Partida Rol por web

Troy agachó la cabeza y rió ante el comentario de Mercy. Después se giró y miró su vieja guitarra.

- Emm... Sí, pero si no conoces a ninguno de estos -dijo dibujando un círculo con el dedo, señalando los posters de las paredes.- no creo que te guste lo que hago. -agarró con fuerza la nevera y se dispuso a salir de la habitación.- A mis vecinos hubiesen preferido que me gustara un estilo de música distinto, eso tenlo por seguro...

Salió de la habitación, pero paró de nuevo a poca distancia de las escaleras.

- ¿Necesitas algo más antes de que nos vayamos? Ahí tienes el baño, -señaló alargando el cuello hacia la puerta junto a su habitación.- por si te hiciera falta. Voy a ir dejando esto en el coche. Si necesitas algo, ya sabes.

Comenzó a bajar por las escaleras. Una vez en la planta baja, se pudo oir su voz de nuevo.

- Como se te ocurra registrar mis cosas, te enteras.

Salió de la casa y dejó la nevera en el maletero, junto a las bolsas con la ropa de Mercy. Extraña combinación, le pareció. Cerró el coche y volvió junto a la puerta a esperar a Mercy.

Mercy miró las paredes siguiendo el gesto de Troy con el dedo. Nunca puedes decir si algo te gusta o no... si no le has probado antes. Le respondió rápidamente junto con un guiño, saliendo a continuación con él de la habitación. Se detuvo en el rellano, mirando la puerta que le señalaba Troy. Supongo que en el lago no tendré baño le respondió antes de cruzar la puerta y entrar en el aseo.

Para ser un baño de chicos, lo encontró muy limpio y cuidado. Mercy no se retrasó mucho, no quería que Troy pensase que estaba "registrando sus cosas", aunque ganas no la faltaron. Se lavó las manos y se miró en el espejo. Era increible el cambio que había dado con sólo cambiarse de ropa. Pero.. la faltaba algo.. sacó de uno de los bolsillos de la chupa de cuero el lápiz de ojos negro, que siempre llevaba consigo para retocarse y se pintó la raya en el párpado superior. Luego, con un poco de papel higiénico humediecido, lo extendió hacia arriba, creando así una original sombra de ojos negra la cual se iba difumiando y perdiendo en la parte superior del párpado. Repitió lo mismo con el otro ojo. Era una suerte que anduviese siempre con el maquillaje a las vueltas, de no ser así, no hubiese logrado ese efecto con el material que tenía. A ver si se da cuenta. le dijo al espejo y le tiró un beso a su imagen.

Limpió todo y salió corriendo por la puerta. Allí fuera le esperaba Troy, ya había dejado las cosas en el coche y se ve que esperaba para cerrar. Lista, te espero en el coche. Pero esta vez conduzco yo. Habrá nieve en la carretera y no te veo muy suelto para ello le sonrió y luego se giró y corrió hacia el coche. Subió y arrancó, esperando a Troy en él.

Una vez se subió en el coche, Mercy le preguntó.. tu reproductor de música.. es un mp3?

A pesar de que el día avanzaba, el frio parecía prevalecer. Cuando Mercy salió y se propuso para conducir, le tendió las llaves sin pensárselo mucho. Hacía demasiado que no iba por el lago Bemidji, y con su actual nivel de conducción, no quería ni imaginarse intentando llegar hasta allí. Subió al asiento del copiloto, y sacó su reproductor cuando le preguntó por él.

- Sí, pero no suelo llevar el cable encima. Si tienes un... -calló de pronto, mirando a Mercy detenidamente. Había algo distinto, pero no acababa de ver qué. Finalmente algo hizo "click" en su cerebro y se dió cuenta del maquillaje.- ¿No te he dicho que no tocaras mis cosas? No me gastes la sombra de ojos, que bien cara que me cuesta. -intentó seguir hablando sin reirse demasiado.- Si lo del mp3 lo dices por conectarlo al coche, necesito un cable. Si quieres voy a buscar el mio, pero dímelo ahora antes de que arranquemos.

