Partida Rol por web

Melvont se inclina sobre la costa norte del mar de la Luna, iluminada por un millar de forjas. Es una ciudad de metalurgia y mercaderes, donde los esclavos son vendidos abiertamente en el mercado y las leyes se hacen tras puertas cerradas. El humo de los talleres cuelga como una cortina negra sobre la ciudad.
Melvont es fria y humeda, con una bruma persistente que se mezcla con la ceniza y el humo para acabar con cualquier rastro de vegetacion, dejando un residuo aceitoso en los edificios, barcos y personas.
aquellos que viven en esta ciudad, o bien se alian con sus dirigentes o mantienen la cabeza gacha mientras se dedican a sus asuntos.
La ciudad cuenta con un comercio animado de una amplia variedad de mercancias, la mayoria llegadas en barco.

Hace una semana que os encontrasteis camino a Melvont. Al principio solo os parecio buena idea acompañaros uons con otros por vuestra seguridad, pero el tiempo y la camaderia os ha dado la oportunidad de averiguar que vuestras metas inmediatas son las mismas.
Jake, Francis y Leonan buscan a los responsables de una extraña epidemia portada por unos esclavos con extraños tatuajes negros en la espalda y brazos. Al poco de morir de fiebres, cinco de esos esclavos (liberados por ellos) se alzaron como zombies. Su mordedura hacia contraer la que llamaron la fiebre negra, que alzaba a los moribundos. Entre los tres acabaron con la plaga antes de que se extendiera por la Tierra de los Valles, al sur del Mar de la Luna, mas alla de Comanzhor.
Los hermanos Korianthil buscan al Mago Rojo (una organizacion de magicos de Faerun) responsable de las destruccion de su aldea y de la muerte de sus padres adoptivos. El mago iba acompañado de varios esclavos con los mismos tatuajes, pero estos estallaban en llamas al morir, provocando mas caos y destruccion en la batalla de la aldea.
Vuestras pesquisas os han llevado hasta el mercado de esclavos de Melvont, donde se han visto algunos de esos esclavos, tanto humanos como orcos. Pero nunca en el mercado "legal" de la ciudad, asi que si es de contrabando, los bajos fondos deben de saber algo. Teneis referencias de un lugar de reunion de piratas y malhechores, la Taberna del Fuego del Diablo.

El enorme clérigo del dios de la justicia pasea mirando a su alrededor con cara afligida. Tantos abusos e injusticia le repugnan, pero esa no es su misión ahora. No quiere que sus compañeros se den cuenta de su incomodidad. Tyr es equilibrio, como lo son aquellos que le representan. Mostrar turbación seria indigno de alguien de su condición.
-Creo que esta vorágine puede ser aprovechada por nuestros enemigos para sus funestos fines- dice casi como un autómata a su compañero explorador. -Esperemos que alguien decida ayudarnos de buena fe. Aunque dudo mucho que se presten a ello por como nos miran.- Su mirada se cruza con la de algún pilluelo que agacha la cabeza para evitar una confrontación visual. -Veo muchas sobras entre estas callejas -susurrá, al paladín que parece sembrar el mismo temor en el corazon de las gentes viles.

El semielfo llevaba su rostro oculto por la capucha de su túnica. Encajaba a la perfección en el lóbrego callejón por el que transitaban. De hecho, por sus movimientos y por su oscura vestimenta bien podría haber pasado por un nativo de la ciudad. Incluso su mirada y sus pensamientos participaban de ese carácter sombrío (claro, si alguien pudiera haberlos apreciado).

Caminaba unos pasos detrás del paladín y su grupo. No por sentirse incómodo a su lado, sino porque eran un blanco perfecto. Y no precisamente por sus ropas. Eran sus rostros. Sus miradas. Esas auras de virtud que traslucían sus mismas personas. Resplandecían como un faro en medio de la atmósfera de desesperanza que los rodeaba. Parecían pedir a gritos que los asaltaran.

- Dudo que encuentres lo que buscas, paladín. La “buena fe” hace tiempo que ha abandonado este lugar…

Jake mira al cielo.

- ¿Sí? ¿Seguro? Gracias.- Ahora mira al resto.- Mi Dios dice que hoy será un gran día, jaja...

Está mordisqueando una especie de raíz mientras mira a todos con ojos vivaces.

- Bue, ya estamos aquí...¿Y ahora qué mozos? jeje ¿A dónde vamos? ¿Al abrevadero o qué?

Jake se saca la pequeña raíz de la boca y se la ofrece a Francis y Leonan.

- ¿No queréis?

Camino junto a mis compañeros y unos pasos por delante de Garius, al escuchar las primeras palabras de Francis miro alrededor y veo como la gente se fija en nosotros. Sigo caminando y escucho el ofrecimiento de Jake.

- No, gracias Jake - digo en tono sereno - ¿Alguien vé la taberna que buscamos?-

- Bue, tu mismo.- Responde a Leonan mientras se lleva la raíz de nuevo a la boca.

Hace un ademán con la mano, rechazando la raíz que le ofrece su compañero.
Y mira sobre la multitud buscando la taberna con interés, intentando ignorar las vilezas de su alrededor.

- Tal vez debamos preguntar.

