Partida Rol por web

El zombie miró a la dama, y luego al gnomo.

-Si es que así no vamos a sacar adelante la empresa ni de broma. Todo el día pensando en la hora de descanso, hay que ver. Gregory se había cruzado de brazos. Bueno, creo yo que no hay nada malo en ir tomándonos un refrigerio por el camino, así la señorita se queda a gusto con lo de tomarse algo, y el gnomo tiene su macrobotellón. De todas formas, aquí el que parece mandar es el vampiro,y haremos mucho más si nos manifestamos en frente de su castillo. Total, en los ayuntamientos las ventanillas siempre están cerradas y no nos harán mucho caso...

Bueno, si lo dices tú, me lo creo. Me da igual que sea frente al ayuntamiento que frente al castillo. Si crees que será más efectivo frente al castillo, pues... ¡Frente al castillo entonces! —Respondo al comentario del zombi sindicalista.

Nadie sospecha que me importa un bledo lo que ocurra en el pueblo, que a mí lo que me importa es hacer un macrobotellón...

El ataque furibundo del hamster, hace que los guardias sepan lo que es el terror de verdad, y como no tienen nínguna noción de como actuar cuando una bola de pelo de 250 gramos de mala hostia contenida se lanza sobre ellos, pronto se convierte en una sucesión de gritos y exapbrutos, del que decidis marcharos, al fin al cabo no creeis que os vuelvan a dejar entrar, y eso que apenas habeis probado bocado aunque si algo habeis bebido, sobre todo Bifidus que está haciendo más eses de las habituales, además no quereis molestar a la gente del restaurante que ya tienen bastante con estár en este extraño pueblo. Por lo que decidis ir al castillo donde está el vampiro, donde seguro que por lo menos vuestras criticas serán oidas... aunque quien sabe sino aplastadas.
Gracias a los carteles dais con la dirección correcta, están de forma que aunque no sepas leer puedas seguirlos con un dibujo enorme del castillo y flechas orientativas cada 15 metros. Aunque todo hay que decirlo que uno de los turistas (Que alguno hay) Os preguntan por el castillo a pesar de que se ve en la lejania y de los carteles orientativos, al parecer es una especie de memoria profesional de turista. En vuestro camino os encontrais con un grupo de ellos y un tipo bastante rechoncho vestido del sufrido negro que llevan en este pueblo,que parece estár enseñandoles las "maravillas del lugar". Cuando os ve os dice:- Oigan no se separen del grupo, por favor-

Mientras todo se sucedía en el restaurant esperé fuera demasiado nervioso para irme solo por allí y sufriendo sobresaltos cada vez que escuchaba los ruidos del hamster en el local.

Al verlos salir me les uno y voy tras ellos jugando con mi hacha, pasándola de mano en mano.

- Estem... quizás... creo... no se... esos tipos... me parece... digo... todo esto del héroe... parece que no les gusta aquí - digo forzando una sonrisa - ya se que los vampiros son... malvados... pero... no conocemos a la princesa... quizás sea pero. Podría ser una bruja disfrazada de bella doncella.

Ya aburrida de la situación y mirándose las uñas a las cuales les hacía falta un buen retoque, Blancaflor caminó con el resto del grupo hasta llegar al castillo. Por fin hacemos lo que hay que  hacerse para que lo que haya que hacerse luego pueda ser hecho lo antes posible, que ya me quiero ir de este pueblo aburriiiiiiiiiido.

Al llegar al castillo, un contingente de turistas aguardaba su turno para ingresar al mismo. Mientras curioseaba si había algún gallardo mozo que pudiera rescatarla llegado el caso, el guía del lugar los confundió con parte del contingente, así que ella, entrenada en lo que mejor sabía hacer (hacerse la tonta)susurró* algo al resto del grupo y se se separó un poco de ellos para mezclarse con los demás. Pasar como una turista un poco despistada era un buen camuflaje para entrar hasta el castillo y por fin poder conocer al vampiro para pedirle por favor que se dejara clavar una estaca así podían seguir camino. 

-¿Ein? Dijo el zombie como única respuesta al tipo que les había dicho que no se separaran.

