Partida Rol por web

Desde hace cinco años los fieles de Sandpoint han estado celebrado sus servicios religiosos en pequeñas estructuras de madera que construyeron después de que un incendio devorase el antiguo templo. Y aunque Abstalar, su nuevo pastor ha sido atento, amable, y sabio, la iglesia nunca ha vuelto a ser la misma. Ahora, la obras de la nueva catedral han terminado por fin. Sólo falta celebrar el Festival de la Mariposa para renovar las bendiciones de los dioses y será como si el incendio de Sandpoint nunca hubiera ocurrido.

21 de Rova de 4.070 AR. Mañana.

El Festival de la Mariposa comienza puntual en el primer día de otoño, tal y como estaba previsto. Un viento suave procedente de la costa mece las ramas de los árboles y arrastra un agradable olor a salitre. Las primeras hojas secas revolotean antes de caer en el suelo. La plaza que hay ante la catedral de Sandpoint se abarrota rápidamente a medida que van llegando los vecinos de Sandpoint y los visitantes. Varias tiendas de mercaderes, con comida, ropa, artesanía local y souvenirs les están esperando allí.

En el estrado, la alcaldesa Kendra Deverin muestra una actitud alegre y su entusiasmo se vuelve contagioso mientras da la bienvenida a los visitantes, e incluso bromea acerca de cómo el Festival ha conseguido que hasta Larz Rovanky, el curtidor del pueblo (y adicto al trabajo), salga de su negocio para acudir a la celebración, para divertimento de todos excepto de Larz.

Inmediatamente después el Sheriff Hemlock, un rudo shoanti de piel oscura, aplaca los ánimos con su caracter agrio, recordando las medidas de seguridad para evitar accidentes cuando esa noche enciendan la pira conmemorativa, y pide un minuto de silencio en memoria de los que perdieron su vida en el Incendio de Sandpoint que reclamó la vieja iglesia hace ya cinco años. La plaza queda rápidamente inmersa en un silencio absoluto, evidenciando que quien más y quien menos perdió a algún familiar o ser querido en el mencionado desastre.

Le toca al pizpireto Cyrdak Drokkus, una celebridad local, volver a animar a los presentes, tarea titánica para la que se muestra sobradamente capacitado. Unas anécdotas picantones previas a la descripción del largo proceso con el que se ha conseguido financiar y construir la nueva catedral arrancan las risas de todos. Además, no deja pasar la oportunidad para hacerse un poco de auto-promoción, invitando a todos los asistentes a visitar el Teatro de Sandpoint para ver su última producción "La maldiciónde la arpía", revelando que el papel protagonista de Avisera, la Reina Arpía, será interpretado nada más y nada menos que por la famosa diva de Magnimar Allishanda.

Por último, el Padre Zantus toma la palabra dando un corto discurso en el que da las gracias as todos por venir y da comienzo al Festival de la Mariposa, invitando a los presentes a asistir a la impresionante y espectacular liberación de mariposas cola de golondrina que se efectuará a mediodía en este mismo lugar. La muchedumbre aplaude con ganas de fiesta.

Kiber disfrutaba hasta aquel momento de una entretenida partida de naipes con varios de los lugareños. Desde luego, aquel era el tipo de rivales que le gustaban, campesinos y comerciantes que no sabían ver una buena mano ni aunque se las grabaran a fuego en el rostro, y ademas con suficiente dinero para perder.

Al principio, había dudado de viajar hasta Sandpoint, ciertas deudas le habían hecho tener que salir por patas de la anterior ciudad y antes de que se diese cuenta, sus piernas le llevaban camino de esta pequeña ciudad costera. Y lo cierto es que había sido una de las mejores elecciones de su vida, pues la ciudad estaba inmersa en los preparativos del festival de la mariposa... ¿y que significaba eso para Kiber? Pues un montón de palurdos con ganas de divertirse y a los que por unos días no les importaba perder parte de su oro... vamos el escenario perfecto para Kiber.

Ademas, para ser otoño, el tiempo resultaba de lo mas agradable, una de las cosas que mas odiaba en el mundo era pasar frío. Así pues, Kiber sonrió como hacia tiempo no lo hacia al recoger las ganancias de la ultima mano, monedas de plata en su mayoría, mientras el lugareño de su derecha se disponía a repartir las cartas.

