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Sanitarium

Prologo: Bienvenidos a Pleasentville

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14/09/2010, 22:06
Director

Como las palomas mensajeras con un mensaje y un destino en vuestra cabeza, todos habeis sido encauzados a esta población, PleasentVille en la costa oeste, lo suficientemente lejos de la ciudades como para que siga siendo una población pequeña que sobreviva del turismo y de una pesca que tampoco es muy llevadera, la población no es superior a los 2500 habitantes, y las casas son de dos pisos blancas y con su pequeño jardin con su porche donde los lugareños se relajan del dia a dia. La mayoria de vosotros no iria a un pueblo de estos ni muerto, pero aquí estais, llevando un billete con un nombre( Dr. Eduardo Muñoz) y una dirección (C/ Cypress n/7) , el numero de  telefono de una posada local por detrás con instrucciones de pedir una habitación en ella,  y una promesa. Si venis vuestros problemas desapareceran, eso es lo que ha dicho el hombre en vuestros sueños, cada uno en una pesadilla alucinatoria, que al parecer ha sido prolongada durante dias, habeis hablado con un matasanos imaginario, contando vuestras tristes vidas, pero lo que debia ser un sueño sin más, os descubrio con esta extraña tarjeta en vuestras mesitas, y la idea de que esta es vuestra oportunidad para libraros de todos vuestros temores.

Llegais todos a distintas horas, con vuestros vehiculos o con el único autobus que llega a este pueblo, las carreteras son sinuosas pero arregladas, parece que el ayuntamiento sabe que debe mantener contentos a los habitantes de verano del pequeño pueblo. Por lo que el viaje aunque algo aburrido no ha tenido contratiempos.

Y aqui estais, enfrente de la posada "la sirena" que tiene una fachada que os hace recordar los años 50 y sus uniformidad en las construcciones, a excepción de una estatua de una risueña sirenita que os saluda con una mano. Sois 6 extraños, pero teneis la sensación agobiante de que  os conoceis de antes, todos teneis la misma tarjeta, y estais mirando el pueblo como si en cualquier momento os fuera a aparecer ese extraño hombre de dulce sonrisa que os visito en sueños.

 

 

 

Notas de juego

Los datos que no comprendais se os completaran en vuestros prologos ^^.

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15/09/2010, 10:13
Alicia Guevara

— ¿Por qué necesitas una mala mujer? Necesitas que te torturen, ¿verdad? Crees que la vida es una porquería y si te tratan como a una porquería todo cuadra, ¿no es así? Dime, ¿es eso? ¿Te gusta que te traten como a una mierda?

Alcé los ojos y sonreí. Las luces comenzaron a parpadear con inocente timidez, como una adolescente virgen, y la voz de aquella mujer y el elocuente silencio del hombre que la acompañaba trocaron en un eco lejano cuando derramé mi mirada sobre aquella tarjeta. Dr. Eduardo Muñoz. C/ Cypress n/7. Pleasentville. Terminé los huevos y sorbí el último trago del aguachento brebaje con que lo acompañaba. Los yankees no saben de café, beben una mierda que parece petróleo aguado.

«Maldita sea, ¿Qué mierda estoy haciendo? Pero, ante todo, ¿por qué?»

Amanecía. Aún me restaban tres o cuatro horas de viaje; llevaba unos cuatro días viajando, pero ¿para qué? Dr. Eduardo Muñoz. C/ Cypress n/7. Pleasentville. Debía cambiarle un pistón y ajustarle los frenos a la Ural, y aprovisionarla de combustible si no quería encontrarme en el mismo culo del infierno con el tanque vacío. ¿Por qué este maldito viaje? Me encogí de hombros en respuesta a aquella pregunta, no lo sabía, pero qué más daba. Era lo mismo aquí o allá. Todas las carreteras son distintas e iguales, todos los pueblos son únicos y sin embargo se repiten como creados por la mano de un aburrido e ignoto arquitecto. ¿Para qué tantas preguntas? Sólo buscaba una respuesta, la única respuesta que me importaba entre tantas respuestas a preguntas jamás formuladas.

Pagué la cuenta y abandoné aquel sitio cargando un paquete de seis cervezas para apaciguar mi seco garguero en el camino. A unos metros, en el taller, intercambié unas palabras sobre carburadores y embragues con el sujeto que atendía el local, ajusté y lubriqué lo que necesitaba un ajuste o una lubricación y le pasé un paño a mi vieja compañera de viaje.

