Partida Rol por web

El zumbido del timbre perforó el alboroto que ocupaba los pasillos de Highbrooke ahogando las animadas conversaciones de sus estudiantes, que trataban desesperadamente de agotar los últimos segundos de conversación.

Jim avanzó en dirección al aula donde escucharía por última vez uno de los acostumbrados monólogos del profesor Baker, que esta vez sería más “profundo” y “emocional” ya que se vaticinaba una densa charla (¿charla? Soliloquio más bien) sobre el futuro, hacerse adultos y todas esas cosas en las que Jim no quería pensar. Se paró por un momento para disfrutar ensimismado del panorama pensando en el invierno que pasaría enclaustrado en su casa. La gente marchando por los pasillos con cara de hastío, las disputas entre grupos, los golpes de las taquillas cerrándose violentamente a causa de las prisas… Voy a echar esto de menos… no ha estado tan mal después de todo. Es triste pensar que muchas de estas personas no volverán a verse cuando acabe el curso…

Jim observó a Sidney entrar al aula desde lejos. No pudo evitar recordar a Malcolm y sentir un nudo en el estómago. Deberías estar aquí, tío, esperando tus notas y haciendo ruido… pero… Jim vio entonces como Lindsey entraba en el aula y despertó de su ensimismamiento. Se acercó a paso ligera hacia la puerta a tiempo para ver como su amiga molestar a Sidney. Jim apartó la mirada. Siendo una persona pacífica como lo era él, no le agradaba esa parte de Lindsey, pero prefería evitar el conflicto haciendo caso omiso a esas pequeñas  transgresiones. Al apartar la vista vio a Kurt y a Troy a poca distancia el uno del otro, con el rostro encendido ambos. A la espalda de Kurt, Mercy trataba de calmarlo y frente a él se unió Lindsey, convenciéndole de que parase.

Al percatarse de la tensión de la escena, Jim dejó sus cosas en uno de los asientos de la primera fila y se acercó buscando instintivamente a Derek con la mirada, pues era bien sabido que Derek era la única barrera entre Troy y Kurt. Jim se acercó al flanco izquierdo de Troy, y posó su mano en el hombre de su compañero.

- Hey Troy, tranquilo tío, que es el último día antes de las vacaciones. No merece la pena terminar con una pelea, ¿no?

Derek ya estaba por sentarse cuando escuchó el alboroto en la parte final de la clase. Allí Kurt y Troy se enzarzaban en una de sus interminables discusiones y Derek decidió no darle mayor importancia hasta que escuchó como una mesa se arrastraba por el suelo y la tensión iba en aumento. Se giró justo a tiempo para ver como Troy lanzaba la mesa a un lado y se encaraba con Kurt. Esta vez la cosa parecía que iba a terminar peor que en otras ocasiones si no lo evitaban.

De un salto se colocó en pie y dio dos zancadas para estar al lado de ellos. Afortunadamente Jim y Lindsey también estaban tratando de calmar los ánimos. Derek se hizo hueco entre los dos chicos empujando a ambos en direcciones opuestas y les pidió algo de calma.

-¡Eh tíos!. Dejadlo estar. Vamos.

Vio que Jim se dedicaba a calmar a Troy y él optó por hacer lo propio con su compañero de equipo, Kurt. Le extrañaba que el profesor Baker no se encontrara en el aula y lamentaba ese hecho, pues de lo contrario no se habría llegado a producir esa situación. Echó un rápido vistazo de reojo hacía la puerta esperando encontrar al profesor allí, como suplicando ayuda, cuando vio algo que le hizo cambiar el gesto y cuadrarse.

-Mierda...

El motivo de las lamentaciones de Derek no era otro que la llegada del director del instituto al aula. El joven muchacho esperaba que el profesor Baker, con su infinita paciencia y su buen hacer como mediador pudiera calmar los ánimos entre sus dos compañeros. Pero lo que encontró al mirar fue la confirmación de que las cosas sólo iban a empeorar en los próximos instantes. La pelea terminaría, pero el director no era igual de comprensivo que el profesor Baker.