Con una mueca de sorna que podía entreverse entre las sombras de su capucha agregó:

- Aunque no se a quién, pues todos huyen de nuestra presencia...

Por fin avista la posada entre la altura y pone su mano sobre el hombro de su compañero paladín señalando el final de la avenida.
-Allí, sir Leonan. La Taberna del Fuego del Diablo, el antro del que nos hablaron eso malechores. - El joven aprieta el puño sintiendo algo de furia.
-El nombre lo dice todo- dice, para si iracundo.

Al observar la fachada del edifico, comprendeis su nombre. A la luz del atardecer, justo en la puesta del sol, un resplandor rojizo, claramente magico escapa de la ventanas de la taberna.
Antes de abrir ois la bulla y el alboroto del interior.
Al entrar pisais un suelo de baldosas de piedras irregulares , cubierto de un fango mitad ceniza, mitad bebida vertida al suelo. El mobiliario es viejo pero utilizable. Os acercais a una mesa vacia con asientos para todos.
La clientela esta compuesta de mendigos lo suficientemente afortunados de tener una moneda de cobre para pagar cerveza mala. Tambien hay trabajadores de los muelles echando la ultima antes de ir a casa tras un dia de trabajo y representantes de los distintos elementos criminales de la ciudad. Algunos os echan una mirada antes de volver con lo que sea estan haciendo. Una muchacha joven pero castigada por una vida de excesos con la bebida se os acerca con una bandeja. Con una sonrisa nada sincera os pregunta.- ¿Que quieren tomar?, tenemos cerveza marina, de los Valles, o helada. Tambien tenemos queso de cabra o de buey de las nieves.

En el camino hasta la taberna habia permanecido callado, mientras observaba el lugar donde nos encontrábamos, el cual no me insipira confianza alguna.
En la Taberna tomo asiento cerca de la ventana, pero un poco oculto, no me sentia a gusto pensando que la gente de afuera pudiera verme, de todas formas me quede meditando mientras miraba la puesta de Sol.

Me siento junto a mis compañeros y me acomodo en el asiento, miro a mi alrededor buscando a alguien con el que se pueda hablar para enterarnos de como encontrar el mercado "negro" de esclavos pero al mirar por encima las caras de los presentes me doy cuenta de que todos parecen ser traficantes, tendremos que preguntar.
Al llegar la camarera giro la cabeza tranquilamente - Ahora mismo no, gracias, aunque puede ser que alguno de ellos si- Digo haciendo un gesto con la mano para señalar al grupo - De todas formas lo que me gustaria es saber si hay alguien aquí con el que se pueda hablar de negocios... - Mi voz es grave y serena, y su tono no deja ver intención alguna.

- A mi un poquito de queso de cabra si me apetece, maja.

Jake se relame un poco esperando la llegada del piscolabis, asi que guarda el trozo pequeño de raíz que le queda en su bolsita.

Sonríe francamente levantando la palma para expresar que no quiere nada y se sienta junto a una de las ventanas algo nervioso. Cada vez tiene más la sensación de ser un pez fuera del agua.
Mira a la camarera con inquietud.
-Sí. Eso es lo que necesitamos que otro pedazo de escoria se dedique a chantajearnos por un poco de información - piensa para si ante las palabras de su compañero paladín. -¡Cuan distinta es la aventura a la vida en el templo!
Suspira mirando otra vez a la sala, preparado para desenvainar su espada por si alguien se acerca con malas intenciones.

La camarera vuelve al poco tiempo con un trozo de queso amarillo y con un poco de moho, una escudilla de barro con pan duro y un cuchillo pequeño.- Aqui teneis, vuestro manjar, son dos cobres.
En ese momento parce que ahi una trifulca en una mesa cercana al fondo, un hombre con buenas ropas (posiblemente un mercader), se levanta airado y con un dedo acusador señala a otro hombre que sentado le indica que baje la voz.
-¡Tu mercancia esta maldita!, no voy a negociar mas contigo, me das muchos problemas, Corwyn. El mercader da media vuelta y se va del local por la puerta principal con prisas. El otro hombre, el llamado Corwyn, se levanta lentamente y hace una seña a un grupo de "clientes". Uno de ellos sale detras del mercader.
Corwyn se dirige a una puerta del fondo y tambien sale de la gran habitacion. Las conversaciones del local vuelven a subir de volumen y todo sigue como estaba.

- Creo que ese mercader puede necesitar ayuda. Aunque tampoco deberíamos perder de vista a ese tal Corwyn. Parece un buen lugar para empezar a buscar.

La camarera me ignora comletamente... seguramente no quiere meterse en problemas o simplemente es corta y ya está, ahora no importa. Siento como mi compañero clerigo está inquieto todo el rato. De pronto se monta la pequeña trifulca y miro la escena tranquilamente hasta que habla Garius.
- Eso me ha parecido a mí. Meracancia maldita, eso es lo que buscamos, y Corwyn lo tiene... deberiamos seguirle o preguntar al otro que se ha marchado como contactar con él. Puede ser que no sean los esclavos, pero deberiamos asegurarnos -

- Propongo que alguno vaya con el comerciante. El resto puede ocuparse de seguir a Corwyn.- dice Garius mientras se ponde de pie (y toma un pedazo del inmundo queso de cabra).