Partida Rol por web

Cuando sales de la fortaleza, una de las amigas de Selene te está esperando con un caballo. Al parecer, el equipaje está listo y el corcel carga con todo lo necesario para un largo viaje.

La gente del pueblo no sabe mucho sobre el exterior pero Selene es una líder fantástica a la que todos parecen respetar y seguir.

Todo está dispuesto para su viaje señor. –dice con timidez.

Cuando vuelva, si algún día dispone de tiempo, ¿me contara como es el mundo fuera de la aldea? Desde que soy consciente de que el mundo es mucho más grande que nuestro pequeño pueblo la curiosidad no me deja dormir. Pero el valor no es una de mis cualidades, ni tampoco poseo fuerza para defenderme como Selene, así que me conformare con verlo a través de vuestros labios, oh, quiero decir, de vuestra boca.

Se pone más nerviosa al darse cuenta del posible doble sentido de sus palabras.

Disculpe… Señor… Quería decir… a través de vuestras palabas… las historias… bueno… esto…

Suspira y baja la cabeza, como resignada al haber metido la pata. Al fin de al cabo, tu eres un tipo muy importante y poderoso. Nadie que pueda perder el tiempo contando historias a una simple aldeana.

Había estado horas en mi habitación pensando sobre nuestro estado actual... Se me había entrenado en una tarea que a pocas personas agradaba, eliminar criaturas que han nacido para eliminar seres como tu, con el tiempo era la descripción laboral que mas le gustaba. Pero ahora le habian pedido que cuidase de gente... de gente que desconoce las sombras de su propio mundo.

Gracias mi señora por las molestias, tiendo la viajar peor pertrechado. Gesticulo un sonrisa amable. E intenta descansar, si no estarás desperdiciando mi trabajo, y seguro que no es lo que desea... le contare lo que sea digno de mención.

Espoleo al caballo mientras me despido con la mano libre. Aprovechare la estancia en la gran urbe la para enviar correspondencia a la orden y avisar de la nuevas así como de mi nuevo paradero, si duda el destino siempre nos prepara una que otra sorpresa.

Cojo la camino hacia el castillo condal.

Te resulta muy sencillo orientarte en aquel bosque. Tardas una semana en abandonarlo y llegar al camino principal. Los senderos eran muy estrechos y el caballo apenas ha podido ir más rápido de lo que iría una persona a pie.

Una vez en el camino, sabes que tardaras aproximadamente 3 semanas más en llegar al castillo del Conde.  Durante el trayecto, te encuentras con toda clase de ciudadanos indignos de tu atención. E incluso una noche, un grupo de bandidos, tiene la mala suerte de intentar robar tus pertenencias segándote la vida.

Por supuesto, los pedazos de carne que quedan en el suelo, son una señal clara de su fracaso.

Consigues reducir el tiempo de viaje forzando un poco al corcel pero es joven y fuerte, de modo que consigue aguantar.

Una vez en tu destino, observas lo esperado. Casas y campos de labranza fuera de las murallas, una pequeña ciudad en su interior y, en el centro, un ostentoso castillo. Durante tu callejeo, también puedes observar otras cosas curiosas. Disponen de un pequeño Coliseo para algún tipo de combates y la propia guardia es la encargada de recoger los impuestos de los comerciantes, al parecer, por las buenas o por las malas.

Acababa de llegar y ya empezaba a tener la sensación de que levaba demasiado tiempo, echaba de menos el silencio del bosque... incluso el del camino.
Me encamine hacia la puerta de la muralla intentando no cruzar la mirada con nadie.
Vine a solucionar temas pendientes, solo estoy de paso... 

Existen, fuera de las murallas, establos para los viajeros. Apenas cuestan unas monedas de cobre, algo irrisorio para ti. Los guardias vigilan las puertas pero no detienen a nadie ni hacen preguntas, de modo que pasas sin ningún problema.

Mientras haces cola para entrar puedes escuchar las conversaciones de tu alrededor. Logras entender varias cosas importantes.

Los visitantes son siempre bien recibidos si no causan problemas ya que suelen dejar aquí su dinero. Ya se encargaran ellos de cobrar los impuestos adecuados a los comerciantes.

Ningún externo entra a vender sus mercancías aquí sin pedir un permiso al administrador del conde. De modo que no se les escapa ninguna moneda.

Entras a la zona amurallada y puedes ver, no muy lejos, el castillo donde reside el conde.

La agricultura y las tasas comerciales parecen ser lo que sostiene esta ciudad, y una arena de combate... 

