Partida Rol por web

Los siguientes tres días pasaron muy lentamente. Aunque intentaste colaborar y ayudar a la policía en la búsqueda de tu hijo, todos tus esfuerzos fueron infructuosos.

Tu mujer, que aunque se había recuperado un poco del impacto inicial, parecía sumida en una fuerte depresión. Pasaba las horas sentada en el cuarto del que se llevaron a vuestro hijo, mirando la pared donde había aparecido el símbolo morado. No pareció importarte que con un paño húmedo retiraras aquel polvo morado y limpiaras la pared, siguió sentada en aquella con sus dos brazos abrazando la enorme barriga en la que llevaba a vuestro nuevo hijo y con los ojos vidriosos perdidos en aquella pared. Como si en cualquier momento la pared fuera a abrirse de nuevo y devolveros al pequeño Lewis.

Tu mismo estabas poco a poco cayendo en el mismo estado que Helen, sin nada que poder hacer te subías por las paredes como un lobo engaulado. Fue una liberación que llegara el jueves y poder acudir a la cita con tus compañeros de trinchera.

Cogiste el regional hasta Stockton para esperarlos en la estación de tren. Ubicada en la calle San Joaquín la estación era una bella muestra del estilo arquitectónico californiano de finales del siglo pasado. Allí esperaste hasta que el tren interestatal en el que te había informado Kepper que viajaban tus compañeros hizo acto de presencia.

Cuando se detuvo completamente les viste bajar. Poco a poco os juntasteis en el andén el sargento Highway, Craven, el capellán de vuestra compañía, Sthepan Wood, Claypole al afamado escritor, cojeando visiblemente por culpa de la pierna que perdió en la aventura que vivieron justo después de despertar en Paris y Daisy, Daphne o como quisiera que se llamara ahora la enfermera que os atendió en el hospital y que se había casado con Greywood,

Tras una primera noche de viaje en la que compartisteis mesa e información los siguientes tres días trascurrieron casi sin daros cuenta. Sumidos cada uno en sus propios problemas y pensamientos no pudisteis disfrutar del cómodo viaje en tren cruzando el país que os había pagado el mayor Leighton.

Si vuestras suposiciones eran correctas, el martes 9 habrían asesinado a 18 personas más. Así que el miércoles, tuvisteis algo que hacer, en cada una de las estaciones en las que el tren paró bajasteis corriendo en busca de los periódicos locales, intentando encontrar alguna información que os pusiera sobre la pista de los asesinos que se dedicaban a dejar vuestro tatuaje marcado sobre el pecho de sus víctimas.

No encontrasteis nada en todo el día, a pesar de que todos revisasteis todos y cada uno de los periódicos que comprasteis. O bien no habían habido ningún muerto o bien las noticias no habían salido en prensa.

Con una puntualidad enorme, el tren llegó el jueves a Stockton. Ubicada en la calle San Joaquín la estación era una bella muestra del estilo arquitectónico californiano de finales del siglo pasado. Allí, esperando en el andén estaba un viejo conocido. Lewis Trohman, el anticuario, que se había hecho cargo del negocio familiar y se había casado con su novia de toda la vida cuando regresasteis de Francia y al que habíais visto varias veces en las reuniones del Wermice.

Por lo que os contó Keeper, Lewis se excusó de acudir la reunión del sábado porque su mujer está a punto de alumbrar a su segundo hijo, parece que le ha sido más fácil acudir aquí.

- Puntualidad, ya podrían aprender algunos mandos- murmuró el sargento mientras descendía.

Al momento vio a Lewis Trohman. A quien le dedico una de sus miradas desafiantes, estrechando los ojos hasta que solo fueros meras rendijas, que para los que le conocían, si no eras un recluta o un soldado bajo su mando, era un acto de consideración, reconocimiento y amistad.

- Trohman. ¿Qué tal está? ¿Su mujer y su...sus hijos?- preguntó mientras le estrechaba la mano.

Sargento Highway. Pues la verdad, bastante preocupado por los niños. Contesté al que había sido mi superior mientras mantenía a duras penas su apretón.Joder. Hay cosas que no cambian nunca.
El ver llegar a mis antiguos compañeros me empezó a levantar el ánimo después del pequeño viaje desde San Francisco.