Estaba ligeramente sorprendido sobre el interés de Mercy por su mp3. ¿Realmente quería escuchar su música?

Si tengo un.. ¿qué? preguntó mientras veía como Troy la escrutaba con la mirada. Oye! Yo no toqué tus "cosas" respondió recalcando mucho la última palabra. Pero no te preocupes, no lo haré.. ni aunque me supliques que "te las toque" le respondió con rintintín y riéndose después. Abre la guantera, tienes uno en ella. Ya te dije que no puedo opinar sobre lo que desconozco. le guiñó un ojo, metió la primera y salío con el coche de la calle.

Metió segunda, mientras el motor del coche rugía por la calle, Mercy miraba divertida como Troy buscaba en la guantera el cable, seguramente sorprendido por todo lo que estaba viendo a lo largo de la mañana. Pero ella estaba igual de sorprendida o más que él. No solo se sentía bien con esa ropa, sino que estaba agusto con Troy, mejor que con cualquier otra persona. No tenía que fingir, ni demostrar nada, ni andar pisoteando o humillando a nadie. Podía estar relajada y disfrutar del momento.

Pon lo que quieras, Troy. Yo conduzco, tu pinchas la música. Le sonrió de nuevo, mientras salian del pueblo rumbo al lago Bemidji, el cual estaba a unos pocos kilómetros del pueblo, pero seguramente les tocaría dejar el coche retirado de la parte del lago y caminar un poco sobre la nieve.

El comentario de Mercy sobre "tocar sus cosas" pilló a Troy ligeramente desprevenido. Cuando por fin reaccionó, se quitó el cinturón de seguridad.

- Pfff, entonces... -dijo mientras hacía el gesto de ir a salir del coche.

Volvió a sentarse bien y a colocarse el cinturón. Abrió la guantera y se frotó las manos, como el ladrón de una serie de dibujos animados, apunto de echarle el guante a un botín interesante.

- A ver. -dijo mientras registraba el compartimento.- Esto no... Esto tampoco... No voy ni a preguntar qué es esto... ¿Tienes edad para usar esto? Jesús... -bromeó.

Cogió el cable y lo conectó a su mp3. Cogió el otro extremo y comenzó a dar vueltas con el por el salpicadero del coche, intentando encontrar dónde conectarlo. No estaba acostumbrado a tanta modernidad. Finalmente dedujo dónde ponerlo, y dió al play. La música comenzó a sonar por los altavoces del coche. Troy cantaba por lo bajo algunas frases de la canción mientras las casas iban quedando atrás.

I only need you for a day
'cause I only want to be your Saturday savior.
I could be that impostor in your bed.

Rió los comentarios de Troy sin apartar los ojos de la carretera, aun no habían salido del pueblo y no quería darse un susto.

Mercy condujo con soltura por la carretera con restos de nieve en los laterales, iba ladeando la cabeza al son de la música. Creí que te gustaría otro tipo de música, ya sabes... con más guitarra eléctrica y voces intelegibles, donde predominan las voces graves y los gritos... creo que podría acostumbrarme a esto... sonrió mientras la canción continuaba sonando en la radio. Sólo que.. la escogiste aposta? Preguntó Mercy frunciendo el ceño. Ya sabes... la canción.. se escapaba un hilillo de preocupación en su voz.

Permaneció en silencio un rato, escuchando las canciones que Troy iba dejando sonar. En cuanto vió el cartel del desvío al lago, puso el intermitente. Como era de esperar, todo estaba completamente nevado, hasta la zona de aparcamiento tenia su buena capa de nieve. Por fortuna esa zona inicial estaba asfaltada y delimitada con varas de esas que marcan la altura de la nieve respecto al terreno. Realmente se podía descender más aun con el coche, pero era peligroso hacerlo.

