Partida Rol por web

Avanzábais por la cuenca amazónica de aquella parte de Perú. Mucho habíais recorrido desde Boston, incluso desde vuestro propio hogar previamente, para estar allí. En realidad, aquel viaje en forma de favor de una amigo vuestro se había convertido hacía ya muchos días en un peligro constante, un peligro tras otro. Eso sí: Richard Castle, seguramente, podría escribir una serie de novelas concatenadas, y Arthur podría escribir cuantiosos artículos académicos sobre muchos temas. Las vistas del Amazonas (aunque estuviérais dentro y no sobrevolándolo, por ejemplo) eran impresionantes; y pese a que en muchas ocasiones tuvísteis que apartar hojas y agacharos para no golpearos la cabeza con ramas bajas, estábais disfrutando aquella improvisada expedición. El verde imperaba por doquier, y la humedad era la reina de aquella aventura ¡menudo calor! A cada paso que dábais el sudor os corría por la piel y poco a poco os íbais quedando sin agua... Eso sí: numerosos riachuelos de agua que corría hacía poder rellenarlas sin problemas (de tales indicación se encargaba el guía). ¿Parecía todo tan idílico?

En la segunda jornada de viaje, despues de haber acampado y aún amaneciendo, oísteis pasos, pasos acercándose. Casi sin poder reaccionar para esconderos, vísteis a dos tipos empuñando sendas dagas en sus manos, delante de vuestro improvisado campamento de aquella noche. Llevaban vestidos largos, como una especie de túnicas parduzcas (en verdad, no muy propicias para caminar por la selva). También llevaban unos tatuajes en la frente: como dos anillos dibujados sobre sus cejas. Al veros, se quedaron inmóviles, y luego (pareciendo que se relamían por dentro) se abalanzaron con los filos contra vosotros. Emily y el guía, aterrorizados, se echaron a un lado.

Estoy medio adormilado pensando en preparar el café para acabar de despejarnos. No hago caso de los pasos pensando que es uno de mis compañeros que ha tenido que ocuparse de un asunto personal. Hacemos ver mutuamente que no nos damos cuenta de estas cosas por motivos de nuestras costumbres.

De pronto me doy cuenta que son dos desconocidos y con intenciones hostiles ya que sino no llevarían las armas en las manos.

Estaba recien levantado. Tanto tiempo en la selva te hace superar al miedo de los insectos que puedan hacerte algo a lo largo de la noche, por lo que podría decirse que había dormido como un bebé. Salvo por una cosa... Los ronquidos de Emily. Como es normal, las mujeres no roncan, sólo respiran hondo, ni se tiran pedos, son los aires de una princesita, ni eruptan, tan sólo exclaman sorprendidas.Podría seguir, pero no acabaría nunca.. Así pues el tema era inmencionable.
Con los ojos llenos de legañas y la boca abriéndose cada diez segundos por mis bostezos, me acerqué a una con buenos árboles y plantas donde evacuar. Al finalizar regresé a mi confortable cama con la vaga esperanza de poder dormir un poco más. No me había ni tumbado cuando escuché los pasos. Segundos después vi a los hombres con sus dagas casi saltando sobre nosotros.
Me apresuré a agarrar mi florete para equilibrar las fuerzas mientras veía como Emily y el guía se ponían a cubierto.

Los tipos se lanzaron contra vosotros sin esperar a nada, en un santiamén. Sus intenciones eran claramente hostiles y evidentes. Cada uno de los tipos corrió hacia cada uno de vosotros (uno hacia Richard y otro hacia Arthur), con sus filos en la mano.

Intento defenderme del imprevisto ataque dejando la cafetera en mi mano izquierda par intentar desviar su arma. Mientras me levanto intento desenfundar mi cuchillo adoptando una posición de combate.

Desenvainé mi florete, el cual descansaba junto a mi improvisada cama. De paso, tomé un puñado de tierra del suelo en mi mano izquierda. Florete en mano, mi trampa cegadora y con la seguridad de las clases de esgrima recibidas, no dudé en salir al encuentro de nuestros asaltantes con la finalidad de dar el primer golpe o al menos intentarlo.

Richard fue el primero en reaccionar ante las evidentes hostilidades que se os avecinaban. Castle tomaba su florete aun sin desenvainar y un puñado de tierra húmeda del suelo dispuesta a lanzarlo al tipo que venía hacia él. Consiguió cegarle un poco y hacer que reculara, pero no que se detuviera**.

