Partida Rol por web

Despiertas en una habitación de uno de los pisos francos del Gremio de Asesinos. Incapaz de permanecer más tiempo en la cama a pesar del cansancio, te levantas y te acercas a una de las ventanas. Abres ligeramente una contraventana de madera y miras al exterior. Por la intensidad de la luz del sol, fijo sobre el cielo de Uldnacht, calculas que no hace demasiado que ha pasado el mediodía... Lo que implica que a penas has dormido cinco horas. Siempre has preferido vivir de noche y descansar de día. Además de que la oscuridad es beneficiosa para tu trabajo, la noche te evita tener que encontrarte con gente que no te importa lo más mínimo.

Pensativo, te sientas en el alféizar de la ventana, observando a la gente que pasea por las calles de la Periferia, ignorando los secretos que dominan la capital, ciegos a los hilos que caprichosamente dominan su destino. Tratas de centrar tus pensamientos, de ordenar los recuerdos que te mantienen en vela:

Todo empezó hace dos días, cuando alguien atacó a una hechicera que acababa de regresar a la ciudad con el testimonio de una derrota del ejército Uld en la frontera Truil. Obviamente el hecho llamó tu atención tan pronto tus espías en la guardia recibieron la información. Cualquier ataque a un hechicero en esta ciudad va más allá de las competencias de los grupos menores de asesinos de la Periferia; es parte de tu terreno. Por supuesto en ocasiones permites que otros menos competentes se encarguen de sus propios asuntos, pero siempre habías estado al tanto de ellos... Hasta ahora.

No te costó demasiado investigar a la hechicera. Jezzabel, una oficial lenguatormentas, hechiceros alados que controlan el clima y el rayo con el poder de su voz. Oficial del gremio y desplazada con una unidad militar a la frontera. Lo más curioso de ella es que es la primera hechicera que regresaba a la capital después de las últimas derrotas que han sufrido vuestras tropas contra los Ulds. Al día siguiente del asalto que sufrió estaba pensado que testificase ante el propio Consejo para contar lo ocurrido en la frontera.

Pero la historia no termina ahí. Otros dos magos llegaron esa misma noche a la ciudad: un excéntrico danzallamas, casi demasiado joven como para que se le permita unirse a las filas de vuestro ejército y una mercenaria dindavara, metamorfoseada en centauro al sintonizarse con su escuela. Por algún motivo, fue la extranjera quien testificó en el Consejo en vez de Jezzabel. Y su testimonio acabó con las tropas de Uldholm preparándose para un asalto a la frontera.

Bruscamente, te levantas de la ventana, reprimiendo las ganas de golpear la pared. Ambos hechiceros fueron también atacados ayer por la noche y, de nuevo, ni tú ni tus hombres habéis tenido nada que ver. Pocos grupos en esta ciudad pueden atreverse a atentar contra miembros del Gremio de Encantadores, pero menos aún pueden hacerlo sin que los Asesinos se enteren.

Llaman a la puerta y en un acto reflejo tu mano sale disparada hacia la empuñadura de una de tus dagas.

- Maestro Ledoma - la suave voz de Hannah se escucha sobre el chirrido de los goznes mientras se mueve la pesada hoja de madera.

Hannah. La dulce Hannah, con una mirada inocente y un cuerpo deseado por la mayor parte de los hombres y mujeres de esta ciudad. Una de tus más prometedoras aprendices. La sacaste de las calles y no tardó en mostrarte su valía. Capaz de encandilar con un parpadeo a cualquiera con un mínimo de sangre en las venas, hay pocos que puedan resistirse a sus encantos. Es fácil confiar en ese rostro angelical, en esa dulce mirada... y no darse cuenta de la daga que oculta bajo su corpiño o el veneno que vierte sobre tu copa.

- El Sin Rostro ha solicitado su presencia en la base principal - dice tras hacer una leve reverencia al verte ya levantado.

Sin Rostro. El máximo representante de vuestra orden, el Asesino supremo de Uldholm. Lo cierto es que tras los acontecimientos de las últimas noches esperabas su llamada, pero no por esperada la convocatoria hace que te sientas menos nervioso. Muchos dicen que no es humano, que sus poderes van más allá de lo que cualquier hombre puede alcanzar. Sabes que se equivocan: tus agudos sentidos sobrenaturales te habrían revelado cualquier conjuro a su alrededor. Sin embargo, su presencia es impresionante por si misma, lo cual lo hace casi más turbador que si estuviera ayudado por algún hechizo... Y te ha llamado a su presencia.

- No se puede hacer esperar al Sin Rostro.

Oligis Ledoma sonríe a su joven pupila y con movimientos fluidos recoge la capa oscura, tan repleta de pequeños bolsillitos como si fuera de factura dindavara, todos ellos destinados a ocultar los útiles y herramientas de su peculiar oficio. Contempla a la muchacha de reojo, regocijándose con la sensualidad y el poderoso magnetismo erótico que emana de ella. Sin duda Oligis no es tampoco ajeno a sus evidentes virtudes, pero a diferencia de otros, él sabe cómo tratar con las mujeres de belleza hechicera, incluso las que son tan peligrosas como la dulce Hannah.

