Partida Rol por web

- Je meurs d´envie, Madame*.- Contestó Steffan a la mujer haciendo ademán para que salieran. - Ah, pero antes debo subir un segundo a la habitación a por mis cosas. ¿Os veo fuera?

Ya en la habitación Steffan se arregló el peinado frente al espejo y sacó de su maleta los medicamentos que había traído consigo, una pequeña libreta y un lapicero. Le daba la impresión de estar perdiendo la cordura con todo aquello, así que pensó que si no podía llevarse el arma al menos sí las drogas. Le costaba dejar allí su escopeta pero era impensable ir a la asociación como si fuera un "cowboy". Confiaba en el sargento para ello. Guardó la maleta con ella debajo de la cama. Al salir de la habitación arrancó un trozo de papel y lo puso pillado con la puerta al cerrar. De esa manera sabría si alguien entraba en su habitación mientras no estaba. No se fiaba nada del recepcionista. Esperaba que las mentiras de la mujer perduraran lo suficiente como para que pudieran hacer su visita tranquilamente.

Highway asintió a Daphne y comnezó a andar a la puerta. Al pasar al lado de encargado le hizo otro ademán con la cabeza a modo de despedida y salió a la calle, donde esperó a sus compañeros.

Una vez fuera miró a uno y otro lado para ver si había algo que no le cuadrara o si alguien se estaba fijando en ellos. No quería que les cogieran desprevenidos.
 

-Muchas gracias, y confío en su discreción.- dijo Derek al encargado unos segundos antes de salir con un ágil saltito mientras sostenía la puerta con la punta de su muleta

Háganlo, háganlo. Verán como no quedan decepcionados.- Os dice el encargado.- Justo cuando estáis a punto de abandonar el vestíbulo añade.- Si desean cenar en el hotel, sepan que el restaurante abre sus puertas a las siete de la tarde. Nuestros platos son tremendamente deliciosos y tenemos una gran carta de mostos de la región.

Tal y como os comentó el encargado de recepción del hotel, la asociación estaba realmente cerca, a no más de diez minutos caminando a paso de Derek.

Pese a las sospechas del sargento, nadie parecía percatarse de vuestra presencia en aquella ciudad, y mucho menos seguiros.

El local de la asociación estaba situado en un edificio de dos plantas, en una zona residencial bastante tranquila, sin mucho ir y venir de viandantes. Aunque las ventanas están cerradas y las cortinas echadas, la iluminación artificial permite decir que hay hay gente dentro, al menos una persona.

Cuando tuvo la casa delante Steffan se paró a una distancia prudencial mirando a sus compañeros.

- Bueno, y ¿cúal es el plan? Ya habéis oído al viejo ese, la asociación no sólo está muy bien considerada por la gente sino que tiene buenos contactos.- Si metían la pata podrían meterse en un buen lío. Después de todo su investigación no era algo oficial por lo que no tendrían el respaldo de nadie. Aunque había cometido ciertas locuras en su vida, un asunto con tan mala pinta podría enturbiar su carrera como profesor e investigador. Obviamente no pensaba en los niños desaparecidos pues no era padre aún. - ¿Entraremos todos ahí?- No sabía si sería muy discreto que los seis se interesaran por la asociación aunque después de todo parecían habituados a las visitas de la gente. Como científico estaba acostumbrado a ser metódico y escrupuloso con lo que hacía.- No me gusta la improvisación.- Dijo visiblemente nervioso. Miró a Daphne considerando que aquella mujer era la más indicada para trazar un plan adecuado. Después de todos les había engañado a todos con anterioridad.- Sin mencionar que vamos a meternos en la boca del lobo y deberíamos guardarnos las espaldas, por lo que pudiera pasar. Esta gente no parece andarse con chiquitas.

Roderick se rascó el mentón pensativo, a él tampoco le gustaba dejar las cosas para la improvisación.