— Nos vamos, muchacha. En unas horas estaremos en Pleasentville.

«Nombre de pueblito aburrido, como en aquellas malas películas de terror donde, cuando menos te lo pensás, aparece un tipo con la motosierra a filetearte la vida.»

Antes de montarme a la Ural, eché una última mirada a aquella tarjeta. Me la había entregado aquel matasanos que hacía las veces de barman en aquel sueño –aún resonaba la gramola en mi cabeza-, pero fue un sueño. ¿Cómo mierda apareció en mi bolsillo al otro día? Recuerdo que la arrojé en un bote de basura. ¿Y después? Reapareció en la mesita de luz de la habitación en aquella desvencijada pensión donde me alojé unos días, y recuerdo que la quemé con la misma cerilla con que prendí mi cigarrillo. ¿Entonces…? Apareció otra vez, pero en aquella ocasión junto a mis documentos cuando aquel policía me paró y me pidió los papeles. Siempre andan molestando, de tanto en tanto aparece algún uniformado interrogando, exigiendo, prepoteando…o buscando alguna oportunidad de menearla. Son todos unos mierdas. Pero aquel oficial tomó mis papeles y cuando se cayó la tarjeta la levantó, la leyó y comentó que si viajaba a Pleasentville me convenía abordar la interestatal, que llegaría más rápido dijo y sonrió, repentinamente amable. Entonces me dejó ir, después de recomendarme una cafetería emplazada justo al ingreso de la interestatal, los mejores brownies que jamás haya probado aseveró mientras yo montaba la Ural y me largaba lo más rápido posible. ¿Cómo es que había aparecido por tercera vez aquella obstinada tarjeta? Ni idea. Quizá al final del camino encuentre la respuesta, me dije.

«Y acá estoy. Un pueblo como tantos, anclado en los cincuenta, sólo falta Elvis Presley o Bill Halley y sus Cometas y juro que me largo de buenas a primeras. Un buen blues, algo de jazz o un buen rock, de esos que laten al mismo ritmo que las venas porque están hechos de sangre, de sudor y de lágrimas. Música de verdad, no esas mierdas que escuchan ahora.»

Recién se estrenaba el día, ¿qué hora era?, poco más de la nueve, pero que perra puntualidad la mía, el día convenido y con un manojo de horas por delante. Estacioné la Ural junto al porche de aquel establecimiento y encendí un cigarrillo antes de ingresar a la posada. La Sirenita, vaya nombre. La homenajeada por la posada, o su genuina propietaria por derechos onomásticos, me saludaba con su pequeña mano y sonreía con una pétrea sonrisa orlada de hoyuelos. A la cuarta calada estaba sopesando la posibilidad de acabar con aquella descarada a golpes de llave y calibrador. Verifiqué el dinero que llevaba encima. Menuda mierda. Me jodía gastarlo en una habitación, pero aquel sueño, ¿era un sueño?, dictaba las reglas de juego. Y por una vez me vendría bien una buena ducha y ni qué decir de algo blando y limpio donde depositar mis huesos. Así que me dirigí a la posada a paso lento pero firme.

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16/09/2010, 01:20
Jamal Easton

-Pleasantville. Pleasantville pleasantville pleasantville... -tarareo en voz baja, tamborileando con los dedos en el volante de mi coche, un Impala descapotable de color claro. Estaba parado ante el primer semáforo de entrada a aquel endemoniado pueblo, porque seguro que es un sitio donde reside el Diablo y los suyos porque nadie en su sano juicio viviría en un sitio tan ordenado y limpio y aburrido y "típico" de postal de blanquitos forrados de pasta. Había conducido toda la noche para llegar hasta aquí. Pero quiero respuestas. Nadie se mete en mis sueños y se las pira sin más! Porque ya es malo no recordar cosas, pero que encima se te metan en la cabeza, haciéndote promesas...

"Bueno, siempre puedo intentar hacer algún que otro negocio, si el medicucho ese resulta un fiasco".
Palabra del día. Fiasco: fracaso, decepción.
"Seguro que un poco de hierba les anima los viernes de "bridge"..." me burlo mentalmente. "Putos blanquitos".

Saco la tarjeta de la guantera y la guía de mapas de carretera.