Intentaba hacerme una idea de como podría ser el conde. Los brujos somos meticulosos cuando cazamos, seguimos patrones de forma cuasi religiosa, aun así, la principal causa de muerte de un brujo es un traspié, hay que tantear bien el terreno y me siento muy desentrenado del contacto con autoridades, muchas veces me habían parecido mas voraces que cuatro licantropos colocados en luna llena.  

Decidí dirigirme directamente a pedir la audiencia con el conde, pues no sabía el tiempo que me podría tomar conseguir una audiencia, aunque de camino fui observando a la guardia, intentando calcular su numero aproximado y de que disponían, a primera vista parecía bien organizada y eficaz, lo cual decía a favor de la competencia del conde.

Durante tu paseo hasta el castillo puedes observar como la población carece de riquezas, sin embargo, la guardia está perfectamente equipada y alimentada.

No puedes calcular el número de guardias total aunque, por la presencia que tienen, calculas que el número es exagerado para la cantidad de población de la ciudad. Los caballos probablemente los tengan en las caballerizas de la guardia así que no sabes cuantos tienen tampoco.

Al llegar al castillo del conde puedes ver que hay un escribano tomando notas en una larga cola de gente. Te colocas en última posición y esperas pacientemente.
Aparentemente el escribano está apuntando el nombre, la causa y dando una cita para ver al Conde. Puedes observar que, en ocasiones, algún tipo bien aparentemente adinerado se dirige al escribano sin ponerse en la cola, le da una bolsita de, probablemente oro, a escondidas y lo dejan pasar directamente.

Una dedicación militar muy superior y la posibilidad de desarrollo estancada, ¿sera la norma o habrá algún conflicto inminente? La corrupción parece un hecho estructural. No me gustaba la situación, y empezaba a ponerme nervioso, decidí estudiar la jornada del escriba, uso en el estudio de la culpa, y tras esto separe una cantidad generosa de monedas. 

Casi es grotesca la praxis. Se a ciencia cierta que estos modos invitan a algunas criaturas a anidar en las cercanías, mejor intento no seguir dando vueltas a esto ahora, sera mejor pensar en ello en algún lugar mas tranquilo...

Abandono la cola y me acerco al escriba, intento emular el comportamiento del mercader.

Cuando te acercas al escriba, los guardias se ponen nerviosos y cierran un poco la formación. Tu aspecto no es el de un gordo y seboso mercader adinerado.

Al sacar la bolsa repleta de oro, incluso más grande que la del último mercader, el escriba abre unos ojos como platos y les hace una señal a los guardias para que te dejen pasar.

Al entrar en el castillo, otro tipo con aspecto de escriba te recibe, esta vez con mejores modales que en la puerta exterior, pero también sorprendido por tu aspecto.

Buenos días Señor. ¿Podría indicarme su nombre y que asunto le trae a la presencia del Conde?

Carraspeo para aclararme la voz e intento desviar la atención del hombre de mi aspecto.
 

Verá buen señor, mi nombre es Yuri, aunque solo vengo como portavoz de unos clientes. -Me pauso, mientras pienso como llegue a esta situación. 

Ellos, creen poder ofrecerle su mano de obra a su señor el Conde pues encuentran posibilidades de explotación en un bosque que entra dentro del territorio de tu señor, creo que podríamos discutir de los términos de la empresa con el fin de poder aumentar el ancho comercial de la región. 

El tipo te escucha con atención y escribe en un pergamino…
A continuación hace un gesto y un paje se acerca, coge el papel y te indica que le sigas.

Te lleva a una pequeña sala de espera, donde solo queda el ultimo mercader que viste entrar.
Cuando el pasa a la audiencia, mientras tú esperas, otros dos tipos bien vestidos se unen a la espera. Al poco tiempo llega tu turno y te hacen pasar en presencia del Conde.

Es un hombre de cierta edad al que claramente le agobian esta clase de eventos y reuniones.

Veamos. Cuéntame que quieres. ¿Has venido a pedirme dinero? Si es así puede pasar el siguiente. Si no, que sea rapidito… no tengo todo el dia.

Me inclino mostrando reverencia, pues no era la primera vez que me encontraba delante de una persona de estado, sabia la forma de funcionar por varios encargos realizados, pero nunca había sido yo el solicitante de la audiencia. Dada su edad y la distancia que nos separa hablo sin cubrirme la boca.