Basta con saber controlar el juego de equilibrios de poder. Entender el principio del intercambio de favores y servicios. Por ejemplo, en el presente caso, el Maestro Ledoma es muy consciente de que ella desea con toda su alma progresar en el gremio y aprender sus secretos y habilidades, daría cualquier cosa por lograrlo… y por eso él se permite el lujo de disfrutar de los favores de su pupila cuando y como le apetece. Goza de su cuerpo mientras ella disimula hábilmente su disgusto, su interna repulsa… pero consiente. Y finge maravillosamente bien.

Así le hace incluso un favor, de hecho, entrenándola para que sea capaz de engañar mejor a los peculiares “clientes” de su peligroso oficio. Todo es así de simple. Sabe también que todo fluye y todos los equilibrios son esencialmente inestables… ya llegará el momento en que ella crea haber aprendido todo lo necesario. Pero para entonces muchas cosas pueden haber cambiado, incluida su propia posición de poder en el Gremio de Asesinos.

Lo cual le conduce al siguiente tema de atención. Todas las relaciones humanas se reducen a un intercambio de favores y servicios, a un equilibrio de intereses. Y Oligis Ledoma cree saber lo que el asesino supremo de Uldholm, el Hombre sin Rostro, desea del pequeño Rey Sombra. Acude raudo y ansioso a su llamada.

Las calles de la Periferia tienen a medio día poca más de actividad que a principio de la noche. Sin embargo, en vez de borrachos, mendigos, prostitutas y delincuentes, ahora son transitadas por sin-gremio, mendigos, amas de casa y aprendices sin fondos para costearse una vivienda en los Barrios Medios.

Dejas atrás la pequeña casa en la que habías pasado la mañana durmiendo y atraviesas los desordenados callejones de la periferia con el paso seguro de quien conoce la zona de la ciudad como la palma de su mano. Maldices el calor del verano, sabiendo que tu atuendo oscuro y tu capa no ayudan precisamente a paliarlo. Sin embargo la suerte te sonríe y en pocos minutos se forma una tormenta veraniega y empieza a llover. Te cubres con la capucha pensando si el brusco cambio de tiempo tendrá algo que ver con un hechizo.

Llegas por fin a los Barrios Centrales y localizas una de las tiendas del Gremio. Entras y rápidamente compruebas que no hay ningún cliente en estos momentos. Mejor así, piensas. Me ahorro unos minutos de charla innecesaria. El falso tendero te hace pasar a la trastienda y aparta unos sacos que ocultan una trampilla. Desciendes por ella dirigiéndote a tu destino.

Las alcantarillas. Uldnacht se enorgullece de un moderno sistema de alcantarillado, pero si superan lo que realmente ocultan esos túneles, probablemente decidirían sellar todas las entradas. Incluso aquí abajo se nota la diferencia entre los Barrios Medios y los Centrales (la Periferia, por supuesto, no tiene alcantarillas). Mientras que estos últimos tienen corredores pavimentados, con altillos que permitan acceder a los corredores principales y pequeños puentes que atraviesan los canales, los Barrios Medios a penas constan con túneles horadados en tierra y apuntalados para hacerlos más seguros. La ventaja que tienen estos últimos es que pocos conocen sus trazados por debajo de la ciudad.

A pesar de la costumbre, no puedes evitar arrugar la nariz por el desagradable olor. Tratando de evitar los túneles más sucios por los que corren más aguas fecales, llegas por fin a los Barrios Centrales. No puedes evitar fijarte en las huellas que dejan tus pies manchados de barro al pisar por fin la piedra de los túneles, pero no le das importancia. Prácticamente nadie baja por aquí para verlas y, aunque lo hicieran, nunca podrían seguirte en tu tortuoso camino hacia la base de los Asesinos.

Por fin llegas al lugar que estabas buscando. Grabado en una piedra ves el símbolo simplificado de tu gremio, un triángulo invertido que simula una máscara con dos lineas horizontales representando las aberturas para los ojos. Cuando un Asesino perpetra un trabajo y por algún motivo quiere dejar constancia de que pertenece al gremio, graba ese mismo dibujo en el cuerpo de la víctima.

Sacas tus dagas e introduces sus hojas en las ranuras del dibujo. Con un chasquido, se abre una puerta de piedra que permanecía completamente oculta junto al emblema. Sin duda el asesino que le fabricó pertenecía también al gremio de los masones.

Entras en vuestro sancta sanctorum y varios guardias bajan sus ballestas de mano al reconocerte.

- Maestro - dice uno de tus propios hombres acercándose a ti. - Le están esperando en la Sala del Consejo.

