Partida Rol por web

Los héroes cargaron de manera penosa con el carro durante alrededor de un mes y medio, sin duda, el hecho de no tener caballos o burros les retrasaba mucho, había días que a duras penas avanzaban mas de media jornada normal, otras en cambio, cuando era cuesta abajo, casi igualaban a una enana caminando. Cuando encontraban grandes cuestas o baches insalvables, Godofredo convocaba un bisonte celestial, y durante el poco rato que este se encontraba en nuestro plano conseguíais salvar el problema,... al principio no conseguíais ni atar al animal al carro antes de que desapareciese, pero a la cuarta o quinta vez conseguisteis maña en ello.

No fuisteis atacados en todo el camino, quizás el hecho de haber acabado con la principal banda criminal de la región tenía algo que ver.

Durante el camino de regreso a Hommlet, fueron conociendo más al joven Tiadden. Al parecer su historia era similar a muchas de las que ya habían escuchado. Una familia con problemas económicos decide emprender la aventura de una nueva vida en un lugar alejado de los problemas que les condujeron a la pobreza. Cargando en un carromato todo lo que tenían, emprendieron dicho viaje a la esperanza, el cual fue truncado por aquellas sabandijas. Mataron a los padres del pobre chico y éste llevaba ya bastante tiempo cautivo. 

Fuera como fuera, era carne de templo. Al llegar a Hommlet podrían llevarlo ante la canonesa, sin duda se encargaría de buscarle un lugar donde vivir, un lugar en el que podría comer a cambio de devoción por la nueva fe que abrazaría y trabajo manual, posiblemente en el huerto del templo o realizando labores del hogar. Quien sabe si en unos años, Tiadden podría acabar convirtiéndose en un paladín o un clérigo al servicio de su dios.

Godofredo estuvo bastante silencioso durante gran parte del viaje. Era evidente que la muerte del pequeño Jack le había afectado. Sin embargo, por las noches y tras la frugal cena, siempre solía coger un puntito con el vino que recuperaran de entre las ruinas del templo. Eso provocaba que aquel hombre que se marchara del reino de Luis el Gordo en busca de mujer casadera, se desinhibiera un poco y acabase el día canturreando un poco y contado chanzas.

Dwama empezó a conocer más a fondo a Chatrilon en el camino de regreso. Ella siempre había abogado por contratar sus servicios, por decirlo de alguna forma, no como el conde, quien quería seguir los preceptos de su dios siempre a rajatabla. Le habían dicho que cuatro eran los elegidos y cuatro debían partir en misión sagrada. Lo cierto era que Chatri siempre cayó bien a la enana y aunque al principio echaba pestes de la estrategia de asalto que habían tomado, al haber salido todo bien, menos para Jack, al haberse hecho con un buen botín y sobre todo por el paso del tiempo, parecía que el enfado se le había pasado.

Y así fueron pasando los días y las semanas hasta que por fin enfilaron los últimos pasos hacia la villa de Hommlet y entraron con aquel carromato cargado de trastos con la clara intención de venderlo todo. 

Ya en Hommlet se acercaron al gremio de comerciantes, con los cuales Sheiland había hecho un buen trato. Allí decidieron poner a la venta todo lo saqueado. Un par de camisas y pantalones, una capa, un espejo y un reloj de arena

Durante el camino de regreso a Hommlet, fueron conociendo más al joven Tiadden. Al parecer su historia era similar a muchas de las que ya habían escuchado. Una familia con problemas económicos decide emprender la aventura de una nueva vida en un lugar alejado de los problemas que les condujeron a la pobreza. Cargando en un carromato todo lo que tenían, emprendieron dicho viaje a la esperanza, el cual fue truncado por aquellas sabandijas. Mataron a los padres del pobre chico y éste llevaba ya bastante tiempo cautivo. 