"Sólo espero que no sea una jodida trampa de mis enemigos, aunque claro, ninguno es tan listo. Creo. Y esto sería muy retorcido. Y se metieron en mi cabeza. Y qué clase de médico de locos hace eso, meterse en los sueños para hacerse publicidad? como en esa peli... o era una serie? no sé... es todo muy raro."

-Cal-le Cy-pres-s- leo -Y eso donde coño para? Estos blancos siempre complicandole la vida a los demás! no podían ponerle números como en Nueva York noooo, ellos tienen que poner nombres estúpidos a las calles- gruño por lo bajo- Putos blanquitos desteñidos...- miro y remiro en la guia, intentando encontrar un plano del maldito pueblucho pero es jodidamente-demasiado-pequeño-y-no-sale!!

Cabreado como un mono rabioso tiro la guia en el asiento del copiloto, busco un sitio donde dejar el coche. Acerco mi vehiculo a la acera y trato de aparcarlo en el primer hueco que encuentro y me bajo. Cierro la puerta de mi coche de un golpe, me calo mis gafas de sol oscuras y con mi andar chulesco tan característico de las calles del Bronx entro en el Wall-Mart más cercano a preguntar por la dirección del sitio.

Parpadeo ante el exceso de luz artificial, a pesar de las gafas de sol. Respiro hondo, odio estos sitios llenos de palurdos blanquitos con caperuzas blancas, son sus dominios. Me doy una ligera vuelta por los pasillos de comida basura, cojo un paquete de chicles de sandia y un pack de cervezas Budweiser y me acerco a la cajera.

-Esto y las birras. Sabes si está muy lejos de aquí la Calle Cypress? La conoces?- le pregunto a la cajera. Le doy un billete de 10 pavos para pagar las birras y los chicles.  Rasgo el paquete de chicles y saco uno para metermelo en la boca mientras escucho las indicaciones que me da la chica. He tenido suerte, la pivita es del lugar. Le doy una pequeña repasada. "No está mal, para ser blancucha y de pueblo, claro".

Salgo del establecimiento mascando chicle y me vuelvo a subir a mi coche. Conduzco hasta llegar a las indicaciones de la pensión.
-Que nombre más... moñas!- aparco mi coche al lado de una moto, enfrente del porche. Me bajo del coche y cierro la puerta de un manotazo. Bajo ligeramente las gafas de sol para mirar la estátua de la sirena. Es... moñas! Definitivamente, espero que ese tio no sea gay y se crea que voy a ser su soplanucas...

"Vale, Jamal, tomátelo con calma, quizás sea la oportunidad de tener una vida normal, debería darle una oportunidad a pesar de... esto!", gesticulo con la mano, señalando a la figura de piedra.

-En fin, espero que no sean racistas en la pensión y me alquilen un cuarto decente que no sea el armario del aspirador...- murmuro por lo bajo. Subo los escalones del porche y llamo a la puerta principal.

 

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16/09/2010, 05:19
Cole Dish

La aparentemente descuidada Trailduster del 80 se detiene no muy lejos de la moto que una maldita vagabunda
ha estacionado ocupando el espacio que un coche podría aprovechar mejor. Con una mirada cargada con todo el rencor acumulado tras las horas de conducción esquivo el arcaico vehículo y saco del asiento trasero la bolsa de deporte en la que, tras encontrarme por enésima la maldita tarjeta, he colocado un par de mudas de mudas de ropa de campo, y un traje algo mas formal.
La conversación con Sara todavía me daba vueltas en la cabeza. Por un lado tenia la impresión de que ella creía que me había inventado lo de la tarjeta. Pero por otro no podía si no creer que realmente esperaba que el viaje me sirviese para algo. Durante el trayecto estuve a punto de dar la vuelta una docena de veces. Y otras tantas pensé en dejar atrás este arcaico pueblecito y buscar al Mejicano tan solo unas horas mas al sur.

-Buenos días! comencé en un tono quizás demasiado arisco cuando me canse de esperar ante el mostrador la recepción - quisiera una habitación.
Y, ¿podría indicarme si conoce al doctor Eduardo Muñoz?
Prosigo haciendo un esfuerzo por olvidar el trafico plagado de conductores suicidas y estúpidos imprudentes (como ese retrasado del Impala Rojo) y controlar mi tono.

Notas de juego


http://s4.subirimagenes.com/albums/2586801980ymout...

Por hay van los tiros de Las formas de la Locura, o se me ha ido la mano?

