Partida Rol por web

CUEVAS COLINA NEGRA:

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: POR DE LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLINA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Como pensaba, y a pesar del que el peso no parece demasiado, el barril me ayuda a sumergirme en cierto modo. La verdad yo pensaba que más gente preferiría no tener que secar sus ropas después o, peor aún, tener que quitar un agua cáustica de sus armaduras, pero es lo que cada uno ha decidido. Yo ofrecí la posibilidad, si no la han querido tomar allá ellos.

A medias entre caminar y nadar, voy siguiendo al grupo mientras mantengo las armas vigiladas constantemente; no me gustaría perderlas. Además, si tenemos problemas me basta con quitarme el barril para recuperar la movilidad que me resta.

Así pues, pues siguiendo a nuestra gran bombilla. ¿O debería decir un gran pez abisal? Una ligera sonrisa asoma a mis labios. Al final decido cambiar y seguir a Raxus, que parece ir más directo.

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HORA: POR DE LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLINA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

No, el agua no era su medio. Realmente, aquel puto mundo no era su mundo y como si de una bacteria se tratara infectándole, este se revolvía contra él y trataba de eliminarlo. Primero el teletransporte, luego Agrio, ahora el agua. ¿Qué sería lo siguiente?

Había pisado una piedra, resbalado y caído y sintió el tirón de la corriente que lo alejaba del grupo, revolcándolo. De no haber sido por Briaeros, no lo hubiera contado.

-Gracias, Bri por la ayuda. De no ser por ti, no sé qué hubiera pasado -dijo en voz baja y siguiendo el ejemplo de Emil, para luego escupir a un lado un gargajo manchado por el lodo que se resistía a abandonar su boca. La arenilla resonaba entre sus dientes desagradable. 

Era hora de ponerse en marcha. Preparó su ballesta y la cargó, listo para ponerse en marcha cuando fuera necesario. 

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HORA: POR DE LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLINA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Raxus iba el primero, oteando el horizonte para encontrar la entrada de la cueva. El enano no era de los que le gustase el agua, pero debía reconocer que gracias al hechizo, se estaba moviendo cual pez por ella. Si era tóxica, estaba claro que su cuerpo lo aguantaba sin muchos inconvenientes. 

Finalmente dió con la entrada de la cueva, y tras hacer un gesto a sus compañeros se encaminó hacia allí raudo. Ya tras pasar por ella sonrío a sus compañeros- Bueno, parece que ya hemos llegado- ante la advertencia de Emil, no duda en desenvainar su hacha. 

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LUGAR: CUEVAS COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

El primer equipo recorre un túnel inundado hasta finalmente emerger al interior de una caverna. El aire en las cuevas es amargo y apesta a moho y a vinagre, pero es respirable pese a este desagradable aroma, estrechas fisuras proveen suficiente circulación de aire para hacer que la atmósfera sea respirable, aunque sea desagradable. Las cuevas están oscuras en su mayor parte, aunque el yelmo de Briaeros ilumina un círculo a su alrededor. La altura del techo en este sistema de cuevas es de dos metros diez en promedio, llegando hasta los tres metros en algunas cavernas.

El aire de esta cueva es tremendamente húmedo, condensándose en los resbaladizos muros de piedra. Las oscuras y tranquilas aguas recorren desde el este hasta el norte a lo largo de una pedregosa playa negruzca por el hollín.

Una repisa de metro y medio de alto que soporta varias estalagmitas se alza hacia el este, más allá de la cual una cueva de techos bajos os da la bienvenida.

El agua en este lugar tiene en promedio una profundidad de tan sólo sesenta centímetros, y mantiene la misma mancha insalubre que la que se encuentra en el exterior en el Estanque de las Lágrimas. El aire maloliente hace que los ojos se pongan llorosos en esta cueva, pero pese a este preocupante efecto, no tiene mayor impacto en los seres vivos. Un pequeño torrente sumergido brota al norte desde esta esta cueva, sin emerger al aire y ciñéndose pronto por estrechas fisuras en la roca. Marcas de quemaduras en la orilla es todo lo que queda de parches de moho que previos aventureros incendiaron.