Con una copa de vino tinto a su lado, y vestido con un traje negro con ciertos bordados en plata, el cual, eso sí, había conocido épocas mejores, Kiber representaba en ese momento la viva imagen del éxito y de la felicidad

Sandpoint en fiestas. Simplemente perfecto. Había valido la pena forzar la marcha los últimos días de viaje para no perderse el festival. El "joven" elfo apenas llevaba un par de horas en la ciudad y ya estaba inmerso en el festival. Se había dado una tranquila vuelta viendo los puestos de artesanía y souvenirs hasta que empezaron los discursos.

Escuchó atentamente a todos los oradores antes de proseguir su ronda por los puestos de la plaza. No fue hasta que llegó a uno de los puestos de comida que se dio cuenta del hambre que tenía. Y aún se estaba comiendo el extraño aperitivo típico de la región cuando se dio cuenta de que ni siquiera se había acordado de buscar alojamiento. ¡Maldición!. Y en pleno festival iba a ser difícil encontrar una habitación medio decente.

Bueno, tampoco había prisa. Si aún quedaban habitaciones libres podrían esperar un poco más. Y si no las había, no tenía sentido apresurarse. Así pues, Caranthir sigió su ronda por los puestos de comida, probando alguna otra delicia local. Entre bocado y bocado, aprovechó para informarse sobre las posadas de la localidad.

La joven peliblanca miro el trozo de papel desgastado de su mano, inicialmente tal vez había sido un mapa completo capaz de poder indicar el camino de aquello que buscara cualquier persona en Absalon, pero poco a poco con el paso del tiempo y de las aventuras que no había tiempo para concretar, aquel importante papel se había ido reduciendo hasta haberse transformado en un escaso papel que apenas era capaz de indicar la manera para poder llegar a aquel lugar que actualmente se encontraba en medio de una enorme festividad.

Pero parecía ser que no hacía más falta cuando la joven dejo atrás el mapa a un lado del camino a unos escasos metros de la entrada del ajetreado lugar donde la alegría parecía ser patente en cada esquina del lugar, una vez dentro, algunas miradas se acostumbraban a desviar para la extraña joven que avanzaba entre la masa con relativa facilidad, tal vez acostumbrada a los gentíos, tal vez observada por su extraño cabello o la enorme cicatriz que marcaba uno de sus ojos y su rostro, tal vez diluyendo lo que habría sido una gran belleza si no fuera por aquella marca, por otra parte la chica no parecía prestar demasiada atención, mientras acomodaba su escaso equipaje destacado por una gabardina larga que parecía llevar muchas cosas en el interior y una extraña espada y su desgastada vaina que colgaban en su espalda, moviéndose de un lado a otro con el movimiento sinuoso de la joven.

Tras unos minutos esta se detuvo delante de una posada que parecía relativamente grande donde podía ver un pequeño cartel de “Se buscan bardos para dar ambiente, se paga la propina que del público” o un cartel de ese tipo, tampoco importaba demasiado el contenido, no dudo en internarse dentro para ver que un músico con un pequeño grupo de músicos se encontraba intentando luchar para atraer la atención del público sin demasiado éxito.

En silencio la joven se acercó al tabernero y se puso a hablar con aquel hombre mientras nadie prestaba atención a la conversación, aunque la conversación pareció comenzar con cierta desaprobación de aquel hombre, de alguna forma u otra pareció que la joven conseguido convencerlo de algo.

Finalmente la joven sonrió al hombre que pareció algo receloso de su elección suspiro y la chica peliblanca se dirigió directamente a la pequeña tarima al lado de los músicos que no parecieron detenerse aunque no parecían tampoco estar demasiado convencidos de la situación teniendo en cuenta el aspecto de la recién llegada al escenario, cogió algo de aire y se preparó para entonar las primeras notas.