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17/09/2010, 21:47
Tiffany Sanders

El sol se ocultaba en el horizonte. La carretera, vacía, invitaba a mi mente a vagar, explorando sus laberintos y el porqué estaba realizando este viaje. Estaba llegando tarde, lo sabía, y por eso mi pie no se quitaba del acelerador de mi nuevo BMW, superando ampliamente el límite de velocidad permitido.

El reflejo del atardecer hería mis retinas, pero había dejado de lado las gafas de sol pues quería apreciar el paisaje con sus colores reales, algo que consistía en una especie de descanso para mi cabeza.

Mientras los kilómetros iban quedando atrás, volví a replantearme por qué había decidido, a final, montarme en mi auto y partir hacia esta cita que yo no recordaba haber concertado pero que sin embargo me urgía concretar.

PleasentVille era mi destino. Un pueblito perdido en el medio de la nada, del cual no había oído hablar hasta que la tarjeta del Dr. Muñoz (un hombre guapo, de rasgos latinos; cómo lo sabía, aún no lo sé) cayó en mis manos. Otra cosa que no entendía.

Por un momento sentí ganas de pisar el freno y girar en U para volver. Estaba dejando mi trabajo en manos de incompetentes y trepadores; y aunque apenas me ausentaría por un día, dos a lo sumo (no estaba en mis planes extender este viajecito por más de lo que dura un fin de semana), cualquier cosa podría ocurrir en mi ausencia. Por supuesto, yo sería la responsable, por eso no dudaba que los que habían quedado a cargo, -Petersen y los suyos- mascullé, intentaran sabotearme.

Sin embargo, mi pie no se movió del acelerador. Aquello que provocaba esos extraños sueños parecía ser lo que me impulsaba a proseguir.

La noche acabó por caer al mismo tiempo que un cartel pintoresco pero gastado por las inclemencias del tiempo era enfocado por los faros de mi coche.

"Bienvenido a PleasentVille. Población, 2500 hab"

El cartel me causó gracia. Bajé la velocidad y mientras giraba para ingresar al pueblo, imaginé a un tipo, de sesenta o setenta años, con un pincel diminuto, cambiando el valor cada vez que nacía o moría un nuevo pueblerino.

Tomé la que supuse sería la calle principal, o al menos una de ellas. En este tipo de poblados las calles principales nunca excedían de dos, generalmente intersectándose a la altura del Ayuntamiento o edificio de gobierno similar. Mientras conducía, iba mirando los nombres de las calles por si aparecía la que buscaba. El pueblo no era muy grande, así que no sería difícil dar con ella.

La ciudad, a pesar de que no estaba tan avanzada la noche, parecía dormida. Los negocios tenían las persianas bajas, la gente ya estaba metida dentro de sus casas hasta el día siguiente. Las ventanas iluminadas eran el único signo de que éste, no era un pueblo fantasma.

Por fin di con la calle Cypress. La tomé y tras haber recorrido unos doscientos metros encontré la posada.

"La sirenita"... que nombre tan... tan... Disney

Por poco, no dí media vuelta para volver a la gran ciudad. Pero estaba agotada, ya estaba allí y la urgencia de ver al famoso dr. pudieron más. Tan sólo esa noche. Esa noche y si, por la mañana, nada hacía sentir que el viaje había valido la pena, tomaría mi coche y me iría rumbo a mi mundo nuevamente.

Con muchas dudas, cargando una maleta ligera, entré en el lugar, sin reparar que en el estacionamiento había otros vehículos aparcados.

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07/10/2010, 23:10
Kim Rouland

 Kim se bajo del coche y estiró los brazos. Respiro la brisa y se relajo despues del viaje. Nada mas cerrar el coche miro a su alrededor contemplando el pintoresco paisaje.
La sirenita. Ahi estaba, esperandola acojedoramente. Y ya era hora de que se tomara un descanso. Se acerco a la puerta y la abrió despacio arrastrando su pequeña maleta tras de si.

El interior de aquel lugar era, en efecto, algo extraño, como sacado de un cuento. el nombre de la sirenita le venia al pelo. 

Hola-dijo con una suave voz-buenos dias, quería una habitacion para unos dias. 

La visita a aquel doctor no sabría cuanto tiempo podria alargarse pero Kim estaba segura de que fuera como fuera aquello cambiaria su vida para bien. Ya era hora.