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CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Briaeros se había sumergido sin mayor ceremonia, andando por el fondo marino con fuerza y determinación, recordando que su peso en aquel caso podía suponer una ventaja además de un inconveniente... Si no dejaba de moverse. El peligro del fondo, se repetía, es el lodo. Permite que se te cierre alrededor de los pies, y quedarás luchando por sacarlos, perdiendo mucho tiempo o, en algunos casos, la vida. 

Y no tardó mucho en dar con el primer ejemplo, en la forma de Shidi parecía desplomarse a cámara lenta por las profundidades acuáticas. Con paso firme se acercó a rescatarle, siguiendo al enano titán que había encontrado el camino. Emergieron a un túnel oscuro y con aire repulsivo pero respirable, momento en el que empezó a contar... Y faltaba uno. Tras indicar con un gesto que esperaran, volvió sobre sus pasos y dio con un Callahan al que no le había ido tampoco muy bien, y al que volvió a cargar sobre sus hombros, para emerger poco después, aparentemente incólume. 

Asintió ante el agradecimiento de este último, para después echar mano del estoque y una de las dagas. Si había algún peligro, esta vez le pillaría armado. 

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Emil desenvainó su daga mientras parecía concentrarse. Luego habló en un quedo susurro.

- Al norte, por el corredor, a entre cuarenta y sesenta pies. Tres insectos tipo alimañas, grandes, hambrientas, furiosas. Más lejos, varios enemigos sin mente. Hay que avanzar para poder sacar ventaja de nuestra superioridad numérica.

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Aquella inversión, imbuida por la magia, seguía causándole suspicacia desde el principio. Cuando la sensación de náusea empezó a manifestarse en su cuerpo, a cada paso que daba por el fondo, supo que algo no había ido bien. Cuando uno de sus pies se quedó atascado en el lodo sedimentado, sintió como la adrenalina se disparaba y propagaba por su cuerpo; Estaba en un apuro.

Por suerte, Briaeros estuvo atento y venía a socorrerle, la situación no fue a mayores. Ambos pudieron llegar a la zona donde ya estaban esperando el resto, momento en que Shidi no dudo en agradecer a su compañero el auxilio prestado. 

— Gracias, gracias. — Las náuseas se habían incrementado hasta convertirse en un incordio. No estaba seguro, pero intuía que aquello venía por el entorno en el que se estaban adentrando. Trató de reponerse un momento.

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Apenas habían llegado a la orilla y se habían visto obligados a combatir. Afortunadamente Emil (bueno, no exactamente, más bien Glo-glu pero era como si fuera él, ¿no?) había detectado a los escarabajos gigantes cercanos y habían podido moverse con bastante celeridad, evitando que pudieran reaccionar o atacarles. Realmente las sabandijas no habían podido causar el más mínimo daño y habían bastado dos sucesivos ataques de Briareos con su florete (la verdad es que era curioso ver a esa mole con un florete y una daga pero, oye, se le daba de vicio) y un perfecto corte del propio Emil para que los tres escarabajos de fuego perecieran sin causarles daño alguno.

- Buen trabajo- murmuró Emil sin alzar la voz, recordando así a sus compañeros la cercanía de los no muertos. Luego invocó su poder de mensajes para, ya sin causar el menor ruido, recordarles que había posibles enemigos no muertos en las cercanías e ir colocando a cada uno en un semicírculo, en la línea de playa, de forma que ante posibles ataques protegieran a sus compañeros que, sin duda, no llegarían en las mejores condiciones.

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CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Han llegado todos. Bien. Aunque no todos en demasiados buenas condiciones. Y es evidente que si siguen metidos en ese lodazal de aguas tóxicas van a enfermar. Demasiados en un sitio demasiado estrecho. Pensó con algo parecido a la tranquilidad.

-Bien... me alegra ver que todos estáis aquí. Sigue habiendo peligro. Probablemente no muertos, aunque tal vez otros seres sin mente distintos. Cerca en todo caso-  murmura sin alzar la voz.- Raxus, Xavier, Shidi, Briareos, Equilibrium, volvemos a ponernos en movimiento. Vamos a ir por el agua hacia el norte, por si allí hubiera paso. El resto esperad a recuperaros y luego cuando todos estéis mejor, en uno o dos minutos, seguidnos. U os mandaremos a alguien por si fuera mejor ir por el camino contrario

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LUGAR: CUEVAS COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Entendido respondo a Emil mientras busco unas piedras, quizá unas estalactitas o restos de las mismas, para meter en el barril y evitar que una crecida repentina nos lo lleve.

