Partida Rol por web

Un día, mientras estas paseando por el mercado, un joven, de diez ciclos o menos, se acerca a ti, con un pergamino en la mano, entregándotelo.

Acto seguido se marcha contento, como un niño que juega con libertad.

Cuando desenrollas el pergamino, dice lo siguiente.

 "Gracias por tu asistencia, senador. Mis sirvientes transportaran mi tributo pronto a tu villa. Agradeceria que mi nombre no se mencionara en el asunto. 

No volveremos a hablar de los piratas

Salve"

Al día siguiente, mientras caminaba por la Basílica Julia cuando un pequeño que aún no llega a pubere me entrega una nota, desapareciendo entre la multitud antes de poder reaccionar.

El mensaje es críptico, sin firma, aunque no tengo dudas de su autoría ... tampoco me quedan dudas de que Romo algo me está ocultando y eso no me agrada. 

Necesito información, algún contacto con mercaderes perjudicados o con armadores atacados por los piratas, para saber qué está pasando realmente. Esperaba usar a Romo como enlace, pero evidentemente no podré hacerlo, de manera que tendré que encarar el asunto desde otro ángulo.

Tampoco puedo empezar a remover el avispero en el Senado, no, al menos, hasta saber en qué se metió mi cliente. Cualquier investigación deberá ser, cuando menos, discreta. Afortunadamente, en la basílica no debería ser difícil encontrar algún navicularium damnificado por los delincuentes, así que empiezo a caminar tratando de identificar alguno conocido.

Tu conocimiento de la mente humana, te hace fácil divisar a individuos de bajas intenciones.

"...vayamos a hablar con el maestro Bahia, seguro que nos proporciona trabajo...."

A simple vista parecen marineros. Van ataviados para viaje largo, quizás acaben de llegar de la costa mediterránea. El nombre que mencionan se te hace extraño, parece mas bien un mote de algún tipo.

Lo que mas te extraña, es que no se dirigen al maestro mercante, o al maestro de navíos... si no, a los callejones de Roma.

Después de seguirlos desde una distancia segura, se paran delante de una puerta tosca, en una callejuela estrecha y mal hecha. Tocan, produciendo una melodía y ritmo particular, y la puerta se abre. Entran silencio, y por ultimo la puerta se cierra tras de ellos.

No encuentro ningún comerciante ni propietario de barcos conocidos, pero me llaman la atención dos hombres que se nota que están fuera de lugar en la basílica, con vestimentas marineras. Uno de ellos menciona que un tal 'Bahía' tal vez les brinde trabajo. Aunque no parece ser un nombre, mucho menos de una persona de bien, tal vez sea el seudónimo de algún armador o capitán de barco, así que los sigo.

Al poco tiempo me doy cuenta que no ha sido una buena decisión. En lugar de buscar un navicularium, comienzan a adentrarse en callejones poco concurridos. Estoy a punto de regresar al foro, cuando llegan a una ínsula baja, sin plantas ni pisos superiores. Parecen buscar una de las puertas y, al momento, golpean suavemente, con un curioso ritmo ... tac tac tac tacta ... tac tac ...

Al poco la puerta se abre. Sospecho que es una especie de clave de identificación. Toda la situación es sumamente turbia y enigmática. "Si golpeo con el mismo ritmo ... ¿abrirán?'' me pregunto por un instante, antes de recordar que mi madre solía decir que la curiosidad mató al gato.

"No sé qué puedo encontrar dentro. Al menos son tres tipos, y puede que no sean amistosos con un senador desconocido. Debería volver a la villa y venir con algún esclavo ... o buscar a Vuilenus ... un exgladiador germano puede inspirar respeto en esa gente" Es una decisión difícil "Mejor espero un poco, a ver qué pasa".

Busco un lugar donde sentarme a observar ... no puedo ocultarme, así que solo me queda disimular lo más que pueda.

Al cabo de una hora, los mismos hombres salen, y justo después de ellos, otros tres más, que salen en una dirección diferente. Todos parecen marineros.

La espera dio sus frutos y, al cabo de un rato, los hombres abandonan la casa. Justo cuando estoy por seguirlos, otros tres salen de la casa en otra dirección. 

Eso me pone en una disyuntiva: a quienes seguir. Por una simple cuestión numérica, opto por continuar con mis 'viejos conocidos' de la basílica, a ver hacia donde se dirigen esta vez.

Los sigues durante varios minutos. Parecen que se dirigen hacia la puerta oeste, hacia las afueras.

Trato de aminorar mis pasos, para mantener la distancia con los marineros. Sin embargo, comienzo a pensar que seguí al grupo equivocado, pues luego varios minutos tras ellos, lo único que parece es que se dirigen hacia puerta oeste de la ciudad.

Sin estar seguro qué hacer, decido continuar un rato más, pero no ir más allá: si salen de la ciudad, volveré al foro a ver a quien puedo encontrar.

Volviendo hacia el foro, ves a las dos mujeres que conociste en la Villa Diberna.