Ellito Cameron era bastante joven para su cargo de director. Tenía el pelo moreno, una ligera barba de varios días y los ojos de color miel. Era delgado y conservaba un cierto atractivo. Sobre las orejas empezaban a asomar algunas canas que delatan su proximidad a la cuarentena. Apenas lleva unos años en el pueblo y aquel era su segundo año como director. Pese a su aspecto atractivo, era severo y autoritario. A su llegada impuso la dura disciplina de normas y castigos que necesitaba el descontrolado instituto Highbrooke antes de su llegada. Solía explotar en ataques de ira cuando se cabreaba, lo que solía ser muy a menudo.

-¡Ustedes dos!. - Gritó enfurecido hacía Kurt y Troy. -¿Qué cojones se supone que están haciendo?.

Su sola presencia ya era intimidante, y debía ser suficiente para que todos los que estaban de pie, en especial ellos dos, volvieran a sus asientos y se quedaran calmados y en silencio, pero además su voz autoritaria intensificaban aquel efecto.

-Espero verles a la salida en al aula de castigo. Ocupen sus asientos. El profesor Baker vendrá en seguida.

- ¡Ja! Es verdad, el baile - No era algo que estuviera dentro de las prioridades de Kat, aunque sabía que para Sidney sí sería en parte, una preocupación. Entonces Kat se agacha elegantemente, con una rodilla en el suelo - Sería un placer gozar de su grata compañía en el baile, ¿me haría el honor de acompañarme señorita? - Le coge la mano y la besa suavemente para mirarla con una sonrisilla pícara. Antes de que pudiese responder, escuchan ese infernal sonido, el timbre de inicio de clases. Kat se levanta agilmente y con paso ligero entran en clase.

Kat sigue a Sidney y se sienta cerca de ella, justo para ver la escena que estaban montando Troy y Kurt, seguida de la brillante actuación de las arpías Wells. Parecía que el dramatismo iba a ser el rey de la mañana, el director, lo que faltaba. 

Paralizada, no puede apartar la vista de aquel hombre, mezcla extraña entre atractivo e ira. *Castigados. Que mala suerte han tenido, justo ha tenido que aparecer el director* Una idea fugaz invadió su cabeza, desde luego sería divertido estar esta tarde en el aula de castigo con esos dos, todo un show.

Troy percibió bastante movimiento a su alrededor, aunque su atención estaba centrada en Kurt. Oyó un par de voces femeninas, y vió que alguien se interponía entre ellos. Cuando oyó a Jim y sintió su mano en el hombro, dió un par de palmadas en la espalda de su amigo, en señal de que todo estaba bien, mientras daba un paso atrás para alejarse del asunto, a pesar de no haber apartado la mirada de Kurt en ningún momento. Cuando se iba a girar para colocar bien su mesa, oyó la única voz que esperaba no haber tenido que escuchar aquella mañana.

- Mierda... -dijo en voz baja en cuanto el director Cameron les llamó la atención. Recogió su chaqueta y se sentó, a pesar de no tener mesa delante. El director podría haberse largado en aquel mismo momento, pero no, claro que no. Tenía que dejarles su regalo de Navidad. Troy recordaba haber sido castigado el primer día de algún trimestre, pero nunca el último. Dejó la chaqueta sobre el respaldo de la silla, agarró la mesa y la arrastró hasta su sitio, rompiendo el silencio que Cameron acababa de generar con su simple presencia. Se quitó los auriculares y se quedó mirando al director con resignación.

Mercy no sabía por donde agarrar a Kurt. Tenía los brazos completamente cruzados, por lo que me resultaba imposible agarrarme a él por uno de ellos, así pues, optó por agarrarle de la ropa y pegarle leves tirones tratando de que así aflojase mientras le murmuraba Osea Kurt vamos... no merece la pena saes... no? Pasa de él...

