Partida Rol por web

El viaje de la familia Kelmstein resulto ser de lo más tranquilo. En parte por el operativo de seguridad que diseño Ser Heine que los mantuvo tranquilo desde el castillo hasta el camino real pero también por el movimiento que había por el casamiento y el torneo. Lord Kelmstein calculo el momento justo para la partida ya que quería que su familia viera lo colorido que se ponían los caminos hacia un torneo. Durante el viaje se cruzaron con caballeros errantes que portaban blasones de los más extraños y también caballeros que representaban a alguna familia de las invitadas a la boda como Ser Willis Wode que vestía el emblema de la casa Whent de Harrenhall.
Patrek Mallister se encontró con la familia y viajo un tramo junto con ellos felicitándolos por la unión y contándoles algunas noticias de la tierra de los ríos. Otro tramo lo viajaron con un mercenario que probaría suerte en el torneo el hombre los hizo reír la mayoría del viaje contando sus anécdotas, muchas de ellas impropias para ser contadas delante de una dama como Lady Khatherin que con una mordaz mirada logro separar a este simpático hombre del grupo por el resto del viaje, no sin antes decirles que su nombre era Bronn y que ofrecer su espada al servicio de la familia si esta lo requería.

Finalmente en el horizonte se lograron ver las torres del castillo de la casa Vance, sin embargo el espectáculo a los costados del camino era más interesante que el placer de llegar a destino. Varias carpas se situaban al costado del camino, la mayoría era de competidores pero muchas otras de herreros y comerciantes que aprovechaban el evento para llenarse los bolsillos de oro. Así como de meretrices que saldrían tan ricas como cualquier vendedor de especias.
-Esto también beneficiara a la casa Vance, parte de lo que saquen eso comerciantes pasara a la casa de Lord Karyl en impuestos.- Comento Lord Kelmstein a su familia.

Al llegar a las puertas del castillo la familia fue recibida por todos los miembros de la casa Vance. Que formaban uno al lado del otro siendo coronados los extremos con enormes estandartes que mostraban el escudo de la familia: Cuarteado, un dragón de sable en campo plata y dos ojos dorados en un anillo de oro.

Gran parte del viaje había resultado sumamente entretenido para la joven pelirroja, la cual jamás había tenido la oportunidad de salir de su hogar en el pantano, excepto por lo que podía observar a través de los ojos de su compañera, lo cual no era mucho ya que usualmente no acostumbraba a alejarla demasiado de los dominios de su padre, ni tampoco de los alrededores del castillo. Durante la mayoría del camino, la bastarda se había mostrado ciertamente interesada en todos aquellos que se movilizaban a lo largo del mismo, descubriendo el por qué su padre había deseado que notaran lo colorido del viaje. Sin duda, no había hecho otra cosa más que conocer nuevas personas, los cuales en su mayor parte eran invitados al torneo, así también a la boda. Aquello había representado una visión increíble para la verdevidente, la cual había intentado obtener algo de información del resto de los viajeros, e incluso escuchando con atención las historias que algunos contaban, o simplemente limitándose a observar cada una de las heráldicas de cada invitado. La oportunidad de conocer a tantas personas, era ciertamente algo que apreciar, y Morgause intentó, en todo momento, aprovechar el viaje para conocer a cada una de las personas que pasaban por el camino, incluso si algunos no se hubieran mostrado muy deseosos de conversar con una bastarda. Aún así, estaba contenta de poder disfrutar aquella oportunidad que no siempre tendría, con lo mucho que deseaba conocer cada detalle del mundo.

