Partida Rol por web

Ves la desilusión en la cara de Tavignton cuando la mujer se marcha. Igual que si viese escaparse entre sus manos la última opción que tiene para salir de allí.

Thomas Heberit se ha hecho con el control de Carlson City hace relativamente poco tiempo, entre sus planes está expandirse a California. Ha habido algunos tiroteos que han acabado con algún muerto.- Contesta Roger.- Como comprenderán, mientras se maten entre ellos para nosotros no hay ningún problema.

Claro que tenemos a todos identificados. ¿Por quién nos toma? - pregunta ofendido.- ¡Nos recorrimos todas las casas del barrio hispano hasta que identificamos a todos! De todas formas, no pensamos que ninguno de los muertos trabajaran ni para Smith ni para Heberit. No trabajan con negros, amarillos o hispanos.

Un poco más calmado continua.- Ya no están aquí. Los trasladamos a San Francisco; están en San Quintín a la espera de juicio.

Cuando escucha que estáis interesados en los asesinatos la cara de Tavington cambia, parece incluso alegrarse.

No he visto ese tatuaje en mi vida.- responde a Highway.- ¿Está relacionado con los asesinos de los chinos y los negros?

Deja pasar unos segundos mientras mira vuestros gestos para continuar. - ¡Tengo información!- En su cara podéis ver que está quemando su último cartucho.- Yo...yo puedo ayudarles. Pero para eso ustedes tendrán que ayudarme a mi. Mi futuro aquí no es muy prometedor.

Roderick que estaba dispuesto a marcharse de allí, miró de reojo al prisionero. Dudaba de que lo que tuviera fuera a serles de utilidad pero por tratar de encontrar algo no iba a pasar nada...

- ¿Información? ¿Qué clase de información podrías darnos?- inquirió acercándose a los barrotes de la prisión con el interrogante reflejado en su fría mirada- Y no menos importante... ¿Qué esperas a cambio?

Daphne reservó los billetes por telefono para poder ir al primer tren posible. En el caso de que no llegasen cogerían el horario. Al ver que los hombres no salían decidió volver a entrar. Cuando lo hizo comentó sencillamente.

Acabo de reservar los billetes.

Daphne vuelve a entrar en la comisaría. Cuando lo hace se coloca de nuevo en la puerta mirando al sospechoso con desdén y dice. - Acabo de reservar los billetes.-

¿Qué billetes?-  pensáis alguno de vosotros.

No quiero quedarme en esta cárcel ni tampoco ir a san Quintín. - os dice.- Yo no maté ni al lavandero chino ni al peluquero negro.

Pero no fui el último en entrar en los dos comercios. Otros entraron después de mi.

Roderick le dedicó una rápida mirada a la mujer cuando entró con los billetes... aquella celeridad en decidir por los demás era de su total desagrado... sin embargo su atención se volvió a centrar en el recluso, había dicho algo interesante.

- ¿Otros dos? ¿Qué otros dos? Habla...

Les repito que no fui yo el último en entrar ni en la lavandería del amarillo ni tampoco lo fui en hacerlo en la peluquería del negro.- Vuelve a repetir.- Dio la casualidad que justo cuando yo salía de la lavandería entraron cuatro hombres hablando de sus cosas. Pero es que justo cuando salía de la peluquería volví a cruzarme a los mismos cuatro tipos. No le di importancia en su momento, pero ahora.....

Ahora lo que quiero es un trato. Si tienen la influencia necesaria para poder hablar conmigo, también la tendrán para proponerme un buen trato a cambio de ayudarles.- Os mira evaluando vuestras expresiones y echa un poco más de carnaza.- Estoy completamente seguro de que eran los mismos. Estaban hablando de sus cosas y el maldito espaguetti tiene una de esas voces que no se olvidan.

- ¿Pero esto que es?- Ahora el sospechoso les salía con que no había sido el único en entrar en aquellos lugares. ¿Qué había hecho el Sheriff en el interrogatorio?- ¿Espaguetti? ¿Un italiano dices?- Steffan se quedó ojiplático. Miró a sus compañeros mientras un escalofrío recorría su nuca. No podía ser una coincidencia. Si no se equivocaba, podría ser el mismo italiano por el que casi les fusilan.

Douglas se mantiene callado, limitandose a asentir con la cabeza a las palabras de Steffan

Como mujer que era, Daphne se había quedado en un segundo plano desde que entró con los billetes...Hasta aquel momento. Desde el mismo instante en el que el hombre empezó a chantajearles una grieta roja apareció en los ojos de la mujer que acababa de perder a su hijo. 

Sin dudarlo la mujer se acercó a la reja donde estaba apoyado e hizo algo que ninguno de los allí presentes se esperaba. Le pegó un puñezo con su única mano que le hizo sangrar por la nariz. Sin esperar a que el hombre reaccionase la mujer comenzó a vomitar sapos y culebras por la boca, convirtiendose en una auténtica arpía griega.

