Partida Rol por web

Hudson caminaba por aquel complejo en silencio, sin prestar demasiada atención, pues aquel ambiente le era demasiado familiar. No es que hubiese estado antes ahí, no que recordara, pero prácticamente se había criado en lugar inmundos como esos.

Encendió otro cigarro mientras andaba con sus compañeros por aquel lugar, hasta llegar al lugar indicado por la dirección. Escuchó y observó a Katrinaen silencio durante unos instantes.

- Tal vez sea mejor solo llamar a la puerta... de momento – comentó tras una profunda pitada a su cigarro, acompañando sus palabras con el humo que salía de su boca. Cualquiera se podría sorprender de que justamente él se mostrara tan precavido, pero Hudson siquiera repara en ello.

 -Sin duda tienes razón, James, es de sentido común. Pero eso precisamente es de lo más anodino de esta vida, le quita la gracia a nuestros actos. 

La joven se lo quedó mirando unos instantes, con ese brillo de bruja misteriosa bailando en sus ojos, le quitó el cigarrillo de la boca, aspiró una intensa calada y se lo devolvió al detective con las huellas del carmín de los labios de Katrina. Que siguió a su labor -si los compis no la convencen de otra cosa-.

Cuando escucharon aquel CLICK todos se dieron cuenta que la cerradura había sido derrotada. La puerta de madera repintada giró sobre las bisagras sin hacer ruido para dejar ver una de esas habitaciones sacadas de un patrón de la mente de un hombre soltero de cuarenta años: un cuadro por allí, vasos sobre la mesa, polvo en los rincones, muebles comprados a impulsos, cuatro paredes de yeso y una ventana abierta que daba a un callejón sin vistas. Lo inundaba todo una florescencia verdusca que nacía de un cartel de neón de un local próximo. La luz se colaba a sus anchas por las ventanas y parecía disfrutar siendo la responsable del ambiente tétrico de la estancia. 

La cocina no dejaba de ser una simple barra de muebles desprotegidos de pared. Eso que han venido a llamar “un ambiente”. El fregadero estaba hasta los topes de mierda. Al tío le gustaba guardar los envases vacíos con sus tapas. Los platos sucios llenaban la mitad del fregadero y flotando sobre el agua, junto a unos cuantos platos de papel, navegaban un montón de esos envases vacíos. 

Allí no había nadie, ni rastro de Dexter o de alguien que se le pareciera.

- Menudo antro - dijo Trevor con cierto asco - desde luego los timos que realiza el tal Dexter no es que le cundan para mucho. O es que vive aqui para disimular pero conociendo a la gente de su calaña la discrección no suele ser lo suyo. Por eso normalmente son faciles de detener ya que en cuanto dan un golpe se dedican a difundirlo a los cuatro vientos -. Despues entraron en el edificio y se acercaron al número de apartamento que les habia dicho pero ya desde lejos se veia que la puerta estaba abierta. Y al acercarse y empujarla vieron que no habia nadie en el interior - Examinemos esto, quizas entre la mugre encontremos alguna pista del paradero actual de Dexter - y dicho esto Trevor entro en el apartamento y empezo a rebuscar en él.

La primera inspección señalaba a una cama que estaba sospechosamente perfecta. Ni una arruga. Parecía hecha con escuadra y cartabón por un militar en su primera semana de instrucción. Dexter no había estado nunca en el ejército y su madre no correría el riesgo de aparecer el el dossier de la estadistica policial de mujeres violadas en aquel barrio por una simple cama.

Trevor se fijó entonces en algo más. La cómoda era incompatible a cualquier nivel de gusto o estilismo con el resto del mobiliario de la habitación. Daba la sensación de que había sido repuesta con posterioridad. Tenía la invisible etiqueta de segunda mano y seguro que en algún momento de su pasado como mueble  aquella cómoda había estado en el rastro del Parque Franklyn del Bronx* 

Tras el feo mueble sobresalía un objeto plano y delgado colocado en el estrecho espacio que quedaba entre la cómoda  y la pared. Estaba cubierto por papel de periódico y precintado torpemente o sin demasiado esfuerzo por tiras de cinta adhesiva.