Fuera como fuera, era carne de templo. Al llegar a Hommlet podrían llevarlo ante la canonesa, sin duda se encargaría de buscarle un lugar donde vivir, un lugar en el que podría comer a cambio de devoción por la nueva fe que abrazaría y trabajo manual, posiblemente en el huerto del templo o realizando labores del hogar. Quien sabe si en unos años, Tiadden podría acabar convirtiéndose en un paladín o un clérigo al servicio de su dios.

Godofredo estuvo bastante silencioso durante gran parte del viaje. Era evidente que la muerte del pequeño Jack le había afectado. Sin embargo, por las noches y tras la frugal cena, siempre solía coger un puntito con el vino que recuperaran de entre las ruinas del templo. Eso provocaba que aquel hombre que se marchara del reino de Luis el Gordo en busca de mujer casadera, se desinhibiera un poco y acabase el día canturreando un poco y contado chanzas.

Dwama empezó a conocer más a fondo a Chatrilon en el camino de regreso. Ella siempre había abogado por contratar sus servicios, por decirlo de alguna forma, no como el conde, quien quería seguir los preceptos de su dios siempre a rajatabla. Le habían dicho que cuatro eran los elegidos y cuatro debían partir en misión sagrada. Lo cierto era que Chatri siempre cayó bien a la enana y aunque al principio echaba pestes de la estrategia de asalto que habían tomado, al haber salido todo bien, menos para Jack, al haberse hecho con un buen botín y sobre todo por el paso del tiempo, parecía que el enfado se le había pasado.

Durante el trayecto, la enana se dedicó a contar las monedas que encontrara en unos saquitos. Calculaba que había más de quinientas piezas de oro, plata y cobre en cada una de las bolsas, pero debía establecer el número concreto de cada una. Mucho que contar, pero también bastante tiempo libre por delante para hacerlo. Además, también trató de forzar las cadenas de aquella pesada caja de madera que contenía material frágil en su interior. De ser imposible hacerlo con cuidado, esperaría a llegar a Hommlet, pero le carcomía por dentro la curiosidad.

Godofredo había guardado largo silencio y pudiera parecer que era debiddo al decaimiento, pero nada más lejos de la realidad.

Desde hacía un tiempo algo le decía en su interior que no estaban siguiendo los designios de Dios de forma correcta. Había empezado a dudar de sus acciones y decisiones de cara a su misión divina y el haberse encontrado a las puertas de la muerte, pudiendo contemplar al Castigador una vez más habían acrecentado sus dudas al escuchar la grave voz de la deidad proclamando severamente "Veo que no lo has entendido Conde Godofredo..."

Aquello le había dado suficiente en lo que pensar para dedicarse todo lo que durase la travesía a orar en silencio tratando de buscar la iluminación. Apenas paraba en la cena, donde comía alguna cosa y cedía ante la insistencia de la enana en tomar algún trago de vino y compartir canciones. Al fin y al cabo Dwama parecía preocupada por él y aquello le hacía sentir culpable.

El poder disfrutar de todas aquellas jornadas para su práctica religiosa en parte ayudó a apaciguar sus perturbada alma, que volvía a ser un remanso de serenidad para cuando alcanzaron la villa.

Y así fueron pasando los días y las semanas hasta que por fin enfilaron los últimos pasos hacia la villa de Hommlet y entraron con aquel carromato cargado de trastos con la clara intención de venderlo todo. 

Ya en Hommlet se acercaron al gremio de comerciantes, con los cuales Sheiland había hecho un buen trato. Allí decidieron poner a la venta todo lo saqueado. Un par de camisas y pantalones, una capa, un espejo y un reloj de arena. Además tenían aquella cajita acolchada que contenía diez gemas, un rubí, un trozo de tela con bordados en hilo de oro y la estatua del elfo a caballo. Además tenían buenas armas y armaduras. Ocho cotas de bandas, un armadura completa de gran calidad, una ballesta ligera bien fabricada, ocho espadones y diez espadas largas siendo todos los filos de gran manufactura además de una cota de mallas y una espada corta doble mágicas que tenían que identificar junto a los dos frascos azules y el potingues verde.

El joven humano acompañó bastante callado y temeroso al grupo, seguramente se acordaba de su último paseo por el monte y no le había gustado la experiencia.