Al cabo de media hora la joven salió de aquel lugar triunfante mientras jugueteaba con un par de monedas que gasto en el primer tenderete de cosas dulces que encontrara y para comprar algo para beber para recuperar su garganta, buscando un nuevo lugar para dirigirse mientras daba vueltas de un lado a otro del pueblo sin un rumbo fijo pero viendo toda la vida que existía en aquel lugar en aquel momento, ayudándole a tomarse algo de descanso de su trabajo común que siempre resultaba bastante agotador y no tan alegre.

Había llegado el momento, su ceremonia de iniciación había tenido lugar 2 días atrás y sus visiones se habían intensificado. Con lagrimas en los ojos pero curiosa por saber cual sería su destino Drialia abandonó el bosque de Churlwood. Camino durante días sin tener claro su destino, viajo hacia el sur como le indicaban sus sueños, atravesó las montañas Fogscar y el bosque de Nettlewood hasta que una noche en sus sueños pudo ver como un pueblo sufría por unas enormes llamas. Temerosa ante lo desconocido, Drialia cambió los bosques por los caminos en busca de alguien que le sirviese de ayuda para encontrar ese pueblo. No tardó ni un día en descubrir que ese lugar era el pueblo de Sandpoint.

Tras un largo viaje, la joven Drialia llegó a Sandpoint caminando tranquilamente, en silencio, disfrutando de la suave brisa marítima en su cara. Poco a poco ese silencio se iba viendo roto por el alboroto del lugar que parecía estar en fiestas. Drialia caminaba por entre la gente sin prestar mucha atención a las personas que le rodeaban. Le gustaban las fiestas pero ella no encajaba en aquel lugar, su ropa de cuero y su armadura de madera junto con la cicatriz de su brazo hacían que la gente se girase a mirarla con desconfianza. Estaba empezando a pensar que había sido un error ir a ese lugar cuando apareció ante sus ojos apareció el mismo templo que en sus sueños. No, no puede ser. Debería estar quemado... -  se dijo a si misma. Confusa, Drialia miro hacia todas partes en busca de un lugar tranquilo en el que sentarse a meditar sobre los designios de su diosa. Por encima de todo el gentío que hay en la plaza a la que ha llegado sin quererlo vislumbra unos solitarios arboles lo suficientemente grandes como para que pudiese subirse a ellos pero no tanto como para que tuviese que arriesgarse, al fin y al cabo trepar nunca había sido lo suyo. Se dirigió hacia ellos, se subió a uno y se sentó relajada en una rama mientras apoyaba la espalda en otra. Cerro los ojos y por un instante consiguió olvidarse del ruido y del olor de la brisa marina y estar de nuevo en su hogar.

Los oscuros ojos del muchacho de pelo rizado se posaban en cada uno de los integrantes de aquellas celebraciones, hacía un par de días que había llegado a Sandpoint, había estado acompañando a un dignatario de su templo hasta allí. Al parecer tenía algunos asuntos que atender y para llegar necesitaba un compañero de viaje que pudiera hacer la labor disuasoria frente a bandidos y futuros problemas. Sin embargo el viaje hasta allí no había sido muy problemático, ahora mismo el chico disponía de unos días libres, así que decidió que sería bueno conocer un poco las costumbres locales.

Pese a estar enfundado en su armadura y con sus extrañas ropas, la capa que llevaba por encima disimulaba bastante su procedencia extranjera. Así que podría pasar algo más desapercibido entre la multitud, sin embargo gracias a la dama, la multitud estaba más atenta en el festival y los eventos que en en chico de gran altura, Arus se mesó la pequeña barba cuando terminaron los eventos y decidió seguir a la multitud hacia el centro del lugar, seguramente habría alguna actividad que le interesara o algún puesto de interés que tuviera expuesto algo más que simples chucherías.

21 de Rova de 4.070 AR. Noche.

La plaza vuelve a llenarse para la consagración. Un sonido retumbante, como el de un trueno distante, atraviesa a la excitada muchedumbre cuando los últimos rayos de sol tiñen el cielo de poniente. Un perro callejero que se había arrastrado hasta los bajos de un carromato cercano para echarse un sueñecito se despierta sobresaltado, y el murmullo de docenas de conversaciones queda repentinamente silenciado mientras todas las caras se vuelven hacia el estrado central, ocupado por el Padre Zantus, que ha producido ese sonido lanzando una piedra de trueno al suelo. Zantus se aclara la garganta y toma aire dispuesto a recitar la Oración del Primer Sueño cuando, de repente, el chillido de una mujer parece ocupar toda la paza. Segundos después se escucha otro grito, y luego otro. Y por encima de ellos se alza un súbito coro de voces extrañas y agudas, y risitas nerviosas que no parecen del todo humanas.