Bueno... ¿que hacemos? ¿Dejamos aquí el coche con nuestra amiga en el maletero y bajamos un poco hacia la zona del merendero? Podríamos coger la manta del maletero, no creo que nadie proteste mucho por ello... sonrió a Troy. Además, no recuerdo cuando fue la última vez que vi el lago helado... en persona.. En su mirada tenía ese brillo que decía "di que sí, me muero por ir".

- No hace falta hacer más ruido para demostrar que tienes más mala leche. -contestó. Cuando Mercy hizo aquel comentario preocupado, la miró extrañado.- ¿A qué te refieres? ¿Por la letra? -frunció el ceño y negó con la cabeza.- No, claro que no. ¿Por qué iba a soltar algo así? -calló un instante, mirando de nuevo hacia la carretera. Dibujó una media sonrisa.- Además, hoy no es sábado.

Cuando el coche paró, observó su alrededor. Todo lo que podía verse era nieve. El camino hacia el lago estaba a escasos metros de ellos, pero incluso desde allí era difícil distinguirlo entre todo el blanco del paisaje. Escuchó la propuesta de Mercy.

- Te va a hacer falta la manta, si no quieres que se te congele el culo.

Sin decir más, bajó del coche y se dirigió al maletero. Sacó la nevera y dió un par de pasos hacia el camino, ahora algo mas fácil de divisar. Se giró hacia Mercy.

- Vamos, a ver si encontramos algún sitio donde sentarnos y dejar todo esto.

Comenzó a descender por el camino entre los árboles, con cuidado de no caer por culpa de la nieve, a ritmo lento para que ella pudiera alcanzarlo. Varios metros mas adelante podían distinguirse las mesas cubiertas de nieve, aunque el lago aun quedaba oculto a la vista.

Salió del coche, se coloqco bien la braga, con el dibujo hacia delante, se puso la capucha y se abrochó bien la chaqueta. Corrió hacia el maletero y sacó una manta de debajo de las bolsas de ropa, "grande, ligera y calentita" ponía en la bolsa que la cubría. Lo siento mona, tu te quedas el coche, yo la manta y el chico... le dijo a sus ropajes con rintintín. Luego miró a Troy. ¿Qué? Se merece eso y más. Le guiñó un ojo al muchacho, cerró el maletero y a continuación el coche.

Espera! No corras! le exclamó a Troy cuando notó como su pie se hundía en la nieve. Luego me di cuenta de que no llevaba los tacones... sino esa botas tan cómodas y calentitas que me aislaron del frío de la nieve. Seguí sus pasos mientras disfrutaba del paisaje. la tentaba sacar una foto y subirla a las redes sociales... quizás lo hiciese, pero sólo del paisaje y ya cuando no estuviesen allí...

La zona de las mesas no debería estar lejos.. si la vemos con la nieve... claro... Espero podamos diferenciar el lago de la tierra... bueno... nieve...

Descendió paso a paso, siguiendo las huellas que dejaba Troy, abrazada a la manta y pendiente de no caerse. Se alegraba del cambio de ropa. De venir con la que dejó en el maletero, seguro que ya se habría caido en la nieve, por no hablar de que estaría heladita de frío.

Esperó a Mercy y caminaron juntos. El camino descendía varios metros, hasta llegar a una zona algo mas plana, casi a nivel del lago. Allí podían verse varias mesas con bancos, completamente cubiertos de nieve. La linea de árboles terminaba un poco mas adelante, y a pocos metros podía verse el lago Bemidji, cuya superficie estaba completamente congelada. A aquella hora el sol daba alto, si hubiese sido mas temprano o mucho mas tarde, el reflejo sobre el hielo del lago hubiese sido cegador.

Troy se acercó a la mesamas cercana al lago. Dejó la nevera sobre esta, y vió con cierta sorpresa como se hundía hasta casi desaparecer. Se quedó mirando la nevera, después a Mercy y después la nevera de nuevo. Resopló con resignación y entrecerró los ojos.

- Así no se calientan. - dijo finalmente, como si hubiese sido parte de un plan premeditado. Sacó un par de cervezas y le acercó una a Mercy.- ¿Quieres que nos quedemos aquí, o nos ponemos mas cerca del lago?

