Partida Rol por web

Deshacéis el camino de la lonja hasta el hostal, con los coches con un compañero menos, como la anterior vez. De los 6 pacientes ahora estáis la mitad y uno de vosotros tiene la pierna  con el hueso dislocado y un montón de moratones, aunque ninguno habéis escapado libre de algún percance.

Miráis suspicaces a los turistas que avanzan tranquilos... si lo supiesen. Tras 15 minutos llegáis al aparcamiento, ahora hay un coche nuevo y una moto polvorienta en el aparcamiento. En la puerta del hostal como de costumbre se encuentra el niño jugando con sus soldados. Cuando salís de los coches aparece un hombre de entre los coches, al parecer os estaba esperando, es un tipo larguirucho, calvo con ojos fríos y mueca seria, al acercarse os pregunta con voz atona:- ¿Ustedes son los pacientes del doctor Muñoz? Tengo que hablar con ustedes, alguien conocido mio esta muy interesado en una transacción, que cree ventajosa para todos...-

Baja de coche, cansada por la noche que han pasado... quien la mandaría a ella meterse en la lonja... y en la biblioteca y en ese maldito pueblo de los cojones. Y por si fuera poco, un tipo con pinta de chalado y hablando como un chalado, se acerca a ellos para preguntar si son pacientes del doctor maníaco que les ha llevado a ese lugar para hacer solo Dios sabe que.

-Y usted es...

Lo mira con suspicacia.

El camino de regreso transcurrió en silencio. Cole permanecía en sus pensamientos y yo, lo único que quería hacer, era llegar al maldito hostal cuanto antes, no hacer sociales. Además, no había mucho por hablar. La procesión se lleva por dentro, dicen. Yo no pensaba demostrar a los demás lo que realmente sentía en aquel momento. No más debilidad, no en ese pueblo de locos.

Llegamos y el chico seguía allí, jugando, como la primera vez que lo había visto. Bajé del auto y me ofrecí a ayudar a mi compañero. No es que fuera cortés... a esa altura del partido, no quedaba otra que ayudarnos o todos saldríamos de aquel lugar con los pies hacia adelante. Corrección... seremos salchichas para el desayuno...

Un tipo nos salió al cruce apenas bajar de los vehículos. Salido de la nada, quería ofrecernos un trato. Rachel, la primera en encararlo, no dudó en preguntar por su identidad. Ya bastante teníamos con el doctorcillo y sus juegos como para tolerar ahora, que un tipo misterioso se nos apareciera así y nos quisiera cambiar las reglas del juego. Expectante, aguanté a ver que tenía para decir, sin dejar de fruncir el ceño. -Oye poli... si  lo deseas puedo ayudarte a llegar adentro... que el tío este nos siga si tanto le interesamos.

La presencia del desconocido me aplaza mi plan de registrar el coche de Jamal. Y me obliga a ocultar apresuradamente el arma del pandillero.

-Desde que estoy aquí he disparado contra mas "gente" que en toda mi vida... -... y ya casi ni me importa. Espero que esa no sea la cura. -Verbalizo antes de darme cuenta.

Cita:

-En realidad solo soy un vigilante, trabaje como... -Comienzo monotonamente antes de darme cuenta que la ejecutiva solo bromea. Sonrió agradecido y asiento mientras rozo suavemente la espalda de Rachel para que se percate de nuestra decisión.

-Alguna novedad soldado? -Pregunto con una sonrisa al muchacho mientras paso a su lado.

El hombre con voz atona contesta a Rachel:- Soy un intermediario, nadie importante, mi mensaje y vuestra respuesta si que lo són- En tanto Tiffany y Cole se marchan hacía la entrada, para ver si encuentran un lugar comodo donde dejar al hombre, al hablarle al niño no puede dejar de percatarse de que esta sudando a chorros, como si estuviese concentrado, sin dejar de mirar al hombre que esta enfrente de Rachel, mientras juega maquinalmente con sus soldados como si fuesen los resortes de un arma o los ajustes de un chaleco antibalas, está esperando que suceda algo.

En tanto el extraño hombre sigue:- Quien les hablo está muy interesado en la obtención de esos artículos que teneis en vuestro poder, que habeis obtenido de forma ilicita de sus dependencias. Pero esta dispuesto a olvidarse de que se los habeis sustraido, si los devolveis y  uno de vosotros se queda en el pueblo. El resto... puede marcharse sin ningún agravio- El hombre mira por un segundo al niño y le espeta mientras sonrie tenuemente:- Niño, puedes relajarte. No es con tu madre ni contigo con los que tengo que conversar...-

-No pienso quedarme en este pueblo. Nunca voy a abandonar a Sara. -Y, por supuesto tampoco se lo iba a pedir a ninguna de mis compañeras.