El hombrecillo sonríe con suficiencia y entra en la sala sin contestar, ajustándose algo mejor la capa y la capucha, con un adorno en forma de disco plateado que cae sobre su frente, como si fuese un tercer ojo, sabedor de que la forma en pico de ave rapaz que el peso le confiere a la prenda da a su rostro, ya de por sí aguileño, un aspecto bastante siniestro que sin duda beneficia la impresión visual que pretende generar.

Hay que saber cuidar los aspectos escénicos antes de una aparición pública…

Claro que no puede esperar impresionar con estos fatuos detalles superficiales al Sin Rostro. Muy pocas veces antes ha tenido acceso personal a él, y menos en una sesión privada, siendo llamado a su presencia… y lo cierto es que no tiene idea de cómo enfocarlo. Es muy difícil saber cómo causarle buena impresión, adivinar qué es lo que desea, lo que debe tener en mente… interpretar el rumbo de sus sin duda complejos y enrevesados planes… Y así no hay quien consiga pié para ganarse su favor, para medrar en el Círculo Interno del Gremio…

Pero ahora podría estar llegando finalmente su gran oportunidad. Esos misteriosos y sin duda irritantes desconocidos que han invadido su terreno, haciendo tentativas de atentado contra unos estrambóticos magos recién llegados de la frontera con los Yermos Truil, pueden ser la inestimable llave que haga que el Sin Rostro se fije en él.

Que le deba una… 

Tiembla internamente ante la osadía de ese pensamiento. Por supuesto que el asesino supremo tiene prerrogativa de ordenar cualquier servicio a los Maestros del Gremio y estos están obligados a satisfacerle. Es más, la facción del Rey Sombra es la que se encarga de los asesinatos de magos, así que él debería haber estado perfectamente informado de todo lo ocurrido y no ha sido así. Pero si alguien es capaz de desarrollar una actividad semejante sin que el Gremio de Asesinos lo sepa, antes incluso de que hagan el primer movimiento, estos tipos no son aficionados. Son una amenaza. Y con toda seguridad, por su responsabilidad en este campo, le encargarán a él que lo investigue primero, y que se encargue de arreglarlo después…

Y sí, puede que ahora su sección parezca quedar en evidencia, pero cuando lo resuelva todo con eficacia y letal profesionalidad… y con su dosis justa de horror y sangre, capaz de dar el merecido escarmiento a quienes pretendan actuar sin tener en consideración a su Gremio… entonces el Maestro Ledoma, el Rey Sombra, habrá realizado una importante tarea directamente para el Sin Rostro. Respondiendo a una petición personal.

Y me deberá una. A partir de ahí, tendré un pié dentro…

La sala del consejo de Asesinos se utiliza casi exclusivamente para discutir asuntos importantes dentro de vuestra orden, que pueden afectar el destino de todo Uldholm. Pocas veces se reúne aquí toda la cúpula del Gremio (dieciséis maestros, uno por cada Gremio de la nación -entre los que te encuentras tú, como especialista en el Gremio de Encantadores-, tres maestros supremos y el propio Sin Rostro). Nunca en todo el tiempo que llevas ostentando tu cargo os habéis reunido aquí, aunque la sala se utiliza también para otros fines.

Tan solo has estado frente al Sin Rostro dos veces. Cuando recibiste tu cargo como maestro asesino y cuando se nombró a otro miembro del círculo interior. Como segundo maestro más joven de tu gremio, ahora mismo ocupas el puesto número 19 en la jerarquía... Algo que esperas subsanar por méritos si cumples la misión que esperas te encomienden.

En esta ocasión, la sala del consejo parece completamente vacía, salvo por una lámpara que emite una luz oscilante de un color violáceo. Sin embargo, la ausencia de muebles y de gente queda completamente suplida por la apariencia del Sin Rostro. Su mera presencia es suficiente como para llenar la sala, como un aura que emana de él, haciendo que todos a su alrededor se sientan más pequeños. Completamente cubierto por una túnica, las sombras impiden ver lo que se oculta detrás de esa capucha. Pero tampoco sus manos son visibles cuando un brazo se levanta hacia ti, tapado por lo que parece una raída túnica.

- Oligis Ledoma - su voz es grave, profunda como el mismísimo infierno del que muchos dicen que ha salido. Sientes un nudo en la boca del estómago cuando pronuncia tu nombre. - Me has fallado.

Su última aseveración casi hace que se te congele la sangre en las venas. Los ataques a los hechiceros no justifican semejante afirmación. Es cierto que deberías haber estado al tanto de lo que ha estado ocurriendo, pero estás trabajando en ello y hace a penas dos días que ocurrió un primer asalto nocturno. De alguna forma llegas a la conclusión de que algo mucho más grave de lo que tienes conocimiento está ocurriendo en la ciudad.

Oligis de apresura a postrarse en el suelo boca abajo ante el Sin Rostro, casi se derrumba ante él cuando oye su acusación… sabe perfectamente que no es momento para cuestionarse vestigios de orgullo o de dignidad, pues teme que todo su futuro en la organización esté en la cuerda floja, tal vez incluso su misma vida.