Notas de juego

 Perdon por el despiste, crei que ya habia posteado en esta escena...creo que me fallo la conexion cuando lo hice en su momento y no lo volvi a recordar XD

Lo siento de veras

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06/12/2010, 13:09
Director

Algunos de vosotros no habeis hecho más que aparcar, y ver que clase de sitio es donde estais. Mientrás que los más directos han ido derechos a por una habitación en el motel designado por la tarjeta. La puerta esta abierta, por lo que no teneis que llamar para entrar.

En tanto afuera del  pequeño hostal tiene un pequeño aparcamiento y por lo grande que es el pueblo, estais casi seguros que aunque dejarais las puertas abiertas de vuestros vehiculos( o la moto sin su cadena) a lo más que tendriais que preocuparos es que algún vecino bienintencionado os señalara vuestro descuido. En tanto los que andais en el aparcamiento podeis notar la ligera brisa marina, y escuchar alguna gaviota despistada, pero el pueblo a estas horas esta "muerto", quizás incluso en hora punta lo siga estando, casi veis comprensible que este Pleasenville como sinonimo en el diccionario de la palabra aburrido. Os encontrais Alicia, la nomada itinerante que mira despectiva el pueblo y Rachel, que todavia esta metida en su coche sacando sus bartulos de viaje.

En tanto los que han entrado en el interior, se encuentran con una ambientación evidentemente marinera, aunque lo más curioso es las referencias a la figura mitologicas griegas (quizás no fuera por la pelicula de disney o el cuento homonimo el que pusieran ese nombre al local). El mostrador esta vacio, aunque en se oye en el interior una conversación en alguna sala por ahora oculta a la vista, la puerta entreabierta detrás del mismo, muestra una cocina unifamiliar, en el que se esta preparando algo en una sarten, el olorcillo os llega hasta vosotros, tortitas sin duda. Pronto os reunis enfrente del mostrador y Cole llama al regente del lugar, el viaje le ha puesto de un humor tirante, en tanto la sosegada voz de Kim es un contrapunto  pidiendo amablemente una habitación. Desde la pequeña cocina aparece una mujer con un mandil con algunas manchas, parece rondar los treinta años, aunque tiene ojeras y algunas arrugas que la afean un poco que le da una presencia de tener más. Sonrie amablemente al veros y quitandose los guantes proclama:- Disculpen la espera, no creia que llegariais tan temprano. Me presento me llamo Rose, y bueno estare aqui para lo que querais.- Coge un puñado de llaves de debajo del mostrador y os lo pone en la mesa:- Si quereis alguna habitación en particular pedirla, pero las vistas son maravillosas en cualquiera de ellas. El desayuno casi lo tengo terminado y si quereis podreis comer en el comedor...-

Una voz de niño aguda y penetrante termina con las aclaraciones de la buena mujer:- Sargento, ¿Permiso para descansar y comer señor?-

A lo que Rose responde con voz humoristicamente grave como si fuese una pequeña broma que ha sido llevada durante mucho tiempo:- Dentro de 10 minutos, mientrás tanto siga con las maniobras...-

Al notar vuestras miradas os aclara:- Es mi hijo, perdonar el numerito-

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07/12/2010, 08:44
Cole Dish

Cita:

Una voz de niño aguda y penetrante termina con las aclaraciones de la buena mujer:- Sargento, ¿Permiso para descansar y comer señor?-

A lo que Rose responde con voz humoristicamente grave como si fuese una pequeña broma que ha sido llevada durante mucho tiempo:- Dentro de 10 minutos, mientrás tanto siga con las maniobras...-

Me descojono con el chaval, toda la tensión acumulada en el viaje se desborda en una casi incontrolable carcajada. Que tengo que esforzarme para reprimir antes de contestar.

-Gracias. Cojere la que tiene la ventana sobre el tejado de la buhardilla de la parte trasera.
Y si, me vendría bien desayunar pero antes voy a darme una ducha.

Un arranque de esa caballerosidad que tanto le gusta a Sara me impulsa a coger también la maletita de la rubia a mi lado y dar dos pasos hacia las escaleras antes de darme cuenta de que estoy haciendo. Me detengo en seco me giro, e intentando disimular mi turbación, pregunto:
-La ayudo con esto?

Notas de juego

Cifuentes vuelve intentando explotar Las Formas De La Locura :)
Me alegro que hayamos retomado la partida.