Por su parte, la pelirroja se había preparado en demasía para el viaje, tanto pensando una buena presentación para su padre, cuando llegara el momento de presentarle al actuar como su heraldo, sino también cuando se trataba de vestirse de una forma apropiada, e incluso limpiar su cabello y cuerpo lo suficiente como para lucir más encantadora de lo usual, con un poco de ayuda de su perfume favorito a base de Rosa Oscura. Después de todo, sería la primera vez que podría conocer a tantas personas, y muchas realmente importantes, como para no mostrarse presentable como era debido. Entre sus vestimentas, había elegido uno de sus mejores vestidos. Una vestimenta refinada principalmente rojo burdeos, aunque también con una parte gris que la hacía ver realmente elegante y seria, teniendo en cuenta que sería el heraldo de su padre, por lo que era necesario mantener una imagen impactante así como respetable. Junto con la compañía de su gatosombra, no había duda de que daría algo que recordar a los invitados del torneo y la boda. Por otro lado, tampoco se había olvidado de llevar con ella su arpa, la cual permanecía guardada en una funda de cuero de gran tamaño, de modo que su instrumento no se arruinara durante el viaje. Tenía todo lo que necesitaría para realizar la presentación apropiada para Lord Vignar, ahora sólo quedaba que actuara como era de esperar de alguien que sería su heraldo, y ciertamente tocar su arpa... dando lo mejor de sí misma, lo mismo cuando hiciera uso de su voz.

En la última parte del viaje, incluso pudieron disfrutar de las historias de un divertido mercenario, incluso si no había duda de que carecía de cierto refinamiento, y que a Lady Katherin no le había agradado mucho su presencia. Aún así, a Morgause, quien no era alguien a la cual le importaran mucho esas cosas, le había caído en gracia, al punto de que le habría gustado que su padre le empleara como mercenario en su Casa, si no fuera por el hecho de que no deseaba "meterle ideas en su cabeza", ya que Lady Katherin no dudaría en complicarle la vida si proponía semejante idea, en especial cuando a la mujer no le agradaba demasiado que su esposo mostrara tanto afecto por su hija bastarda. Por esa misma razón, la pelirroja optó por mantenerse callada, prefiriendo observar el hermoso paisaje durante lo que quedaba del camino, al menos hasta que pudo notar las torres del castillo de la Casa Vance, causando cierta impresión en la joven verdevidente, la cual sonrió emocionada, no por la construcción en sí que representaba el castillo de los Vance, sino más bien por las carpas a los costados del camino, que despertaron cierto interés en la pelirroja, la cual desearía, en algún momento, observar lo que los comerciantes tenían para comerciar, así como ver si había algo interesante que apreciar entre tantas personas. De cualquier manera, no dudó en asentir ante las palabras de su padre, el cual tenía razón al asegurar que todo aquello llenaría de buena manera los bolsillos de los Vance. - Tenéis razón en vuestras palabras, Lord Vignar. Deben de estar muy agradecidos por éste día tan ideal para ellos. - Afirmó, a medida que se acercaban a las puertas del castillo, antes de prepararse para conocer a los miembros de la Casa Vance. Deseando no dejar en vergüenza a su padre, la joven pelirroja intentó mostrarse lo más bella y encantadora posible, manteniendo una presencia elegante en su postura y actitud, a la vez que observaba a cada uno de los presentes, esperando conocer a alguien que llamara su atención entre  los miembros de la Casa. Aquel viaje, no sólo representaba un beneficio para su medio hermano, Rantos, sino también para ella, tanto para actuar como el heraldo de su padre, como para intentar establecer una buena amistad o... incluso conocer a alguien que capturara su corazón. No tendría otra oportunidad en mucho tiempo para algo así, no cuando no acostumbraba a salir del castillo a menudo. Aún así, evitó pronunciar una sola palabra en todo momento, ya que aquello le correspondía a su padre, así como Lady Katherin, o como mucho algunos de sus legítimos hijos, sin duda.

Rantos fue  al lado de su padre durante el viaje. Buscaba, sin duda alguna, un puesto prominente junto a su padre. Optó por llevar la coraza sobre el jubón rojo, el mandoble a la espalda y una espada corta ornamentada al cinto. Quería presumir precisamente de lo que carecía: aptitudes marciales. También era consciente que al ser una casa joven muchos otros nobles avariciosos tomarían nota de estos pequeños detalles: los Kelmstiern parecen llevar armas... y seguramente las usen. Todo era imagen. Y Rantos sabía jugar con ella..eso no quitaba que estuviera especialmente bien con los viajeros que se encontraba. Los saludaba efusivamente y con alegría a pesar de portar el mandoble. "Voz suave y garrote grande"

-La boda será un gran evento para ambas casas padre, estaría bien recordarle Lord Vance-estaba corrigiendo a su padre parcialmente, no se podía decir el tratamiento de Lord sólo mencionando el nombre de pila de alguien- que estos eventos atraen gran cantidad de viajeros, participantes, invitados que dejan sus monedas por aquí...