Se produce una desbandada entre la masa que acudía al servicio religioso y parece entreverse una minúscula criatura correteando entre el caos, riendo un una alegría perturbadora. El perro que dormitaba bajo el carromato aparece tambaleándose en el centro de la plaza y se desploma con un gemido y la garganta abierta de oreja a oreja. A medida que se forma un charco de sangre a su alrededor se empieza a escuchar una extraña canción interpretada por una multitud de vocecillas chillonas.

La posada comenzó a vaciarse con motivo de la siguiente ceremonia en la plaza, así que Kiber, sin victimas a los que desplumar, decidió estirar las piernas dando un paseo por la pequeña ciudad y de paso ver de que iba todo aquel asunto.

La gente se estaba congregando en la plaza frente a un estrado donde lo que parecian ser personas importantes iban a soltar unos discursos... - buff que aburrimiento - Por lo que comenzó a mirar alrededor, en busca de algo mas interesante.

Cerca de él, y subida a un árbol había una joven con pintas mas bien raras. - O esta loca o ha bebido mas de la cuenta - Se dijo para sí. Cuando observo con mas detalles las ropas que llevaba concluyó que estaba loca, posiblemente una mendiga loca.

Luego se escucho el estruendo, lo que hizo que se olvidase de la pobre chica. Parecía ser que a los importantes del estrado les gustaba llamar la atención... Oh no!!! un clérigo va a soltar el sermón!!! - dijo en alto al ver que todo el mundo centraba sus miradas en uno de esa calaña. Pero entonces se empezaron a escuchar gritos, y unas inquietantes risas... el caos estalló.

Tras revisar los puestos siguiendo a la muchedumbre el chico de pelo oscuro sonríe al encontrar alguna que otra cosa interesante, era una lástima no tener suficiente dinero para algunas de ellas. Después de un tiempo disfrutando de los diferentes lugares y festejos, Arus nota que el populacho vuelve a empezar a congregarse en la plaza, seguramente algún evento más, tan singular como su apertura.

Le resulta curiosa la forma de actuar del clérigo para llamar la atención, pero agradece que con su piedra de trueno haya hecho callar a la gente sino, aquello no iba a empezar, pero contrariamente a lo esperado lo que empezó no era ninguna ceremonia esperada, sino que al contrario, alguien había aprovechado esas fiestas para hacer su propio ritual de masacre... 

Pudo escuchar el canturreo de unas voces chillonas y presto sin más Arus desenvainó su cimitarra, sosteniéndola con fuerza, pues la batalla estaba cerca y su diosa seguramente lo llamaría a ella. se coloca delante de algunos que aún quedan en la plaza, tratando de alentarlos y que se sientan algo mas seguros con su presencia.

- Sarenrae protege a tu fiel servidor.

Tras haberse alimentado a base de puestos de comida en la plaza, el elfo olvidó completamente todo lo relacionado con alquilar una habitación para pasar la noche. Y la noche había llegado.

La piedra de trueno le sobresaltó, haciéndole llevar de forma instintiva una mano a la empuñadura de la espada, pero cuando vio al clérigo preparándose para hablar, se relajó. Pensando que se acercaba el momento cumbre de las festividades, dió unos pasos en direción al estrado, para estar más cerca y poder oír con claridad.

Pero se quedó sin oír el discurso. Algo estaba pasando, algo que no tenía que ver con las festividades. Algo con sangre, muerte y una horrible canción.

“¿Dónde deberia ir?” Dijo para si misma la joven peliblanca mientras andaba por las ahora abarrotadas calles de aquel pueblo tan festivo, desde un principio no tenia nada especial que hacer allí, pero días antes había ido a un pequeño pueblo de las cercanías y le habían dicho que iban ha hacer un buen festival aquí y que era mas que probable que ganara mas dinero que pasando por pequeñas poblaciones, ese había sido el principal motivo para cambiar su ruta... Aun que a pesar de eso, hasta la noche seguramente no encontraría ningún sitio donde poderse quedar...

