Partida Rol por web

Roderick lo había vuelto a tener, había vuelto a soñar con su abuelo y con aquellos extraños sueños de Reims. No entendía bien a que se debía... o quizás si, aquella tarde tocaba reunión con sus antiguos compañeros de armas, lo que priori no tendría porqué ser relevante, ya que no era la primera vez que mantenían una reunión de veteranos, aunque si la primera en la que la antigua enfermera acudía con su esposo. 

Cuando Roderick entró en la sala paseó su fría mirada sobre todos los presentes, la única que faltaba era la monja francesa, pero también era lo normal, la religiosa pertenecía a su orden y su sitio estaba en el convento.

- Buenas tardes caballeros y dama- saludó con cortesía quitándose el sombrero y el abrigo.

-La verdad es que ahora que estamos todos aquí...- dijo Derek mientras encendía un cigarrillo con una sonrisa socarrona -... pienso que tal vez podría pedir en alguna ocasión protección del ejército para una firma de libros o algo por el estilo.-

- Teniente- dijo a modo de saludo escueto al ver que había llegado Speirs, estrechándole la mano con fuerza. El sargento sabía de su mal, pues había seguido la evolución de su compañero desde que estaba en la academia militar. Aun así, le costó y disgustó ver el estado de su amigo, cosa que no tuvo reflejo en su inquebrantable rostro.

- Creamé, Claypole, si alguna vez pide ayuda al ejército acudiremos al instante. Pero tal vez no le guste lo que hagamos una vez demos con usted- cambió de tema, sobre todo en su cabeza, pues el estado de su teniente no era de su agrado.

- Sigue intacta Matthew, es lo único que no ha cambiado con los años, aunque me gustaría tener más tiempo y buenos amigos con los que practicar.- Se acercó a la mujer de su compañero, le tomó la mano y se la besó con galantería.- Enchanté cherie.- Miró con admiración a su ex compañero de pocker por haber conseguido una mujer semejante. Él seguía solo, aunque no le preocupaba demasiado. Bebió otro trago de aquel delicioso whisky y se levantó del sillón para saludar a todos los demás.

-Todavía no logro entender como es que un hombre como usted aún sigue siendo sargento.- dijo Derek con la misma sonrisa de antes para luego pregunt preguntar dirigiéndose al resto -Bueno ¿Y qué hacéis aquí?¿Contáis las batallitas del pasado?- terminó diciendo mientras en su mente empezaba a formarse la idea de un próximo "best seller"

¿Quien hiablar di partida di pioker?- Dice el argelino cuando entra en el local acompañado de Shara, su bella esposa, a la que algunos ya conoceis de otras reuniones.-Matthew, Steffan dispidiros di viustro diniero porque no volviris a vierlo.

A su regreso Samid se compró un taxi y aunque ahora trabaja de taxista no se suele quitar el "chapiri" pues según él infunde respeto, y le da categoría frente al resto de compañeros de profesión de Nueva York.

Tiniente, sargiento, binditos los ojos que piuden volver a vierlos.- Samid continua su entrada saludando y abrazando a todos los presentes. -Derek, bribon qui bien ti veo. Por siupuesto, aquí contamos histioras dei trinchera y bebemos mejor whiski escoces di todas la ciudad. Todos sabéis que Samid nunca ha sido un musulmán muy ortodoxo.

Salam alaikum hirmano capeillan.- Le dice a Rodrick más por pincharle que otra cosa.

¿Ista hirmosa siñiorita es tu espiosa bribón? - Pregunta a Matthew sin darse cuenta de quien es hasta llegar a su lado.- Hola infirmera Kaplan. - dice un poco más parado pues no esperaba encontrársela allí.

Buenos días.- Saluda menos efusibamente la mujer de Samid. Morena y con unos profundos ojos verdes, ella es mucho menos expresiva y bastante más reservada que el argelino.

Y fumar buenos cigarros habanos.- Dice "Kepper" mostrando una caja llena de auténticos puros cubanos.- Liados a mano. Cortesía del gobierno del presidente Alfredo Zayas.

En ese momento aparecen un camarero para acompañaros hasta las mesas. El local está cerrado hasta la noche, así que no seréis molestados en toda la tarde.

En la mesa, elegantemente decorada hay una carta descansando sobre cada plato. Una vez toma nota de vuestro pedido el camarero se retira.

Minutos después, la mesa empieza a llenarse con las deliciosas especialidades que van saliendo a un ritmo constante de la cocina.

-Bueno señor Keeper, creo que ahora es un buen momento para descubrirnos el motivo de ésta reunión. Si no me equivoco se ha adelantado un poco de la fecha usual-dijo el teniente para acto seguido dar un trago de su vaso-. Me tiene realmente intrigado.

Es Greywood ahora—dijo la mujer sonriendo y agarrando la mano de Samid a modo de saludo—Y bueno...como comprenderá ya no ejerzo de enfermera. Madre...y secretaria...y creeme, con lo primero es más que de sobra. Parece que el pequeño Matt ha heredado la energía de sus dos padres multiplicada por tres.