Cuando llegaron a las tierras de los Vance rápidamente buscó con la mirada a su prometida. Su madre le había dicho que era bella.

Lady Alyse viajó como siempre en su montura Noche, adelantándose y retrasando su posición en varias ocasiones, entre la vanguardia a la retaguardia de la comitiva, procurando sin ser necesario asegurar el viaje y anticiparse a posibles emboscadas. El viaje resultó en un apacible trayecto hacia tierras de los Vance. En varias ocasiones cabalgó junto a Ser Heine, manteniendo con él conversaciones básicamente marciales, desde pedir opinión sobre técnicas de agarre, con algún doble sentido que otro, hasta derivar a una animada conversación sobre estrategias militares en situaciones de guerra. -Ser Heine, como sabrá tengo predilección por la hoja larga. ¿Cuál es su favorita? - le dijo riendo traviesa, mientras palmeó la empuñadura de su espada bastarda. Durante los últimos días se divertía intentando poner nervioso a Ser Heine, pero siempre sin faltarle al respeto.

En el viaje, saludó amablemente tanto a Ser Willis Wod como a Patrek Mallister.

El encuentro con el mercenario Bronn levantó en Alyse las sospechas. Nunca se fiaba de los mercenarios, pues algunos eran conocidos por cambiar de capa de un día para otro. Debía permanecer concentrada, pues cualquier participante del torneo podría ser enviado por los Cressey para cumplir su amenaza.

Ciertamente, una boda, y un torneo eran sinónimos de negocio y bonanza económica. A la llegada pudo comprobar el ajetreo y la cantidad de carpas y negocios que había allí montados. Alyse, no pasaba desapercibida, pues una dama cabalgando con armadura y una espada bastarda en el cinto no era habitual de ver y acaparaba muchas de las miradas. Ella en todo momento se mostró erguida.

Al llegar a las puertas del castillo de la casa Vance, sus miembros les esperaban formando. Lady Alyse con su armadura oscura, se mantenía un paso por detrás de sus primos y de Lord Vignar y Lady Katherin. En todo momento mantuvo un porte marcial a la par que esbelto, con su melena limpia y morena, al paso sobre su elegante montura totalmente negra. Una auténtica Kelmstiern.

Una boda implicaba muchos asistentes, muchos asistentes implicaban muchos hombres y mujeres, muchos hombres y mujeres implicaban muchos cuerpos, a más cuerpos, más oportunidad de compartir con alguno la diversión y el deseo en la celebración de la boda de su primo.

Disfruto del viaje y me dedico a las conversaciones casuales con los otros viajeros. Al ver aparecer carpas con todo tipo de servicios, busco a Sir Eberhard.

-Sir Eberhard. ¿Vendrías conmigo a ver los escudos a la venta cuando tengamos un momento ambos? Necesito algo que usar junto con la espada, y me gustaría disponer de vuestro buen ojo para saber si lo que tienen aquí es mejor que lo que tenemos en casa.

Tomo nota mental de la apreciación de padre. La boda les esta saliendo muy bien a los Vance.

Elijo para mi viaje llevar ropa cómoda de viaje, con mi espada y armadura junto al equipaje. Pido refrescarme antes de la presentación formal, para llevar una vestimenta más apropiada. Finalmente, me presento ante nuestros huéspedes con lo mejor que tengo en el armario.

No le fue fácil al caballero preparar la seguridad de la comitiva. Debía hacer que estuvieran seguros pero a la vez cómodos, nadie quiere un guardia soplándole en la nuca todo el día. Consultó también con el castellano antes de partir. Su opinión era importante para Eberhard, pero aún más lo era que el anciano pensase que le importaba al caballero. Por suerte, las decisiones del caballero fueron acertadas y el viaje hasta el Descanso del Caminante fue tranquilo y sin sobresaltos.