Pese a que Arthur interpuso una cafetera entre él y su rival, éste consiguió acuchillarle con cierta gravedad, pues le hizo un corte en su pierna.

Daño: 2 (/2 por pierna): 1 punto de daño.

Acto seguido, mientras el catedrático lograba sacar su cuchillo, el otro tipo se abalanzó sobre Castle, aún con la tierra en los ojos, y le intentó clavar el cuchillo que llevaba. Finalmente acertó.

Daño: 5 (x2 en cabeza): 10 puntos de daño.

El corte fue absolutamente aterrador, y muy cerca de la vena yugular. Quizá por milímetros no habría muerto el escritor. Richard se llevó la mano a la garganta, y veía que estaba sangrando bastante.

Esto no era un juego, no era uno de mis libros. Esto era real. Me dolía. Sangraba. Podría morir aquí mismo. Debía reaccionar. Luchar o morir, no había nada más. Me mantuve con la mirada fija en el tipo aquel. Su daga estaba manchada con mi sangre y en sus ojos podía ver que habría más si paraba, no buscaban prisioneros. Sólo muerte.

Luchar o morir. Repetí en voz alta segundos antes de lanzar mi ataque sobre aquel desalmado.

No me ha ido tan mal la cafetera, he logrado ganar tiempo para desenvainar mi cuchillo desviándolo de algún punto vital.

Busco un hueco en su guardia para atacarlo mientras continuo intentando desviar su daga con la cafetera.

Iniciativas:

Arthur: 21
As2: 20 --> Ataca a Arthur con su daga.
Richard: 10
As1: 10 --> Ataca a Richard con su daga.

Arthur se lanzó con su cuchillo contra su agresor. No se lo pensó dos veces y atacó con fiereza a al tipo, clavándole el cuchillo en su estómago.

Daño: 2 puntos de daño.

Acto seguido, el tipo quiso devolverle "el favor" al catedrático, utilizando su daga como "regalo". No obstante, no logró acertarle frente a la agilidad del Arthur. Acto seguido, ya con su florete a la vista, Richard Castle no hizo sino lanzarse contra su agresor, clavándole magistralmente la punta de la espada en el brazo donde tenía su daga.

Daño: 9 (/2 por brazo): 5 puntos de daño.

Tengo a mi agresor desarmado frente a mi. Pero no voy a dejarle ir, tendrá las mismas oportunidades que yo de salvarse: ninguna. Aprieto con fuerza el puño de mi florete y vuelvo a lanzarle una estocada, esperando que esta sea mortal y si no lo es, al menos que el dolor que le cause no le permita recoger su arma.

Es o ellos o nosotros. Conmigo y Richard no tendrán ninguna piedad pero no me cambiaría por Emily si acaban con nosotros. Ahora nuestro guiá…

Me lanzo hacía el después de haber hecho chocar la cafetera contra la parte sin filo del cuchillo.

Iniciativas:

As1: 18 --> Recoger su daga
Arthur: 16 --> Esquivar/Parar + ARmas de filo contra As2
As2: 15 --> Esquiva el ataque de Arthur
Richard: 10 --> Atacar a As1

Arthur cargó contra el que tenía delante, clavándole con grandísima precisión el cuchillo en el vientre y haciéndole un buen agujero... Lástima que no fuera un arma mayor (pues hubiera muerto quizá en el acto).

Daño: 6 puntos de daño.

Acto seguido Richard se envalentonó pese a lo fatídico de su estado, pero en aquella situación era matar o morir, ciertamente. Con decisión (y no sin gran dolor), esgrimió con sutileza de nuevo aquella espada que tanta añoranza traía a la suya misma.

Daño: 12 (x2 en cabeza): 24 puntos de daño.

Cuando Richard hizo volar la espada, Emily vio cómo aquella antigualla de su tienda atravesaba de parte a parte, por la yugular, el cuello del tipo que intentaba recoger la daga. El filo salió por el otro extremo de su malogrado cuello, refulgente de fresca sangre roja. El tipo murió en el acto, y Castle sacó su espada con entereza, aunque no menos de sorpresa. Sin duda un buen comienzo de novela, sí señor.

Sigo combatiendo contra mi adversario no hay tiempo para distracciones.

Intento aprovechar su posible sorpresa de que a pesar de sorprendernos todavía estemos en pie.

Cuando vuelvo a creer tener una nueva ocasión lo vuelvo a atacar pero preparado par intentar desviar su arma con la cafetera.