Dando vueltas sin ninguna dirección, la joven finalmente llego a intersección de caminos y se paso sin saber que hacer exactamente, entonces escucho a un par de personas hablando sobre las actividades y sobre que en la plaza se iba a realizar algún evento en especial, aun que en realidad no consiguió escuchar el, miro unos segundos alrededor y tras eso se llevo una mano a la barbilla mientras parecía pensativa, finalmente asintió la cabeza y se puso en camino de la plaza, total, no había nada que perder.

A medio camino claro esta, no pudo evitar comprarse algún dulce de las decenas de tiendas que habían abierto hoy sus puertas, en aquella ocasión parecía algún tipo de fruta caramelizada, de dudosa procedencia sinceramente, aun bastante buena a fin de cuentas por lo que costaba, era bastante similar a lo que seria una manzana caramelizada. Eso solo colaboro ha hacer un poco mas raro el estilo de la joven que ya era marcado por una gabardina sobredimensionada, una antigua arma que parecía que en cualquier momento fuera a caerse a añicos, el cabello y la enorme cicatriz que sin duda destacaba para una joven de aquella edad.

Finalmente consiguió alcanzar la plaza, abarrotada de gente y consiguió avanzar un poco por la masa, aun que tampoco consiguió adentrarse demasiado, de repente el ruido atronador de un objeto alquímico hizo que todo el mundo se quedara en silencio y la joven, con cierta curiosidad, desvío la mirada para ver el hombre que había usado aquel objeto para llamar la atención del publico, por desgracia nunca se llego a comenzar aquel discurso cuando aquella desagradable sinfonía comenzó a llenar el ambiente... Una desagradable mezcla entre gritos y vocecitas crueles y animadas que incluso hicieron que a Katherine se le removiera el estomago.

La joven volvió a mirar para otro lugar, el lugar de donde provenían los gritos, unos segundos después... Comenzó el Caos. Todos los asistentes de la plaza comenzaron a intentar huir mientras gritaban presas del pánico, de mientras Katherine se encontraba quieta mientras intentaba ver a través de todo aquello mientras todo el mundo corría en la dirección contraria de la que ella miraba... Y finalmente la joven pregunto en voz alta como si alguien pudiera escucharla.

“¿Nos quedamos?” Y tras decir eso le dio otro mordisco a su dulce caramelizado, ya en sus ultimas.

Drialia había pasado todo el día subida a la rama del árbol, oculta de las miradas indiscretas de la gente. Empezaba a pensar que se iba a tener que marchar a dormir al bosque cuando una gran muchedumbre se reunió en la plaza. Un trueno sonó e hizo callar a todos los presentes. ¿A todos? No, a todos no. Unas vocecillas comenzaron a sonar y enloquecieron a la gente de la plaza. Cuando gran parte de la muchedumbre se dispersó Drialia pudo ver como un perro se tambaleaba por el medio de la playa y se desplomaba en el suelo al tiempo que un reguero de sangre salía de su garganta rajada. No se que eres, pero lamentaras haber dañado a un animal en mi presencia - Pensó mientras bajaba de un salto de la rama en la que se encontraba y desenvainaba cimitarra y escudo. 

Os pongo la cancion aunque no tengais idiomas porque ambienta, vuestros personajes no la entienden los jugadores aun asi lo saben

La multitud se despejó, se dan cuenta de que sólo los personajes algo peculiares que vieron al comienzo del festival (los  aventureros, es decir, los  jugadores) son los únicos que no han salido huyendo.

El enemigo escondido tras una carreta con mercancía de algún comerciante, aunque en el fondo la perturbadora canción no para de sonar y de vez en cuando se sigue escuchando algún grito de mujer a lo lejos, ahora los heroes debían concentrarse en esta nueva amenaza.

El individuo que saca mas percepcion de ambos grupos es un la maga, que los ve avisa a su compañeros, ganais un turno sorpresa, despues de que actueis tirare yo 2 iniciativas grupales para ambos grupos

http://pyromancers.com/media/view/main.swf?round_i...