Partida Rol por web

Random Adventures: El cóndor de jade

I. Una carta desesperada

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02/01/2016, 11:23
Director

Agosto de 1939.
Días antes de la invasión Alemana a Polonia.

Querido amigo,

mucho tiempo ha pasado desde que hablamos, tal vez demasiado. Mis devaneos, mi trabajo... no me han permitido disfrutar del ocio como quisiera, ciertamente. Bueno, realmente no es cierto, como ya sabéis: este aparato que me colocaron en la pierna no me deja aún hace vida normal. Los médicos dicen que no hay nada mejor, pero... ¿acaso un geógolo puede ir así a buscar muestras para sus alumnos? En absoluto. Necesito que vengas cuanto antes. Sí, podría decirse que es urgente, aunque prefiero darte más detalles de ello en persona. Ya sabes donde vivo, aunque fue hace tanto tiempo que quizás no lo recuerdas. Te adjunto al final de esta carta la dirección.

Acude cuanto antes, por favor.
Walter Emerald.

 

Un buen día, en pleno agosto, recibiste una carta de Walter Emerald, catedrático de la Universidad de Boston y amigo de antaño. Era una breve y concisa carta escrita a mano, instándote a visitarle en su mansión cuanto antes, sin un aparente motivo concreto (solamente se remarcaba su gravedad). El doctor Emerald, de 51 años, fue un afamado geólogo en su juventud, pero desde hace varios años da clase en la Universidad, ya que se partió la pierna por dos sitios durante una expedición y ese fue el fin de sus aventuras. Su vida ahora es tranquila y sin complicaciones (posee una buena fortuna...), y reside un gran palacio construido durante la época de la guerra secesionista cerca de la bahía de Boston.

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02/01/2016, 11:32
Director

Agosto de 1939.
Días antes de la invasión Alemana a Polonia.

Querido amigo,

mucho tiempo ha pasado desde que hablamos, tal vez demasiado. Mis devaneos, mi trabajo... no me han permitido disfrutar del ocio como quisiera, ciertamente. Bueno, realmente no es cierto, como ya sabéis: este aparato que me colocaron en la pierna no me deja aún hace vida normal. Los médicos dicen que no hay nada mejor, pero... ¿acaso un geógolo puede ir así a buscar muestras para sus alumnos? En absoluto. Necesito que vengas cuanto antes. Sí, podría decirse que es urgente, aunque prefiero darte más detalles de ello en persona. Ya sabes donde vivo, aunque fue hace tanto tiempo que quizás no lo recuerdas. Te adjunto al final de esta carta la dirección.

Acude cuanto antes, por favor.
Walter Emerald.

 

Un buen día, en pleno agosto, recibiste una carta de Walter Emerald, catedrático de la Universidad de Boston y amigo de antaño. Era una breve y concisa carta escrita a mano, instándote a visitarle en su mansión cuanto antes, sin un aparente motivo concreto (solamente se remarcaba su gravedad). El doctor Emerald, de 51 años, fue un afamado geólogo en su juventud, pero desde hace varios años da clase en la Universidad, ya que se partió la pierna por dos sitios durante una expedición y ese fue el fin de sus aventuras. Su vida ahora es tranquila y sin complicaciones (posee una buena fortuna...), y reside un gran palacio construido durante la época de la guerra secesionista cerca de la bahía de Boston.

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02/01/2016, 11:33
Director

Agosto de 1939.
Días antes de la invasión Alemana a Polonia.

Querido amigo,

mucho tiempo ha pasado desde que hablamos, tal vez demasiado. Mis devaneos, mi trabajo... no me han permitido disfrutar del ocio como quisiera, ciertamente. Bueno, realmente no es cierto, como ya sabéis: este aparato que me colocaron en la pierna no me deja aún hace vida normal. Los médicos dicen que no hay nada mejor, pero... ¿acaso un geógolo puede ir así a buscar muestras para sus alumnos? En absoluto. Necesito que vengas cuanto antes. Sí, podría decirse que es urgente, aunque prefiero darte más detalles de ello en persona. Ya sabes donde vivo, aunque fue hace tanto tiempo que quizás no lo recuerdas. Te adjunto al final de esta carta la dirección.

