Partida Rol por web

Una hora después salísteis de aquel refugio en dirección norte, según las palabras del anciano, con la intención de encontrar el poblado de Ahaku. Según su consejo, subísteis por las cumbres elevadas de aquella meseta, lo cual os llevó un par de horas hasta llegar a la cúspide de ésta. Entonces quedaba un camino de altiplano siguiendo los dentados picos de las montañas que se veían delante de vosotros. Ante vuestros ojos se presentaban montañas de coloro rojizo, las cuáles, pese a la gran altura en sus cúspides, no guardaban nada de nieve. Más bien el terreno era árido y caluroso. Dos jornadas, ese era el tiempo estipulado. Tras varias horas caminando, la luz de Damathir se iba poco a poco. En breves comenzaría la noche.

Bueno, sería mejor que los expertos en exploración buscaran un lugar resguardado para poder pasar la noche, al menos unas horas para descansar... Aunque yo seguiria camino antes de romper el alba...

El pantano había dado paso a una meseta y la meseta a un paisaje de montañas áridas. Me preocupaba que el suministro de agua no fuese suficiente para mis compañeros.

Si la temperatura sube demasiado...

Aquel no era precisamente mi elemento. Demasiado calor, propio de absolutos desiertos. Yo conocía el desierto, pero un desierto nevado en ocasiones, con fuertes lluvias en otras, y recorrido por multitud de bestias sedientas de sangre entre medias.

Pero había algo que tenía claro. El agua empezaría a escasear si el calor apretaba y no lográbamos racionar debidamente. Y no estaba del todo convencido de que aquel grupo supiera hacerlo con suficiente precaución.

Ante las palabras de Asyr, comencé a otear el paisaje, molesto por la fuerte luminosidad, incluso a pesar de la protección que me brindaban mis gafas. Sin embargo, en seguida creí ver algo.

Eh, mirad ahí... -Comenté a los demás, confiando en que fuera el refugio que necesitábamos.

El terreno es duro, el calor aprieta, el aire, seco, abrasador; gran contraste con la zona verde de la que salimos... Afortunadamente, solo serán dos jornadas; dos jornadas que tuvo que cubrir nuestro objetivo al igual que estamos haciando nosotros ahora. Si él, estando solo, lo consiguió, nosotros también debemos hacerlo. Por si acaso, todo el camino voy atento a señales de carroñeros

-Pues vaya con el anciano... si se pega estos paseos para ir a mercadear de vez en cuando... quiere decir que es más fuerte y resistente de lo que aparenta.

Oigo la indicación de Redk, y afino la vista; si bien aún habría suficiente luz para seguir un trecho, de encontrar un buen refugio, hay que aprovecharlo; nunca se sabe si encontraremos otro... ni qué clase de seres merodean en la oscuridad de este planeta. Donde hay contrabandistas, puede haber bandidos, y los contrabandistas  suelen acudir a los alrededores de centros de población, así que... mejor estar a cubierto de noche.

-Echemos un vistazo

Jason cogió lo que pudo de frutos y verduras ofrecidas por el anciano, sin llegar a abusar, y junto a sus compañeros emprendió la árida marcha que les esperaba durante al menos dos jornadas.

- Vaya, esto será más duro de lo que parece, pero ya veréis como lo lograremos. - dijo para animar el equipo mientras devoraba una de las frutas. Iba a comerse otra, pero prefirió guardarla para más adelante. Eran bastante jugosas y le iría bien cuando el calor apretase.

- Espero, señor Harris, que su estado le permita seguir el ritmo, aunque si hace falta nos adecuaremos a su velocidad, no vamos a dejar a nadie atrás. - animó a su compañero.

Redk pareció divisar un refugio en las inmediaciones.

-Pues... probemos. Puede ser útil para refugiarnos del sol o de los peligros de la noche.

Avanzábais por la sierra ascendente, y la tarde estaba a punto de caer. Mientras algunso se preocupaban por el agua (pese a que habíais rellenado vuestros suministros en el hogar de Parr dudábais si aquello iba a ser suficiente), notábais el calor sobre vuestras cabezas. Los circuitos del droide ND se calentaban un poco, y a Darrell le costaba andar un poco debido a sus heridas. Suerte que el vijo Yaris os aseguró que no había criatura en las alturas. El caso es que Redk, con su avezado instinto explorador, no tardó en otear una cueva en una de las paredes de un monte. Enseguida os dirigísteis hasta la boca de la misma, un acceso redondo, pétreo y circular. Entonces, cuando estábais delante de ella, oscureció. Claro que, nada más mirar hacia dentro, vísteis que... estaba iluminada en algún tramo interior.