Y no sabe exactamente la causa.

Eso hay que remediarlo. Y ahora mismo. Cuando conozca todos los detalles podrá planificar su defensa para salir con bien de esta. Ya no piensa siquiera en medrar, con salvar el cuello…

- ¡Decidme en qué os he fallado y le pondré remedio, oh, asesino supremo!

Incluso postrado boca abajo y con los brazos extendidos en señal de sumisión, sus sobrenaturales sentidos se extienden a su alrededor para intentar recabar toda la información posible, detectar potenciales amenazas inminentes… y ponerse a salvo esquivando si fuera preciso…

Tiene muy presente su peculiar credo personal: tal vez arrodillado, postrado, incluso humillado, pero nunca rendido. Siempre luchará hasta el final por su supervivencia…

La voz imponente del Sin Rostro resuena por toda la sala.

- ¡Álzate! Eres un maestro asesino, no un gusano servil. - Sonríes mientras escuchas sus palabras, pues has aprovechado el momento para tratar de escudriñar la habitación en busca de algún efecto sobrenatural. Desgraciadamente, nada aquí parece estar imbuido de ningún tipo de magia, salvo la propia sala en la que os encontráis, encantada para evitar que ningún sonido escape de ella mientras la puerta esté cerrada.

- Aunque el hecho de que no sepas de qué estoy hablando pone aún más en entredicho que seas un digno merecedor de ese cargo. - Durante un momento se mantiene en silencio y casi podrías decir que el mismo sonido había muerto en ese breve lapso de tiempo. - El Consejero Rowan ha sido asesinado.

Rowan. Consejero del Gremio de Encantadores y Eruditos. Maestro hechicero lenguatormentas, normalmente residía en la sede de su escuela en Rulfoun, pero sin duda había venido a Uldnacht al pleno del consejo y a la asamblea privada que su gremio mantuvo la noche anterior. La muerte de un Consejero es algo mucho más grave que todo lo que había ocurrido en la ciudad hasta ahora, pues el Gremio de Asesinos se reserva el derecho de acabar con ellos. Tratándose de un maestro hechicero, deberías haber sido tú mismo quien acabase con él.

- El cuerpo estaba marcado... - añadió el Sin Rostro. Sólo los asesinatos más importantes se marcan con el símbolo de vuestro gremio. Sin duda, la muerte de un consejero por motivos políticos habría sido marcada con el emblema de la máscara para informar al Consejo de que era un asesinato aprobado por vuestro Gremio, pero claramente no había sido el caso. El hecho de que el símbolo apareciese en el cuerpo de Rowan implica que alguien de vuestro propio gremio ha puenteado a la cúpula o que algún grupo externo conoce demasiado bien vuestro modus operandi.

La mente de Ledoma bulle enfebrecida en un hervidero de especulaciones y posibles tramas conspiratorias, mientras escucha las palabras del Sin Rostro…

Así que se está moviendo algo realmente importante en Uldnacht… lo bastante como para asesinar a uno de los peces gordos, nada menos que un Consejero del Gremio de Encantadores… y encima pretender involucrar falsamente al Gremio de Asesinos en el atentado ¡Que valor!

De golpe ha dejado de asustarle la actitud intimidatoria del imponente asesino supremo… bueno, casi del todo… pues es consciente de que sólo está presionándole para actuar con la mayor diligencia en la tarea que está a punto de encomendarle: tomar cartas en el asunto.

O tal vez está tanteándole para averiguar si pudiera estar implicado en la conspiración. Porque en esta oscura y turbia trama no podemos descartar que haya gente de dentro… pero entonces todo esto sería parte de una traición a gran escala, en cuyo caso este sólo es el primer acto de una guerra por el poder dentro de la organización…

No, definitivamente es muy poco probable un panorama semejante. Lo cual nos lleva a pensar en imitadores, que sin embargo han sido capaces de ejecutar el atentado con éxito y de copiar nuestros métodos de forma bastante convincente. Gente peligrosa. Y muy temeraria…

Sonríe ladino con gesto siniestro y pregunta:

- ¿Queréis que os informe antes de actuar, cuando ya conozca la identidad de los responsables, o cuando todo haya acabado?

A buen entendedor...

Una voz te sorprende a tu espalda y te vuelves rápidamente.

- Seré yo quien te dé los pormenores de tu misión, Maestro Ledoma.

Oculto en las sombras de la habitación, había pasado desapercibido a tu atención probablemente gracias a la ayuda de la escasa luz y al color violáceo de las llamas de la única antorcha encendida en la sala. En seguida reconoces la cara del hombre que acaba de hablar: Peter Novak: uno de los tres maestros supremos del Gremio, coloquialmente conocido entre los bajos estratos de los asesinos como El Rostro por contraste al nombre del líder supremo del gremio. Entre tu gente, es lo más parecido a un Consejero de vuestro gremio, pues es la cara visible frente a los altos cargos políticos de la nación. Fuera de esos círculos selectos, se hace pasar por un maestro hostelero, chambelán del Palacio del Consejo, lo que justifica que esté siempre al tanto de las reuniones del segundo órgano de gobierno.