El niño no era muy útil para estirar del carro, pues era demasiado pequeño y sin fuerza para ello, pero se tornó especialmente hábil con las cuerdas, siendo el encargado de atar al bisonte celestial cada vez que lo convocaban, aprovechando al máximo la capacidad de carga del animal en los peores tramos del camino.

Creo que tienes razón Dwama, no me queda nada ni nadie, creo que lo mejor es que me adopten en un Templo, ojalá llegue a ser un caballero divino de brillante armadura como me has dicho!! La cara del niño se iluminaba cuando hablaban de eso, sin duda la idea de ser un paladín o un clérigo de armadura completa como Godofredo era mejor esperanza de futuro que la que había tenido en la mazmorra de los trasgos.

Y hablando de estas cosas es como llegaron a Hommlet.

El explorador se pasaba todo el tiempo que no le tocaba estirar del carro jugando con su nuevo perro. Era de menor tamaño que el anterior y esta vez era hembra, pero parecía medianamente capaz para el combate. Quizas si hubieran llevado a todos los animales al Templo no hubieran perdido a Jack, quien sabía!

Yo tras esta aventura me volveré a mi ciudad de origen, hace tiempo que no veo a mis familiares y esta vez he visto la muerte muy de cerca, la próxima vez iré con cuidado a la hora de unirme a un grupo de aventureros! dijo convencido de sus palabras.

La verdad es que el grupo, aunque en un primer momento había parecido muy capaz, bien pertrechado, con dos personas capaces de lanzar magia y una enana con Ugrosh que repartía hostias como panes, al final el grupo había sido desastroso... el pícaro no se aprovechaba de su tamaño y de su sigilo para atacar, la maga se largó justo cuando estaban a punto de atacar el Templo, la guerrera se metió en la base de esos trasgos sin preparar estrategia alguna perdiendo el factor sorpresa absurdamente... y el clérigo gastó sus conjuros antes siquiera de entrar en combate... Esos eran todos los ingredientes para el fracaso, pero por suerte un milagro les salvó la vida.

Allí! ya veo el pueblo!!! por fin! vender el saqueo y a casa!!

La enana ayudó con su magia al grupo, lanzando los conjuros para que aguantaran mas tiempo la marcha, fortaleciéndolos durante los momentos críticos.

Espero que mi maridito ya haya llegado al pueblo, tengo ganas de ver a mi semienano-semihobbit! hace tanto tiempo que no amamanto a ese pequeño bribón que dudo que me salga ya leche de mis pechos! Los integrantes del grupo se horrorizaron al escuchar aquello y pensar en los senos de la maga enana.

Tras un largo mes y medio llegaron al pueblo, todo parecía igual, como si no hiciera tres meses que habían partido. Lo primero que hicieron fue poner destino al Gremio de Comercio, tenían mucha mercancía de la que desprenderse, luego ya entregarían en adopción al muchacho en algún Templo.

Al abrir la puerta del Gremio la enana empezó a llorar... Mariditooo!!! alcanzó a decir mientras corría en dirección al hobbit que se encontraba detrás del mostrador del negocio.

Sheiland! Eres tu mi amor??? Te dabamos por muerta, el anterior buhonero me contó como marchasteis hace varios meses y que aun no habíais vuelto!! menos mal que estás bien!! Dijo mientras se abrazaban y besaban como si hiciera una eternidad que no se veían.

El bebé está en casa, al cargo de la doncella que he contratado para que la cuide mientras yo estoy aquí!

Buen trabajo pequeñajo! has hecho tu parte del trabajo, yo he hecho mi parte con Murdin y he decidido que esto de salvar al mundo que se ocupe otro! yo me quedaré con vosotros aquí y seguiré ocupándome de los envíos pare evitar saqueos como hasta ahora!

El mensaje de la enana era muy duro, acababa de informaros que abandonaba el grupo para seguir con su trabajo en el gremio de comercio. La muy ilusa se creía que alcanzaría la paz ahí, a las puertas del fin del mundo.