Tras acceder allí con las armas en alto (su acceso era amplio, por lo que pudísteis entrar de tres en tres), vísteis a una mujer humana en el fondo de la cueva, iluminada con unas barras fluorescentes. A su lado había un saco de dormir, algunos objetos personales y comida. Os apuntaba con un arma. Estaba atrincherada al final del fondo de la cueva, dispuesta a acribillar a balázos láser a cualquiera que...

...diera un paso más. Asique ya me habéis oído. ¡Ahí quietos! -os ordenaba mientras os apuntaba- ¿¡Quién diantres sois!?

Aquello que me había parecido ver resultó, tal como me dictaba mi instinto, justo lo que buscábamos. Aquella cueva era un lugar más que adecuado para descansar, plantear una ronda de vigilancia adecuada y parapetarse si era preciso defenderse. Era lo suficientemente ancha para movernos con cierta soltura, pero impedía que el peligro nos alcanzase desde todas direcciones. De hecho, el peligro sólo podía provenir de la entrada o... del interior.

¿Qué tenemos aquí...? -Murmuré al ver a aquella mujer al fondo de la cueva, apuntándonos con su arma. Llevé mis manos a ambos lados de las gafas de sol que se fijaban a la piel rapada de mi cabeza, alzando las lentes hasta mi frente y observando la escena con la luz ambiental. Mis ojos, a buen seguro, brillarían ante el efecto de la luz que iluminaba a la mujer- Cuidado, parece más que dispuesta a acabar con... todos... nosotros. -Comenté, resaltando aquella palabra, "todos", con evidente ironía. La superioridad numérica era aplastante, aunque el arrojo que la mujer mostraba en tan precaria situación resultaba encomiable.

-Tranquila, señorita -dije mientras levantaba mis manos- Sólo somos viajeros en busca de un refugio. No buscamos problemas.

Ehhhh, el viejo nos juró que no encontrariamos bestias de la jungla aqui arriba!!! por lo que veo andaba equivocado... Hay una especie muy peligrosa!!! 

Bien seamos serios, sabe como nosotros que usted sola no podrá con todos nosotros, por otro lado, nosotros no tenemos intenciones hostiles hacia usted, señorita...

Por cierto, quiere una deliciosa fruta refrescante? Venga mujer...  entiendo que desconfie, pero parece tan foranea de este lugar como nosotros... Mi nombre es Asyr, y si hubieramos querido hacerle mal, viendo el resplandor de su luz, desde fuera, con tirar una granada hubiera sido suficente.

De cualquier modo estoy alerta por si es necesario saltar y evitar así un disparo. Recuerdo aquel ejercicio Jeswandi, especifico para evitar ataques de distancia...

Y efectivamente intento usar la ironía y hacerle ver que nuestras intenciones son buenas...

La mujer esta asustada, disparará si la acorralamos. Intimidarla no es lo más conveniente razonó Kaltor -¿Quienes somos?, eso no importa, lo que si importa es que no somos tus enemigos. Dime tu nombre y yo te diré el mio.- Luego hizo algo que muchos considerarían bastante estúpido pero ya lo habían apuntado con un arma incontables veces y su intuición le decía que era lo correcto, desabrocho la hebilla que sostenía la funda de su arma y la dejó caer al suelo y dio un paso al frente. -No creo que ninguno de nosotros gane algo disparando, ¿no crees?

Lo que vemos al fondo de la cueva... por la hora que es, y la forma de tener preparado su sitio, con objetos personales... no parece que sea un refugio ocasional, sino una guarida. Debe llevar poco tiempo aquí, porque si no, supongo que el anciano nos habría prevenido para no asustarla, y el viejo creo que sería lo bastante hábil para detectar su presencia si en un viaje previo hubiese estado ella ya aquí, así que... debería llevar poco tiempo, y tal vez, haberse cruzado con nuestro objetivo.

Bajo el arma... si la asustamos, es más probable que tome decisiones precipitadas. Prefiero darle indicios que no le hagan desconfiar, y darle alguna referencia por si conoce a cierto personaje...

-Perdone que le hayamos asustado; como dicen mis compañeros, estamos de paso; hemos aterrizado de emergencia y nos dirigimos al pueblo. Solo necesitamos un lugar en que hacer noche, y nos iremos sin causarle más molestias. Un anciano nos mandó en esta dirección y no esperábamos encontrar a nadie por aquí. Simplemente, estamos de paso por asuntos de negocios, nada más.