Notaba el frío en sus dedos, cuanto deseaba en ese momento haber cogido los otros guantes en lugar de los de lana. Continuó caminando junto a Troy hasta la zona de mesas. Allí Troy caminó hasta la que estaba más cercana al lago, dejando la nevera sobre ella la cual, comenzó a hundirse sobre la nieve por el peso de las cervezas. Vió como Troy la miraba y miraba a la nevera, mientras trataba de aguantar la risa que le causaba la expresión de la cara de su amigo.

Eres... todo un genio! le respondió, dame un momento,  voy a colocar la manta antes.

Sin sacar la manta del plástico que la envolvía, la utilizó para quitar el exceso de nieve de los asientos. Luego rompió el plástico de tal manera que fuese el doble de su tamaño y lo colocó sobre el banco, usándolo de aislante. Aquí estaremos bien, al menos por ahora.  Seguidamente dispuso la manta de tal manera que podían sentarse sobre ella y taparse las piernas. Una vez sentada y con parte de la manta cubriéndola, golpeó el lado que había quedado libre, invitando a Troy a sentarse a su lado y resguardarse un poco del frío, a la par que tendía su otra mano para, ahora si, recibir la cerveza que la ofreció hacía unos instantes.

Creo que hubiese pegado más tomar chocolate caliente en lugar de cerveza fría, pero... un día es un día. pensó para si mientras la abría. Miró a Troy y mientras esperaba que el chico se decidiese, le dió un trago a su bebida. El frescor de la misma la hizo dar un escalofrío, pero su sabor era suave y, apesar de la temperatura, entraba muy bien. 
 

Observó, cervezas en mano, como Mercy usaba tanto la manta como el plástico para acomodarse en el banco.

- Diez puntos para Gryffindor -dijo asintiendo con la cabeza.

Le dió una de las cervezas y abrió la suya mientras miraba a su alrededor. En unos días, cuando comenzaran las vacaciones, mucha gente del pueblo iría hasta allí para pasar la tarde junto al lago congelado, aunque no acogerá tanta gente como en verano, cuando la nieve se toma un descanso. Pero en aquel momento, Mercy y él parecían lo único que se movía en la zona. Se sentó junto a ella.

Hacía ya tiempo que no ponía un pié por aquí. -dijo recordando tiempos pasados mientras daba un largo trago.- ¿Tú solías venir?

Se tapó las piernas con la manta e hizo un pequeño agujero en la nieve de la mesa para dejar la cerveza. Saco el paquete de tabaco y se llevó un cigarro a la boca, ofreciéndole después a Mercy

Quizás luego. Respondió declinando el cigarro que le ofrecía Troy en ese momento. Luego miró hacia el lago, recordando los tiempos en los que venía de pequeña con su familia y un poco más mayor ya con la bicicleta y su mejor amigo. Hacía años que no venía por aquí, ya sabes... en verano de pequeña mi padre nos traía a mi hermana y a mi. Luego empezó a salir con esa... zorra... y se acabaron las visitas al lago en familia. Pero aun me quedaba la bici y las excursiones junto a Malcolm... respondió con melancolía, el verano antes de empezar el primer curso en el instituto, fue la última vez que pisé por aquí. Ese año, comenzaron a cambiar muchas cosas y.... venir aquí fue una de ellas. Bebió un sorbo de cerveza antes de continuar, como si quisiera tragar aquel pesar y debilitar su mal sabor con el ligero amargor de la cerveza. Pero en invierno, creo que es la primera vez que vengo. Sobre todo porque, por si no te habías dado cuenta... en invierno por aquí, no se puede venir en bicicleta. Le dió un ligero codazo a Troy mientras reía, queriendo borrar el resto de la tristeza que la había invadido durante unos instantes.

¿Y tú? preguntó a continuación con curiosidad. ¿Venías mucho por aquí? Le miró entornando los ojos, tratando de dibujar a un Troy infante en su cabeza, buscando entre sus recuerdos a ese niño que un día fue el chico que estaba a su lado, pero a quien no lograba encontrar.

