pude ver quienes fueron, siento no poder añadir mucho más, espero ahora que sus ojos sepan ver más allá de las palabras que salen por sus bocas y empiecen a juzgar los hechos que acontecen.

Esto era demasiado suponer, pero tenía la esperanza depositada en algunos vampiros que allí había reunidos.

Observo con curiosidad a esa desagradable criatura, Yvonne. Lo que ha dicho es interesante, ¿pero puede ser cierto? tiene poco sentido mentir atrayendo las miradas hacia ella, pero en estos casos nunca hay una seguridad total, hay cainitas verdaderamente retorcidos

-así que te atacaron...- digo arrastrando las palabras, dejando claras mis dudas sin decir que lo que dice sea cierto o falso

-como dices sería algo torpe votarte y luego atacarte mientras descansas. A no ser que te crean una amenaza por algo, o haya algo personal contra ti- "o tu cara les resulte insufrible"

-también podemos sospechar de los que votaron a la pobre Elizabeth, que era tan inocente como puede ser una Tremere con sus años- sonrio dejando una nota de humor amargo, en esta sala no hay nadie ni remotamente inocente

-todo esto nos deja unos vagos indicios, señala a unos pocos. Necesitamos mas para saber realmente a quien acusar-

Parece que la idea de abandonarlo todo y volver a casa no está cuajando. El fatuo de Villon no va a permitir fácilmente que le desmonten este circo que ha montado y varios de los cainitas parecen encantados de bailarle el agua. Parece que hay que quedarse a buscar culpables... sin testigos, sin pruebas... M. de Kermorek se pregunta si no será todo una farsa montada por Villon para quitarse enemigos de encima, sacrificando uno de sus propios alfiles en el proceso...

Un vacío enorme, como la profundidad de un desfiladero en la noche, estremece al marqués por dentro. Es igual que en Nantes. Trampas dentro de trampas. Salir del fuego para caer en las brasas, aquí, bajo la parrilla del patio del Louvre...

Villeneuve contempló la muerte de la Tremere con algo de pesar. Si bien no era la mujer más agraciada de la reunión, no parecía ser artífice de eso, además de la elección de los presuntos asesinos del Gangrel. Dos mujeres cuya belleza no era tan grande como la de otros de los allí presentes, dos no amantes de la belleza. Extraño ciertamente.

- Es una pena que cayera un inocente, pero creo que descartarlos tan rápido es un error, Yvonne. Si bien votarte puede simbolizar precaución, puede simbolizar una estratagema. Creo que necesitamos argumentos más fuertes para ello, algo más diciente - miró a Delacroix con algo de recelo y se decidió a hablarle por primera vez.

- Si algo sabemos es que esto se produjo desde adentro y que, sin importar la hora de llegada, esto sucedió. Por eso he votado a Delacroix. Él sabe mejor que nadie cómo funciona todo en este lugar - luego se giró hacia Edouard y le dijo - Quisiera saber, si no es mucha molestia, cuáles fueron vuestros motivos para señalarme, Monsieur -.

No parecía que hubiéramos avanzado en absoluto.

Finalmente, la sacrificada lo había sido en vano. No entendí los motivos para desconfiar de Élisabeth, a menos que su parquedad de palabras resultase sospechosa para algunos, pero no había sido ella la única en ahorrar en verbo.

Luego, por fin un dato interesante. Habían atacado a Yvonne durante el día. - Eso nos deja claro dos cosas, querida Yvonne. Que no sois responsable del crimen aquí cometido y que, como sospechábamos, no se trata de un único atacante, si no de una confabulación de unos cuantos de entre los presentes aquí.

Tras las palabras de Delacroix torcí el gesto. O lo que podría considerarse torcer el gesto en un rostro tan poco dado a la expresividad como el mío propio. Una ceja ligeramente alzada y un labio sutilmente corvado para enmarcar una mirada directa pero falta de emoción. El toreador se expresaba con la falta de delicadeza típica de su estirpe, quizá no se daba cuenta que esa actitud podría hacerlo ganar más enemigos de la cuenta, o quizá simplemente le daba igual.