-Descansen soldado. Replieguese a la base mientras trabamos contacto. -Digo al niño mientras me esfuerzo en sonreír tranquilizadoramente.

-Tendrá que perdonarme. -Comienzo mientras, conteniendo un gemido, me aparto de Tiffany y encaro al desconocido. -Pero no cierro tratos por teléfono, Internet, ni en medio de la calle. Estaré encantado de invitarle a un café mientras negociamos. -Concluyo haciendo un elocuente gesto hacia el motel.

Mientras tanto compruebo lo concurrido de la calle. Y busco la mirada de mis compañeras preguntándome lo que estarán dispuestas a hacer para sacarle información a ese arreglador.

-¿Y que estas dispuesto a hacer tu? -Me pregunta sarcástica una voz en mi cabeza que no consigo indentificar.

La calle está poco concurrida, si acaso algún anciano paseando a su perrillo o algún turista despistado, que anda con su mapa dándoles vueltas para ver si consigue alguna referencia. De todas maneras el hombre a pesar de su siniestra relación  con la fuerza que domina este pueblo, no parece tener intención de haceros daño al menos en este momento, aunque mira al niño con cierto desdén, mientras este sigue jugando a los soldaditos a pesar de lo que le ha indicado Cole, unos chorretones de sudor caen al suelo, pero el niño parece querer seguir en su “puesto”.
El hombre con voz atona os indica:- No hay negociación que valga, es la única oferta que os será ofrecida, sino se acepta tendremos que vernos obligados a actuar según lo acordado. Falta poco más de un día y medio antes de que mi colaborador actúe con … dureza.- A pesar de su apariencia de no estar alterado, empezais a ver como su carne se descuelga de la cara como si fuera una mascara y de sus manos empieza a caer chorretones de sudor, sigue mirando al niño aunque esta vez hay algo de ira en sus ojos:- ¿Aceptan  su propuesta?-

Me importa tres cojones que la cara se le desprenda como en el final de Raiders. Con tranquilidad me acerco al emisario mientras meto mis manos en los amplios bolsillos del pantalón.

-No tengo demasiado interés por quedarme aquí. Estaré encantado de darle esto. -Concluyo mientras con mi cuerpo oculto el arma de Jamal y apunto a su estomago. -Y, por dios le juro que si vuelve a amenazarnos, a mi, a las chicas, o al niño, le abro un agujero nuevo.

Ahora, si puede, va acompañarnos al interior del motel y contestar todas las preguntas que mis compañeras crean convenientes. ¿De acuerdo? -Pregunto retoricamente descubriéndome ansioso por disparar al odioso emisario.

Mientras ayudaba a Cole a llegar hasta el portal del hotel, el tipo que nos había encarado comenzó a hablar. Decía que traía una propuesta de negociación, aunque más que propuesta, era una amenaza totalmente velada. Mi sangre volvió a enardecerse. ¿Quién era aquel al que representaba que se daba el lujo de mandonearnos y usarnos como peones de algún retorcido juego?

-Ya hay dos que se quedaran aquí para siempre, señor- le dije con desprecio cuando Cole lo amenazó. -Creo que debería hacer caso a mi amigo... esta mañana no está de humor y estar parado mientras su pierna necesita atención no ayuda. Si desea llevarle la respuesta a su jefe, será mejor que obedezca.- Lo miré con odio antes de hacerle un gesto a Rachel. -Vamos Rach... el desayuno nos espera.

Se gira hacia sus amigos y camina tras ellos para entrar en el hotel, pero no deja de vigilar su espalda... no le inspira mucha confianza alguien que va perdiendo la piel por el camino. No podrán ni descansar si no quieren que esas cosas vayan a por ellos y consigan su objetivo... acabar con ellos y tener carne humana para comer.

-No podemos darnos el lujo de echarnos la siesta... habrá que tirar de cafeína para acabar con esto cuanto antes... Cole se quedará aquí y nosotras dos iremos a los sitios que falta, aunque sea por separado.

El hombre que teneis enfrente vuestra empieza a dudar ante la amenaza, pero sonrie y empujandoos os dice:- Si quereis dispararme, lo hareis igualmente, lo prefiero a lo que me pasaría si entro en ese lugar, ese niño me haría trizas, y seguramente el esfuerzo lo mataría a el.- Por lo que se marcha, trás hacer un hueco pero no corre sino que se va andando, los chorretones de sudor le desaparecen, como si la lejania del hostal le apaciguara, en tanto el niño parece más relajado y le dice a Cole:- Si matas al mensajero se considerara un acto de guerra y el enemigo lanzara todas sus fuerzas sobre ti, Coronel- Poco después vuelve a sus juegos aunque son más tranquilos.