Se encendió el cigarro y escuchó a Mercy en silencio, sin interrumpirla. "Todos tenemos un pasado", pensó. Cuando el relato terminó, y tras recibir el codazo, Troy se quedó pensativo un segundo, intentando medir sus palabras.

- No tendrías que ser tan dura con la novia de tu padre. -dijo mientras cogía su cerveza.- Si él la ha escogido será porqué es feliz, no para joderte queriendo.

Al oir la pregunta de Mercy, se quedó en silencio mirando a la nada. Infinidad de imágenes pasaron por delante de sus ojos, mientras él hacía lo posible por no fijarse en ellas. Su gesto era ahora severo y ceñudo. Tras unos segundos eternos, finalmente habló, y la voz le sonó áspera.

- Dejamos de venir cuando mi madre se fue. Desde entonces, no he vuelto a venir con mi padre.

Se levantó de improvisto y se acercó al lago. Tenía la mandíbula apretada y los puños cerrados. Respiró hondo, intentando despejar la mente. "Todos tenemos un pasado", se repitió.

Mercy le vió alejarse, sabía perfectamente lo que era que una madre se marchase de tu lado. Se levantó y caminó tras él, dispuesta a animarle. Pero una sonrisa maliciosa se dibujo en su rostro. Mientras él caminaba, absorto en sus pensamientos, Mercy se agachó y cogió un buen puñado de nieve, la cual mantuvo oculta en su mano derecha, a su espalda. Se colocó en el lado derecho de Troy, y le puso la mano izquierda sobre el hombro.

Míralo así... tu al menos la conociste. Yo no tengo ningún recuerdo sobre la mía. Se marcho al poco de nacer mi hermana y yo. Le dijo con un tono solemne. Supongo que se dió cuenta de que había traido dos diablesas al mundo y prefirió alejarse de ellas. El tono había cambiado a uno algo más jovial y animado. Así que...  deberías aprender de ella... su gesto se tornó travieso. Lección uno! Nunca des la espalda a una Wells! exclamó mientras su mano derecha salía disparada hacia la cara de Troy, estampando en ella una gran bola de nieve y ella rompía a reir a carcajadas. Quería salir corriendo, pero las risas se lo impedian.

Sintió la mano de Mercy en su hombro. La escuchó hablar, y sus palabras se entremezclaban con recuerdos que hacía tiempo no se asomaban a la superficie de su pensamiento. "Lección que...?", pensó distraido, segundos antes de que un golpe frio le impactara directamente en la cara. Escuchó a Mercy estallar en risas, y los pensamientos sombríos se esfumaron, siendo reemplazados por ganas de cogerla y hundirle la cara en la nieve. Lanzó el cigarro y se giró lentamente, con esa mezcla de odio y ganas de reir que se siente al recibir una broma. Ni se molestó en quitarse la nieve de la cara.

- Lección dos: Mas te vale salir corriendo si se la juegas a un Jacobson.

Apenas acabó la frase, se abalanzó sobre Mercy y la cogió por la cintura. La levantó del suelo y la hizo caer sobre la nieve de espaldas. Se sentó sobre ella e intentó tirarle toda la nieve que pudo a la cara. Con una mano sujetó una de las muñecas de Mercy, mientras contra otra sujetaba un montón de nieve mal cogido.

- ¿Y bién? -dijo jadeando ligeramente, sonriendo.- ¿Te rindes?

Realmente quería correr, sobre todo cuando escuchó la lección dos... pero no podía ni andar de la risa, y más aún cuando el se giró con toda la cara blanquecina por la nieve. Al sentir como la agarraba y la levantaba, Mercy comenzó a chillar a la par que reir y no paró hasta que empezó a notar como la nieve la golpeaba en la cara, momento en el cual cerró la boca con fuerza, apretando los labios y aguantando las ganas de seguir con los chillidos y risas.