Cuando de Villeneuve habló, volví mi mirada hacia él, con interés.

- Es más. - Interrumpí. - Con la perspectiva de hoy, sería muy interesante conocer los motivos de cada uno de los aquí reunidos para la acusación de la pasada noche. - Miré entonces en derredor, a cada asistente a la reunión. - Comenzaré yo mismo. - Sentencié - Monsieur Alcide siempre me pareció de una arrogancia pendenciera, así que no habría sido de extrañar que, en el caso de fraguarse una conjura contra el Principado, fuese reclamado para unirse a ella. En tal caso, no me parecería extraño que él aceptase, aunque sólo fuese por satisfacer su extraño sentido de la diversión. Por ello, y ante la escasez de pruebas hasta el momento de anoche, le creí la persona más probable de pertenecer a los praxites diabolistas. Y digo le creí, lo que quiere decir que podría no seguir manteniendo la misma opinión, según las pruebas que se presenten, por supuesto.

La caza de sangre fue sentenciada y ejecutada… y Élisabeth había caído, aunque era una de mis posibles sospechosos, también era quien podría, en mi opinión, descubrir a los diabolistas, su perdida quizás sea una lástima como talvez no.

Comienzan a explicar las votaciones y me parece ridículo, pero en respeto a la tensa situación lo haré, no sin antes encontrar absurda la exposición de Yvonne.

Me parece curioso que intentaran atacarte y esperar que creamos tus palabras, sin pruebas claras seguimos todos siendo sospechosos de esto, Querida; mencione con un deje de ironía la última palabra, en lo personal me remito a esos poderes que describe Yvonne, de los presentes solo dos pueden ocultar el amaranto a los ojos más sensibles y esos son, Eugene e Yvonne, desde ahí me decante por afinidad; nadie aún tiene pruebas concisas de algún culpable, aunque las acciones y actitudes de Alcide podrían...bueno… hago una pausa mirando al marques...lo han puesto en el ojo del huracán, Monsieur, le aconsejaría dejar de actuar como un niño caprichoso al cual no le han dado el juguete que quería.

Observo las pulseras de mi muñeca izquierda acomodándolas como si la importancia de la charla fuera secundaria ante aquel detalle, volviendo la vista a los presentes al cabo de unos segundos.

Por otra parte, si creyéramos las palabras de la Dama aquí presente, indico en un gesto sutil y elegante con la mano a Yvonne, si le han atacado eso me hace pensar en dos opciones, la primera que algo tengas que los diabolistas deseen callar o segundo, que simplemente no soporten tu presencia aquí, sonrió con una candidez claramente falsa e irónica, ante la primera opción quizás puedas decirnos o ayudarnos elegir una, el azar en los asesinos no existe, pues estudian a sus víctimas y van eliminando a quienes no les son útiles o a los que les ponen en peligro.

A M. de Kermorek empezaba a gustarle la Marquesa del Este... bueno, gustarle era una palabra muy fuerte para referirse a otra serpiente más en este nido de víboras en que se había convertido el Elíseo de París, pero al menos a... disgustarle menos. Hablaba más claro que los demás y no se arrugaba.

Es cierto que tenía frivolidades como cambiarse de vestido todas las noches, como si fuera una mortal con la cabeza llena de pájaros, pero eso no era tan infrecuente entre vampiros de poca antiguedad. Una banalidad innecesaria, pues los vampiros ni sudaban ni manchaban. Kermorek venía usando las mismas ropas desde hacía 600 años... lana castellana, tejido recio para aguantar el paso de los siglos... no esas fruslerías modernas...

- Me temo que tengo que eztar de acuerdo con las palabraz de la marqueza. Mme. Yvonne, algo que comentar? O M. Puissegur?