-Lo se soldado. El reconocimiento ha sido un éxito. -Contesto satisfecho de haber corroborado la afirmación del Doctor. -No nos vamos a quedar parados, pero sera mejor reorganizarnos.

¿Podéis preguntarle a Rose si tiene el teléfono del doctor o si tiene registro de llamadas? Yo voy a comprobar el coche de Jamal -Afirmo mientras tiendo la mano a Rachel. -Despues nos recuperamos y saldremos todos de aqui.

Le da la llaves del coche.

-Espero que la comida que hay aquí no venga del mismo sitio... 

Entra en el hostal para preguntarle a Rose si tiene el dichoso número y si tiene comida normal que no sean trozos de carne humana de turistas descuidados.

No sin aprensión busco en la guantera la dirección del pandillero. Cuando salgamos de aquí tendré que decidir que decirle a sus seres cercanos.

Después registrare el resto del vehículo en busca de cualquier cosa que nos pueda servir de ayuda.

Rachel seguida por Tiffany entran al edificio, mientras que Cole va hacía el coche de Jamal para sacar cualquier cosa de utilidad, pues su dueño ahora se esta pudriendo en un almacen. El niño ahora más relajado pone una ligera sonrisa y sigue jugando con calma, como si hubiese ganado una batalla de la que era complicado salir airoso.

Te acercas al coche de Jamal con cierta reluctancia, aunque la muerte no es algo nuevo para tí, lo de esquilmar las cosas de un muerto no te hace mucha gracia. Puede que Jamal distara mucho de ser una buena persona, pero bien sabes en tu fuero interior que con su suicidio os podría haber librado a todos de morir a manos de esas extrañas criaturas que decian ser parte del pandillero.

Su arma ya la tienes en su posesión, y entre sus objetos personales, a excepción de un juego de herramientas para el coche, lo demás no es de importancia, unas gafas, unas fotos, un pequeño relicario. Quizás Jamal fuera más creyente de lo que parecía. Pero cuando te vas a dar la vuelta y dejar el coche cerrado, ves por el rabillo del ojo como algo pequeño y rapido se mueve en el coche, como si hubiera un hurón en su interior...

Al entrar al interior del hostal, podeis ver a Rose detrás del mostrador leyendo una revista, al veros os sonrie y os dice:- Vaya ya pensaba que no ibais a regresar ninguno, se os quedo la comida fria el dia anterior en el plato. Por cierto Kim se ha marchado del pueblo, la verdad por la cara de descompuesta que tenía , no se donde se pudo meter, es un pueblo bastante pacífico.- Ante la pregunta de Rachel sobre el telefono y la procedencia de la comida, la mujer se rie:- Si os preocupais por la calidad de mi comida, os puedo asegurar que aunque no soy un chef bien se cocinar mis alimentos y la comida la compro de un supermercado de otro pueblo, pues mi hijo necesita comida especial porque es celiaco.- En cuanto al numero de telefono saca una pequeña libretilla y tras una pequeña busqueda os da un numero.

La escena previa a entrar me había parecido de lo más bizarra. ¿El chico y el mensajero estaban en bandos opuestos? ¿En quién debíamos confiar? O es que no podíamos hacerlo en ninguno de los dos? Demasiadas preguntas para mi cabeza que, tras una noche llena de terror y lucha se encontraba bastante embotado.

Entramos y Rachel hizo las preguntas de rigor. Rose respondió como si fuera ajena a lo que ocurría en aquel pueblo. ¿Es que acaso era tan ciega para no enterarse? Algo allí no cerraba. Sin embargo, saber que la comida era de fuera me dio un respiro y mi estómago me lo hizo saber, rugiendo con ganas.

-Sí, anoche se nos hizo un poco tarde... nos entretuvimos más de la cuenta. ¡Que hambre que tengo!- mientras Rachel tomaba nota del teléfono, fui a sentarme en una mesa cercana. -Dijo algo más Kim? Adonde iría, algún mensaje para nosotros...- era raro que se hubiera ido. Habíamos sido advertidos de que no podíamos dejar el pueblo. Realmente habría logrado escapar? Allí, esa mañana luego de haber vivido una noche terrible, no me pareció que pudiera ser cierto.

Quien sabe Tiff, tal vez haya una forma de escapar después de todo...

Recojo toda la documentación y, con extremo cuidado, envuelvo las posesiones personales en uno de mis amplios pañuelos grises de campaña. Todavía no se como, pero espero poder devolvérselas a sus seres queridos. Guardo la munición del arma, pero descarto las escasas herramientas bastante superadas por el "taller" que guardo en la Trailduster.

Cita:

-Descansa en paz amigo -Susurro en castellano mientras pongo la llaves a buen recaudo en la guantera de la furgoneta.

Con escasas esperanzas compruebo mi móvil una vez mas antes de pasar junto al niño en pos de mis compañeras.