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07/12/2010, 19:30
Jamal Easton

La puerta estaba abierta y a pesar de mi numerito de quedarme parado un par de minutos en la entrada, acabo pasando al interior de la entrada de la pensión. Con una sonrisa profident me acerco a la mujer que parece estar a cargo del sitio. Lanzo una mirada rápida al hombre y la otra mujer. Toooodos blanquitos. Que mal rollo. No me gusta. No me van los business de los desteñidos, creo que este sitio no me va a gustar, demasiados capirotes blancos a mi alrededor...

"Un sitio tan tranquilo, seguro que está lleno de cucuruchos de vainilla! No tendría que haber venido!" gruño mentalmente. Mi sentido conspiranoide vuelve a hacer de las suyas.

-Buenas, amable Señora, me han invitado!- sí, ese es mi saludo, porque a ver, soy un negro en un pueblo de blancos, fijo que lo primero que pensarán es que vengo a robar o a hacer algo peor. Ley de Blanquitos.

-Me da igual el cuarto, siempre que esté limpio y me atienda una amable y guapa mujer como usted- vuelvo a sonreír mostrando toda mi dentadura blanca, que resalta contra mi piel oscura.

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08/12/2010, 11:08
Kim Rouland

 Kim miro la escena con una sonrrisa. Le resultaba entrañable todo aquel numerito. Dió una vuelta alrededor de la habitación y miro por las ventanas para ver el paisaje. La señora tenía razón, el paisaje era precioso mirases donde mirases. Cuando el resto del grupo se había disgregado, Kim se acercó a Rose y la sonrrió.

-Yo también bajaré a desayunar, pero lo mejor será que me duche y deje las maletas en la habitacion. Es usted muy amable, muchas gracias.-la dice con su voz ligera.

Al ver que aquel hombre cogía su maleta, rapidamente kim reacciono:

Disculpe

-dijo con una voz muy baja-

esa maleta es mia, yo yo la subiré...gracias-

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09/12/2010, 18:15
Rachel Adams

Había llegado tarde, muy tarde, pero bueno, no llueve a gusto de todos, y los follones que tuve para poder coger, finalmente, el bus, me habían retrasado algunas horas.

Llegué con lo puesto, pero con una sonrisa.

Abrí la puerta cuando la mujer del hostal ponía las llaves en el mostrador y decía que podíamos escoger habitación. Qué amable la señora. Aunque a mi no me gustaba eso tanto...es decir...lo había visto todas las noches, y había hablado con él, pero ¿Quién era aquel doctor? ¿Y existía realmente?
Era mejor no plantearse cosas como esas...

Suspiré, sonreí y entré definitivamente.

- Buenos días, me llamo Rachel. Dije mirando a Rose, aunque luego miré a todos los demás, como presentándome...Algo me decía que no era la primera vez que los veía...o al menos, que no éramos extraños del todo. Tomé una de las llaves y miré la habitación que me había tocado. Realmente me daba un poco de igual cuál fuese, no me iba a poner tiquismiquis, menos aun cuando había llegado la última.

Miré a todos los presentes, sonriendo, y, finalmente, me disculpé y me dirigí a la habitación.

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09/12/2010, 20:15
Alicia Guevara

Había arrojado la colilla del cigarrillo y me disponía a ingresar a la posada cuando, uno tras otro, arribaron varios vehículos y estacionaron a la vera de aquel establecimiento. Sus pasajeros descendieron y contemplaron el lugar con ojos forasteros y —lo más extraño—todos arribaron en solitario. Tres mujeres y dos hombres que pasearon sus miradas en derredor, escrutaron y etiquetaron aquel pueblo con impresiones dispares. Ineludiblemente, esbocé una acre sonrisa cuando intuí que todos ellos portaban una tarjeta idéntica a la que —por un empecinado e inexplicable sino— dormía en el morral. Contrariada, encendí otro cigarrillo y esperé que aquel imprevisto contingente desapareciese tras las puertas del hostal. Sólo quedó una mujer, rezagada por algún mierdoso melindre.

Entonces, me senté sobre la Ural y me quedé contemplando los movimientos de aquella mujer con la esperanza de que se decidiese, de una maldita vez, a ingresar al establecimiento o de que se largase de aquel insípido pueblo adornado de nombres estúpidamente bucólicos. Largarme también, era un hecho que consideré —por enésima vez—, pero que descarté por el cansancio que atenazaba mis huesos.

« Mañana me largo de acá.»