- Dadas las circunstancias - dice no sin cierto tono de reproche - sería conveniente que reportaseis a alguno de los maestros supremos cualquier descubrimiento que hagáis antes de tomar ninguna decisión por vuestra parte.

Camina hacia una de las sillas alrededor de la única mesa de la sala. Se sienta y hace un gesto para que tú también tomes asiento frente a él. Miras por encima del hombro, buscando el consentimiento del Sin Rostro y te das cuenta de que ya no está allí. Sin embargo, no has llegado a darte cuenta de ningún movimiento detrás de ti ni has percibido ningún encantamiento que le permita esfumarse sin más.

Pero no pierdes el tiempo pensando en las inusuales habilidades del Sin Rostro. Las noticias que te están dando son importantes y, como tú mismo habías predicho, si tienes éxito en tu misión podrás no sólo recuperar la confianza de tus superiores, sino también escalar en la jerarquía del gremio. Rápidamente, tomas asiento en el lugar señalado por el maestro Novak.

El hombre frente a ti sonríe al mirarte. Por sus gestos te parece más una persona centrada en la política y el arte del engaño que un asesino típico, pero está claro que vuestro oficio requiere todo tipo de habilidades.

- Hay demasiada poca luz aquí - protesta ahora que el Sin Rostro no está presente. Tu sentido mágico señala directamente a su anillo mientras da una palmada que hace que se enciendan todas las antorchas de la sala. Todo el mundo esconde algo, piensas dándote cuenta de que tu interlocutor no es un maestro supremo en vano.

- Lo que el Sin Rostro no te ha contado es que en realidad nuestro gremio sí tendría motivos para acabar con el Consejero Rowan. Según nuestros espías, hace dos noches rompió su juramento y desveló nuestra existencia a su discípula, la maestra lenguatormentas Ilsa Svetlana. - Los Consejeros y Senadores conocen la existencia del Gremio de Asesinos, sin embargo, cuando juran el cargo prometen asimismo no desvelar vuestra existencia. Por mucho que tu gremio trabaje para la estabilidad de la nación, muchos sectores más tradicionales no se sentirían precisamente tranquilos si vuestra presencia fuera de dominio público. Desvelar vuestra existencia suele ser penado con la muerte del pobre incauto. - Sin embargo, dadas las últimas noticias del Consejo, el Sin Rostro prefirió pasar por alto ese desliz. El Gremio de Encantadores está demasiado debilitado tras los acontecimientos de los últimos días como para perder un consejero, así que internamente decidimos perdonarle la vida.

Te mira con una sonrisa, adelantándose a tus pensamientos.

- Los cuatro tomamos una decisión unánime - dice refiriéndose a los tres maestros supremos y el Sin Rostro, asegurando que ninguno de ellos tenía motivos para acabar con Rowan. - Por supuesto, tomaremos medidas para evitar que la maestra Svetlana extienda aún más nuestro secreto. De hecho, ahora mismo estamos trabajando para que sea ella quien sustituya a Rowan en el Consejo, lo que acabaría con el problema de que alguien fuera del Consejo conozca nuestra existencia.

- Por supuesto, las circunstancias de la muerte del Consejero prueban que ese problema no está limitado a la maestra Svetlana. O bien alguien de dentro está actuando por su cuenta - te mira fijamente a los ojos, esperando tu reacción. Sonríes. - O algún grupo externo nos conoce... demasiado bien. Sea como sea, queremos que descubras quién ha acabado con Rowan.

Oligis Ledoma sonríe con gesto ladino al ir procesando mentalmente toda la información que el Maestro Supremo Novak le va proporcionando y finalmente pregunta:

- ¿Deduzco entonces que puedo contactar abiertamente con la futura Consejera Svetlana?

La pregunta no es baladí, pues presentarse, aunque sea de forma oficiosa, como un miembro del Gremio de Asesinos que investiga la muerte de su predecesor en el cargo, sin duda hará que la actitud de la maestra encantadora sea extremadamente complaciente y colaboradora. Además, serviría para transmitir el rotundo mensaje de que, pese a todas las apariencias incriminatorias, el Gremio no reivindica esta acción ejecutada a sus espaldas…

Por supuesto, la historia sobre la “unanimidad de criterio” de los tres Maestros Supremos y el Sin Rostro debería ser cuestionada, pero este no es el lugar ni el momento para hacerlo…

El supuesto chambelán del Consejo sonríe ante tu pregunta.