Por fortuna aparecieron Jim y tras él Derek para apaciguar los ánimos del todo. Si alguno podía hacerlo, sin duda era Derek. Mercy no puede evitar seguir la mirada de Derek cuando la desvió hacia la puerta y la expresión de su cara cambió completamente.

Antes de llegar si quiera a ver que  pasaba, la llegó esa voz, dura, seca, cargada de mal humor, rabia e ira. La piel de Mercy piel se tersó mientras su sangre se helaba al reconocerla: el director Cameron. El último día de clase no.... con él no... pensó mientras iba hacia su sitio. Su rostro cambió cuando anunció que el profesor Baker no tardaría en llegar. Prefería tragarse el discursito motivacional del profesor durante ocho horas seguidas, a tener diez minutos de clase con el director Cameron.

Era mono, mucho... muchísimo. De ser más agradable más de una se hubiese vuelto loquita por él, inlcuyéndola en la lista,  pero ese mal caracter.. debería hacérselo mirar.

Mercy miró a Kurt y a Troy de reojo juntos en la sala de castigos... eso es peligroso...

La idea de que Lindsey iba a pasar de ella ese día se esfumó nada más que la vio entrar en clase. Su gesto de amenaza, sin perder la hipócrita sonrisa que solía lucir, dejó a Sidney paralizada, sin opción a réplica, aunque... de nada hubiera servido responder a sus bravatas porque sabía que tenía las de perder.

Arpía.

Cruzó una mirada con su amiga Kat, sabiendo que ella lo tenía mucho peor ya que tenía que soportar a las hermanas Wells todos los días en casa. Era Kat quien de verdad le preocupaba ya que, el día menos pensado, sabía que su amiga podía cometer una locura.

Pero su atención, debido al ruido de una mesa siendo arrastrada, volvió a centrarse en la pelea al fondo del aula y, por unos instantes, pensó que había estado equivocada al pensar que ese día tampoco llegarían a las manos, tan cerca estaban los dos jóvenes de iniciar una pelea. Sin embargo, fueron tanto Jim como Derek los que actuaron como ángeles guardianes apaciguando a los belicosos. Desde luego el papel que Derek desempeñaba era fundamental para que esos dos no se mataran. Pero fue otro el motivo que consiguió que la pelea quedara definitivamente zanjada, y ese motivo era nada más y nada menos que la presencia del director Cameron.

Al escuchar la voz autoritaria que resonó por toda el aula Sidney se quedó pálida, no porque pensara que ella fuera a sufrir algún tipo de castigo, al fin y al cabo no había hecho nada, sino por el hecho de que, desde el funeral de su hermano, no tenía ni idea como tratar con él. Era un hombre que a muchas chicas le parecía guapo, pero su mal carácter y la dura disciplina que había instaurado en el instituto desde que era director, no había pasado desapercibido para todo el mundo.

El silencio fue sepulcral, algo lógico sabiendo como se las gastaba el director y la facilidad que tenía para impartir castigos. Sidney se quedó rígida en el asiento, con la vista clavada en el libro que tenía sobre la mesa, pensando en todas las preguntas sin respuesta que se hacía sobre la vida del director Cameron.

¿Por qué no llega ya el profesor Baker?

Las sensatas palabras de todos a su alrededor, que bien por un bando u otro, parecían querer evitar la pelea, estaban haciendo mella en él, y casi, sólo casi, habían conseguido que se apartara de Troy pese a la desafiante y estúpida actitud de este. 

La otra idea que barajaba, y que había ido cobrando fuerza en su interior, era dar un cabezazo en la nariz de ese cretino y darle un bonito recordatorio para las navidades. 

A eso se debía la sonrisa que de repente se borró de su cara cuando Elliot Cameron, uno de los pocos a los que allí tenía miedo de cruzarse por los pasillos, habló desde la puerta. No sabía muy bien si su cara reflejaba ira por haber sido cortado o un horror extremo por haber sido pillado. Lo que si estaba claro, es que la vergüenza que sentía era totalmente visible. 

