Partida Rol por web

Lucius y Caín llevan ya varios días en el campamento y se han aclimatado bien a las costumbres y al entrenamiento. La cama donde duermen es un lugar real de descanso, mal acostumbrados a lugares cochambrosos, mal olientes y duros. Esto era la gloria en comparación con ser esclavo, aunque había ciertas normas que se debían seguir. El mundo militar o la libertad de un simple ciudadano. Les costaba imaginar como Euclides llevaba el campamento y la gente trabajaba a gusto, sin ningún esclavo al frente. El respeto de todos se lo había ganado, aunque no aparentaba ser un héroe de guerras, pero sí de grandes conocimientos.

Mientras os despertáis y hacéis vuestras rutinas iniciales: algunos ejercicios de entrenamientos, desayunar, etc. (aquello que tengáis en mente), se vuelve a presenciar a Dalila hablando con Euclides y dos personas más, desconocidas para vosotros. La cara de esos dos plebeyos, un hombre y mujer ya mayores, era bien preocupante y parecía tratarse de algo grave. La conversación la llevaban en un rincón algo privado y el general no paraba de hacer gestos con los brazos. A veces se giraba hacia la montaña más próxima y señalaba un punto sobre ella. También llamo la atención de algunos centuriones que hacían sus rondas.

Me levanto del catre, aún no me he acostumbrado al fresco de la mañana de estas tierras. Añoro el sol de mi patria.

Me retiro a hacer mis necesidades tempraneras y a asearme un poco para tomar un desayuno ligero y poder ejercitarme. De camino diviso a Caín y Lucius, al final mi intuición fue buena, los chicos no eran para nada agresivos. Pero también estuvo acertado Aestus pues se han unido al grupo.

Me fijo en las personas que están hablando con Euclides y Dalila, no las conozco. Apuntan hacia una montaña, me pongo la mano sobre la frente e intento aguzar la vista a ver qué veo.

          Tras disfrutar de el fruto de su trabajo del día, cenando con los demás guerreros novatos, Dalila, Euclides y los dos nuevos reclutas la mujer actuó como otro de los otros hombres a su alrededor, con el nombre de Brian, de manera que pasó la noche descansando a pierna suelta para recuperar las fuerzas el día siguiente que comenzó con calentamientos, una breve carrera alrededor del campamento para la que invito a cualquiera de los chicos que quisiese acompañarla con el arco atorado al cuerpo y las flechas ajustadas a la espalda para usarlas si era necesario o si encontraban algo que cazar:

         " Buenos días amigos! Si gustan dar una carrera matutina y en caso de encontrarnos algo para cazar, pescar o recolectar traerlo "    

Particularmente ese día venia de una mala noche, asi que al alba me había ido hasta el rio a darme una refrescante remojada de cuerpo completo y regrese al campamento a tiempo para el desayuno. Salude a mis compañeros a medida que me los iba cruzando, declinando la oferta de Brianne  ya que había hecho mis ejercicios y ahora quería el desayuno más que nada. Finalmente al ver a la cazadora con el comandante y dos ancianos me llamo la atención.

​Esto me huele a los rebeldes, a lo mejor y atacamos su campamento para desbandarlos de una vez por todas. Le comento a Assu el egipcio.

Tras despertarse de un sueño bastante reparador, ya empezaba a notarse que el cuerpo se acostumbraba a su nuevo hogar, Cain se dirigió a hacer sus necesidades, pensando únicamente en el desayuno. -Vaya, parece que vuelven a tener conversaciones privadas e interesantes, quizás debería acercarme...- Pensaba cuando por instinto se acerco, disimulando, por donde se tramaba algo, deseando escuchar algo con lo que tener para hipotizar todo el resto del día.

Tras esto, fue directamente a desayunar. Se moría de hambre.

La noche había sido realmente incómoda.

Tenía que haber roncado o dormido con la boca abierta porque... !AATCHIS!. Si, vale, me había constipado. genial... Ese tonto de Aestus...

Salí del barracón y me asee como pude.  Tenía el pelo desordenado e hice lo que pude por intentar arreglarlo sin mucho éxito. 

Lerna nos animó a entrenarnos con ella pero no podía.. Se me caían los mocos!!! Me vino a la cabeza su secreto. ¿Aun tendría que guardarlo?

-Buenos di...ATCHIS... as...snifff.- dije mirando a todos, especialmente a Aestus, con cara de " a ver que me dices ahora ".

Anda, mira... Y la otra aqui tan fresca. Necesito mimitos... Cielos, Alisse! Estas en el ejército! Pensé para mi intentando mantener la compostura cuando vi que todos, especialmente unos ancianos y los centuriones miraban a la cima.

Que pasara allí? Pense mirando allí, tapándome el sol con la mano.

La verdad, durante todo este tiempo el dormir en una cama en condiciones, recibir comida adecuada ademas del ambiente... Me hacen ignorar los entrenamientos constantes, cualquier lugar es un paraiso comparado al hecho de estar encadenado, y sufrir maltrato de todo tipo. Lo primero que hice antes que nada, fue desayunar, ya de alli mi entrenamiento o incluso mi aseo pudo esperar un poco, especialmente hoy me he levantado con mucha hambre, pero observando el panorama, hay algo peculiar... "¿Sucedera algo importante...? Tch..." Pense, ya que seguramente, no sea nada bueno.

