Partida Rol por web

GREMIO DE MAGOS DE DARKGATE:

- El Gremio de Magos de DarkGate, que también alberga la Escuela de Magia, es probablemente el edificio más impresionante de toda la pequeña ciudad de DarkGate. No en vano a menudo se la considera una ciudad de magos.

- La mayoría de los Magos de la ciudad son miembros del Gremio, y muchos tienen una habitación entre sus muros, algunos incluso un laboratorio y una biblioteca privada.

- El hermoso edificio alberga también el Salón del Consejo Regente de DarkGate.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA.

Salón del Consejo Regente de DarkGate, Gremio de Magos.

Briaeros entró en aquel lugar con cierta desconfianza. Magia por todos lados, y el incidente de Angstville, con aquella tormenta incluida, demasiado reciente en la memoria. No estaba seguro de qué les esperaría allí dentro, pero algo en su interior le decía que no iban a recibir tanto apoyo en esta ocasión como en la última vez que pisaron aquellas salas. Sin duda les pedirían explicaciones sobre lo ocurrido, o tendrían algún encargo para ellos poco agradable. Sea lo que sea, guardó silencio, a la espera. 

Sabado, trece de enero de 105 PA

POR LA MAÑANA:

Otro día sábado había sido tachado de mi calendario mucho antes de que se pusiera el sol. La ciudad estaba tranquila y mi trabajo en la Guardia de la misma también. Esperaba con ansias que lo que se dijera en las próximas horas tuviera un impacto en mi diario vivir. 

Siempre miraba con la boca abierta la belleza de la arquitectura del lugar. Aún habiendo estado un par de veces en las instalaciones, siempre me maravillaba, además de hacerme sonreír al recordar a un amor del pasado. Caminé a paso moderado por el lugar, no todos los días se llamaba a aparecer por allí. Una vez que llegue a las puertas del Salón del Consejo Regente, respiré profundamente y me preste a hacer mi entrada.

Me di cuenta que no había sido la primera en llegar y saludé al presente. 

Sabado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA:

- "Por favor, tomen asiento, la reunión comenzará en breve. En cuanto hayan llegado los Rifts Warriores presentes y pasados." -

Sabado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA:

Cuando el sheriff vino a buscarles al Saloon, Daeron sintió que el esperado momento llegaba. Eran convocados después de dos semanas de desplantes y ausencias injustificadas. Precisamente ahora.

Sin decir palabra siguió a Pearce, a pesar que su estado de ánimo y ganas eran nulos. O incluso claramente opuestos a obedecer. Pero era una tontería retrasar el "no deseado" encuentro. Principalmente para los líderes de la ciudad.

Entraron en el gremio de magos, conocido por el alto magus y de allí los condujeron al Salón del Consejo Regente.

Que honor, pensó con apatía. 

Tal vez el mago estuviera equivocado pero lo que se iba a decir, el joven intuía que no iba a ser nada agradable. Independientemente de como lo adornaran.

Sabado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA:

Halberd se paseó en silencio por el Hall observando las esculturas y los elementos arquitectónicos para llegar a la misma conclusión que siempre.

A pesar de haber estudiado en la escuela de magia, Halberd no se encontraba a gusto entre magos. La forma en que veían el mundo y la ligereza con que algunos de ellos hacían uso de las energías telúricas que mantienen unidas las fibras del universo sin pensar en las consecuencias y el impacto en el tejido espacio-temporal eran algo que iba profundamente en contra de la forma de ser de los enanos.

Aunque reconocía que había sabios entre los magos, Halberd veía demasiados individuos con un don poderoso y sin la madurez ni responsabilidad para usarlo... y el modo en que construían sus edificios les delataba.

No es que sus prejuicios de enano le impidieran apreciar la pericia de los escultores y arquitectos, pero para Halberd el conjunto reflejaba prepotencia y arrogancia. También los enanos eran dados a la arquitectura monumental, pero los edificios enanos eran de estilo sobrio y reverente.

Conforme fue llegando el resto de Rifts warriors, Halberd los saludó escuetamente. Se sintió reconfortado al reencontrarse con los que conocía, aunque poco dado a la efusividad y las demostraciones de afecto, mantuvo una actitud neutra. A quienes habían conocido a Jack Mournfolk, les confirmó su muerte.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA:

El pasado era importante, eso parecía obvio. Él junto con todo aquel superviviente que en algún momento hubiera sido un Rifts Warrior, fue llevado al Gremio de Magos por el sheriff Aldon Pearce. Thomas no tenía ninguna gana en ir a tal lugar, él había dejado aquella vida, pero eso daba igual, ahora le tocaba ir. No tenía más remedio y era absurdo luchar contra ello. Los Rifts Warriors eran la mejor opción para lo que venía.