Acude cuanto antes, por favor.
Walter Emerald.

 

Un buen día, en pleno agosto, recibiste una carta de Walter Emerald, catedrático de la Universidad de Boston y amigo de antaño. Era una breve y concisa carta escrita a mano, instándote a visitarle en su mansión cuanto antes, sin un aparente motivo concreto (solamente se remarcaba su gravedad). El doctor Emerald, de 51 años, fue un afamado geólogo en su juventud, pero desde hace varios años da clase en la Universidad, ya que se partió la pierna por dos sitios durante una expedición y ese fue el fin de sus aventuras. Su vida ahora es tranquila y sin complicaciones (posee una buena fortuna...), y reside un gran palacio construido durante la época de la guerra secesionista cerca de la bahía de Boston.

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02/01/2016, 13:00
Richard Castle

Era un día caluroso en la ciudad de Nueva York. A pesar de mis éxitos como escritor, mi fama, mis buenas fiestas... notaba que me faltaba algo. Sobre mi escritorio tenía varias hojas manuscritas con ideas para mi nuevo libro. Pero no alcanzaba a empezar a escribirlo. Me sentaba y me colocaba, como siempre hacía, en el pellejo de Malcolm Reynolds, transmitiendo luego lo que sentía, veía e incluso respiraba o palpaba en cada una de mis acciones. Pero de un tiempo a esta parte, eso se había apagado. No lograba vivirlo. Y si no lo vivía, no podía escribirlo. Quizás no sea tan mala idea irme un tiempo a alguna expedición aqueológica Egipto no estaría mal, quizás allí se me refresquen las ideas pensé mientras revisaba el correo.

Allí encontré una carta de mi viejo amigo Walter Emerald. Tuve ocasión de conocerle durante mis últimos años en la Universidad, tras su accidente, y en más de una ocasión recurrí a sus conocimientos y su experiencia en sus viajes y expediciones para documentarme en mis libros y escribirlos lo más próximos a la realidad posibles. Las consultas nos llevaron a hacernos grandes amigos.

Leí la carta, dos veces. No podía creerlo "¿acaso un geógolo puede ir así a buscar muestras para sus alumnos?" sonaba a una invitación a lo que necesitaba en ese momento. Una expedición. Aunque también podía ser salir a buscar piedras en el jardín... pero para eso ya tenía mayordomos y no iba a escribirme para eso...

No lo dudé dos veces. Corrí a mi dormitorio y saqué la maleta. La preparé deprisa, metiendo en ella todo lo que consideré necesario para el viaje. La maleta quedó completamente llena. Había tanto ropa de abrigo como de verano, calzado y mudas. Y aun he de meter el resto.

Cogí mi vieja mochila. Me la regalaron al acabar la universidad, pensando que la usaría en mis viajes expedicionarios. Quien iba a decir que los haría todos desde la comodidad de mi escritorio... hasta hoy. En ella metí papel, pluma, tinta, la cámara fotográfica y poco más. Escribí una carta a mi familia explicándoles mi viaje.

Salí de mi lujoso apartamento, maleta en mano y mochila en la espalda. La primera pesaba cosa mala. En las escaleras del portal me encontré con la señora Prump. Una adorable mujer, de una considerable edad. Se encargaba de mantener el orden y limpieza en mi casa y muchas veces en mi cabeza. De vez en cuando guisaba para mi. Era un ángel de mujer, aunque demasiado mayor para mi.

Buenos días señora Prump. Me marcho de viaje a Boston, no se durante cuanto tiempo. Ya les escribí a mis padres contándoles todo agité un sobre cerrado y sellado en mi mano libre. Tómese este tiempo de descanso, la avisaré de mi regreso! salí del portal como alma que lleva el diablo y lancé la carta al buzón.

Luego fui al banco a sacar dinero en efectivo para el billete en tren y demás gastos de viaje, tras lo cual sali disparado a la estación de tren con la esperanza de no tener que esperar demasiado al siguiente tren que saliese hacia Boston.

 

Notas de juego

El reloj mecanico entiendo que es un reloj de bolsillo de la época? Es uno de los objetos que lleva el escritor de serie y no me acorde de preguntartelo hasta ahora.