¿qué será?... podría ser un agente al servicio del Imperio (en cuyo caso buscaría algo o a alguien desde antes de nuestra llegada), podría ser alguien que se busca la vida al margen de la ley (como nuestra tapadera), podría ser alguien que tiene este estilo de vida (lo descartaría)... Miro de reojo a Jason; las habilidades lejendarias de los Jedis podrían detectar restos de mal en esta persona, o no...

- ¡Oh, qué sorpresa tan agradable! - dijo el aprendiz de Jedi al ver a la mujer humana - Comprendo que se asuste al vernos, pero no somos tan malos como parecemos. Como han dicho mis compañeros, estamos de paso, y esta cueva es un buen lugar para resguardarse del calor sofocante de fuera.

Se mantuvo a una distancia prudencial de la mujer, ya sea para no intimidarla y también para no estar justo delante del cañón de su arma.

- Mi nombre en Jason Lightman.¿Cual es el suyo?

En todo momento Jason intentó mantener una buena sonrisa, para transmitir paz a la humana. También aprovecho para concentrarse en la Fuerza e intentar acceder a su mente, para indagar un poco en sus intenciones.

La explicación de Asyr acerca de la granada hizo entender a la mujer que estaba en inferioridad numérica. Incluso el toque irónico de Redk hizo evidenciarlo. Claro que, fue el razonamiento del droide, simple y efectivo, el que hizo que ésta bajara el arma. Kaltor hizo un intento de presentación, al igual que el jedi Jason, y entonces la mujer habló.

Me llamo Kopa Sindall -cuando escuchó al soldado Darrell con aquella explicación suya pareció calmarse. Dejó el arma en el suelo y se acercó poco a poco a vosotros, sin ahora intenciones hostiles-. Estaba aquí... y vinieron, es decir -parecía como si la mujer, al intentar explicarse, ocultara algo-. Yo también vine aquí con una nave, pero mis compañeros... me abandonaron -confesó-. Los soldados del Imperio llegaron y  dispararon... Intento... salir de este cubo de basura -decía con desplante hacia el planeta Damathir-. Entonces volvió a pensar en lo que Darrell dijo: "el pueblo". Yo también voy al poblado. Quizá allí encuentre un transporte para salir de este lugar, a no ser que... -entonces bajó sus cejas, entendiendo que aquella podía ser su solución-, a no ser que os acompañe. ¿Puedo ir con vosotros? No sé si lo sabéis, pero ahí abajo, en la zona selvática, hay criaturas salvajes.

Resopló, esperando vuestra respuesta.

Ves a través de inconexos pensamientos retazos de imágenes: la mujer, a bordo de otros compañeros, son asaltados por soldados imperiales. Los suyos logran huir... ella no.

La explicación de aquella mujer resultaba factible. Ser abandonada, encuentros imprevistos... Pero en nuestra situación, la posibilidad de que aquella mujer no fuera lo que parecía era demasiado alta. El Imperio tenía espías, y cazarrecompensas tratando de ganarse su dinero. Tanto en uno como en otro caso, ser una hembra ayudaba a reblandecer la mente de los hombres, por eso las empleaban tanto en esas funciones. Casualmente, se dirigía al mismo destino que nosotros, pero no tardó nada en solicitar, no ya sólo compartir el camino hasta allí, sino unirse a nosotros definitivamente.

No es buena idea... -Murmuré a quienes tenía más cerca, plenamente consciente de que ni de lejos mandaba en aquella expedición, y que seguramente mi opinión al respecto no tendría demasiada consideración. Pero no me fiaba de ella, así que si aquella gente era tan incauta como para dejar que nos acompañase alguien de quien no sabíamos nada, en una misión tan delicada, no le quitaría ojo de encima.

Ante la propuesta de acompañarlos de la joven Kaltor se gira hacia sus compañeros -No veo como viajar con nosotros pueda ser un inconveniente, pero mencionó a los imperiales en su historia y lo que menos queremos es problemas con los imperiales. Me niego a entrar a Ahaku con una fugitiva del Imperio, comprometería demasiado nuestra misión. Para sus adentros sabía que la mujer podría ser útil, necesitaba una nave y ellos tenían una. Podrían dejarla a cargo de conseguir los repuestos y así poder concentrarse en encontrar a el soldado extraviado pero no estaba seguro si valía la pena el riesgo.