- Por supuesto, esa es una opción... Pero teniendo en cuenta que la hechicera piensa que nuestro gremio ha acabado con la vida de su maestro, te recomendaría prudencia a la hora de presentarte. El Sin Rostro no quiere que le ocurra nada a la mujer, al menos de momento, pero no descarta de que la maestra Svetlana quiera cobrarse su venganza contra nosotros. - Se inclina sobre la mesa. - De hecho, ni siquiera podemos descartar que ese sea uno de los objetivos de quien acabó con la vida de Rowan.

Una finta dentro de una finta... Todo este asunto parece enredarse cada vez más.

- De entrada, sería conveniente que investigases a esa mujer antes de hacer un acercamiento directo. Tal vez sea más fácil llegar a ella a través de alguno de sus colaboradores. El asalto a su casa hace dos noches en un intento de acabar con la centauro que declaró en el consejo y la muerte de su maestro ha llevado a la mujer a no fiarse de absolutamente nadie salvo aquellos que más conoce. - La noticia del asalto a la casa de Ilsa Svetlana te sorprende. Fue ayer mismo cuando supiste de ese ataque para atentar contra uno de los dos hechiceros que llegaron a la cuidad la noche anterior, pero no se te había ocurrido que hubiese sido en la misma casa de la aprendiz del consejero igualmente asesinado.

- De cualquier forma, mañana a primera hora será el funeral del Consejero. Acudirá allí media ciudad, así que puede ser un buen punto de partida. - El tono de Novak no parece imperativo, pero de los tres maestros supremos, es probablemente el más sutil a la hora de expresar sus deseos. No en vano ha sido elegido para representaros frente al Consejo cuando es necesario.

Así que todo está enlazado, al fin y al cabo, y el problema que yo creía causa de mi convocatoria para responder ante el Círculo Interno, no deja de ser una parte del asunto…

Inclina la cabeza con actitud exageradamente servil ante su superior y se despide:

- Consejero Novak – sonríe de forma maquiavélica y añade - Maestro Supremo… pronto os traeré noticias de cómo el asunto se va resolviendo diligentemente.

Mientras sale del secreto sanctasanctórum del Gremio de Asesinos de Uldnacht el ladino Rey Sombra va maquinando sus próximos movimientos. Desde luego, lo mejor es saber todo lo posible acerca de los implicados antes de darse a conocer, tanto de la Maestra Svetlana como de sus asociados de confianza. Cuando tenga esta información podrá planear la forma más conveniente de acercamiento, y entonces empezará a investigar en serio…

Y sabe muy bien quienes van a desempeñar estas primeras indagaciones. Su grupito de secuaces, desde oficiales a aprendices, va a tener bastante trabajo en los próximos días…

Buscas a tus aprendices por el cuartel general del Gremio y no tardas en dar con alguno de ellos.

- Como mandes, mi señor - te contesta el hombre cuando le ordenas que investigue a la maestra Svetlana y a aquellos con los que más se reúne. - Buscaré a sus hombres y les informaré de sus deseos - añade solícito antes de retirarse.

Sabes que tu gente tardará al menos unas horas en coordinarse y recuperar algo de información sobre la maestra. Están acostumbrados a hacerlo con discreción, pues no es la primera vez que les haces un encargo similar -aunque anteriormente ha sido con objetivos completamente diferentes- pero, por lo que te contó Novak hace unos momentos, imaginas que Ilsa Svetlana estará prestando una especial atención a todo lo que ocurre a su alrededor.

Paras a tu aprendiz cuando se aleja para advertirle que ponga especial cuidado en no ser detectado. El hombre se inclina nuevamente en una reverencia en un gesto de sumisión que te indica que ha entendido y acatará la orden y se aleja finalmente en busca de sus compañeros.

Reprimes un bostezo. Estás cansado, pues has dormido menos de lo habitual y tienes unas horas antes de que te vayan a dar parte de la información que has solicitado. Mañana por la mañana será el funeral del consejero Rowan y probablemente sea una buena idea acudir allí, lo cual te deja algo de tiempo para prepararte y descansar, pero también para investigar algo por tu cuenta si eres lo suficientemente discreto.

Suspira profundamente mientras se recuesta en el viejo sillón de mimbre de factura dindavara, ubicado en un apartado rincón de uno de sus cubiles preferidos, para relajarse y cavilar…

Desearía disponer de toda la información posible sobre su objetivo antes de darse a conocer, pero para ello depende más de lo que le gustaría de sus seguidores. Oligis nunca ha sido hábil en subterfugios sociales, su presencia siempre levanta suspicacias y no se le da nada bien ni disfrazarse para parecer alguien inofensivo, ni emplear la palabrería superficial para liar a su interlocutor con objetivo de extraer información. Cuando él quiere sacar datos fiables sobre algo lo hace con eficiencia indiscutible, pero los métodos que emplea no pasan precisamente inadvertidos para el informador.

Después a veces tienen que deshacerse del cadáver…

El Rey Sombra domina las técnicas de intimidación, la extorsión y el chantaje tan bien como las de infiltración, el combate o la fabricación y uso de venenos… pero naufraga en los terrenos en los que hay que valerse del encanto. Pero bueno, para eso están sus subordinados, en especial gente tan diligente como la joven y bella Hannah.