Una vez hecho eso, y ya con las armas preparadas, busco dirigirme hacia el agua para dejar mi sitio a otro Rift Warrior que lo necesite más. Parece que vamos a tener más problemas en un momento.

Tranquilos que estaremos bien añado con una sonrisa a los componentes del segundo equipo.

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CLINA: (EXTERIOR) INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Cuando observó las negras aguas que debían atravesar con toda celeridad el joven no pudo enarcar, inicialmente, una ceja con cierta incredulidad. Hacía falta cierta destreza y fuerza física para atravesar ese estrecho y sumergido paso de aguas tóxicas. Quizás los componentes del primer grupo, fuertes, ágiles y resistentes, pudieran acometer aquello sin grandes problemas. Para los arcanos y lanzaconjuros aquello podía ser muy problemático.

Oh, bueno. Si de algo hay que morir, pensó el antes mago y ahora... "nolotengoclaro", que lo que sí tenía claro era que había perdido a su esposa y a buena parte de sus mejores amigos en una trágica contienda. Y por ello, quizás, también había perdido ganas de vivir... o miedo a la muerte.

- Adelante - dijo al segundo grupo que había permanecido a la espera, con tono desenfadado, zambulléndose en las frías y fétidas aguas. Y quizás esa indolencia y falta de preocupación le ahorró nerviosismo y tensión, comenzando a nadar y bucear con soltura. Notó el picor y escozor del agua ácida pero pareció que el hecho de ignorarlo, normalizarlo, de alguna manera, fue la mejor defensa que pudo adoptar, no afectándole especialmente.

Oye, pues no se me da tan mal. Y yo que pensé que esto iba a ser complicado, pensó el joven que se giró para ver cómo avanzaba el resto... y observó como buena parte tenían serias dificultades bajo el agua. Oh, quizás lo sea, reconoció volviendo a por ellos. Al parecer varios estaban desorientados, irritados y mareados por el efecto de las oscuras aguas. Daeron no se preguntó por qué él no tenía tantos problemas con la visibilidad como sí el resto. No era momento para planteárselo, así que tomándoles de las manos y tirando hacia el final del corredor o empujándoles en la dirección correcta trató de guiarlos al lado adecuado. Los esfuerzos fueron recompensados y la cosa funcionó, avanzando el segundo grupo y logrando alcanzar al primero.

- Ya estamos aquí. Eh, buena cacería - comentó el arcano al emerger del agua y ver los escarabajos despatarrados, con cierto buen humor que él mismo captó y con el cual se sorprendió.

Vaya, parece que estás más animado, Daeron, se dijo así mismo. Quizás se trataba porque había servido de ayuda en una expedición en la que se consideraba poco más que el portador del reloj y las pociones de curación. Una dosis de autoestima no le vendría mal.

Tras observar el lugar y escuchar la orden de Emil de dejar hueco al segundo grupo en esa estrecha y diminuta orilla, haciendo avanzar al primero hacia el norte, el arcano agradeció a Alexa la luz mágica que invocaba y sacando su ballesta la cargó, vigilando el corredor del Este.

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Halberd siguió a Daeron, aunque dejó que pasaran algunos de los Rifts Warriors de su grupo. Al deprimido mago parecía inusualmente animado, como si cualquier circunstancia que pusiera en peligro la vida le mejorara el humor. Eso hizo que le hizo pensar en si debía ser el que fuera delante. Podía ser que los llevara alegremente a un callejón sin salida, o que cayeran por una sima, o...

Como fuere, los siguió bajo las aguas turbias y malolientes. La sensación de respirar bajo las aguas que decían contaminadas era tremendamente extraña, pero parecía funcionar, de modo que echó a andar. Ahora bien, caminar bajo el agua era bastante más complicado que respirar en este caso. Los zapatos le pesaban y se hundían en el lodo que cubría el fondo, haciendo muy trabajoso moverse.

Y más pendiente de eso que de mirar por donde iba, ya que tampoco veía demasiado a través del agua turbia, siguió andando esperando llegar a alguna parte hasta que la mano de alguien le agarró y lo guió hasta la superficie. Luego vería que era Daeron. No iba a ser tan suicida como le parecía, después de todo, lo que era un alivio.