Y es que Gregory se había quedado embobado viendo el castillo nada más se acercaron al mismo. ¡Qué pináculos! ¡Qué almenas! ¡Qué barbacana! ¡Qué adarve! Aquello si que era digno del lujo y mocarro para un malo maloso como un vampiro.

A Gregory se le ponían tiesas las tibias solo de pensar en las gestas que se cantarían tras el trabajito.

-Perdone buen hombre, pero no le he escuchado, estaba pensando en mi curriculum, y en lo que representará para el mismo su actualización tras la experiencia que conseguiré en este lugar. Despues de esto sí que dejarán de ignorarme los del comité.

Dicho aquello, se dejó llevar por la inercia del grupo de turistas, ajeno al guía, pero haciendo caso a sus palabras sin saberlo.

—Uhm... —Respondo ante la orden del jefe de los turistas. Tal vez sea hora de hacer turismo de verdad, y enterarme un poco como funciona todo este sitio.

Alegremente, le digo a mi roedor que me siga, y me aproximo al grupo de turistas como yo. Tal vez saquemos algo interesante de todo esto.

Avanzais junto a los turistas, porque al fin al cabo, ellos van al interior del castillo, y no parece que haya tiendas 24 horas para llevar a cabo la idea del macrobotellón en las puertas del castillo del vampiro. Bifidus parece muy borracho para discutir a excepción de seguir a Blancaflor, ponerse muy pesado tocandole el pelo(Es de esos borrachos sobones) por lo que no discute avanzar junto al grupo de orondos hombres con bermudas y mujeres con pamelas. En tanto Verne parece estar discutiendo en voz baja con su mascota.
El guia de los turistas, mira durante un momento a Gregory, pero lo ignora, para seguir su perorata sobre las piedras que están en el camino que fueron puesta por...etc etc. El hombre parece querer terminar lo antes posible, y avanza deprisa hacia el castillo. Donde unos guardias del mismo sufrido color negro miran a todo el mundo especulativamente...

 (/)
(O.o)
Un turista algo orondo con camiseta de lino y una arcaica máquina de fotografiar impresiona a su mujer con un pequeño adelanto de la visita al castillo - "porque yo he leído que el vampiro lleva cientos de años en este castillo, incluso se rumorea que puede que lleve siglos" - Otro turista más adelantado en el grupo murmura leyendo en voz alta un prospecto turístico - El genuíno vampiro duerme en su ataúd durante el día, se alimenta de sangre humana y le encanta ver competiciones de surf"

Las orejas de Verne giran una vez y otra, excitada por la inminente visita turística sin saber a qué conversación ajena atender, tantas vueltas han dado las conversaciones con sus compañeros que ya no recuerda nada de salvar una princesa en apuros, cree en su papel de turista y atiende continuamente a los chasquidos de un conejo blanco que parece contarle una historia larguísima en un idioma inexistente mientras ella asiente y responde con admiración en un delirante intercambio de halagos, el comportamiento esquizoide de la joven y estrafalaria muchacha no llama la atención en el extraño grupo de turistas, que lejos de parecer estar en un pueblo de montaña, parece vayan a algun tipo de fiesta privada en la piscina del castillo

¿Has oído eso Babylon? - Dice refiriendose al último chasquido de su conejo blanco - Cuentan los libros de viejas que cuando a un vampiro le toca un solo rayo de sol.... BAMF ... queda carbonizado, UuUuU que escalofriante, no me imagino tener que desayunar mi zumo de lechuga huyendo de los rayos de..... - Verne sigue despreocupada comentando con algun que otro turista acerca de la última anécdota que éste haya referido en voz alta

Blancaflor encabezó la marcha, mezclándose entre los primeros turistas que ingresaban al castillo. Junto a ella, Bifidus le decía cosas sin sentido al oído, o acariciaba su cabello e incluso un par de veces sus manos intentaron alcanzar su cintura. Sin embargo, la jovencita, esquivaba muy bien sus embistes. Ella estaba allí para rescatar a la tonta princesa y colocarse en su lugar, para ser ella la doncella en apuros a la que todos querían rescatar, no para andar soportando desvaríos de su ex-monstruo del armario borracho.