- Yo no... - Las palabras se le cortaron en cuanto se giró y vio el gesto autoritario y severo del director, y apenas fue más que un susurro. Tenía el último entrenamiento del año, uno de los más duros porque había que mantener el físico antes de las vacaciones, y el jamás se perdía uno. Aún así, sin duda intentar librarse del castigo en aquél momento solo habría servido para que fuera a peor. 

Echó una última mirada de odio hacia Troy, que ya se había dado la vuelta, y decidió seguir a Mercy hacia su asiento, dejándose llevar por los leves tirones que aún seguía dándole, sin decir una sola palabra. 

No estaba de humor para nada, y tendría que pensar algo rápido, no podía quedarse toda la tarde allí recluido, y menos con aquél tío...

Sentada en su asiento con los brazos apoyados sobre la mesa, Lindsey esperaba al Profesor a sabiendas de que si esos dos no paraban con la tontera la cosa empeoraría. Y razón tenía, cuando ve ingresar al Director portando ese halo gélido capaz de congelar a cualquier persona. 

Negando con la cabeza escucha su discurso, era de esperar pero no quería ensuciarse con ello. Eso sí, no tardó en clavar una mirada de reproche a su hermana por tal acción de defender a Kurt tan desesperadamente. Ya hablaría con ella sobre eso, tenía Mercy que cuidar más de su imagen y no comprendía porque se ponía tan tonta a veces. 

Y allí quedó la animadora, en silencio mascullando algún que otro pensamiento mientras esperaba que el Profesor Baker viniera, hiciera su trabajo y le dé la libertad que necesita. Tenía muchas cosas para hacer y odiaba estar aletargada en ese lugar. 

La tensa escena entre Troy y Kurt comenzaba a relajarse. Troy comenzó a recolocar su mesa y Kurt parecía estar cediendo a las palabras conciliadoras de sus compañeros… Y en ese momento la voz del director Cameron sumió a la clase entera en un tenso silencio que nadie se atrevía a romper. Era uno de los efectos del director, su simple voz era capaz de ahogar a cualquiera en una sensación de tensión opresiva. Cameron era la cúspide de la pirámide social de Highbrooke; daba igual lo popular, atlético o conflictivo que fueras, todos respetaban por igual a Cameron. Tal vez respeto no fuera la palabra adecuada, en muchos casos era algo más parecido al miedo, un miedo irracional que partía de su simple presencia intimidatoria y estricta.

Jim se dirigió en silencio al asiento sobre el que había dejado sus cosas. Antes de moverse estuvo a punto de dar un golpecito amistoso en el hombro de Troy, pero se abstuvo. Un escalofrío le recorrió la espalda al imaginarse al director considerándolo un desafío, una falta de respeto, o algo parecido. Jim estaba en la cuerda floja con Cameron. Estaba seguro de que el director sabía que no era tabaco lo que fumaba en los descansos, así que Jim se abstenía de cualquier conducta problemática cuando éste estaba delante.

Sentado sobre su asiento, Jim empezó a colocar mejor sus cosas, que había tirado sobre la mesa al ver el panorama al entrar. Mierda, si hubiera llegado el profesor Baker esto no hubiera pasado. Tal como están las cosas hoy no creo que encerrar a Troy y a Kurt juntos sea la mejor forma de calmar los ánimos.

Mercy permanece sentada en su sitio. Atenta a los movimientos del director, a su vista, la cual evita siempre que puede. Sobre su mesa está su bolso, el cual está abierto y puede ver en su interior el móvil. Mira a Kurt de reojo. Mira el móvil. Mira al director. Lárgate ya.... vamos... ¿Dónde está el profesor Baker? piensa para si.