En varias ocasiones, cuando el caballero tomaba la cabeza de la comitiva para asegurarse de que no había peligros inminentes en el camino (aunque ya hubiera mandado a un explorador a campear una legua por delante de ellos) se había acercado Lady Alyse para pasar el rato y mantener conversaciones mundanas. La compañia de la muchacha siempre le resultaba grata al caballero, aunque esta no encontrase mayor placer en la vida que hacerle rabiar, el caballero terminaba la mayor parte de veces riéndose tras el enfado. A la pregunta de Alyse sobre su arma predilecta respondió:

- No se si tengo un arma predilecta milady, pero sin duda el lanzamiento de pomo es mi maniobra preferida -ante la cara de extrañeza de la muchacha el caballero se echo a reir- Deberíais pedirle al maestre que os muerte ese antiguo manuscrito sobre combate con espada a mano y media. Si alguien es capaz de atreverse con una maniobra como esa sois vos -termino risueño.

La llegada al destino hizo que el caballero soltase la tensión acumulada durante el viaje: Su misión principal había concluido. Pero debía seguir manteniéndose alerta ante posibles atentados contra la vida de cualquiera de los Kelmstiern. Se fijo en todos ellos mientras pasaban entre las gentes del pequeño mercado, todos con el pecho henchido, mentón en alto y porte ilustre. Una visión bastante ridícula a ojos del caballero, pero así eran los nobles.

Cuando Rantos se acerco al caballero este se mostró gustoso en poder ayudarle:

- Por supuesto joven señor, será para mi un placer prestarle mi conocimiento.

Lord Karyl dio un paso al frente cuando llegaron sus invitados y abriendo los brazon en modo de bienvenido comenzo a hablar.
-Espero que el viaje haya sido ameno para toda la familia, les doy la bienvendia a mi castillo.- Dijo con una sonrisa.
Les presentare a la familia:
 -Ella es mi amada Esposa Dhalia Vance. Se encargará de que todo en la boda salga perfecto para beneficio de ambas familias-

-Ella es mi hija menor la bella Rhialta y se siente muy entuciasmada por celebrar esta boda en nuestro castillo.-

-El es nuestro escudo juramentado y quien representara a la casa en el torneo de justas y combate cuerpo a cuerpo. Su nombre es Ethan Shawney-

Y finalmente les presento a mi hermosa hija. Heredera de la casa vance y el motivo por el cual todos nos encontramos aqui.- Dijo con una gran sonrisa mientras miraba a su hija a los ojos.

Parecía que su medio hermano, Tristan, tenía pensado visitar a los comerciantes que se encontraban vendiendo sus mercancías en los costados del camino, haciendo uso de la protección que Ser Heine le ofrecería a uno de los hijos de Lord Kelmstiern. Por un momento, la joven pelirroja sintió la tentación de unirse a ellos, principalmente porque deseaba ver lo que podría encontrar entre tantas mercancías a la venta, si bien, al final, consideró que sería mejor dejarles solos, ya que aquello no haría otra cosa más que dificultad la tarea del caballero, al tener que cuidar a dos miembros importantes de la Casa. Morgause no deseaba crearle problemas a Eberhard, incluso si éste podría aceptar la idea. Además, sería mejor que ensayara para la presentación de su padre, cuando llegara el momento apropiado. Debía de pensar con claridad la melodía que tocaría, e incluso practicar un poco para no cometer demasiados errores en dicha actuación, y lo mismo se podía decir respecto a lo que diría durante la presentación. Después de todo, no deseaba ponerse en nervioso en medio de la presentación, y hacer quedar a su padre en vergüenza frente al resto de los invitados. Aquello no sería para nada bueno, no cuando la pelirroja quería que su padre estuviera orgullosa de ella. No podía negar que estaba aún un poco nerviosa ante la idea, ya que era la primera vez que actuaría como el heraldo de alguien, por lo que incluso su compañera, Nor, podía percibir lo nerviosa que estaba, lo que hacía que la gatosombra también se mostrara tensa ante la actitud de Morgause.