-Ya, Bifidus! compórtate por favor... que debemos parecer desconocidos!- susurró entre dientes y se adelantó sonriendo a los guardias que miraban hostilmente al grupo de turistas. Su mirada se desvió pronto de ellos. Aún no había encontrado ningún gallardo joven que viniera a rescatarla, así que siguió observando a la multitud para ver si encontraba alguno medianamente elegible mientras se internaban en el interior de la fortaleza.

Esto de medir menos de medio metro es una putada si vas con un grupo de sudorosos turistas, ya que sus chanclas sudorosas, que envuelven sus sudorosos pies, quedan más cerca de las narices de lo que sería normal.

—¡Oiga señor guía! —Llamo desde la mi posición, casi a ras del suelo— ¿Cuándo la visita termine nos darán a probar un poco de vino como cuando se visitan las cosechas de uvas? Es que la visita sin una pequeña degustación al final, no es lo mismo. —Al decir esto, caigo en la cuenta de que también sería interesante que hubiese otra cosa— ¿Podremos comprar algún souvenir en el castillo? No sé, un ataud de recuedo, un vampiro de esos para el salpicadero de los carros que mueven la cabeza de forma graciosa...

Mientras hago estas preguntas, paso al interior del castillo entre los pies de la gente. Pies sudorosos y malolientes, pero que me dan buena covertura por si las moscas...

Los orondos turistas junto con sus gordas esposas y fuertones niños que corren, dan guerra, piden a gritos comida o simplemente hacen lo posible para que la visita sea lo más irritantes y asesinables posibles. El guia intenta ver a un orondo turista que le pregunta, pero finalmente cuando baja la mirada se fija en Claus, trás boquear varias veces de la sorpresa te pregunta:- ¿Tú estabas en el grupo de visitantes? No me suena alguien tan... o sea alguien con su es... digo- Parece que el hombre intenta decirte algo por la manera que hace señas con las manos, para finalmente darse por vencido y responderte:- Iremos a un bar cercano después de la visita, para terminar por la tienda de souvenirs, con todo tipo de artesania local y todo tipos de recuerdos... ejem. ¿Seguro que estabas en un principio de la visita?- Los guardias que están en la puerta no se fijan demasiado en vosotros, por lo que os mimetizais con el resto, y como todos los guardias del mundo están pensando(si piensan...) en el proximo descanso entre turnos. Por lo que trás abriros las enormes puertas del castillo conseguis "infiltraros" en el interior del mismo.

—Hombre, es evidente que soy un turista, ¿no? ¿Dónde iba a estar pues, si no es en un grupo de excursionistas? Además, creo que será mejor que siga contando lo bonito que es el castillo, señor guía. —Diciendo esto intento escurrir el bulto, a ver si sigue y me deja en paz.

De todas formas, siempre puedo esconderme en cualquier parte del castillo, si llega el caso.

Una pena de lo los souvenirs, ya que tenía pensado comprar una estaca para matar al vampiro, y de paso hacerme unas fotos mientras me lo cargo y eso. En fin, siempre puedo irme de copas con él y convencerle de que no sea un capullo...

Tras mucho apretujarse y recibir y dar codazos por igual, parecía que el grupo que rodeaba a Blancaflor iba a entrar por fin al dichoso castillo, morada del dichoso vampiro que debían liquidar para rescatar a la dichosa princesa que fingía estar en dichosos apuros. Brrrr esto es más tortura que la depilación del cavado... que bueno que por fin se acaba. Sin embargo la joven se había apurado a cantar victoria. Al parecer el guía se estaba fijando en Claus y su peculiar estatura.

¡Lo que faltaba! Una vez que el turista no está ni emborrachándose ni intentando ligar, si no que simplemente hace lo que se supone que vino a hacer, es decir, pasearse como turista, se las arregla de todas maneras para llamar la atención! Con esta suerte no vamos a llegar muy lejos.

La muchacha intentó rezagarse un poco, al tiempo que se aproximaba al grupete para escuchar e intentar disimular llegado el caso. Así fue que comprobó que Ziffbong utilizando todo su carisma y entrenamiento de turista logró zafar de las preguntas incómodas y por fin, todos los del grupo ingresaron al fabuloso y nunca bien ponderado Castillo del Vampiro.