Finalmente optó por apartar un poco el bolso de la mesa y colocar uno de los libros de texto sobre la misma, el cual abrió por cualquier página y se puso a mirar las imágenes que habían en el a modo de distracción, total... el 99% de ellas le resultaban desconocidas.. Al menos así no miraré el móvil ni cruzaré miraditas con nadie hasta que el general se marche.

-Me está cansando la actitud de todos ustedes. -Dijo el director Cameron. No se centraba en Troy y Kurt sino que hablaba más bien para toda la clase. Su mirada se cruzó con la de Jim y el entrecejo se le turbó aún más todavía. Luego miró a las gemelas y suspiró con fuerza. A Kat la fulminó con la mirada y a Sindey la miró con cansancio.

El profesor Baker entró en ese momento y se quedó mirando la escena sin entender muy bien qué pasaba. Abrió la boca para preguntarle a Elliot Cameron qué ocurría, pero hasta el señor Baker parecía quedarse intimidado por la presencia del joven director.

-Más les vale portarse bien. Van a lamentar su comportamiento.

Nadie entendía la desproporcionada bronca que les había echado el director. Bien cierto era que Troy y Kurt casi habían llegado a las manos, pero aquello ocurría por enésima vez. Lo que no era normal era que culpara a toda la clase de aquello y les dijera aquellas ultimas palabras amenazadoras. El director Cameron debía estar sometido a mucho estrés para mantener ese enfado en el último día de las clases antes de la Navidad.

El profesor Baker miró con reproche a Kurt y Troy, ahora le iba a caer bronca a él también en la próxima reunión de profesores. -Para una vez que llego tarde y me hacéis esto... -Debía pensar el veterano profesor. Pero tras un largo suspiro, ocupó su asiento frente a la mesa del profesor y descargó allí un pesado taco de folios con el que cargaba. Sin duda, las notas. Empezó a llamar uno por uno a sus alumnos y les dijo que podían irse cuando las vieran. Este año no había sermón a cerca del futuro profesional que les esperaba. A tanto había llegado el mal trago con el director.

Las notas habían ido según lo previsto. Todos habían sacado lo que esperaban. La única sorpresa fueron las calificaciones de Sidney Evans. Ella era una de las más aplicadas de la clase y había bajado sus notas a un suficiente raspado. No había suspendido, pero ella era una alumna de sobresalientes. Aunque después de los primeros meses de instituto en los que estuvo desaparecida, no era de extrañar que sus notas se resintieran. Todavía tenía mucho curso por delante para recuperarlo, al menos.

Las palabras del Director sólo confirmaron lo que Lindsey había pensado, no era muy difícil de imaginar si dos alumnos se pelean dentro del Colegio que el cuerpo docente esté enfadado. Nada era nuevo bajo el sol, ahora solo quedaba acatar y esperar a que el sermón termine lo más pronto posible, nadie sería capaz de aguantar a Cameron enojado. 

Una vez que las amenazas cesaron, la animadora esperó paciente a que la llamaran y en cuanto observó sus notas, una enorme sonrisa se dibujó en sus labios. Era de esperar que manifestara tal alegría, en verdad estaba dedicada al estudio y esos logros los obtuvo por si sola, dando por sentado dos cosas: el mérito propio y un acceso a Harvard. 

Ya con su folio en la mano, lo coloca sobre la mesa de su melliza con cierto aire malicioso. - Él día que llegues a tener estas notas por si sola, comenzaré a respetarte. - afirmó en un tono directo aunque al menos levemente hiriente. Era una competencia y Lindsey no podía evitar sentirse superior a su hermana en ello. 

Luego de celebrar a su modo el buen rendimiento académico, sale del aula con intenciones de ir a su casillero y de paso sacarle una foto a las notas para subirla a las redes sociales. Como de costumbre, alguien tan popular como ella buscaría las felicitaciones de sus seguidores. 

Mercy se quedó realmente sorprendida con el comentario fuera de contexto del director. No eran unos santos,eran adolescentes, pero se le fue un poco la pelota al dire en esta ocasión. Osea... Me está cansando la actitud de todos ustedes, saeis ¿no?. murmuró Mercy haciendo una burda imitación del director cuando le vió salir de la clase.