Hudson se quedó apoyado en el marco de la puerta de entrada tras que esta fuera abierta gracias a las habilidades de Katrina. Se lleva el cigarro a la boca, sin poder evitar sentir el gusto de labial que lleva la muchacha. Seguramente en otra situación, al sentir aquel extraño gusto en su boca, producto del maquillaje que llevaba la bella muchacha entre sus labios, se podrían haber despertado extrañas sensaciones en su ser, pues no podía negar los encantos de aquella mujer. Pero ese no era el caso, por lo cual tan solo tira el cigarro tras una ultima calada y se queda en aquel lugar, en el umbral de la puerta, mientras observaba como los demás revisaban.

- No parece del tipo de persona que va por ahí anotando direcciones en una libreta – comentó mientras miraba por sobre su hombro hacia fuera, fijándose de que no hubiera nadie mirando mas de la cuenta, pues tres sujetos entrando sin invitación a un departamento siempre llama la atención, incluso en un lugar como ese.

Conoces a Dexter de oidas. Es un tipo bastante conocido en el mundo de la delincuencia y los bajos fondos de Nueva York. Un metro sesenta de puntillas y un cuerpo enclenque le han obligado a elegir la carrera de las estafas y pequeños timos en la Universidad de La Calle. Ha estado en la cárcel por lo menos dos veces. Tiene la costumbre de asociarse con bandas y algún gangster por conveniencia e interés. Una forma de proteger su trasero.

 Ningún fiambre. El tipo no estaba. ¿Por qué siempre alucinas, Katrina?  Me encogí de hombros. Aquella leonera parecía la cocina del orfanato donde me crié , solo que no veía ratas por parte alguna. El tal Dexter me daba en la nariz que llevaba tiempo sin aparecer por aquí. Me paseé por el minúsculo cubículo, tratando de no tocar nada ni que nada me tocase a mí. Repasé con cuidado cada centímetro de la jaula, hasta que me fijé en el objeto medio oculto por la cómoda. 

-Hum. Echemos un vistazo, ¿no os parece? -propuso, más afirmando que preguntando-.

Fue entonces cuando unos desprevenidos tímpanos llevaron hasta el cerebro la información de una extraña detonación no muy sonora y sin embargo parecida a un disparo que provenía del rellano. Aquel sonido no encontró similar en los archivos cerebrales de cosas conocidas. Para más extrañeza del sistema auditivo, le siguió un silbido casi eterno que indicaba que algo se acercaba a toda leche hasta ellos. Sin tiempo para reaccionar una oquedad en la misma pared de la puerta se abrió. Era circular y del diámetro aproximado de una pelota de béisbol.  El proyectil había atravesado la pared. La luz del rellano sorprendida por la nueva abertura se apresuró a entrar en la habitación en forma de haz blancuzco. Parecía emular a algún foco o faro estático en miniatura. La pelota de beisbol silbante (o lo que demonios fuera) impactó con la pared opuesta incrustándose en la misma. Cuatro grietas con forma de rayo se abrieron en el cielo de yeso de color marfil del tabique.

James dió un respingo. ¿De donde había salido aquello? No había visto a nadie en el rellano ni había escuchado ningunos zapatos subiendo las escaleras. O le estaban fallando los reflejos o allí pasaba algo extraño.  Repentinamente, que  suele ser el adverbio favorito de este tipo de cosas, sus ojos le llevaron hasta una sombra que empezaba a tomar forma cerca de donde debía estar el apartamento número veintisiete.

James se hecho a cubierto, dando un paso dentro del edificio y apoyándose en la pared, mas de manera instintiva que por un motivo practico, pues había visto como aquel proyectil atravesaba el muro como su este fuera de papel.