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02/01/2016, 19:11
Arthur Namur

Me sorprende de la carta. No porque me pida que vaya a verlo y sutilmente como disculpamdose me recrimine el tiempo que hace que no lo visito.

No, no es sólo eso pone que es urgente y después elude el tema…

Miro la fecha de la carta y la del mata sellos por si hubiera tenido que haberla recibido antes.

La dejo en la mesa y procedo a darme una ducha y cambiarme de ropa. Me recriminaría con la mirada el no presentarme correctamente mas que el poco tiempo que me ocupara.

Salgo a la calle y me dirijo hacía su mansión.*

Notas de juego

*Si lo requiriera la distancia usaría mi vehículo, de tenerlo, o habría llamado un taxi.

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03/01/2016, 12:01
Director

Pareció que dudabas un poco. ¿Dudabas de Walter Emerald? Había salido en periódicos locales muchas veces, hasta en algún programa de radio refiriéndose a algún encuentro "mágico" con los minerales. Al menos él los llamaba así: era un experto geólogo, y los amaba "mágicamente" su profesión hasta límites insospechados. Y aquello era precisamente lo que te infundaba respeto... ¿porqué a tí? ¿No había un plantel entero de profesores y otros compañeros en la Universidad?

Ciertamente, no habíais coincidido en expediciones (pese a que los dos las habíais realizado), y había intercambiado contigo siempre pocas palabras aunque en cuantiosas ocasiones. ¿Acaso era motivo para invitarte a su casas? Bueno, tal vez sí. "De catedrático a catedrático", debió pensar.

Tras la ducha, tomaste un taxi. No tardó en esperarte en la puerta de tu casa. Una vez te montaste, observaste la lluviosa calle ahí afuera, a través del cristal. Tras cruzar la bahía, llegaste a la lujosa mansión del doctor Emerald. Tras bajarte del coche, caminaste hasta las rejas exteriores. Te diste cuenta que otro taxi llegaba por detrás, y salía un hombre, que se acercaba hacia tí.

Notas de juego

Quítate 10$ por el taxi.

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03/01/2016, 12:11
Director

La señora Prump te miró con el ceño fruncido. No es que tuviera un mal día, sino que vio algo en tus ojos. ¿Emoción, quizás? La mujer estaba bastante acostumbrada a ver en tu casa manuscritos, hojas garabateadas y pequeños "croquis" de ideas, figuras y esquemas de posibles narraciones. Lo curioso es que pocas veces te miraba, por ello, a los ojos. Pero esta vez lo hizo (debido a tu prisa) y pensó que tenías algo entre manos, y bastante interesante.

* * *

El tren no tardó en silbar. Negro rutilante era su lomo, y aun estando estático en la estación era imponente. Comenzaban, entonces a llamar a los pasajeros, y a través de sus revisores a acomodarlos en los asientos. Walter Emerald... ¿qué querría este tipo? Había salido en periódicos locales muchas veces, hasta en algún programa de radio refiriéndose a algún encuentro "mágico" con los minerales. Al menos él los llamaba así: era un experto geólogo, y los amaba "mágicamente" su profesión hasta límites insospechados. Y aquello era precisamente lo que te infundaba respeto... ¿porqué a tí? ¿No había un plantel entero de profesores y otros compañeros en su Universidad? Al menos te quedaba la esperanza que entre toda esa gente aún tuviera un hueco para tí en su memoria o en su corazon.

Walter Emerald... -pensabas durante el viaje-. Una vez en Boston, tomaste un taxi en la estación hasta la lujosa mansión del geógolo, en la bahía de la ciudad. Nada más abrir la puerta, un tipo estaba delante de las rejas exteriores, como yendo entrando en la vivienda. No se dió cuenta, pero lo sorprendiste por detrás.

Notas de juego

Quítate: 40$ por el tren y 10$ por el taxi.

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03/01/2016, 12:12
Director

Notas de juego

Podéis postear juntos. Richard llega por detrás y sorprende a Arthur entrando en el recinto.

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03/01/2016, 13:59
Arthur Namur

Notas de juego

Un detalle muy importante para el post. ¿Nos conocemos aunque sea de vista?