La segunda sorpresa la dio el profesor Baker, no habría charla y todos serían libres para irse. La idea entusiasmó a Mercy, pero descubrió enseguida que no tenía planes y sus amigas pertenecían a otra clase, la cual no podrían saltarse. Así pues, mientras el profesor Baker comenzaba a llamar a los alumnos por orden alfabético para recoger las notas, y sabiendo que ella era la última de la lista, sacó el movil del bolso y se dedicó a escribir en él.

Poco después, su melliza plantó su enorme trasero sobre la mesa de Mercy, sacándola del trance en el cual la tenía absorta el móvil. ¿Uhg? atinó a responder al ver a su hermana allí, a la cual ni tan siquiera pestó atención, pues según vió el papel de las notas, recogió sus cosas y salió corriendo hacia la mesa de Baker. Cuando este le dió el folio, Mercy le deseó felices fiestas y salió corriendo del aula, sin llegar a mirar siquiera su evaluación trimestral.

Mensaje de Mercy: Demuéstrame que no eres un animal y sabes controlarte y quizas vaya al baile contigo.... XXX M.
 

Mensaje de Mercy: Toda la mañana libre! Te apetece hacer una locura? Espero tu respuesta. M.

Troy cogió su chaqueta y se puso uno de los auriculares. Se acercó tranquilamente a la mesa de Baker y cogió sus notas. Se quedó allí de pié un instante, mirando al papel con el ceño fruncido. Miró a Baker, para después volver a fijarse en el papel. Sus notas habían subido, por primera vez en mucho tiempo. No eran ninguna maravilla, pero teniendo en cuenta el poco interés que le ponía al asunto, aquello era todo un milagro. Salió por la puerta de clase, aun mirando el papel con cierta sorpresa. "Tengo que darle las gracias a Sidney", pensó.

Sacó su teléfono, algo antiguo en comparación a los que llevaban sus compañeros de clase. Se apoyó en la pared para escribir y revisar la hora. Miró a su alrededor, deseando no encontrarse con Cameron. Esperó a que un grupo de alumnos pasara para salir entre ellos, intentando camuflarse en la multitud hasta que pudiera salir del edificio.

Mensaje de Troy: ¿Y perderme un aula de castigo con Kurt? Deja que lo piense, mmm... Te espero fuera, no quiero que me pille Cameron. ¿Tienes alguna idea en mente?
 

Cruzó el pasillo como una bala, no se detuvo ni en su taquilla. Llevaba el bolso con sus cosas, la llaves y la chaqueta, el contenido de la taquilla podía permanecer allí los quince días de vacaciones que tenían. Se puso la chaqueta sin detenerse y salió al exterior. Hacía frío fuera, pero el trayecto hasta su coche era corto. Bajó las escaleras con cuidado sólo faltaba que acabase en el suelo, con una pierna rota.

Abrió el bolso en busca de las llaves del coche y escuchó como su movil la alertaba de algún mensaje. Si sonó dentro, con las voces del alumnado ni se enteró, pero fuera había menos ruido. Luego recordó que Elise llevaba llave de proximidad, así pues cesó su búsqueda. Al llegar junto al coche y ver la puerta... y el lateral, montó en cólera.

Osea.. no se quien ha sido, no? Pero lo va a pagar, saes.. no? Osea.. como se puede ser tan... tan.. super cobarde... Mi pobre Elise... murmuró a regañadientes. Luego recordó que estaba a todo riesgo y que, siendo su papa quien era, no tardarían demasiado en volver a pintarlo y dejarlo mejor que nuevo.

Subió al coche y lo arrancó, poniendo la calefacción alta. Allí dentro, encerrada, comprobó los mensajes, respondiendo a cada uno de ellos¹.  Luego salió del parking haciendo rugir el motor del Lotus, dejando atrás el instituto.