-Oh, buenos dias Brian... Veo que te has levantado como siempre, con mucha energia. -Dije mientras le saludaba de manera tranquila. -¿Entrenar? Claro, solo dejame prepararme. -Dije mientras me despedia para ir a buscar mis armas, una gladius, mi arco y mis flechas. Pero en el camino a prepararme, me voy encontrando con una enferma Alisse. -Buenos dias, Alisse... -Dije rascandome la cabellera, con una sonrisa algo divertida en mi rostro al observar tal situacion. -Oye... Conozco algo de medicina, y mientras estoy con Brian, puedo buscar alguna planta medicinal y prepararte algo para tu situacion, si lo deseas. -Dije con una sonrisa leve y gentil en mi rostro, esperando su confirmacion para fijarme otro objetivo de busqueda al ir con Brian.

Mientras desayunamos y hablo con Assu, llega Aliss con un semblante terrible y estornudando. Me mira y aunque en mi rostro a primera mano se refleja el te lo dije, luego me entra algo de verdader preocupacion pues me sentia culpable y me levanto hacia ella con un plato de avena caliente que le pido a la cocinera y se lo entrego, mientras oigo a Lucius ofrecerse a traerle medicinas.
comete esto bien caliente le doy un beso en la frente para ver si esta caliente y la situación es peor de lo que parece. Y luego le digo Tras desayunar ve con la vieja Yaya, ella seguro tiene algo para quitarte el malestar, que sino te dejaran a fuera de los entrenamientos de hoy con ese resfrio

        " Vayamos Lucius para comenzar el entrenamiento y de paso buscamos esas hierbas que dices para Alisse, espero que cuando regresemos sepamos algo mas acerca de lo que hay en aquella montaña "     

        Dijo Lerna al joven antes de comenzar a hacer movimiento para calentar antes de comenzar a trotar con él hacia la periferia del campamento, desde donde trata de ver solo por un momento que es lo que les llama la atención cerca de la mantaña mas próxima.

Me saluda Brianne, en general es muy alegre siempre, así que trato de esbozar una sonrisa y niego con la cabeza, no, gracias, supongo que ya tendremos bastante con el entrenamiento diario, prefiero reservar fuerzas, me reservo para mi el que últimamente no he estado muy bien ni en la carrera de hace unos días ni ayer cazando así que trato de centrar mis esfuerzos en el entrenamiento real. ¡Debo hacerlo mejor – me grito dentro de mi cabeza.

Se acerca Aestus y parece tener una idea de atacar el campamento, me extraño ya que los planes deben trazarlos los superiores, pero le respondo igualmente Pero no sabemos donde está ese campamento ni como está defendido, parece un poco apresurado atacarles. Además no sé con certeza de qué hablan.

A continuación viene Alisse quien parece resfriada, por lo que veo es algún tipo de embuste con Aestus, no entiendo aún muy bien a las mujeres. Se quedan hablando entre ellos.

Veo que uno de los nuevos, Lucius, se va con Brianne afuera, parecen haber hecho buenas migas. Ayer nos estábamos tirando piedras a la cabeza, pero si el centurión los ha aceptado debemos tratarlos como iguales, lo intentaré.

No veo mucho más que hacer por aquí así que espero a que de instrucciones el centurión.

Cain se acercó timidamente hacia al general y Dalila para escuchar la conversacion, pero no pudo escuchar mucho de ello. Aquellos que miraron fijamente hacia la montaña señalada, por la parte de atrás emergía un humo negruzco. Era algo difícil de ver dado que quedaba semioculto por algunos árboles en la linea de vision.

Euclideus y Dalila pararon de hablar y los dos ancianos se retiraron con otros plebeyos del campamento para que los atendieran. Las caras del general y la "amazonas" eran preocupantes y marchan hacia el centro del campamento, cerca del lugar donde se estaba la fogata donde se cocinaba. Cerca habían dos hombres despellejando el ciervo capturado y varias mujeres lavando los frutos recogidos. Con varios gestos y voces os fueron llamando a todos los reclutas:

Venid todos por favor. Tenemos algo importante que contaros. Vamos a crear un grupo y os daremos vuestra primera mision. Ireis con Dalila a investigar los ataques a un campamento militar cercano y la aldea de Grisacea. Han habido extrañas muertes y tememos que podamos ser el siguiente objetivo.

Vuestros otros compañeros miraban algo extrañados y preocupados. Se preguntaban si la guerra asolaba la zona, o eran rebeldes propios del imperio. Quizas persas? Las dudas se iban prestando a las primeras suposiciones.

-Mi general, con el debido respeto, si podemos ser el próximo objetivo, ¿no sería más lógico preparar las defensas aquí? Si va una partida muy grande a comprobar que ha pasado, dejaremos al resto indefensos. Aunque reconozco que estoy un poco harto de entrenar y me gustaría presentarme voluntario a esta misión. Con su debido respeto mi general- Cain dijo esto, más asustado por la situación que otra cosa. Sabía que ir a la misión era un grave riesgo, pero no podía seguir entrenando en el campamento, al fin y al cabo solo eran simulaciones. Necesitaba acción.