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03/01/2016, 14:13
Richard Castle

Notas de juego

Leyendo tu historia.. lo veo imposible. Mientras tu peleabas en el frente, yo debía estar en los primeros años universitarios o escaqueándome de todo, como buen niño rico.

Edito: espera.. son 13 años de diferencia.. Si a los 31 estabas en la universidad, puede que te encontrases con el pipiolo de Richard de 18 años.

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03/01/2016, 17:23
Luke Sullivan

Releyó la carta recostado en el sillon de cuero de la biblioteca de la mansion Sullivan. Luego dobló la hoja y la volvió a meter en el sobre y lo dejó encima de la mesita. Alli habia un vaso lleno un de un extraordinadio Brandy español.  Solo habia un centenar de botellas en el país y la mitad de ellas estaban en la bodega de aquella casa. Lo cogió y sorbió y miró por las cristaleras. Los ultimos rayos de sol se vetían sobre el extraordinario jardin de la casa. Bebió otro sorbo y dejó el vaso e hizo sonar la campanilla mientras observaba como se alargaban las sombras de los pinos sobre el cesped y una ligera brisa arrastraba las hojas secas.

- ¿Señor?

- Prepare el coche Tim

- ¿Cual de ellos?

- El rolls royce

- De acuerdo señor 

- Y prepare equipaje para una semana. 

- Si

- Mañana por la mañana salgo para Boston

- Si señor

- ¿Se llevará usted a Harold?

- No. No necesitaré chófer. Iré solo. Puede retirtarse

- Si señor

- Ah. Tim Una cosa más

- ¿Si?

-Traiga mas coñac de este - Luke señaló el vaso vacio

- De acuerdo

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03/01/2016, 20:14
Richard Castle

El viaje fue pesado y el calor agobiante, es lo que tiene el maldito mes de agosto. No me resultó muy difícil encontrar un taxi libre que me llevase a la mansión de Emerald. Se notaba que estábamos cerca del mar, ese olor característico inundaba el ambiente al igual que esa humedad pegajosa. Pagué al taxista lo que consideré una suma desorbitada por el viaje en si, pero no me quejé, pues al menos se molestó en bajarme la maleta del coche.

Mientras descendía del vehículo vi a un hombre en la puerta de la verja de la mansión. ¿Quién será?

Espere, por favor.. no cierre la puerta. Le dije mientras colocaba mi mochila en el hombro y agarraba la pesada maleta con ambas manos y arrancaba a correr hacia él. Muchas gracias, caballero. Me paré a su lado. Soy Richard Castle, me presenté con tono orgulloso, como si todo el mundo reconociese mi nombre y mis libros, tendíendole la mano mientras con la otra aguantaba le peso de la maleta.

¿También es amigo del señor Emerald? Pregunté con curiosidad mientras iniciaba el paso hacia el edificio. No quiero ser brusco, pero ... pesa... y mucho... le susurré mientras le señalaba la maleta. Y hace demasiado calor aquí fuera.

Tenía la esperanza de que dentro se estuviese mejor.

Notas de juego

Ok, romperé el hielo yo... Si consideras que a esa edad pudimos conocernos en la universidad, pues me refrescas la memoria ;)

Claro que.. tambien soy Richard Castle, "un famoso escritor..." si lees libros de aventuras xDDD

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03/01/2016, 23:28
Arthur Namur

Me giro un momento al oír pararse un coche justo a mi lado bajando un joven que parece venir de un largo viaje.

Antes de poder plantearme que hacer se me presenta. – Soy Arthur Namur y por lo que dicen también ha debido ser citado por el doctor Emerald. – Mientras le estrecho la mano.

Volviendo la cabeza indicando el camino hacía la puerta principal.

– En ese caso no lo hagamos esperar y – haciendo una pausa mirando como intenta mantener levantada la maleta – podrá dejarla en la mansión.

Sin esperar su respuesta, asumiendo que me seguirá, me dirijo a la puerta llamando con su exclusivo picador de Carraca del que esta tan orgulloso el doctor.

Todavía recuerdo el primer día que me invito y me explico que después de participar en el comité internacional que confirmo la localización de la cantera que suministro el mármol de Carraca para el palacio de Augusto solicito donde encontrar un artesano que le elaborara un recuerdo.