No obstante, mientras tenía en cuenta el nerviosismo en ella, la idea de que podría fracasar durante la presentación y arruinarlo todo, Lord Karyl Vance no tardó mucho en darles la bienvenida, abriendo los brazos de una manera que hizo que la pelirroja sonriera complacida, incluso si aquello podría ser más una cuestión de mantener las apariencias. Después de todo, no había olvidado que había cierta rivalidad entre las Casas, por lo que no todo debería de ser como parecía, por supuesto. Sin embargo, a medida que el Señor de la Casa Vance presentaba al resto de los miembros de su Casa, la atención de la bastarda se centró al principio en la que parecía ser la mayor de las hijas, hasta que su mirada permaneció completamente fija en la chica de menor edad, probablemente de una edad similar a la de Morgause. Era hermosa, ciertamente... demasiado. Si la pelirroja había pensado que habría pocas chicas que pudieran hacerle competencia en su belleza, era posible que Rhialta fuera la excepción. Tras asentir de manera breve a las palabras de Lord Vance, la bastarda no dudó en volver a mirar a la joven doncella, antes de dedicarle una cálida sonrisa, gentil, como si deseara llamar su atención. Tal vez se equivocaba, tal vez la joven era sólo hermosa, y en el fondo era insoportable, o una mala persona. No obstante, su belleza hizo que la pelirroja se sintiera al menos atraída por ella, lo suficiente como para desear conocerla un poco mejor. Si luego era o no lo que había imaginado, aquello sería otra cuestión. De momento, deseaba conocerla, de eso no había dudas. Por otro lado, su gatosombra pudo notar la atención que Morgause le dedicaba a Rhialta, por lo que no dudó en frotar su cabeza contra ella, esperando su parte de la atención, a lo que la pelirroja tan sólo respondió con una delicada caricia detrás de una de las orejas, mientras mantenía su mirada en la hija menor de los Vance.

Rantos que se había bajado de su imponente destrero saludó con un gesto y una sonrisa a Karyl y cuando su padre le indicó que procediera a presentar a su casa lo hizo con honor:

-Lord Vance, ha sido un viaje muy agradable y las tierras y habitantes bullen con el evento en ciernes ... es un gran placer conocer a su familia y esta es la mía

Señaló a Lord Vignar y lo presentó:

-Lord Vignar Kelmstiern, señor de la Casa, formidable en las Justas y mejor padre.

Luego su madre:

-Lady Katherin Kelmstiern, señora de la Casa , brillante y cariñosa madre.

Fue el turno de su hermano pequeño:

-El es Tristan Kelmstiern, mi noble, guapo y valiente hermano.

Prosiguió con su prima:

-Ella es Lady Alyse Kelmstiern, mi prima y una gran persona de confianza - Rantos evadió presentarla como hábil guerrera, no quería líos, aunque era evidente por las armas que no era una mujer normal.

Citó al caballero ahora:

-Él es Sir Eberhard Heine, caballero de la casa y hábil guerrero.

Finalmente miró con cara de circunstancia a Morg:

-Ella es Morgause Ríos y su impresionante gatosombra Nor

Lo sentía por su hermana, pero estaba en la obligación de presentarla la última por cuestiones de protocolo. 

Sir Eberhard hizo un saludo desde su caballo cuando Rantos le mentó. Estaba colocado por detrás de todos los miembros oficiales de la familia, para que pudieran dirigir la comitiva a la llegada. Era importante dar una buena imagen.

Lady Liane dio un paso adelante e hizo una reverencia a la familia de su futuro marido.
-Muchas gracias por haber hecho este largo viaje, los haremos sentir como en su castillo, si gustan tenemos preparado queso y vino para que puedan comer luego de este viaje tan agotador.- Agregó tomando las riendas de la recepción al igual que lo hacia su par, y a su vez su futuro marido, de la casa Kalmsteirn.
 La invitación se hacía extensible claramente a Lady Alysse, que era prima de su marido y Ser Heine que era parte de la guardia personal del Lord.
Los mozos de cuadra ya vendrán a recibir a los caballos para darle su atención y las criadas los ayudaran a llevar su equipaje a las habitaciones del castillo.