Bueno Dwama, mi marido nos hará buen precio por las cosas que llevamos cargando desde el Templo, no te preocupes.

Los amigos de mi mujer son mis amigos! ahora mismo mando al mozo a que desmonte el carro y mañana os tendré preparadas las monedas que pertoquen! no hace falta que os preocupéis mas!

Tras ello os invita a iros mientras inventariaba el material que el zoquete grandullón que tenía de mozo de cuadras descargaba todo el equipo como si no pesara nada, incluida la pesada caja de madera rodeada de cadenas.

- La familia es importante. - Le dijo a Chatrilon mientras posaba una de sus manos en su hombro, no sin esfuerzo debido a la diferencia de estatura. - Creo que yo también volveré a casa. Tengo ganas de ver a mi madre. Y aunque me cueste admitirlo, también a Gromwik. - Dijo absorta en sus propios pensamientos y con la mirada clavada en el infinito. - Gromwik es el nombre de mi padre. - Explicó con un atisbo de melancolía. - Nunca me llevé muy bien con él, pero después de todo lo que he vivido. Creo... - Suspiró. - Creo que le debo una disculpa. - Acabó por sonreír y mirar al bueno de Chatrilon. - Invertiré parte de lo que he ganado en recuperar el estatus de mi familia. Rastor necesita un nuevo alcalde y bueno, creo que mi padre puede ser un buen aspirante.

Tras tener aquellas palabras con el bueno de Chatrilon, se acercó a Tiadden. 

- Suelo ver potencial en ciertos niños Tiadden. Sobre todo en aquellos que han sufrido como tú. - Le desveló a aquel jovencito. - La canonesa cuidará de ti si quieres quedarte con ella, pero si prefieres acompañarme a Rastor, no tengo problema tampoco. Te presentaré a mis padres. Ellos pueden cuidar de ti también y enseñarte un oficio digno. Tú verás lo que prefieres, muchacho. Después de lo que has pasado, eres libre de decidir tu futuro.

Tras hablar con el pequeño Tiadden se dirigió a Sheiland. Entendía lo que decía. Era madre y tenía un marido, algo que Dwama no había conocido todavía. Ella en el futuro también se veía con hijos, pues le gustaban mucho los niños y si encontraba un marido, suponía que soportaría vivir a su lado. Todo era probarlo. 

- Has sido de ayuda. - Le dijo. - Incluso cuando desapareciste, regresaste en el último momento para ayudar a decantar el combate. Sin ti difícilmente estaríamos hoy aquí, aunque tu desaparición posiblemente le fue la causa directa de... - No lo dijo, pero lo pensó. - ...Jack. - Bueno... - Le ofreció su mano en señal de paz. - Nos vemos luego supongo. Disfruta de tu familia y... - Le lanzó una ojeada a la pesada caja que acababan de descargar. - ¡No trates de timarnos con eso! - Le advirtió en tono de broma.

Finalmente encaró al conde Godofredo de Miramonte. De todos era con quien mejor se llevaba, aunque desde que saquearan el templo, se había mostrado como ausente. Podía ser que los años estuvieran causando estragos en él. Su misión de encontrar mujer casadera era cada vez más complicada de llevar a cabo. Cada años que pasaba estaba más gordo, más calvo, más feo y más viejo.

- Mi conde... - Llamó la atención del religioso. - ¿Vamos a una taberna a emborracharnos, comer un buen guiso y buscar una mujer con la que pueda usted contraer matrimonio al fin?

El grupo volvió a separarse, esta vez con el conocimiento de todos ellos. La enana de oriente quedó con su familia, hacía meses que no los veía y eso había hecho que se ablandara su corazón, seguramente no tendría ganas de aventuras en una larga temporada.

Chatrilon y su perro se fueron a la posada botera, hacía mucho tiempo que no veía a sus fulanas, y daba por hecho que al día siguiente tendría monedas para poder pasar una larga temporada de juerga, quizás luego se iría a su tierra; algo que tenía claro es que no volvería a partir con un grupo tan desestructurado, falto de líder y de estrategias como el que había tenido que aguantar estos largos meses.