Segunda noche. Joder. Había sido del todo frustrante no poder dormir en mi refugio…Más que nada porque las heridas de las quemaduras de ayer estaban curando, y eso no molaba nada. Tampoco me había podido cambiar de ropa, pero eso era jodidamente secundario. ¿Qué pasaba con mi s quemaduras? Ahora solo podía meter el dedo en ellas con un leve dolor ¡No! Para colmo habían sido del todo erráticos al elegir al primer ajusticiado en caer. Elisabeth habían tenido una intervención de lo más desafortunada…pero no menos que Alcide, al que seguía mirando con sospecha.

Y allí estaba yo, sentado de vuelta en mi sitio escuchando a unos y a otros mientras volvía a revisar si había venido a la sala con todo en los bolsillos. En esas escucho mi nombre en varios comentarios. Pero espera un momento ¿Yo no había traído cacao labial? ¡Olía a melocotón!

- Discupad... ¿Alguien ha visto una barra de cacao labial olor a melocotón? - pregunto con frustración-  Respecto a los comentarios que me nombran…No, no he visto nada…Y es algo que me llena de maldita frustración.- niego  llevándome los dedos al puente de la nariz mientras niego- Villon ya se habría enterado y no estaríamos aquí de vuelta de haber visto algo.…Ya no sé qué pensar. Esto se complica por momentos. Como bien se ha dicho Yvonne y yo tenemos ciertas capacidades…- digo tranquilamente- Pero como bien he dicho antes, nada teme quien nada hizo. Así pues, podeis especular lo que gustéis, pero lo cierto es que estamos totalmente a ciegas respecto a asunto. Yo me guio más por hechos e historiales. Mi voto fue para Alcide por lo evidente…Su actitud de provocación y el secreto a voces de que es un maldito praxite, ya que ni él mismo oculta su contrariedad a la política de Villon…Y me parecio algo más que razonable…¿Alguien que muestra su disgusto tan abiertamente no ha podido ser? Pues señores, me vais a tener que argumentar por qué…Es la excusa perfecta para quitarse el muerto de encima y pasárselo a otro. - vuelvo a revisar mi bolsillos. En serio ¿y el puto cacao? - Pero he de decir, que me parece que Monsieur De Kermorek parece muy nervioso esta noche, con muchas ganas de irse…¿Por qué será…? ¿Algo que comentar?- me le quedo mirando, repitiendo sus misma última frase. Mandaba huevos la cosa, y yo sin puto cacao labial.

El tributo del norte se sorprendió ligeramente al escuchar la confesión de la nosferatu y no pudo evitar buscar la mirada de Maximo en busca de una respuesta, una que nunca obtendría por supuesto.

Pero antes de volver a mencionar algo al respecto sobre la dureza de Yvonne, la cual no pondría en duda, escucho y espero la respuesta de Eugene, con su mano acariciando su mentón, una vieja costumbre de cuando su barbilla aun tenia bello, de a ver sabido que nunca mas sentiría aquello, no se hubiera afeado la mañana antes.

-Malas noticias, Mr.Puissegur, esperaba que al menos alguien dejara algo mas que un supuesto ataque a su persona.-Prosiguió la conversación donde él la dejo. Y antes de que estas palabras sonaran a traición entre el resto de los congregados continuo hablando.-Y digo supuesto, porque también cabe otra posibilidad, una que de ser real, realmente seria increíblemente audaz. Pues de ser ella una de los traidores al príncipe, no matar en esta noche y alegar después que a ella le atacaron sin éxito logrando sobrevivir, siendo quien es y conociendo sus habilidades, seria fácil creerla y descartarla directamente de traición.-Comento el otro lado del vaso, para que nadie olvidara lo evidente, que los asesinos intentaran mentir y salirse con la suya a cualquier precio.-Ténganlo en cuenta, por favor.-Dicho esto y dejando clara su postura, que no su decisión final, quiso aportar su parte a la pregunta de la razón de voto.

-Y me temo que mi voto hacia Élisabeth D'Orval, no fue mas que un cúmulo de racismo hacia su clan y el hecho de que no hablara acentuó este voto. Aunque quiero aclarar que antes pensaba votar por Monsieur De Kermorek, de quien al final preferí confiar al menos la primera noche.-Bajo entonces la mirada, mirado la copa llena que estaba a su lado y que no probo ni probaría.