Nada más acabar de hablar, dio un paso adelante. Asustado, con miedo, pero envalentonado por su confianza en si mismo. Nada justificada.

        Cuando iban a salir Lucius y Lerna a los alrededores del campamento para correr la chica se paró primero para reconocer el fuego en la montaña y después cuando vió que la amazona junto al líder del pequeño grupo militar se acercaban a la fogata y llamaban a los chicos para que se reunieran a su alrededor, entonce puso la mano en el hombro del chico a su lado y le indico lo que veía antes de decir con voz grave:   

        " Creo que antes de salir a correr sería buena idea saber lo que pasa allí, vamos a ver y si no es importante continuamos con lo que ibamos a hacer "   

        Dijo a quien conocían como Brian mientras que regresaba a escuchar las indicaciones de Euclideus y la intervención un poco precipitada y poco respetuosa de Cain a quien sonrió negando con la cabeza antes de decir con tono marcial y voz un poco grave para disculparse por el novato de quien se sentía responsable por llevarle allí:

       " Señor! Disculpe la falta de respeto del novato, que no entiende el concepto de los exploradores de una avanzada estratégica, porque el resto de su ejercito viene detrás "  

La verdad, al observar que empezaba a emerger un humo negrizo del otro lado del volcan, mi rostro tomo un semblante mas serio y preocupado. No solo yo, Brian parece haber tomado una posicion parecida ante semejante evento inesperado que esta ocurriendo, pero claro... Pensando en todas las variables posibles de lo que pueda suceder, la unica que pienso yo es sencilla: "Esclavistas o bandidos... No creo que sea un ejercito enemigo, seria ilogico" Fue lo que pense, hasta que Brian puso su mano en mi hombro. -Si, buena idea. -Le dije asintiendo de manera seria, mientras me acercaba a Euclideus. 

Y alli, al escuchar hablar a Euclideus, al parecer nosotros seremos la punta de la lanza, aquella que investigara a que fuerza nos enfrentamos, escucho hablar a Cain de manera quizas un poco precipitada, aunque quizas no se equivoque, no esta del todo cierto. -Si no reconocemos la fuerza del enemigo, no sabremos que medidas tomar al momento de defendernos, Cain. -Le dije de manera suave y tranquila a quien paso por mucho sufrimiento al igual que yo, durante un muy buen tiempo, por lo cual no es raro que este ansioso de luchar contra esa amenaza... Lo comprendo, porque yo me siento de la misma manera.

Escucho las palabras del comandante, y por dentro me pregunto que es lo que le habrá pasado a ese campamento para que dijeran la existencia de "extrañas" muertes. Tal vez una rara enfermedad inoculada en las reservas por un saboteador o algún veneno. Mientras Cain duda lo dicho por el comandante y es de buena manera reprendido por Brianne y me pongo de pi para decir.

​Cuente como mi participación en  la partida de Investigación Euclideus. Aunque la montaña no sea mi fuerte, soy hábil para mantenerme oculto en la maleza y llegado el caso, hemos demostrado que podemos hacernos con nuestra propia comida por si hace falta pasar varios días investigando la zona hasta averiguar lo que ha pasado en el campamento.
​Si nos dispone de una paloma mensajera, podríamos enviar lo observado en cuanto tuviéramos algo concluido y asi ganar tiempo.

​Me quedo de pie, mirando a mis compañeros. No dudaba que más de uno deseaba, como yo, de salir en una misión de verdad.
 

Tras aguzar la vista consigo ver un humo negro en la montaña, ignoro qué será pero quizá hayan quemado algún templo remoto. Pero igual da, nos convoca Euclideus al medio del campamento. Nos indica que hay una misión que cumplir junto con Dalila, miro de reojo a la mujer con extraño aspecto. Tanto da su aspecto, por fin una misión de verdad – cierta excitación recorre mi cuerpo, ya hemos dejado de cazar animales parece.

Espero con ansia ese grupo que van a formar, comienzan a haber murmullos de persas, rebeldes y otras ideas peregrinas. No tengo necesidad de preguntarme quien es el enemigo, solo saber que existe.

Casi se me desencaja la mandíbula al escuchar al recién llegado Caín - hasta hace unos días posible rebelde – dar consejos a Euclideus llevando aquí menos tiempo que los demás. Desde luego, si fuera en mi país por esta insolencia sería castigado. Por suerte Brianne lo pone en su sitio, es un poco rara pero tiene claro como funciona la cadena de mando. Asiento hacia Brianne aunque creo que no me mira.

Sigo sin intervenir, no veo qué podría aportar dado que ni escuché la conversación con el anciano ni conozco la zona, los demás que hablen si quieren, cruzo los brazos sobre el pecho y espero más información o que nos manden qué hacer. Aestus interviene muy adecuadamente así que esbozo una ligera sonrisa al escucharle.