Pequeño Tom, Morgan y Libitina

Compartir celda con quien declaró un voto en su contra no era demasiado agradable, pero tenía que vigilarlo, su compañera; una niña, tenía que asegurarse de que aquel gigante no hacía nada raro.

Tom no tenía problemas para vigilar a sus compañeras, tenía un ojo para cada una. 

- No confío en ti -le dijo a quien había votado. La sutileza no era su fuerte. Aunque tampoco estoy seguro que seas traidora. Te estaré observando.

Luego miró a la otra chica.

- En tí confío bastante -le informó, aunque ninguna de las dos le había pedido su opinión. No actúas como traidora.

Luego ensayó hacia la ultima lo que pretendía ser una sonrisa, pero que hubiese hecho aullar a mas de un perro.

Me acerco al pequeño Tom y le pongo la mano en el brazo derecho, bueno, más bien dicho en el codo, ya que yo medía apenas un metro cincuenta y el pequeñin debería medir unos dos metros veinte. 

Mmmm, digo con toda la lujuria del mundo saliendo de mi boca, seguro que tienes todo tu cuerpo en proporción ¿Verdad guapo?

¿Te gustaría dormir hoy en mi camita conmigo?, toda mi vida he reservado mi virginidad para alguien como tu.

Genial... Ya no sabía si pretendía proteger a una cría o a la viuda negra... ¿Tendría que vigilar que no matara al gigantón? No sabía si reír o llorar...

No hacía tanto tiempo que Tom se encontraba privado de su libertad, pero si el suficiente como para no dejar pasar un ofrecimiento de esa índole. 

Para saciar la curiosidad de su nueva compañera, y esperando saciar algo más, se bajó los pantalones para que pudiese evaluar las proporciones que considerara necesarias, estaba bastante tranquilo respecto al resultado de dichas observaciones.

El que hubiera otra persona en la celda no lo afectaba en lo mas mínimo, a no ser que quisiera participar, lo que ya sería la mejor noche en mucho tiempo. No porque sospechara que fuera traidora se iba a privar de un poco de diversión.

Comienzo a reirme a carcajadas. Luego sin poder evitarlo caigo al suelo rodando y sin parar de reír de forma escandalosa.

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Se sentó en la litera de arriba, incrédula por lo que vivía - pequeño no le tomes muy enserio por favor... Recuerda que cría o no, está en una prisión bastante jodida por algo...

No sabía si se reía por burlarse o por que el "pequeño" le tomara en serio... Solo sabía que ese experimento no era como otros, aquí no te ponían a hablar, buscaban matarnos.

DULCES SUEÑOS, DULCES MUERTES...

De repente, la "CELDA 2" se abre muy ocasionalmente para dar paso a uno de los guardias, que llega custodiado por tres guardias más, más armados si cabe. Se trata de "Big Hadrian", es el responsable número uno de los perros de Trafford, y quien en principio no viene a matar a ninguno de los reclusos que ocupan esta celda (en principio).

El hombre trae una tablet bastante sencilla, y la intención de mostrar a los tres reclusos el contenido de la misma, tres grabaciones recientes. Y son mudas, pero bastante gráficas - Pensabais que os ibais a librar de esto, eh?

 

Secuencia Puerta 1 - John C. Lester Jr La primera toma de secuencias muestra como dos guardas llevan a al nazi a rastras, uno de cada pie, y tras haberlo reducido con tasers y apaleado lo suyo, el cabronazo supremacista todavía está consciente... e incluso escupe media sonrisa. La siguiente toma ya muestra al Psicologo del centro (Thiery Pierre) tomando notas, y dando la orden de que "aten" al nazi en la camilla. Los guardias proceden...  Durante los siguientes segundos los guardas tiran a JC Lester sobre la camilla, lo atan, y le ponen una especie de casco de ondas. Y aquií, pues, es donde comienza un show de convulsiones, fuerte electroshock y apuntes que duran unas cinco o seis rondas, y que pareciesen indicar que nuestro "querido" John C. Lester Jr está a punto de convertirse, definitivamente, en un vegetal....  - La versión oficial (gracias a Travis Pelier) dirá que Lester se dio un golpe en la cabeza tras una caída por las escaleras del centro. Menudo gilipollas el supremacista blanco este... - añade Big Hadrian mientras terminan las últimas imagenes

 

Secuencia Puerta 3 - Darwin Tremor En la secuencia que ofrece las imagenes tras la puerta número 3 podemos ver como Darwin Tremor es arrastrado prácticamente insconsciente, hasta que la cámara cambia de plano. Ahora vemos como tumban al delgado tartaja sobre una camilla donde lo atan de brazos, rodillas, muñecas y también tobillos. Una enfermera le corta el traje de recluso de uno de sus brazos, mientras otra lo abofetea deliberadamente para despertarlo. Y para cuando Darwin pareciese abrir ligeramente los ojos, aparece en escena el Doctor del centro, Dan Gonzalves. El tartamudo eleva cuanto puede la cabeza para ver como, sin más dilación, le están aplicando la Inyección letal.  Esto nos deja imaginar que sus venas arden los nueve circulos del infierno desde el brazo como punto de partida hacia pies y cabeza. La grabación muestra como Darwin muere retorciéndose con todas las venas del cuerpo hinchadas durante 122 segundos de agonía; y siempre antes de soltar el alma por la boca, en forma de sangre... - Todas las versiones oficiales dirán que la muerte de este retrasado mental murió por paro cardíaco. Suicidio por exceso de barbitúricos filtrados desde el patio hasta su propia celda. Fácil... - añade el hombre de Trafford, nuevamente.