- Coincido con el señor Wood, cada paso que damos nos adentra más en este asunto... se que está en juego la vida de vuestros hijos- añadió rápidamente antes de que la mujer se apresurase a hacer gala de sus malas maneras- pero hemos de ser cautos... ¿Tenemos pensado lo que vamos a argumentar para que nos permitan asistir a la reunión? Hay que dejarlo todo bien atado... con respecto a lo de entrar todos... lo que en un principio puede parecer contraproducente en este caso, señor Wood, creo que no lo es tanto. Yo prefiero que permanezcamos juntos, en terreno hostil y desconocido prefiero unidad... pero estoy abierto a cualquier sugerencia.

-Este tampoco es un sitio muy grande, y estoy seguro de que el empleado del hotel ya habrá avisado a alguien de la asociación que estamos aquí, por lo que supongo que deberíamos continuar con la comedia que ya hemos empezado. Así que el tema es ¿Qué diríamos si fuésemos lo que hemos dicho que somos?- dijo Derek tranquilamente y en un tono muy calmado mientras encendía un cigarrillo.

No podemos ir todos juntos, señor Roderick Daphne se quedó en silencio unos segundos sintiendo la mirada del francés encima de ella...Se suponía que era ella la que tenía que  tener un plan, la que estaba acostumbrada a improvisar y salvar la situación cuando se salía del plan trazado, como había demostrado antes. Pero había un problema...

En este paso de la investigación no creo que pueda serles de mucha ayuda... al fin y al cabo es un club de caballeros ¿Que pinta una mujer allí dentro? dijo tras unos segundos meditando. La idea de Derek es tan buena como mala, porque los inspectores pueden no saber nada de que estamos aquí y en el caso de que lo supiesen... Bueno, cualquier excusa es plausible para evaluar una asociación. 

La mujer buscó en el bolso un pañuelo y se lo pasó nerviosa por el rostro.Aquello no la gustaba nada en absoluto, estaba totalmente fuera de su control y eso la ponía nerviosa. Propongo que ustedes se ofrezcan a colaborar con la asociación. Es sencillo, plausible y en el caso de que el recepcionista haya llamado también sería creíble. Si hay indicios para sospechar algo o no les dejan entrar en algún lugar, no insistan demasiado. Volveremos por la noche. Daphne recordó entonces la actitud del sargento en el apartamento y, como también prefería no quedarse sola para no tener que pensar añadió—El sargento y yo daremos una vuelta por los alrededores para ver las zonas cercanas que puedan servirnos para ocultarnos esta noche. —

Highway asintió. No le gustaba meterse en embolados de mentiras. Por su parte el daría una patada a la puerta y cogería al tipo ese, lo ataría a una silla donde le propinaría una mayúscula paliza hasta que cantase, si es que no había cantado antes. Pero se daba cuenta de que no debían llamar demasiado la atención o si no perderían la pista y se les echarían encima.

Así, la opción de Daphne era la mejor que podía acogerse.

Al parecer era el momento de dejar las sutilezas a un lado.

- Señores.- Miró a todos los presentes con una solemne mirada.- ¿Alguno ha traído un arma? Por si acaso...- Ahora su rostro parecía el de un niño travieso.- Mi escopeta está en la maleta en la habitación del hotel. Esto no es el Viejo Oeste, pero me quedaría más tranquilo si alguno de nosotros tuviera con qué defendernos en caso de necesidad. Si algo no saliera como lo planeado.- No había que olvidar que si estaban en lo cierto esta gente mataba sin ningún miramiento.- Yo optaría por hablar lo menos posible.- Al menos Steffan no creía poseer la sangre fría que había mostrado Daphne, sobre todo sabiendo lo que sabía acerca de los asesinatos. En respuesta a Claypole añadió.- Podemos presentarnos como un grupo de caballeros, también con fines filantrópicos, interesados por las obras realizadas por la asociación. - Después de todo ellos también se reunían con cierta frecuencia.-Estamos de paso y nos han recomendado la visita. Echar un vistazo rápido, mostrar fingido interés en lo que tratamos de ver algo fuera de lo común y, si hay suerte, tratar de hablar con su cabecilla, ese tal Pars. No sé, ¿que opináis los demás?

Daphne asintió ante la pregunta de Stephan. Tengo mi colt aquí mismo—dijo palmeando el bolso. Desde que se había enterado de lo ocurrido había cogido aquella arma que la habían dado en Francia, aunque allí no la había llegado a usar. 