Lo único que le alegraba de hacer ese viaje, es que las vendas que llevaba eran nuevas. Si iba a una reunión importante ir con unas vendas limpias que le taparan la cara era lo menos que podía hacer.

Observó a sus compañeros mientras les conducían a todos al Gremio de Magos, mucho había cambiado el grupo. Ahora tenía menos brillo, menos fuste. O quizás no, posiblemente era su bucólico recuerdo lo que le enturbiaba el presente.  El Ley Line Walker, no se molestó en observar el edificio, lo tenía muy visto, y como era costumbre en él, bajó la mirada sumiéndose en sus propias cavilaciones.

Sabado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA:

Allí, de nuevo, esta vez sin saber demasiado bien por qué.

Saludó con un gesto de cabeza a los que ya habían llegado, preguntándose si realmente cohesionarían lo suficiente como para rehacer el mítico grupo. Porque si bien no tenía ni idea de por qué les habían convocado, lo que sí sabía es que la reunión de todos ellos era un excelente punto de partida para la recreación, por llamarlo de alguna manera, de los Rifts Warriors.

Todos ellos, de algún modo y en algún momento de su vida, habían sido parte de eso, habían sido capaces del sacrificio y la generosidad. Y ella comprendía, lo había asimilado incluso a su pesar, que había llegado el momento.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA:

Briaeros respondió con un leve asentimiento de su mecánica cabeza a los saludos que recibió, que fue acompañado de cierto sonido chirriante. El cuerpo no estaba del todo a punto, y aunque evidentemente la forma robótica de Briaeros no podía transmitir disgusto, sí que lo sentía. Pero no tenía sentido expresarlo, y menos en aquel lugar. En el mejor de los casos, les caería una reprimenda digna de parbulario. En el peor, puede que quisieran que el sheriff les detuviera y juzgarles como criminales.

O puede que estuviera siendo muy negativo y realmente aquello fuera para realizar otro encargo. Con un poco de suerte, pronto lo sabrían. 

Sábado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA.

No estaba muy hablador aquella mañana, pues todavía no dejaba de pensar en abordar el ingreso de nuevo a los rifts. Quizás Daeron le echase una mano, o quizás no, y tenía que valerse por si mismo. Estaba a punto de pedirse una cerveza cuando el Sheriff les interrumpió, con el gesto serio y palabras sin escapatoria. El gremio de magos, nada más y nada menos, aquella pandilla de idólatras y místicos de pacotilla, que si bien tendrían poder a raudales, Jack seguía insistiendo en que no lo usaban adecuadamente. Aquello le trasladó a la charla que mantuvo con Daeron en su Hoovercamión, en el valle de los dinosaurios, antes del trágico y horrible suceso acontecido con Sir Maximus. Agitó la cabeza para borrar aquellos pensamientos de su mente y siguió a la comitiva hasta su destino.

Le resultó curioso que llamasen a todos los Rifts Warriors, presente y pasados, como se encargó el Sheriff de recalcar. Algo se traía entre manos. El Sheriff en conveniencia con los magos. Tenía una mala sensación sobre el asunto.

Se puso al lado de Daeron y le susurró:

-Sheriff y magos, mal asunto, nos han convocado a todos, espero que no pretendan borrarnos de un plumazo-

Luego volvió a su actitud vigilante.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA

Quick tras saludar sonriente a todo en mundo, desapareció de la vista al entrar en ese lugar en el que nunca había estado, el cual le resulta a fascinante en grado sumo. No forzó ninguna cerradura, seguro de que allí todo lo valioso estaría protegido por poderosos conjuros. Pero dedicó  los primeros minutos a explorar el sitio,a fondo.

Cuando su curiosidad inicial estaba satisfecha se unió de nuevo al grupo con una mueca de excitación y nervios.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA.

Casi se sentía culpable por alegrarse tanto de ver a Alexa. Sentía que aun no podía sonreír, que aun debía guardar cierto luto después de lo que había ocurrido con Jack durante el viaje, pero aquel sentimiento al ver a su compañera, a su amiga, era del todo inevitable. Así pues ignoró cuanto a su alrededor había, cualquier novedad en aquel gremio que tan bien conocía, en el que había crecido y aprendido buena parte de lo que sabía, para acercarse a ella.