Pataleaba y trataba de revolverse, pero con Troy sobre ella, la resultaba imposible y cuando le agarró de la muñeca, Mercy dejó de zarandearse tanto, parando a la par que Troy cesaba de tirarla nieve. Sacudió un poco la cabeza, quitándose parte de la nieve del rostro, mientras trataba de recuperar un poco el aliento y trataba de poner cara de disgustada, pero se la veía sonreir a la legua. Abrió los ojos cuando escuchó la voz de Troy y acto seguido vió el cargamento de nieve que tenía en la mano. Se dió un tiempo, unos segundos de respiro.

¿No irás a lanzarme todo eso... verdad? dijo logrando poner carita de pena, mientras hundía su mano libre en la nieve, ¿No querrás volverte andando a casa? su brazo actuó como una catapulta, lanzando toda la nieve que pudo sostener hacia Troy, riendo nuevamente mientras gritaba ¡¡Noooo!!¡¡¡NOOoOOOOO!! ¡Paraaaaaa! antes de que Troy reaccionase si quiera al impacto.

No entendía porqué Kat tardaba tanto en salir de clase, quizás estuviera hablando sobre las notas con el profesor, aunque a Sidney le extrañaba bastane, el caso es que su amiga aún se encontraba en el interior y a ella no le apetecía volver a entrar para buscarla.

Por otra parte el pasillo empezaba a quedar vacío, sólo parecían quedar los que se habían acercado a ver qué había sucedido con el chico que había caído, el director incluido. No tenía ganas de tropezarse con él, sobre todo después de lo que había sucedido en clase, y si permanecía más tiempo allí parada seguro que acabaría viéndola. Lo mejor que podía hacer era aprovechar la oportunidad de que el director estaba ocupado atendiendo al joven que permanecía en el suelo, y de esa forma poder escabullirse hasta la puerta de salida.

A Kat le mandaría un mensaje para quedar después, y mientras tanto se iría a casa. Ya se le ocurriría en qué podría ocupar el tiempo una vez allí. Así que, sin fijarse en el grupo que atendía al alumno caído, se dirigió al exterior del instituto y, desde allí, iría caminando a su casa tranquilamente. No tenía prisa por llegar y un paseo, a pesar del frío que hacía, le sentaría muy bien.

Una vez fuera del coche el frío norteño resultó ser más que suficiente para enfriar el pensamiento de Jim… y todo su cuerpo. Lindsey lo siguió fuera del vehículo y mostró su preocupación por la conducta del chico, lo que hizo un nudo en el estómago de Jim, que se sentía culpable por no haber sido capaz de gestionar mejor la situación.

- No… no, claro que no. No es eso. Solo… me encontraba un poco mareado, y necesitaba tomar el aire. – Balbuceó torpemente, tratando de aliviar el desasosiego de la animadora.

Jim se fijó en que ella estaba tiritando y se dejó arrastrar sin la más mínima resistencia al gran edificio. El centro comercial, tan abarrotado como siempre, supuso un alivio a la cruel gelidez del exterior, pero aun dentro el ambiente era frío. Vale, Lindsey piensa que me ha ofendido y la he hecho pasar frío… bien, bien. ¿Cómo puedo ser más inepto? Creo que necesito unas caladas para relajarme… Jim observó a su compañera. Todo el instituto sabía que Jim fumaba, y una buena parte sabía que lo que fumaba era más verde que el tabaco, pero él nunca había fumado delante de Lindsey. No fue algo de lo que hubieran hablado, sencillamente no se dio nunca la situación ya que la compañía de su amiga distraía por completo su atención de todo lo demás. Recapacitando sobre ello, Jim decidió aguantarse las ganas. De todos modos ya fumé esta mañana… tengo que moderarme.

Mientras salía de su ensimismamiento la joven le recordó la torpeza dialéctica de antes.

- Debe ser el shock de haber visto a Kurt y a Troy amedrentados. Hoy se han caído dos mitos de Highbrooke - Bromeó excusándose. - Y ya nos portaremos mal en el baile de mañana.