Cuando emergió notó el frío, pero a parte de eso no notó nada extraño. Se pasó la mano para quitarse el agua de la cara y vio los tres escarabajos muertos. Uf, menos mal...

— Hmm, veo que todo más o menos bien... — dijo mirando alrededor. Los túneles eran estrechos, pero no tanto. El problema es que eran muchos y ni siquiera podían salir todos del agua. Se apretujó todo lo que pudo para dejar espacio a Thomas y a Vicky. Comprobó que tampoco se encontraban demasiado bien, lo que le cuadraba. Los humanos solían ser muy sensibles para este tipo de cosas.

— Entendido, Emil. Esperaremos por aquí. — Luego se dirigió hacia Muxu. La pobre tenía muy mala cara. — ¿Te encuentras bien? Vamos, vamos... — dijo dándole unas palmaditas.

Cuando pudo apartarse, sacó su ballesta esperando que estuviera en buenas condiciones de uso.

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Briaeros no tuvo problema en adelantarse cuando los bichos aparecieron. Primero una estocada, y uno de esos seres cayó muerto, en parte también para su sorpresa que esperaba que fueran más resistentes. Después otra, y otro besó el suelo para no levantarse ya del mismo. Eso, y un ataque de Emil, dieron aquel combate por zanjado. 

"Huh. No ha sido difícil."

El resto llegaron poco después, mientras Shidi aún se recuperaba, y comprobó que esta vez sí venían todos. Solo quedaba proseguir, entre otras cosas porque no cabían todos, así que asintió a las órdenes y se preparó para continuar. 

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No le había dado tiempo a llegar a incrustar su hacha en uno de esos insectos, lo que molestó un poco al pobre enano. Claro que ya habría más enemigos para combatir. 

Aprovechó para colocarse en una buena posición y se dispuso a vigilar, mientras algunos de sus compañeros se recuperaban de la zambullida, y llegaba el otro grupo. No vio nada extraño, por lo que tuvieron un momento de tranquilidad. Al poco rato, Emil ordenó avanzar, a lo que el enano asintió en silencio. 

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Habían llegado como habían podido, arrastrándose, casi a punto de hundirse entre el lodo y la oscuridad. Sin embargo Daeron se movía bien, como si no estuviera en absoluto afectado. No así Muxu, Thomas ni Vicky. Alexa casi se había perdido después de tropezar con algas y otras plantas del fondo. Daeron la rescató, y ambos entrevieron el camino a seguir antes de que fuera tarde. Los demás siguieron, y finalmente llegaron a la estrecha orilla de tierra más o menos firme en la que se hacinaban sus compañeros del primer grupo, y los cuerpos de tres enormes y horribles escarabajos. Muertos.

Emil ordenó al primer grupo ponerse nuevamente en marcha, y Alexa comprendió que tenía que usar su potencial mágico para usarlo en su lanza, y hacer de ella una especie de antorcha. Llevaba una real consigo, una antorcha de las que habían adquirido en la tienda, pero se había mojado y estaba inutilizable en muchas horas. La sacó de su mochila y la dejó en el barril, no servía de nada cargarla. Y estaba cansada.

Se quedó quieta, recuperándose, esperando.

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CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Había aguantado estoicamente las náuseas como buenamente pudo, no hay otro remedio, los tipos como Shidi prefieren vomitar en privado, sin alertar al enemigo. El segundo equipo no tardó en llegar, pronto se hizo evidente que había mucho "espalda mojada" en aquella minúscula playa, había que moverse para facilitar el avance de otros. Emil lo supo, James escuchó las órdenes y la mera idea de volver a meterse en aquellas ponzoñosas aguas, no le gustó nada. Pero eran una unidad de élite, tenían una misión, se las habían visto en peores circunstancias o eso creía recordar.

Buscó el martillo de guerra, miró de reojo a Equlibrium, que trepaba hacia otra posible ruta repleta de estalactitas y estalagmitas cuya distancia entre sí era demasiado estrecha, a su juicio, como para poder considerar ese camino. Se quedó mirando unos segundos en esa dirección, nadie le garantizaba que no habría más agua al otro lado. Luego, avanzó hacia la dirección solicitada, con el resto del primer grupo, esperando alcanzar las primeras posiciones.