Rhialta Vance guardo silencio en todo momento, sabía perfectamente que la protagonista de esta festividad era su hermana y no tenía intenciones de opacarla ni quitarle protagonismo de algún modo.
 Sin embargo la mirada y la sonrisa que le regalo la hija natural de Lord Vignar la hizo levantar su mano muy disimuladamente para saludar a la chica. Su rostro comenzó a ruborizarse, tal vez sea por la belleza natural de Morgause o porque estaba maravillosamente ataviada, lo cierto era que la joven salió de su papel secundario para interactuar un poco mas con la familia.
 Justamente fue su grito de susto al ver al gatosombra el que rompió esa armonía generada por ambas partes.

Lord vance escucho el grito de su hija y miro en dirección a la joven Morgause, su reacción instintiva fue abrir sus brazos y empujar a sus mujeres pera atrás, usando su cuerpo como escudo.
Por otra parte el escudo juramentado de la casa Vance desenfundo su espada y la apunto hacia la bestia. El desenvaine de su arma hizo que toda la guardia de Lord Vignar desenfundara sus armas para proteger a sus señores.
 Copiando esta actitud de sus ahora tal vez "enemigos" la guardia de Lord Vance apresto sus armas también y las dispuso para el combate.

Lord Vignar fue el que tomo las riendas de la situación, tanto era el tiempo que la familia pasaba con el gatosombra entre sus muros que habían olvidado que eran un animal considerado peligroso para el común de la gente. Se sintió un poco responsable por no percatarse de este problema y lamentaba la reprimenda que sufriría por parte de su esposa esa misma noche.
-Lord Karyl.- Dijo adelantándose con su espada en la mano. -Tranquilo, esto no es más que un malentendido.- Agregó adelantándose a su familia y tirando la espada al piso para apaciguar las aguas.
 Tal vez fueron Lady Alysse y Ser Heine los mas notaron el peso del gesto de Lord Vignar. Un guerrero afamado se había visto obligado a desarmarse frente a su antiguo rival y sus hombres sin siquiera presentar batalla, todo con el fin de preservar la unión marital de su hijo con Lady Liane.
-El animal es una simple mascota, no más peligroso que cualquier ratón que habita en un castillo.- Comento el señor rogándole a los dioses antiguos que esta recepción no terminase en un baño de sangre.

La verdad era que la pelirroja realmente deseaba comer algo, luego del largo viaje que habían tenido que tolerar hasta ese lugar, por lo que no había duda de que las palabras por parte de su futura cuñada, eran más que bienvenidas. Era bueno saber que eran bienvenidos en aquel sitio, y que podrían disfrutar de cierta comodidad como era debida, en especial en el caso de sus medio hermanos, así como su padre. Aún así, la joven bastarda se mantuvo callada, principalmente porque no deseaba hablar a menos que le dirigieran la palabra, no cuando no era su lugar expresarse en ese momento, no cuando era Rantos quien debía de hablar por todos. Sería un poco extraño que ella se expresara, ni hablar de una falta de respeto, cuando había otros de mayor estatus social que ella. Por esa razón, prefirió continuar observando a la hija menor de los Vance, ciertamente embelesada por su belleza, y sintiendo un fuerte deseo por conocerla. El hecho de que habían sido invitados a comer, no era más que otra oportunidad con la cual podría conocer de mejor manera a esa hermosa chica, siempre que Morgause también estuviera incluida en la invitación, incluso si era una bastarda. Lo bueno, también, era que otros cargarían su equipaje, si bien ella no pensaba separarse de su instrumento, no cuando se trataba de una de las posesiones más valiosas para ella, además de su vestido, claro. No pensaba arriesgarse a que dañaran su arpa. Aquel era un riesgo que no pensaba permitir.