Jim estaba pensando en el ofrecimiento de Lindsey de adulterar el ponche ellos mismos, pero un par de segundos después se dio cuenta de las connotaciones erótico-festivas de su última frase. En lugar de matizar se giró para pedir la comida, ya que era su turno. Recogió las hamburguesas y los refrescos de ambos y tomó la iniciativa de dirigirse al coche.

- Vamos, que se te nota cara de frío.

Antes de salir por la puerta Jim le dijo a Lindsey que esperase un momento. Posó la comida sobre un asiento junto a la puerta, se quitó la chaqueta y la pasó sobre los hombros de la chica. Inmediatamente después cogió los alimentos y reanudó la marcha hacia el coche. ¡Joder! ¡Joooooooder! Cuando sea rico me voy a mudar al país más caliente del mundo… Jim sintió el clima glacial sobre todo su cuerpo, pero decidió aguantarlo estoicamente, decisión que su cara no pareció entender.

- ¡Propongo que comamos las hamburguesas en un volcán o algo parecido! – bromeó con una mueca de frío. – Por cierto… por curiosidad… - Dudó un instante si continuar - ¿Nunca…? ¿Nunca te has arrepentido de romper con Kurt? Quiero decir, llevas tanto tiempo soltera que… bueno, no sé…

Lindsey adoraba el frío, era una de sus estaciones preferidas pero no pudo evitar en esta ocasión arrepentirse un poco de aquel gusto tan peculiar ya que sentía el cuerpo totalmente helado y no paraba de tiritar moviendo sus piernas de un lado para el otro. Ella no podía creer que una animadora siempre tenía que estar de falda corta todo el año, era un suicidio a la integridad considerando el frío que azotaba generalmente en Birchmont. 

-Mierda, siendo la capitana jamás pude cambiar el uniforme en invierno... es frustrante.- pensó la rubia mientras esperaba a que le tocara el turno en la línea de caja y así pedir las hamburguesas. Lo bueno de aquella situación fue el comentario de Jim sobre su estado, haciendo alusión a su mareo. - Pues, si es por ello no hay nada mejor que la respiración boca a boca, no vaya a ser que te quedes sin aire. - bromeó a través de un susurro bastante provocativo, aprovechando la distracción de su amigo mientras se ocupaba de la comida. 

En cuanto mencionó Jim sobre Troy y Kurt, la animadora se encogió de hombros ya que era habitual en ellos ese tipo de peleas propias de sentirse "hombres". - Descuida, es normal que suceda llevan años odiándose. Por lo pronto, ya sabes que lo único que me importa es disfrutar del baile contigo y si nos portamos mal mucho mejor. En realidad lo disfrutaríamos más.- respondió ante la frase que podía comprenderse en doble sentido haciendo un claro énfasis en el último comentario del chico. Si jugaba con las palabras escondiendo una indirecta, Lindsey también podría hacerlo. 

Finalmente luego de una espera para nada tediosa y con las hamburguesas custodiadas por Jim, salen del Centro Comercial para regresar al auto, no sin antes detener los pasos para que el chico realice su acto de caballerosidad ante la animadora. - Muchas Gracias, luego lo compenso en el auto necesitarás entrar en calor. - dijo provocando con absoluta libertad entre risas mientras salían del lugar. Y fue inevitable para Lindsey, dada la blancura de su amigo, observar como las mejillas y la nariz comenzaban a enrojecerse por el frío. - Abro rápido, vamos. - sugirió para que el noble caballero no padeciera la crueldad del clima que hasta el más valiente se congela en un abrir y cerrar de ojos. 

Una vez dentro encendió el coche para luego subir la calefacción, ella cuidadosamente se quita la chaqueta de su amigo dejándola en el asiento de atrás. - Si la quieres, allí está pero calculo que en cuestión de minutos recuperas la temperatura. - comentó deteniendo la mirada en Jim mientras el motor del auto calentaba para no sacarlo muy bruscamente y arruinarlo. - Sabes, te ves adorable con las mejillas así. - bromeó esbozando una dulce sonrisa mientras le acariciaba suavemente el rostro, denotando un cariño inmenso al hacerlo. Algo que sin dudas Jim no estaba acostumbrado por el tipo de relación que tenían, evidentemente ella había comenzado a manifestar otro lado desconocido para él y sin dudas para todo el instituto. 