Por todo ello, decide descansar primero, prepararse bien y planear adecuadamente su próximo movimiento.

Por supuesto piensa asistir a los funerales oficiales del consejero Rowan pero su identidad pública, como un prestamista y usurero de la periferia, del que se sospecha que realmente no es sino un pequeño capo mafioso local (una pequeña mentira convincente, ideal para ocultar una ominosa verdad, bastante similar, pero de escala muchísimo mayor…) no le va a permitir codearse precisamente con la élite del Consejo de Uldnacht.

De todos modos ahí estará, entre el gentío y no demasiado lejos de donde pueda observarse a las grandes personalidades, pues dependiendo de cómo se desenvuelvan las cosas habrá una nueva consejera que va a querer investigar, hasta donde le resulte posible, los acontecimientos que rodearon la trágica muerte de su predecesor.

Y para ello Svetlana y los suyos van a tener que hacer algunas preguntas en los siempre peligrosos círculos de los barrios bajos de la periferia… Allí el Rey Sombra podría ser su oportuno contacto cuando empiecen a interesarse por alguien que pudiera facilitarles información…

No tengo por qué acudir a ellos, que ellos vengan a mí.

Tratas de descansar mientras tus hombres investigan siguiendo tus órdenes. Te cuesta descansar de noche, pero si vas a acudir al funeral mañana a primera hora, no te queda otra opción. Finalmente consigues conciliar el sueño, acunado por la optimista sensación de que todo va a salir bien.

Te levantas pronto, agradeciendo tu costumbre de dormir poco. Por segundo día consecutivo, la suave voz de tu aprendiz preferida es lo primero que escuchas por la mañana.

- Rey Sombra - pronuncia tu autoimpuesto título con dulzura. De no estar convencido del desprecio que te tiene, casi podrías asegurar que pretende seducirte. Buena chica... Bien entrenada, piensas con un atisbo de orgullo. - Tengo los primeros informes de sus hombres.

Se sienta en la esquina de la mesa, mirándote con una sonrisa.

- Ilsa Svetlana. Maestra del Gremio de hechiceros... y bastante popular últimamente. Podría ser la próxima consejera de su gremio, ¿sabes? - Sonríe. - Ha sido fácil obtener información sobre ella. Su casa ha sido atacada ayer mismo, aunque aparentemente ella no era el blanco, sino una hechicera equina que albergaba, Diana. Uno de sus criados de confianza, Stepjan, fue herido en el asalto y está en el hospital; Irina, su otra sirvienta se ha ido con ella a casa de una amiga, la maestra joyera Zorya Blenn. Al parecer ambas tienen una relación muy estrecha y hace tres noches pasaron la noche juntas en la mansión Blenn... con un antiguo novio de Ilsa, otro maestro hechicero de Rulfoun, Merak. - El tono seductor de su voz se hace aún más notable mientras te cuenta la anécdota.

- Han contratado unos mercenarios como equipo de seguridad adicional. También ha contratado los servicios de la doctora Margaret para cuidar de Irina, la misma mujer que trata a su otro criado en el hospital, aunque aparentemente ya se ha recuperado.

Se sirve un vaso de agua de una jarra que había sobre la mesa y da un pequeño sorbo, mirándote fijamente.

- También mantiene una continua relación con una aprendiz de su gremio, recién nombrada oficial, Biza Carkenna. Y con su cuñado, un oficial de la guardia de la ciudad, Eric.

Se levanta y se acerca a ti.

- Eso es todo por ahora... Si necesita más datos sobre alguno de sus conocidos, sólo tiene que pedirlos. - Parpadea, lentamente, mientras se aproxima aún más.

Extiende una mano con calculada lentitud y acaricia suavemente la mejilla de la bella joven, para luego continuar el movimiento y sujetarla cariñosamente pero con firmeza por la nuca, masajeando su grácil cuello mientras le mira a los ojos y la felicita:

- Siempre espero mucho de ti, mi dulce Hannah, y siempre cumples mis expectativas – primero la agasaja y luego le promete su recompensa – Esto va a ser algo grande, debo cumplir un encargo del mismo Sin Rostro y antes de que todo acabe tendré que fabricar un veneno muy especial… - le regala una sonrisa ladina y añade - Cuando lo haga, te aseguro que tú estarás allí conmigo para aprender tanto como puedas…

Se regodea al confirmar el brillo de ávida ambición en los ojos de la interesada muchacha, aunque esta intente disimularlo con un sensual parpadeo de sus largas pestañas.