 

Secuencia Puerta 4 - Andreas Colonomos  En la toma de la puerta número 4 se puede ver como Andreas fue arrastrado por su carisma natural (pero también por los rudos y desagradables guardias) hasta un exterior oscuro y bastante extenso. Allí donde lo golpearon, patearon y aporrearon mientras éste se cubría en posición fetal, a duras penas... Y en algún momento, se retiran.  Pero no tendría tiempo para absolutamente nada, ni para ponerse en pie, ya que allí le esperaban nada más y nada menos que tres terroríficas mandíbulas impacientes, las cuales sueltan a tan solo unos metros. En la grabación se ve como estos dopados perros de raza Pinscher Doberman de unos 50 KG y casi 78cm trincan al Hacker griego para empezar desgarrando y zarandeando allí por donde pasan sus colmillos como si de un peluche se tratase. Y entre otras atrocidades, el suelo se tiñó en sangre. Hacia el final de la grabación aparecen las cocineras, entre ellas la señorita Baddy Coleman, con seis cubos de fregonas mientras los guardas arrastran el cadáver del informático... - No os preocupéis, las versiones oficiales dirán que este pedazo de mierda trató de escapar por las alambradas de seguridad de los muros del patio número uno, enganchándose y enmarañando su cuerpo aparatosamente mientras trataba de atravesarlas a toda costa. Je... para terminar mal-cayendo desde una altura de 15 metros y partirse el cuello. - Porque sí, en efecto, la propia unidad de perros le partió el cuello al Hacker - dice orgulloso...

Me encanta, mmmm. Me preguntaba si me pueden dejar estas imágenes un rato. Me gustaría volver a verlas unas cuantas veces.

Podían mostrar aquello, y les podían obligar a jugar a sus macabrerías, pero nadie les obligaría a mirar aquel tétrico espectáculo. Esa cría estaba sin duda enferma...

Al ver a mi compañera apartar la mirada sonrío. Oye guapa, me preguntaba, ¿y tu, por qué estás aquí?

- Por ser inocente y no poderlo probar - decía estirando sus dedos, ¿a caso se pensaba que iba a decir que había hundido algunos ojos y dejado desangrar a unos camellos o narcotraficantes? No, no lo había confesado jamás ni lo haría, siendo siempre inocente.

- igual no me gustan las matanzas absurdas, y de eso en esta cárcel son expertos, lamentablemente desconozco si alguien esta aquí por motivos que me lleven a condenarle, sin conocer a nadie todos somos inocentes, y esos guardias los únicos asesinos.

¿Inocente? Ya veo, jajaja. Entonces ponte de rodillas guapa, que vas a hacernos disfrutar un rato.

Ignorando las provocaciones de la cría, bostezo.

- no juegues con los adultos pequeña, si tu no te consideras inocente solo déjate matar, pero no manches con tu estupidez a los demás.

Yo querida chica "inocente" maté a quince personas en nombre de mi señor Slenderman, tan sólo con mis propias manos, no me hace falta nada más. Ahora por qué no te haces un favor y te tumbas para que podamos violarte tranquilamente

APARECEN LOS GUARDAS

FIN DE LA NOCHE 1

Pequeño Tom, Morgan y Libitina

- ¿camnias a Alexandra por Libitina y bingo? Pse... - la mujer manipulaba algo en un botellín de agua, y lo dejó fuera a través de la compuerta de la celda - no importa ya no soy útil en esta basura de juego. Aún si mis sospechas difieren muy poco de las de Al, poco nas podría aportar.

Tumbada en la litera superior se sentía frustrada por algo...

Tom dedicó desde su cama a Libitina lo que bien podría interpretarse como una sonrisa si no provocara el efecto contrario.

- Bueno, actúas como traidora. Tienes los sesos -señaló su propia sien- y no ves o no quieres ver lo obvio.

Tal vez Tom no era tan tonto como le habían diagnosticado los doctores. O tal vez si y erraba por completo en todo.

Igual no te preocupes, nadie piensa como yo. Ni siquiera el preso de apoyo, que te ha defendido.

Luego miró a la otra pirada, por si le daba otro ataque de risa. Dios, lo que daría por deslizarle un somnífero para dormir tranquilo sin pensar que despertaría sin miembro, o peor.