Los cansados ojos de la mujer daban crédito a sus palabras y sin embargo estaba nerviosa...Se iba acercando la hora y Matthew había insistido en que tenía que decirlo y sin embargo no sabía muy bien como empezar. Entonces vio a la mujer de Samid, seria y con la típica y exótica belleza árabe y se acercó para entablar conversación con ella. Al fin y al cabo eran las únicas dos mujeres de la sala. Pero antes de que pudiese hablar mas de dos palabras los camareros comenzaron a aparecer y las comidas comenzaron a ser servidas. Llegaba uno de los momentos que más temía la joven: el momento de comer delante de todos. Normalmente en casa no tenía ningún problema, pero en público...bueno, era más complicado debido a las normas sociales. Sin embargo, en cuatro años había aprendido a defendserse bastante bien y la elección de comidas fue adecuada para llamar lo menos posible la atención.

Unos días teniente. Sólo unos días. Está usted en todo.- levanta una copa de vino tinto en dirección al teniente.- Tendrá que perdonarme, pero es de muy mala educación hablar con la boca llena. - Sonríe, mientras con la otra mano señala la mesa llena.- Tendrá que esperar a la sobremesa, como todo el mundo, cuando demos buena cuenta de los habanos.

Justo cuando iba a replicar algo al infiel apareció el camarero con el menu. Roderick cambió la réplica por una mirada fría acompañada por una elevación de ceja.

-Que el Señor esté también contigo- infiel-Samid y con su encantadora esposa- pobrecita...

Entonces se acercó a la mesa y miró el menu con ojo crítico haciendo un gesto de aprobación, los gusto de aquel capellán no eran todo lo humildes que deberían ser pero los platos que habían escogido para aquella ocasión reunían todos los requisitos para satisfacer sus apetitos.

- Me uno a la inquietud del teniente Speirs, la paciencia es una virtud pero considero que hemos aguardado un tiempo más que razonable...

Derek se sentó a la mesa tranquilamente, llegando hasta ella sin coger la muleta (que seguía en el paraguero a la entrada) y se dispuso a comer, mirando en silencio a unos y a otros, y recordando involuntariamente mientras miraba las caras de sus compañeros alguna pesadilla antropofágica ocurrida hacia ya cuatro años.

Thomas no dijo nada más, si acaso saludó a los que le faltaban estrechándole la mano y hablando escuetamente con ellos. Después se dirigió a la mesa y comió escuchando las conversaciones cercanas y participando poco en ellas. 

Luego, cuando tanto el teniente, como el reverendo preguntaron por el motivo de la reunión, miró fíjamente a Keeper. Algo pasaba y esperaba que fuera bueno. Las esperas no eran su gran pasión y la paciencia tampoco era una de sus virtudes.

Matthew era optimista por naturaleza, y no le parecía que Keeper fuese a decirles nada demasiado grave así que no se preocupo demasiado por el tema.  Ante la insistencia de algunos por entrar en materia y terminar de disfrutar de su comida, el hombre se encogió de hombros y sirvió más vino a su esposa y agua para él.

Pues yo estoy deseando fumarme uno de esos puros, pero todo cuando llegue el momento. Jejeje. Se preocupa por nada, teniente. Como en los viejos tiempos.

Al contrario que el sargento, no estaba demasiado afectado por el estado de la pierna del teniente. Al fin y al cabo no había sido el único lisiado de aquella aventura y, desde luego, la pierna del teniente estaba mucho mejor que la de Dereck.

Pensaba que la vida contemplativa te habría hecho más paciente, Roderick.- Sonríe Keeper mientras empieza a dar buena cuenta del solomillo. - Como dice Matthew no es algo de lo que haya que preocuparse, aunque como os veo bastante ansiosos diré que se trata información sobre algo que todos compartimos.- Y se señala el hombro derecho.

Perdone la indiscreción.- Te pregunta casi en un susurro mientras los hombres a vuestro alrededor hablan, comentan y se hacen los interesantes como es el caso de Kepper.- Samid cuenta extrañas historias de la guerra cuando se despierta entre pesadillas en mitad de la noche.

Esta es la primera vez que ustedes dos vienen a alguna reunión.- Se refiere a Derek y a ti.- ¿Es usted la enfermera que les acompañó en aquellos túneles?

Roderick le dedicó una de sus inquietantes sonrisas a Keeper, un gesto del capellán a veces era mucho más significativo que cualquier cosa que pudiera decir.

- La vida contemplativa es la que se lleva a cabo dentro de los conventos y bien sabes que yo no soy ese tipo de religioso...-comenzó a decir, pero cuando Keeper se tocó el brazo, el capillán mudó su sonrisa por una expresión de preocupación, sin ser consciente de ello se llevó él mismo la mano al lugar del tatuaje, por mucho que había tratado de borrarlo de su piel, no lo había conseguido y eso lo turbaba y mucho.

Si..., bueno...estuve ahí abajo...así fue como— Daphne se interrumpió y siguió hablando contestando a Sarah— sí no vine antes fue por el embarazo y...y además, tenía miedo de la reacción de los chicos.—confesó.

Un breve silencio después, Daphne añadió ¿sigue Samid teniendo pesadillas? La chica lo entendía a la perfección. Ella misma había pasado mucho tiempo acosada por las pesadillas y muchas eran las veces que se levantaba con la frente sudada y el corazón acelerado, sintiendo un intentso dolor en el brazo que la faltaba.