Mientras tanto, mi mente merodeó el recuerdo de otros sitios, menos pulcros y ordenados, donde lo único bueno era escuchar a los grillos. En aquellos páramos olvidados, había contemplado, con mi sempiterno aire de espectadora, los perros hambrientos en los callejones, con la piel tirante sobre las costillas, la lengua colgando, con los ojos tristes, más tristes que cualquier tristeza de este mundo. Entre trozos de pan seco y duro, que los perros devoraban llenos de gratitud, con los ojos refulgentes de asombro, moviendo el rabo ante tamaña suerte. Otros pueblos mucho menos afortunados que éste, pero más reales que esta puta postal del medio oriente yanqui.

Cuando arrojé la tercera colilla, insulté entre dientes y me pregunté con creciente fastidio qué mierda retenía a aquella mujer. En ese momento, bajó de su auto y caminó rumbo a la posada.

« Otra estúpida mojigata que teme que le robe sus amadas pertenencias. Pues te recuerdo, mi muy apreciada mierda, que lo único que posees es tu precioso pellejo con el que te ganas tus muy follados dólares. Y ni eso. Muy pronto, la Puta Gorda vestida de negro aparecerá para reclamártelo.»

Antes de abordar aquella posada encendí un último cigarrillo, con tiempo suficiente para que los ‘invitados’ desapareciesen del vestíbulo. En el preciso instante que la llama del fósforo se extinguía, la pequeña sirena inició su hechicero y fatal canto, pero…

«¿Quiénes son los argonautas en esta ocasión?»  

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10/12/2010, 02:13
Tiffany Sanders

Al entrar a la posada, el lugar me contó una historia diferente a la que tenía en la cabeza, para alivio de mi razón. Los mitos griegos despertaban alguna curiosidad en mí, así que en vez de dirigirme al mostrador como ya  lo estaban haciendo otros recién llegados, me puse a mirar detenidamente los grabados y demás adornos que vestían el salón.

Mientras mi imaginación volaba con los cuentos que conocía de niña, la mujer que parecía regentear el lugar apareció, acompañada por su hijo.

Uno a uno, los que entraron tomaron habitación, mientras yo permanecía apartada del grupo. No había venido a este lugar a hacer amigos. En realidad, no tenía ni puta idea a qué había venido. Los sueños, que por las noches parecían reales, a la luz del día me hacían sentir infantil, estúpida, meras quimeras de mi mente necesitada de unas buenas vacaciones. Pero vacaciones era una palabra que no entraba en mi vocabulario. Si vacacionaba, Petersen vería la oportunidad de sacarme del juego de una vez. 

Debería volver... no puedo confiar en mis subordinados. Estoy segura que ya han sido contaminados por la competencia. Debería estar en la  oficina y no en un pueblito perdido en medio de la nada.

Minetras me perdía en elucubraciones, los demása fueron tomando habitación uno en uno, hasta quedar yo como la última.

Vale, veamos que pasa hoy y si ese famoso doctor no aparece, puedo hacer las maletas y partir con la primera hora del día.

-Buen día Rose, espero que no te moleste que te llame así. Soy Tiffany Sanders, necesito una habitación, creo que por esta noche no más. Iré a dejar las cosas y a tomar un baño y con gusto me serviré ese desayuno que está preparando- con mi mejor sonrisa de empresaria, saludé a la mujer y me fui a mi habitación. Antes de subir la escalera, recordé un último detalle, así que me volví. -Por casualidad, ¿tendrás el periódico de hoy? Quisiera leerlo mientras me acomodo. ¡Gracias!

Notas de juego

Chicos siento la demora pero es que como en el post anterior había  dicho que llegaba de noche, estaba esperando a que "pasara el tiempo". Ya el master me ha aclarado que ha habido un ajuste temporal para poder coincidir todos más  o menos al mismo tiempo y arrancar todos juntos :) 

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11/12/2010, 22:27
Director
Sólo para el director

No habeis dicho que habitaciones quereis (al menos describirlas como Cole) Por lo que os dare al azar. Si es para fastidiar.