No obstante, en el momento en el que Rhialta alzó su mano para saludarla de manera disimulada, sirvió de motivación para que la pelirroja hiciera lo mismo, para luego acrecentar su sonrisa, ciertamente encantada con el hecho de que la joven fuera reciproca con la atención que le dedicaba. La belleza de la chica no hizo más que mejorar en cuanto ésta se ruborizó por algún motivo en particular, tal vez porque le daba vergüenza saludar de esa manera a una bastarda, o tal vez porque también la consideraba atractiva. Sea lo que fuera, la verdevidente no pudo evitar permanecer congelada, tan sólo observándola embelesada, producto de la belleza que la joven Vance hacía gala en ese momento. Nunca había conocido a ninguna chica tan atractiva, por lo que no había duda de que era algo a lo que Morgause no estaba acostumbrada. Además, parecía tan... adorable, que era difícil contener su deseo de conocerla, y saber cómo era, o las cosas que a ésta le gustaban. Lamentablemente, aquel momento de fascinación, no perduró por mucho tiempo, no cuando Rhialta gritó al notar la presencia de la gatosombra de Morgause. La pelirroja estaba tan acostumbrada a la aceptación de los sirvientes y sus familiares, respecto a su compañera animal, que no había pensado en la posibilidad de que a los Vance no les agradara mucho la presencia de dicha criatura. Lo peor de todo era que Nor había asustado a la joven hija de los Vance, algo que la bastarda jamás habría deseado, no cuando deseaba conocerla un poco mejor, no cuando había quedado tan embelesada por su belleza. ¿Cómo se suponía que arreglaría aquella situación? ¿Qué se suponía que debía de decir?

Para empeorar las cosas, Lord Vance no tardó en reaccionar de una manera bastante problemática, haciendo que el resto de los soldados se mostraran preparados para combatir en cualquier momento, algo que hizo que la joven pelirroja se sorprendiera y preocupara por la seguridad de su padre y su familia. Aquello no era algo que había deseado en lo más mínimo. Se suponía que Nor iba a ser parte del espectáculo cuando presentara a su padre en el torneo. Por fortuna, Lord Kelmstiern no tardó mucho en intervenir, intentando calmar la situación al explicar lo que era Nor, y por qué no debían de preocuparse. Comprendiendo que era momento de que interviniera ella también, la pelirroja tragó duro, mientras consideraba lo que diría o lo que haría para apaciguar la situación en la que se encontraban todos. No tenía sentido arruinar la boda de esa manera, por algo tan simple. - Nor no le haría daño a nadie. Ella me obedece. - Aseguró en un tono suave, mostrándose tranquila, luego de haber juntado suficiente valor para expresarse frente a todos. - Ella está aquí como parte del espectáculo durante la celebración del torneo. Soy el heraldo de Lord Kelmstiern, y Nor es mi compañera, mi mejor amiga. No tenéis nada que temer. - Prometió con tranquilidad, pronunciando el nombre de su Casa al mencionar a su padre en vez de como siempre lo hacía, "Lord Vignar", algo que sólo hacía entre miembros de la Casa. De cualquier modo, no tardó mucho en mirar a la hija menor de los Vance, a la cual volvió a dedicarle una sonrisa gentil, para luego extender su mano a modo de invitación. - Acercaos, Lady Rhialta Vance. No os hará daño. Podéis acariciarla si lo deseáis. Ella me obedece, y estoy segura que quiere conoceros. - Afirmó en aquel tono dulce, con su voz melodiosa, a medida que invitaba a la joven a acercarse para jugar con su compañera animal.

Mantengo una actitud formal y protocolaria. Rápidamente, el centro de atención se ha puesto en mis hermanos, y ahora mismo no me siento muy cómodo interactuando con ellos. Trato de no cambiar mi semblante cuando Rantos me presenta. ¿Sorna, hermano? Mi siguiente pensamiento fue si Rantos pensaba presentarse a sí mismo, o le presentaria padre.

Dedico mi atención a los cuatro Vance. Trato de hacer pasar por curiosidad mi desconfianza hacia ellos.