Una vez a su lado le dio un abrazo que se prolongó un buen rato. No sabía si le sorprendería o no, pero le daba absolutamente igual. No había podido hacerlo en el Saloon por culpa de la interrupción del Sheriff que ahora mismo les pedía que se sentaran, así que por qué perder la oportunidad de hacerlo en aquel momento mientras esperaban lo que fuera que les aguardaba a todos.

- Hola, Alexa- saludó escueta, dudando, mientras le sujetaba unas manos que no había soltado desde el abrazo.- Me alegra mucho verte. No sabes cuánto. No sabía qué era de ti. Lo último que supe fue que dejaste las aventuras y te retiraste a Kingsdale, pero luego nada...- Dio un paso atrás esbozando una sonrisa veteada de tristeza.- Pero aquí estás. ¿Qué tal todo? ¿Qué hay de tu vida?

Seguro que no dispondrían de demasiado tiempo, pero qué más daba. Lo que hablaran bien estaba, y aun el silencio valía la pena cuando allí estaba y podía ver a la amiga de su infancia.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA.

Ante el susurro de Jack, Daeron sonrió aviesamente, forzándose a sonreír y buscar el sarcasmo antes que reventar y comenzar una confrontación. No miró al tecnomago, pero asintió y le contestó con voz baja.

- Veo que estás puesto al día, Tanreack. Ojalá me equivoque, pero creo que va a ser lo que vamos a presenciar, precisamente - murmuró, mirando de soslayo a los presentes, en especial buscando con la mirada a los regentes.

Las puertas del fondo del Salón se abren y los miembros del Consejo Regente comienzan a entrar, o al menos la mayoría de ellos. Llegan: Lord Akeimus el Blanco, Lord Akiron Señor del Aire y la Tierra, Lady Yavanna Akoe, y Lord Hibari Kunde.

Todos toman asiento en sus decoradas y personalizadas sillas, quedando vacía tan sólo la de Lord Vulchus el Ogro, que al parecer no va a venir. Pese a todo hay quorum sobrado, especialmente teniendo en cuenta que Lord Akiron es quien preside el Consejo y si voto desempata.

Lord Akeimus os sonríe, aunque su gesto es más parco y huidizo que en otras ocasiones. Eso os deja claro que lo que tienen que deciros no son buenas noticias.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA.

- "Bienvenidos.

Recientemente, los Rifts Warriors combatieron en el pueblo de Angstville. Pagaron un enorme precio, pero destruyeron toda presencia coalicionista en la zona.

Sabemos también que hubo errores. El elfo Striker tenía la misión de usar su TAG para atraer fuego de misiles con precisión quirúrgica, pero cayó sin poder cumplir su misión. Después Sanakin transmitió unas coordenadas erróneas y los misiles cayeron sobre la población civil. De modo que ahora, la situación política es... complicada.

La presencia de exploradores y sondas coalicionistas en Nuevo Mexico se ha incrementado. Es sólo cuestión de tiempo que lleguen sicarios, cazarrecompensas, espías y demás. Actualmente, probablemente los ciudadanos de DarkGate no aceptarían soportar los costes que esto puede acarrear.

Los votos han sido por estrecha mayoría, pero este Consejo ha decidido que debe desvincularse políticamente de los Rifts Warriors, tanto de los actuales, como de los antiguos, que pueden ser blanco de todo tipo de venganzas por parte de la Coalicón. Se ha acordado daros un plazo de tres días para aceptar el exilio permanente de la región de DarkGate, y si es posible de todo el antiguo Estado de Nuevo México.

Naturalmente, el Consejo es consciente de las tremendas dificultades que esto supondrá para los Rifts Warriors, por lo que, en atención a los servicios prestados en el pasado, muy especialmente la destrucción de bandas de criminales como Cuchillo Sangriento y otros, se os ofrece una indemnización consistente en un total de un millón de créditos. Esta es la cantidad máxima que el consistorio está dispuesto a aportar, y está condicionada a que la marcha y exilio se produzca sin el menor incidente ni contratiempo.

Además, se os informa de que si alguna vez regresáis, seréis sometidos a una multa de dos millones de créditos, seguida de un nuevo exilio, esta vez sin indemnización alguna." -

Sábado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA.

Daerón no se extrañó en absoluto de las palabras de Lord Akeimus. Era algo que daba por supuesto, pues lo veía venir desde que recuperara la consciencia, a finales del mes pasado.