Dwama y Godofredo fueron directamente a la posada del Potro, necesitaban un buen baño, una buena comilona y dormir dos días enteros.

Entraron en la posada y les saludaron como si no esperaran volver a verlos; la mas ilusionada fue la guardia de seguridad, la semielfa de casa noble Maridosen, que abrazó a Godofredo ante la estupefacción del resto de la clientela, que no creían que aquella mujer, mezcla de humano y de elfo, pudiera ser simpática con nadie de este mundo.

Les llenaron una mesa de manjares exquisitos: jabalí, perdiz, huevos de multitud de aves y pasteles apetitosos. A la mesa se unieron Vesta, la "amiga" de Dwama y la guardia de seguridad, que bebió y comió con los héroes mientras contaban sus hazañas y las últimas novedades del pueblo.

Tras su partida la guardia del pueblo establecieron rondas y controles de acceso a fin de evitar que extraños se colaran entre sus ciudadanos. Especialmente les llamó la atención que un grupo de aventureros que incluía a varios elfos de diferentes tipos había recalado temporalmente en el pueblo y había continuado su marcha. A Maridosen no le gustaban los orejas picudas, la habían tratado mal toda su vida por ser una mestiza, con lo cual no les había prestado mucha atención, otra cosa era el Conde, a él sin duda le prestaba mas de la normal en ella, parecía como que le había echado mucho de menos.

Los dos héroes fueron a descansar y recibieron visita nocturna en su alcoba. Vesta intentó repetir con la enana, como 3 meses atrás y Maridosen se ofreció al Conde Godofredo. Le hizo una confesión muy privada, desde que tuvieron su primera conversación algo se había movido en el frío corazón de esa semielfa de la casa real de Gondoen, le había echado mucho de menos y quería estar con él y conocer su tierra de origen. El Conde tenía ante sí a una semielfa de alta cuna interesada en él afectivamente, lo que hiciera ahora podría definir su futuro.

Pasaron durmiendo dos días enteros, estaban tan cansados que nadie les despertó por orden de Maridosen, y a esa mujer todo el mundo le hacía caso. A la mañana del segundo día despertaron, tras desayunar se dirigieron al Gremio, donde les esperaba Chatrilon y Sheiland, quien sostenía a su bebé en brazos, parecía enano, pero un poco mas pequeño de lo habitual y sus pies eran peludos y fuertes, mas de lo que un enano normal.

AJAJAJAJA habéis dormido bien eh??!!! a mi tambien me ha costado levantarme esta mañana... puues bien mis amigos, ya he hecho las reparticiones entre los cuatro, gracias a la caída de nuestro amigo la cantidad por cabeza ha aumentado, aquí tenéis, dos mil piezas de oro por barba!!! dos mil!!!! esos sucios trasgos habían hecho buen esquilme en los caminos de la zona, sin duda al eliminarlos volverá a florecer el comercio en esta zona! JAJAJAJA buen trabajo chicos! si alguna vez pasáis por este pueblo, venid a verme, os ofreceré catre y comida! Nos vemos!

LA enana volvió dentro con su familia, se empezaron a escuchar ruido de juegos, sin duda tenía ganas de estar con su familia.

Ha sido un placer, ahora con esta fortuna podré volver a mi tierra y empezar de cero, tenía muchas deudas de juego que podré saldar para recuperar mi antiguo trabajo. Hasta la vista. Tras ello el humano se fue caminando y no volvió la cabeza, se limitó a silvar para que su perro le acompañara y juntos se fueron dirección Norte.

Ahí estaban ellos, de su grupo de seis solo quedaban dos, la enana y el clérigo,... como iban ellos dos solos a salvar el mundo? era imposible!!

Al guardar su bolsa de oro, Godofredo cogió su amuleto divino, pidiendole al Castigador que le indicara el camino. Lo hizo con tanto ahínco que algo pasó...