Steffan saludó afectuosamente a Lewis, sin atreverse a preguntar si su primogénito también había desaparecido. Bajó su maleta y se alegró de haber llegado por fin a su destino.

- Me alegro de verte.- Desgraciadamente tenían cosas que hacer y no era una visita de placer.

- Hola Steffan, yo también me alegro de verte. Saludé a Steffan Wood, en cuanto bajó su maleta del tren.

Las tres noches en tren había pasado para Daphne en un duermevela continuo debido a la preocupación por su hijo. Los días en una continua sucesión de paranoias y, sin embargo, habían llegado. La mujer parecía recelar al encontrarse con el soldado de nuevo, evidentemente el no se había enterado de su "profesión" y seguía siendo para él la enfermera que le había atendido. Solo que ahora manca...aunque bueno, eso también lo sabía. Lo sabían todos los soldados pues la habían visto. ¿Le habría contado Matt que se habían casado?¿Y que habían tenido un hijo? ¿Sabría que no era Daisy?

—Buenos días señor Trohman, supongo que no se acuerde de mí.—dijo saludandole—aunque ahora eso es lo de menos....ahora lo importante es otra cosa.

- Hola. Disculpe que no la recuerde. Aunque usted me resulta familiar. Contesto a la señora que me acaba de saludar.

Soy la mujer de Matthew, Daphne Greywood...y aunque...bueno, trabajé como enfermera en París cuando aparecieron, en realidad me enviaron allí para tener una versión diferente de lo que les ocurrió, digamos que los altos mandos no se fiaban de la de DiCaprio...

Versión resumida de la historia. Perfecto. Ahora solo quedaba llamar a Leigthon para ver si había habido más asesinatos que no hubisen aparecido en la prensa. Matthew ha ido a casa de su hermana, a ver si han dejado alguna prueba del...secuestro de nuestro hijo.También irán a casa de la cuñada de Samid.

Roderick conocía lo justo al anticuario, a pesar de haber coincidido en varias ocasiones y estar en el mismo bando, lo cierto es que no podía considerarse que hubieran trabado amistad... aunque para ser francos no es que el señor Craven  fuese un relaciones públicas... siempre solía tener dificultad para hacer amigos, incluso antes de convertirse en capellán.

- Hola señor Trhoman...- lo saludó cuando tuvo ocasión, el resto de sus compañeros eran muchos más proclives a la diplomacia- espero que todo le vaya bien- agregó pues tampoco se atrevía a preguntar si su primogénito había corrido la misma suerte que los de los demás.

Después cuando la mujer habló sobre lo de los asesinatos volvió a intervenir.

- Señora Greywood creo que ahora podría realizar la llamada al señor Leighton para ver si alguna noticia más...- el tema de los asesinatos era algo muy preocupante y no habían podido saber nada más durante el trayecto, incluso después de haber ido consultando los periódicos cada vez que el tren hacía sus paradas.

- Hola señor Craven. Saludé.- Pues no. La verdad es que no me va nada bien. He vuelto a tener visiones y a mi pequeño Lewis se lo han llevado. No ser que les habrá dicho Keeper pero a mi me indicó que me reuniera con vosotros aquí, en la estación de Stockton. Dije nerviosamente.

Steffan se quedó dándole vueltas al asunto del interrogatorio. ¿Qué esperaban de ellos que no hubiera podido sonsacar al sospechoso el Sheriff del condado? Trató de pensar en el papel que jugaría en el interrogatorio. Su mente voló hasta el interior de si maleta. Quizá con lo que había traído pudiera ser de  ayuda para que el sospechosos se mostrara más, como decirlo, receptivo.

- De aquí para allá y de un lado para el otro. Espero que tengamos algo de tiempo para preparar el interrogatorio.- Eran demasiados como para participar todos activamente en el interrogatorio. Escuchó con tristeza como a Lewis también le había pasado lo mismo.

- Trataremos de arreglarlo.- Palmeó al hombre en la espalda pero no inspiraba demasiada confianza.-Experimentamos esas extrañas visiones y lo que tienen hijos han sufrido la misma pérdida.

En la misma estación buscaste un teléfono público y te pusiste en contacto con Leighton.