Eso está bien, asegura su lealtad y garantiza su plena motivación…

Dando fin a su caricia se lleva la mano al mentón y cavila unos segundos mientras se recuesta en su sillón, para luego empezar a dar instrucciones a su pupila:

- Efectivamente, la Maestra Svetlana será la próxima Consejera del Gremio de Encantadores y Eruditos, eso ya está así planeado – se da algo de importancia por su acceso a información privilegiada – Pero la clave en este asunto reside en las peculiares condiciones del deceso de su predecesor, el Consejero Rowan – piensa dar a sus seguidores únicamente la información estrictamente necesaria – Tengo motivos para creer que Ilsa Svetlana culpa de esa muerte al mismo Gremio de Asesinos pues ahora conoce de nuestra existencia – alza una mano para pedir calma a su aprendiz, que ya empezaba a revolverse inquieta por la vulneración del secretismo que nos envuelve, todos sabemos que implica la necesidad de una rápida muerte – Todo esto puede normalizarse con su pronto nombramiento como Consejera, pero en primer lugar debemos atraerla a nuestro lado, pues sin duda su prioridad será investigar el asesinato del Maestro Rowan… y como puedes imaginar, yo también tengo un interés muy personal en ello, pues no hemos tenido nada que ver en esta muerte y un acto como ese, además con un objetivo de la máxima relevancia social en Uldnacht, está pisando directamente mi terreno – ha empleado el singular, en lugar del plural “nuestro” y aunque sus palabras no han alterado su tono bajo y casi susurrante en absoluto, estaban cargadas de una fría y terrible rabia contenida…

Respira hondamente para calmarse haciendo una pausa y luego continúa:

- Quiero que el contacto con la lenguatormentas se produzca en las condiciones más favorables para nosotros, de momento nos interesa ganárnosla como aliada, prohíbo explícitamente que se le provoque daño alguno, de hecho debe ser protegida – matiza – Con toda seguridad empezará su investigación en los bajos fondos de la Periferia y para ello va a necesitar contactos… que probablemente busque con la mediación de ese oficial de la guardia de la ciudad, el tal Eric… – su mente habituada a la conspiración maquina sin cesar – Así que la mejor aproximación será sin duda dirigir a éste hacia cierto prestamista y usurero de poca monta, con apenas unos cuantos matones a sueldo, conocido como Rey Sombra, que ejerce en un pequeño almacén del barrio de carreteros. Convenzámosles de que es un buen punto para empezar a hacer preguntas, si esperan respuestas… luego ya me encargaré yo…

Cuando ha acabado de dar sus órdenes, el Maestro Ledoma se dispone a acudir a los funerales oficiales que se celebrarán esta mañana. Para ello hará uso, como de habitual, de su identidad pública como pequeño capo mafioso de la Periferia y se hará acompañar de dos de sus hombres menos cualificados como verdaderos asesinos, pero sin duda más dotados para ejercer de matones intimidantes. Todo el mundo tiene su utilidad…

Tu discípula se retira con una inclinación de cabeza y te preparas para salir. Caminas hacia uno de tus puntos de reunión habituales para encontrarte con dos de tus hombres. Niegas con la cabeza una vez más al ver su tamaño y el volumen de sus músculos, no muy aptos para un asesino, aunque cosas más raras se han visto. De cualquier forma se infiltrarían mejor en el gremio de mercenarios o soldados que en el de hechiceros.

Tus dos hombres te acompañan hacia la plaza del Consejo, fingiendo ser la escolta de un pequeño señor del crimen de la Periferia. El funeral de un Consejero está siempre lleno de pompa, y este no es menos. Es una de las pocas ocasiones en las que la Plaza del consejo se abre al público.

Ignoras el discurso del senador Trabor, el máximo dirigente del gremio de hechiceros, mientras buscas a Ilsa Svetlana con la mirada. La encuentras junto al resto de maestros, detrás del Senador, con un elegante vestido a juego con sus alas. Un grupo de hechiceros lenguatormentas se lleva el féretro de Rowan volando hacia el cementerio.

Sales de la plaza con el resto de la comitiva y ves cómo la maestra Svetlana se queda atrás, hablando con unos compañeros. Por las descripciones con las que Hannah acompañó su informe sobre la gente que solía frecuentar Ilsa, supones que son la oficial de su gremio, Biza Carkenna, el soldado Eric y la maestra Zorya Blenn. Se mantienen algo alejados y no consigues acercarte a ellos para escuchar lo que dicen.

Un momento después se reúnen con el resto de la gente para caminar hasta el cementerio, fuera de las murallas de la ciudad. Es un momento más apropiado para acercarte, pero Ilsa se separa del grupo para colocarse de nuevo junto a los consejeros.

Miras hacia ellos cuando algo llama tu atención. El enterrador, en segundo plano detrás del equipo de maestros, lleva puesto un atuendo que te resulta familiar. Demasiado familiar. Un chaleco de cuero negro, con suficientes bolsillos como para esconder todo tipo de armas no es la ropa más habitual para un pobre sepulturero, pero sí es el equipo reglamentario de los aprendices de asesino en una misión. Pero, ¿cómo ha llegado a las manos de un simple enterrador?