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04/01/2016, 00:00
Director

Tim se apresuró.
Era eficaz, un hombre que tenía ganada tu confiaza desde hacía tiempo. En poco tiempo un flamante Rolls Royce ya asomaba por los ventanales de tu hogar, esperando a que fuera conducido. Mientras tomabas la última copa de ese coñac y pensabas en la carta, Tim comenzaba a mover maletas de cuero. La puerta de entrada, dejaba pasar la corriente por el hall y hacia el salón, señal de que tu sirviente se apresuraba en cumplir tu mandato. No tardó ni media hora en preparar todo, y era como el hecho de que escuchar tu palabra lo activara como un protocolo de emergencia.

* * *

El camino a Boston no fue complicado. Cruzaste algunos estados y disfrutaste del viaje. En tu cabeza sólo resonaba una pregunta: ¿Qué querría el doctor Emerald de mí? Aquella carta no es que fuera ni muy intrigante ni una petición de auxilio en toda regla... mas bien ambas cosas y ninguna. Sea como fuere, te parecía extraño que el geólogo confiara de nuevo en tí: ahora sabías que se había retirado de su actividad de campo hacia la docencia en las aulas universitarias. Catedrático, nada menos; pero el mismo semblante de siempre. Había salido en radio y en algún programa local, y ahora era el momento de averiguar qué quería.

Tras llegar a Boston y bordear la ciudad por la costa, llegaste a una imponente mansión en la bahía, justo en el lugar en que la dirección adjunta en la misiva anunciaba. Tras aparcar sin apenas problemas, dejaste las maletas en el coche y te encaminaste a la verja del recinto. Tras traspasarla caminaste hasta la puerta de la vivienda, y golpeaste en el picador dorado.

Notas de juego

¿He de suponer que Tim es tu "contacto eficaz"?

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04/01/2016, 00:00
Dr. Walter Emerald

Richard Castle:

Me desinflé bastante cuando vi reflejado en su rostro que no reconocía mi nombre, ni lo relaccionaba con la literatura. Y la maleta no me ayudaba mucho a mantener la compostura. Sigo a Arthur como puedo, manteniendo la maleta sujeta con ambas manos, andando con pasos cortos y acelerados a la vez, mientras me voy golpeando las rodillas con ella. Sólo me faltaba que se me cayese al suelo y se abriese...

¿Dicen? pregunté desde atrás. ¿Citado? hice una breve pausa si... podría decirse que si... pero lo considero... más..una invitación de un.. viejo amigo.... el calor y la maleta, me tenían afixiado. Por fín alcancé a Arthur, claro que si no llega a estar la puerta cerrada, dudo que hubiese llegado a su lado. Dejé la maleta en el suelo mientras esperábamos a que abriesen. Por fortuna la maleta llegó bien, aunque no podía decir lo mismo de mi. Saqué un pañuelo de mi bolsillo y me sequé el sudor que empezaba a acumularse en mi frente, mientras sonreía a Arthur. ¿Llamaste? pregunté con ligera impaciencia.

Necesitaba asearme, agua y... ¡dejar la maleta en algun lado!

Tras el cordial saludo (en el ambos sabíais que habíais sido convocados por la misma persona), llegasteis hasta la puerta. Y alguien la abrió. Era él. Era el doctor Emerald.

Walter para los amigos. Pero no estábais seguros de que lo fuérais, pues había pasado tanto tiempo... Su cara fue de asombro, mezclada con cierta emotividad e incredulidad.

Bien... venidos -y tuvo que tragar algo de saliva a mitad de palabra-. Luego os extendió la mano para estrechárosla, pero antes de poder hacerlo el picador de la puerta sonó varias veces. Alguien más llamaba. ¡Oh! ¡Disculpad! -entonces se giró hacia la puerta y se dispuso a abrirla-.

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04/01/2016, 00:02
Dr. Walter Emerald

Un tipo abrió la puerta.

Era un tipo canoso y erguido. Su cara fue de asombro, mezclada con cierta emotividad e incredulidad. Parecía que te esperaba y que a la vez no. Enseguida te reconoció y esbozó una sonrisa.