A medida que el grupo avanza voy dejando que me pasen hasta llegar a ser último en la fila para así poder escabullirse nuevamente y salir por la puerta por la que había entrado, sin embargo al lograr quedar último nota que ya habían avanzado demasiado y volver atrás sería pasearse por el castillo (aunque fuera poco) solo y con un vampiro que en cualquier momento podría despertar. Y quizás aún peor luego estaría en medio del pueblo con todos esos poco amigables hombres que querían achacarle el status de héroe, lo que parecía ser ilegal allí.

Viendo la situación decido continuar adelante esperando que la excursión se terminara antes de que se ocultara el sol. Pero las cosas se complicaban, unas ganas irresistibles de eliminar fluidos comenzaba a aparecer.

- Se podrá hacer una parada? - digo en voz baja al turista más cercano.

El guia de los turistas busca con la vista a Ziffbong, pero el pequeño gnomo se escabulle entre los turistas, el hombre proclama algo entre dientes de dejar de beber y sigue con su tarea. Explicando los detalles del castillo, su monserga dicha sin nínguna alma(obviamente ha sido tan repetida que ya lo hace de forma maquinal). En tantos cada vez os quedais más atrás, al fin al cabo no pegais con los sobrealimentados turistas, aunque Claus tiene el mismo estilo de paso, es como si fuera una versión diminuta de sus compadres de "profesión".
Uno de los orondos turistas vuelven el rostro hacia Babylon y dice:- El guia a dicho que haria una parada en el Santa Sanctorum del vampiro, alli nos tomaremos un descanso-En tanto el viaje con los turistas sigue, mientrás que veis siniestras habitaciones cubiertas de telarañas y cosas parecidas. Finalmente veis una especie de recodo donde con dos carteles muy grandes se diferencia los caminos... Uno pone "Heroes" en otro "Turistas".

Eh, Babylon, muchacho —Digo desde mi posición, llamando la atención del muchacho— Para no ser yo el que lo pregunta todo, lo mejor será que preguntes tú qué es lo que hay en el sitio ese donde haremos la parada...

Aunque ahora que lo pienso, ese cartel que pone héroes me está llamando. Tal vez pueda sacar unas buenas fotos de héroes haciendo cosas heróicas...

Por fin se adentraban en el castillo y la visita a aquel pueblo perdido en la nada alcanzaría su propósito: destruir al vampiro y seguir camino rumbo a la siguiente torre.

Blancaflor ya sentía sus pies cansados de tanto deambular de aquí para allá, así que cuando escuchó que en el Sancta Sanctorum del vampiro harían una parada no pudo menos que sonreir y suspirar aliviada. Es que su mala costumbre de llevar zapatillas diminutas se hacía sentir cada vez que les tocaban este tipo de aventuras.

-Bien, espero que en ese descanso sirvan algún bocadillo... y refrescos! este lugar, lleno de polvo, me ha resecado la garganta.

Al llegar a la encrucijada, Blancaflor iba a tomar el camino de los turistas cuando notó que Claus se aventuraba hacia el otro lado.

Pe...pero... que hace este insensato? nos van a matar a todos por su culpa!!! debo impedir que se adentre en ese lugar.

Sin dudarlo cambió el rumbo y se dispuso a interceptar al gnomo para evitar que se fuera por el camino de los héroes.

La extraña friki de largas orejas corretea de un lado a otro mirando ensimismada cada recoveco, pasando el dedo por todos los rincones y tirandose por el suelo para mirar bajo los muebles - Uaaau telarañas auténticas de araña de castillo vil -- ¿Y dice que este cuadro es capaz de hablar las noches en que la luna sonríe?- Mete cosas en sus frascos y de su mochila humea un vago hilo de humo rosado que se disipa al alejarse apenas un palmo. El conejo de Verne también pasea de un lado a otro, barriendo con su gorda, blanca y peluda barriga el suelo del castillo dejando sus huellas en el polvoriento piso.

Trato de preparar una poción de Héroe, otra de telaraña y otra de invisibilidad, voy a empezar a hacer uso de la habilidad de alquimia >.<