- ¿¡Pero que mierda....!? - alcanzo a mascullar mientras tomaba cobertura y, desde debajo de su saco, sacaba a la luz su Colt M1911.

- ¡Al suelo! - gritó a los demás

O se estaba volviendo viejo, o distraído, por que lo habían tomado por sorpresa, justo a él, algo imperdonable, aunque mas que lamentarse intenta buscar a un responsable, y parece encontrarlo cerca del departamento veintisiete. Asoma la cabeza por un breve instante y observa a aquella figura, tratando de verla de manera mas nítida, mientras su mano aprieta con fuerza su arma, deseosa de disparar.

- Esto esta demasiado limpio, diria que parece el trabajo de un profesional - comento en voz alta un poco para mi y un poco para mis compañeros mientras Trevor examinaba la habitación. Rapidamente su vista se fijo en el objeto que estaba atrapado entre la comoda y la pared. - Demasiado facil - pero antes de poder examinarlo siquiera un fuerte impacto sacudio la habitacion. - ¡Cubrios! - grito Trevor mientras se lanzaba al gastado suelo del apartamneto.

- Pajaaaariiitooooo.- una burlona voz se auto invitó a la fiesta con la clara idea de ser la protagonista. La emitía una figura que había surgido literalmente de las sombras reunidas en la esquina del pasillo. Caminó sin prisa dejando atrás el cobijo de la oscuridad hasta que la luz descubrió a un negro alto y atletico. Vestía un traje oscuro que parecía sacado de un tiempo pasado. Pero el traje quedaba empequeñecido en importancia ante lo que aquel tipo sujetaba en la mano derecha. Era un armatoste de metal con forma de pistola. Con la "pequeña" salvedad de que el cañón solitario y típico (ya de por sí capaz de hacer mucho daño) había sido sustituido por toda una familia de cañones. Lo peor era que cada uno de ellos ponía en evidencia a cualquier otro cañón convencinal en cuanto a tamaño concierne.  En el costado del arma había un grabado barroco, de un tiempo pasado. Quizás del siglo XVII. A pesar de exceso de curvas se podía leer perfectamente la cita inspiradora: “Voy a joderte”.

Pasamos al modo combate.

FASE DE DECLARACION E INICIATIVA

1. Todos debeis hacer una Tirada de Iniciativa: Sumais Percepcion + Destreza y haceis una tirada + 1o3d10 (es decir tirais tres dados de diez desglosados y se toma el valor del mediano).
2. Declaración de acciones: Además debeis escribir lo que quereis hacer: desenfundar, correr... podeis poner lo que querais solo es una declaracion de intenciones.
3. Velocidad: hay tres opciones: rápido, normal o pausado. Debeis elegir una. Creo que las diferencias son claras, pero decir que si actuais rápido lo hareis velozmente pero con menos precisión.
4. Marcad la casilla solo para el Director.

- ¿Quien mierda es este tipo? - Mascullo entre dientes mientras tomaba cobertura a un lado de la puerta y le quitaba el seguro al arma, que ya tenía en mano. Las cartas estaban sobre la mesa, y no había posibilidad de hablar, o al menos no era una posibilidad para Hudson. Aunque se encontrara en una posición desventajosa, pues aquel tipo llevaba un jodido cañón en su mano, y las paredes del departamento no es que fueran muy resistentes, por lo menos tenía el punto a favor de ir con cierta ventaja, aunque no puede ver como le puede ser de ayuda en ese momento. Pasa de cualquier plan complicado, pues no ve que mas puede hacer, salvo por asomar desde su cobertura, asomando la mitad del cuerpo por el umbral de la puerta, apuntando a aquel sujeto, y jalando el gatillo con fuerza.... tomándose el tiempo suficiente para realizar un disparo limpio, pero sin quedar al descubierto mas de lo prudente, si es que esa palabra encajaba con la situación.