¡¡SI USTED SABE ALGO VA A CANTAR!! LE VOY A EXPLICAR UNA COSA SEÑOR TAVINGTONG Y LO VA A ENTENDER. SI NO CUENTA AHORA MISMO LO QUE INSINÚA SE LE ACUSARÁ DE COLABORAR EN LA MUERTE DE 15 NIÑOS, ENTRE ELLOS MI HIJO. SI CREÉ QUE NO PUEDO HACERLO ES QUE NO CONOCE DONDE ES CAPAZ DE LLEGAR UNA MADRE. ES USTED UNA DESGRACIA PARA SU FAMILIA Y TENGO CLARO QUE LA MEJOR PARTE DE USTED RESBALÓ POR LA PIERNA DE SU PADRE. ASÍ QUE YA ESTÁ CONTÁNDOLO TODO ANTES DE QUE PIERDA LA PACIENCIA

Tavington retrocede sorprendido hasta la pared de su celda a la vez que se lleva una mano a su nariz que no para de sangrar.

¿Usted no está aquí para defenderme? - le pregunta al ayudante del sheriff

¿Yo?- le responde Morris.- Yo no he visto absolutamente nada. Esto está todo muy tranquilo. Tan tranquilo que creo que voy a subir un momento al baño. Aunque antes dejaré las llaves de las celdas sobre esta estantería, no sea que haya una emergencia y estos amables señores tengan que entrar a alguna a auxiliar a su ocupante.

Durante unos segundo Tavington permanece en una pose bastante estoica, pese a que aún le sangre le nariz. Poco a poco, el miedo a las palabras del ayudante del sheriff va haciendo efecto. ¿Us..Usted no hará eso verdad?

Agente de policía y detenido cruzan sus miradas, evaluándose. Al final Tavington baja la mirada y cede.

Colaboraré. Si descubren a los asesinos de verdad no me colgarán a mi esos crímenes.- Dice aunque no muy convencido.- Eran cuatro tipos, elegantemente vestidos. Cuando me los crucé a la salida de la lavandería, pensé que el negocio de aquel chino debía ser famoso entre la gente de bien de San Francisco, pues la verdad, no tenían pinta de muertos de hambre.

Cuando volví a cruzármelos en la puerta de la peluquería tardé unos momentos en recordar donde los había visto antes. Me sonaban, pero no sabía de qué.

Eso fue hasta que habló el espaguetti, en cuanto escuche su voz supe que me los había cruzado en Chinatown. Recuerdo lo que dijo, aquel tipo dijo que debían acabar rápido, que se les estaba echando el tiempo encima si querían llegar a la cena con el alcalde.

Un spaguetti, un spaguetti...¡¡pero diga algo mas!! ¿Sabe la cantidad de italianos que hay por aquí? ¿Como era?¿Rubio?¿Moreno?¿Alto?¿Voz grave, aguda?

Daphne no retiró la mirada del hombre. Los nudillos la ardían pero procuraba no mostrarlo. No tenía ni idea de que dar un puñetazo pudiese doler...nunca había dado ninguno.

Pues no sé....Era alto, rubio..no, rubio no, castaño claro tirando a rubio, no como la mayoría de los spaguetti. Tenía las facciones varoniles, de esas que gustan tanto a las mujeres. No llevaba ninguna marca distintiva...bueno, llevaba perilla, una perilla bastante arreglada.

¿Le vale así? - pregunta a Daphne -¿O quiere una descripción más exhaustiva de alguien con quien me he cruzado un par de veces en toda mi vida?

Daphne se adelantó al sargento quien iba a iniciar acciones hostiles para sacarle la información al tipo. Pero cuando vio la energía de su compañera, le dio hasta pena el pobre desgraciado.

Escuchó atento y cuando le parecía que estaba vacilando en su conversación, se acercó a donde estaban las llaves y metiéndola en la cerradura miró al reo y le chilló:

- ¡Hable bien a la señora y conteste a lo que le pregunta con sumo detalle, o entro ahí y le dejo hecho un trapo!

"Nota mental, dos puntos, no acercarse demasiado a la mujer cuando está nerviosa tiene una sola arma, su brazo, pero es altamente funcional..." Pensó Roderick cuando observó la reacción de la señora Greywood con el pobre reo, e instintivamente dio un paso de forma disimulada hacia el lado contrario en el que se encontraba la susodicha, más que nada para guardar una prudente distancia...

- Spaguetti... ¿puede dar alguna descripción más, no sólo física? ¿Cómo por ejemplo ropa o algo que le haya llamado la atención?- a Craven sólo se le venía a la mente un spaguetti en concreto... pero no podía ser él... ya bastante habían tenido con tener que aguantarlo en Francia para que ahora fuera un asesino. Mientras esperaba la respuesta Roderick se puso a rebuscar entre los bolsillos de su americana, en busca de su cartera.

- Si...si fuera en quien todos estamos pensando...- El teniente Luigi DiCaprio. Estaba claro que si fuera él, todo cuadraría pues habrían enlazado los sucesos vividos en Reims con la desaparición de los niños. Tenia que ser él. La descripción cuadraba.- Cálmate Daphne. Si lo que dice este hombre es cierto, puede que hayamos encontrado por fin la clave de todo esto.- Y puede que hubiera pegado al único testigo que podría incriminar al teniente en los hechos. Ya apartado del detenido Steffan expuso más abiertamente sus sospechas- Habría que preguntar al Mayor Walter Leighton qué sabe del teniente DiCaprio.