Ya dejando el momento tierno de lado y a su amigo vaya a saber donde con aquella muestra de dulzura, conduce de forma tranquila recordando la pregunta que el chico le hizo sobre Kurt. Era importante para Lindsey si quería tener una relación más seria con Jim, aclarar todo desde un principio ya que eso eliminaba todo tipo de duda. 

- No estoy arrepentida de haberlo dejado, en realidad fue una alivio. Kurt no es mala persona, simplemente tiene humo en la cabeza y un ego más grande que sus músculos. La verdad es que durante todo este tiempo, ya van a ser casi dos años, decidí quedarme sola hasta que comencé a verte de otra forma porque antes de haber cruzado una barrera contigo no había encontrado un chico que en verdad me llamase la atención y mira que candidatos no me faltan... pero no pasa por ahí.. sino en como me siento con esa persona. Kurt es parte de mi pasado, sólo me preocupa Mercy que en vez de ser ella misma no para de seguir mis pasos al punto de ir hacia él con un alto riesgo de que sufra en medio.  - confesó de forma tranquila mientras giraba en una curva ya en plena ruta, en parte pensando sobre lo que estaba diciendo y también escogiendo un lugar tranquilo en donde estar con Jim. 

- Por cierto, arriba de un volcán... Me parece demasiado calor, nunca necesitamos algo así. - terminó por dejar otra provocación luego de un breve silencio, no quería tratar temas muy serios ya que estaban solos y era diversión asegurada. 

Cerca del instituto había un pequeño parque donde normalmente no solía acudir nadie salvo algún pequeño grupo de estudiantes que iban a fumar o a jugar a baloncesto en una de las canchas. Era un lugar tranquilo, y contaba con una zona de aparcamiento que siempre estaba vacía. Hacía allí se dirigió Lindsey y aparcó frente al parque para poder comer las hamburguesas con vistas a los árboles y de ese modo poder comer con la bonita visión de los árboles nevados. Algunos árboles se encontraban sin hojas, pero la gran mayoría de árboles de Birchmont, por no decir de Minnesota, eran pinos. Y en ellos se podía observar como el verde de sus perennes ramas contrastaba con el blanco de la nieve que los cubría.

Fuera hacía demasiado frío, por eso decidieron comer en el interior del coche. Lindsey dejó la calefacción encendida para que su pálido amigo pudiera recuperarse de su acto de heroicidad al prestarle la chaqueta y congelarse en el helado ambiente del pueblo. Las hamburguesas todavía estaban calientes, y la salsa de la carne goteaba arrastrando el ketchup hacía el fondo, por lo que tuvieron que andarse con ojo, y varias servilletas, para no manchar el flamante coche de la animadora. La conversación había ido derivando por diversos temas entre bromas de amigos hasta llegar al espinoso tema del que Lindsey no solía hablar: su relación con Kurt. Ella se explicó, y reveló sus auténticos sentimientos, pero después decidió bromear para soltar algo de tensión en el ambiente, y por qué no, trasladársela a Jim con otra provocación de esas que le hacían tartamudear.

Fue entonces cuando se percataron de que alguien les estaba mirando. No supieron decir cuanto tiempo llevaba allí observándoles, pero ambos lo notaron a la vez. Como si aquella mirada se estuviera clavando en sus cabezas. Un hombre extraño situado a varios metros del coche pero mirándoles fijamente. Estaba tapado con gorro de lana y bufanda, pero sus pequeños ojos se clavaban en los dos jóvenes ocupantes del vehículo. A ambos les sonaba de algo, como si lo hubieran visto antes. Jim cayó en la cuenta poco después. Ya lo había visto merodeando por el instituto otros días, aunque tampoco le habían dado importancia.