¡Señor Sullivan...! -musitó-. Bienvenido a Boston, y a mi casa. ¡Pase! ¡Pase, no se quede ahí! No es el primero que ha llegado, aunque parece que por fin estamos todos.

Entonces se giró, esperando a que entraras. No hizo además de ofrecerte la entrada, sino que dejó que tu mismo cerraras la puerta. Allí dentro había dos tipos aguardando. Parecía que también acaban de llegar.

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04/01/2016, 00:08
Dr. Walter Emerald

¡Señor Sullivan...! -decía Walter hablando con un tipo nada más abrir la puerta-. Bienvenido a Boston, y a mi casa. ¡Pase! ¡Pase, no se quede ahí! No es el primero que ha llegado, aunque parece que por fin estamos todos.

Fue entonces cuando un tercer invitado irrumpió. El anfitrión camino hacia vosotros con el último convocado. Ahora érais tres.

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04/01/2016, 00:09
Director

Tres tipos reunidos delante de una eminencia en Boston. Al parecer, y por lo que vuestras mentes dedujeron al momento, Walter Emerald había enviado sendas cartas a los tres instándoos a acudir a aquella reunión. Al fin lo había conseguido. Os encontrábais en un amplio recibidor con un mueble blanco con rebordes y acabados dorados, que apoyaba un espejo de pared casi en su base, más bien emulando que descansaba sobre él. Pero aquello no era el foco de atención: el propio recibidor y las salas contiguas que podían percibirse de un vistazo (un amplio salón, una sala para gabardias, lo que parecía un pasillo en el extremo opuesto del espejo...) estaban patas arriba. Casi literalmente. Lo más probable es que hubieran pasado cien decenas de duedecillo por allí a golpe de soplido, o tal vez y más probablemente, un huracán. Pero los huracanes no eran tan frecuentes en Boston.

Mirábais casi de reojo (por no importurnar al afamado y adinerado doctor Emerald con indiscreciones), pero es que realmente era inevitable preguntarse qué había pasado allí. Además, el rostro del doctor delataba que apenas había dormido en las últimas horas.

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04/01/2016, 00:20
Dr. Walter Emerald

Bueno, Señor Sullivan, he aquí al señor Arthur Namur y al señor Richard Castle -como presentándoos-. Supongo que no se conocen -retóricamente-. El señor Namur es colega de universidad, concretamente académico de Historia Precolombina aquí en Boston. En cuanto a Richard, resulta inconcebible no haber leído algo suyo, o incluso haber escuchado su nombre. Y hablando del último en llegar, Luke Sullivan es piloto con gran trayectoria, ¿verdad que sí? -hablaba como hubiérais venido a comenzar un club de debate y fuera aquella la primera sesión-. Además, evitó dar más detalles de cada uno, pues la cuestión era otra... Acto seguido os invitó a pasar a un salón más grande.

Os agradezco a los tres que hayáis acudido con tanta presteza -confesó-. Temí incluso que olvidárais mi carta...

Su rostro delataba gran cansancio también mientras hablaba.

Notas de juego

Pues nada, estáis los tres juntos. Podéis postear juntos.

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04/01/2016, 00:30
Richard Castle

Ahora entiendo porque venía tan tranquilo y sin maleta... pensé tras escuchar a Emerald. Me giré casí violéntamente hacia Luke Hola! Soy Richard Castle! apreté con fuerza la mano de Sullivan, animado por las palabras del buen doctor. Un placer conocerle, señor Sullivan.

Luego me giré y miré a los envejecidos ojos del doctor y extendí mis brazos a los lados, dándole un efusivo abrazo con un par de palmaditas en la espalda incluidos. Me alegro tanto de verte! Y de que hicieras venir! Me retiré de su lado, sonriente.

Durante el abrazo aproveché a echar un ojo al revuelo montado por la casa. La última vez que vi un revuelo así, fue en la fiesta de la hermandad... donde casi nos cogen los polis con toda la bebida ilegal.... estúpida ley seca. De hecho.. creo que la casa estaba más recogida que lo que veían mis ojos en este momento...

Tras los saludos y presentaciones iniciales, seguí las indicaciones del anfitrión, dejando la maleta en la puerta y accediendo a la sala que nos indicaba.

Notas de juego