Una luz muy brillante les volvió a cegar los ojos, nadie a su alrededor, de los transeuntes, pareció percatarse de lo que ocurría.

Al desaparecer la luz, en su lugar estaba Jack, el emisario divino,... era translucido, por lo que no era mas que una visión y no una resurrección milagrosa.

Amigos míos! felicidades por esas riquezas que habéis conseguido, vengo a informaros que el trío divino ha decidido que ya habéis hecho vuestra parte del gran plan,... otro Dioses se han implicado en este asunto y ya han mandado a sus héroes. Pero vosotros aún tenéis que hacer algo mas, deberéis volver a vuestras tierras y preparar un gran ejercito para la batalla que sin duda se llevará a cabo si ellos fallan en su misión... Dwama, cuando vuelvas a casa descubrirás gustosa que las cosas han cambiado a mejor,... y tu Godofredo,... tu deseo mas ansiado ya te ha sido concedido, espero que lo aceptes gustoso. Adiós amigos míos! nos volveremos a ver!!!

Y fue así como la aventura divina de Jack, Sheiland, Dwama y Godofredo terminó...

- Volveremos a vernos. - Le dijo a Sheiland. - Lo mismo espero contigo. - Le dijo a Chatrilon. - Has sido un gran compañero. Sin duda una pieza fundamental. - Entonces se acercó a Godofredo. - Tú y yo todavía tenemos mucho que hacer juntos. Volveré a Rastro, pero es un harás luego. Los dioses nos asignaron una misión y todavía no la hemos cumplido. Sospecho que casi ni la hemos iniciado. Así que quedamos aquí en unos meses. ¿Entendido? 

No esperó a la respuesta. Le dio un fuerte abrazo a Godofredo. El buen Conde era una persona muy especial para ella y cualquiera que le conociera lo percibiría en poco rato. Dio sendos abrazos aunque menos efusivos a Chatrilon y Sheiland y se marchó. Le esperaba un largo camino hasta Rastror y quería iniciarlo cuanto antes.

Fur entonces cuando algo sucedió por interdicción divina. Jack apareció translúcido asombrando a todos. Lo que les transmitió tranquilizó a Dwama. Los dioses estaban contentos con ellos. Habían sido un peón en toda aquella trama por tal de salvar el mundo. Ahora tocaba avanzar a otras figuras en pos de la salvación. 

- ¡Cuánto me alegra saber eso Jack! - Exclamó la enana dándose media vuelta. - Así marcharé mucho más tranquila a casa. ¡Quiero ver a mi familia y contarles todo lo que nos ha pasado! ¡Adiós amigos! ¡Adiós a todos! ¡Seguro que el futuro nos depara muchas más aventuras juntos, pero por ahora nuestros caminos se separan! - Y dicho aquello retomó el camino que había iniciado y se perdió entre la muchedumbre de Hommlet. Antes de partir invertiría lo ganado.

¿Fin...?

Dwama tenía todavía algunas cosas que hacer en Hommlet antes de regresar a casa. Quería comprar algunos objetos mágicos que sin duda le harían falta en el futuro y tenía que hablar con las autoridades. Contar lo que habían descubierto y la amenaza que podía cernirse de nuevo sobre la villa, era prioritario.

Lo primero que hizo fue marcharase a comprar aquellos objetos mágicos. El viejo Spugnoir por suerte no se acordaba de ella y el viejo elfo con cara de plata de caballo no estaba en casa. No le costó mucho regatear para comprar un cinturón de curación y unas tobilleras de desplazamiento. Aquello le costo cerca de 2000 piezas de oro. El viejo mago le hizo una rebaja de cerca de 100 Po por comprar los dos objetos. Aquella tarde parecía estar de buen humor.

Con sus dos nuevos objetos mágicos, estaría más que preparada para iniciar el viaje de regreso a casa. Le hubiera gustado encantar si arma con magia, pero eso le hubiera supuesto gastar prácticamente todo si prepuesto en aquello y desde luego que lo veía desmesurado. Creía más importante obtener aquellos dos objetos que le daban mucha autonomía en combate.