- ¿Bienvenidos? - preguntando con sarcasmo negando con la cabeza y esbozando una sonrisa amarga tras oír a los lores -. Crónica de una patada anunciada - dijo mirando a Jack y a Shidi mientras se ponía de pie dispuesto a marcharse. Entonces ciertas palabras llegaron a su boca.

- Creo recordar que la última vez que nos encontramos aquí, el Consejo aceptó y apoyó la idea de retomar Angstville. Así se ha hecho. Y aunque el ataque hubiera sido perfecto, sin víctimas civiles y con todos nuestros compañeros indemnes, el resultado hubiera sido absolutamente el mismo: el odio de la coalición. Eso se deduce según tus palabras, Lord Akeimus ¿No es así? - preguntó con perspicacia el mago -. Hubiera sido más generoso y honesto de vuestra parte avisar de antemano que el exilio sería la única recompensa que obtendrían los Rift Warriors por la toma de esa localidad - existía cierto tono de reproche ante la hipocresía mostrada por los regentes-. Nos dejamos la vida, los seres queridos, recuperamos la zona para Darkgate y esta nos recompensa con la expulsión, ya que nos convertimos en "activos peligrosos atractores de hostilidad" - caviló, sacando las ecuaciones del resultado -. Así que, si cada vez que surge un valiente o un héroe en esta ciudad y sus acciones comportan riesgos dignos de su ostracismo... la ciudad pronto se quedará vacía, hasta que solo queden... - no terminó la frase, pero todos comprendieron que terminaba con la palabra cobardes.

Su interior se revolvió en una pugna entre rabia y control, mientras crecía la idea de que sus amigos y su esposa habían muerto para NADA. No, peor que nada: para ganarse el desprecio y el rechazo de sus conciudadanos.

Daeron se giró y comenzó a marcharse pero, al llegar a la puerta de salida se detuvo y se giró de golpe.

- Una pregunta antes de que obtengáis el alivio de dejar de ver mi incomoda presencia ¿Sabe el Consejo algo sobre una nube de energía que asoló Angstville y tanto nos perjudicó, terminando por condenarnos? - preguntó lanzando una mirada dura a los consejeros.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA

Las palabras del Consejo le dejaron helado. De repente su vida se iba al garete. Expulsado de la ciudad.

Mierda, mierda mierda, yo no soy de campo, soy de ciudad, ahí fuera hay bichos, bichos gigantes de los que te tragan y te digieren, no...no podía ser. Yo forme parte del los Rifts hace tiempo, necesitan mi ayuda, claro, pero en DarkGate, ahí fuera seré un estorbo.

Y sin embargo,  ¿ha dicho un millón ? 

- Joder Emil. Dí algo tío, esto es un marrón.- Susurró.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA.

-Oh, vaya. -Dijo con la voz entrecortada y que dejaba traslucir el terror que sentía al saberse presa de una cacería de los coalicionistas- Nos podían haber informado uno a uno de incógnito y luego haber hecho un anuncio público en el que DarkGate se desvinculaba de los Rifts Warriors. Nadie relacionaba a la mitad de nosotros con la masacre de Angstville, pero al reunirnos aquí públicamente nos convierte a todos en blancos de los coalicionistas. Sin duda más de un espía nos ha visto entrar en este edificio y desde ese momento estamos señalados. Cabezas de turco con nombres y apellidos.

¿Yo no tengo la culpa de lo que pasó en Angsville?¿Por qué me tiene que pasar esto?¿Por qué yo? Se preguntó durante un instante, pero luego sintió que esos pensamientos de autocompasión eran indignos de un enano y se esforzó por mostrar coraje. Mantuvo la frente alta y sostuvo la mirada a los miembros del consejo mientras escuchaba lo que tenía que decir el resto de los Rifts Warriors.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

POR LA MAÑANA.

Efectivamente, malas noticias. A Briaeros aquello le daba relativamente igual, no estaba vinculado a aquel sitio. Su hogar era la NGR, pero hacía tiempo que se había visto "expulsado" de allí. Sin embargo, si que le molestaba haber sido usado y arrojado, y la ironía de todo el asunto. Los altavoces a través de los que hablaba se activaron, soltando primero una breve carcajada en la que se podía reconocer perfectamente el sarcasmo, a pesar de ser emitida por una máquina.

-Entonces de aquello de los DarkGate Warriors nos olvidamos directamente, ¿no? Esta bien, por mi conforme. Que lo disfruten cuando la Coalición esté a sus puertas y les de la paliza de sus vidas.