Buenos días Daphne ¿Han tenido un buen viaje?- Pregunta más por cortesía que por otra cosa pues sin dejarte tiempo para responder continúa.- El sheriff Waxter sabe que se pasarán por su oficina para interrogar al tal Tavington y les está esperando.

¿Más asesinatos?- responde a tu pregunta.- Pues la verdad es que no. Yo también esperaba que ayer alguien encontrara dieciocho muertos más en algún descampado, pero no ha sido así.

Eso solo puede significar dos cosas, o bien los asesinos han cambiado de patrón de conducta o bien que no necesitan matar a nadie más. Y no sé cuál de esas dos opciones me gustan menos.

O que han dejado de matar—pensó con sarcasmo aunque sin decirlo. O simplemente que aún no los han encontrado. Aunque no lo creo, parece que querían que fuesen encontrados. De todos modos tengo un par de preguntas más antes de que entremos a interrogar a ese bastardo. En primer lugar estaría bien saber si ha habido algún reporte de desaparición de niños de ... madres solteras. —Daphne no añadió más. El sentido de aquella frase estaba más que claro.Alguno de los hombres podía haber tenido algún bastardo y cuantos más cabos hubiese para tirar mejor. Además, siempre estaba bien hacerse alguna idea del grueso de niños que tenían escondidos Por Dios, que solo sean escondidos La otra pregunta era más sencilla¿Le ha llamado Matthew?Iban a ir a casa de su hermana y de Samid, para ver los lugares del secuestro

- Será mejor que nos pongamos en marcha. El tiempo no gira a nuestro favor- dijo parco en plabras. 

- Usted dirá, solda... señor Trohman. Tenemos que ir a "visitar" a tipo que han capturado- se corrigió el sargento.

No sé si habrá habido alguna desaparición de esas.- te responde el mayor.- Lo que sí que puedo decirle es que en caso de que las haya habido no ha sido el hijo de ninguna de las conocidas de los compañeros de su marido.

Aunque no lo decía directamente, estaba claro que la vigilancia a la que habían sometido a los miembros de la división Raimbow era bastante grande.

No, no se han puesto en contacto con nosotros. Por lo poco que yo sé, Kepper está realizando labores de "coordinación" aquí en Nueva York, tu marido y Samid le están ayudando. Tal vez a él si que se lo hayan contado.

Aunque también puedes preguntarle a Trohman, él podrá contarte lo que vio en su casa. Está con vosotros ¿Verdad?

Miré con extrañeza a Highway. - No sé que quiere decirme con eso. Keeper me dijo que había habido unos asesinatos y que estabais investigando. Sólo me pidió que os ayudara. Me quedé unos segundos pensativo. - Oh, por Dios. Se refiere a que les lleve a comisaría. Disculparme... Llevo unos días bajo mucha presión. Dije frotándome la cabeza con ambas manos.

- Efectivamente- dijo escuetamente el sargento con su grave voz, contestando  a las palabras de Trohman.

- ¿Ha traido coche o pedimos un taxi?- le pregunta para abreviar el tema.

- No, no tengo vehículo. He venido en tren como ustedes. Yo tampoco vivo en esta ciudad. Contesté a la vez que les hacía un gesto para salir de la estación en busca de un taxi.

El reencuentro en el andén de la estación de los antiguos compañeros había sido bastante frío, nada que ver con el encuentro en el restaurante de Nueva York.

Tal vez fuera por los nervios que os producía saber que vuestros hijos estaban secuestrados, tal vez por haber pasado todo el día de ayer buscando en la prensa una noticia que al final no llegó o tal vez porque alguno de vosotros recordara que los expertos decían que pasados los primeros dos días las posibilidades de encontrar con vida al secuestrado disminuían exponencialmente y vosotros habías desperdiciado ya tres días cruzando el país en tres o sentado en el sofá de casa consolando a tu esposa.

Guiados por Throman, que aunque no era de la ciudad si que había estado en alguna ocasión, cogisteis un taxi en la puerta de la estación que os dejó en la esquina entre la calle el Dorado y la avenida Webber.

La oficina del Sheriff estaba justo enfrente, en un edifício compartido con las oficinas de atwood printing. Entrasteis y os identificasteis, inmediatamente un ayudante os llevó a todos al despacho del sheriff