— Obviamente no la manejo como antes pero... puede servirme.—Leigthon había tenido razón al asegurarla que podría volver a disparar de nuevo. Y en eso la habían ayudado mucho, tanto sus compañeros como su marido.  Aunque no había tenido que apuntar en toda su vida a una persona -pues en su oficio valía más la sangre fría y la discreción antes que disparar o usar los puños- el hecho de que un hijo que había salido "de dentro de ella" estuviese en peligro hacía que todo lo demás no la importase nada en absoluto. Si alguno de ustedes quiere llevarla ahora para sentirse más seguro es suya.

Siguiendo el plan de Daphne os acercáis al edificio de la asociación y golpeáis el picaporte, esperáis menos de un minuto hasta que la puerta se abre y un hombre alto, con el pelo corto bastante bien peinado os pregunta.

- Buenos días. ¿En qué puedo ayudarles?

Siguiendo el plan de Daphne os separáis en dos grupos, unos irán a hablar con la asociación mientras que vosotros dos os quedáis para dar una vuelta por los alrededores. 

Camináis unos metros más, separándose del grupo que ya está tocando la puerta de la asociación, pero de momento a distancia suficiente como para ayudar en caso de que surjan problemas inesperados.

Desde vuestra posición, podéis ver como la puerta se abre y un hombre joven, de algo más de treinta años, bien vestido y pelo corto y bien arreglado les pregunta algo a vuestros compañeros.

- Buenos días, caballego.- Respondió Steffan al hombre que les abrió la puerta con todo el encanto del que era capaz y dando rienda suelta a todo su acento francés. Cuando estaba en tensión a veces se retrotraía a cuando su madre estaba viva y, como con ella hablaba francés, no podía evitar un cierto deje afrancesado. Además, esta vez, pensó que podría serle útil.- ¿Es esta la asosiación de la Puegta y la Llave?- Dijo mientras se arreglaba el puño de la elegante camisa que portaba. Esperó a que los otros intervinieran por si querían explicar alguna cosa.

A Roderick le hubiera gustado mucho más haber establecido un buen plan antes de que aquel hombre apareciera, el capellán tenía la sensación de estar andando por un pantano de arenas movedizas en el que cualquier distracción, los precipitaría a su propia destrucción... pero debía guardar la compostura y tratar de obtener la máxima información posible de allí, aquella asociación era la más poderosa de la ciudad... Roderick no pudo evitar ponerse nervioso, pero desestimó el sentimiento tan rápido como le vino, no podía dejar que aquello lo echara todo a perder, de manera que dió un paso y se situó al lado del señor Wood, para apoyarlo cuando fuese necesario mientras esperaba la respuesta del individuo que les acababa de abrir la puerta.
 

Buenos días a ustedes también. Me llamo Josef Pars - Dice el hombre de la puerta con una calida sonrisa mientras tiende la mano para saludaros- Este es el local de la asociación la puerta y la llave y yo soy su presidente. ¿Puedo saber cuál es el motivo de su visita? No recuerdo haberles visto antes.

Vuestros compañeros y el hombre que ha abierto la puerta de la asociación comienzan lo que desde vuestra posición parece una presentación bastante formal y aburrida.

Mientras tanto, vosotros seguís estudiando el vecindario para comprobar la viabilidad de un asalto nocturno a los locales de la asociación cuando desde una de las calles perpendiculares a la avenida Monte Diablo oís el mundialmente conocido sonido del motor de un Ford T arrancando.

Poco después el coche pasa justo por delante de vosotros. Al volante, detrás de unas gafas de sol hay un rostro conocido por vosotros dos. El rosto de un italoamericano al que no veíais desde lo ocurrido en París hace ya más de cuatro años.

Por suerte, parece que no os ha reconocido, o eso indica su actitud al volante mientras pasa cerca de vosotros dos.
 

Mientras habláis con el presidente de la asociación escuchas un ruido que sale desde dentro del local, dirías que es el ruido que haría una puerta al cerrarse.