Al saltar todas las alarmas por Nor, me mantengo tranquilo y expectante, aunque una parte de mi esta pensando en si habríamos de desenvainar. Un nudo se forma en mi estomago, e intento alejar el miedo pensando en comprender la reacción de los Vance. ¿Lord Vance no puede intuir que Nor no es un peligro, si ha viajado con nosotros, o está tratando de ganar una posición de fuerza?

Espero a que Lady Rhialta reaccione de una forma u otra a la invitación de Morgause, y me adelanto un paso para proponer algo que calme las aguas.- Comamos, familia, y dejemos atrás este malentendido con la seguridad de la tradición protegiéndonos a todos.

Durante las presentaciones Alyse se comportó siguiendo el protocolo, siempre un paso por detrás de la rama principal Kelmstiern, desde dónde pudo apreciar la belleza de la prometida de Rantos y también la de su hermana, que no tenía nada que envidiar. Le llamó la atención el atractivo Ethan Shawney, un posible rival en el torneo tanto para ella como para Sir Heine. A pesar de intentar disimular, Alyse no pudo contenerse y tendía a sostenerle la mirada más tiempo del prudencial. Eso no impidió que Alyse diese un paso enfrente y desenvainara automáticamente tras la reacción agresiva de la guardia anfitriona y Lord Vance tras el grito de Rhialta ante la presencia de Nor. No fue hasta que lord Vignar lanzó su espada al suelo y puso paz, cuando Alyse se tranquilizó y secundó a su tío, envainando de nuevo. También Tristan intervino hábilmente, parecía que intentaba rebajar la tensión. Mientras Morgause invitaba a Rhialta a acariciar a la gatosombra, Alyse no pensaba bajar la guardia ni dejar de lanzar miradas a Shawney.

Rantos se complació de escuchar a su prometida, parecía lista y bella a la vez...iban a ser una gran pareja. Aunque parecía tener personalidad, lo cual podía llevarle a conflictos, pero bueno, eso era parte de la sal de la vida.

Para Rantos no pasó del todo desapercibido el intercambio de miradas entre su hermanastra y su futura cuñada, aunque jamás se imaginaría los motivos reales. No obstante, el grito de Lady Rhialta tomó por sorpresa a Rantos quien vio como los guardias de los Vance tomaban una posición de guardia. Su padre, Lord Vignar Kelmstiern intervino arrojando la espada...jamás había visto hacer algo así a su padre, lo cual agradecía, se ve que apostaba por este matrimonio. Rantos no desenvainó la espada pero si la lengua:

-Lord Vance, el aspecto fiero de la mascota solo esconde un animal noble y leal con el que convivimos en el castillo sin problemas y lleva con nosotros años.-dijo sereno reforzando las palabras de su padre.

La joven Rhialta aun se sentía un poco asustada cuando le toco escuchar las palabras de la dueña del gatosombra, sin embargo armándose de valor se acerco un poco a la criatura como para acariciarla. Fue la firma mano de su padre la que le impidió cumplir aquella tarea ya que el señor de Descanso del caminante tomo a su hija con fuerza impidiendo que tocara al animal. La chica obediente de los deseos de su padre se quedo quieta y no volvió a intentarlo.

-Creo que esto no fue más que un malentendido Lord Vignar, no sabíamos que la criatura podía hacer las veces de mascota, aquí no solemos verlos mucho y solo sabemos lo que nos cuentan. Que son feroces y un gran problema para los cazadores. Le sugiero que si vuelve a viajar con la criatura avise mediante un cuervo.- Dijo la mujer en un tono que sonaba a reprimenda. -Así también podemos preparar un alimento adecuado para la criatura, no creo que coma queso ni que tampoco forraje como cualquier equino.- Agregó en un tono más tranquilo, desviando la atención sobre el semblante amenazador que tenia la criatura a uno de gestión y etiqueta.
-Ahora que todo está más tranquilo sugiero a Ser Ethan y a toda la guardia presente que enfunde sus armas, no vinimos a pelear vinimos a celebrar una boda.- Agregó adelantándose a la mano protectora de su marido.