- Tiradas (5)

Tirada: 1d10(-5)
Motivo: llave para Alicia
Resultado: 4(-5)=-1

Tirada: 1d10
Motivo: llave para Alicia
Resultado: 5

Tirada: 1d8
Motivo: llave para Jamal
Resultado: 6

Tirada: 1d6
Motivo: llave para Jamal
Resultado: 6

Tirada: 1d2
Motivo: llave para Rachel
Resultado: 1

Notas de juego

Cole Dish tiene la habitación numero 3

Alicia Guevara tiene la habitacion numero 4

Jamal Easton tiene la habitación numero 5

Kim Rouland tiene la habitación numero 6

 Rachel Adams tiene la habitación numero 2

Tiffany Sanders tiene la habitación numero 1

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12/12/2010, 07:08
Cole Dish

Cita:

Rouland Dijo:
esa maleta es mia, yo yo la subiré...gracias-

-En realidad no es molestia respondo plantado al pie de la escalera. Pero esbozando al tiempo el gesto de devolvérsela.

-Me llamo Dish. Cole Dish. Siento la confianza. Añado, algo turbado, una vez ha tomado la maleta de mis manos o hemos comenzado ha subir.

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12/12/2010, 12:58
Kim Rouland

 Kim coje su maleta con cuidado y empiza a subir las escaleras detras de él mirando cada escalon. Con una voz baja y temblorosa le contesta

-Yo soy Kim Rouland. No no pasa nada, no se preocupe por lo de la maleta.

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15/12/2010, 22:06
Director

Rose atiende a todos y os deja las llaves a vuestra disposición, siendo recogidas más al azar que por que tengais una preferencia clara, excepto Cole  Dish, la llave con un gran numero 3 grabado en su parte superior  la recibe de la posadera  por ser la más acorde con lo que él pidio. Rose se siente algo abrumada, entre el desayuno que sigue cocinandose mientrás esta hablando y controlar a tantos huespedes en tiempo poco turistico, y contesta a Jamal ante el piropo:- Gracias señor, espero que le guste el lugar- Obviamente nerviosa por la comida que se está haciendo a fuego quizás más fuerte de lo que deberia, por lo que responde a Tiffany algo nerviosa, mientrás que el hijo de Rose, se puede oir en algún lugar de la posada jugando :- Lo siento, habeis entrado un poco temprano el chico de los periodicos suele tardar un poco más, cuando bajeis a desayunar ya tendremos la prensa... Si me disculpan si no quiero dejaros con un desayuno complentamente chamuscado, os dejo, si teneis dudas me dais un toque por telefono-Y la buena mujer intenta que su retroceso hacia la cocina sea digno... Por lo que todos recibis vuestras llaves y os vais a vuestras respectivas habitaciones, excepto Alicia que espera fuera a que el vestibulo se despeje.

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15/12/2010, 22:24
Director

En un momento ves que todas las personas se marchan y que incluso la mujer que lleva el lugar se adentra al interior de la posada. En cuanto entrás puedes ver que la ornamentación sigue un estilo helenico, bastante extraño para un poblacho turistico, pero no te puedes quejar, algunos de los cuadros son verdaderamente cautivadores evocando parte del viaje de Odiseo (Úlises según los romanos) en camino hacía Itaca, casí puedes sentir que tienes mucho parecido a ese heroe helenico, siempre viajando sin llegar nunca a lo que consideras un hogar. Encima del mostrador hay un llamador, al darle un toque, una mujer bastante atareada al parecer te responde:- Espere un momento...- Trás esperar un minuto, la mujer que atendio a los que llegaron antes que tú aparece de lo que tiene que ser la cocina y te saluda:- Buenos dias, ¿Tambien usted busca una habitación? ¿Viene con el grupo anterior?-

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15/12/2010, 22:32
Director

Te separas de la silenciosa mujer, en un largo pasillo que lleva a todas las habitaciones, al parecer la posada solo tiene diez habitaciones, tu llave es la del numero 3 que al parecer da a la parte de atrás de la posada. Al abrir la puerta te encuentras con una habitación bastante confortable, decorada con situaciones iconicas de las leyendas helenicas, al parecer a la posadera le encanta la mitologia griega, en uno de los cuadros ves como Polifemo devora a uno de los hombres de Úlises ante la atonita mirada de sus compañeros, comparado con los otros cuadros más bucolicos, es un poco discordante, decides dejarlo empiezas a tener hambre y el viaje ha sido largo. Colocas tus cosas en el armario de una manera que aprobaria tu mujer, lo que te hace sonreir un poco, y cuando vas a salir de la habitación, te encuentras que te has dejado la llave en la cama, al dejarla para colocar las demás cosas... De repente escuchas el revoletear de las moscas, proveniente de el armario que hace un minuto acabas de abrir, sin duda la posadera no había limpiado está habitación...