Disculpe gran Conde, me satisface comunicarle que no es dinero lo que vengo a pedirle, realmente vengo mas a ofrecer que a pedir. -Le doy un tiempo para que le cale esa idea. Verá, represento a un colectivo que encuentra desaprovechado uno de sus bosques, esta seguro de poder sacarle rentabilidad comercial a sus recursos, al parecer toda la zona es silvestre y creen que con las condiciones adecuadas podrían convertirlo en un buen asentamiento... No obstante deberíamos discutir la tarifas tributarias, de forma inicial las personas a las que represento no creen necesitar el caro servicio de su guardia, el bosque esta deshabitado y tardaran e necesitar patrullas formales, así que supongo que el asentamiento crecería de forma mas proporcionada y justa si estuviesen exentos de tributación civil asta que el asentamiento necesite tales ayudas. Por otro lado, hay que invertir también en infraestructura para la explotación, así que si nuestros mercaderes dispusieran de algún incentivo los primeros años podrían crecer y aumentar así el ancho comercial de su provincia de la forma mas eficiente, aunque las condiciones me parecen favorables para ambos de forma inicial, si que tengo que informarle que dada mi condición de brujo, solo estoy siendo un portavoz, y mi capacidad para modificar estas condiciones esta seriamente limitada.
 

El conde escucha tu discurso. Al principio parece interesado pero según vas hablando se va poniendo nervioso.

¿Me estás diciendo, Yuri, que queréis fundar un pueblo en mis tierras y queréis estar libres del control, es decir, de la protección de mis leales soldados y, además, estar exentos de impuestos?

Al terminar esta frase, el Conde ríe a carcajadas.

Hahahahahaha

¿Por qué clase de patán me tomas Yuri? ¡Todos y cada uno de los ciudadanos y comerciantes que pisan mi suelo, tienen la obligación de pagar sus impuestos. No importa el tamaño del asentamiento o pueblo!

¿Ha sido informado el responsable de esa área de que tu asentamiento existe? ¿O acaso no habéis pagado impuestos en ningún momento? Porque eso sería un delito muy grave… Yuri…

Abro los ojos mostrándome sorprendido. Fui contratado para acabar con varias criaturas capaces de partir un caballo acorazado por la mitad y mas blidados que este, a las ordenes de un hechicero que estaba buscando crear aberraciones mas destructivas, deduzco que ni usted ni su Majestad sabrían de la existencia de de este peligro, y no vi a ninguno de sus leales soldados mostrando su valor ni destreza por defender sus tierras... - Respiro comprendiendo que esta dirección no me conviene. Presupongo que simplemente no estaban al tanto de que algo tan peligroso se estaba gestando, parecía llevar muchos años esas ruinas deshabitadas, ni usted ni su Majestad tienen ninguna responsabilidad frente este hecho, pero tengo que remarcar que fue la responsable de esta gente la que se tomo la modestia de mover hilos para purificar sus tierras, soy muy buenos y alguien como usted comprenderá que esta persona le a librado a usted del desembolso de mi contrato.

El conde se levanta, histérico, gritando a plena voz y escupiendo saliva por la boca en cada palabra.

¡Y ahora me acusas de tener a mi pueblo desprotegido! ¡Yo sé todo lo que ocurre en mis tierras! ¡Mis soldados estaban preparando una misión para acabar con la amenaza! ¡Te acuso de traición, de acusar al Conde de falacias y mentiras, de… de traición!

¡Encerradlo! ¡Mandadlo a La Arena! ¡Lo quiero ajusticiado esta misma noche!

Un considerable número de soldados te rodea. Pese a todo, no se acercan demasiado a ti. Blanden las alabardas como un muro de metal mientras se aproximan poco a poco. En algunos de ellos puedes ver semblantes de miedo, en otros, de preocupación y suspicacia.

Tu porte es extraño, tus movimientos perfectos y fluidos simplemente al caminar indican que eres un experto marcial. Todo eso sin contar el aura de confianza que te rodea. Los más jóvenes te temen, los soldados más experimentados te respetan.

El capitán te pide que te desarmes, se te devolverá tu arma en la Arena, para que luches por tu vida y demuestres tu inocencia ante los ojos de los dioses.

Hago una mueca de desconformidad y cruzo la mirada con los noveles mientras me desarmo.
Parece que su señor no se sacia con la idea de haber salvado a unos cuantos de sus hombres, y prefiere perder un buen numero en la arena... - Tras entregar las armas añado. -No es buena idea buscarse como enemigos aquellos que acaban con vuestras pesadillas, puede causar terrores nocturnos mas tarde...